javieron
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Hola a todos, aquí volviendo a colaborar con una historia de hace 2 años.
Saludos y espero les guste.
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EL SEGUNDÓN
-- Es que nunca se te va a arreglar esa cara?, si no te molesta, podría hacer una colecta para hacerte un tratamiento, ya que al estar becada supongo que tus padres no tienen ningún centavo para pagártelo. -
Y esa era una nueva frase hiriente que le hacía Javier a Lucía, como casi todos los días en el colegio. Y es que Lucía sufría muy a su pesar, de acné en el rostro, pero de manera muy severa, lo que le producía un complejo aún más grave, volviéndola retraída y antisocial, no tenía casi ni fuerzas para defenderse algo de las ofensas constantes que recibía por parte de Javier, el chico más popular de la promoción, pero el más horrible de carácter.
Javier parecía no cansarse de molestarla, todos los días le ponía apodos o le hacía bromas de mal gusto mientras los de su alrededor le celebraban sus tonterías, sobre todo las chicas que babeaban por él, todas menos una, la víctima de sus maltratos.
En efecto, Lucía era becada, por si fuera poco, a su problema facial, su familia era de muy pocos recursos, pero gracias a su gran desempeño académico, logró obtener una beca completa en esa escuela privada.
Quizás ese era uno de los motivos del constante acoso de Javier, ya que aunque no lo crean, él también tenía un gran desempeño, pero siempre estaba segundo, siempre detrás de Lucía, por mas que se esforzaba y estudiaba, no lograba superar las notas de Lucía, y eso lo consumía por dentro, ya que su familia, sobre todo su padre, un importante empresario del país, lo presionaba hasta el cansancio para que llegue a ser número uno en todo, cosa que lo lograba sin problemas hasta que llegó Lucía hace dos años por traslado.
Dadas las circunstancias, Javier era constantemente denigrado por su progenitor, recibiendo frases como “yo no quiero fracasados en la familia” “eres una vergüenza” “vas a ser un puto mediocre”. La frustración en su hogar lo trasladaba al colegio y descargaba su furia contra Lucía.
Había días que lo hacía tanto que terminaban en la dirección del colegio, donde a veces se encontraba con la madre de Lucía, la señora Ester, que lo miraba con odio al chico, igual su hermano Juan, pero este a pesar de tener un año más, no podía hacer nada dado que tenía notoria desventaja física, y solo recibiría una paliza por parte de Javier. Por otro lado, este no tenía temor, y solo escuchaba con la mirada al techo las riñas suaves que le daban los profesores, ya que estaba consciente de que nunca se atreverían a suspenderlo y menos expulsarlo, dado su rendimiento y el temor que le tenían a su padre.
Lucía, a pesar de ser retraída y antisocial por su complejo, por dentro era fuerte, soportaba en silencio los ataques de Javier, y se consolaba diciendo a si misma que pronto acabarían el colegio y esperaba nunca más verlo. De todas formas, no entendía por qué la trataba tan mal, y no podía evitar odiarlo.
Javier por otro lado, su buen rendimiento no se limitaba a los estudios, era también capitán del equipo de fútbol y también sobresalía en las artes amatorias, que sumada a su belleza corporal, tenía un don de cortejo que le daba buenos resultados.
Ya se había acostado con las mas lindas de su promoción y algunas de otras promociones.
Javier no las maltrataba, pero su conducta era fría y las despachaba rápido. Ellas no reclamaban mucho porque estaban super contentas de hacerlo con el más popular del colegio.
Pasó el tiempo, sin muchas novedades, los ataques seguían en proporción a la frustración de Javier, hasta que se hizo el fin de año.
La graduación fue una fiesta de lujo, todos contentos, menos Javier ni Lucía. El primero por no terminar como primero y la segunda por la frustración de no poder disfrutar como una persona normal, ya que, tanto por dinero como por no tener amigos, ni se apareció por ahí y menos al tan ansiado viaje de promoción. Lo que nunca supo es que Javier tampoco fue a ninguno de los dos.
“En la universidad será diferente” fue el pensamiento que se leía en la mente de ambos ex escolares.
Nuevos vientos.
El padre de Javier era como ya se dijo, un importante empresario, principalmente de la construcción. Proyectos enormes de todo el país tenían la marca de su empresa.
Javier comenzó a estudiar ingeniería civil por orden de su padre, y este, aunque quería mandarlo a la mierda constantemente, nunca consiguió el valor suficiente para hacerlo.
Inició su carrera en una de las universidades más prestigiosas, los primeros ciclos los llevó en la mañana de forma sobresaliente. Luego a un poco más de la mitad de carrera comenzó a estudiar en la tarde. Demás está decir que ya se había beneficiado de varias chicas de la facultad y de otras, y digo otras porque esa carrera no era famosa exactamente por tener lindas muchachas.
-- Slurp slurp mmmmmmm-- eran los sonidos de una amiga mientras le hacía una deliciosa mamada en una de las cabinas de un baño de hombres apartado de las facultades.
Cuando dejaba de chupar, se dedicaba a lamer el tronco, los testículos uno por uno con gran dedicación, para volver lamiendo hasta llegar al glande, saborear el líquido preseminal y volver a meterlo en su boca.
Javier miraba embelesado como se la comían con gran dedicación.
La felación duró casi 10 minutos hasta que Javier cogió su cipote por el tronco agitándolo con la mano derecha mientras con la izquierda le agarró el pelo a ella para jalarlo un poco para atrás. Poco después comenzó a largar varios disparos de leche por toda la cara de su amante de turno, mientras esta la recibía con la boca abierta todo lo que podía saboreando cada instante. Luego mientras ella le limpiaba con la lengua los restos de semen en su verga, Javier la acariciaba como si fuera una mascota con su dueño.
En la misma semana, estaba en la casa de una de las chicas mas lindas de la facultad de Ciencias de la comunicación. Pelo oscuro largo hasta la cintura, senos que sobresalían de la mano y un culo paradito y resaltado por pantalones que parecían ser devorados por él.
-- Ohh si Javier, que ricoooooo!!!!-- decía la lindura mientras estaba en 4 patas recibiendo los embistes del muchacho, que le daba con una potencia envidiable, y hacía que sus ricas tetas se sacudan con fuerza.
Era una de sus posiciones favoritas, porque mientras la embiste puede contemplar su anito mientras le va introduciendo uno, dos y hasta tres dedos con saliva.
Luego sin decir nada ni pedir permiso saca la verga lubricada de la vagina y la dirige al agujerito antes manipulado, para luego presionar lento pero sin pausa.
-- Ahhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!, despacio por favor!!!! Ufffffffffff!!!!!!-- sufría la chica al comienzo para luego gozar del morbo de sentirse una puta barata y de poder complacer a su hombre.
La velocidad de embiste se incrementaba hasta que ella temblando tiene un orgasmo fulminante seguido de sentir toda la leche de Javier llenándole el recto. Al final, como siempre, bastaba con un “adiós” para terminar el momento.
Cuando comenzó a llevar cursos por la tarde, en una de las clases al entrar a buscar sitio por la mitad del salón que era donde se sentía mas cómodo, se encontró con alguien que nunca esperó volver a ver.
Era Lucía, estaba diferente, pero sin duda era ella. Seguía con acné, pero era considerablemente menor cantidad, tenía lentes mas anatómicos, estaba con una media cola, una blusa ceñida que dejaban contemplar la forma de unos bonitos senos, y también jeans lo suficientemente apretados como para contemplar unas lindas piernas.
No podía creerlo, de nuevo se encontraba con su pesadilla, alguien que le causó tanta frustración, tanto maltrato por parte de su padre. Su semblante cambió por completo, así como el de Lucía cuando se dio cuenta que alguien la miraba y darse cuenta quien era.
Lucía se puso pálida y hasta se le aguaron los ojos, no podía creer que volvía a estar en esa situación, pensó que iba a vivir otra vida, su padre le había regalado un humilde auto de segunda mano, hizo algunas amigas, estaba encaminada, pero de pronto todo se desmorona por tener al frente al tipo que detestó tanto.
Javier se sentó a la carpeta a lado de ella, mirando ambos al frente.
-- Que haces aquí?, que no te alcanzó llevarme a la humillación en el colegio?, quieres quitarme acaso el puesto que merezco aquí también?--
Lucía no entendía por qué le comenzó a decir eso, ella solo iba a estudiar, si se le daba mejor los resultados que a él, no era su culpa, por que tenía que sentirse mal por eso?
Lucía no dijo nada, se mantuvo callada, cogió sus libros y se retiró del aula ante la mirada discreta del profesor, tampoco era raro ver a algún alumno salirse en plena clase.
Comenzó a caminar rápido por el pasillo hasta entrar en el baño y meterse en una de las cabinas. No pudo evitar llorar, de rabia, de su cruel destino, de tener que sufrir la pesadilla de nuevo, una pesadilla llamada Javier.
Decidió no afrontar de nuevo el problema, aquello la superaba, lo hacía antes y lo haría ahora. Decidió cederle el puesto, bajaría su rendimiento para que su promedio sea menor al de él, así ponga en riesgo su futuro profesional, no quería vivir de nuevo esas terribles humillaciones.
-- Lucía!, espera! -- Gritaba Jesús.
Lucía caminando por los pasillos con mirada perdida, volteó a ver. Era su ex.
[Flashback]
Jesús estudió con ella los primeros ciclos, era buen estudiante aunque no sobresalía. De la talla de ella, pelo oscuro, también con lentes, siempre iba en camisa de cuadros abotonada hasta el cuello, “me veo mas intelectual” siempre decía. Estuvieron juntos 3 ciclos hasta que un día él le confesó triste que se había ido de putas borracho con un amigo.
-- Pero que imbécil eres, te parece bonito hacerme cornuda?
-- Discúlpame por favor, es que no pensé bien, el alcohol me volvió loco, a las justas recuerdo.
-- Aunque sea usaste preservativo, no estúpido?
-- Ehhh si claro, ellas lo exigen siempre.
-- Ahhh osea eso si te acuerdas bien no?, animal de mierda, debería romperte la regla en la cabeza -- (Regla T de arquitectura).
-- Ehhh no, en serio, recuerdo poco pero eso si me di cuenta, y por favor, no me rompas nada.
-- Y que tal la pasaste?
-- Bien!!!, ehhh digo no!!!, la pasé fatal... ehh pero, a que viene eso?
-- A nada, la verdad es que desde que empezamos, mas nos portábamos como amigos que como novios, así que si a ti no te parece mal, mejor sigamos así.
-- Claro!!!, lo último que quisiera es alejarme de ti, eres mi única amiga.
-- No me sorprende putero.
-- Alicia!!! que te escuchan!!!
-- Jajajajajaaaa, debería gritarlo.
Y así, irónicamente, continuaron su amistad mas fuerte que nunca. Se volvieron mas confidentes. Ella siempre se reía del él por lo poco disimulado que era en mirar culos en la universidad, pero especialmente se quedaba viendo a una chica llamada María, era su fantasía.
-- No está buenísima? -- Decía Jesús mientras la miraba caminar a lo lejos.
-- Por que no planeas algo?
-- Como qué?
-- Que te vea orinando -- dijo Lucía mientras estallaba de la risa.
-- Que bruta eres!, como crees que voy a hacer eso? -- Decía Jesús ruborizado.
-- Por que no?, de otra forma no creo que se fije en ti, es muy alzada, y si te ve con esas ropas saldría corriendo. Pero podría animarse si te ve el pedazote jajajajaja
Lucía no bromeaba. Jesús estaba muy bien dotado, y mas de una vez tuvieron problemas en la cama cuando eran novios.
-- Estás loca... igual no voy a tener oportunidad. La he visto detrás de un tipo de la facultad que trae locas a todas, alto, buen cuerpo y además debe dolerle la cara de lo guapo que es jajajaja.
-- Bah!, ni que fuera para tanto.
-- Cuando lo veas me darás la razón.
A Lucía eso no le interesaba esos temas por el momento, estaba enfrascada en su carrera. Lo de Jesús en su momento fue algo fortuito, pero a la vez le sirvió mucho para despabilarse un poco.
Y sobre aquel tipo, nunca se imaginó que iba a ser el mismo que fue una pesadilla en el colegio.
[/Flashback]
Jesús, que la había visto caminando cabizbaja la llamó varias veces hasta que ella volteó a verle. La saludó y le preguntó como estaba pero ella muda sin reaccionar.
-- Lucía, te estoy hablando, que te pasa hoy?
-- Tuve un mal día -- dijo sin muchas ganas de hablar.
-- Pues parece que mal es poco, tienes muy fea cara.
-- Es que... he vuelto a ver al que me hacía la vida un infierno en el colegio.
-- Como?, el que me contaste?, aquí en la universidad?
-- Peor... en una de mis clases, estudia lo mismo, no se cuando ni como, pero está ahí.
-- Mierda... pues, no se que decirte, solo que pases de él, ni lo mires ni le hables.
-- Fácil es decirlo.
Fueron pasando las semanas, y Lucía cumplió el trato hecho con ella misma y bajó su rendimiento. La universidad tenía la política de publicar los promedios de cada curso en la intranet, que no pasó desapercibido por Javier, que por momentos se sintió mejor, el primer puesto estaba en su poder, Lucía estaba en 2do y hasta a veces 3er puesto, pero algo no le cuadraba. Es que al final se pudo imponer?... no, algo andaba mal, pero no quiso averiguarlo por el momento, aunque le afectó en el ánimo, debía sentirse bien, pero por alguna razón, no lo hacía, porqué?
Pasó el ciclo y la triste estrategia de Lucía dio frutos. Javier no le hablaba, no la insultaba ni la ofendía, pero la miraba, a veces mucho, y eso la mantenía en constante tensión, tanto que se volvió a aislar, ya casi no quedaba con sus amigas y se fue quedando sola. Solo algún cruce de palabras con Jesús que lo dejaba preocupado.
Lo que también pasó es que su beca completa se comprometió, y si, también era becada, así que tuvo que buscar un trabajo de medio tiempo por que le retiraron un tercio de la beca y necesitaba cubrir gastos, todo fuera del conocimiento de sus padres.
Lo que no pasó desapercibido para ellos fue el cambio de conducta de su hija, volvían a ver a la escolar retraída. Su madre se acercó para hablar con ella, y a pesar de las continuas manifestaciones de Lucía de que todo estaba bien, le seguía insistiendo.
Para mala suerte de Lucía, su madre un día averiguando el horario de salida en la universidad fue a tentar suerte en encontrarla sin avisarle. Lamentablemente para ella no tuvo suerte, no la encontró, y justo cuando estaba por retirarse, lo vio salir.
No podía estar equivocada, era él, ese miserable que le hacía la vida imposible a su hija. Ahora creyó comprenderlo todo, ya sabía el por que del cambio de actitud de su hija.
Sin poder controlarse se acercó hacia el joven y le habló fuerte en frente del grupo que la acompañaba:
-- Deja en paz a mi hija!, esta vez no te voy a permitir hacerla sufrir!--
Javier se quedó en shock por un instante, no sabía bien a que se refería la señora, hasta que la pudo ver bien y la reconoció. La mamá de Lucía, con la que algunas veces se encontraban en la dirección de colegio. La miro fijamente con una ligera sonrisa.
-- Señora no se de que me habla, y por favor no me vuelva a amenazar por que se puede arrepentir, sabe muy bien quien es mi padre, aquí por fin se dio el orden natural de las cosas como siempre debió ser--
-- Me importa un cuerno quien sea tu padre, te repito, deja en paz a mi niña, es la última vez que te lo digo!!!--
Luego de esto la señora salió rauda hasta su casa para hablar con su hija.
Javier se quedó parado sin saber como reaccionar. La furia en los ojos de la señora no lo había visto mas que en los de su padre cuando le gritaba.
Pensaba en la razón por la que la madre de Lucía lo había encarado así, si no le hablaba, solo la veía, la veía en silencio, con un interés que no sabía traducirlo, quizás por el hecho de que ella ya no lo superaba, quizás por que la veía diferente, quizás sea por culpa, culpa?, porqué?, él era sobresaliente y competitivo, si ella no podía con la presión de la competencia entonces no merecía que él se sintiera culpable.
Confrontación
La madre de Lucía llegó a casa pero no la encontró. Entró a su cuarto y comenzó a rebuscar en sus cosas de estudio. Encontró exámenes de varios cursos, la mayoría con notas buenas pero no tan buenas como cuando comenzó ese turno en la universidad, encontró una notificación de esta indicando su recategorización, también documentos de una empresa de medio tiempo. “Porque sucumbe ante los ataques de ese miserable?, eso no lo voy a permitir”.
Cuando Lucía llegó, encontró a su madre sentada en la mesa mirándola fijamente.
-- Lo se todo Lucía.--
--Se de lo de tu recategorización por bajar el promedio, se lo de tu nuevo trabajo y se sobre Javier.--
Lucía se quedó paralizada, bajó la mirada y se le aguaron los ojos.
-- Esto se termina ya mismo Lucía!, no voy a dejar que vivas la vida así, sufriendo y dejándote, tu padre y yo dejamos que eso nos pase en parte, pero tú tienes que salir adelante, ya no puedes estar agachando la cabeza. Si no reaccionas ahora, esto te perseguirá por el resto de tu vida. Tú puedes hija por favor-- seguido de esto, su madre cayó de rodillas y rompió en llanto.
Ver a su madre llorar así frente a ella, la rompió por dentro. Todo este tiempo, sus padres y hermano se rompían el lomo trabajando para llevar un pan a la mesa, y ella no lo valoraba, solo se refugiaba en su mundo sin ver el esfuerzo de los que mas quiere en la vida. Ella es la única que pudo estudiar, ella es la esperanza para que las cosas cambien en su familia, ella tiene que cambiar, ya basta de esconder el rostro.
-- Es mejor mandarse que estancarse-- dijo Lucía.
Su madre levantó el rostro al escuchar eso de su hija. Lucía se arrodilló con ella y la abrazó mientras caía una lágrima por su mejilla.
-- Perdóname mamá, todo este tiempo fui una egoísta, no pude valorar su esfuerzo, mientras me dedicaba a rendirme. Pero no te preocupes, eso se acaba hoy, te juro que nunca mas voy a dejar que pasen sobre mi ni de mi familia, los quiero tanto, perdóname por favor--
-- No tengo nada que perdonarte hija, tú siempre fuiste especial, y no supe ver tu sufrimiento, disculpa esta escena que te hice pero es que me mataba por dentro verte así y no saber como ayudarte--
-- Ya no te preocupes por nada mamá, ten paciencia, todo cambiará para bien desde hoy--
Madre e hija se abrazaron sonriendo en el centro de su diminuta sala. En ese momento se abrió la puerta y se apareció su padre y su hermano que venían de trabajar, las miraban no entendiendo nada. Ellas al darse cuenta se secaron las lágrimas y se fueron a abrazarlos riendo. Ellos se dejaron abrazar y mirándose entre ellos confundidos, solo dijeron levantando la mirada: “mujeres”.
Después de un rato, ya a solas, Lucía contó todo a su hermano ya que también era su amigo y confidente.
-- Tú dime si necesitas ayuda, podré ser mas chico que ese imbécil, pero aprendí a pelear muy bien, si te molesta de nuevo, me dices--
-- No te preocupes hermanito, se como tengo que actuar y esto debo resolverlo sola--
Su hermano aunque intranquilo, decidió confiar en su hermana. Igual, aunque se de la oportunidad, seguía estando en desventaja con Javier, ya que este aparte de medir 1.85, practicaba mucho deporte entre los cuales estaba varios de box y artes marciales, destacando en todos ellos.
Al otro día, Lucía caminaba por la universidad buscando a su amigo hasta que lo vio en la cafetería comiendo una dona desordenadamente, y fue a su alcance con el semblante serio.
-- Yugía? -- Dijo torpemente Jesús con la comida en la boca e intimidado por la expresión de ella.
-- Pero que asqueroso eres, no puedes terminar para hablar?--
-- Lo giento -- mientras se tragaba lo último.
-- Bueno, te quería pedir un gran favor de amigos, no se como te lo tomes, pero lo necesito para mi terapia de shock.--
-- De que diablos hablas?, no me asustes.--
-- Tu compañero de piso está allá o en la universidad?--
-- Está aquí en la universidad, tiene clases hasta la última hora.--
-- Perfecto, quería saber si podemos tener sexo ahora mismo.--
Jesús se atragantó en ese momento con la bebida que estaba tomando.
-- Que me dices estúpida?, es acaso algún tipo de broma?--
-- Pero cual es el problema?, ya lo hemos hecho antes y ya te dije que es una terapia de shock, me he documentado algo del tema y esto puede ayudar a mi cambio y me de fuerzas para lo que viene.--
-- Pero de que huevadas me hablas?, tiene relación a como has estado de ánimos?--
-- Obvio animal, por que mas va a ser?--
-- Pero es que... no puedo, siento como si le fuera infiel a María.--
-- Pero que estupideces hablas?, si ella pasa de ti olímpicamente.--
-- Ya no, me atreví a saludarla una vez y me miró.
-- Y te devolvió el saludo?
-- No, pero estoy seguro que pensó en hacerlo.
-- Me vas a ayudar o no?, además, me la debes putero! -- Dijo Lucía ya perdiendo la paciencia.
-- Sshhhhhh!!!!! Ya, Ok ok!!, pero quiero que sepas que no estoy nada cómodo con esto.
-- Para eso son los amigos. Además a que no adivinas, a quien es el que perseguía María?
-- No me digas!
-- Exacto!
-- Maldita infiel!
-- Cállate animal y vamos! -- Seguido de jalarlo del brazo rumbo al hogar de Jesús.
Llegaron al piso de Jesús y su compañero. Los padres de estos vivían en provincia y les pagaban un sitio sencillo para que pudieran estudiar en la capital.
Jesús fue rumbo a su cuarto pero Lucía lo retuvo.
-- En tu cuarto no, que sea aquí rápido en el sofá.
-- En el sofá?, pues... ok, pero nunca lo he hecho ahí.
-- Si, ya se, solo en el cuarto y en la cama de esa puta.
-- Lucía por favor, ya no me recuerdes eso.
-- Ya bueno, quítate los pantalones y siéntate.
-- Oye pero así nada más?, me siento utilizado.
-- Ya carajo!, tampoco es fácil para mi, pero lo necesito por favor.
-- Ok!! -- Se bajó los pantalones, trusa y se sentó un poco cohibido.
-- Ponla dura! -- Dijo Lucía mientras se sacaba el pantalón y las bragas.
-- Puta madre Lucía!, que crees que soy?, un robot?
-- Ok ok, lo siento, es que todo esto me sobrepasa, déjame ayudarte un poco.
Seguido de eso, se arrodilló entre sus piernas y se metió el pene en la boca. Comenzó a chupar lentamente, todo lo poco que sabía, aunque aprendiendo de errores del pasado cuando accidentalmente le clavaba los dientes y Jesús gritaba de dolor. Ahora los resultados estaban siendo satisfactorios, ya que la vergota de Jesús comenzó a despertar, tanto que a Lucía ya comenzaba a entrarle solo un poco mas de la cabeza. Lucía tampoco era de piedra, y su rajita comenzó a humedecerse.
Cuando ya estaban a punto los dos, Lucía se paró y se sentó encima de Jesús con una pierna a cada lado, dirigiendo con su mano la vergota hacia su vagina.
-- Tú no hagas nada, no quiero lastimarme.
-- Ok, y no quieres que me ponga preservativo?
-- Acaso tienes?
-- No.
-- Entonces para que preguntas?
-- Pues no sé, me preocupé.
-- Igual recién he terminado mis días, no hay peligro.
-- Segura que has terminado no?, no quiero ver mi pito rojo ni que me duela la cabeza.
-- Por que te va a doler la cabeza?
-- Una vez leí que si lo hacen en esos días, al hombre le puede doler la cabeza.
-- Ya cállate y deja que me concentre.
Lucía comenzó con el descenso poco a poco. Ya había pasado tiempo de la última vez que lo hicieron y se sentía cerrada de nuevo.
Poco a poco iba a avanzando. Jesús instintivamente la agarraba de las caderas y ella se las retiraba, tenía miedo que le pase como la primera vez cuando casi la destroza.
Lucía llegó hasta la mitad del camino y se quedó quieta acostumbrándose. Luego de un breve lapso, comenzó a moverse, a subir y bajar lentamente con el seño fruncido por el dolor y lo llena que se sentía. Jesús se limitaba a apoyar sus manos en las piernas de ella y cerrar los ojos. Por un momento se le vino a la mente la imagen de María, con esas cuervas, buenos senos y gran culo, se la imaginó desnuda sentada en él. No era que Lucía no lo ponía, ella era guapa y tenía bonita figura, pero él estaba embobado por María, y soñaba constantemente con ella.
La verga de Jesús creció aún más y Lucía lo notó abriendo la boca. Irónicamente se le vino a la mente Javier, no supo cómo interpretar eso, pero la hizo aumentar el ritmo de la follada y comenzó a subir y bajar más rápido.
El culo de Lucía llegaba hasta dos tercios de la verga de Jesús, se había mojado mucho más que al principio y ya comenzaba a jadear fuerte. Ya no le importó cuando Jesús le puso las manos en las nalgas para ayudar en el ritmo. Ella ya estaba concentrada en conseguir su anhelado orgasmo.
Jesús por su parte, estaba sudando y con la boca abierta. Sintió que estaba muy cerca, y por primera vez abrió los ojos preocupado por dejar a medias a Lucía, temía que le haga algo malo.
Ya no aguantando más, Jesús terminó brutalmente lanzando chorros de lefa en el interior de Lucía, cosa que por suerte para Jesús, esa sensación de sentir los golpes de la leche chocar en el interior de su vagina, desencadenó un gran orgasmo en Lucía que la hizo temblar de placer, tanto que comenzó a apretar la cabeza de Jesús contra su pecho mientras jadeaba fuertemente.
-- Mmmmfffffpppppp...
-- Ah? -- Decía Lucía.
-- Me stag agfigciandooooo
-- Ah, ohh disculpa, no me di cuenta.
-- Puffff... menos mal acabó bien, pensé que te ibas a quedar a medias -- Dijo él.
-- Te hubiera matado a golpes.
-- Bueno, espero haberte ayudado con tu terapia loca.
-- Eso espero, aunque la próxima me compro un pepino, porque no me alcanza para ir a un sexshop. Tú hablas como un loro. Así vas a espantar a María. -- Decía mientras se paraba y se dirigía al baño a limpiarse y arreglarse.
-- Acaso me das alguna esperanza? -- Le gritaba desde el sofá.
-- Ya te he dicho, que te vea orinando jajajajaja -- Decía mientras se acercaba a la puerta.
-- Sigues con tus bromas estúpidas, es que no me puedes aconsejar en serio?
-- Escúchame estúpido. No veo como le puedas entrar, además de ir detrás del imbécil de Javier, ustedes son muy diferentes, y ella como te dije es muy alzada y superficial, y justo por eso pienso que te puede funcionar ese plan. Cuando te vea ese palote te aseguro que al menos se lo pensará y le dará mucha curiosidad.
Jesús se le quedó viendo sin decir nada. Por un momento se planteó la idea, pero es que le parecía una locura que solo lo había leído en relatos eróticos.
Hablaron un par de cosas más, un par de insultos y ella salió de su piso. Jesús se quedó sentado meditando lo loca que se había puesto con su terapia de shock. También pensó en María y el plan de Lucía, “No puedo creer que lo considere”.
Al día siguiente en la universidad, Lucía entró al salón y vio a Javier sentado donde solía hacerlo, vio un sitio libre a lado de él y fue hasta ahí a sentarse.
Javier la miró extrañado, ya que ella siempre lo evitaba cada vez que podía. Tenía un temple diferente, incluso en su vestimenta, un jean ajustado donde esta vez si pudo apreciar una bella anatomía, cosa que sorprendió a Javier. Lucía se sentó y se giró hacia él.
-- Solo vengo a decirte que las cosas van a cambiar, volverás a ser mi segundón, pero te advierto que en caso quieras volver con tus acosos, ya no te enfrentarás a la misma Lucía de antes porque esa ya murió--
Javier la miró fijamente como tratando de descubrir ese repentino cambio.
-- Así que no solo bastan las amenazas de tu mamá, si no que ahora tú con aires de lo que nunca serás, me amenazas también. Por favor no seas igualada que no va contigo, vuelve a tu hueco donde siempre estuviste si no quieres quemarte más--
Por un momento, Lucía no reaccionó, su madre no le había dicho que había hablado con él, pero mantuvo la calma, y sonrió.
-- Del hueco donde estuve solo me traeré esa parte donde te dejaba segundón, al cual vas a regresar pronto-- dijo Lucía para luego mirar al frente a atender la clase.
Javier cambió la cara, no puedo evitar apretar los dientes, si pasaba lo que temía, no quería imaginar regresar al tormento que le hacía pasar su padre, todos los comentarios denigrantes y ofensivos, su madre mirándolo como una decepción, todo volvería. Pero por alguna razón, también algo se prendió en él, algo se avivó.
Continuará...
Saludos y espero les guste.
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EL SEGUNDÓN
-- Es que nunca se te va a arreglar esa cara?, si no te molesta, podría hacer una colecta para hacerte un tratamiento, ya que al estar becada supongo que tus padres no tienen ningún centavo para pagártelo. -
Y esa era una nueva frase hiriente que le hacía Javier a Lucía, como casi todos los días en el colegio. Y es que Lucía sufría muy a su pesar, de acné en el rostro, pero de manera muy severa, lo que le producía un complejo aún más grave, volviéndola retraída y antisocial, no tenía casi ni fuerzas para defenderse algo de las ofensas constantes que recibía por parte de Javier, el chico más popular de la promoción, pero el más horrible de carácter.
Javier parecía no cansarse de molestarla, todos los días le ponía apodos o le hacía bromas de mal gusto mientras los de su alrededor le celebraban sus tonterías, sobre todo las chicas que babeaban por él, todas menos una, la víctima de sus maltratos.
En efecto, Lucía era becada, por si fuera poco, a su problema facial, su familia era de muy pocos recursos, pero gracias a su gran desempeño académico, logró obtener una beca completa en esa escuela privada.
Quizás ese era uno de los motivos del constante acoso de Javier, ya que aunque no lo crean, él también tenía un gran desempeño, pero siempre estaba segundo, siempre detrás de Lucía, por mas que se esforzaba y estudiaba, no lograba superar las notas de Lucía, y eso lo consumía por dentro, ya que su familia, sobre todo su padre, un importante empresario del país, lo presionaba hasta el cansancio para que llegue a ser número uno en todo, cosa que lo lograba sin problemas hasta que llegó Lucía hace dos años por traslado.
Dadas las circunstancias, Javier era constantemente denigrado por su progenitor, recibiendo frases como “yo no quiero fracasados en la familia” “eres una vergüenza” “vas a ser un puto mediocre”. La frustración en su hogar lo trasladaba al colegio y descargaba su furia contra Lucía.
Había días que lo hacía tanto que terminaban en la dirección del colegio, donde a veces se encontraba con la madre de Lucía, la señora Ester, que lo miraba con odio al chico, igual su hermano Juan, pero este a pesar de tener un año más, no podía hacer nada dado que tenía notoria desventaja física, y solo recibiría una paliza por parte de Javier. Por otro lado, este no tenía temor, y solo escuchaba con la mirada al techo las riñas suaves que le daban los profesores, ya que estaba consciente de que nunca se atreverían a suspenderlo y menos expulsarlo, dado su rendimiento y el temor que le tenían a su padre.
Lucía, a pesar de ser retraída y antisocial por su complejo, por dentro era fuerte, soportaba en silencio los ataques de Javier, y se consolaba diciendo a si misma que pronto acabarían el colegio y esperaba nunca más verlo. De todas formas, no entendía por qué la trataba tan mal, y no podía evitar odiarlo.
Javier por otro lado, su buen rendimiento no se limitaba a los estudios, era también capitán del equipo de fútbol y también sobresalía en las artes amatorias, que sumada a su belleza corporal, tenía un don de cortejo que le daba buenos resultados.
Ya se había acostado con las mas lindas de su promoción y algunas de otras promociones.
Javier no las maltrataba, pero su conducta era fría y las despachaba rápido. Ellas no reclamaban mucho porque estaban super contentas de hacerlo con el más popular del colegio.
Pasó el tiempo, sin muchas novedades, los ataques seguían en proporción a la frustración de Javier, hasta que se hizo el fin de año.
La graduación fue una fiesta de lujo, todos contentos, menos Javier ni Lucía. El primero por no terminar como primero y la segunda por la frustración de no poder disfrutar como una persona normal, ya que, tanto por dinero como por no tener amigos, ni se apareció por ahí y menos al tan ansiado viaje de promoción. Lo que nunca supo es que Javier tampoco fue a ninguno de los dos.
“En la universidad será diferente” fue el pensamiento que se leía en la mente de ambos ex escolares.
Nuevos vientos.
El padre de Javier era como ya se dijo, un importante empresario, principalmente de la construcción. Proyectos enormes de todo el país tenían la marca de su empresa.
Javier comenzó a estudiar ingeniería civil por orden de su padre, y este, aunque quería mandarlo a la mierda constantemente, nunca consiguió el valor suficiente para hacerlo.
Inició su carrera en una de las universidades más prestigiosas, los primeros ciclos los llevó en la mañana de forma sobresaliente. Luego a un poco más de la mitad de carrera comenzó a estudiar en la tarde. Demás está decir que ya se había beneficiado de varias chicas de la facultad y de otras, y digo otras porque esa carrera no era famosa exactamente por tener lindas muchachas.
-- Slurp slurp mmmmmmm-- eran los sonidos de una amiga mientras le hacía una deliciosa mamada en una de las cabinas de un baño de hombres apartado de las facultades.
Cuando dejaba de chupar, se dedicaba a lamer el tronco, los testículos uno por uno con gran dedicación, para volver lamiendo hasta llegar al glande, saborear el líquido preseminal y volver a meterlo en su boca.
Javier miraba embelesado como se la comían con gran dedicación.
La felación duró casi 10 minutos hasta que Javier cogió su cipote por el tronco agitándolo con la mano derecha mientras con la izquierda le agarró el pelo a ella para jalarlo un poco para atrás. Poco después comenzó a largar varios disparos de leche por toda la cara de su amante de turno, mientras esta la recibía con la boca abierta todo lo que podía saboreando cada instante. Luego mientras ella le limpiaba con la lengua los restos de semen en su verga, Javier la acariciaba como si fuera una mascota con su dueño.
En la misma semana, estaba en la casa de una de las chicas mas lindas de la facultad de Ciencias de la comunicación. Pelo oscuro largo hasta la cintura, senos que sobresalían de la mano y un culo paradito y resaltado por pantalones que parecían ser devorados por él.
-- Ohh si Javier, que ricoooooo!!!!-- decía la lindura mientras estaba en 4 patas recibiendo los embistes del muchacho, que le daba con una potencia envidiable, y hacía que sus ricas tetas se sacudan con fuerza.
Era una de sus posiciones favoritas, porque mientras la embiste puede contemplar su anito mientras le va introduciendo uno, dos y hasta tres dedos con saliva.
Luego sin decir nada ni pedir permiso saca la verga lubricada de la vagina y la dirige al agujerito antes manipulado, para luego presionar lento pero sin pausa.
-- Ahhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!, despacio por favor!!!! Ufffffffffff!!!!!!-- sufría la chica al comienzo para luego gozar del morbo de sentirse una puta barata y de poder complacer a su hombre.
La velocidad de embiste se incrementaba hasta que ella temblando tiene un orgasmo fulminante seguido de sentir toda la leche de Javier llenándole el recto. Al final, como siempre, bastaba con un “adiós” para terminar el momento.
Cuando comenzó a llevar cursos por la tarde, en una de las clases al entrar a buscar sitio por la mitad del salón que era donde se sentía mas cómodo, se encontró con alguien que nunca esperó volver a ver.
Era Lucía, estaba diferente, pero sin duda era ella. Seguía con acné, pero era considerablemente menor cantidad, tenía lentes mas anatómicos, estaba con una media cola, una blusa ceñida que dejaban contemplar la forma de unos bonitos senos, y también jeans lo suficientemente apretados como para contemplar unas lindas piernas.
No podía creerlo, de nuevo se encontraba con su pesadilla, alguien que le causó tanta frustración, tanto maltrato por parte de su padre. Su semblante cambió por completo, así como el de Lucía cuando se dio cuenta que alguien la miraba y darse cuenta quien era.
Lucía se puso pálida y hasta se le aguaron los ojos, no podía creer que volvía a estar en esa situación, pensó que iba a vivir otra vida, su padre le había regalado un humilde auto de segunda mano, hizo algunas amigas, estaba encaminada, pero de pronto todo se desmorona por tener al frente al tipo que detestó tanto.
Javier se sentó a la carpeta a lado de ella, mirando ambos al frente.
-- Que haces aquí?, que no te alcanzó llevarme a la humillación en el colegio?, quieres quitarme acaso el puesto que merezco aquí también?--
Lucía no entendía por qué le comenzó a decir eso, ella solo iba a estudiar, si se le daba mejor los resultados que a él, no era su culpa, por que tenía que sentirse mal por eso?
Lucía no dijo nada, se mantuvo callada, cogió sus libros y se retiró del aula ante la mirada discreta del profesor, tampoco era raro ver a algún alumno salirse en plena clase.
Comenzó a caminar rápido por el pasillo hasta entrar en el baño y meterse en una de las cabinas. No pudo evitar llorar, de rabia, de su cruel destino, de tener que sufrir la pesadilla de nuevo, una pesadilla llamada Javier.
Decidió no afrontar de nuevo el problema, aquello la superaba, lo hacía antes y lo haría ahora. Decidió cederle el puesto, bajaría su rendimiento para que su promedio sea menor al de él, así ponga en riesgo su futuro profesional, no quería vivir de nuevo esas terribles humillaciones.
-- Lucía!, espera! -- Gritaba Jesús.
Lucía caminando por los pasillos con mirada perdida, volteó a ver. Era su ex.
[Flashback]
Jesús estudió con ella los primeros ciclos, era buen estudiante aunque no sobresalía. De la talla de ella, pelo oscuro, también con lentes, siempre iba en camisa de cuadros abotonada hasta el cuello, “me veo mas intelectual” siempre decía. Estuvieron juntos 3 ciclos hasta que un día él le confesó triste que se había ido de putas borracho con un amigo.
-- Pero que imbécil eres, te parece bonito hacerme cornuda?
-- Discúlpame por favor, es que no pensé bien, el alcohol me volvió loco, a las justas recuerdo.
-- Aunque sea usaste preservativo, no estúpido?
-- Ehhh si claro, ellas lo exigen siempre.
-- Ahhh osea eso si te acuerdas bien no?, animal de mierda, debería romperte la regla en la cabeza -- (Regla T de arquitectura).
-- Ehhh no, en serio, recuerdo poco pero eso si me di cuenta, y por favor, no me rompas nada.
-- Y que tal la pasaste?
-- Bien!!!, ehhh digo no!!!, la pasé fatal... ehh pero, a que viene eso?
-- A nada, la verdad es que desde que empezamos, mas nos portábamos como amigos que como novios, así que si a ti no te parece mal, mejor sigamos así.
-- Claro!!!, lo último que quisiera es alejarme de ti, eres mi única amiga.
-- No me sorprende putero.
-- Alicia!!! que te escuchan!!!
-- Jajajajajaaaa, debería gritarlo.
Y así, irónicamente, continuaron su amistad mas fuerte que nunca. Se volvieron mas confidentes. Ella siempre se reía del él por lo poco disimulado que era en mirar culos en la universidad, pero especialmente se quedaba viendo a una chica llamada María, era su fantasía.
-- No está buenísima? -- Decía Jesús mientras la miraba caminar a lo lejos.
-- Por que no planeas algo?
-- Como qué?
-- Que te vea orinando -- dijo Lucía mientras estallaba de la risa.
-- Que bruta eres!, como crees que voy a hacer eso? -- Decía Jesús ruborizado.
-- Por que no?, de otra forma no creo que se fije en ti, es muy alzada, y si te ve con esas ropas saldría corriendo. Pero podría animarse si te ve el pedazote jajajajaja
Lucía no bromeaba. Jesús estaba muy bien dotado, y mas de una vez tuvieron problemas en la cama cuando eran novios.
-- Estás loca... igual no voy a tener oportunidad. La he visto detrás de un tipo de la facultad que trae locas a todas, alto, buen cuerpo y además debe dolerle la cara de lo guapo que es jajajaja.
-- Bah!, ni que fuera para tanto.
-- Cuando lo veas me darás la razón.
A Lucía eso no le interesaba esos temas por el momento, estaba enfrascada en su carrera. Lo de Jesús en su momento fue algo fortuito, pero a la vez le sirvió mucho para despabilarse un poco.
Y sobre aquel tipo, nunca se imaginó que iba a ser el mismo que fue una pesadilla en el colegio.
[/Flashback]
Jesús, que la había visto caminando cabizbaja la llamó varias veces hasta que ella volteó a verle. La saludó y le preguntó como estaba pero ella muda sin reaccionar.
-- Lucía, te estoy hablando, que te pasa hoy?
-- Tuve un mal día -- dijo sin muchas ganas de hablar.
-- Pues parece que mal es poco, tienes muy fea cara.
-- Es que... he vuelto a ver al que me hacía la vida un infierno en el colegio.
-- Como?, el que me contaste?, aquí en la universidad?
-- Peor... en una de mis clases, estudia lo mismo, no se cuando ni como, pero está ahí.
-- Mierda... pues, no se que decirte, solo que pases de él, ni lo mires ni le hables.
-- Fácil es decirlo.
Fueron pasando las semanas, y Lucía cumplió el trato hecho con ella misma y bajó su rendimiento. La universidad tenía la política de publicar los promedios de cada curso en la intranet, que no pasó desapercibido por Javier, que por momentos se sintió mejor, el primer puesto estaba en su poder, Lucía estaba en 2do y hasta a veces 3er puesto, pero algo no le cuadraba. Es que al final se pudo imponer?... no, algo andaba mal, pero no quiso averiguarlo por el momento, aunque le afectó en el ánimo, debía sentirse bien, pero por alguna razón, no lo hacía, porqué?
Pasó el ciclo y la triste estrategia de Lucía dio frutos. Javier no le hablaba, no la insultaba ni la ofendía, pero la miraba, a veces mucho, y eso la mantenía en constante tensión, tanto que se volvió a aislar, ya casi no quedaba con sus amigas y se fue quedando sola. Solo algún cruce de palabras con Jesús que lo dejaba preocupado.
Lo que también pasó es que su beca completa se comprometió, y si, también era becada, así que tuvo que buscar un trabajo de medio tiempo por que le retiraron un tercio de la beca y necesitaba cubrir gastos, todo fuera del conocimiento de sus padres.
Lo que no pasó desapercibido para ellos fue el cambio de conducta de su hija, volvían a ver a la escolar retraída. Su madre se acercó para hablar con ella, y a pesar de las continuas manifestaciones de Lucía de que todo estaba bien, le seguía insistiendo.
Para mala suerte de Lucía, su madre un día averiguando el horario de salida en la universidad fue a tentar suerte en encontrarla sin avisarle. Lamentablemente para ella no tuvo suerte, no la encontró, y justo cuando estaba por retirarse, lo vio salir.
No podía estar equivocada, era él, ese miserable que le hacía la vida imposible a su hija. Ahora creyó comprenderlo todo, ya sabía el por que del cambio de actitud de su hija.
Sin poder controlarse se acercó hacia el joven y le habló fuerte en frente del grupo que la acompañaba:
-- Deja en paz a mi hija!, esta vez no te voy a permitir hacerla sufrir!--
Javier se quedó en shock por un instante, no sabía bien a que se refería la señora, hasta que la pudo ver bien y la reconoció. La mamá de Lucía, con la que algunas veces se encontraban en la dirección de colegio. La miro fijamente con una ligera sonrisa.
-- Señora no se de que me habla, y por favor no me vuelva a amenazar por que se puede arrepentir, sabe muy bien quien es mi padre, aquí por fin se dio el orden natural de las cosas como siempre debió ser--
-- Me importa un cuerno quien sea tu padre, te repito, deja en paz a mi niña, es la última vez que te lo digo!!!--
Luego de esto la señora salió rauda hasta su casa para hablar con su hija.
Javier se quedó parado sin saber como reaccionar. La furia en los ojos de la señora no lo había visto mas que en los de su padre cuando le gritaba.
Pensaba en la razón por la que la madre de Lucía lo había encarado así, si no le hablaba, solo la veía, la veía en silencio, con un interés que no sabía traducirlo, quizás por el hecho de que ella ya no lo superaba, quizás por que la veía diferente, quizás sea por culpa, culpa?, porqué?, él era sobresaliente y competitivo, si ella no podía con la presión de la competencia entonces no merecía que él se sintiera culpable.
Confrontación
La madre de Lucía llegó a casa pero no la encontró. Entró a su cuarto y comenzó a rebuscar en sus cosas de estudio. Encontró exámenes de varios cursos, la mayoría con notas buenas pero no tan buenas como cuando comenzó ese turno en la universidad, encontró una notificación de esta indicando su recategorización, también documentos de una empresa de medio tiempo. “Porque sucumbe ante los ataques de ese miserable?, eso no lo voy a permitir”.
Cuando Lucía llegó, encontró a su madre sentada en la mesa mirándola fijamente.
-- Lo se todo Lucía.--
--Se de lo de tu recategorización por bajar el promedio, se lo de tu nuevo trabajo y se sobre Javier.--
Lucía se quedó paralizada, bajó la mirada y se le aguaron los ojos.
-- Esto se termina ya mismo Lucía!, no voy a dejar que vivas la vida así, sufriendo y dejándote, tu padre y yo dejamos que eso nos pase en parte, pero tú tienes que salir adelante, ya no puedes estar agachando la cabeza. Si no reaccionas ahora, esto te perseguirá por el resto de tu vida. Tú puedes hija por favor-- seguido de esto, su madre cayó de rodillas y rompió en llanto.
Ver a su madre llorar así frente a ella, la rompió por dentro. Todo este tiempo, sus padres y hermano se rompían el lomo trabajando para llevar un pan a la mesa, y ella no lo valoraba, solo se refugiaba en su mundo sin ver el esfuerzo de los que mas quiere en la vida. Ella es la única que pudo estudiar, ella es la esperanza para que las cosas cambien en su familia, ella tiene que cambiar, ya basta de esconder el rostro.
-- Es mejor mandarse que estancarse-- dijo Lucía.
Su madre levantó el rostro al escuchar eso de su hija. Lucía se arrodilló con ella y la abrazó mientras caía una lágrima por su mejilla.
-- Perdóname mamá, todo este tiempo fui una egoísta, no pude valorar su esfuerzo, mientras me dedicaba a rendirme. Pero no te preocupes, eso se acaba hoy, te juro que nunca mas voy a dejar que pasen sobre mi ni de mi familia, los quiero tanto, perdóname por favor--
-- No tengo nada que perdonarte hija, tú siempre fuiste especial, y no supe ver tu sufrimiento, disculpa esta escena que te hice pero es que me mataba por dentro verte así y no saber como ayudarte--
-- Ya no te preocupes por nada mamá, ten paciencia, todo cambiará para bien desde hoy--
Madre e hija se abrazaron sonriendo en el centro de su diminuta sala. En ese momento se abrió la puerta y se apareció su padre y su hermano que venían de trabajar, las miraban no entendiendo nada. Ellas al darse cuenta se secaron las lágrimas y se fueron a abrazarlos riendo. Ellos se dejaron abrazar y mirándose entre ellos confundidos, solo dijeron levantando la mirada: “mujeres”.
Después de un rato, ya a solas, Lucía contó todo a su hermano ya que también era su amigo y confidente.
-- Tú dime si necesitas ayuda, podré ser mas chico que ese imbécil, pero aprendí a pelear muy bien, si te molesta de nuevo, me dices--
-- No te preocupes hermanito, se como tengo que actuar y esto debo resolverlo sola--
Su hermano aunque intranquilo, decidió confiar en su hermana. Igual, aunque se de la oportunidad, seguía estando en desventaja con Javier, ya que este aparte de medir 1.85, practicaba mucho deporte entre los cuales estaba varios de box y artes marciales, destacando en todos ellos.
Al otro día, Lucía caminaba por la universidad buscando a su amigo hasta que lo vio en la cafetería comiendo una dona desordenadamente, y fue a su alcance con el semblante serio.
-- Yugía? -- Dijo torpemente Jesús con la comida en la boca e intimidado por la expresión de ella.
-- Pero que asqueroso eres, no puedes terminar para hablar?--
-- Lo giento -- mientras se tragaba lo último.
-- Bueno, te quería pedir un gran favor de amigos, no se como te lo tomes, pero lo necesito para mi terapia de shock.--
-- De que diablos hablas?, no me asustes.--
-- Tu compañero de piso está allá o en la universidad?--
-- Está aquí en la universidad, tiene clases hasta la última hora.--
-- Perfecto, quería saber si podemos tener sexo ahora mismo.--
Jesús se atragantó en ese momento con la bebida que estaba tomando.
-- Que me dices estúpida?, es acaso algún tipo de broma?--
-- Pero cual es el problema?, ya lo hemos hecho antes y ya te dije que es una terapia de shock, me he documentado algo del tema y esto puede ayudar a mi cambio y me de fuerzas para lo que viene.--
-- Pero de que huevadas me hablas?, tiene relación a como has estado de ánimos?--
-- Obvio animal, por que mas va a ser?--
-- Pero es que... no puedo, siento como si le fuera infiel a María.--
-- Pero que estupideces hablas?, si ella pasa de ti olímpicamente.--
-- Ya no, me atreví a saludarla una vez y me miró.
-- Y te devolvió el saludo?
-- No, pero estoy seguro que pensó en hacerlo.
-- Me vas a ayudar o no?, además, me la debes putero! -- Dijo Lucía ya perdiendo la paciencia.
-- Sshhhhhh!!!!! Ya, Ok ok!!, pero quiero que sepas que no estoy nada cómodo con esto.
-- Para eso son los amigos. Además a que no adivinas, a quien es el que perseguía María?
-- No me digas!
-- Exacto!
-- Maldita infiel!
-- Cállate animal y vamos! -- Seguido de jalarlo del brazo rumbo al hogar de Jesús.
Llegaron al piso de Jesús y su compañero. Los padres de estos vivían en provincia y les pagaban un sitio sencillo para que pudieran estudiar en la capital.
Jesús fue rumbo a su cuarto pero Lucía lo retuvo.
-- En tu cuarto no, que sea aquí rápido en el sofá.
-- En el sofá?, pues... ok, pero nunca lo he hecho ahí.
-- Si, ya se, solo en el cuarto y en la cama de esa puta.
-- Lucía por favor, ya no me recuerdes eso.
-- Ya bueno, quítate los pantalones y siéntate.
-- Oye pero así nada más?, me siento utilizado.
-- Ya carajo!, tampoco es fácil para mi, pero lo necesito por favor.
-- Ok!! -- Se bajó los pantalones, trusa y se sentó un poco cohibido.
-- Ponla dura! -- Dijo Lucía mientras se sacaba el pantalón y las bragas.
-- Puta madre Lucía!, que crees que soy?, un robot?
-- Ok ok, lo siento, es que todo esto me sobrepasa, déjame ayudarte un poco.
Seguido de eso, se arrodilló entre sus piernas y se metió el pene en la boca. Comenzó a chupar lentamente, todo lo poco que sabía, aunque aprendiendo de errores del pasado cuando accidentalmente le clavaba los dientes y Jesús gritaba de dolor. Ahora los resultados estaban siendo satisfactorios, ya que la vergota de Jesús comenzó a despertar, tanto que a Lucía ya comenzaba a entrarle solo un poco mas de la cabeza. Lucía tampoco era de piedra, y su rajita comenzó a humedecerse.
Cuando ya estaban a punto los dos, Lucía se paró y se sentó encima de Jesús con una pierna a cada lado, dirigiendo con su mano la vergota hacia su vagina.
-- Tú no hagas nada, no quiero lastimarme.
-- Ok, y no quieres que me ponga preservativo?
-- Acaso tienes?
-- No.
-- Entonces para que preguntas?
-- Pues no sé, me preocupé.
-- Igual recién he terminado mis días, no hay peligro.
-- Segura que has terminado no?, no quiero ver mi pito rojo ni que me duela la cabeza.
-- Por que te va a doler la cabeza?
-- Una vez leí que si lo hacen en esos días, al hombre le puede doler la cabeza.
-- Ya cállate y deja que me concentre.
Lucía comenzó con el descenso poco a poco. Ya había pasado tiempo de la última vez que lo hicieron y se sentía cerrada de nuevo.
Poco a poco iba a avanzando. Jesús instintivamente la agarraba de las caderas y ella se las retiraba, tenía miedo que le pase como la primera vez cuando casi la destroza.
Lucía llegó hasta la mitad del camino y se quedó quieta acostumbrándose. Luego de un breve lapso, comenzó a moverse, a subir y bajar lentamente con el seño fruncido por el dolor y lo llena que se sentía. Jesús se limitaba a apoyar sus manos en las piernas de ella y cerrar los ojos. Por un momento se le vino a la mente la imagen de María, con esas cuervas, buenos senos y gran culo, se la imaginó desnuda sentada en él. No era que Lucía no lo ponía, ella era guapa y tenía bonita figura, pero él estaba embobado por María, y soñaba constantemente con ella.
La verga de Jesús creció aún más y Lucía lo notó abriendo la boca. Irónicamente se le vino a la mente Javier, no supo cómo interpretar eso, pero la hizo aumentar el ritmo de la follada y comenzó a subir y bajar más rápido.
El culo de Lucía llegaba hasta dos tercios de la verga de Jesús, se había mojado mucho más que al principio y ya comenzaba a jadear fuerte. Ya no le importó cuando Jesús le puso las manos en las nalgas para ayudar en el ritmo. Ella ya estaba concentrada en conseguir su anhelado orgasmo.
Jesús por su parte, estaba sudando y con la boca abierta. Sintió que estaba muy cerca, y por primera vez abrió los ojos preocupado por dejar a medias a Lucía, temía que le haga algo malo.
Ya no aguantando más, Jesús terminó brutalmente lanzando chorros de lefa en el interior de Lucía, cosa que por suerte para Jesús, esa sensación de sentir los golpes de la leche chocar en el interior de su vagina, desencadenó un gran orgasmo en Lucía que la hizo temblar de placer, tanto que comenzó a apretar la cabeza de Jesús contra su pecho mientras jadeaba fuertemente.
-- Mmmmfffffpppppp...
-- Ah? -- Decía Lucía.
-- Me stag agfigciandooooo
-- Ah, ohh disculpa, no me di cuenta.
-- Puffff... menos mal acabó bien, pensé que te ibas a quedar a medias -- Dijo él.
-- Te hubiera matado a golpes.
-- Bueno, espero haberte ayudado con tu terapia loca.
-- Eso espero, aunque la próxima me compro un pepino, porque no me alcanza para ir a un sexshop. Tú hablas como un loro. Así vas a espantar a María. -- Decía mientras se paraba y se dirigía al baño a limpiarse y arreglarse.
-- Acaso me das alguna esperanza? -- Le gritaba desde el sofá.
-- Ya te he dicho, que te vea orinando jajajajaja -- Decía mientras se acercaba a la puerta.
-- Sigues con tus bromas estúpidas, es que no me puedes aconsejar en serio?
-- Escúchame estúpido. No veo como le puedas entrar, además de ir detrás del imbécil de Javier, ustedes son muy diferentes, y ella como te dije es muy alzada y superficial, y justo por eso pienso que te puede funcionar ese plan. Cuando te vea ese palote te aseguro que al menos se lo pensará y le dará mucha curiosidad.
Jesús se le quedó viendo sin decir nada. Por un momento se planteó la idea, pero es que le parecía una locura que solo lo había leído en relatos eróticos.
Hablaron un par de cosas más, un par de insultos y ella salió de su piso. Jesús se quedó sentado meditando lo loca que se había puesto con su terapia de shock. También pensó en María y el plan de Lucía, “No puedo creer que lo considere”.
Al día siguiente en la universidad, Lucía entró al salón y vio a Javier sentado donde solía hacerlo, vio un sitio libre a lado de él y fue hasta ahí a sentarse.
Javier la miró extrañado, ya que ella siempre lo evitaba cada vez que podía. Tenía un temple diferente, incluso en su vestimenta, un jean ajustado donde esta vez si pudo apreciar una bella anatomía, cosa que sorprendió a Javier. Lucía se sentó y se giró hacia él.
-- Solo vengo a decirte que las cosas van a cambiar, volverás a ser mi segundón, pero te advierto que en caso quieras volver con tus acosos, ya no te enfrentarás a la misma Lucía de antes porque esa ya murió--
Javier la miró fijamente como tratando de descubrir ese repentino cambio.
-- Así que no solo bastan las amenazas de tu mamá, si no que ahora tú con aires de lo que nunca serás, me amenazas también. Por favor no seas igualada que no va contigo, vuelve a tu hueco donde siempre estuviste si no quieres quemarte más--
Por un momento, Lucía no reaccionó, su madre no le había dicho que había hablado con él, pero mantuvo la calma, y sonrió.
-- Del hueco donde estuve solo me traeré esa parte donde te dejaba segundón, al cual vas a regresar pronto-- dijo Lucía para luego mirar al frente a atender la clase.
Javier cambió la cara, no puedo evitar apretar los dientes, si pasaba lo que temía, no quería imaginar regresar al tormento que le hacía pasar su padre, todos los comentarios denigrantes y ofensivos, su madre mirándolo como una decepción, todo volvería. Pero por alguna razón, también algo se prendió en él, algo se avivó.
Continuará...