David777
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Había pasado un tiempo desde que acabé mi oculta relación con Marc y ahora vivía una época mucho más tranquila. Aunque el recuerdo de Marc corriéndose entre gemidos bajo mi cuerpo mientras le follaba no se me iba de la cabeza tan fácilmente. Continuamente me sorprendía a mí mismo oliendo su cuerpo y sintiendo su semen caliente y el olor a limpio y a hombre de su verga creciendo dentro de mi boca, mientras se agrandaba mi erección hasta el límite y necesitaba tumbarme y masturbarme. Me costaba concentrarme para trabajar y aumenté mis paseos por la playa, a un paso de la casa de verano.
En uno de esos paseos encontré a Natalia, la madre de Marc, tomando el sol en toples junto a su marido Jaime, el padre de Marc. Natalia ya no era ninguna jovencita, pero tenía unas tetas grandes y turgentes, con unas areolas amplias y muy oscuras, como siempre imaginé que las tendría. Me gustaba un pequeño tatuaje que ella tenía en su ingle y que asomaba del tanga, con forma de araña y corazón. Me sonrieron ambos, amables, y me agaché para charlar con ellos y, de paso, disimular mejor la incipiente erección que se estaba formando de nuevo bajo mi bañador cuando sin previo aviso me asaltó la imagen del cuerpo de Natalia y su tatuaje cabalgando sobre la polla de su marido, y éste sujetándole esos pechos bamboleantes, que ahora estaban a mi vista, con ambas manos mientras se corría dentro de ella.
En uno de esos paseos encontré a Natalia, la madre de Marc, tomando el sol en toples junto a su marido Jaime, el padre de Marc. Natalia ya no era ninguna jovencita, pero tenía unas tetas grandes y turgentes, con unas areolas amplias y muy oscuras, como siempre imaginé que las tendría. Me gustaba un pequeño tatuaje que ella tenía en su ingle y que asomaba del tanga, con forma de araña y corazón. Me sonrieron ambos, amables, y me agaché para charlar con ellos y, de paso, disimular mejor la incipiente erección que se estaba formando de nuevo bajo mi bañador cuando sin previo aviso me asaltó la imagen del cuerpo de Natalia y su tatuaje cabalgando sobre la polla de su marido, y éste sujetándole esos pechos bamboleantes, que ahora estaban a mi vista, con ambas manos mientras se corría dentro de ella.