Cena de Empresa

Charlie70

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25 Oct 2025
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Andalucia
Era una tarde de un viernes de mayo, llevaba tiempo sin poder admirar a Silvia, le vi de lejos, con unas amigas, una muy guapa por cierto. Estaban en la cola del local de moda. Pasé por casa a recoger una sorpresa y a los dos minutos, pues vivo a una manzana, seguíais en el mismo sitio. Pasé a su lado, le sonreí, se sonrojó, y de forma más descarada a la guarra de su amiga. Querida Silvia, eso es lo que tiene estar infielmente casada. Hablé con el portero y os llamó, en realidad llamó a su amiga y ésta a las otras cuatro. Es lo que tiene conocer al dueño del hotel donde se aloja el local y poder reservar mesa a tu antojo.
El 180 de lagarta de 28 años me contó que estabais de comida de empresa y os habéis escapado a ver si encontrabais algún hombre guapo. Como lo decía le podía haber metido toda mi polla en la boca pues estaba cachonda conmigo, como con su jefe, según me contó Silvia luego, a quien ignoré queriendo, somos personas casadas, debía entenderlo.
Se fue al baño, estaba roja de furia. Le seguí poco después, el baño era y es , unisex y se sorprendió al verme allí, le morreé con furia y se dejó. Los celos de amante son así. Le susurré al oído:
- "Quiero que cuando vuelvas me metas tu tanga en el bolsillo de mi chaqueta y que te metas esto en tu coñito"
Mordí su cuello como a ella le gusta, mientras le daba unas bolas chinas, le susurré al oído:
-"Feliz noche".
Roja, no sé si de deseo o furia llegó a la mesa, lo organicé para quedarme entre la puta de su compañera que no paraba de tirarme los tejos y ella. Obediente, Silvia metió discretamente su prenda en mi chaqueta. Los celos y las bolas iban haciendo su efecto y después de un par de copas se dio cuenta que el mono de seda no llevaba bien la falta del tanga y sus flujos lo habían manchado. Pidió a otra amiga, la de verdad, que le acompañara al baño con la excusa de que se había manchado.
Les seguí a los treinta segundos, ya en el baño le cogí de la mano y le dije:
-"Acompáñame, conozco a la gobernanta del hotel y seguro que nos puede ayudar".
Tirando de ella le saqué medio a la carrera dejando cortada a la otra chica.
- "¿Conoces a la gobernanta?
- "Por supuesto que no."
Sonrió y se puso aún más caliente, sabía que le iba a follar. Cogimos el ascensor hasta la tercera planta y comprobé que la puerta de uno de los office de planta estaba abierta.
Entramos, nos enrollamos, le solté el nudo que cogía a su cuello su mono y lo deje caer. Quedó desnuda salvo su sujetador, le di la vuelta dejando su bello trasero de gimnasio ante mi y sin dudarlo, me lo comí, lo lamí y gemía sin poder evitarlo. Metí mi lengua en su ano, notaba como empezaba a abrirse, la excitación de la situación hizo el resto. Me incorporé, puse mi polla en la entrada trasera y le penetré suave, pero de manera firme. Dio un respingo, y un pequeño grito, mezcla de la sorpresa y el dolor, le acababa de desvirgar su culo. Me lo había dicho mil veces y había llegado la hora. Se corrió, no una, sino varias veces, cada vez que le culeaba las bolas vibraban y su coño con ellas. No aguanté demasiado y me corrí dejando su orto lleno de mi leche viscosa. Le devolví su tanga, me vestí y me fui.
Tardó unos minutos en volver, venía radiante. Se sentó en su sitio, me devolvió discretamente las bolas y me besó tiernamente en la mejilla. Sonriendo con superioridad a la lagarta y me dijo:
-"Gracias, eres un encanto, no sé lo que habría hecho sin ti."
Estallaba de gozo por dentro, se sentía como la puta que le había sacado el brillante a su jeque, sólo con ver la cara del cornudo de su marido le haría recordar este día y eso no tenía precio. Le miré profundamente, como sólo yo se hacerlo y satisfecho pensé que ya jamás se olvidará de mi, es lo que tiene ser el primero, ya era el dueño de parte de su cuerpo y me gustaba la idea de ir apropiándome de partes, o mejor de cuerpos y por que no, de almas enteras.
 
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