En la playa

Escritorzuelo

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5 Jul 2023
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Os pongo en situación. Varón de 37 años, soltero, libre y sin poder dormir. Junio pasado. Me voy a la playa a caminar, entre senderos y arbustos, bordeando la costa y adentrándome en el mar, en la orilla, por breves periodos de tiempo, sólo unos minutos, para luego volver a los senderos que bordean la arena blanca. Hay poca gente. Llevo agua, el móvil, las llaves del coche, lo básico... ni siquiera una toalla. No es mi intención estar mucho.

Me cruzo con hombres maduros, solitarios, alguna pareja y alguno más que, como yo, igual no podía dormir en la pasada noche. Me viene bien el fresco de la mañana. Veo a una chica, como de mi edad, va sola y caminando rápido. Como huyendo de algo... quizás cree que le voy a decir cualquier cosa. No.

Hay algunas personas que ya han llegado hasta allí y han plantado la sombrilla, será que pasarán el día. Pasa media hora de trayecto y llego al final de la playa, donde ya hay sólo rocas, y algunas personas que hacen fotos desde lo más alto de ellas. Me vuelvo e inicio el regreso. Pienso en la chica que vi antes, me ha puesto cachondo, mucho. Y eso que apenas lograba ver su cara, llevaba gorra ceñida y gafas de sol grandes. Pero tenía una figura que incitaba a un buen polvo a escondidas tras algún arbusto.

Sigo caminando, ya no está la chica, ha regresado antes que yo y será imposible coincidir, a no ser... que esté por la playa, por la orilla. Me salgo de los senderos y voy por la orilla, me quito el calzado, que se mojen los pies. Es agradable.

Llego a una zona que apenas hay gente. Escucho unas voces, de chicas, a lo lejos, tras una pequeña colina o elevación de la playa, alejada de la orilla y de los senderos. Me asomo. Son dos chicas que discuten airadamente. Están bajo dos sombrillas. Me quedo observándolas un rato mientras hago como que trasteo el móvil para alguna foto o como si mirase algún mensaje. Me voy acercando y poniendo el oído. Discuten, pero no hasta el punto de ser algo insoportable (o desagradable) para oídos ajenos. Logro entender algunas palabras: están discutiendo sobre sexo. Me interesa.

Decido acercarme. Lo hago. Y cuando llego ambas me miran extrañadas.
-Perdonad, pero... creo que me he perdido. Es la primera vez que vengo a esta playa.
-¿Estás de coña? - dice la que parece más desagradable.
-No, de veras - digo sonriéndole.
-No seas desagradable, Lola - dice la otra-. Si venías por los senderos tienes que volver un poco y rodear esa colina. Así vuelves a los parkings. Si sigues por la playa te alejarás al sur.
-Ah, bueno... genial entonces. Ya estoy ubicado.

La chica que me ha indicado el camino se me queda mirando y sonríe. Yo hago lo mismo.
-No he podido evitar escucharos antes. Lo siento.
-Eso es inapropiado ¿no crees? - dice Lola.
-Lo sé, por eso he pedido disculpas. Porque hablabais sobre... bueno, sobre sexo oral.

La chica de la que aún no sé el nombre empieza a reírse. Lola no. Lola sigue seria.
-Es que mi chica es muy así.... reticente a probar cosas nuevas.
-¿Cómo te llamas? - pregunto.
-Sara.
-Roberto.
-Encantada - se levanta y me da dos besos cogiéndome por los hombros.

Dejo mis cosas a un lado y me siento en la toalla de Sara, a su lado y frente a Lola.
-¿Qué haces? ¿Que te quedas aquí? - exclama Lola enfadada.
-Mujer... después de lo que he oído... me gustaría ser candidato.
-¿¿Qué?? - grita Lola.

Sara empieza a reírse. No sabía cómo iban a reaccionar, pero no tenía nada que perder. Y ahora os revelo el tema que oí de su conversación o discusión. Se desprendía por lo que hablaban que ambas forman pareja y que Sara quería meter a un chico en la relación pero... sólo y exclusivamente para darle placer oral y enseñarle a Lola a darlo, porque nunca había probado una polla. Tal cual. Nos reímos, incluso Lola un poco y nos pusimos a charlar de cosas normales, cotidianas, de lo bonito del sitio, etc. De si venían mucho por allí... al menos 20 minutos. Hasta que...

-Cariño, el chico está bien... es simpático... podemos probar aquí - dijo Sara.
-Ahora no.
-Jo, vamos... - y al decir esto Sara puso una mano sobre mi vientre, encima del bulto que a mí ya se me empezaba a formar.
-Va a pasar gente.
-Por eso no te preocupes, que giramos una sombrilla - dije reaccionando bien.

Cogí una de ellas y la dirigí hacia la playa, la otra un poco hacia donde se veían, de lejos, los senderos.
-Mira, el chico tiene solución para todo, jajaja - rió Sara.

Ambas estaban muy bien físicamente. Las dos morenas, de bocas grandes, como me gustan. Y además guapas, caras de las que me gustan llenar de leche. Una era más delgada. Lola... más rellenita y con los pechos voluminosos. Antes de que me diera cuenta Sara estaba acariciándome el paquete.
-Tú eres la experta entonces - le dije a Sara mientras me bajaba un poco el bañador y le dirigía la cabeza hacia la punta de mi polla. No dijo nada y empezó a relamerme la punta. Miré a Lola mientras se me escapaba un gemido leve. Lola, con cara sorprendida... empezó a meterse la mano en su bikini y a acariciarse el coño. La situación la había puesto a mil al momento. Parecía que se le había olvidado todo lo de hace casi media hora.

Apreté cada vez más la cabeza de Sara contra mí, follándole la boca, babeaba y me caía la saliva por la polla hasta los huevos, que me los sacó ella misma del bañador. Lola empezó a gemir, cachonda perdida viendo cómo su novia se comía una polla.
-¿No quieres probar, Lola? - pregunté.
-No, no... que se la coma ella - decía susurrando.
Estuvimos 5 minutos así. Suficiente para que Lola llegase al orgasmo tocándose el clítoris solamente. Antes de que sucediera le pedí a Sara parar.
-Espera... que me está poniendo cachondo tu novia.

Vi que Lola estaba en el éxtasis previo a la corrida, abriendo mucho la boca, y quería aprovecharlo. Me levanté, ellas seguían sentadas... y sin dudarlo le metí lo más que pude la polla en la boca. Ella reaccionó cerrándola un poco y lamiendo, y cerró los ojos justo cuando empezó a correrse. Le apreté lo que pude y mi polla entró entera. No podía creer que una tía que no había probado polla en su vida pudiera tragar tanta así. La dejé dentro oyendo sus gemidos mientras se corría. Sara detrás... estaba cachonda y pidiéndome más polla.

Lola acabó de correrse y le saqué la polla de la boca. Sara me pidió más. Accedí, se la metí y seguí follándole la boca. No iba a tardar en correrme. Avisé.
-En un minuto me corro, no voy a poder aguantar.
Sara paró de mamar y le dijo a su novia:
-Ven, Lola, pon tu cara junto a la mía.

Uf, me iba a correr en las dos.

-Vamos - dijo Sara - ya no te la como más. Córrete en nuestras caras.
Con una mano las puse juntas y les pedí que abrieran las bocas. Lo hicieron. Lola más desconcertada, lo que hizo que me pusiera más cachondo.
En menos de 30 segundos empecé a desalojar leche a raudales, les llené las caras y varios chorros los dirigí a sus bocas, que relamieron y bebieron. Sara más ansiosa.

Al final del todo les di mi teléfono. Hasta el día de hoy.
 
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