Las noches del Retiro

Epicureos

Miembro activo
Desde
24 Jun 2023
Mensajes
37
Reputación
267
Es verano, hace calor y da gusto pasear por el parque del Retiro de noche, notando en la piel el frescor de la humedad que exhala el parque en contraposición con el pegajoso calor que emana del asfalto madrileño.

Son pasadas las 23h de un día entre semana, queda poco menos de una hora hasta el cierre de las puertas. Hemos llegado a esta hora tardía a conciencia. Queremos disfrutar del frescor del parque y de la tranquilidad y anonimato que garantiza a esta hora los pocos usuarios del parque que quedan dentro.

De hecho, lejos de quedarnos en una zona expuesta, nos adentramos por una zona de senderos llenos de vericuetos que conocemos bien y donde sabemos que nadie nos molestará. Y, sobre todo, que nadie que pase a esta hora por aquí lo hará de forma distraída y casual.

Llevas un vestido corto que deja poco a la imaginación, tanto por arriba como por debajo... Shein ha logrado democratizar y poner en la calle como vestimenta habitual de las jovencitas lo que antes casi solo se podía adquirir en un sexshop... Un vestido ajustado que por abajo tiene una ligera abertura lateral que pone de manifiesto que probablemente no llevas ni braguitas ni tanga debajo, la espalda al aire y por arriba una abertura en el escote bastante indecente. No ayuda que tus pezones estén erectos y se marquen de forma notable sobre la fina tela del vestido. Por supuesto, como es normal en ti desde que llega el buen tiempo y destierras los sujetadores hasta el siguiente invierno, no llevas nada más.

En todo caso, da igual que vayas tan descarada. Por la zona de Atocha has captado la mirada de casi todos los transeúntes. Pero eso no es suficiente.. Y sabes tan bien como yo que desde que decidiste aceptar la invitación a este paseo nocturno vas a acabar exhibida y desnuda en medio del Retiro... En el mejor de los casos con el vestido arremolinado alrededor de tu cintura, dejando tu sexo, culo y tetas al aire para gozo de quien pase cerca. Y en el peor, tu vestido terminará apretujado en uno de mis bolsillos y te quedarás totalmente desnuda salvo por los zapatos de cuña que llevas.
 
Pasamos por delante de tres chicos de unos 20 años aproximadamente que están tranquilamente charlando. Y por algunas de las palabras que capto, parecen niños pijitos de Madrid comentando su última salida del fin de semana. Nada más sobrepasarlos caminando, aprovecho para llevar mi mano a tu culo y acariciarlo levantando el vestido y dejando tus cachetes a la vista. No miro para atrás, pero por su inmediato silencio doy por sentado que te han visto bien el culazo que tienes. Y a poco que hayan sido observadores se habrán percatado de que no llevabas nada debajo. Aunque no sé si te he levantado lo suficiente el vestido como para que se percataran de ello, pero los cachetes te los han debido de ver espectacularmente bien.

Aprovecho un banco a unos 40-50 metros de ellos para sentarme y colocarte encima de mi, sentada a horcajadas y cara a cara. Con el vestido tan corto que llevas y al separar las piernas la parte baja de tus cachetes vuelven a quedar algo expuestos, según puedo comprobar con mis dedos al pasar por ellos. Me dices que estoy loco, que por qué no nos hemos sentado en unos de los otros 3 o 4 bancos que en hilera continúan por delante de este, que además están en sombra y más resguardados de miradas indiscretas. Y que este que he elegido queda muy expuesto por la luz que arroja una cercana farola. Qué te van a ver todo... Como toda respuesta obtienes un beso largo y mis manos separando tus cachetes del culo.

Me lanzo sobre tu cuello, que es uno de tus puntos débiles. Sé que si soy capaz de conquistar tu cuello y tus orejitas, tu última resistencia habrá caído. Pegas un pequeño gemido y me dices que soy un cerdo, que me encanta exhibirte. Te respondo que ya sabes que así es. Y te doy una buena palmada en tu nalga izquierda con la palma derecha de mi mano bien abierta. El sonido no deja lugar a dudas del azote que te acabo de propinar, a pesar de que los chicos están a suficiente distancia como para que no puedan ver nada con facilidad. Sin embargo, al no haber ningún obstáculo entre ellos y nosotros, el sonido llega limpio. Si nosotros podemos oír su conversación lejana, no hay duda de que el azote lo han podido percibir perfectamente.

Llevo tu mano a mi bragueta, donde palmas mi polla ya inhiesta. Con tu habilidad característica, desabrochas el botón, bajas la cremallera, metes tu manita y me sacas con delicadeza la polla para empezar un sube y baja calmado mientras sigues besándome. Yo aprovecho para bajarte los tirantes del vestido y dejar tus tetazas al aire. Te preocupa que te puedan ver los chicos. Pero te contesto, y sabes que tengo razón, que desde su distancia nada pueden ver. Si acaso, intuir. Imaginar. Y que al bajarte los tirantes del vestido realmente de espaldas - que es lo que te están viendo - no cambia nada. Ellos siguen viendo la espalda casi al completo dado el escote trasero de tu vestido. Lo único que ha cambiado para los chicos es que una vez liberadas tus tetazas de la tela del vestido, de vez en cuando pueden observar como mi cabeza se ladea y baja un poco, coincidiendo con cada ocasión que aprovecho para succionar tus pezones, que ya están completamente empitonados. Voy notando que te vas encendiendo por tu respiración cada vez más entrecortada, así que decido levantar un poco más tu vestido por la parte de atrás para tener acceso libre a tus nalgas y y con mi mano derecha acariciar tu zona perianal intentando llegar a tu vulva...

No cabe duda de que ahora gozamos de la completa atención del trío de chicos. Que si bien intentan disimular siguiendo a medias con la conversación que tenían, se han recolocado de tal manera que dos de ellos miran directamente hacia nosotros. Y el tercero se ha situado en un ángulo recto respecto de sus amigos y de vez en cuando va ladeando la cabeza para mirar... Aunque sea a 40-50 metros, está claro que no se quieren perder el espectáculo de ver tu culo...
 
Última edición:
Atrás
Top Abajo