Ricci
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Más que un relato, lo que voy a escribiros es mi experiencia... Como la vida te lleva a un momento que terminará cambiando todos tus conceptos sobre la fidelidad y los celos dentro de tu matrimonio.
Hemos sido educados bajo un código de moralidad y conducta sexual, en donde la fidelidad puede ser real o supuesta.
Te hacen creer que tú pareja debe ser exclusiva para ti y tú para ella...
Por ello existen los celos, un sentimiento de pertenencia vulnerada, infundados por realidades o fantasías... Una enfermedad que te hace desconfiar de la persona que amas.
Bajo este paradigma, vivimos gran parte de nuestra vida... Seguimos las reglas impuestas hasta que nuestra verdadera naturaleza salvaje, termina revelándose.
Yo he sido un hombre fiel que exigía lo mismo en sus parejas. He tenido celos... En muchas ocasiones, a veces sin razón, a veces con razón... Está "razón" no es más que un invento social, que lleva miles de años atado a un sistema que nos han inculcado desde que tenemos consciencia.
Nuestros abuelos, nuestros padres, nuestros amigos, todo los que nos rodean o rodearon, entendieron que tú pareja es algo que es solo para ti y que lo contrario está MAL
Una esposa, un esposo... Es textualmente una atadura de manos, es decir... La limitación que la sociedad a partir del tradicionalismo, infundado especialmente por la religión y sus códigos morales, nos advierte de que: la monogamia es sagrada y para mantenerla hay que ser fiel y no dtener piedad con aquellos que fallen al dogma. Si fallan al dogma, son traidores, por lo tanto no-validos y hay que descartarlos o perdonarlos y convivir con ellos estigmatizados.
Los celos son frutos de la sagrada monogamia, nada más que eso.
Tú puedes tener muchos amigos pero tú mujer o tú marido solo puede tener un amante...y ese solo debes de ser tú.
La diferencia entre los amantes atados y los amigos es precisamente que estos últimos no están atados a nada en concreto. Pueden quedar con quien quieran mientras queden también contigo, mantendrás la amistad... Que podrá ser eterna.
Por ello sabemos perdonar antes a un amigo que a nuestra compañer@ de vida.
Mi conclusión ante esta breve introducción, es que todos nosotros vivimos en un mundo en donde si no sigues esas reglas serás señalado, ridiculizado, insultado, vapuleado, humillado...
Hay que siente deseo sexual por la humillación, porque en su día derramaba lágrimas y sentía que la vida era una auténtica mierda cuando le hacían sentirse humillado.
Muchos empezamos así... Fuimos cornudos y como no supimos enfrentarnos al dogma, Terminamos rompiéndolo en pedazos haciéndonos libres de dolor fuera del sagrado código.
Es muy posible que tú, amigo lector, no entiendas cómo un hombre es capaz de compartir a su mujer con otro y que esto encima le excite como nada en el mundo.
Es igualmente posible que otros de los que estáis leyendo estos textos, comulguen conmigo...
Algunos, o todos, posiblemente sintáis una excitación sexual con este contenido. Pases o no esa línea, es igualmente morboso en ambos lados.
Pero amigo mío... Recuerda... Estés donde estés situado, yo fui de los tuyos antes o después... Y eso debería hacerte pensar.
Me he casado tres veces en mi vida y he tenido parejas desde los 15... Es decir hace unos 35 años.
Viví de forma tradicional, hasta aproximadamente el ultimo tercio de mi vida. Cuando hablo de vida "tradicional" me refiero que yo intentaba ser fiel mientras pudiera... Pero no aceptaba que mi pareja pudiera ser como yo... Lo cual ya de por si es una injusticia absoluta... pero una injusticia absolutamente tradicional con el dogma establecido... Un código absurdamente falso e hipócrita.
El relato, si queréis que lo llamemos así... Comienza cuando un día te enteras de que tú mujer, con la que llevas en esos momentos 7 años casado, se ha liado con un compañero de trabajo.
Tenía sospechas, porque obviamente era celoso y algunas cosas me daban señales de alarma... Alarma de traición...
Me asomé y me encontré aquella infidelidad. Es lo que tienes si te asomas, puede pasar que lo que encuentras sea duro para ti después.
Efectivamente viví una experiencia dura, muy dolorosa... Impotencia, sentimiento de alta traición, desamor, lágrimas, puñetazos en la pared... Ganas de pegar a ese hombre, buscarlo y darle la paliza de su vida. Insultar a mi mujer y divorciarme inmediatamente.
Pero yo la amaba... Más que a mí propia vida. Lo era todo, mi mejor amiga, mi compañera de fatigas. La persona más especial del mundo.
No supe o no quise dejar de amarla.
Cuando llegó a casa, estaba yo solo, habían algunas cosas tiradas por el suelo, rotas... Mis ojos rojos de llorar, el rostro desencajado de ira y tristeza.
Ella lloró, y se derrumbó en el suelo diciéndome que lo sentía, que era terrible y que nunca habría querido hacerme pasar por esto. Que pasó... Y que no supo evitarlo.
Yo salí de casa en busca de mi coche para escapar de esa situación infernal
No le falte el respeto, ni quise que me viera violento, para no generarle ningun miedo. Pero no podia verla frente mia y decidí salir de allí.
Salió a buscarme y me encontró dentro del coche... Yo era incapaz de escapar por mucho que lo deseaba, no giré la llave del vehículo, encendiendo el motor que me sacaría de aquel hogar que habíamos creado juntos.
Volví con ella a casa... En silencio, me tiré en el sofá y llorando le dije que la quería... Porqué me has hecho esto?
Por mi mente pasaron mis infidelidades o los intentos de relaciones sexuales que había tenido yo dentro de ese matrimonio... No se las conté y de alguna forma eso me hizo sentirme mejor... Realmente quién es el malo aquí?
Pasaron dos semanas y yo no pude acostarme con ella, salvo para dormir. Me era imposible empalmarme... Por mucho que ella se lo trabajara, venía a a mí mente imágenes que cortaban el rollo. Ella con otro hombre haciéndole lo mismo que me intentaba hacer en esos momentos en la cama.
Decidimos hacer un viaje, un fin de semana lejos de nuestra ciudad, lejos del hogar... De alguna manera queríamos ver si cambiando el escenario, conseguía alejarme de esos pensamientos que no me permitían ser el de antes.
Mi mujer dejó el trabajo que tenía para no verse nunca más con el compañero con el que se había liado.
Yo cobraba suficiente y ella dispondría de paro y tiempo para encontrar algo mejor.
Alquilamos una habitación de un hotel cerca de la playa. Era un caluroso verano... De camino al hotel fuimos a un centro comercial, donde había un sexshop muy grande. Ella compró lencería sexy, lubricante y yo decidí comprar un juguete para ver si así me animaba más.
En esos momentos vi un dildo de estos realistas, muy similar a mí polla. Lo compré y de alguna forma todo empezó ahí... En ese preciso instante.
Esa noche, empecé a cambiar las normas establecidas.
Desaparecieron los celos y con ello el sentimiento de pertenencia que tienen las parejas.
Nos duchamos en una de esas duchas gigantes que caben por los menos 4 personas y mientras nos morreabamos haciendo el precalentamiento, se me pasó por la cabeza ella follando con otro... No le puse cara, aunque conocía la cara de su compañero de trabajo, eso me bajaba el ánimo, así que busque una cara amable en mi imaginación. La de mi mejor amigo. Un hombre que conozco desde hacía décadas. Que siempre trató muy bien a mi mujer, con respeto y que jamás me habría puesto los cuernos con ella.
Mi erección fue tan bestia que estuvimos casi toda la noche follando como locos. Me corrí un montón de veces y descubrí que la doble penetración con la ayuda del dildo me la ponía más dura que nada de lo que había probado.
Recuperamos las rutinas sexuales y de hecho se intensificaron. Todos los días follábamos, todos, a veces varias veces.
Empecé a sentir ganas de que la mirasen los tíos. Antes no había hecho topless, supongo que por mí.
Le pedí que lo hiciera y sentí que cada vez que le miraba las tetazas operadas un tío, fuera de la edad que fuera, a mí se me ponía dura y queria follarmela allí mismo.
Adoptamos un juego morboso, que fue idea mía. Follar en sitios que podrían pillarnos, bajo el agua, en vestuarios, pegada al cristal de la ventana del comedor por la noche, que daba a la parada de los taxistas.
Ahí la enculaba... Y esperaba a que un taxista mirase hacia arriba y viera sus tetas pegadas al cristal.
Ella al principio sentía mucha vergüenza, lo hacía porque de alguna forma sentía que me lo debía. Lo cual utilice a mi favor.
Empezó a preocuparse porque yo ya no sentía celos, habían muerto... Estaban enterrados a mil metros bajo el suelo. Pero ella si seguía sintiendolos. Aunque los disimulaba.
Cada vez que follábamos siempre era con fantasías, inventando situaciones con mi amigo, con un vecino, un cajero del supermercado, siempre tíos... Hasta que ella me dijo que podíamos probarlos con mujeres.
Creo que llegó a pensar que yo empezaba a ser bisexual... Algo que no era para nada cierto, no me excitan las pollas por si mismas solo me excitaban pensar en que esas pollas se la follaban junto a la mía.
Jugamos fantasías muy interesantes en donde pude confesar que amigas suyas me daban morbo, justamente las que peor me caían eran las que me la ponían más dura en esos juegos.
Ella tenia orgasmos muy bestias con eso. Incluso llegué a decirle que incluyéramos en las fantasias a sus dos hermanas, mis cuñadas...
Todo empezaba a ser válido... De momento nada era un tabú imposible. Se había abierto un horizontes tan excitante que ya era incapaz de follar de otra forma. Solo podía tener sexo así... Y a ella empezó a afectarle en silencio. Mi mujer echaba de menos el sexo romántico, sin hablar de otras personas, sin juguetes, en la intimidad, sin buscar algún mirón, o una situación morbosa.
Tardó en decírmelo casi un año.
Poco a poco yo quería cada vez un ápice más. Compré muchos juguetes, grabé en video nuestras aventuras sexuales. Le hacía fotos, primero sexis con lencería, más tarde totalmente desnuda hasta llegar a los más porno posible.
Le dije que quería publicar esas fotos en páginas amateur. Ella me dio la autorización, sin querer realmente, con la condición de que no se vieran nuestras caras y taparamos las partes del cuerpo donde habían tatuajes.
Una noche tuvo que quedarse a dormir haciendo compañía a un familiar recién operado en el hispital.
Esa noche estaba solo y me excito mucho empezar a colgar algunas fotos y algún vídeo nuestro.
Censure nuestras caras y nuestros tattoos (habían pocos) y con el corazón a mil por hora y muy empalmado, me puse a colgar en webs extranjeras algo del material que tenía.
Esperé con paciencia al otro día para ver cuánto visionado había tenido y si habían comentarios...
Ya lo habían visto cientos de personas, que al poco se convirtieron en miles... Me encontré comentarios de todo tipo, educados y cerdos... Me encantaban los más cabrones...
De alguna forma empecé a dudar de si estaba haciendo lo correcto, esto era un nuevo despertar sexual, una terapia o una venganza encubierta??
Esas dudas no me hacian puta gracia... Debía descubrir que era realmente lo que buscaba.
Llamé a mí mejor amigo, que en su día ya le había contado la infidelidad y que me había aconsejado que la dejara un montón de veces.
Le confesé que le había utilizado en mis fantasías sexuales. Cosa me excitó como pocas cosas en la vida.... El como buen amigo, no aprovechaba mi situación para su uso sexual personal, estaba más preocupado por mí que otra cosa.
No le molestó que le utilizará como referente fantasioso, incluso me dio su venia, aunque no la entendía para nada
Yo quería que el me diera alguna señal de que mi mujer, que estaba buenísima, le podía poner cachondo, aunque fuera solo para hablarlo nosotros. No quería llevarlo a la acción, solo eran fantasías, pero necesitaba que el lo supiera.
Buscaba que me pidiera fotos de ella desnuda, después de decirle que los habíamos llegado a un pacto de pareja amateur.
En el momento que sintió, cierta curiosidad, le envié por WhatsApp, un avance muy sexy de ella. .. y no tarde en darme cuenta de que si, se la ponía dura, quería más fotos, pero dejando claro que de el no habría nacido. Que las mujer de su amigo es sagrada.
Mi querido amigo vivía en otra provincia a unos 400 kilómetros de nosotros. Todos los años me visitaba cinco o seis veces al año los fines de semana que el tuviera puente, para estar conmigo tres o cuatro días.
Empecé a querer dar el siguiente paso.... Pero antes tenía que convencer a mi mujer... Dejar la fantasía atrás y que ella quisiera hacerla realidad al menos para complacerme.
A mi mujer no le ponía mi amigo. El es bajito, regordete. Nacimos el mismo año y mi mujer es 4 años más joven.
Sabía que las fantasías que le gustaban a ella, eran más con otros hombres, más jóvenes, siempre eran mucho más jóvenes que ella, y alguno más mayor, pero mi amigo... Lo hacía por mi... Se me ponía muy dura y a ella eso le venia muy pero que muy bien...
Continuó después.
Hemos sido educados bajo un código de moralidad y conducta sexual, en donde la fidelidad puede ser real o supuesta.
Te hacen creer que tú pareja debe ser exclusiva para ti y tú para ella...
Por ello existen los celos, un sentimiento de pertenencia vulnerada, infundados por realidades o fantasías... Una enfermedad que te hace desconfiar de la persona que amas.
Bajo este paradigma, vivimos gran parte de nuestra vida... Seguimos las reglas impuestas hasta que nuestra verdadera naturaleza salvaje, termina revelándose.
Yo he sido un hombre fiel que exigía lo mismo en sus parejas. He tenido celos... En muchas ocasiones, a veces sin razón, a veces con razón... Está "razón" no es más que un invento social, que lleva miles de años atado a un sistema que nos han inculcado desde que tenemos consciencia.
Nuestros abuelos, nuestros padres, nuestros amigos, todo los que nos rodean o rodearon, entendieron que tú pareja es algo que es solo para ti y que lo contrario está MAL
Una esposa, un esposo... Es textualmente una atadura de manos, es decir... La limitación que la sociedad a partir del tradicionalismo, infundado especialmente por la religión y sus códigos morales, nos advierte de que: la monogamia es sagrada y para mantenerla hay que ser fiel y no dtener piedad con aquellos que fallen al dogma. Si fallan al dogma, son traidores, por lo tanto no-validos y hay que descartarlos o perdonarlos y convivir con ellos estigmatizados.
Los celos son frutos de la sagrada monogamia, nada más que eso.
Tú puedes tener muchos amigos pero tú mujer o tú marido solo puede tener un amante...y ese solo debes de ser tú.
La diferencia entre los amantes atados y los amigos es precisamente que estos últimos no están atados a nada en concreto. Pueden quedar con quien quieran mientras queden también contigo, mantendrás la amistad... Que podrá ser eterna.
Por ello sabemos perdonar antes a un amigo que a nuestra compañer@ de vida.
Mi conclusión ante esta breve introducción, es que todos nosotros vivimos en un mundo en donde si no sigues esas reglas serás señalado, ridiculizado, insultado, vapuleado, humillado...
Hay que siente deseo sexual por la humillación, porque en su día derramaba lágrimas y sentía que la vida era una auténtica mierda cuando le hacían sentirse humillado.
Muchos empezamos así... Fuimos cornudos y como no supimos enfrentarnos al dogma, Terminamos rompiéndolo en pedazos haciéndonos libres de dolor fuera del sagrado código.
Es muy posible que tú, amigo lector, no entiendas cómo un hombre es capaz de compartir a su mujer con otro y que esto encima le excite como nada en el mundo.
Es igualmente posible que otros de los que estáis leyendo estos textos, comulguen conmigo...
Algunos, o todos, posiblemente sintáis una excitación sexual con este contenido. Pases o no esa línea, es igualmente morboso en ambos lados.
Pero amigo mío... Recuerda... Estés donde estés situado, yo fui de los tuyos antes o después... Y eso debería hacerte pensar.
Me he casado tres veces en mi vida y he tenido parejas desde los 15... Es decir hace unos 35 años.
Viví de forma tradicional, hasta aproximadamente el ultimo tercio de mi vida. Cuando hablo de vida "tradicional" me refiero que yo intentaba ser fiel mientras pudiera... Pero no aceptaba que mi pareja pudiera ser como yo... Lo cual ya de por si es una injusticia absoluta... pero una injusticia absolutamente tradicional con el dogma establecido... Un código absurdamente falso e hipócrita.
El relato, si queréis que lo llamemos así... Comienza cuando un día te enteras de que tú mujer, con la que llevas en esos momentos 7 años casado, se ha liado con un compañero de trabajo.
Tenía sospechas, porque obviamente era celoso y algunas cosas me daban señales de alarma... Alarma de traición...
Me asomé y me encontré aquella infidelidad. Es lo que tienes si te asomas, puede pasar que lo que encuentras sea duro para ti después.
Efectivamente viví una experiencia dura, muy dolorosa... Impotencia, sentimiento de alta traición, desamor, lágrimas, puñetazos en la pared... Ganas de pegar a ese hombre, buscarlo y darle la paliza de su vida. Insultar a mi mujer y divorciarme inmediatamente.
Pero yo la amaba... Más que a mí propia vida. Lo era todo, mi mejor amiga, mi compañera de fatigas. La persona más especial del mundo.
No supe o no quise dejar de amarla.
Cuando llegó a casa, estaba yo solo, habían algunas cosas tiradas por el suelo, rotas... Mis ojos rojos de llorar, el rostro desencajado de ira y tristeza.
Ella lloró, y se derrumbó en el suelo diciéndome que lo sentía, que era terrible y que nunca habría querido hacerme pasar por esto. Que pasó... Y que no supo evitarlo.
Yo salí de casa en busca de mi coche para escapar de esa situación infernal
No le falte el respeto, ni quise que me viera violento, para no generarle ningun miedo. Pero no podia verla frente mia y decidí salir de allí.
Salió a buscarme y me encontró dentro del coche... Yo era incapaz de escapar por mucho que lo deseaba, no giré la llave del vehículo, encendiendo el motor que me sacaría de aquel hogar que habíamos creado juntos.
Volví con ella a casa... En silencio, me tiré en el sofá y llorando le dije que la quería... Porqué me has hecho esto?
Por mi mente pasaron mis infidelidades o los intentos de relaciones sexuales que había tenido yo dentro de ese matrimonio... No se las conté y de alguna forma eso me hizo sentirme mejor... Realmente quién es el malo aquí?
Pasaron dos semanas y yo no pude acostarme con ella, salvo para dormir. Me era imposible empalmarme... Por mucho que ella se lo trabajara, venía a a mí mente imágenes que cortaban el rollo. Ella con otro hombre haciéndole lo mismo que me intentaba hacer en esos momentos en la cama.
Decidimos hacer un viaje, un fin de semana lejos de nuestra ciudad, lejos del hogar... De alguna manera queríamos ver si cambiando el escenario, conseguía alejarme de esos pensamientos que no me permitían ser el de antes.
Mi mujer dejó el trabajo que tenía para no verse nunca más con el compañero con el que se había liado.
Yo cobraba suficiente y ella dispondría de paro y tiempo para encontrar algo mejor.
Alquilamos una habitación de un hotel cerca de la playa. Era un caluroso verano... De camino al hotel fuimos a un centro comercial, donde había un sexshop muy grande. Ella compró lencería sexy, lubricante y yo decidí comprar un juguete para ver si así me animaba más.
En esos momentos vi un dildo de estos realistas, muy similar a mí polla. Lo compré y de alguna forma todo empezó ahí... En ese preciso instante.
Esa noche, empecé a cambiar las normas establecidas.
Desaparecieron los celos y con ello el sentimiento de pertenencia que tienen las parejas.
Nos duchamos en una de esas duchas gigantes que caben por los menos 4 personas y mientras nos morreabamos haciendo el precalentamiento, se me pasó por la cabeza ella follando con otro... No le puse cara, aunque conocía la cara de su compañero de trabajo, eso me bajaba el ánimo, así que busque una cara amable en mi imaginación. La de mi mejor amigo. Un hombre que conozco desde hacía décadas. Que siempre trató muy bien a mi mujer, con respeto y que jamás me habría puesto los cuernos con ella.
Mi erección fue tan bestia que estuvimos casi toda la noche follando como locos. Me corrí un montón de veces y descubrí que la doble penetración con la ayuda del dildo me la ponía más dura que nada de lo que había probado.
Recuperamos las rutinas sexuales y de hecho se intensificaron. Todos los días follábamos, todos, a veces varias veces.
Empecé a sentir ganas de que la mirasen los tíos. Antes no había hecho topless, supongo que por mí.
Le pedí que lo hiciera y sentí que cada vez que le miraba las tetazas operadas un tío, fuera de la edad que fuera, a mí se me ponía dura y queria follarmela allí mismo.
Adoptamos un juego morboso, que fue idea mía. Follar en sitios que podrían pillarnos, bajo el agua, en vestuarios, pegada al cristal de la ventana del comedor por la noche, que daba a la parada de los taxistas.
Ahí la enculaba... Y esperaba a que un taxista mirase hacia arriba y viera sus tetas pegadas al cristal.
Ella al principio sentía mucha vergüenza, lo hacía porque de alguna forma sentía que me lo debía. Lo cual utilice a mi favor.
Empezó a preocuparse porque yo ya no sentía celos, habían muerto... Estaban enterrados a mil metros bajo el suelo. Pero ella si seguía sintiendolos. Aunque los disimulaba.
Cada vez que follábamos siempre era con fantasías, inventando situaciones con mi amigo, con un vecino, un cajero del supermercado, siempre tíos... Hasta que ella me dijo que podíamos probarlos con mujeres.
Creo que llegó a pensar que yo empezaba a ser bisexual... Algo que no era para nada cierto, no me excitan las pollas por si mismas solo me excitaban pensar en que esas pollas se la follaban junto a la mía.
Jugamos fantasías muy interesantes en donde pude confesar que amigas suyas me daban morbo, justamente las que peor me caían eran las que me la ponían más dura en esos juegos.
Ella tenia orgasmos muy bestias con eso. Incluso llegué a decirle que incluyéramos en las fantasias a sus dos hermanas, mis cuñadas...
Todo empezaba a ser válido... De momento nada era un tabú imposible. Se había abierto un horizontes tan excitante que ya era incapaz de follar de otra forma. Solo podía tener sexo así... Y a ella empezó a afectarle en silencio. Mi mujer echaba de menos el sexo romántico, sin hablar de otras personas, sin juguetes, en la intimidad, sin buscar algún mirón, o una situación morbosa.
Tardó en decírmelo casi un año.
Poco a poco yo quería cada vez un ápice más. Compré muchos juguetes, grabé en video nuestras aventuras sexuales. Le hacía fotos, primero sexis con lencería, más tarde totalmente desnuda hasta llegar a los más porno posible.
Le dije que quería publicar esas fotos en páginas amateur. Ella me dio la autorización, sin querer realmente, con la condición de que no se vieran nuestras caras y taparamos las partes del cuerpo donde habían tatuajes.
Una noche tuvo que quedarse a dormir haciendo compañía a un familiar recién operado en el hispital.
Esa noche estaba solo y me excito mucho empezar a colgar algunas fotos y algún vídeo nuestro.
Censure nuestras caras y nuestros tattoos (habían pocos) y con el corazón a mil por hora y muy empalmado, me puse a colgar en webs extranjeras algo del material que tenía.
Esperé con paciencia al otro día para ver cuánto visionado había tenido y si habían comentarios...
Ya lo habían visto cientos de personas, que al poco se convirtieron en miles... Me encontré comentarios de todo tipo, educados y cerdos... Me encantaban los más cabrones...
De alguna forma empecé a dudar de si estaba haciendo lo correcto, esto era un nuevo despertar sexual, una terapia o una venganza encubierta??
Esas dudas no me hacian puta gracia... Debía descubrir que era realmente lo que buscaba.
Llamé a mí mejor amigo, que en su día ya le había contado la infidelidad y que me había aconsejado que la dejara un montón de veces.
Le confesé que le había utilizado en mis fantasías sexuales. Cosa me excitó como pocas cosas en la vida.... El como buen amigo, no aprovechaba mi situación para su uso sexual personal, estaba más preocupado por mí que otra cosa.
No le molestó que le utilizará como referente fantasioso, incluso me dio su venia, aunque no la entendía para nada
Yo quería que el me diera alguna señal de que mi mujer, que estaba buenísima, le podía poner cachondo, aunque fuera solo para hablarlo nosotros. No quería llevarlo a la acción, solo eran fantasías, pero necesitaba que el lo supiera.
Buscaba que me pidiera fotos de ella desnuda, después de decirle que los habíamos llegado a un pacto de pareja amateur.
En el momento que sintió, cierta curiosidad, le envié por WhatsApp, un avance muy sexy de ella. .. y no tarde en darme cuenta de que si, se la ponía dura, quería más fotos, pero dejando claro que de el no habría nacido. Que las mujer de su amigo es sagrada.
Mi querido amigo vivía en otra provincia a unos 400 kilómetros de nosotros. Todos los años me visitaba cinco o seis veces al año los fines de semana que el tuviera puente, para estar conmigo tres o cuatro días.
Empecé a querer dar el siguiente paso.... Pero antes tenía que convencer a mi mujer... Dejar la fantasía atrás y que ella quisiera hacerla realidad al menos para complacerme.
A mi mujer no le ponía mi amigo. El es bajito, regordete. Nacimos el mismo año y mi mujer es 4 años más joven.
Sabía que las fantasías que le gustaban a ella, eran más con otros hombres, más jóvenes, siempre eran mucho más jóvenes que ella, y alguno más mayor, pero mi amigo... Lo hacía por mi... Se me ponía muy dura y a ella eso le venia muy pero que muy bien...
Continuó después.
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