El modelo

ikarusulu

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Soy modelo, pintura, fotografía, de lencería y ropa de baño hasta trajes o que salga. Así que tengo un buen cuerpo y me cuido mucho. Cuando mi agente me ofreció el trabajo con aquel pintor no tuve más problema.


No me pareció que quisiera algo mas de mí que pintarme. Empezamos como en otros casos, con unos apuntes al carboncillo. Algo sencillo de la cara y del cuerpo.


El segundo día ya me propuso el desnudo, evidentemente con una prima especial, pues no habíamos hablado de ello con anterioridad. Nunca he tenido complejos y acepté sin problemas. No era mi primer desnudo, ni siquiera mis primeros posados eróticos en solitario para alguna revista.


Tenía mucho calor en su estudio y un divan allí en medio. Sin sentirme incómodo me quité el albornoz y me puse en la posición que él me dijo, a lo maja desnuda pero en majo.


Intentaba tranquilizarme, lo que no hacía falta en absoluto. Yo estaba muy relajado, no era mi primer rodeo.


-Imagina que estas en una playa nudista, para que estemos mas igualados yo también voy a quitarme algo de ropa.


Ahí fue cuando empecé a sospechar de sus intenciones, lo que tampoco me incomodaba en absoluto. Es más o menos de mi edad y bastante guapo, rubio de ojos azules, muy atractivo desde luego. Se sacó el pantalón y el slip quedándose solo con la camisa abierta puede que para protegerse de las manchas de pintura.


Lo del slip aunque yo tenia la polla al aire me pareció un pelín excesivo, al menos tan pronto. Su polla era bonita, nada exagerada en reposo, el resto de su cuerpo bien musculado, delgado sin vello en absoluto.


Mientras no soltara los pinceles no iba a preocuparme. No pensaba preocuparme aunque los soltara y cogiera la brocha gorda que tenía entre sus piernas. Aunque hasta ese día nunca me había planteado hacer el amor con otro chico. No me consideraba bisexual, aún, pero sí de mente abierta, muy abierta.


Él tenía la lengua bien suelta y con la excusa de que se me pusiera dura empezó a contarme relatos de situaciones escabrosas y de escenas sexuales de todo tipo. Incluyendo algunas homosexuales con protagonistas de los dos géneros.


No me había fijado mucho en él, más que lo lógico al tenerlo delante de mí casi desnudo, bastante en realidad. Guapo, tipo nórdico, con una buena musculatura tórax desarrollado y abdomen y piernas de gran fuerza. Al poco tiempo de empezar con sus relatos ya teníamos las pollas en erección, los dos. Yo ya me había decidido a experimentar algo nuevo. Cuando me propuso un descanso estiré mis no muy mal formados huesos resentidos de estar tanto tiempo en la misma postura. Él me admiró diciendo:


-Eres muy guapo, con esas formas y ese cacharro no debes tener dificultades con las chicas.


-¡Bah! ahora no me interesan demasiado las mujeres.


Jugué a provocarlo, dejando que de lo interpretase como más gustase y haciendo lo posible para excitarlo. Podía haberme puesto otra vez el albornoz, pero me quedé desnudo. Para tomar un café me senté a su lado dejando que nuestros muslos se rozaran, viendo que para entonces ambos queríamos lo mismo.


En la mesa junto a las taza tenía preparada otra paleta con colores diferentes, algo que me extrañó. Pero no me había fijado mucho en ello.


- Ahora vamos a usar otro lienzo.


Hasta que metió un dedo en el naranja y lo pasó por mi pecho alrededor de mis pezones y en ellos. Estaba agradablemente fría. Me di cuenta que eran comestibles y que estaba jugando con ellos. Y se inclinó a lamerlos, su lengua en mis pezones me excitó aún más de lo que ya estaba. Lo imité y pasando la yema del índice por el chocolate, lo puse en su ombligo. Si quería jugar yo no me iba a quedar atrás.


Cuando el vertía algo en mi taza nuestras cabezas quedaron muy juntas, le miré a los ojos y aún se acercaron más, hasta que nuestros labios se juntaron en un apasionado beso. Nuestro primer beso. Mi lengua pasó por sus entreabiertos labios y tocó sus dientes hasta que sintió el contacto de la suya que respondía con un excitante contacto. Metí el dedo en otra de las tarrinas y se lo puse en la lengua directamente. Él chupó mi dedo.


Él dejó la cafetera, antes de que nos quemaramos y se hizo con mi rabo que comenzó a mover arriba y abajo masturbándome lentamente, no lo tenía nada difícil. Aunque admito que me gustan los preliminares ya estaba tan excitado que no me importaría dejarlos para después de correrme.


Mi mano derecha recorrió su muslo hasta sus testículos y se los acaricié suavemente. Los tenía depilados, ni un vello en su pubis y acariciaba la piel suave hasta cerrar los dedos alrededor del tronco de su polla. Retiré el pellejo de su glande y acaricié el rojo rubí.


Con la otra mano le acariciaba el culo, las nalgas y me introducía entre ellas buscando su ano. De pronto me puso las manos en los hombros y me empujó hasta que me tumbóen el mismo divan sobre el que había posado. Se subió sobre mí y puso su pene en mi cara, mirando hacia mis pies. Pasé mis manos en sus nalgas que abrí y un dedo se metía en el ano. Un sesenta y nueve nos permitiría tener nuestros orgasmos y seguir después con las caricias.


Y aprovechó para sacarse su ultima prenda, la camisa. Lamí sus huevos suaves. Empujé su espalda para que la polla me entrara en la boca. Abrí los labios pero no mucho para besar el glande, luego más para tragarlo. Mordisqueé con los labios la punta un rato para enseguida meterla entera. Le daba fuertes chupadas y lamidas con la lengua.


Incluso levanté sus muslos para poder lamer su su ano, algo que me encantaba hacer a las chicas. Al poco tiempo eyaculó por lo excitado que estaba y su semen me resbalaba por el mentón al no poder tragármelo todo.


Mi polla había sido objeto de idénticas atenciones por su parte, los besos en el capullo, en el tronco y en los huevos, Pero conseguí retener mi leche, aguanté más que él. Lo que aprovechó para incorporarse y moverse sobre mi cuerpo, y ponerse arrodillado sobre mi pubis. Estaba claro que me quería dentro.


Se abrió el mismo las nalgas con las manos. Con el glande duro le acariciaba el culo, le pasaba a lo largo de la raja arriba y abajo y lo ponía a la entrada del ano. Pero sin meterlo todavía, lubricándolo con un tubo de gel. Hombre precavido... pasamos un rato en esos preliminares. Hasta que una vez según bajaba al pasar por el agujero empujó y se lo clavó el solito.


Ayudé levantando la cadera. Me daba la espalda y podía acariciar sus nalgas. Subía y bajaba clavándose mi polla cada vez más. Me apretaba el rabo como ningún coño lo había hecho antes. Me corrí allí dentro y vi cómo mi semen rezumaba de su ano prieto. Tiré de él para que volviera a ponerse sobre mi cara y poder hacerle un beso negro, lamer toda esa lefa y su ano de nuevo.


Sintiendo dentro mi polla la suya se había recuperado y quiso usarla en mí a lo que no puse objeciones dispuesto a probarlo todo. Ya he dicho que soy de mente abierta y ese día de ano también. Me arrodillé en el diván poniendo el culo en pompa para que me lo abriera y lubricara suavemente, despacio, con la lengua primero, excitándome aún más. La sin hueso me estaba volviendo loco de deseo.


Después con los dedos y el gel lubricante. Aproximando su polla me la fue clavando con mucho cuidado en mi ano virgen, yo respondía echando el culo hacia atrás. Así me lo clavé desvirgándome yo solito.


El me abrazó acariciando mi pecho y el vientre y la polla flácida, besándome los hombros y la nuca y dándome lengua cuando yo giraba la cabeza. Echaba hacia atrás las manos sujetando su culo y sus muslos. Me follaba despacio pero firme haciéndome gozar.


Lógicamente el resto de la tarde nos olvidamos de los pinceles y del cuadro. Nos la pasamos acariciándonos, comiéndonos y follándonos.


Durante una temporada se dedicó a pintarme en todas las posturas y en los descansos follábamos de todas las maneras. Hasta que él se buscó otros modelos. A mí me contrató una fotógrafa pelirroja que también hace desnudos desnudándose ella con los modelos. Debe ser una técnica aceptada y nueva de trabajo pero evidentemente muy pero que muy placentera.





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