javieron
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Es la categoría más cercana creo, aunque no sea BDSM. Los escribí muy rápido
.
Abuso y Gozo - Parte Uno
Marina se estaba dando una relajante ducha luego de regresar de una sesión de fotos y videos en que le ayudaba unos amigos para su cuenta de *******s. Hacía semi desnudos no explícitos en que le iba regular, le ayudaba en algo en su economía diaria ya que tenía algunos miles de seguidores en su cuenta de ********* donde lo publicitaba.
Desde luego, Marina tenía lo que le gusta a muchos, un gran cuerpo, un poco bajita pero bonita de cara, pelo castaño claro y de ojos café, senos de tamaño normal, una cintura de avispa y un culito respingón bien formadito en el gimnasio que era lo que mejor resaltaba en ella.
Pedro era un tipo de tez oscura, sin llegar a ser negro, de cuerpo atlético. Era inmigrante, salió de su país para ver si podía hacer más dinero ya que en el suyo no la pasaban bien ni los delincuentes, que era a lo que últimamente se dedicaba allá.
En el actual país donde estaba, ya había localizado un grupo de compatriotas, delincuentes también, donde hacían algunos golpes, no pasaban de robos, pero también se dedicaba a algunos trabajos de construcción y mantenimiento, ya que conocía algo del tema.
Marina vivía sola en un departamento del último piso de un edificio mediano, en un barrio de clase media tirando para abajo. Su baño daba hacia un tragaluz algo más grande de lo normal que terminaba en la azotea.
Pedro estaba terminando de colocar impermeabilizante en una de las partes de la azotea del edificio vecino al de Marina.
Mientras remataba la faena, sentía el ruido de una ducha, y mientras pensaba en lo duro de su situación, estresado por la soledad y sobre todo por la falta de sexo, ya que no se conformaba con las pajas, comenzó a poner más atención en aquel ruido. Se comenzó a imaginar que era una rica hembra sobándose el cuerpo y masturbándose como en los videos pornográficos que veía desde su celular.
Se comenzó a calentar terriblemente, lo cual hizo que apurara su trabajo hasta terminar y buscar el origen del agua corriendo.
Se puso primero a buscar por el edificio en el que estaba, por los tragaluces, ya que el eco lo confundía un poco. Una vez descartando el lugar donde estaba, comenzó a analizar el edificio contiguo.
Localizó una zona donde podía escalar y no lo dudó. Se había obsesionado con lo que se imaginaba y tenía que confirmarlo o descartarlo.
Una vez que trepó con cautela y sin hacer ruido, comenzó a transitar por los caminos de esa azotea, mirando los tragaluces que se iba cruzando. El edificio era de dos departamentos por piso, y en el lado en el que estaba vio un par de baños pero se notaban vacíos, así que emprendió hacia el otro lado para ver si tenía suerte.
Mientras se acercaba ya no tenía dudas, el ruido provenía de ahí y sólo era cuestión de tiempo encontrar su objetivo.
LLegando al segundo tragaluz de ese lado de la azotea, vio las luces prendidas y el ruido característico, pero sólo podía ver un poco de la cortina de baño, así que decidió tirarse al piso y asomar su cabeza. Estaba seguro que así podría ver claramente. Sólo esperaba que no se lleva una desagradable sorpresa, le bastaba con que sea una mujer que tenga el cuerpo medianamente cuidado, le daba mucho morbo verla desnuda, le bastaría con una rica paja esta vez con algo en vivo y en directo.
Mientras asomaba su cabeza, fue encontrando mejor ángulo. Ya posicionado comenzó a distinguir cada vez mejor entre el vapor de agua que no era poco hasta que distinguió totalmente lo que veía.
Se quedó tieso y no sólo del de la cara. Jamás se imaginó encontrar a tan deliciosa hembra sobándose el pelo y el cuerpo mientras recibía el agua. Era del tipo de mujer que le gustaba, chiquitas, flaquitas y con rico culo. La verga le comenzó a incomodar de inmediato por que estaba apretada contra e suelo.
Se acomodó de costado para agarrársela mientras contemplaba como ese pedazo de hembra se sobaba las tetas, el culo y el cabello. Lo hacía en forma lenta como si tuviera todo el tiempo del mundo.
Pedro no aguantó y se sacó el pene totalmente tieso para masturbarse lentamente. Estuvo un pequeño rato así pero se la guardó de nuevo y salió de ahí. Pensó en que quizás no iba a tener otra oportunidad, tenía que gozársela sea como sea, si tenía que golpearla lo haría. Era una mujer de bandera y ya pensaba en todo lo que le iba a hacer. A él no le iba a temblar la mano, después de todo, era un delincuente, aunque este sería su primer ataque sexual.
Con cuidado caminó hasta el otro tragaluz donde se veía una pequeña lavandería. Con precaución comenzó a bajar y apoyarse en una mesa de concreto para luego apoyarse en el suelo. Caminó despacio por los pasillos para asegurarse de que no había nadie más en el departamento aunque antes ya por las ventanas estaba prácticamente seguro de que así era.
Llegó hasta donde era el cuarto principal donde también estaba en baño de su víctima. Esperó unos 10 minutos más donde preparaba su plan.
Luego de cerrar el grifo de la ducha, Marina se comenzó a secar con una toalla el cuerpo para después amarrársela en el pelo, luego cogió otra y se la puso en el cuerpo mientras caminaba hacia el cuarto. Una vez cruzó la puerta, sintió que alguien le agarró el cuello por detrás sintiendo un metal frío en la piel.
-- Quédate quieta en silencio o te rajo la cara.
Marina se asustó mucho y se quedó quita sin decir nada, temblando a pesar del calor.
-- Verás ricura, por cosas del destino, estuve en el lugar y momento correctos, y no pude evitar entrar a hacerte una visita, estás muy rica.
-- Por favor, llévese lo que quiera pero no me haga nada, se lo suplico.
-- Ya veremos que me llevo, aunque viendo un poco, no hay nada de mucho valor, sólo lo que tengo en mis manos.
-- Mi marido está por llegar... -- Mintió Marina.
Pedro por un momento dudo y comenzó a recorrer la vista por la habitación, comprobando lo evidente.
-- Jejejeje... crees que soy imbécil?, acá no hay rastros de nadie, sólo de ti perrita.-- Para luego pegarse a ella y sobarle el paquete por tada la cola de ella.
-- Por favor...
Pedro sin soltar la cuchilla, comenzó con una mano a sobarle las tetas con regular fuerza, mientras continuaba sus punteos en la deliciosa cola de ella, aunque aún por encima de la toalla.
-- Váyase ya por favor...-- Decía Marina ya sollozando y pensando en lo inevitable.
Pedro seguía pasándole la verga por toda la cola hasta que no aguantó más y le desanudó la toalla cayendo al suelo. Pedro casi eyacula ahí mismo teniendo tan delicioso cuerpo pegado al suyo mientras le pasaba ya las dos manos por todo lado, la navaja la había guardado en el bolsillo ya confiado que tenía todo bajo control.
Marina no sabía que hacer y sólo se dejaba esperando que el abusador se desanimara y se vaya, tenía mucho miedo, pero también algo muy adentro comenzó a despertar en ella.
-- Por favor ya déjeme, le prometo que no diré nada, pero váyase, snif!
-- Ok mamacita, quedemos en algo.
Pedro se despegó ante un poco el desconcierto de ella.
-- Mira, yo estoy muy caliente y necesito descargar toda esta leche acumulada -- Lo decía mientras se agarraba la pija por encima del pantalón.
--Así que te propongo algo, me vas a dar una buena mamada de verga hasta vaciarme los huevos, luego te dejo tranquila, que dices?
Marina no sabía que responder, por un lado le parecía denigrante hacerle lo que quería, pero por otro lado quería que se vaya y estar a salvo. Así que no se lo pensó más.
-- Ace... ace... acepto -- Dijo muy nerviosa.
-- Cómo?, no te escuché bien.
-- Que acepto el trato.
-- Dime que vas a hacer.
-- Voy a hacer lo que me dice.
-- Quiero que me lo digas textualmente.
-- Que... que... acepto... chupar... chuparle su pene.
-- Démelo bien, dime que me vas a mamar la verga y vaciarme los huevos, vamos!
-- Que... acepto ma... mamarle la verga y... va... vaciarle los huevos.
-- Así me gusta ricura, ahora ponte de rodillas y sácame la pija que estoy ansioso.
Pedro estaba más caliente que antes porque le gustó mucho la sumisión de la nena. Así que decidió ser un poco más brusco, quizás intuyendo algo en esa chica. La agarró el pelo y se lo tiró lentamente hacia abajo hasta hacerla poner de rodillas.
-- Ahhhh! Despacio por favor....
Marina hizo el descenso guiado por el intruso hasta ponerse de rodillas en la alfombra. Por un momento se quedó quieta mirando la bragueta de su captor, pero luego comenzó a desabrochar la correa, luego los botones y por último el cierre, todo con las manos temblando de los nervios, pero por otro lado también se sentía inexplicablemente húmeda, estaba sintiendo cosas que nunca sintió.
Marina ya había practicado sexo oral antes a un par de novios, pero nunca fue su práctica favorita, básicamente lo hacía por que le insistían, y hacía lo justo, nunca le han terminado en la boca, ni en la cara y menos tragado.
Luego de bajarle el pantalón, se encontró con un bulto de tamaño considerable oculto en la truza.
-- Vamos ricurita, no tengo todo el tiempo, libera mi verga y comienza a comértela.
Marina, optó por obedecer y comenzar a bajarle la la última prenda. Lo hizo con algo de dificultad por que estaba algo apretada, para luego salir de golpe el cipote de Pedro que casi le golpea el rostro.
Se quedó impresionada con el tamaño, aunque no vio muchos, era notoriamente el más grande y grueso que había visto, y estaba totalmente parada y apuntando hacia su boca. La analizó un poco y estaba bien venosa y recta, tenía poco bello y olía algo fuerte por el sudor y algo de orín.
De pronto sintió como Pedro le agarraba el cabello húmedo con algo de fuerza.
-- Vamos putita, abre esa boquita que se nota lo estás deseando.
Marina tenía emociones encontradas, por un lado sentía indignación y miedo, quería que se vaya, pero por otro lado su conchita estaba ya bastante húmeda, los pezones parados, estaba excitada, no entendía porque se sentía así, se sentía enojada consigo misma, trataba de poner la mente en blanco, pero era inútil.
-- Ahhhh..... despacio.... mmmmmmmm....
La verga del delincuente comenzó a ocupar su boca hasta llegar a un tercio de esta. Marina ponía sus manitas en el vientre de Pedro tratando de evitar que entre más. Este la forzaba lo justo, no quería tampoco que le vomitara.
Marina trataba de acomodar su boca al intruso pero le era muy difícil ya que no estaba acostumbrada a su tamaño ni tampoco a tenerla tan al fondo, y eso que faltaba la mitad del falo.
-- Ahhhh... coge con una mano la parte de verga que no te entra putita y esmérate mejor, cuida esos dientes Ahhhhh....
Marina le hizo caso y alzó su manita para coger el tronco desde la base. Ahora si pudo acomodarse y hacer un mejor trabajo, aunque seguía siendo una tarea difícil y humillante, aunque sus continuos flujos dijeran lo contrario.
Pedro ahora paseaba su vista entre el techo y el rostro de su víctima, a veces cerrando los ojos, pero más eran los momentos que le gustaba ver ese lindo rostro teniendo dificultad en complacerlo dada la diferencia de tamaño. Marina hacía el característico ida y venida de la cabeza al mamar, con los ojos cerrados y cejas fruncidas pero después semi abiertos, apretando con sus labios lo justo ya que se le dificultaba ejercer más presión.
A veces la hacía detener para sacarla y pasarla por la cara y dándole pequeños golpes.
-- Chúpame los huevos y lame como si fuera tu helado favorito perrita.
A Marina le molestaba que le diga así pero no veía otra opción que obedecer. A pesar de la involuntaria excitación, seguía teniendo mucho miedo de que le pueda hacer daño o incluso matarla.
Siguiendo sus instrucciones comenzó a pasar la lengua por los testículos de su captor para luego seguir por el tronco, regresando y repitiendo la tarea varias veces. Le fue inevitable pensar en las partes de sus ex novios, donde se dio cuenta que ellos tenían considerablemente más bello en esa zona. La del delincuente poseía muy poco e inconscientemente pensaba que le gustaba más así.
Pedro estaba disfrutando como nunca y quiso hacerlo más, así que se inclinó un poco para disfrutar pellizcando de esas no muy grandes pero preciosas tetas. Pasaba su mano desde la base haciendo masajes en círculos para luego terminar apretando los pezones, a veces con un poco de brusquedad que no controlaba.
-- Aaauuuuuu... por favor me hace daño, Ahhhhh...
-- Así también te gusta puta, yo se que si, me calientas demasiado.
-- Ya no me diga así, por favor...
-- Te llamo como me de la gana zorra, estás buenísima y estás muy caliente, me encanta.
-- Noooo, yo sólo lo hago por que me obliga... Ahhhhhh despacioooo...
-- Si claro puta, no engañas a nadie, ahora sigue tragando que mi verga te extraña...
Pedro volvió a agarrarla del pelo y la dirigió a su brillante falo producto de la saliva de Marina. Esta volvió a someterse a la presión y abrió lo más que pudo su boca repitiendo la postura anterior incluso la de sus manos apoyadas en el vientre de Pedro para no atragantarse, pero a este no le molestaba, por el contrario, le encantaba.
Luego de 10 minutos en esa rutina, Pedro sintió que ya estaba muy cerca de explotar.
-- Escúchame puta, sin dejar de mamar. Cuando te diga, vas a tirar tu cabeza para atrás con la boca abierta y la lengua fuera. Asiente si entendiste bien.
-- Mmmmm slrrrppp -- Asentía Marina sin evitar el ruido producto de la felación.
-- Ok, pues haslo ahora y no se te ocurra cambiar de posición.
Marina procedió a hacer lo que él le ordenaba aunque sin adivinar bien lo que venía a pesar de lo obvio que era.
Pedro agarró su falo y comenzó a agitar de manera lenta por la parte del tronco sin tocar la cabeza, siempre se masturbaba así, sentía más placer que agarrando la punta, además de eyacular mayor cantidad. Continuó de esa forma por unos segundos más mientras con la otra mano agarró el pelo de Marina asegurándose de que no se vaya a mover a pesar de la advertencia.
Repentinamente comenzaron a salir disparos y disparos de lefa que caían en el rostro de una sorprendida Marina, pero no por eso cambió de postura, seguía con la boca abierta sintiendo como también recibía el tibio liquido llegando a degustar su sabor a pesar de no mover su lengua. Sentía como el semen le caía en los pómulos, ojos, nariz, frente, cuello y pelo, parecía no tener fin.
Pero si lo tuvo, aunque antes de eso, Pedro transpiraba con la boca abierta cayéndosele incluso un poco de saliva producto del tremendo corrientazo que le nació en la espalda y que le hicieron temblar las piernas y cuerpo, siendo la mano agarrada del pelo de Marina la que la salvó de no perder el equilibrio.
A pesar del tremendo placer que estaba sintiendo, pudo seguir encaminando sus deseos, y metió la ya no tan hinchada verga en la boca de Marina que seguía quieta bañada de leche.
-- Aahhhhhh límpiala bien putita, que quede reluciente.
Marina, por alguna extraña razón no sintió ni el menor asco e inició un proceso de limpieza que abarcó todo el largo del pene y glande utilizando su lengua y sus labios hasta dejarlo limpio.
Pedro que aún no se contentaba, pasó el dedo por el rostro de Marina dirigiendo los lechazos hacia la boca de ella, no teniendo más opción que cumplir los nuevos caprichos de su amante impuesto, y chuparlo cada vez que repetía la acción hasta cogerlo casi todo.
-- Uufffff... viste zorrita?, tú puedes negarlo pero tu cuerpo dice otra cosa, aún cuando sólo ha sido una mamada. Imagina como se pondrá después de los varios orgasmos que te saque.
-- Qué?!!, a a a qu... qu.... que se refiere?
-- A que estoy pensando en cambiar el trato putita jajajajaja...
Continuará
Abuso y Gozo - Parte Uno
Marina se estaba dando una relajante ducha luego de regresar de una sesión de fotos y videos en que le ayudaba unos amigos para su cuenta de *******s. Hacía semi desnudos no explícitos en que le iba regular, le ayudaba en algo en su economía diaria ya que tenía algunos miles de seguidores en su cuenta de ********* donde lo publicitaba.
Desde luego, Marina tenía lo que le gusta a muchos, un gran cuerpo, un poco bajita pero bonita de cara, pelo castaño claro y de ojos café, senos de tamaño normal, una cintura de avispa y un culito respingón bien formadito en el gimnasio que era lo que mejor resaltaba en ella.
Pedro era un tipo de tez oscura, sin llegar a ser negro, de cuerpo atlético. Era inmigrante, salió de su país para ver si podía hacer más dinero ya que en el suyo no la pasaban bien ni los delincuentes, que era a lo que últimamente se dedicaba allá.
En el actual país donde estaba, ya había localizado un grupo de compatriotas, delincuentes también, donde hacían algunos golpes, no pasaban de robos, pero también se dedicaba a algunos trabajos de construcción y mantenimiento, ya que conocía algo del tema.
Marina vivía sola en un departamento del último piso de un edificio mediano, en un barrio de clase media tirando para abajo. Su baño daba hacia un tragaluz algo más grande de lo normal que terminaba en la azotea.
Pedro estaba terminando de colocar impermeabilizante en una de las partes de la azotea del edificio vecino al de Marina.
Mientras remataba la faena, sentía el ruido de una ducha, y mientras pensaba en lo duro de su situación, estresado por la soledad y sobre todo por la falta de sexo, ya que no se conformaba con las pajas, comenzó a poner más atención en aquel ruido. Se comenzó a imaginar que era una rica hembra sobándose el cuerpo y masturbándose como en los videos pornográficos que veía desde su celular.
Se comenzó a calentar terriblemente, lo cual hizo que apurara su trabajo hasta terminar y buscar el origen del agua corriendo.
Se puso primero a buscar por el edificio en el que estaba, por los tragaluces, ya que el eco lo confundía un poco. Una vez descartando el lugar donde estaba, comenzó a analizar el edificio contiguo.
Localizó una zona donde podía escalar y no lo dudó. Se había obsesionado con lo que se imaginaba y tenía que confirmarlo o descartarlo.
Una vez que trepó con cautela y sin hacer ruido, comenzó a transitar por los caminos de esa azotea, mirando los tragaluces que se iba cruzando. El edificio era de dos departamentos por piso, y en el lado en el que estaba vio un par de baños pero se notaban vacíos, así que emprendió hacia el otro lado para ver si tenía suerte.
Mientras se acercaba ya no tenía dudas, el ruido provenía de ahí y sólo era cuestión de tiempo encontrar su objetivo.
LLegando al segundo tragaluz de ese lado de la azotea, vio las luces prendidas y el ruido característico, pero sólo podía ver un poco de la cortina de baño, así que decidió tirarse al piso y asomar su cabeza. Estaba seguro que así podría ver claramente. Sólo esperaba que no se lleva una desagradable sorpresa, le bastaba con que sea una mujer que tenga el cuerpo medianamente cuidado, le daba mucho morbo verla desnuda, le bastaría con una rica paja esta vez con algo en vivo y en directo.
Mientras asomaba su cabeza, fue encontrando mejor ángulo. Ya posicionado comenzó a distinguir cada vez mejor entre el vapor de agua que no era poco hasta que distinguió totalmente lo que veía.
Se quedó tieso y no sólo del de la cara. Jamás se imaginó encontrar a tan deliciosa hembra sobándose el pelo y el cuerpo mientras recibía el agua. Era del tipo de mujer que le gustaba, chiquitas, flaquitas y con rico culo. La verga le comenzó a incomodar de inmediato por que estaba apretada contra e suelo.
Se acomodó de costado para agarrársela mientras contemplaba como ese pedazo de hembra se sobaba las tetas, el culo y el cabello. Lo hacía en forma lenta como si tuviera todo el tiempo del mundo.
Pedro no aguantó y se sacó el pene totalmente tieso para masturbarse lentamente. Estuvo un pequeño rato así pero se la guardó de nuevo y salió de ahí. Pensó en que quizás no iba a tener otra oportunidad, tenía que gozársela sea como sea, si tenía que golpearla lo haría. Era una mujer de bandera y ya pensaba en todo lo que le iba a hacer. A él no le iba a temblar la mano, después de todo, era un delincuente, aunque este sería su primer ataque sexual.
Con cuidado caminó hasta el otro tragaluz donde se veía una pequeña lavandería. Con precaución comenzó a bajar y apoyarse en una mesa de concreto para luego apoyarse en el suelo. Caminó despacio por los pasillos para asegurarse de que no había nadie más en el departamento aunque antes ya por las ventanas estaba prácticamente seguro de que así era.
Llegó hasta donde era el cuarto principal donde también estaba en baño de su víctima. Esperó unos 10 minutos más donde preparaba su plan.
Luego de cerrar el grifo de la ducha, Marina se comenzó a secar con una toalla el cuerpo para después amarrársela en el pelo, luego cogió otra y se la puso en el cuerpo mientras caminaba hacia el cuarto. Una vez cruzó la puerta, sintió que alguien le agarró el cuello por detrás sintiendo un metal frío en la piel.
-- Quédate quieta en silencio o te rajo la cara.
Marina se asustó mucho y se quedó quita sin decir nada, temblando a pesar del calor.
-- Verás ricura, por cosas del destino, estuve en el lugar y momento correctos, y no pude evitar entrar a hacerte una visita, estás muy rica.
-- Por favor, llévese lo que quiera pero no me haga nada, se lo suplico.
-- Ya veremos que me llevo, aunque viendo un poco, no hay nada de mucho valor, sólo lo que tengo en mis manos.
-- Mi marido está por llegar... -- Mintió Marina.
Pedro por un momento dudo y comenzó a recorrer la vista por la habitación, comprobando lo evidente.
-- Jejejeje... crees que soy imbécil?, acá no hay rastros de nadie, sólo de ti perrita.-- Para luego pegarse a ella y sobarle el paquete por tada la cola de ella.
-- Por favor...
Pedro sin soltar la cuchilla, comenzó con una mano a sobarle las tetas con regular fuerza, mientras continuaba sus punteos en la deliciosa cola de ella, aunque aún por encima de la toalla.
-- Váyase ya por favor...-- Decía Marina ya sollozando y pensando en lo inevitable.
Pedro seguía pasándole la verga por toda la cola hasta que no aguantó más y le desanudó la toalla cayendo al suelo. Pedro casi eyacula ahí mismo teniendo tan delicioso cuerpo pegado al suyo mientras le pasaba ya las dos manos por todo lado, la navaja la había guardado en el bolsillo ya confiado que tenía todo bajo control.
Marina no sabía que hacer y sólo se dejaba esperando que el abusador se desanimara y se vaya, tenía mucho miedo, pero también algo muy adentro comenzó a despertar en ella.
-- Por favor ya déjeme, le prometo que no diré nada, pero váyase, snif!
-- Ok mamacita, quedemos en algo.
Pedro se despegó ante un poco el desconcierto de ella.
-- Mira, yo estoy muy caliente y necesito descargar toda esta leche acumulada -- Lo decía mientras se agarraba la pija por encima del pantalón.
--Así que te propongo algo, me vas a dar una buena mamada de verga hasta vaciarme los huevos, luego te dejo tranquila, que dices?
Marina no sabía que responder, por un lado le parecía denigrante hacerle lo que quería, pero por otro lado quería que se vaya y estar a salvo. Así que no se lo pensó más.
-- Ace... ace... acepto -- Dijo muy nerviosa.
-- Cómo?, no te escuché bien.
-- Que acepto el trato.
-- Dime que vas a hacer.
-- Voy a hacer lo que me dice.
-- Quiero que me lo digas textualmente.
-- Que... que... acepto... chupar... chuparle su pene.
-- Démelo bien, dime que me vas a mamar la verga y vaciarme los huevos, vamos!
-- Que... acepto ma... mamarle la verga y... va... vaciarle los huevos.
-- Así me gusta ricura, ahora ponte de rodillas y sácame la pija que estoy ansioso.
Pedro estaba más caliente que antes porque le gustó mucho la sumisión de la nena. Así que decidió ser un poco más brusco, quizás intuyendo algo en esa chica. La agarró el pelo y se lo tiró lentamente hacia abajo hasta hacerla poner de rodillas.
-- Ahhhh! Despacio por favor....
Marina hizo el descenso guiado por el intruso hasta ponerse de rodillas en la alfombra. Por un momento se quedó quieta mirando la bragueta de su captor, pero luego comenzó a desabrochar la correa, luego los botones y por último el cierre, todo con las manos temblando de los nervios, pero por otro lado también se sentía inexplicablemente húmeda, estaba sintiendo cosas que nunca sintió.
Marina ya había practicado sexo oral antes a un par de novios, pero nunca fue su práctica favorita, básicamente lo hacía por que le insistían, y hacía lo justo, nunca le han terminado en la boca, ni en la cara y menos tragado.
Luego de bajarle el pantalón, se encontró con un bulto de tamaño considerable oculto en la truza.
-- Vamos ricurita, no tengo todo el tiempo, libera mi verga y comienza a comértela.
Marina, optó por obedecer y comenzar a bajarle la la última prenda. Lo hizo con algo de dificultad por que estaba algo apretada, para luego salir de golpe el cipote de Pedro que casi le golpea el rostro.
Se quedó impresionada con el tamaño, aunque no vio muchos, era notoriamente el más grande y grueso que había visto, y estaba totalmente parada y apuntando hacia su boca. La analizó un poco y estaba bien venosa y recta, tenía poco bello y olía algo fuerte por el sudor y algo de orín.
De pronto sintió como Pedro le agarraba el cabello húmedo con algo de fuerza.
-- Vamos putita, abre esa boquita que se nota lo estás deseando.
Marina tenía emociones encontradas, por un lado sentía indignación y miedo, quería que se vaya, pero por otro lado su conchita estaba ya bastante húmeda, los pezones parados, estaba excitada, no entendía porque se sentía así, se sentía enojada consigo misma, trataba de poner la mente en blanco, pero era inútil.
-- Ahhhh..... despacio.... mmmmmmmm....
La verga del delincuente comenzó a ocupar su boca hasta llegar a un tercio de esta. Marina ponía sus manitas en el vientre de Pedro tratando de evitar que entre más. Este la forzaba lo justo, no quería tampoco que le vomitara.
Marina trataba de acomodar su boca al intruso pero le era muy difícil ya que no estaba acostumbrada a su tamaño ni tampoco a tenerla tan al fondo, y eso que faltaba la mitad del falo.
-- Ahhhh... coge con una mano la parte de verga que no te entra putita y esmérate mejor, cuida esos dientes Ahhhhh....
Marina le hizo caso y alzó su manita para coger el tronco desde la base. Ahora si pudo acomodarse y hacer un mejor trabajo, aunque seguía siendo una tarea difícil y humillante, aunque sus continuos flujos dijeran lo contrario.
Pedro ahora paseaba su vista entre el techo y el rostro de su víctima, a veces cerrando los ojos, pero más eran los momentos que le gustaba ver ese lindo rostro teniendo dificultad en complacerlo dada la diferencia de tamaño. Marina hacía el característico ida y venida de la cabeza al mamar, con los ojos cerrados y cejas fruncidas pero después semi abiertos, apretando con sus labios lo justo ya que se le dificultaba ejercer más presión.
A veces la hacía detener para sacarla y pasarla por la cara y dándole pequeños golpes.
-- Chúpame los huevos y lame como si fuera tu helado favorito perrita.
A Marina le molestaba que le diga así pero no veía otra opción que obedecer. A pesar de la involuntaria excitación, seguía teniendo mucho miedo de que le pueda hacer daño o incluso matarla.
Siguiendo sus instrucciones comenzó a pasar la lengua por los testículos de su captor para luego seguir por el tronco, regresando y repitiendo la tarea varias veces. Le fue inevitable pensar en las partes de sus ex novios, donde se dio cuenta que ellos tenían considerablemente más bello en esa zona. La del delincuente poseía muy poco e inconscientemente pensaba que le gustaba más así.
Pedro estaba disfrutando como nunca y quiso hacerlo más, así que se inclinó un poco para disfrutar pellizcando de esas no muy grandes pero preciosas tetas. Pasaba su mano desde la base haciendo masajes en círculos para luego terminar apretando los pezones, a veces con un poco de brusquedad que no controlaba.
-- Aaauuuuuu... por favor me hace daño, Ahhhhh...
-- Así también te gusta puta, yo se que si, me calientas demasiado.
-- Ya no me diga así, por favor...
-- Te llamo como me de la gana zorra, estás buenísima y estás muy caliente, me encanta.
-- Noooo, yo sólo lo hago por que me obliga... Ahhhhhh despacioooo...
-- Si claro puta, no engañas a nadie, ahora sigue tragando que mi verga te extraña...
Pedro volvió a agarrarla del pelo y la dirigió a su brillante falo producto de la saliva de Marina. Esta volvió a someterse a la presión y abrió lo más que pudo su boca repitiendo la postura anterior incluso la de sus manos apoyadas en el vientre de Pedro para no atragantarse, pero a este no le molestaba, por el contrario, le encantaba.
Luego de 10 minutos en esa rutina, Pedro sintió que ya estaba muy cerca de explotar.
-- Escúchame puta, sin dejar de mamar. Cuando te diga, vas a tirar tu cabeza para atrás con la boca abierta y la lengua fuera. Asiente si entendiste bien.
-- Mmmmm slrrrppp -- Asentía Marina sin evitar el ruido producto de la felación.
-- Ok, pues haslo ahora y no se te ocurra cambiar de posición.
Marina procedió a hacer lo que él le ordenaba aunque sin adivinar bien lo que venía a pesar de lo obvio que era.
Pedro agarró su falo y comenzó a agitar de manera lenta por la parte del tronco sin tocar la cabeza, siempre se masturbaba así, sentía más placer que agarrando la punta, además de eyacular mayor cantidad. Continuó de esa forma por unos segundos más mientras con la otra mano agarró el pelo de Marina asegurándose de que no se vaya a mover a pesar de la advertencia.
Repentinamente comenzaron a salir disparos y disparos de lefa que caían en el rostro de una sorprendida Marina, pero no por eso cambió de postura, seguía con la boca abierta sintiendo como también recibía el tibio liquido llegando a degustar su sabor a pesar de no mover su lengua. Sentía como el semen le caía en los pómulos, ojos, nariz, frente, cuello y pelo, parecía no tener fin.
Pero si lo tuvo, aunque antes de eso, Pedro transpiraba con la boca abierta cayéndosele incluso un poco de saliva producto del tremendo corrientazo que le nació en la espalda y que le hicieron temblar las piernas y cuerpo, siendo la mano agarrada del pelo de Marina la que la salvó de no perder el equilibrio.
A pesar del tremendo placer que estaba sintiendo, pudo seguir encaminando sus deseos, y metió la ya no tan hinchada verga en la boca de Marina que seguía quieta bañada de leche.
-- Aahhhhhh límpiala bien putita, que quede reluciente.
Marina, por alguna extraña razón no sintió ni el menor asco e inició un proceso de limpieza que abarcó todo el largo del pene y glande utilizando su lengua y sus labios hasta dejarlo limpio.
Pedro que aún no se contentaba, pasó el dedo por el rostro de Marina dirigiendo los lechazos hacia la boca de ella, no teniendo más opción que cumplir los nuevos caprichos de su amante impuesto, y chuparlo cada vez que repetía la acción hasta cogerlo casi todo.
-- Uufffff... viste zorrita?, tú puedes negarlo pero tu cuerpo dice otra cosa, aún cuando sólo ha sido una mamada. Imagina como se pondrá después de los varios orgasmos que te saque.
-- Qué?!!, a a a qu... qu.... que se refiere?
-- A que estoy pensando en cambiar el trato putita jajajajaja...
Continuará