ConversandoconNina
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«Me presento. Mi nombre Nina y soy bastante puta.
Sí, de esta manera tan directa me presento. No me gusta perder el tiempo. Ya te irás dando cuenta.
Ahora, dame tu mano y sígueme. Vamos a jugar a juntos. Quiero que te excites tanto como yo. Deseo que por cada gota que humedece mis bragas salgan litros de semen de tu preciosa polla.
Hoy me voy de putas. Tú me acompañarás. Sí, tu y yo nos iremos de putas. Y puede que te tengas follar una puta, a una profesional me refiero, porque como he dicho al presentarme, yo también soy muy puta.
La historia empieza cuando me vienes a buscar a casa. Y yo salgo descalza, con los zapatos de tacón en la mano. No sé andar muy bien con ellos. De diario voy cómoda, solo cuando quiero follar me los pongo. No sé el porqué. Simplemente me excita.
Por el camino no hablamos. Tú conduces y yo me pinto los labios. No lo hago bien. Me salgo del contorno. Me hace sentirme más sucia.
Al rato llegamos a un polígono. No hay muchas chicas trabajando.
Casi sin hablar la puta y yo pasamos a la parte de atrás. La verdad que es una chica muy guapa. Con rasgos orientales. Tiene aspecto de buena gente y además parece limpia.
Nos desnudamos. Tiene un cuerpo preciso. Unas tetas de las que no necesitan sujetador.
Sabe muy bien. Me encanta. Y tiene los labios muy pequeños como me gustan.
Enseguida se lo abro con las manos y empiezo a lamer. Hago exactamente lo que me daría placer a mi. Tú empiezas a tocarme el clítoris y acariciarme el culo.
La chica gime. Eso me anima y muevo más rápido mi lengua.
¡Como disfruto!. Comérselo a una puta. Donde seguramente habrán entrado cientos de pollas. Tal vez, hoy se la hayan follado ya tres o cuatro veces. Qué pena que lo hayan hecho con condón. Sino el sabor de la lefa se uniría con la dulzura de su coño.
Y sólo de pensar en eso me mojo todavía más. La chica gime. ¡Qué bien debo lamerla para que gima! Tú sigues follándome con los dedos. Casi cabe tu mano dentro de la abierta que estoy.
Tengo dos de los tuyos dentro de mi coño y otros dos dentro del culo. Y ahora yo meto tres dedos en el coño de la chica. Mi lengua lame un clítoris. ¡Qué más puedo pedir!
Y así me viene un orgasmo. Chillo. Me gusta chillar cuando me corro. La chica gime. No sé si habrá corrido también. Las putas no se suelen correr. Bueno, tampoco las suelen comer el coño.
Me relajo.
Sí, de esta manera tan directa me presento. No me gusta perder el tiempo. Ya te irás dando cuenta.
Ahora, dame tu mano y sígueme. Vamos a jugar a juntos. Quiero que te excites tanto como yo. Deseo que por cada gota que humedece mis bragas salgan litros de semen de tu preciosa polla.
Hoy me voy de putas. Tú me acompañarás. Sí, tu y yo nos iremos de putas. Y puede que te tengas follar una puta, a una profesional me refiero, porque como he dicho al presentarme, yo también soy muy puta.
La historia empieza cuando me vienes a buscar a casa. Y yo salgo descalza, con los zapatos de tacón en la mano. No sé andar muy bien con ellos. De diario voy cómoda, solo cuando quiero follar me los pongo. No sé el porqué. Simplemente me excita.
- Hola Nina – me dices.
- ¿Dónde vamos? – me dices.
- De putas – te contesto.

- ¿Dónde? – me preguntas
- Elige tú. Pero de las que están por la calle.
Por el camino no hablamos. Tú conduces y yo me pinto los labios. No lo hago bien. Me salgo del contorno. Me hace sentirme más sucia.
Al rato llegamos a un polígono. No hay muchas chicas trabajando.
- Da una vuelta – te digo – así me voy mojando.
- Qué cerda eres, Nina – me dices.
- Esa, esa de ahí – te digo – Para, para.
- Hola – la dices. No sabes que decirla, no sabes lo que yo deseo.
- ¿Cuántos nos cobras por lamerte el coño? – la pregunto
- Tranquilo – te digo – se lo voy a comer yo.
Casi sin hablar la puta y yo pasamos a la parte de atrás. La verdad que es una chica muy guapa. Con rasgos orientales. Tiene aspecto de buena gente y además parece limpia.
Nos desnudamos. Tiene un cuerpo preciso. Unas tetas de las que no necesitan sujetador.
- Tú manoséame el culo y el coño mientras estoy con ella – te digo.
- ¿Qué?
- Que me metas los dedos en el culo y en el coño mientras se lo chupo. – te especifico.
Sabe muy bien. Me encanta. Y tiene los labios muy pequeños como me gustan.
Enseguida se lo abro con las manos y empiezo a lamer. Hago exactamente lo que me daría placer a mi. Tú empiezas a tocarme el clítoris y acariciarme el culo.
La chica gime. Eso me anima y muevo más rápido mi lengua.
- Qué bien sabe – te digo – luego me puedes besar.
¡Como disfruto!. Comérselo a una puta. Donde seguramente habrán entrado cientos de pollas. Tal vez, hoy se la hayan follado ya tres o cuatro veces. Qué pena que lo hayan hecho con condón. Sino el sabor de la lefa se uniría con la dulzura de su coño.
Y sólo de pensar en eso me mojo todavía más. La chica gime. ¡Qué bien debo lamerla para que gima! Tú sigues follándome con los dedos. Casi cabe tu mano dentro de la abierta que estoy.
- Méteme dos en culo – te pido.
Tengo dos de los tuyos dentro de mi coño y otros dos dentro del culo. Y ahora yo meto tres dedos en el coño de la chica. Mi lengua lame un clítoris. ¡Qué más puedo pedir!
Y así me viene un orgasmo. Chillo. Me gusta chillar cuando me corro. La chica gime. No sé si habrá corrido también. Las putas no se suelen correr. Bueno, tampoco las suelen comer el coño.

Me relajo.
- Gracias – la digo, y sale del coche para vestirse.
- Llévame a casa – te pido.
- Te masturbo de camino. Tú conduce.