Almas gemelas

berserk37

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ALMAS GEMELAS

Me llamo Kirin y soy la hija del hombre más poderoso de la ciudad, todo el mundo le teme, dirige la ciudad con puño de hierro. Tiene todo lo que podría desear, menos una cosa, un heredero varón. Para mi padre las mujeres solo valemos para satisfacer a los hombres, a mí me trata algo mejor por ser su hija, pero no dejo de ser una mercancía que venderá en el futuro para cerrar un negocio provechoso para él. Ese era su punto débil y pensaba exprimirlo al máximo.

Mi padre no prestaba atención a nada de lo que yo hacía, si algo tenía claro era que para alejarme de esa ciudad corrupta necesitaba estudiar. Ostento uno de los coeficientes intelectuales más altos jamás registrados, él no lo sabía y yo quiero que así siga siendo. Otra cosa que hice desde pequeña fue instruir mi mente y mi cuerpo. Fui adiestrada desde niña por los mejores maestros de artes marciales del mundo, también aprendí a usar armas de fuego, pero no me gustaban demasiado, como os imaginaréis, mi padre tampoco estaba al corriente de esto.

Curse dos carreras a la vez, ingeniería y medicina, consiguiendo el doctorado en ambas a la edad de veinticinco años, durante esos años me sentí vacía, no tenía contacto con nadie, mi padre se encargó de eso. Intento convertirme en una mujer complaciente, hice una actuación digna de un Óscar, todo cambio una noche que me escape y termine en un garito donde se hacían peleas clandestinas. Había llegado a mis oídos que entre esos luchadores había una mujer que tenía un rostro angelical y un cuerpo creado para el pecado, según las malas lenguas parecía más una modelo que una luchadora.

Otra de las cosas que pico mi curiosidad fue que se rumoreaba que nadie había conseguido tocarla en una pelea, estando invicta. Entre en ese garito con la esperanza de que nadie me reconociera y pudiera divertirme. Por suerte en los bajos fondos nadie me reconocía y podía ser yo misma. Dentro, todo fue bien hasta que un borracho con más músculos que cerebro decidió que yo sería su puta esa noche. Me coloqué en posición para ponerlo en su sitio cuando a mi espalda sonó la voz más bonita que hubiera escuchado en mi vida.

• He borrachuzo, ¡sigue con la cerveza, que es la única rubia que vas a catar hoy!

Si os digo que moje todas las bragas no exageraría ni un poco, al darme la vuelta allí estaba ella, era perfecta. Ella sí que me reconoció y me lo hizo saber.

• Que hace aquí la hija del dictador de la ciudad, estás un poco lejos de casa, ¿no crees?
• He venido a verte a ti.
• Qué honor, ten cuidado de no romperte una uña – me sonrió, con la sonrisa más bonita que jamás hubiera visto.
• No deberías juzgar un libro por las tapas, porque tal vez te sorprenda.

Aquella mujer se dio la vuelta, me sonrió otra vez, pero no era una sonrisa burlona, creo que yo también le gusta como ella a mí, siguiendo adelante me dijo que apostara por ella. Me saque una cerveza y me dispuse a disfrutar de aquella lucha, la verdad es que no disfrute nada, aquella mujer fue muy superior al musculitos qué salió pavoneándose y termino mordiendo la lona en un santiamén. En el rostro de aquella mujer también se veía la decepción. Salió del cuadrilátero, metiéndose en un cuarto que parecía ser un vestuario, no tardo mucho en salir y la seguí. Salió por una puerta que daba a un callejón donde tenía una Harley Davidson muy bonita. Se paró en seco al notar mi presencia y me dijo.

• Que es lo que buscas, si es pelea estás a punto de encontrarla.
• ¿Por qué no?, pero con una condición.
• ¿Cuál? – pregunto aquella mujer.
• Si yo gano, tú te convertirás en mi guardaespaldas.
• ¿Y si gano yo?
• Podrás escribir en este cheque en blanco la cantidad que a ti te dé la gana.

Ella sonreía viéndose ganadora, yo venía de alta cuna, seguro que otros me habían protegido desde pequeña. Qué decepción se iba a llevar, era rápida y sus golpes eran fuertes y muy bien dirigidos, pero peleaba por instinto sin tener un plan establecido. Para cuando se dio cuenta se encontraba en el suelo sin saber qué demonios había pasado. Creyendo que fue suerte me pidió que lo volviéramos a intentar, yo no tenía ninguna objeción. Al atacar bajaba la guardia por unos segundos, suficientes para golpearla, haciéndole mucho daño.

Estaba sorprendida y muy enfadada, atacar en caliente no era buena idea, solo tuve que esquivarla, tomando impulso solté una patada que incrusto mi talón en su rostro, menos mal que me quite los zapatos, si no le hubiera hecho mucho daño, sentada en el suelo y cogiéndose su dolorido y ensangrentado rostro me dijo.

• ¿Tú de qué infierno has salido?
• Todavía sigo en él, pero espero salir pronto de él, espero que tú me ayudes, me llamo kirin, por ciento.
• Yo me llamo Raven.

Tendiéndole la mano ayudé a Raven a levantarse y después cogimos un taxi hasta un hospital para que le vieran los golpes que había recibido. Raven era fuerte, pero luchaba por instinto como un animal, le enseñaré, entonces no tendrá rival. Pasamos toda la noche en urgencias, Raven riéndose me comento, el porqué no usaba mi influencia.

• La Kirin de esa casa no soy yo, es un papel que interpreto para mantener engañado a mi padre.
• ¿Para qué necesitas guardaespaldas?, no habrá mucha gente que pueda tocarte.
• Mi padre tampoco conoce mis habilidades
• Ya veo, no creo que acepte que una vagabunda como yo proteja a su hija.
• Lo hará, cuando tú venzas a sus hombres.
• ¿Son buenos? – pregunto muy atenta.
• Mucho mejores que a los hombres que te sueles enfrentar en ese tugurio.
• Entonces voy lista – dijo Raven con gesto de preocupación.
• No te preocupes, yo te ayudaré.

No podía dejar de mirar a Raven, con el rostro hinchado y ensangrentado seguía siendo la mujer más hermosa del mundo. Me moría por besarla, note que Raven se frotaba los muslos, ella también lo deseaba tanto como yo. Después de esperar unas horas pasaron a por ella para hacerle unas placas. No tenía nada roto, solo las contusiones, las cinco horas que pase junto a Raven en ese hospital fueron las más felices de mi vida. Desde hacía mucho tiempo que había renunciado al amor, todas las mujeres que habían pasado por mi vida, se acercaban a mí por interés. Jamás sentí nada por ninguna de ellas, las utilizaba como ellas lo hacían conmigo.

Más de una se llevó una decepción al darse cuenta de la verdad, que había sido una distracción momentánea. Sabía las intenciones que tenía mi padre hacia mí, no pensaba consentirlo, ese sería mi final. Si seguía con vida era porque todavía le era útil a ese monstruo, en el momento que me revelara y él viera que no podía sométeteme, mandaría que me eliminaran, ya me había hecho a la idea, pero al conocer a Raven lo cambio todo, dentro de mí crecía el anhelo de vivir en libertad, al lado de una mujer que me amara tanto como yo a ella.

Cogimos otro taxi que nos devolvió al callejón donde estaba estacionada la Harley de Raven, mientras ella cogía su casco para ponérselo, no pude resistirme, la bese, era la primera vez que besaba a alguien sintiendo algo por esa persona. Raven dudo al principio, pero después colaboro con el beso, al separarse de mí, se le veía confundida.

• No juegues conmigo Kirin, no quiero hacerme ilusiones para después descubrir que fui un pasatiempo.
• Llevo los últimos años entre pasatiempos, mujeres que me querían cerca por interés, tú eres diferente.
• ¿Por qué?
• Porque lo noto aquí – Kirin poso su mano sobre su corazón.

Sabía que Raven había sufrido mucho, no sería fácil ganarme su confianza, pero estaba dispuesta a demostrárselo, día a día. Raven y yo empezamos a quedar todos los días en un viejo gimnasio, estaba fuera de la ciudad, era perfecto para su adiestramiento. No necesitaba aprender a pelear, ella para sobrevivir en la calle había creado su propia forma de luchar, una forma de luchar perfecta para ella, que aprovechaba al máximo sus puntos fuertes. Lo que le enseñaría era a no descuidar su guardia y a adelantarse a su rival.

Por muy bueno que seas, al atacar, tu cuerpo da ciertas pistas, si sabes interpretarlas puedes adelantarte y contraatacar. Raven tenía que aprender a fijarse en los músculos de su rival, estos le dirían el momento exacto en el que pretendía atacar y cuál sería la dirección del golpe. Como me imagine era una alumna muy capaz, en pocos meses era capaz de adivinar el momento exacto en el que iba a lanzar mi ataque, ahora solo faltaba acelerar sus reacciones para que pudiera anticiparse.

Después de una lucha de entrenamiento, sentadas en el cuadrilátero, bebiendo agua, Raven me miro y me dijo.

• No me dijiste por qué quieres que sea tu guardaespaldas, las dos sabemos que no lo necesitas.
• Lo del guardaespaldas es una excusa, de esa manera podré estar cerca de ti.

Escuchar esa respuesta hizo que Raven sonriera, después me fui acercando a ella poco a poco, el calor que desprendía su cuerpo tenía mi coñito a punto de erupcionar. Raven se dejó hacer. Empecé a besarle el cuello, Raven gemía cada vez más fuerte, después bajé mi lengua hasta llegar a sus pechos, me deshice del top deportivo, tenía unos pezones rosados, puntiagudos y duros. Solo con el roce de mi lengua todo su cuerpo se estremeció, Entonces note como una mano empezaba a jugar con mi coñito sobre el pantalón de licra. Viendo que no decía nada, Raven aprovecho para meter su mano dentro.

Uno de sus dedos me estimulaba el clítoris, mientras otro se introducía dentro de mi encharcado coñito. Por unos instantes tuve que separarme de ese pezón que tanto placer me estaba dando chupar, para poder tomar una bocanada de aire. Había estado con bastantes mujeres, pero ninguna le llegaba a la suela del zapato. No pude aguantar más y grité mi orgasmo, por primera vez en mi vida había hecho un squirt. Raven mirándome con una cara de cachondez extrema, empezó a pasarse la lengua por su mano, verla disfrutar de su manjar, me puso más cachonda todavía.

Raven levantando un poquito su culito sé bajo su pantalón deportivo y su tanga, se puso de rodillas y abriendo un poco las piernas empezó a menear ese precioso culito que tenía. Me fijé en su brillante coñito, en cuanto la punta de mi lengua toco su rajita Raven arqueo la espalda suspirando de puro placer. Empecé a jugar con su clítoris, era grande y estaba muy hinchado, su coñito destilaba tanto flujo que me costaba tragármelo todo, pero escuchar los gemidos de aquella mujer eran música celestial para mí.

Con ella probé algo que siempre me había dado reparo, pero esta vez quería probarlo, pase la punta de mi lengua por su rosadito ano, al no esperárselo un escalofrío, recorrió el cuerpo de Raven que me pedía más con la respiración entrecortada. Al final no pudo aguantar más y termino en un devastador orgasmo que grito a pleno pulmón. Ahora me tocaba a mí, me baje mi pantalón deportivo y mi tanga y señale mi coñito, Raven no se hizo de rogar, el mío a diferencia del suyo estaba rasurado.

La verdad es que siempre me lo rasuraba por comodidad, pero tenía que reconocer que ese triángulo pelirrojo que Raven tenía en el pubis me había gustado, tal vez me lo dejaría más adelante. En cuanto su lengua hizo contacto con mi clítoris, me llevo al mismísimo Valhalla, lamía, chupaba y por último succionaba. Me costaba hasta respirar porque todo mi cuerpo daba señales de placer, mi mente me decía que parara, pero mi cuerpo decía que quería más, no sé cuando llegue al orgasmo porque me desmaye antes de llegar a él.

Desperté con la cabeza apoyada en el muslo de Raven, mientras ella me acariciaba la cabeza con un cariño que era desconocido para mí, Su mirada era tan cálida que me sonroje. Estuvimos así un rato más, después nos besamos y fuimos a la ducha, aunque las dos teníamos nuestros sexos enrojecidos e hinchados, no pudimos aguantar y terminamos haciendo una tijera debajo del agua, la sensación de sentir como mi coñito se rozaba con el suyo fue muy placentero, jamás lo había hecho y me daba cuanta de lo que me estaba perdiendo.

Llego el día en el que Raven tenía que probar que podía ser mi guardaespaldas, paso la prueba con nota, hasta el punto de que mi padre estaba gratamente sorprendido. Era consciente de que sus hombres no se habían contenido, Raven fue capaz de anticipar sus movimientos adelantándose a ellos, consiguiendo desarmarlos y dejarlos fuera de combate. Lo habíamos logrado, podía estar cerca de la mujer de la que me había enamorado perdidamente, pero como todo en mi vida, estaba a punto de complicarse. Mi padre me miro y me dijo.

• Tienes muy buen ojo eligiendo guardaespaldas, pero pronto no te hará falta, pues he concertado tu boda con Dino.

Si un asteroide llega a caer sobre mí, su impacto hubiera sido menos a lo que esas palabras habían provocado en mí. Dino era el hijo consentido de uno de los antiguos rivales de mi padre y principal socio, una vez que me casara con su hijo. Dino era un bueno para nada, un hombrecito que se metía en peleas, no sabiendo como defenderse, confiando en la protección que le otorgaban sus guardaespaldas y el apellido de su padre. Siempre las ganaba claro, sus rivales preferían que ese infeliz les diera una paliza a tener que enfrentarse a los hombres de su padre.

• Me niego a casarme con ese infraser, si tanto lo quieres, cásate tú con él – dije a mi padre muy enfadada.

Note como el ambiente se tensaba, mi padre no estaba acostumbrado a que le llevaran la contraria y lo que no sabía era que un representante del padre de Dino se encontraba allí.

• Tú harás lo que yo te mande, para eso soy tu padre, además ya sabes lo que te pasara si dejas de serme útil.

Vi como Raven empezaba a tensarse, este no era el lugar, cogí su mano y la apreté con todo el cariño del mundo, eso no paso desapercibido a los ojos de mi padre y tampoco de mi madre. Bueno, madre porque me parió, porque después de eso no hizo absolutamente nada por mí. El representante del padre de Dino le pidió explicaciones a mi padre, este había hecho una serie de promesas y parecía que eran papel mojado. Mi padre intentó quitarle hierro al asunto, prometiendo que entraría en razón.

Iba listo mi padre, decidí salir de aquella sala cogida de la mano de Raven, todos fueron conscientes de ese hecho, sobre todo el representante que puso un gesto de total desaprobación. Aquella noche decidí que quería salir de juerga, Raven vino a buscarme con su Harley. Fuimos a uno de esos antros que ella tanto odiaba, pero antes de eso pasamos por la casa que mi padre me alquilo mientras estudiaba las dos carreras, el alquiler estaba pagado hasta el final de año y de vez en cuando solía usarla cuando quería alejarme de mi padre.

Allí tenía vestidos, Raven se fue probando uno tras otro, le quedaban todos de manera impecable, era verdad lo que decían en una pasarela no hubiera desentonado de lo guapa que era. Estuve a punto de mandarlo todo a la mierda y comérmela allí mismo, mejor si hubiéramos optado por eso. Cuando llegamos al local el segurata de la puerta nos escaneó de arriba abajo, nosotras como respuesta nos besamos delante de él, viendo como ese gorila ponía cara de decepción dejándonos pasar.



La noche iba muy bien, cada vez bailábamos más provocativamente, calentándonos la una a la otra, eso no paso desapercibido para los muchos hombres que había por allí pululando, se acercaban con la intención de pillar lana y salían trasquilados, solo hubo uno con el que si tomamos una copa en la barra hablando tranquilamente, se notaba que había venido con sus amigos, pero ese local no era de su gusto. La verdad es que nos reímos con sus ocurrencias, a la hora o así los amigos le dijeron que se cambiaban de local, él se despidió amablemente agradeciéndonos lo mucho que se divirtió hablando con nosotras.

Después de eso todo se complicó, cuando íbamos a ir otra vez a la pista de baile, vi como Dino entraba con sus guardaespaldas, todo el mundo se apartaba para dejarle pasar. Estaba claro que alguien le había avisado de que yo me encontraba en ese local, se acercó con su característica chulería.

• Ya me han dicho que llevas toda la noche zorreando con esta muerta de hambre, cuando nos casemos eso se va a acabar, yo te enseñaré cuál es tu sitio.

Fui a ponerlo en su sitio, pero Raven se me adelanto.

• A Quién llamas tú muerta de hambre enano – Raven estaba hecha una furia.

Uno de los guardaespaldas puso su mano sobre el hombro de Raven, esta cogió uno de sus dedos estrujándoselo, después clavo el tacón de su zapato en el pie del guardaespaldas haciendo que este hincara la rodilla gritando de dolor.

• Dino, si sabes lo que te conviene, ya sabes donde está la salida, mi sitio está aquí junto a ella, más te vale que lo aprendas rápido – lo mire fijamente, Dino dio dos pasos para atrás asustado.

Dino, sintiéndose humillado, rompió la botella de cerveza que traía e intento desfigurarme, Raven de un rápido movimiento lo impidió, al golpear la mano de Dino la botella salió disparada golpeando en una de las columnas, rompiéndose del todo, algunos de esos cristales fueron a parar al rostro de Dino que empezó a sangrar copiosamente, Raven me protegió poniéndose ella delante, los cristales le hicieron dos pequeñas heridas en la espalda.

Los guardaespaldas se llevaron a Dino, nosotras decidimos ir a la casa que usaba cuando estudiaba la carrera, allí desinfecte las heridas de Raven, sabía que esto traería problemas, Raven me había protegido, cualquier padre estaría agradecido, pero el mío pediría su cabeza para compensar el agravio hecho a Dino.

• No puedo entender que tu padre quiera que te cases con ese ser – dijo Raven enfadada.
• Mi padre me ve como una mercancía, Raven tienes que desaparecer, yo intentare mitigar un poco el daño.
• ¡Cómo!
• Casándome con él, prefiero renunciar a ti y que sigas con vida, que no tener que presenciar tu muerte – lágrimas amargas recorrían mi rostro.
• ¡De eso nada!, no dejaré que te cases con ese infraser.
• Raven darán con nosotros, te ejecutarán - esperaba tener el tiempo suficiente para convencer a Raven, pero no fue así.

Escuchamos como varios coches rodeaban la casa y acto seguido unos hombres armados tiraron la puerta abajo. Nos echaron a las dos al suelo, después de atarnos las manos a la espalda nos sacaron de la casa, fuera nos esperaban, mi padre, el padre de Dino y Dino, tenía la cara vendada, no nos reímos porque no procedía, pero tenía gracia verle gesticular y berrear de forma inteligible.

• Kirin, no puedo pasar esto por alto, esta mujer tiene que pagar con su vida el haber desfigurado a Dino.
• Raven me defendió cuando él pretendía hacerme lo mismo a mí – dije indignada.
• Eso no es lo que él dice – dijo mi padre.
• Claro, ¡y le crees a él antes que a tu hija!

Mi padre dio por terminada la discusión, Raven sería ejecutada, quemada viva delante de todos los socios de mi padre, yo me pare delante de mi padre y le dijo.

• Más te vale que me quemes a mí junto a ella, porque si no te vas a arrepentir.
• Vamos hija, ya verás como Dino conseguirá aplacar esos humos cuando te dome como yo hice con tu madre.

Al pasar al lado de Dino me quede mirándole, él inconscientemente dio dos pasos para atrás, si Raven moría, ese enano repelente iba a sufrir como jamás se hubiera imaginado. Mi padre tenía un lugar donde ejecutaba a sus enemigos, era un edificio con varias plantas y en el fondo una arena, como las que utilizaban los coliseos romanos, en la planta de abajo mi padre hizo construir unas celdas y era allí donde tenían a Raven, me acerque a hablar con ella.

• Mi amor saldremos de esta, ¿confías en mí?
• Sabes que sí, pero…
• Tengo un plan, es muy arriesgando, hay muchas posibilidades de que salga mal, pero es mejor a que te ejecuten.
• ¿Cuántas posibilidades?
• Bastantes.
• ¿Kirin?
• Sabes que soy un genio verdad, llevo años planeando como destruir este sitio que a sido testigo de las mayores atrocidades de mi padre, pero para eso tengo que confiar en alguien en el que no confió en absoluto.
• ¿En quién?, si se puede saber.
• Ya te contaré después de hablar con él.

Mi tiempo de estar con Raven se había agotado, pasee por ese edificio que mi padre construyo a imagen y semejanza a un coliseo romano a una escala más pequeña, mi padre era un enamorado de aquella cultura, sobre todo en la crueldad que demostraban a la hora de ejecutar a los enemigos. Como ya he dicho nunca me gusto este sitio, para destruirlo me puse en contacto con un hombre al que mi padre, obligo a mirar como ejecutaba lo que más quería a su mujer y a su hija.

Este hombre se llamaba Tom y era experto en demoliciones, una vez mi padre quiso ejecutar a la familia de un enemigo y Tom se negó. Mi padre se lo tomo como un desafío y una traición, entonces llevo a Tom, lo ato a un palo en la arena de aquel coliseo, después le hizo mirar a los pisos de arriba donde se encontraban su mujer e hija con una soga al cuello, lo que sucedió después no lo voy a relatar, creo que todo el mundo se puede hacer una idea. A él le dejo vivir para que viera que todas las decisiones tenían consecuencias.

Lo que mi padre no era consciente era que esas consecuencias también le afectaban a él y estaba a punto de probarlo en sus carnes. Tiempo atrás concerté una reunión con ese hombre, él era la clave para terminar con mi padre. Los dos sabíamos que el momento más vulnerable de mi padre era cuando se reunía con toda su cúpula delictiva en aquel coliseo para ejecutar a un enemigo, el problema era que tenía a todos sus hombres custodiando los sitios por donde podrían atacarlo, todos menos uno.

La única manera de acabar con el era derrumbando el edificio entero sobre mi padre y sus socios, la verdad es que parecía un suicidio, pero después de echar un vistazo a los planos, debajo de la arena se encontraban los calabozos y debajo de estos las alcantarillas, estas pasaban por debajo y terminaban en el otro lado de la ciudad, las únicas personas que tenían una mínima oportunidad de no morir eran las que se encontraran en la arena, primero haríamos estallar una serie de explosivos que se colocarían creando un círculo alrededor de la persona que sería ejecutada, creando una isla de hormigón.

En el piso de abajo, que serían las celdas, se colocarían otros explosivos en los mismos puntos, creándose otra isla, esas dos islas serían las que amortiguarían el golpe al caer de seis metros de altura, si no moríamos, la idea era dejar una moto que usaríamos para escapar, antes de que todo el edificio se nos cayera encima, sobre el papel funcionaba, veríamos si era así en la vida real.

El problema era colocar los explosivos para que ninguno de los hombres de mi padre que revisaba todo el recinto, se diera cuenta. Entonces Tom saco un cilindro del tamaño de un cigarrillo.

• Esto será suficiente para destruir una columna de carga, uno de estos en cada una de las columnas hará que el edificio se caiga como un castillo de naipes.
• Son pequeñas, pero será imposible que nos los vean.
• ¿Que hay en todas las columnas sin excepción?
• Luces – conteste viendo por donde iba.
• Estos cilindros son herméticos, ningún perro podrá oler el explosivo que lleva dentro y podemos usar los cables de las lámparas fluorescentes como detonador.
• ¿Cómo los aremos estallar? – pregunte.
• De eso me encargo yo, será mi venganza.
• Morirás, ya has perdido bastante, no puedo consentirlo.
• No es tu decisión chiquilla, no sabes como me estás recordando a mi hija, las ganas que tengo de volver a verlas.
• Como sabré cuando apretaras el detonador.
• Tu mira al suelo, cuando veas un punto rojo agarrarte a tu novia y reza todo lo que sepas, una vez vuestra isla llegue al fondo, tendréis menos de un minuto para salir a toda prisa, ¿qué tal se te da conducir una moto?
• Fatal, pero Raven es una motorista consumada.
• Bien, tendréis una moto lista, una vez os montéis en ella seguir adelante sin mirar atrás.

Aquel hombre que tenía el semblante de estar muerto en vida, sonrió al saber que el hombre que se lo arrebato todo sería ejecutado por su mano, en dos semanas lo tuvimos todo listo, era el tiempo que tardaba mi padre en reunir a toda su cúpula, que estaba afincada en distintos países. El día que más temía llego, hasta ese día estaba segura de que todo saldría bien, pero cuando iba de camino al coliseo en el coche con mi padre y mi madre, para mí, dos monstruos, me empezaron a surgir muchas dudas. Para cuando llegamos los invitados ya habían llegado.

Accedimos por una puerta que nos dirigía directamente al palco que mi padre hizo construir para él y sus socios más leales. Entonces lo vi, allí estaba Dino con la cara llena de cicatrices, deseando quemar viva a Raven. Para aquella ocasión, hice que confeccionaran un vestido donde pudiera esconder mi wakizashi un sable pequeño de treinta centímetros. Lo crearon tan bien que no se notaba nada que llevaba el pequeño sable alojado en mi espalda. Al ser quien era, a nadie se le ocurrió cachearme, en la mitad de la arena había un tronco rodeado de una pila de madera.

Se abrió una verja de ella, apareció Raven siendo arrastrada por dos de los hombres de mi padre, llevaron al amor de mi vida hasta la pila y la ataron al tronco. Dino estaba eufórico, mi padre le dio una antorcha, con una señal de su mano le indico que la fiesta podía comenzar, todos bebían y comían mientras esperaban ansiosos. Yo esperé hasta que ese infraser apareció en la arena y encendió la antorcha mientras insultaba a Raven. Todos se pusieron a vitorear como si estuvieran enajenados, el palco de mi padre estaba a pocos metros de altura de la arena, mientras todos saltaban y reían, yo aproveche para saltar a la arena, sacando mi wakizashi de mi espalda, mire a Dino, de un rápido movimiento corte la mano que sujetaba la antorcha.

Dino solo pudo mirar como su mano se separaba de su brazo y esta caía al suelo mientras todavía sujetaba la antorcha, Dino se sujetó el brazo gritando, empezó a arrastrarse con la intención de escaparse, yo le deje hacer. Estaba en el punto exacto donde tenía que estar, corte las cuerdas que retenían a mi amor y le dije.

• Cuando yo te diga las dos nos cogeremos fuertemente a este tronco.
• Muy bien.

Mi padre me miro, por primera vez no veía la niñita desvalida que él creía que era su hija. Se sintió el hombre más ridículo del mundo, porque la persona que iba a conseguir destruirlo había vivido bajo su mismo techo durante los últimos veinticinco años y él sin ser consciente de ello.

• Kirin ya no eres mi hija, ya no me sirves para nada, solo me queda destruirte.
• Yo jamás te consideré mi padre, solo te diré una cosa, quien a hierro mata a hierro muere.

Entonces lo vi, el punto rojo sobre el suelo, grite a Raven y las dos nos sujetamos al tronco con todas nuestras fuerzas. Mire al sitio de donde venía ese puntero láser, pude ver la sonrisa del hombre que iba a destruir a mi padre, después solo fueron explosiones y polvo. Empezamos a caer, la caída fue corta, pero al chocar contra el suelo las dos salimos disparadas, por suerte solo percibimos heridas superficiales, mis cálculos fueron correctos. No teníamos tiempo para pensar, nos montamos en la moto y Raven empezó a conducirla como si fuera una piloto profesional, iba tan rápido que me costaba seguir agarrada a su cintura.

Cascotes de todos los tamaños iban cayendo a nuestro alrededor, Raven hizo lo único que podía hacer, seguir adelante. Al fondo veíamos una luz, jamás en mi vida había tenido tanto miedo, pero si moría lo haría al lado de la persona que más amaba en este mundo, entonces escuche a Raven.

• Kirin, estamos cerca, ¡agárrate fuerte que voy a acelerar a tope!

Cerré los ojos confiando en mi amor, entonces la moto dio un gran salto y al chocar contra el suelo esta se detuvo. Nuestras respiraciones estaban aceleradas, abrí los ojos y allí estaba el rostro más hermoso del planeta, me abracé a ella y nos besamos, volvimos a arrancar la moto y nos fuimos de allí, se supone que nosotras también habíamos muerto en el derrumbe de ese edificio, los días fueron pasando, las noticias no hacían más que hablar de lo ocurrido, según las últimas noticias no hubo ningún superviviente.

Éramos libres para empezar una nueva vida donde quisiéramos y como quisiéramos, nos decidimos por un pequeño pueblo costero, Tom, el hombre que sacrifico su vida para que Raven y yo viviéramos, me dio un número de cuenta en el que durante años metió dinero para que a su hija no le faltara de nada, cuando mi padre la mato, él siguió metiendo dinero para poder vengarse de él, el último día que hablamos me la entrego, diciéndome que yo le daría tan buen uso como lo hubiera hecho su hija y así lo hice.

Compramos una casa con un amplio garaje en el que Raven construyo un taller, le encantaba la mecánica y a mí como meneaba el culito cada vez que se agachaba sobre un motor al ritmo de la música de la radio. Yo abrí una pequeña clínica para dar cobertura sanitaria a las personas más desfavorecidas, en homenaje a Tom, puse el nombre de su hija a la clínica.

Ahora me encuentro tumbada en la toalla haciendo que leo un libro mientras veo acercarse a Raven muerta de vergüenza, porque al tener la piel tan blanca dice que la gente la mira porque brilla al sol, la gente claro que la mira, es un ángel pelirrojo que descendió del cielo para enseñarme lo que era la felicidad.

FIN.
 
Muy buen relato amigo mío, papito corazón y ni hablar de la madre que le secundaba lo que el padre hacía, lo bueno es que le cortaron todas las atrocidades que hacía a las personas que no hacían lo que él quería, buen relato. (y)(y)(y)
 
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