Árbol de Placer

Pedivertido

Miembro
Desde
31 May 2024
Mensajes
21
Reputación
41
Era una cálida tarde de verano en la que Lucas perseguía a su amigo Alex por el bosque. Al parecer había descubierto algo el día antes y quería enseñárselo. Lucas pensó que debía ser algo verdaderamente interesante por lo entusiasmado que veía a su amigo que mantenía un paso acelerado que le costaba mantener. Aquel bosque se lo conocían de memoria pero nunca se habían adentrado tan adentro, alejándose tanto del pueblo.
-¡Ya llegamos! - dijo Alex deteniéndose de golpe, mirando a Lucas con una sonrisa pícara.

-¿Y que es lo que me querías enseñ...? - dejó la pregunta sin acabar. Lucas solo vio lo que cabía esperar a simple vista, arbustos, rocas y árboles, muchos árboles,... pero entonces lo vio, un árbol muy distinto a los demás.

Entre los cientos de encinas, avellanos y robles había un árbol extraño. Era una especie de haya pequeña, con su habitual base nudosa, pero que pasado el primer palmo su tronco iba adaptando la forma imposible de unas piernas femeninas que luego se tornaban unas caderas, y luego unos glúteos sinuosos, y un vientre plano, y unos pechos,... pero cuando llegaba a la altura de donde debía emerger los brazos, hombros o cabeza la figura femenina volvía a adoptar la forma de un tronco normal y corriente que ascendía hasta su copa.

Como hizo su amigo, Lucas se acercó a tocar el árbol. La figura femenina no estaba tallada si no que era el propio tronco, aunque su superficie era de una corteza fina y suave por la que al deslizar la mano podía apreciar las curvas de los muslos, la cadera y de los turgentes pechos que se alzaban rígidos, tan reales que incluso tenían pezones, unos pezones erectos. Nunca antes había tocado el cuerpo de una mujer de esa forma y aunque aquello solo fuese madera le fue provocando una irremediable erección que se abrió paso en sus calzoncillos.

-Mira aquí, es lo mejor – le dijo Alex señalando al culo que la figura se doblaba ligeramente para exponer este.

La pose de la figura era ligeramente inclinada, exponiendo las nalgas de forma erótica. Lucas se agachó a mirar. Debajo del prieto culo, en la entrepierna, se asomaba una vulva de cuyo orificio vaginal escurría un pringoso fluido blanquecino que Alex tomó con los dedos y le acercó a Lucas a la nariz. Olía a salvia pero también a algo más que no supo reconocer. Alex volvió a llevar los dedos a aquella vagina pero en esta ocasión para introducirlos en el orificio. Movió los dedos dentro mirando con una sonrisa pícara a su amigo. Sacó los dedos y agarró ahora la mano de Lucas para llevarla al orificio. El chico sintió en la punta de los dedos la pringosidad del líquido que para su sorpresa estaba caliente y pareciese que emanaba aún mas calor del interior del agujero. Al sacar los dedos volvió a tocar la superficie del tronco que a diferencia del interior estaba a una temperatura ambiente, como la del tronco de cualquier otro árbol de allí.

Frente a Lucas su amigo comenzó de repente a deshacerse de sus pantalones, sacándoselo y dejándolos en el suelo, haciendo lo mismo con los calzoncillos. Mostró una erección erguida con un glande colorado.

-¿No te atreverás? - le dijo Lucas, pero estaba claro que no era la primera vez que su amigo hacía aquello.

Llevando su miembro al orificio encajó la punta en él, se agarró con ambas manos a la cintura femenina del tronco y empujó adelante, penetrándolo con un quejido de placer. Con los ojos abiertos, entre estupor y excitación, Lucas contemplaba a Alex aferrándose al árbol con un movimiento de cadera constante. Aquello le era muy extraño y morboso a la vez. Su amigo no dejaba de gemir como si fuese demasiado placentero como para aguantarse, entregado al placer que el interior del árbol parecía ofrecerle. Si no fuese porque estaban muy adentro del bosque a aquellas horas se preocuparía porque los pudiese sorprender alguien del pueblo.

-¿Que sientes? - preguntó Lucas con deseo y excitación.

-Está... está caliente... y apretado – respondió entrecortado Alex sin dejar de embestir – Ahora cuando acabe pruebas tú.

El chico esperaba que su amigo no aguantase mucho mas, ansioso por experimentar lo que él. El miembro le palpitaba desesperado, tocándoselo por encima del pantalón. Se colocó detrás de Alex y se agachó para ver como por aquella vagina de madera se adentraba y salía el pene de su amigo, con sus testículos demasiado tensos como para mecerse. Escuchó como su amigo comenzó a gemir entre cortado y el perineo de éste contrayéndose. Se alegró de que no hubiese tenido que esperar apenas y su amigo alcanzarse el orgasmo ya.

-Te toca – le dijo Alex, que se retiró del árbol con el miembro empapado de fluidos como salvia.

Imitando a su amigo Lucas se quedó desnudo de cintura para abajo. Su pene no solo estaba muy enrojecido de la excitación acumulada, si no también empapado y goteando preseminal. El pulso le temblaba de la emoción cuando se la agarró para llevarla al agujero. Presionó un poco con el glande preocupado porque el orificio era pequeño pero al presionar un poco se abrió y dejó pasar su miembro como si la madera se volviese carnosa. El interior no era cómo debía ser el de un árbol. Un calor placentero lo envolvió, apretando suavemente y empapándolo en fluidos su carne desnuda. Lucas, que no había penetrado a una mujer aún, supo sin dudad que era muy similar a aquello. Al igual que su amigo Alex no pudo contener unos gemidos placenteros que se mezclaba con el susurro del viento entre las hojas de los árboles.

Con ambas manos se agarró al tronco por donde tenía forma de caderas y comenzando a moverse rítmicamente.

-¿A que se siente genial? - le preguntó a su lado Alex al que respondió asintiendo con la cabeza y ojos cerrados, concentrado en su movimiento.

Las muchas sensaciones placenteras que le transmitía su miembro al roce con aquel interior habían sumido a Lucas en un éxtasis, embistiendo y gimiendo al compás. No entendía como algo que era rígido y seco por fuera pudiese ser tan flexible y húmedo por dentro. Su momento culmen no se hizo esperar. Con un grito de placer fue eyaculando dentro del árbol hasta quedarse sin aliento y sin esperma que arrojar.

Con piernas temblorosas y el corazón latiendo a mil por hora Lucas se separo del árbol. Había sido corto pero intenso. Al cruzar mirada con Alex ambos se rieron satisfechos pero no saciados, sus cuerpos le pedían mas goce del que le ofrecía aquel árbol fantástico. Volvieron a copular hasta que los testículos de ambos quedaron vacíos y sus libidos agotadas, dejando el orificio vaginal escurriendo esperma que caía por el tronco hasta las raíces.

Regresaron al pueblo felices y relajados, con la promesa en mente de volver al día siguiente. Durante varias tardes de aquel verano Lucas se escapaba con Alex al bosque, adentrándose hasta donde su querido árbol femenino los esperaba. Jamás hablaron a otros de este. Lo querían para ellos solos. Tampoco fueron descubiertos por la profundidad del bosque en el que estaban, de hecho en cuanto llegaban ya se desnudaban por completo sin pudor alguno. Fornicaban con el árbol, si es que se podía decir así, siempre turnándose. Llegaban a estar desahogándose hasta que el sol estaba bajo. Algo curioso llamaba la atención de Lucas y es que con cada visita que le hacían al árbol este se encontraba mas frondoso, cada vez mas florecido pese a ser final de verano e incluso llenándose de frutos. Era como si el semen que con el que lo regaban en su interior lo nutriese de sobremanera.

Un día algo paso. Era una tarde más en la que ambos iban en busca de su querido árbol. Ya no estaba allí ni había señal alguna en el suelo de aque allí hubiese habido un árbol u otra cosa. Simplemente se había desvanecido de un día para otro. Lo buscaron por el bosque tanto ese mismo día como los días siguientes pero nunca lo volvieron a hallar. Acabaron rindiéndose, guardando aquel fantástico recuerdo del que hablaron durante toda su amistad, sin poder contárselo a nadie ya que no lo creerían. En... FIN.

por Pedivertido

Para mas relatos mío visita mi blog https://pedivertido.blogspot.com/
 
Atrás
Top Abajo