La primera vez que me puse unos tacones

gauvan

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La verdad es que siempre me habían excitado los tacones, elegantes y altos, finos y sofisticados, nada de ordinario es con plataforma ni estridèncias Ver a una mujer con ellos despertaba en mi automáticamente el deso, incluso a veces viendo únicamente un par de tacones altos en una zapatería he llegado a la erección. Cuando tenía la oportunidad, en casa de alguna amiga o familiar que dejaba algún par de tacones despistados o a mano, furtivamente los miraba y tocaba, incluso intentaba calzarmelos, pero casi siempre eran demasiado pequeños, excepto una vez. Mi compañero de piso después de estar un rato en su habitación con ella salió a dar una vuelta con su novia, un zorrón rubio a la que le encantaba lucir sus muslazos prietos con minis y taconazos. Yo la había oído llegar con su taconeo habitual y disimuladamente salí a su encuentro. Me puse cachondo al instante. Eran unos tacones muy altos de piel marrón, abiertos por el extremo frontal, de los que asoma la punta del dedo gordo del pie y por la parte trasera se cerraban con una fina tira piel regulable que dejaba el talón al aire, como siempre sus piernas morenas lucían bajo una falda plisada muy corta.
Al rato los escuché marcharse pero no oí el taconeo, me sorprendió y fui a la habitación de mi compañero y allí estaban esos deliciosos tacones en el suelo, se había puesto unas deportivas y se había ido a hacer deporte, dejando allí a mi alcance aquellos dos objetos de placer.
Recuerdo acercarme a ellos lentamente y recogerlos del suelo con cierta reverencia, acariciar su suave tacto y oler la mezcla de olores del cuero y la piel de la zorra. De forma automática sin casi pensar deslice un pie dentro pero como siempre eran pequeños. Fue ahí cuando me di cuenta que el cierre trasero era regulable.
Probé de ajustarlos y "vuala" se ceñian perfectamente a mi pie, repetí la operación y de repente estaba luciendo dos maravillosos taconazos altos que una guarra había estada llevando apenas 15 minutos antes. La sensación fue indescriptible.
 
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La verdad es que siempre me habían excitado los tacones, elegantes y altos, finos y sofisticados, nada de ordinario es con plataforma ni estridèncias Ver a una mujer con ellos despertaba en mi automáticamente el deso, incluso a veces viendo únicamente un par de tacones altos en una zapatería he llegado a la erección. Cuando tenía la oportunidad, en casa de alguna amiga o familiar que dejaba algún par de tacones despistados o a mano, furtivamente los miraba y tocaba, incluso intentaba calzarmelos, pero casi siempre eran demasiado pequeños, excepto una vez. Mi compañero de piso después de estar un rato en su habitación con ella salió a dar una vuelta con su novia, un zorrón rubio a la que le encantaba lucir sus muslazos prietos con minis y taconazos. Yo la había oído llegar con su taconeo habitual y disimuladamente salí a su encuentro. Me puse cachondo al instante. Eran unos tacones muy altos de piel marrón, abiertos por el extremo frontal, de los que asoma la punta del dedo gordo del pie y por la parte trasera se cerraban con una fina tira piel regulable que dejaba el talón al aire, como siempre sus piernas morenas lucían bajo una falda plisada muy corta.
Al rato los escuché marcharse pero no oí el taconeo, me sorprendió y fui a la habitación de mi compañero y allí estaban esos deliciosos tacones en el suelo, se había puesto unas deportivas y se había ido a hacer deporte, dejando allí a mi alcance aquellos dos objetos de placer.
Recuerdo acercarme a ellos lentamente y recogerlos del suelo con cierta reverencia, acariciar su suave tacto y oler la mezcla de olores del cuero y la piel de la zorra. De forma automática sin casi pensar deslice un pie dentro pero como siempre eran pequeños. Fue ahí cuando me di cuenta que el cierre trasero era regulable.
Probé de ajustarlos y "vuala" se ceñian perfectamente a mi pie, repetí la operación y de repente estaba luciendo dos maravillosos taconazos altos que una guarra había estada llevando apenas 15 minutos antes. La sensación fue indescriptible.
El pies bonito forma parte del cuerpo, lo demás son bobadas, no te sientas jamás por ello
 
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