Fantasías sexuales de las españolas 2º parte (sección infidelidad)

Hola a todos/as.

Solo comentar un error en la introducción que afortunadamente me ha corregido Wolverine. El ultimo relato "Ana" será continuación de "Esther" y no de "Elena". Equivocación mía. Es el relato de Elena Barrientos (de ahí mi confusión) y Miguel Calarberche sobre los asesinatos en serie de las Veredillas y mas.

Corrección hecha deciros que hoy TR me ha dado una alegría inesperada: aparezco como autor destacado del día. Gracias a todos/as los que lo hacéis posible con vuestras lecturas, puntuaciones y comentarios.

Un abrazo.
 

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continuamos....

Hola mi amor.


Quizá te sorprenda recibir este correo mío, pero es que necesitaba escribirte. Tenía la necesidad urgente de contarte todo lo que en nuestra cita no te pude decir. Cuando estoy contigo no sé qué me pasa, es tal el cúmulo de sensaciones, de sentimientos intensos y de placer que siento que no soy capaz de ponerle voz hasta que pasan unas horas. Me ocurrió la primera vez que estuvimos juntos y me ha vuelto a pasar hoy. Me cuesta encontrar las palabras, me cuesta centrarme en articularlas y darles sentido, me cuesta hacer cualquier otra cosa que no sea devorarte y ser devorada por ti. Mi única meta cuando estamos juntos es esa, consumirme junto a ti en esa hoguera que se prende cuando tu piel y la mía establecen contacto. Luego, cuando mis sentidos vuelven a ser normales, cuando no lo amplifican todo, cuando soy capaz de razonar, me doy cuenta de todo lo que has significado para mí y de que una vez más, no he sido capaz de decírtelo.


He pensado en llamarte, en ponerte un audio, en quedar solo para hablar, pero me resulta mucho más fácil escribir, siempre ha sido así, desde pequeña ya escribía un diario y es mi mejor manera de explicarme, de describir lo que siento con precisión.


Solo te pido que, si significo algo para ti, hagas tres cosas.


La primera es leer con atención lo que te escribo porque sale de mi corazón. Con la misma atención que pones en acariciarme, con el mismo ímpetu que pones en penetrarme, con la misma intensidad que pones en poseerme cuando estamos en la cama. Estas líneas son muy importantes porque expresan lo que me cuesta decirte cuando estamos juntos y tu presencia difumina mi razón.


La segunda cosa que te pido es que cuando hayas leído mis mensajes los borres. Por favor, no quiero que en el futuro ni en el presente, nadie más que tú tenga acceso a ellos. Me desnudo para ti, tanto mi cuerpo como mi alma solo son tuyas.


La tercera cosa que te pido es que por favor me contestes. Quiero saber si tú también sientes algo parecido. Sé que durante nuestros encuentros los dos estamos en comunión y que fuera del contacto físico resulta difícil comunicarnos en esos instantes. También sé que la resaca dura muchas horas y que igual que me pasa a mí, seguramente con más tranquilidad y el pulso más sereno analizarás cada encuentro nuestro. Quiero saberlo todo. Todo lo que piensas de mí y todo lo que tengas que contestar a lo que yo te escribo. Te prometo que beberé cada una de tus palabras y las haré mías igual que he bebido de tu esencia. Y también te prometo que las destruiré para que nadie las pueda usar nunca para hacerte daño, igual que te he pedido que hagas con las mías.


Hoy no puedo escribirte más. He aprovechado unos momentos que tenía libres en el trabajo, pero ojalá estas breves líneas aviven en tu mente mi recuerdo, y también el recuerdo de lo que hicimos juntos de las horas que pasamos enredados entre sábanas, disfrutando de nuestros cuerpos. Ojalá esa evocación te prepare para el próximo encuentro y te haga desearlo igual que lo deseo yo. Y ojalá también que estas palabras mías te hagan la espera más llevadera. Yo ansío recibir las tuyas.


Un beso en tu boca de mi parte.
 
La verdad es que desde que lo vi en internet mi fantasía era ir a un glory hole a comer pollas hasta hartarme. El mismo día que cumplí 18 años lo hice. Pedí permiso a mis padres para salir diciendo que iba con amigas y me fui a un local swinger, el de la entrada flipó un poco con que justo fuera el día de mi 18 cumpleaños, pero ya era legal así que no me puso ningún problema. Literalmente comí decenas de pollas anónimas esa noche
 
Última edición:
La verdad es que desde que lo vi en internet mi fantasía era ir a un glory hole a comer pollas hasta hartarme. El mismo día que cumplí 19 años lo hice. Pedí permiso a mis padres para salir diciendo que iba con amigas y me fui a un local swinger, el de la entrada flipo un poco con que justo fuera el dia de mi 18 cumpleaños, pero ya era legal así que no me puso ningún problema. Literalmente comí decenas de pollas anónimas esa noche
Bienvenidaaaaaa
 
Está claro que el Padre tenía un amante y no descarto que sea alguien cercano a la familia.
Apreciado @Carlos Sevillista no estoy muy convencido de ello, me huele a chamusquina.
Cabe tambien la posbilidad que fuese la mujer a su amamante y el marino la descubrió y por ello imprimió los correos a papel en parte por no ser muy amigo de los correos electrónics.🤷‍♂️
 
La verdad es que desde que lo vi en internet mi fantasía era ir a un glory hole a comer pollas hasta hartarme. El mismo día que cumplí 18 años lo hice. Pedí permiso a mis padres para salir diciendo que iba con amigas y me fui a un local swinger, el de la entrada flipó un poco con que justo fuera el día de mi 18 cumpleaños, pero ya era legal así que no me puso ningún problema. Literalmente comí decenas de pollas anónimas esa noche
Hola Puti posibilidad de q me comas la mía ??

 
Hola mi querido amor.

Permíteme que te llame así también, aunque cuando estamos juntos reservo este adjetivo solo para la cama. Es para poder decirte también amor fuera de las sábanas, lejos de la habitación donde follamos, para que no sea algo dicho solo en el frenesí del sexo. No quiero quitarle importancia a lo que hacemos cuando estamos juntos, solo describir lo nuestro, que va más allá de un simple encuentro, de unos momentos compartidos, de un roce de pieles y un intercambio gozoso de fluidos.

Hoy quisiera contarte algo ¿Recuerdas que me preguntaste por qué? Estábamos en la cama justo después de nuestro primer polvo. Ese polvo colmado de deseo, ese polvo urgente donde todo se comprime hasta convertirse simplemente en un ansia de la carne, en el que tú estás deseando follarme y yo deseando que me penetres. No hubo apenas preliminares, ni roces, ni caricias, ni juegos, solo la necesidad física de copular como animales, igual que hubiéramos tenido la necesidad imperiosa de beber si acabáramos de salir de un desierto. Me gustó, me gustó mucho, no creas que te reprocho nada, me gustó que me tomaras así y creo que resultó evidente por el orgasmo que tuve y en el que apenas necesite acariciarme o que tú me acariciaras. Solo los golpes de tu pelvis contra la mía, solo tu polla en mi interior dándome placer. Fue después de ese estallido de gozo, cuando los dos quedamos rendidos, en ese paréntesis que hicimos antes del siguiente asalto, que resultó más tranquilo, con caricias más elaboradas. Fue entonces cuando tú me preguntaste por qué estaba contigo.

Bueno, ahora tengo que sincerarme. Te pido que recuerdes mi primer correo donde te indicaba que después de leerlo deberías borrarlo. Te voy a contar algo que no le he contado a nadie así que espero que sigas las instrucciones. Sería muy enojoso que nuestras intimidades cayeran algún día en malas manos, porque todo lo que tengo que contar es tan personal y tengo tanta confianza en ti que pongo mi vida en tus manos. Porque para explicarte por qué, tengo que ir atrás en mi vida, muy atrás, hasta el momento en que era solo un poquito más joven que tú. Fue en mi primer año de carrera. Yo, que vivía en la capital y había tenido ya varios novios, incluido aquel que se había llevado mi virginidad, miraba con ojos de superioridad a algunas de las chicas que llegaban a la universidad, todavía impolutas en temas de sexo. Y me gustaba ver su azoramiento al relacionarse con chicos ya mayores de edad, su falta de habilidad para manejarse en las relaciones sociales, sus intentos por iniciar un acercamiento a compañeros de clase, tan torpes a veces que me hacían sonreír. Que tópico y que típico todo en el primer curso donde nos juntábamos chicas ya destetadas por la vida con otras que apenas parecían recién nacidas a ella. Sí, porque yo me consideraba de las espabiladas, de las que iban por delante y mira por donde, caí en uno de los peones tópicos: enamorarme de uno de mis profesores.

No fue un flechazo ni algo inmediato, aunque debo decir que me llamó la atención desde el primer día que nos dio clase. Frente a un grupo heterogéneo donde había algunos que trataban de hacerse los graciosos, los ocurrentes, o (como en el caso de la mayoría) no podían evitar el aburrimiento que les producía un nuevo inicio de curso, él sí que era capaz de captar nuestra atención embelesándonos, haciendo que nos interesáramos por la asignatura. No necesitaba hacerse el inteligente, ni el sabio, ni el ocurrente, ni el divertido, porque él ya era todas estas cosas. Y además guapo. Y también con buen físico. No hace falta que te lo describa, solo decirte que a todas nos parecía atractivo aunque fuera mayor. De hecho, nos sacaba unos quince años o casi veinte de ventaja. Para una chica de diecinueve eso era mucho y así pensaba yo también, que, aunque me declaraba admiradora suya, no lo hacía en el sentido sexual. No me pasaba por la cabeza tener una aventura con él.

Pero a lo largo del curso las cosas cambiaron. Cuando asistía a sus tutorías o quedaba con él para entregarle algún trabajo, me daba cuenta de que conectábamos muy bien a pesar de la diferencia de edad. Mientras que con el resto de compañeras y compañeros su trato era más formal aunque agradable, conmigo se ponía algo más serio. Yo pensaba que por algún motivo no le caía bien pero su actitud, dispuesto a concederme todo el tiempo necesario y atenderme con una dedicación inusual, me decían lo contrario. Pronto esos encuentros no se limitaron solo a su despacho, sino que acabamos quedando para tomar café, para discutir sobre la materia fuera de clase, para acompañarme a la biblioteca a señalar que libros podrían ayudarme. Ahí fui consciente de cuál era el significado de su seriedad hacia mí y también de sus miradas.

No te aburriré con los detalles de mi romance con otro hombre, solo te diré que fue algo que me cogió de improviso. Nunca pensé en liarme con alguien mayor que yo y menos un profesor de mi universidad, pero antes de darme cuenta ya me sentía muy atraída por él, tanto que estaba dispuesta a romper todos mis prejuicios. Él supo hacerlo bien y no me trató como una niñata ni como a una conquista fácil, dedicó semanas hasta estar seguro de que yo estaba dispuesta, hasta creerse él mismo lo que estaba pasando y asumir que también estaba por la labor.

Desde el primer encuentro se mostró como un amante hambriento e intenso. Según él, su vida conyugal había perdido toda chispa. Me confesó que había tenido varias amantes pero que ninguna entre sus alumnas. También me dijo que yo era especial. No sé hasta qué punto lo que me decía era cierto o impostado. En ese momento yo estaba muy dispuesta a creerme todo lo que me contaba porque así me parecía más justificada la infidelidad de la que formaba parte, y también, porque me gustaba pensar que era cierto que yo era especial. Y realmente creo que lo fui, al menos al principio. Pero eso no es lo importante, para mí lo significativo comenzó cuando él me enseñó que yo no sabía casi nada sobre el sexo, a pesar de haber estado enamorada y a pesar de haber tenido relaciones con varios chicos. Y no me refiero solo a la técnica, a cómo follar bien, a como un hombre debe acariciar a una mujer, sino a cómo vivir el sexo, a cómo usar el morbo, a como apreciar el contacto íntimo, a como disfrutar, a cómo usar las herramientas para sentirnos más cachondos, a cómo follarnos con la mente... Créeme cariño, ese hombre me enseñó más de la cama que de su asignatura.

Era algo mental y físico, pero no sentimental. No percibía estar perdidamente enamorada, no sentí ese vínculo afectivo, pero la dependencia que tenía de los encuentros con él se convirtió para mí en una adicción. Fuimos amantes durante el tiempo que estuve en la universidad, tuvimos altibajos, pero nunca me planteé seriamente dejarlo hasta que no me vine a Madrid a trabajar. El resto ya lo sabes porque te lo he contado. Varios novios aquí en la capital, intentando olvidarme de mi profesor. Un nuevo trabajo, una nueva vida, la que se suponía que iba a ser mi vida, la que por primera vez yo estaba dirigiendo, aquella en la que yo tomaba las decisiones, con mis aciertos y mis equivocaciones. Finalmente llegó José Carlos. Pensé que sí, que esta vez había encontrado el amor. Y así fue durante cinco años. Al final el amor se gastó como se le gasta la pila a una linterna, brillando mucho al principio, volviéndose tenue después y apagándose poco a poco, hasta que decidimos que no tenía sentido que nuestra relación siguiera con la luz apagada. Matrimonio fallido. Esa agonía de débil luz duró todavía unos meses, lo suficiente para que el fin no doliera o doliera menos. Una herida que a la vez que se iba produciendo se iba cicatrizando. Luego busqué el refugio en mi trabajo, en mis amigas, a quienes por cierto todavía no les he contado nada de lo nuestro. Algunos hombres pasaron rápidos como relámpagos, como destellos cuando te dan la luz de cruce en la autovía, demasiado rápido como para saber quién está al volante del coche ese que se te cruza en tu camino. Amores de barra como decía la canción, de esos que duran una noche y que se disuelven al amanecer.

Hasta que te encontré a ti. Otra vez un tópico típico, un becario jovencito que entra a la empresa y la responsable de gestión cultural que le echa el ojo y descubre una conexión, que las miradas, las bromas, las risas, los gestos, conducen hacia un solo lugar, que aún sin proponérselo y sin darse cuenta se buscan a la hora del café o a la del vermut, que con la excusa de tocar temas del trabajo aprovechan para aislarse de los demás y acabar charlando de sus cosas.

Fue como una señal, otra vez todo se repetía, el tópico de la alumna que se enrolla con su profesor, el tópico de la jefa que se enrolla con el becario. Parece una novela barata pero no, no es una novela, es mi vida, y entonces me acordé de aquel catedrático y de lo que me hizo sentir. Los límites a los que llevó mi cuerpo fueron algo que no me ha vuelto a suceder. Son lugares que no había vuelto a visitar después, ni siquiera con mi esposo. Nunca se lo dije pero te lo confieso a ti que eres mi amante. Mi esposo me daba sexo bueno, divertido, a veces nos empujaban los sentimientos, pero ese sexo que yo tenía con mi antiguo profesor, eso era otro universo. Un universo al que de repente he sentido que volvía contigo siendo yo ahora la maestra, la profesora, siendo yo la que llevo la iniciativa y la que enseña, la que te arrastra, la que pone a prueba tus límites. Por eso estoy contigo, porque adiviné enseguida que nos íbamos a entender, porque pensé que podía recuperar lo que un día tuve. Tú has sido mi fantasía porque siempre (incluso cuando estuve enamorada) recordaba las horas de cama con aquel amante, donde aprendía a liberarme, a mandar. Él me enseñó que entre aquellas cuatro esquinas del colchón solo existíamos nosotros y el tiempo podía pararse. Un territorio en el que estábamos más allá de reglas, de sentimientos, donde solo existíamos para el placer. Siempre pensé que podría recuperar aquello y mira por dónde, tú fuiste una señal. La historia que se repite pero en la que esta vez podía ser yo la profesora. Me pone mucho a hacerlo con alguien más joven, educarte en la cópula, guiarte con mi madurez, mostrarte que lo que hasta ahora has experimentado, apenas si es sexo de verdad.

Cuando poco a poco fuimos intimando y conectando tuve la visión de que la fantasía se hacía realidad. Después de ese primer encuentro ya tengo el convencimiento de que estamos hechos para entendernos. Por eso tú. Por eso te elegí, porque somos dos piezas que encajan perfectamente, porque he vuelto a recuperar aquello que sentí y que creía perdido. Y tú eres la única llave que abre esa puerta. Antes solo había fantaseado con ello, pero desde nuestro primer encuentro lo sé, tan cierto como que me encanta hacerte gozar, tan cierto como que yo también gozo hasta límites que no creía capaz de volver a hacer con nadie.

Por eso tú.
 
Pues esto cambia todo.
Me da la sensación que es la Madre y por lo que dice el e-mail, es posible que ya estuvieran separados.
Lo que me descuadra es que lo guardara el Padre.
Se Abren muchas opciones, porque puede ser la Madre una vez roto el matrimonio, pero tampoco se puede descartar que el becario sea el Padre cuando era joven y está mujer fuera su primer amor.
 
Pues esto cambia todo.
Me da la sensación que es la Madre y por lo que dice el e-mail, es posible que ya estuvieran separados.
Lo que me descuadra es que lo guardara el Padre.
Se Abren muchas opciones, porque puede ser la Madre una vez roto el matrimonio, pero tampoco se puede descartar que el becario sea el Padre cuando era joven y está mujer fuera su primer amor.
Esta última te la compro (y)
 
Pues esto cambia todo.
Me da la sensación que es la Madre y por lo que dice el e-mail, es posible que ya estuvieran separados.
Lo que me descuadra es que lo guardara el Padre.
Se Abren muchas opciones, porque puede ser la Madre una vez roto el matrimonio, pero tampoco se puede descartar que el becario sea el Padre cuando era joven y está mujer fuera su primer amor.
Este relato lo he leído varias veces y lo tendré que leer otra vez. Ahí queda eso 😀😀😀
 
Pues esto cambia todo.
Me da la sensación que es la Madre y por lo que dice el e-mail, es posible que ya estuvieran separados.
Lo que me descuadra es que lo guardara el Padre.
Se Abren muchas opciones, porque puede ser la Madre una vez roto el matrimonio, pero tampoco se puede descartar que el becario sea el Padre cuando era joven y está mujer fuera su primer amor.
Carlos sigue comentando tus impresiones.
Tu también Rafax. Estás de acuerdo con Carlos?
 
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