En la disco liberal

Pedromiguel

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Estabamos de viaje y yo ya tenía ubicado el lugar donde ir con mi mujer. Ella no es muy partidaria, pero me acompaña y algunas veces se ha calentado y se ha soltado.

- no me presiones, - me dice siempre- déjame mirar y disfrutemos del espectáculo.

Con ese compromiso fuimos.
Se vistió con un top blanco bastante escotado, que descubría parte del abdomen y una falda larga, negra, suelta, con un gran tajo sobre el muslo izquierdo, casi hasta la cadera.
Pero cuando llegamos nos dicen que era día de negro y nos ofrecieron a ella una camisa y a mí una remera para cambiarnos. La camisa de ella era muy transparente. Cuando se la fue a poner me pregunta:

- me sacaré el top y el sostén? qué te parece?
- me parece mejor - respondí, asombrado de su pregunta- te va a quedar mucho mejor que con eso blanco abajo, - agregué, entusiasmado con su propuesta.
- está bien, - dijo - pero no me apures.

¡Y eso hizo!
Tiene muy lindas tetas, son algo chicas, pero bien formadas. Quedaba espectacular, ya que al ser negro y estar oscuro no se veía mucho, pero era claro que no tenía nada debajo de la camisa.
Estuvimos un rato en la barra, yo con mi whisky y ella con su cava. Cuando llegamos había poca gente, con amplio predominio de hombres.
Después de un rato nos sentamos y seguimos bebiendo mientras el lugar se llenaba de gente linda, casi todos maduros, pero había algunos más jóvenes, alrededor de los 30.
 
Había uno que la miraba mucho. Unos 45 años, pelo corto, entrecano. Facciones regulares, cara aburrida. No le gustó. Le molestaba su insistencia en mirarla fijo, siempre de lejos. Igual a mí me gustaba que la mirara y se lo hacía saber con gestos.

Mirábamos otras parejas. Había una en particular que estaba a nuestro lado en la barra y hablaban fuerte por lo que era inevitable oír su conversación.
Recién se conocían. Ella estaba sola, porque a su marido no le gustaba salir. Ella le decía que salía con amigas. El era bisexual, casado con otro hombre, pero que, de vez en cuando, le gustaba follar con una mujer. Y esa era su noche de mujer. La “esposa” estaba de viaje.
El parecía más joven, ella una buena milf grande, piel oscura sin ser de raza negra.
Le decía el que, si se daba mejor y si no, bueno, no era grave, jajaja, se reía y aprovechaba a tocarla.
Mirándolos desde la mesa ya había avanzado a ponerle la mano en la cintura y en el culo, pero de a poco. Ella le sacaba la mano del culo, pero no enseguida. Lo dejaba unos segundos que la tocara.
Parecía que se les iba a dar!!
 
De pronto vimos que el salón se había casi vaciado. ¡Algo estaba pasando más adentro!
Tomamos nuestras bebidas y entramos al fondo.
Ese era un amplio espacio donde había varias habitaciones y salones.
Además, había dos baños y duchas.
Algunas habitaciones eran cerradas, otras tenían ventanas o rejas desde donde se podía ver que sucedía en el interior.
Otras estaban totalmente abiertas al salón principal. Este tenía una enorme cama en el centro y luego un par de cuartos más, abiertos, con equipamiento de BDSM.
En una habitación abierta al salón se veía un lindo culo desnudo, las piernas de la chica bajaban al piso y el cuerpo se perdía en el colchón dentro de la habitación. Varios hombres la rodeaban, polla erecta en mano. Uno se puso detrás y se la metió, culo o coño, no se podía saber. Ella gimió y se movió acompañándolo. La folló unos minutos, la sacó y cedió su lugar a otro que tampoco se demoró en follarla.

- ¡qué divina esa chica! ¡Pedro, mira como la follan varios! ¡Qué bárbara! ¡cómo se deja!
- y tan lindo culo, nos acercamos más? - propuse.
- sí, dale, - contestó sin dudarlo, mientras daba un trago largo a su bebida, ensimismada en la contemplación de ese culo que veíamos follar en directo. Le gustan mucho los culos femeninos, aclaro.

Nos acercamos y miramos un rato. La follaron 3 y dos claramente se vinieron dentro de ella, claro que con condón.

Seguimos un poco más adelante en el salón, mirando a varios hombres que, polla en mano, se masturbaban mirando a los que follaban. Yo hacía lo mismo desde hacía ya un ratito. Mi mujer estaba cómo congelada, sin poder despegar la mirada de la chica y el gang bang que estaba recibiendo.

Abracé a mi mujer y la besé, acariciando su culo, sobre la ropa. Me devolvió el beso, caliente, boca abierta, lenguas explorándose dentro de las bocas calientes y mojadas. Metí una mano por el corte de su falda y apreté su nalga desnuda, expuesta por la pequeñísima tanga que usaba. Gimió y me dejó hacer.

Sentí un movimiento a mi lado y abrí los ojos. Estábamos rodeados por 3 hombres. El aburrido estaba parado detrás, uno mayor a su derecha y otro joven a su izquierda. Todos con verga dura en mano, se pajeaban mirándonos de cerca, las tetas de mi mujer eran un espectáculo digno de verse en ese cuarto bastante más iluminado que la sala de la disco.

- Mira, abrí los ojos, - le dije en la oreja.
- Pedro, alguien me toca el culo
- sí, ese soy yo, - respondí, pero no era, era el aburrido. Me creyó y se dejó seguir tocando. Me encantaba.
 
Nos besábamos apasionadamente. Mientras tanto los tres que nos rodeaban le metían mano a mi mujer.
No se quejaba. Al principio ofreció alguna resistencia pero después se dejó hacer. Le desabotonaron la camisa, exponiendo sus tetas desnudas. Las amasaron a gusto. Mi mujer gemía y gozaba.
Todos tenían sus vergas duras y afuera.
El de mi derecha era joven y lindo. Morocho, pelo negro y lacio, tomo su mano y la puso en su erección.

- no, eso no, - dijo, soltándola. La miré. Era linda, grande, larga y gruesa en la base, afinándose hacia la punta.
- agarrala, - le pedí, - mira que linda que está!
- agarrala vos, si tanto te gusta, - me respondió.

Y lo hice, la agarre al medio. Estaba dura, suave y caliente. La masturbe dandole unas sacudidas, para mi placer. El chico me miro, con una muy linda sonrisa, los dientes bien blancos, ojos oscuros, brillantes de humor y de ganas. Le metió una mano a Beatriz entre las piernas, levantándole la falda.
Acompañe su mano y la seguí. Le agarro el coño, separando su tanga y tocando su piel desnuda. Estaba empapada, yo puse mi mano sobre la del chico y la acompañé, cuando busco el espacio abierto y mojado entre sus labios.

- ay Pedro, alguien me toca la concha, mmm, noooooommmm
- soy yo, mi amor, disfruta

Por toda respuesta me beso, con fuerza, lastimándome los labios.

El “aburrido”, que estaba parado a sus espaldas, le levanto la falda y metió su polla entre los cachetes de su culo. Su cara estaba sobre su hombro, muy cerca mío. Siempre con igual expresión aburrida, la frente arrugada y los ojos cerrados, concentrado, dirigía la polla con su mano derecha, buscando el agujero para penetrarla.

- Pedro, siento una pija muy mojada en el culo, ayyy, Pedro, uyyy, me la va a meter, mmmm, no, no, no quiero que me coja, ufff, mi amor, me la está metiendo, la siento ahhhhahhhh

Sin variar apenas su expresión, apenas esbozando una sonrisa, el “aburrido” empujó y… la cogio!

Juro que sentí cuando se la metió. Mi esposa disfruta mucho el sexo anal y dilata muy fácilmente, cuando yo se la meto por ahi apenas necesito un poco de lubricante, y eso que mi polla es bien gorda.

- te esta follando el culo? - pregunte.
- ah, si mi amor, si, si, está adentro!, si, que rico me folla, te avise, que me iba a coger, uuummmm…es tu mano en mi coño? No parece la tuya, uyyy, Que bien me tocas, seguí asi sssiii

Tocaba el coño el chico joven a mi lado, a quien yo masturbaba mientras.

La bese, labios mojados, calientes, su lengua dentro de mi boca, la mía acariciandola.
Era un sueño, una fantasía, mi esposa con una polla ajena en culo mientras otro la masturbaba y yo la besaba.
 
Última edición:
Quería darle tiempo al “aburrido” para que se acabara adentro, en la profundidad del culo de mi mujer, (tenía forro), porque había pensado algo.

No demoro mucho, la agarro de las caderas, se la metió a fondo, y se vino con fuerza, mordiéndole el hombro. Le conté 5 empujones fuertes, serían lechazos? Supongo que si. Apoyo su cabeza en el hombro de Beatriz, lo beso. Se quedó quieto un instante. Luego se salió. Se saco el condón y me lo mostró. Se subió los pantalones y se fue.

El otro quiso ocupar su lugar, pero le hice señas de que no. No me hizo mucho caso, igual se puso atrás de ella y se bajo los pantalones.

Acerque mi boca a la oreja del joven de mi derecha, el de la linda polla y la linda sonrisa.

- vamos a un cuarto solos los tres? Ella, tu y yo? - le propuse.
- ella quiere?
- no se, esperó que si, debe estar bien cachonda luego de la enculada.

Se rio, asintió, - vale, vamos, uno en el que nadie nos pueda ver?, - agregó.
- si, solos, - repetí.

Beatriz estaba quieta, inmóvil, algo agachada, ofreciendo su culo. De ojos cerrados, dejaba que el maduro de su derecha se frotara contra su culo desnudo. La falda estaba arrollada en su cintura, donde la sostenía el hombre con una mano, mientras que con la otra dirigía su verga, buscando también penetrarla. Ella se dejaba.

El joven tomó a mi mujer de una mano y nos dirigió a un cuarto cercano. Beatriz se dejó llevar.

El pobre maduro quedó con la polla erecta en la mano, mirándonos, desconsolado cuando le dijimos que no venía con nosotros.
 
Última edición:
El cuarto tenía una gran cama y una silla. Sin ventanas, poca luz indirecta, sobre la silla había toallas, condones y lubricantes.
Mi mujer se dejó llevar por el chico. Iba contenta. Yo los seguí y cerré la puerta, poniendo la traba para que nadie entrara.
No quería que Beatriz fuera a cambiar su actitud. Ahora estaba caliente y quería que siguiera así, suelta, dejándose hacer y haciendo. Sin duda que me gustaría que fuéramos más, pero no quería que se asustara y no quisiera seguir jugando.

Me dio lástima el maduro, se quedó con una cara el pobre! Cuando creyó que mojaba y que mi mujer lo estaba dejando que le follara el culo, se la sacamos, como quien dice le quitamos el dulce de la boca. Nos miraba irnos, con los pantalones en los tobillos y la polla dura en la mano.

El joven era lo que mi mujer siempre decía que elegiría para meterme cuernos. Para viejo ya tengo en casa, me decía, riéndose. Quiero un yogurín, bien musculado, que tenga ravioles en la barriga chata y no panza como vos, me decía, pinchándome la barriga con el dedo.
Una pija joven, que no se canse y dure mucho bien dura, eso no estaría mal, repetía. Que me de una buena paliza de polla, por todos los agujeros, hahaha. Y riéndose, brillandole la mirada, me decía eso, agregando, no te pone eso celoso, Pedro, mi amor?
Pero después no quería nada con otro. Y hoy estaba todo funcionando bien, no quería hacer nada que le molestara.

Apenas entramos el chico se sacó la remera, mostrando un cuerpo bien desarrollado, hombros anchos y pectorales bien definidos, fisico de nadador. Sin pausa se quitó los pantalones, no tenía ropa interior, exhibiendo la polla que se mantenía dura, apuntando al frente.
Yo también me desnudé. Beatriz se había sentado en la cama, se sacó la camisa y nos miraba, sonriendo.
 
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