Fantasias de una pareja picante

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12 Ago 2023
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Retomamos nuestro hilo de **************:

Somos una pareja de españoles expatriados, desde hace ya muchos años.

Nos hemos conocido recientemente, en el país donde vivimos. Para vosotros, seremos Melusina y Siegfried, tenemos 33 y 37 años.

Desde el principio de nuestra relación quisimos hablar muy abiertamente de todo, y sorprendentemente descubrimos que compartimos un lado picante que no habíamos explorado. Sigfried me habló de esta web, y nos pareció excitante la idea de poder compartir algunas de nuestras aventuras... Por eso decidimos crear este perfil y hacer una lista de las fantasías que queremos hacer realidad poco a poco, porque no queremos ser de esas parejas que pierden el fuego a los seis meses..

Ahí va nuestra lista:

1. Escribir nuestras fantasías en una web, y relatarlas tal y como ocurrieron, desde el punto de vista de él y/o el de ella
2. Sexo en el coche en movimiento - ya os imagináis de qué hablamos -HECHO
3. Sexo con nata montada
4. Sexo en el coche (coche parado)
5. Sexo en un lugar público (parque, probadores, bosque)
6. Quitarnos la ropa interior en un lugar publico
7. Ir juntos a un sex-shop (y pedir consejo sobre cómo usar un sextoy de categoría avanzada)
8. Sexo en teletrabajo y a ser posible durante una reunión
9. Sexo anal...
10. Sexo anal nivel avanzado: objetivo doble penetración
11. Comportamiento pervertido en una sauna Spa nudista - HECHO
12. Sesión de fotos sexys y hacer nuestra propia sex tape
13. Sexo en la playa
14. Ir à un club de intercambio y tener relaciones (nosotros) habiendo otras parejas en la misma sala (ver y qué nos vean)
15. Trio con una chica (encontrar al Unicornio)

¿Qué os parece nuestro reto? Esperamos que lo disfrutéis...
 
Última edición:
Moraleja: si te hacen un francés mientras conduces, evita un tramo con radares

Teníamos ante nosotros un viaje de 3 horas y Siegfried me pasaba a buscar al trabajo. Llegaba el final del día, ya solo quedaban unos minutos para que pasara a recogerme. Era un poco temprano para irme, pero los viernes no suele haber nada importante al final del día y podría escaquearme un poco antes de la hora.

Me fui al baño a prepararme para el trayecto... (ahora veréis cómo) y cuando salí, ya lista, mi jefe me interceptó en el pasillo para que participara en una mini reunión de urgencia con todo el departamento: yo debía resumir brevemente la última entrevista con un cliente para decidir el siguiente paso, hacía falta ser reactivos...

No podía decirle que me estaba escapando temprano. Pero lo peor es que como sorpresa para Siegfried me había puesto en el baño un juego de lencería sexy con agujeros estratégicos (delante, abajo y detrás), y para rematar, unas bolas metálicas de geisha de 221 gramos, con las que, menos mal, ya llevaba unos días practicando en casa. Y ahí estaba yo: de pie exponiendo à mis 6 compañeros, con mi faldita, mi lencería de agujeros y concentrada en apretar los músculos ahí abajo para evitar que las bolas metálicas de geisha se me cayeran...

Esto le iba a encantar a Siegfried..

Las bolas de gueisha aguantaron. Llevarlas dentro, sentir el peso entre los labios calientes y la argolla metálica y fría entre los muslos sobresaliendo de las braguitas... y sobre todo, tener que poner mi cara más seria y profesional, e imaginarme lo que pensarían mis compañeros si supiesen lo que estaba escondiendo: estaba literalmente a cien.

Bajé a la calle con mi maletita de fin de semana, Siegried me esperaba en el coche, llevaba ya varios minutos, estaba relajado y sonriente, escuchando música mientras hacía tiempo.

Entré, me senté, no me podía contener y ni siquiera me abroché el cinturón: me lancé a besar a Siegfried, le metí la lengua hasta la garganta sin preaviso. Estaba muy mojada, y literalmente me hubiese puesto a desabrocharle el pantalón ahí en plena calle, en segunda fila, en pleno día.

Siegfried puede pasar de cero a trescientos como un bullet train. Pero a veces es más sensato que yo. Menos mal, puso un poco de orden, con cierta dificultad. Al tocarle el pantalón vi que estaba ya duro. Iba a ser un viaje interesante.

Mientras arrancaba el coche y nos dirigíamos hacia la salida de la ciudad para tomar la autopista, le conté con detalle mi aventura de esa tarde.

Se que no hay que hacer esas cosas mientras alguien está al volante.. no se debe distraer al conductor. Pero ese día estaba desenfrenada y ya nada podía parar la máquina. Mientras le contaba lo de las bolitas de gueisha, abría las piernas y le enseñé la argolla de metal.. y con el índice tiré suavemente, para enseñarle el funcionamiento. Al tirar, le explicaba, debo apretar bien fuerte los labios y presionar, para evitar que salga. Se me quebraba un poco la voz, estaba tan húmeda que necesitaba mucha presión y concentración para retener las bolas. Le mostré además mis braguitas con agujero, otra sorpresa... Pequeño atasco al salir de la ciudad, viernes a las 5 de la tarde claro. Con el coche parado, atraje su hacia mí, y le hice sentir la humedad, la argolla. Y él con sus dedos fuertes en mi clítoris empezó a hacer movimientos circulares.

No había vuelta atrás. El coche debía arrancar, Siegried estaba a mil por hora, y debía mantener sus manos al volante... Así que acerqué mi mano a su pantalón, desabroché su cinturón, su pantalón y me abrí camino con la mano por debajo del boxer hasta su P para sentir lo dura que estaba. Siegfried conduciendo y yo acariciándole los H, y con mi mano tocando toda la longitud. Su glande estaba ya húmedo. Estábamos en un tramo más despejado, menos coches. Siegfried estaba concentrado, con los ojos entornados, gimiendo muy bajo.

Entonces me incliné por encima de la caja de cambios, quería llevármela a la boca y apretarla con la lengua y los labios. Siegfired seguía conduciendo, y empecé a meterme su P en la boca de forma más rítmica, apretando toda la lengua contra el glande, una y otra vez, y mis labios contra toda la longitud. Me costaba respirar, estaba clavándome la caja de cambios en las costillas, pero no podía parar de chuparle, estaba muy excitada y él aún más. Estaba muy dura y húmeda.

Paremos aquí! Siegried tomó una salida a un área de servicio, pero estaba llena de camiones, no podíamos quedarnos... salimos y seguimos un poco más lejos. Necesitábamos parar.

Otra área poco después. Siegried tomó la salida, había un par de coches, podíamos parar un poco más adelante, no nos verían. Coche parado, me desabroché el cinturón y me puse con la cabeza en la vertical del volante. Siegfried estaba con los ojos cerrados, ya sin pensar en los coches que nos pudiesen ver. Se había abandonado totalmente a mí. Me la llevé de nuevo a la boca, bajando los labios hasta el final, me dejaba sin aire, sentía toda la presión en mi boca, pero me encantaba. Seguía apretando y empujando con mi lengua el glande, quería que se corriera en mi boca. Sentí cómo levantaba su cadera, y cómo se tensaba su cuerpo un instante, y con un gemido se relajó y su glande estalló en el fondo de mi garganta, dejándome totalmente llena y satisfecha.

En ese instante pasó por nuestro lado uno de los coches que estaba aparcado en el área. No sé si se dieron cuenta de algo, nos daba igual. Siegfried estaba con los ojos cerrados, sonriente y yo con mi cabeza aún sobre su pantalón. Al cabo de un rato arrancamos de nuevo.

¡¡Acabábamos de cumplir nuestro punto 2!!

Ni que decir tiene, que después de las dos horas de trayecto hacia el hotel para el fin de semana, llegamos apresurados a la habitación, y ni siquiera salimos a cenar...

A las pocas semanas nos llegó una multa de la policía por exceso de velocidad …
 
Moraleja: si te hacen un francés mientras conduces, evita un tramo con radares

Teníamos ante nosotros un viaje de 3 horas y Siegfried me pasaba a buscar al trabajo. Llegaba el final del día, ya solo quedaban unos minutos para que pasara a recogerme. Era un poco temprano para irme, pero los viernes no suele haber nada importante al final del día y podría escaquearme un poco antes de la hora.

Me fui al baño a prepararme para el trayecto... (ahora veréis cómo) y cuando salí, ya lista, mi jefe me interceptó en el pasillo para que participara en una mini reunión de urgencia con todo el departamento: yo debía resumir brevemente la última entrevista con un cliente para decidir el siguiente paso, hacía falta ser reactivos...

No podía decirle que me estaba escapando temprano. Pero lo peor es que como sorpresa para Siegfried me había puesto en el baño un juego de lencería sexy con agujeros estratégicos (delante, abajo y detrás), y para rematar, unas bolas metálicas de geisha de 221 gramos, con las que, menos mal, ya llevaba unos días practicando en casa. Y ahí estaba yo: de pie exponiendo à mis 6 compañeros, con mi faldita, mi lencería de agujeros y concentrada en apretar los músculos ahí abajo para evitar que las bolas metálicas de geisha se me cayeran...

Esto le iba a encantar a Siegfried..

Las bolas de gueisha aguantaron. Llevarlas dentro, sentir el peso entre los labios calientes y la argolla metálica y fría entre los muslos sobresaliendo de las braguitas... y sobre todo, tener que poner mi cara más seria y profesional, e imaginarme lo que pensarían mis compañeros si supiesen lo que estaba escondiendo: estaba literalmente a cien.

Bajé a la calle con mi maletita de fin de semana, Siegried me esperaba en el coche, llevaba ya varios minutos, estaba relajado y sonriente, escuchando música mientras hacía tiempo.

Entré, me senté, no me podía contener y ni siquiera me abroché el cinturón: me lancé a besar a Siegfried, le metí la lengua hasta la garganta sin preaviso. Estaba muy mojada, y literalmente me hubiese puesto a desabrocharle el pantalón ahí en plena calle, en segunda fila, en pleno día.

Siegfried puede pasar de cero a trescientos como un bullet train. Pero a veces es más sensato que yo. Menos mal, puso un poco de orden, con cierta dificultad. Al tocarle el pantalón vi que estaba ya duro. Iba a ser un viaje interesante.

Mientras arrancaba el coche y nos dirigíamos hacia la salida de la ciudad para tomar la autopista, le conté con detalle mi aventura de esa tarde.

Se que no hay que hacer esas cosas mientras alguien está al volante.. no se debe distraer al conductor. Pero ese día estaba desenfrenada y ya nada podía parar la máquina. Mientras le contaba lo de las bolitas de gueisha, abría las piernas y le enseñé la argolla de metal.. y con el índice tiré suavemente, para enseñarle el funcionamiento. Al tirar, le explicaba, debo apretar bien fuerte los labios y presionar, para evitar que salga. Se me quebraba un poco la voz, estaba tan húmeda que necesitaba mucha presión y concentración para retener las bolas. Le mostré además mis braguitas con agujero, otra sorpresa... Pequeño atasco al salir de la ciudad, viernes a las 5 de la tarde claro. Con el coche parado, atraje su hacia mí, y le hice sentir la humedad, la argolla. Y él con sus dedos fuertes en mi clítoris empezó a hacer movimientos circulares.

No había vuelta atrás. El coche debía arrancar, Siegried estaba a mil por hora, y debía mantener sus manos al volante... Así que acerqué mi mano a su pantalón, desabroché su cinturón, su pantalón y me abrí camino con la mano por debajo del boxer hasta su P para sentir lo dura que estaba. Siegfried conduciendo y yo acariciándole los H, y con mi mano tocando toda la longitud. Su glande estaba ya húmedo. Estábamos en un tramo más despejado, menos coches. Siegfried estaba concentrado, con los ojos entornados, gimiendo muy bajo.

Entonces me incliné por encima de la caja de cambios, quería llevármela a la boca y apretarla con la lengua y los labios. Siegfired seguía conduciendo, y empecé a meterme su P en la boca de forma más rítmica, apretando toda la lengua contra el glande, una y otra vez, y mis labios contra toda la longitud. Me costaba respirar, estaba clavándome la caja de cambios en las costillas, pero no podía parar de chuparle, estaba muy excitada y él aún más. Estaba muy dura y húmeda.

Paremos aquí! Siegried tomó una salida a un área de servicio, pero estaba llena de camiones, no podíamos quedarnos... salimos y seguimos un poco más lejos. Necesitábamos parar.

Otra área poco después. Siegried tomó la salida, había un par de coches, podíamos parar un poco más adelante, no nos verían. Coche parado, me desabroché el cinturón y me puse con la cabeza en la vertical del volante. Siegfried estaba con los ojos cerrados, ya sin pensar en los coches que nos pudiesen ver. Se había abandonado totalmente a mí. Me la llevé de nuevo a la boca, bajando los labios hasta el final, me dejaba sin aire, sentía toda la presión en mi boca, pero me encantaba. Seguía apretando y empujando con mi lengua el glande, quería que se corriera en mi boca. Sentí cómo levantaba su cadera, y cómo se tensaba su cuerpo un instante, y con un gemido se relajó y su glande estalló en el fondo de mi garganta, dejándome totalmente llena y satisfecha.

En ese instante pasó por nuestro lado uno de los coches que estaba aparcado en el área. No sé si se dieron cuenta de algo, nos daba igual. Siegfried estaba con los ojos cerrados, sonriente y yo con mi cabeza aún sobre su pantalón. Al cabo de un rato arrancamos de nuevo.

¡¡Acabábamos de cumplir nuestro punto 2!!

Ni que decir tiene, que después de las dos horas de trayecto hacia el hotel para el fin de semana, llegamos apresurados a la habitación, y ni siquiera salimos a cenar...

A las pocas semanas nos llegó una multa de la policía por exceso de velocidad …
Muy buena historia!
 
Nos gustan las saunas y más aún si son nudistas …. Tras muchos años viviendo fuera, uno pierde la vergüenza. Pero siempre puede haber sorpresas.

La siguiente historia nos pasó en unos “baños” romanos de la ciudad de Baden-Baden, Alemania. Para no incumplir ninguna regla del foro diremos sólo que son los baños romanos y no el spa moderno que se encuentra al lado. Y que son famosos por tener 17 etapas combinando baños romanos con aire caliente: toda una experiencia.

Llegamos un sábado por la mañana, un día frío de noviembre. Entramos en el recinto, listos para entrar en calor. Nos desnudamos, cogimos nuestras toallas, listos para iniciar nuestra ruta. Nos gustó que había más parejas que hombres solos, y más bien jóvenes, entre los 25 y 45 años. Para nuestra sorpresa, nada más cruzar la puerta, nos hicieron cambiar nuestras toallas por unas ‘sábanas’, algo transparentes y bien calentitas. Pero, mejor aún: pasada la primera etapa… Nos las quitaron también. Nos miramos, mi novio y yo: ¿durante tres horas tendríamos que estar totalmente desnudos, rodeados de unas 40 personas, todas ellas desnudas? Interesante.

Llegamos a una sala, con gradas en el centro y en los laterales, cuerpos desnudos sentados por todos lados, transpirando, el aire caliente te aturdía, te quemaba y no te dejaba respirar. Nos sentamos en un lateral, y nos pusimos a observar a nuestros vecinos, con cierto descaro. Al cabo de unos minutos, una oleada de gente salió de la sala, y nos quedamos solos, mi pareja y yo, con una joven asiática, estratégicamente colocada en lo alto de las gradas centrales. Ahí arriba se siente más el calor, y al mismo tiempo, ves todo y te ven. Y ahí estábamos, los dos, mirando como cómplices, a esa joven asiática de cuerpo menudo y pechos pequeños y respingones, con un tatuaje en la parte interior del muslo. De pronto, ella empezó a masajearse las piernas. Luego el resto. No hablamos, para no romper el momento. Miré de reojo a mi pareja, y sin decirle nada, discretamente le metí la mano entre las piernas y noté que estaba empezando a excitarse. La chica al poco se dio cuenta de la situación, nos miró y con una sonrisa cómplice, paseó sus manos lentamente por sus pechos y con las mismas se fue, y nos dejó a los dos muy excitados.

Tuvimos que esperar un rato para poder levantarnos y pasar a la etapa siguiente…

(…….) Continuará
 
Nos gustan las saunas y más aún si son nudistas …. Tras muchos años viviendo fuera, uno pierde la vergüenza. Pero siempre puede haber sorpresas.

La siguiente historia nos pasó en unos “baños” romanos de la ciudad de Baden-Baden, Alemania. Para no incumplir ninguna regla del foro diremos sólo que son los baños romanos y no el spa moderno que se encuentra al lado. Y que son famosos por tener 17 etapas combinando baños romanos con aire caliente: toda una experiencia.

Llegamos un sábado por la mañana, un día frío de noviembre. Entramos en el recinto, listos para entrar en calor. Nos desnudamos, cogimos nuestras toallas, listos para iniciar nuestra ruta. Nos gustó que había más parejas que hombres solos, y más bien jóvenes, entre los 25 y 45 años. Para nuestra sorpresa, nada más cruzar la puerta, nos hicieron cambiar nuestras toallas por unas ‘sábanas’, algo transparentes y bien calentitas. Pero, mejor aún: pasada la primera etapa… Nos las quitaron también. Nos miramos, mi novio y yo: ¿durante tres horas tendríamos que estar totalmente desnudos, rodeados de unas 40 personas, todas ellas desnudas? Interesante.

Llegamos a una sala, con gradas en el centro y en los laterales, cuerpos desnudos sentados por todos lados, transpirando, el aire caliente te aturdía, te quemaba y no te dejaba respirar. Nos sentamos en un lateral, y nos pusimos a observar a nuestros vecinos, con cierto descaro. Al cabo de unos minutos, una oleada de gente salió de la sala, y nos quedamos solos, mi pareja y yo, con una joven asiática, estratégicamente colocada en lo alto de las gradas centrales. Ahí arriba se siente más el calor, y al mismo tiempo, ves todo y te ven. Y ahí estábamos, los dos, mirando como cómplices, a esa joven asiática de cuerpo menudo y pechos pequeños y respingones, con un tatuaje en la parte interior del muslo. De pronto, ella empezó a masajearse las piernas. Luego el resto. No hablamos, para no romper el momento. Miré de reojo a mi pareja, y sin decirle nada, discretamente le metí la mano entre las piernas y noté que estaba empezando a excitarse. La chica al poco se dio cuenta de la situación, nos miró y con una sonrisa cómplice, paseó sus manos lentamente por sus pechos y con las mismas se fue, y nos dejó a los dos muy excitados.

Tuvimos que esperar un rato para poder levantarnos y pasar a la etapa siguiente…

(…….) Continuará
Que excitante,bufff
 
La siguiente etapa, era una piscina termal. El entorno era una maravilla, arcos y mosaicos que te trasladan en el tiempo. Tras entrar en el agua, nos dirigimos a un rincón, buscando intimidad. Es extraño y agradable nadar desnudo, consciente de tu cuerpo, del calor, y hacerlo rodeado de otras parejas, también desnudas.

Los dos estábamos todavía excitados después de nuestra pequeña experiencia anterior. No hizo falta mucho para retomar donde nos habíamos quedado. Acerqué mi mano a sus muslos y ya estaba dura de nuevo. Me coloqué encima de él. Y dejé que me penetrara delante de todos. Pasada la timidez inicial y pensando lo pervertidos que estábamos siendo nos dimos cuenta de que no éramos los únicos… al menos había seis parejas, haciendo lo mismo, tocándose discretamente. Esto nos excitó aún más y los movimientos eran cada vez más evidentes y se dejaban entreoír ligeros gemidos entre el sonido del agua y las gotas de humedad cayendo del techo. Y casi llegados al punto de no retorno, se abrió la puerta y entró un encargado, sobresaltando a todo el mundo y provocando un repentino revuelo y chapoteo en el agua.

Pasado el peligro todas las parejas nos miramos y nos reímos. ¿Qué habría pasado de no venir?
 
Muy buenas las pruebas y al menos ya tienes algunas hechas, esperaremos la próxima entrega. (y)(y)(y)
 

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