Barnana38
Miembro muy activo
- Desde
- 25 Jun 2023
- Mensajes
- 1,188
- Reputación
- 13,205
Esta es un historia real, totalmente verídica, que me ha pasado en primera persona.
Antes de nada, diré que una de mis mayores fantasías sexuales es el sexo sin protección, el riesgo de poder dejar a una mujer embarazada, que una mujer se exponga a un riesgo tan grande solo por placer... o amor... He tenido muchas experiencias de ese tipo, pero eso es otra historia. Por cierto, yo soy bisexual, así que no os sorprenda que describa con detalle a los tíos. Al tema...
Hace un tiempo me cambié de casa y me vine a vivir a la actual. En esta casa tengo dos parejas que son mis vecinos, unos a la izquierda y otros a la derecha. Al principio no conocía a los vecinos, pero con el paso de las semanas nos presentamos.
En el lado derecho vive una pareja joven, de unos 30 y poco años. Él es muy deportista, pelo moreno, 1.70 aproximadamente. Es buena gente, pero no muy hablador. En verano suele ir sin camiseta por su jardín, y está muy musculado. Ella es una chica maja, pero no un bellezón, atractiva y agradable, 1.60 pelo moreno, delgada pero con curvas, media melena. Al poco tiempo de estar viviendo en la casa me di cuenta de que las paredes son de papel y se oye TODO. La cuestión es que las casas tienen muchas habitaciones pegadas, tanto a la derecha como a la izquierda, con lo que... se pueden oír muchas cosas. A esta pareja los he oído sobre todo discutir y pelear (aunque luego se quieren mucho y se llevan bien). Los he escuchado follar, pero son muy silenciosos. Solo se la oye a ella gemir flojito. Nunca le he oído a él. Pegando un vaso a la pared y escuchando los he oído follar varias veces, de manera bastante apasionada. Ella gime cada vez que recibe un pollazo y algo más intensamente cuando (supongo) que él se está corriendo. Sus polvos son lentos, tranquilos, largos y amorosos, sin violencia. El caso es que un año después de estar viviendo en la casa, la vi a ella salir de casa y era evidente que se había quedado embarazada. Mi excitación fue brutal al pensar que quizás los había escuchado concebir a su hijo. Pero de esto no estoy seguro en absoluto.
La otra pareja, la que vive a la izquierda, son aún más jóvenes. Deben tener unos 27 o 28 años, máximo. Él mide alrededor de 1.85. Es también muy deportista. Suele llevar el pelo muy corto, rubio. Está fibrado, musculado, pero no de una manera exagerada sino bien definido. También lo he visto sin camiseta en su jardín y tiene abdominales y bíceps muy marcados. Es muy simpático y siempre habla con todo el mundo. Es muy tranquilo y amable. Al practicar deporte suele utilizar mallas y le he visto el paquete marcado muchas veces. Se nota claramente que tiene unos testículos grandes, en un escroto hinchado, y una polla enorme. Se la he visto marcada, morcillona, gruesa y con el glande bien grande. Su chica es muy delgada y más bajita, medirá 1.60 máximo. Pechos pequeños y firmes. Suele llevar el pelo largo, negro. La situación con esta pareja es completamente diferente a la anterior, y es en la que me voy a centrar.
Al poco de estar viviendo en la casa, estando en el comedor, empecé a escuchar ruidos. Al principio no le di importancia. Luego, cuando presté más atención, me di cuenta de que eran gemidos. Estaban follando. Cuando follan los oigo perfectamente, como si estuviese a su lado. El caso es que él, que es tan amable y tranquilo, se convierte en un animal cuando follan. Es muy dominante y la folla con violencia. Esto me sorprendió. La primera vez que los escuché, como digo, empezaron en el sofá. Oía perfectamente como su pubis golpeaba el culo de ella (por los sonidos, estaban en la postura del perrito, seguro). Luego la hizo levantar y la apoyó sobre la mesa del comedor. Lo sé porque oí como apartaba las sillas, arrastrando por el suelo. Ahí se la estuvo follando hasta que los dos se corrieron. La folló con fuerza, con violencia, golpeándola con su cuerpo. No follaban lento, amorosamente, sino que la dominaba, la sometía, la doblegaba y la reventaba a pollazos. Ella no paraba de gemir todo el tiempo. Él soltaba bufidos de vez en cuando, pero solo comenzó a gemir cuando estaba a punto de correrse. Cuando se corre suele gemir muy fuerte y ella también. Es indescriptible la excitación que sentí... Solo las personas a las que os excita escuchar lo sabréis. Creía que se me salía el corazón por la boca. Pero esta solo fue la primera vez de muchas otras.
Antes de nada, diré que una de mis mayores fantasías sexuales es el sexo sin protección, el riesgo de poder dejar a una mujer embarazada, que una mujer se exponga a un riesgo tan grande solo por placer... o amor... He tenido muchas experiencias de ese tipo, pero eso es otra historia. Por cierto, yo soy bisexual, así que no os sorprenda que describa con detalle a los tíos. Al tema...
Hace un tiempo me cambié de casa y me vine a vivir a la actual. En esta casa tengo dos parejas que son mis vecinos, unos a la izquierda y otros a la derecha. Al principio no conocía a los vecinos, pero con el paso de las semanas nos presentamos.
En el lado derecho vive una pareja joven, de unos 30 y poco años. Él es muy deportista, pelo moreno, 1.70 aproximadamente. Es buena gente, pero no muy hablador. En verano suele ir sin camiseta por su jardín, y está muy musculado. Ella es una chica maja, pero no un bellezón, atractiva y agradable, 1.60 pelo moreno, delgada pero con curvas, media melena. Al poco tiempo de estar viviendo en la casa me di cuenta de que las paredes son de papel y se oye TODO. La cuestión es que las casas tienen muchas habitaciones pegadas, tanto a la derecha como a la izquierda, con lo que... se pueden oír muchas cosas. A esta pareja los he oído sobre todo discutir y pelear (aunque luego se quieren mucho y se llevan bien). Los he escuchado follar, pero son muy silenciosos. Solo se la oye a ella gemir flojito. Nunca le he oído a él. Pegando un vaso a la pared y escuchando los he oído follar varias veces, de manera bastante apasionada. Ella gime cada vez que recibe un pollazo y algo más intensamente cuando (supongo) que él se está corriendo. Sus polvos son lentos, tranquilos, largos y amorosos, sin violencia. El caso es que un año después de estar viviendo en la casa, la vi a ella salir de casa y era evidente que se había quedado embarazada. Mi excitación fue brutal al pensar que quizás los había escuchado concebir a su hijo. Pero de esto no estoy seguro en absoluto.
La otra pareja, la que vive a la izquierda, son aún más jóvenes. Deben tener unos 27 o 28 años, máximo. Él mide alrededor de 1.85. Es también muy deportista. Suele llevar el pelo muy corto, rubio. Está fibrado, musculado, pero no de una manera exagerada sino bien definido. También lo he visto sin camiseta en su jardín y tiene abdominales y bíceps muy marcados. Es muy simpático y siempre habla con todo el mundo. Es muy tranquilo y amable. Al practicar deporte suele utilizar mallas y le he visto el paquete marcado muchas veces. Se nota claramente que tiene unos testículos grandes, en un escroto hinchado, y una polla enorme. Se la he visto marcada, morcillona, gruesa y con el glande bien grande. Su chica es muy delgada y más bajita, medirá 1.60 máximo. Pechos pequeños y firmes. Suele llevar el pelo largo, negro. La situación con esta pareja es completamente diferente a la anterior, y es en la que me voy a centrar.
Al poco de estar viviendo en la casa, estando en el comedor, empecé a escuchar ruidos. Al principio no le di importancia. Luego, cuando presté más atención, me di cuenta de que eran gemidos. Estaban follando. Cuando follan los oigo perfectamente, como si estuviese a su lado. El caso es que él, que es tan amable y tranquilo, se convierte en un animal cuando follan. Es muy dominante y la folla con violencia. Esto me sorprendió. La primera vez que los escuché, como digo, empezaron en el sofá. Oía perfectamente como su pubis golpeaba el culo de ella (por los sonidos, estaban en la postura del perrito, seguro). Luego la hizo levantar y la apoyó sobre la mesa del comedor. Lo sé porque oí como apartaba las sillas, arrastrando por el suelo. Ahí se la estuvo follando hasta que los dos se corrieron. La folló con fuerza, con violencia, golpeándola con su cuerpo. No follaban lento, amorosamente, sino que la dominaba, la sometía, la doblegaba y la reventaba a pollazos. Ella no paraba de gemir todo el tiempo. Él soltaba bufidos de vez en cuando, pero solo comenzó a gemir cuando estaba a punto de correrse. Cuando se corre suele gemir muy fuerte y ella también. Es indescriptible la excitación que sentí... Solo las personas a las que os excita escuchar lo sabréis. Creía que se me salía el corazón por la boca. Pero esta solo fue la primera vez de muchas otras.