erosmad
Miembro
- Desde
- 5 Nov 2024
- Mensajes
- 19
- Reputación
- 84
Hola, me animo a participar, y ahí voy con mi primer relato, a ver cómo queda. Espero seáis indulgentes. Y si os puedo poner en algún momento un poco palotes pues me daría una alegría
(si hay alguna norma que he incumplido disculpas a los moderadores y usuarios. hacédmelo saber)
Os voy a contar lo que me ha pasado hace unos días, porque estoy un poco sorprendido, preocupado,… bueno, no sé que pensar.
Me presento primero, soy Arturo, no soy ya un chaval porque soy del baby boom y por tanto estoy en los 50 años. Aunque me considero aun joven, por lo menos de espíritu. Físicamente normal, no muy alto, ni gordo, conservo el pelo…
Estoy casado desde hace ya 20 años con una chica, Laura. Ella no es muy alta, morena, está un poco gordita, pero entre sus tetazas y su sonrisa pícara es un bellezón.
Nuestras relaciones sexuales siempre fueron buenas aunque con los años y los niños pues eso, que han decaído y ahora toca una vez cada diez o quince días. Pero no me quejo visto lo que hay.
Por trabajo, soy abogado, y aunque soy de una ciudad de otra provincia acudo de vez en cuando a la plaza de los cubos en Madrid a hacer conciliaciones, juicios sociales… y resulta que a pocos metros de los juzgados de lo social hay un sex shop. Un día, hace un par de meses, que salí temprano de una vista y me apetecía holgazanear pues dentro que fui a curiosear que había allí. Quizá buscando algún juguete, quizá para calentarme…
Al fondo del sex shop ví que hay unas cabinas, y me dije, pues venga echas unas monedas y te vas a casa con una paja hecha, que hoy no tienes nada urgente.
Apagué el móvil y pasé a una de las cabinas. Dejo mi maletín y la chaqueta, saco unas monedas y veo que... en los laterales de las cabinas hay portezuelas. Anda!!! Sabía lo que son pero nunca antes las había visto. Con un poco de temor pero con curiosidad no cierro los pestillos de las portezuelas de ambos lados de mi cabina y me pongo a ver una peli, ya con los pantalones bajados.
Hago zapping hasta que encuentro un poco de porno amateur, que es lo que me pone más cachondo y empiezo a pajearme, olvidándome de los huecos de los lados. Cuando estaba bien caliente veo que algo a un lado se mueve, son unos dedos que aparecen por el hueco del agujero…
Sigo tocándome, yo a mi paja; noto que alguien se agacha a mirar por el agujero y que vuelve a meter las mano y a mover los dedos. Estoy caliente, me lo pienso (uff ¿y si me da un mordisco?) pero me sale una sonrisa de malo y me levanto del asiento. Tengo la polla muy dura, la meto en el agujero sin dejar de mirar la pantalla donde una chica que podría ser mi vecina está frotando un pene contra su coñito rosado; y noto como una mano coge mi verga y empieza a palparla, sigue con mis huevos, que amasa, y noto una boca muy húmeda que empieza a lamer y succionar. Uff, que mamada me empieza a hacer mientras tiene mis huevos cogidos. No sé el tiempo que pasaría, creo que no sería más de un de minutos, porque yo ya iba muy caliente y fue una gran chupada, pero empiezo a espasmar, aviso que me voy a correr (era novato y no se las reglas pero me pareció la mínima cortesía decirlo) y empiezo a soltar leche. La boca que está al otro lado del agujero no suelta su presa, sigue succionando y amasando mis pelotas durante otro minuto.
Cuando al fin me suelta la picha. Tengo los ojos como platos, me acaban de hacer una grandísima comida de polla. No se si habrá sido una chica o un chico (aunque no soy tan inocente y seguro que ha sido un señor con bigote), pero no quiero pensar en eso. Me subo los pantalones, le digo un simple” gracias, ha sido fantástico”, cojo mis cosas y salgo volando de ahí.
Volví por trabajo a la zona un par de veces más pero no pasé de nuevo al sexshop. Soy hetero, voy siempre a la carrera…, total, que se quedó como una experiencia más en la vida. No dije nada en casa claro.
Pero resulta que esta semana pasada estoy organizando mi agenda y le digo a mi mujer, - Laura mañana voy a Madrid, tengo una cosa en la plaza los cubos a las 11, no me esperes para comer que no sé lo que durará.
Se queda pensando unos instantes y me dice –pues me voy mañana contigo en el coche y así me voy un rato de compras por la Gran Vía mientras curras.
Vale, le digo.
Y hasta aquí llega este primer capítulo introducción de mi relato. Se vino a Madrid conmigo, y pasó a recogerme a la plaza los cubos cuando terminé mi labor…
¿Sigo?
(si hay alguna norma que he incumplido disculpas a los moderadores y usuarios. hacédmelo saber)
Os voy a contar lo que me ha pasado hace unos días, porque estoy un poco sorprendido, preocupado,… bueno, no sé que pensar.
Me presento primero, soy Arturo, no soy ya un chaval porque soy del baby boom y por tanto estoy en los 50 años. Aunque me considero aun joven, por lo menos de espíritu. Físicamente normal, no muy alto, ni gordo, conservo el pelo…
Estoy casado desde hace ya 20 años con una chica, Laura. Ella no es muy alta, morena, está un poco gordita, pero entre sus tetazas y su sonrisa pícara es un bellezón.
Nuestras relaciones sexuales siempre fueron buenas aunque con los años y los niños pues eso, que han decaído y ahora toca una vez cada diez o quince días. Pero no me quejo visto lo que hay.
Por trabajo, soy abogado, y aunque soy de una ciudad de otra provincia acudo de vez en cuando a la plaza de los cubos en Madrid a hacer conciliaciones, juicios sociales… y resulta que a pocos metros de los juzgados de lo social hay un sex shop. Un día, hace un par de meses, que salí temprano de una vista y me apetecía holgazanear pues dentro que fui a curiosear que había allí. Quizá buscando algún juguete, quizá para calentarme…
Al fondo del sex shop ví que hay unas cabinas, y me dije, pues venga echas unas monedas y te vas a casa con una paja hecha, que hoy no tienes nada urgente.
Apagué el móvil y pasé a una de las cabinas. Dejo mi maletín y la chaqueta, saco unas monedas y veo que... en los laterales de las cabinas hay portezuelas. Anda!!! Sabía lo que son pero nunca antes las había visto. Con un poco de temor pero con curiosidad no cierro los pestillos de las portezuelas de ambos lados de mi cabina y me pongo a ver una peli, ya con los pantalones bajados.
Hago zapping hasta que encuentro un poco de porno amateur, que es lo que me pone más cachondo y empiezo a pajearme, olvidándome de los huecos de los lados. Cuando estaba bien caliente veo que algo a un lado se mueve, son unos dedos que aparecen por el hueco del agujero…
Sigo tocándome, yo a mi paja; noto que alguien se agacha a mirar por el agujero y que vuelve a meter las mano y a mover los dedos. Estoy caliente, me lo pienso (uff ¿y si me da un mordisco?) pero me sale una sonrisa de malo y me levanto del asiento. Tengo la polla muy dura, la meto en el agujero sin dejar de mirar la pantalla donde una chica que podría ser mi vecina está frotando un pene contra su coñito rosado; y noto como una mano coge mi verga y empieza a palparla, sigue con mis huevos, que amasa, y noto una boca muy húmeda que empieza a lamer y succionar. Uff, que mamada me empieza a hacer mientras tiene mis huevos cogidos. No sé el tiempo que pasaría, creo que no sería más de un de minutos, porque yo ya iba muy caliente y fue una gran chupada, pero empiezo a espasmar, aviso que me voy a correr (era novato y no se las reglas pero me pareció la mínima cortesía decirlo) y empiezo a soltar leche. La boca que está al otro lado del agujero no suelta su presa, sigue succionando y amasando mis pelotas durante otro minuto.
Cuando al fin me suelta la picha. Tengo los ojos como platos, me acaban de hacer una grandísima comida de polla. No se si habrá sido una chica o un chico (aunque no soy tan inocente y seguro que ha sido un señor con bigote), pero no quiero pensar en eso. Me subo los pantalones, le digo un simple” gracias, ha sido fantástico”, cojo mis cosas y salgo volando de ahí.
Volví por trabajo a la zona un par de veces más pero no pasé de nuevo al sexshop. Soy hetero, voy siempre a la carrera…, total, que se quedó como una experiencia más en la vida. No dije nada en casa claro.
Pero resulta que esta semana pasada estoy organizando mi agenda y le digo a mi mujer, - Laura mañana voy a Madrid, tengo una cosa en la plaza los cubos a las 11, no me esperes para comer que no sé lo que durará.
Se queda pensando unos instantes y me dice –pues me voy mañana contigo en el coche y así me voy un rato de compras por la Gran Vía mientras curras.
Vale, le digo.
Y hasta aquí llega este primer capítulo introducción de mi relato. Se vino a Madrid conmigo, y pasó a recogerme a la plaza los cubos cuando terminé mi labor…
¿Sigo?