Hot_Velvet
Miembro muy activo
- Desde
- 16 Jun 2023
- Mensajes
- 5,940
- Reputación
- 23,217
Ayer, en uno de los hilos donde participo, publiqué una foto con el siguiente texto: "Es curioso que algunas mujeres con sus amantes lleguen a realizar prácticas que con su pareja habitual no harían." El tema sugirió algún comentario y me parece interesante plantearlo aquí para conocer diversas opiniones.
Comentaba que lo he visto desde dos puntos de vista:
Al fin y al cabo, tener un amante es en sí una locura donde se busca salir de la rutina y dejarse llevar por el deseo y entiendo que puede ser frecuente atravesar líneas que hemos trazado en nuestro día a día y que en relaciones esporádicas se pueden saltar esos límites. Por ejemplo, algunas mujeres no les gusta sentirse sometidas por sus parejas pero luego con un amante disfrutan de ese rol.
Conocí el caso de una señora, ya de cierta edad, que tenía una relación bastante normal con su marido, pues bien, esta mujer tenía un amante que cuando quedaban en un lugar público le pedía que fuera al baño y se quitara las bragas y se las diera delante de todo el mundo, que las pusiera sobre las mesa en la que estaban tomando un café. Posiblemente poca gente se fijaría en el detalle pero a él le gustaba tener ese control sobre ella y ella se excitaba muchísimo con esos juegos.
Otro caso era el de una pareja de amantes que follaban en hoteles, pero siempre delante de la ventana y en alguna ocasión en el balcón del hotel. Algo que ninguno de los dos hacía con su pareja habitual.
Las prácticas de sexo extremo suelen hacerse, generalmente, con amantes, aunque eso no quiere decir que algunas parejas abiertas lo hagan. Conocí un tipo en el foro anterior al que le gustaba quedar con usuarias de la página y su primera cita siempre incluía ir a un local swinger para ver hasta qué punto podía llegar su amante.
Otro practicaba el doging con dos de sus amantes. Se iban en coche a una zona concreta y o bien se exhibían follando delante de mirones o si ella estaba dispuesta, le sugería que se la mamara a alguno de los mirones o se dejara manosear o incluso follar con alguno de ellos o con varios.
Otro amante pervertido disfrutaba sacándole fotos a su pareja donde no se le viera la cara, generalmente fotos espatarrada enseñando su sexo. Un día quedaban en un lugar propicio y hacían las fotos, luego él las imprimía y en la siguiente cita iban a baños públicos donde él dejaba las fotos pegadas a la pared a la vista de todos. Su juego consistía en observar quién entraba, quién pudiera haber visto las fotos y tratar de imaginarlos masturbándose con ellas. A él le gustaba mucho la idea, pero a ella le volvía loca y la mayoría de las ocasiones estaba tan caliente que terminaban follando dentro del coche en el aparcamiento.
Todas estas prácticas no las veo mal, salvo cuando aparece una componente de humillación, es decir, a su pareja le niega una práctica que con su amante pueda ser habitual y se lo haga saber. Cosas del estilo: este culo es solo de mi amante y tú nunca lo probarás.
Pero las historias que me gustan son aquellas esporádicas, no con amantes habituales. Cuando quedas con alguien y es tal el calentón que te dejas llevar por el deseo y cruzas esas líneas que has trazado para tu día a día.
La sexualidad es muy compleja. ¿Qué opináis?
Comentaba que lo he visto desde dos puntos de vista:
- Como amante cuando ella te confiesa que ha hecho algo contigo que con su pareja nunca antes había hecho y
- Como pareja cuando ella te confiesa que no se qué le ha pasado que con su amante ha hecho algo que ni se imaginaba.
Al fin y al cabo, tener un amante es en sí una locura donde se busca salir de la rutina y dejarse llevar por el deseo y entiendo que puede ser frecuente atravesar líneas que hemos trazado en nuestro día a día y que en relaciones esporádicas se pueden saltar esos límites. Por ejemplo, algunas mujeres no les gusta sentirse sometidas por sus parejas pero luego con un amante disfrutan de ese rol.
Conocí el caso de una señora, ya de cierta edad, que tenía una relación bastante normal con su marido, pues bien, esta mujer tenía un amante que cuando quedaban en un lugar público le pedía que fuera al baño y se quitara las bragas y se las diera delante de todo el mundo, que las pusiera sobre las mesa en la que estaban tomando un café. Posiblemente poca gente se fijaría en el detalle pero a él le gustaba tener ese control sobre ella y ella se excitaba muchísimo con esos juegos.
Otro caso era el de una pareja de amantes que follaban en hoteles, pero siempre delante de la ventana y en alguna ocasión en el balcón del hotel. Algo que ninguno de los dos hacía con su pareja habitual.
Las prácticas de sexo extremo suelen hacerse, generalmente, con amantes, aunque eso no quiere decir que algunas parejas abiertas lo hagan. Conocí un tipo en el foro anterior al que le gustaba quedar con usuarias de la página y su primera cita siempre incluía ir a un local swinger para ver hasta qué punto podía llegar su amante.
Otro practicaba el doging con dos de sus amantes. Se iban en coche a una zona concreta y o bien se exhibían follando delante de mirones o si ella estaba dispuesta, le sugería que se la mamara a alguno de los mirones o se dejara manosear o incluso follar con alguno de ellos o con varios.
Otro amante pervertido disfrutaba sacándole fotos a su pareja donde no se le viera la cara, generalmente fotos espatarrada enseñando su sexo. Un día quedaban en un lugar propicio y hacían las fotos, luego él las imprimía y en la siguiente cita iban a baños públicos donde él dejaba las fotos pegadas a la pared a la vista de todos. Su juego consistía en observar quién entraba, quién pudiera haber visto las fotos y tratar de imaginarlos masturbándose con ellas. A él le gustaba mucho la idea, pero a ella le volvía loca y la mayoría de las ocasiones estaba tan caliente que terminaban follando dentro del coche en el aparcamiento.
Todas estas prácticas no las veo mal, salvo cuando aparece una componente de humillación, es decir, a su pareja le niega una práctica que con su amante pueda ser habitual y se lo haga saber. Cosas del estilo: este culo es solo de mi amante y tú nunca lo probarás.
Pero las historias que me gustan son aquellas esporádicas, no con amantes habituales. Cuando quedas con alguien y es tal el calentón que te dejas llevar por el deseo y cruzas esas líneas que has trazado para tu día a día.
La sexualidad es muy compleja. ¿Qué opináis?