Madre e hija me utilizan de muñeco de prácticas. #1

boober

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27 Jul 2023
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Tenía varios relatos de esta historia publicados en pajilleros pero ahora que ya no puedo continuarla allí he decidido hacerlo aquí. Empezaré la historia de nuevo para quien no la haya leído, saludos!









En esta historia cuento la única vez que me he sentido como un pene con patas y lo mucho que lo he llegado a disfrutar.



Para explicarla bien debo ir unos cuantos años atrás, por aquél entonces yo trabajaba como camarero en una cafetería de pueblo. Y cuando digo pueblo me refiero a una pequeña localidad cercana a la capital, era una zona de alto nivel adquisitivo con lujosas casas, amplias y adornadas calles y carísimos coches moviéndose arriba y abajo.



Siempre he sido una persona muy sociable y viendo lo provechoso de tratar bien a mis clientes (traducido en jugosas propinas) no tardé en hacerme conocido por casi todos.



Había una gran variedad de clientes, desde hombres y mujeres de negocios que me miraban por encima del hombro hasta gente verdaderamente buena.



Y es de éste último tipo del que forman parte las protagonistas de ésta historia. Sara era una mujer de mediana estatura, rubia y con la piel blanca. Sin duda era muy atractiva, con las facciones de la mandíbula un tanto duras y con unos ojos verdes que regalaban una mirada dulce.



Tenía un cuerpo que llamaba la atención al poco que vistiera con ropa ajustada, unas caderas anchas daban paso a una relativamente estrecha cintura para luego volver a ensancharse en la zona del pecho. Sus tetas eran verdaderamente impresionantes, tanto que durante años dudé de su naturalidad.



Solía vestir algo seria pero los días que arriesgaba un poco era una auténtica delicia tenerla delante.



Durante años había sido la dueña de la única peluquería del pueblo, eso unido a la fortuna que le dejó su marido al morir le permitió jubilarse a una temprana edad para disfrutar de su tiempo y de su única hija Paula.



En ese tiempo no era más que una tímida adolescente que se sonrojaba cada vez que me acercaba a atenderlas a la mesa, Sara en cambio era muy extrovertida y rápidamente establecimos una relación casi de amistad. Y digo "casi" porque no es que quedáramos para irnos de cañas, pero sí que al menos llegamos a añadirnos como amigos en ******** pese a que ella era unos cuantos años mayor que yo. Sí, por aquél entonces la gente aún utilizaba ********.



Pasó el tiempo y yo dejé el trabajo por uno más relacionado a lo que yo había estudiado, Dirección de Empresas, y evidentemente nuestra relación se enfrió.



Mi vida laboral me llevó por fin a crear mi propia empresa con la cual me dedicaba a organizar eventos privados, para ello mis antiguos clientes de la cafetería me eran de mucha ayuda ya que era el público ideal para mi negocio. Por ello me dediqué a recuperar el contacto con todos los que puede y eso incluía a Sara.



Por suerte ella aún utilizaba ******** por lo que hice un perfil para mi empresa y, con mucho tacto, me puse en contacto con ella.



La suerte hizo que fuera justo en el momento ideal ya que resultaba que su hija Paula acababa de cumplir los 18 y su madre quería organizarle su fiesta de cumpleaños por todo lo alto.



" ¿Tienes algún local donde visitarte y explicarte exactamente lo que estoy buscando?"



" Sí pero como tú eres una clienta VIP ese servicio lo puedo hacer a domicilio, así no te tienes que desplazar. " Contesté yo intentando parecer lo más servicial posible.



" Veo que sigues siendo un cielo" me dijo ella antes de pasarme su dirección exacta y el horario en el que podía ir a visitarla.



Cuando lo hice no sabía que estaba apunto de empezar una historia que jamás seré capaz de olvidar.



- Vaya parece que por ti no pasa el tiempo, sigues igual de guapo y joven como te recordaba.- me dijo Sara a modo de saludo al verme.



- Muchas gracias.- dije yo sonrojándome ligeramente- La verdad es que lo mismo digo Sara, estás estupenda parece que haya hecho un viaje al pasado.



- Ay, eso lo dices por quedar bien.- concluyó ella dándome dos besos- Pero pasa, pasa no te quedes en la puerta.



La verdad es que no lo había dicho por eso, realmente la veía igual de buenorra como la recordaba. Vestía un ajustado vestido que llegaba por encima de sus rodillas y con escote redondo que, pese a no enseñar nada, enmarcaba su perfecto y majestuoso par de tetas embutidas en aquella tela sedosa.



Recuerdo volver a plantearme si eran naturales o operadas, era un enigma que me ponía duro al instante.



Me invitó a un café mientras no poníamos un poco al día de nuestras vidas, parecíamos dos amigos reencontrándose después de mucho tiempo y a ninguno de los dos parecía apetecernos hablar del evento.



Me explicó que su hija Paula seguía siendo igual de tímida que antaño, eso había hecho que no tuviera demasiados amigos, que jamás hubiera tenido novio y que no saliera demasiado de casa. Iba de la universidad a la academia de idiomas (dónde estaba en aquel momento) y de ahí a casa.



Al cabo de un rato cambiamos el café por vino y Sara se abrió aún más, me dijo que estaba bastante preocupada por su hija y que además al tenerla siempre en casa ella apenas tenía tiempo para socializar por su cuenta ya que sentía que su lugar estaba al lado de su hija.



- Bastante mal lo pasó ya con lo de su padre...- dijo ella melancólicamente con la mirada perdida



- Yo eh...- dije yo dudando si debía dar mi opinión- Sé que no es asunto mío pero pese a que está muy bien tener una relación de amistad con tu madre, creo que todos necesitamos nuestro grupo de amigos privado. Incluida tú.



Sara se me quedó mirando fijamente a los ojos durante unos segundos que parecieron eternos. Me dejó saber que estaba completa y tristemente de acuerdo conmigo.



- Perdóname, no soy nadie para meterme donde no me llaman.- dije rápidamente para romper la tensión- Además yo también era si cuando era pequeño...



- Vaya eso sí que me sorprende, ¿Y qué te hizo cambiar?



- Rebeca, una chica de mi instituto. Consiguió superar todas esas barreras que yo había construido y las derribó por completo.- dije yo melancólicamente



- Debe de ser alguien muy importante para ti.



- Bueno, no creas. Al año siguiente me puso los cuernos con su mejor amigo y me dejó, pero yo ya había superado por completo mi timidez.



Ella rió mientras volvía a servir otra ronda de vino.



- Creo que vamos a tener que dejar el tema del cumpleaños de Paula para otro momento, con tanto vino no voy a ser capaz de aclar mis ideas.



Estaba claro que necesitaba compañía, por eso me pidió que no me fuera llenándome la copa, además sus dulces ojos verdes habían cambiado su mirada hacia mi.



Notaba cierto coqueteo que jamás había visto en ella y sus movimientos provocaban que mis ojos se sintieran peligrosísimamente atraídos por la imagen de sus pechos.



Volví a plantearme la trascendental duda. ¿Naturales u operadas? Y con ello su inoportuna e incómoda erección.



Instintivamente se las miré en un movimiento de ojos tan brusco como evidente. Tan evidente que incluso ella hizo una pausa al darse cuenta mientras me contaba una anécdota más de la timidez de su hija.



Yo me puse extremadamente rojo y, en un movimiento nervioso de brazo, golpeé mi copa vertiendo todo su contenido encima de Sara.



Su precioso vestido estaba perdido de vino que también goteaba hasta el suelo. Yo me levanté al instante intentando absurdamente evitar el accidente.



- ¡Lo siento Sara! Qué torpe soy.- dije yo aún más avergonzado



- ¡No te preocupes, cielo!- dijo ella riéndose.



Me indicó suavemente que me sentara y se agachó a limpiar las gotas del suelo, al hacerlo se formó una línea de visión directa y evidente entre mis ojos y lo más profundo de su escote.



Y digo evidente porque me dio la absoluta sensación de que ella sabía lo que estaba haciendo.



Eso solo hizo que añadir aún más morbo a todo aquello por lo que yo ya era incapaz de ocultar mi incomodidad causado por mi potente erección.



Ella alzó la mirada a tiempo para volver a pillarme completamente embobado con sus tetas y tras esbozar una sonrisa cómplice la bajó hacia el bulto que se marcaba en mis pantalones.



Yo lo oculté instintivamente sin saber dónde ponerme.



- Si me disculpas voy a cambiarme. Me lo has tirado todo encima.- dijo coquetamente antes de guiñar el ojo y marcharse hacia la escalera.



- Lo siento!- conseguí decir mientras me daba cuenta que en esta ocasión me había quedado embobado con su culo.



El corazón me iba a cien, yo estaba siendo un auténtico desastre y aún así parecía evidente que ella seguía coqueteando conmigo.



Volvió al cabo de unos minutos con una elegante blusa blanca cerrada por unos tensos botones que mantenían, a duras penas, prisioneras aquellas maravillas de tetas. Vestía una falda negra por encima de las rodillas.



- Me he puesto cómoda.- dijo ella posando



- ¡Guau! Si vieras mi ropa de "ponerme cómodo"...



- Ven, vamos al sofá... estaremos más cómodos. - dijo ella en un tono más autoritario



Yo obedecí encantado y me senté a su lado. Sus tetas se apretaban entre sus brazos mostrando un perfecto escote en aquella blusa tan delicada.



Nos quedamos mirando a los ojos unos segundos en los que sentía como me escudriñaba por dentro, y sin mediar palabra levanto suavemente su brazo hasta acariciar mi pelo unos instantes antes de hacerme colocar la cabeza en sus muslos.



No sabía que hacer así que simplemente me dejaba llevar mientras Sara abría lentamente los botones de su blusa a escasos centímetros de mis ojos.



Poco a poco liberó sus preciosos pechos naturales colocándolos encima de mi cara privándome de toda visión y llenándome de felicidad.



Eran perfectamente suaves y jugosas pese a los años, lo suficientemente grandes para conseguir que en aquél momento solo existieran esas tetas para mí.



Al menos hasta que noté su mano acariciar mi duro paquete que parecía a punto de romper el pantalón. Sara lo liberó hábilmente y dejó mi erecta y palpitante polla al descubierto.



Yo seguía sin poder ver nada más que sus tetas y cualquier roce de su suave piel en mi polla me hacía reaccionar con un espasmo de placer.



A Sara le encantaba tenerme así y se recreó en producirme diferentes sensaciones con sus manos mientras yo me volvía loco intentando lamer sus pezones.



Sara me masturbó con maestría agarrando mi miembro con tanta firmeza como suavidad y masajeándolo arriba y abajo como si lo hubiera hecho toda la vida.



Yo me sentía en el paraíso sintiéndome cada vez más cerca de explotar y dejar toda la habitación llena de semen, a su vez sentía que necesitaba follarme aquellas maravillas que Sara me había regalado.



Intenté hablar pero no se entendió nada.



- ¿Qué dices?- me preguntó ella con tranquilidad antes de levantar ligeramente sus pechos de mi cara.



- Necesito follarme tus tetas Sara.- dije yo torpemente.



Ella me ignoró volviendo a soltar sus tetas en mi cara, tampoco era difícil contentarse con aquella increíble paja que ella me seguía haciendo.



- Incorpórate- me ordenó Sara liberándome de su delicioso peso



Me tenía embrujado y completamente obediente. Le hice caso sentándome erguido esperando órdenes, ella no las dió. Se levantó la falda mostrándome una deliciosa raja enmarcada por una línea de vello y tras unos segundos de exhibición se montó encima de mi volviéndome a aprisionar en aquel maravilloso mundo que eran sus tetas.



A la vez se había insertado mi polla hasta lo más profundo de su ser y tras unos pequeños movimientos circulares de adaptación empezó a cabalgarme como jamás lo ha hecho nadie.



Con un perfecto movimiento de cadera hacía lleva mi duro y gordo glande de principio a fin de su vagina. De golpe me di cuenta que Sara estaba gimiendo desesperada, de hecho no sabría decir desde cuándo.



Me estaba follando a su antojo, utilizándome como un dildo de carne y hueso, bailando y saltando alrededor de mi duro mástil concentrada en metérselo cada vez más salvajemente.



Yo seguía encantado y medio ahogado entre sus tetas que me abofeteaban una y otra vez con cada cabalgada de Sara, era la primera vez en mi vida que tenía sexo de aquella manera. De hecho siempre he sido bastante dominante pero Sara había conseguido desactivar todos mis mecanismos y me sentía incapaz de moverme.



Sus dedos agarraban mi pelo cada vez más fuerte mientras llegaba al clímax entre gritos y tetas. Después de varios segundos de gemidos y espasmos Sara se desplomó encima de mis piernas aún con mi dura polla en lo más profundo de su ser.



"Espero que no me deje así ahora que ya se ha corrido" pensé mientras Sara me besaba los labios apasionadamente.



- ¿Ma... Mamá?- La voz de Paula sonó como una bomba en nuestros corazones.



Ambos giramos la cabeza bruscamente al origen de aquella voz para ver a Paula en shock mirándonos desde la entrada al salón.



- Cariño...- consiguió decir Sara mientras veía como Paula desaparecía escaleras arriba rumbo, probablemente, a su habitación.



Nos miramos inmóviles durante unos segundos hasta que un conato de sonrisa en la preciosa cara de Sara provocó la mía. Ninguno pudo evitar reírse de aquella comprometida situación. A saber el rato que llevaría Paula viéndonos y con los estruendosos gritos de su madre probablemente se lo habría imaginado desde antes de entrar a la casa.

Y aún así entró...



- Voy a hablar con ella.- sentenció Sara desensartándose de mi aún dura estaca



- Sí...- soné yo decepcionado- Será mejor que me vaya.



- ¿Seguro que quieres irte así?- preguntó ella señalando mi polla- Eso te va a doler si no... evacúas.



Como si yo no lo supiera...



- Pero tu hija...- conseguí decir



- Yo me encargo de ella, tú espérame aquí. Te has merecido una recompensa- contestó haciendo botar sus tetas delante de mi cara justo antes de dejarme solo y empalmado.



Aquellas palabras encendieron mariposas en mi estomago parecidas a las que tenía de niño la noche de Navidad. ¿Me dejaría meter mi polla en medio de aquellas maravillas?



Pasaron los minutos y un dolor en mi abdomen crecía mientras menguaba mi erección. Empecé a volver a la realidad y a plantearme seriamente el marcharme. Pero una vocecita en mi cabeza me decía que si lo hacía me arrepentiría toda mi vida.



Y joder, esa vocecita era jodidamente convincente, así que le hice caso y me quedé...



Te quiero vocecita, me has cambiado la vida coño.



Sara volvió pasados varios minutos, volvía a estar elegantemente arreglada y sin un pelo fuera de lugar. Llevaba una cinta en la mano y, tras indicarme con gestos que todo iba bien, me tapó los ojos sensualmente con ella antes de acercar sus labios a mi oído.



- Shhhht.- me susurró al oído para que estuviera callado



Mi dolor de abdomen seguía presente ayudando a que mi polla le costara ponerse dura. Se mantenía morcillona entre las manos de Sara que la acariciaba suave y pacientemente.



Mi ansiedad crecía porque yo ansiaba que me hiciera una cubana para acabar por todo lo alto. Era algo que había deseado desde que la conocí y el deseo de conseguirlo contrastaba con la molestia en mi abdomen.



- Si te la pones entre las tetas seguro que...- dije yo poniéndome nervioso



Era la primera vez en ese encuentro en el que me agobié al no ser yo quien llevara el control. Sara respondió metiendo otra cinta de tela en la boca para que me callara.



- Quizás esto te ayude...- volvió a susurrarme al oído



Lentamente me quitó la cinta de los ojos.



Paula estaba allí delante. Aquella chica tímida y dulce que conocí un tiempo atrás se había convertido en una mujer preciosa. Aunque seguía siendo igual de tímida.



Estaba allí de pie contemplando como su madre acariciaba mi morcillona polla, se le notaba que la situación le superaba. Se movía algo nerviosa intercalando miradas al techo con otras escuetas y directas a mi miembro. Lo que no vi fueron ganas de irse.



Paula era de mediana estatura, con pelo castaño y liso que le llegaba más abajo de los hombros. Había heredado el atractivo de su madre pero con una cara algo más delicada enmarcada por dos enormes y preciosos ojos que irradiaban dulzura.



Vestía un suéter rosa de manga larga que dejaba ver el ombligo y con un pronunciado escote que evidenciaba que era digna hija de su madre. Dos perfectas y proporcionadas tetas se insinuaban bajo la tela del suéter dando trabajo a los botones que lo mantenían en su sitio. Vestía, también, una falda corta de tiro alto estampada a cuadros dejando ver unas largas piernas.



Ahora era yo el que estaba en shock y fue entonces cuando descubrí que un chute de adrenalina como el que sentí en ese momento hace que se me ponga dura como un mástil.



Me sentía jodidamente poderoso entre las experimentadas manos de Sara a la vez que intentaba inconscientemente evitar que el corazón se me saliera del pecho.



- ¿Lo ves cariño? Te dije que seguro que no le importaría. Mira qué contento se ha puesto de verte.



Paula me dedicó una etérea sonrisa que convirtió el dolor de abdomen en fuego.



- Este chico es un cielo y seguro que está encantado de estar aquí y ayudarnos con tu... con tus prácticas.- dijo antes de escupir un poco de saliva en sus manos.

Sara hablaba como si yo no estuviera en aquella habitación, sin embargo, no dejaba de poner toda su experimentada habilidad masturbatoria al honorable cometido de vaciar mis huevos.



Sus manos se movían como bailarinas coordinadas a la perfección para hacerme la mejor paja a dos manos que me habían hecho jamás deleitándome con la lubricada presión moviéndose en espiral arriba y abajo.



Paula miraba embobada el desempeño de su madre intercalándolo con escudriñadoras miradas a mis ojos, Parecía estar ensimismada en mis gemidos y mi reacción a lo que Sara estaba haciendo.



- Cariño, ¿Por qué no bailas un poquito? Así como haces siempre en el TikTok… Seguro que a él le encantará que lo hagas.



Paula me miró fugazmente antes de empezar a contonearse suavemente. Con cada movimiento sus pezones parecían acercarse cada vez más a la libertad. Ser testigo de aquella lucha y de lo que estaba viviendo fue algo que no pude aguantar.



Con un grito mudo por la cinta que tenía en la boca empecé a soltar chorro tras chorro por doquier, mientras Sara seguía ordeñando mi polla decidida a sacar hasta la última gota. Paula se quedó completamente quieta con excepción del espasmo que hizo cuando notó que le había salpicado en el brazo.



Yo quedé rendido en el sofá completamente extasiado con una cinta en la boca que podría haber escupido en cualquier momento mientras Sara se aseguraba de que no me quedaba nada más dentro. Nos quedamos en esa situación unos largos y placenteros segundos hasta que Paula volvió a la realidad y se marchó corriendo.



- Ahora sí que será mejor que te vayas.- dijo Sara levantándose del sofá



Yo tardé unos segundos en poder reaccionar.



-¿Eh? Eh sí, claro. Será lo mejor.- dije yo aún con temblor en las piernas.



- Mañana te llamo.- dijo ella



- ¿Sí?- dije yo más entusiasmado de lo que me hubiera gustado



- Para lo del cumpleaños de Paula...- dijo ella algo incómoda



- Eh sí, claro, por supuesto. Los cumpleaños son importantes.



Me vestí como pude y salí de su casa.



"Joder ¿Los cumpleaños son importantes? ¿Quién dice eso?"

Seguro que no me llama"
 
Que bueno retomar este relato!!! Lo seguía en pajis y sentí mucho perderlo, ahora..... a disfrutar!!!!
 
Al día siguiente de los incidentes en casa de Sara trabajé como nunca lo había hecho para organizar una buena fiesta de cumpleaños en tiempo récord. Una proeza teniendo en cuenta los pocos amigos que tenía Paula y el hecho de que ella ya había cumplido los 18 hacía unos días.


Sabía que probablemente Sara no me llamaría pero quería estar preparado por si acaso. Sentía que a mi polla y a mi cuenta bancaria le sentaría muy bien llevarme bien con ella.


Satisfecho con el trabajo bien hecho me limité a esperar la llamada intentando no hacerme demasiadas ilusiones. Tarea imposible ya que cada dos por tres se me venían a la cabeza las imágenes del día anterior.


Eran ya las 19h cuando sonó el teléfono.


- ¿Sí?


- Hola cielo, perdona que te llame a estas horas. He estado muy liada preparándolo todo con Paula y se me ha ido el día.


- Ah no te preocupes ya entiendo que organizar un buen cumpleaños no es fácil.


- No era... otra cosa. En lo del cumpleaños esperaba que me ayudaras tu, no?


- Ah sí perdona, creí que... Bueno, da igual. La verdad es que he conseguido ultimarlo todo y estoy convencido de que mañana saldrá todo genial.


- Estupendo.- dijo ella un tanto apática, como si no le importara demasiado lo que le estaba contando


- Si tienes un minuto te pongo al día.


- Ay no pero por teléfono no cielo. ¿Estás libre? ¿Te puedes pasar por casa?


- Eh...- dudé yo inoportunamente bloqueado


Joder claro que sí podía.


- Así me cuentas mejor todo y yo te propongo algo.- insistió ella


- Claro sin problema. Me vendrá bien saber mejor tu opinión, al fin y al cabo es el cumpleaños de tu hija...


" Joder Marc deja de decir putas obviedades" Me abronqué yo para mis adentros.


- Eh... sí, del cumpleaños. ¿Entonces vienes, no? Hasta ahora.- dijo ella colgando antes de que pudiera contestar.


El corazón me martilleaba el pecho mientras esperaba que me abrieran la puerta.


- ¿Quién es?- preguntó la voz de Paula al otro lado de la puerta.


- Hola Paula,- dije yo bastante cortado viendo como se abría la puerta.-soy Marc que tu madre me ha dicho que viniera y... ¡WOW!
La imagen de Paula abriendo la puerta en bikini me dejó noqueado. Ese jodido trozo de tela azul parecía una maravillosa obra de arte encima del cuerpo de aquella chica.



-Sí ya me lo ha dicho.- dijo ella bajando la cabeza



- ¿Te he pillado en las piscina, eh?- dije yo para romper el hielo




- Sí.- rió nerviosa- Pasa es por allí.- me dijo ella guiándome


Me llevó a través de la entrada y el salón para salir a la piscina, yo iba detrás deleitándome co la imágen del perfecto culo de Paula moviendose al vaivén de su nervioso andar. Era pequeñito pero respingón y pedía a gritos que lo mordiera.



"Cálmate Marc que luego dices gilipolleces"


Al llegar a la piscina Sara nos esperaba sentada en la zona "chill-out" vestida con un ajustado vestido rojo y negro con un enorme escote atrapa-miradas.


Me saludó e invitó a sentarme con ellas para explicarle mis ideas. Lo hice captando poco su atención, Sara parecía querer abreviar mientras que Paula permanecía callada pero sin dejar de mirarme fugazmente.


- Y bueno con todo esto que te he comentado estoy seguro que mañana saldrá todo genial.- dije yo al acabar mi presentación.


- Genial a mi me ha gustado, cielo. - dijo Sara fingiendo interés.- ¿Verdad cariño?


Paula asintió tímidamente como respuesta


- Estupendo, de todas formas podemos adaptar cualquier cosa a vuestras preferéncias.- seguí yo intentando ser profesional- Por ejemplo a eso que querías proponerme...


-Ah sí, bueno no tiene nada que ver con la fiesta. Verás,- dijo ella levantándose y sentándose a mi lado.- ¿Recuerdas todo aquello que te expliqué de la timidez de mi hija?


- Eh... sí.- dije yo mira do a Paula un tanto incómodo viendo como la mano de Sara se posaba en mi muslo.


- No te preocupes por ella, está totalmente de acuerdo y sabe que lo necesita. Ven aquí cariño. Vamos a practicar el oral como dijimos.


Paula obedeció a su madre sentándose también a mi lado mientras que ésta liberaba sus preciosos melones.


- Mi hija necesita perder la vergüenza y a la vez aprender sobre el sexo y puesto que solo tiene a su madre,- dijo Sara dejándome jugar con sus tetas- su madre será quien le enseñe.


Metió la mano por dentro de mi pantalón para comprobar que mi serpiente aún estaba despertando.


- Cariño haz lo que te he dicho antes.- ordenó la madre


Cuando me giré para ver que era eso contemplé los perfectos y turgentes pechos de Paula botando arriba y abajo y siendo apretados entre sus brazos. Aquella imagen me puso duro del todo a lo que Sara aprovechó para liberar a Willy y empezar su clase magistral.


- Cariño escúchame, al principio debes masajear suavemente el pene para que se ponga a punto. En este caso ya lo está porque a Marc le encantan las tetas de nuestra familia, pero si no lo estuviera ayuda que beses y lamas sus testículos.


Paula escuchaba ensimismada observando como su madre se arrodillaba entre mis piernas y me lamía las pelotas.


- Recuerda hacerlo con cuidado porque es una zona sensible- seguía Sara sin dejar de sobar mi escroto, mi polla latía de la excitación esperando que alguien la chupara.


Instintivamente lleve mi mano a la cabeza de Sara para que empezara ya.


- Y cuando está así es cuando esta apunto de caramelo.- dijo la maestra a la alumna- Es aquí cuando tu debes decidir si él te va a usar a ti o si vas a ser tu el que lo uses a él. - sentenció apartando mi mano de su cabeza antes de besar mi frenillo.


Fue como si le diera a una tecla mágica que me hizo desplomarme y cederle el control. a cambio recibí una de las mamadas mejor hechas que yo hubiera visto jamás. Era una experta en subir la intensidad de manera progresiva antes de dejarte al abismo y parar en el momento justo para seguir con la performance.


Pese a la longitud y grosor de mi polla la maestra era capaz de demostrar su habilidad de hacer desparecer más de la mitad dentro de su cabeza casi sin esfuerzo haciendo conmigo lo que quería. Creí varias veces que me corría y cada una de ellas Sara lo anticipó y supo como calmarme.


- ¿Y como sabes cuando tienes que parar o seguir?- preguntó la alumna tímidamente


- Con la práctica, cariño.- dijo la maestra volviendo a sentarse a mi lado. Todo es cuestión de práctica.


Paula se colocó entre mis piernas decidida a imitar a su madre, se le notaba que el querer agradar era una característica de su personalidad y eso lo llevaba al sexo. Al contrario que su madre.


Sara me contentó acercándome una de sus tetas a la boca para que me diera un festín mientras observaba atentamente a su hija. Paula empezó masajeando torpemente la empapada polla que le había dejado su madre sin saber bien por donde empezar.


Yo la notaba latir entre sus manos esperando impaciente la acción. Paula se recompuso y empezó a masturbarme de una manera mecánica pero correcta, sus manos eran más pequeñas e inexpertas que las de su madre pero aún así consiguió hacerme sentir aún más poderoso.


Pasados unos segundos recordó el viaje de su madre por mis huevos por lo que se abalanzó a besármelos con demasiado ímpetu.


- Recuerda ser cuidadosa ahí abajo cariño, es una zona sensible.- aleccionó Sara a su hija mientras me daba a mi de mamar.


Paula obedeció y trató con cuidado cada centímetro de mi escroto besándolo y lamiéndolo con más delicadeza que maña sin soltar mi polla.


Pude ver a través de las tetas de Sara como ésta agarraba la mano de su hija y le indicaba que me siguiera pajeando mientras lo hacía.


Pasados unos instantes se incorporó soltando mi polla que cayó dura y palpitante sobre mi vientre, entonces y por primera vez en la vida, Paula me sostuvo la mirada de forma constante mientras abría la boca y sacaba la lengua.


Se inclinó sobre mi lamiendo de abajo arriba mi polla y se acercó a mi cara antes de implorarme convincentemente.


- Úsame


Sara se entusiasmó al instante arrodillándose al lado de su hija y plantándome las tetas en mi pierna derecha.


- Adelante, úsala.- me exigió impaciente


Y entonces se paró el tiempo para mi, ese momento se congeló para siempre en mi mente. Paula me miraba implorante con su preciosa cara pegada a mi polla haciéndome sentir su aliento. Al lado su madre me ordenaba deliberadamente que usara la boca de su hija.


Toda timidez se evaporó. Por primera vez tenía yo el control. Con mi mano izquierda acaricié la mejilla de Paula mientras le guiñaba un ojo, con la derecha agarré mi amenazante polla y la erguí para colocarla al lado de su cara.


- Oh cariño, tu primera polla es más grande que tu cabeza.- se rió Sara Paula rió nerviosa sin dejar de mirarme con curiosidad.


El suave roce de su mejilla en mi glande encendía mis fuegos más profundos por lo que empecé a masturbarme deformándola con mi mástil en el proceso. La sensible piel de mi glande rozaba lubricada sobre la suave piel de la cara de Paula haciéndome perder el control, mi mano izquierda cada vez apretaba mas fuerte su mejilla.


- Saca la lengua.- ordené


Paula obedeció para mi deleite ofreciéndome todo su calor para impregnar mi capullo. Me estaba recreando en el momento disfrutando por anticipado de lo que iba a pasar. Iba a desvirgar su boca y lo iba a hacer pensando solo en mi. Introduje mi glande en su boca y me jacté al pensar que era la primera polla que le hacía abrir tanto la boca... bueno y en general.


Rápidamente todo el calor húmedo me inundó de placer y me hizo estar ahí disfrutando de aquella sensación mientras Sara seguía mirando intensamente a su hija. De hecho estaba disfrutando de aquello y animaba a su hija gimiendo cada vez más intensamente.


Me recordaba al primer encuentro cuando me cabalgaba a su antojo chillando como una posesa. Ella seguía ajena a mí y centraba su atención en Paula como si yo fuera un dildo.


- Disfruta del momento cariño, es tu primera polla y eso nunca se olvida.- dijo casi emocionada


Yo en aquél momento estaba en mi mundo en el que solo existía el calor húmedo de su boca en mi polla. Poco a poco fui introduciendo más longitud de mi mástil sin dejar de mirarle a los ojos, Paula transmitía mucho con ellos y sentía que ahora me pedía mi apoyo para ese momento.


Yo intenté transmitirle todo el cariño que pude para el mood en el que estaba y seguí profundizando hasta notar la resistencia de su garganta. Tras unos segundos que para ella se hicieron eternos y para su madre efímeros, dejé que mi polla volviera a salir suavemente de su boca y se mantuviera erguida esperando turno para volver a entrar.


- Muy bien cariño.- dijo Sara orgullosa antes de besar a su hija en la mejilla. Fue un beso un tanto... extraño para ser de madre a hija. Aunque todo aquello era muy extraño así que...


Paula se recuperó de su primer atragantamiento por polla y rápidamente ya me volvía a ofrecer su boca abierta. Yo le acaricié el flequillo por el entusiasmo y volví a repetir mi movimiento anterior pero esta vez dejando que se acostumbrara a tenerla en la boca y a utilizar su lengua.


De hecho lo hacía bastante bien para ser su primera vez y conseguía abrazar mi glande con su lengua a la vez que yo me masturbaba pero al poco rato mi bestia interior me pedía más así que volví a perforar en su garganta agarrando su mejilla con más firmeza.


Sabía perfectamente que era imposible que se le tragara como lo había hecho su madre pero quería que se acostumbrara a escupir y no tragar todas las babas que mi intrusión le provocaban. Poco a poco fui ganando terreno centímetro a centímetro, y cada vez más mi ímpetu crecía y mis cuidados decrecían.


A los minutos ya utilizaba su cabeza a mi antojo para hacer desaparecer casi la mitad de mi gruesa polla en su cabeza. Sara parecía estar disfrutando más que yo y me ayudaba con sus propias manos a mover la cabeza de su hija mientras la observaba desde muy cerca.


- Eso es, eso es cariño. Aguanta, aguanta y ahora escúpelas, eso es muy bien.- le animaba mientras Paula seguía atragantándose.


De golpe vi que me acercaba al abismo de la eyaculación por lo que instintivamente la saqué de la boca de Paula para intentar detenerlo, pero al hacerlo Sara aprovechó para premiar a su hija besándole primero la mejilla y tras dos besos cortos más darle un profundo beso con lengua a escasos centímetros de mi apurada polla.


Fue demasiado para mi.

Empecé a soltar disparos cada vez más fuertes sintiendo que me estaba corriendo encima de aquél beso. No lo sé explicar solo que para mi fueron unos larguísimos y placenteros segundos salpicando sus caras con violencia.

Paula al principio intentó apartar la cabeza pero la mano de su madre se lo impidió y ambas seu quedaron disfrutando de aquella lluvia blanca que les caía. Yo me retorcía en mi asiento notando que me vaciaba por dentro antes de quedarme ko.

Sara acabó de besar a su hija antes de volver a decirle lo orgullosa que estaba de ella.

- Se ha acabado la lección de hoy. Cielo ya te puedes ir, gracias por todo y quedamos para mañana. - me dijo Sara casi formalmente aún con mi corrida en la cara.

- Eh sí claro por supuesto. Gracias por todo chicas.- dije yo antes de vestirme y salir por la puerta.

"¿Gracias por todo, chicas?¿En serio?"
 
Al día siguiente de los incidentes en casa de Sara trabajé como nunca lo había hecho para organizar una buena fiesta de cumpleaños en tiempo récord. Una proeza teniendo en cuenta los pocos amigos que tenía Paula y el hecho de que ella ya había cumplido los 18 hacía unos días.


Sabía que probablemente Sara no me llamaría pero quería estar preparado por si acaso. Sentía que a mi polla y a mi cuenta bancaria le sentaría muy bien llevarme bien con ella.


Satisfecho con el trabajo bien hecho me limité a esperar la llamada intentando no hacerme demasiadas ilusiones. Tarea imposible ya que cada dos por tres se me venían a la cabeza las imágenes del día anterior.


Eran ya las 19h cuando sonó el teléfono.


- ¿Sí?


- Hola cielo, perdona que te llame a estas horas. He estado muy liada preparándolo todo con Paula y se me ha ido el día.


- Ah no te preocupes ya entiendo que organizar un buen cumpleaños no es fácil.


- No era... otra cosa. En lo del cumpleaños esperaba que me ayudaras tu, no?


- Ah sí perdona, creí que... Bueno, da igual. La verdad es que he conseguido ultimarlo todo y estoy convencido de que mañana saldrá todo genial.


- Estupendo.- dijo ella un tanto apática, como si no le importara demasiado lo que le estaba contando


- Si tienes un minuto te pongo al día.


- Ay no pero por teléfono no cielo. ¿Estás libre? ¿Te puedes pasar por casa?


- Eh...- dudé yo inoportunamente bloqueado


Joder claro que sí podía.


- Así me cuentas mejor todo y yo te propongo algo.- insistió ella


- Claro sin problema. Me vendrá bien saber mejor tu opinión, al fin y al cabo es el cumpleaños de tu hija...


" Joder Marc deja de decir putas obviedades" Me abronqué yo para mis adentros.


- Eh... sí, del cumpleaños. ¿Entonces vienes, no? Hasta ahora.- dijo ella colgando antes de que pudiera contestar.


El corazón me martilleaba el pecho mientras esperaba que me abrieran la puerta.


- ¿Quién es?- preguntó la voz de Paula al otro lado de la puerta.


- Hola Paula,- dije yo bastante cortado viendo como se abría la puerta.-soy Marc que tu madre me ha dicho que viniera y... ¡WOW!
La imagen de Paula abriendo la puerta en bikini me dejó noqueado. Ese jodido trozo de tela azul parecía una maravillosa obra de arte encima del cuerpo de aquella chica.



-Sí ya me lo ha dicho.- dijo ella bajando la cabeza



- ¿Te he pillado en las piscina, eh?- dije yo para romper el hielo




- Sí.- rió nerviosa- Pasa es por allí.- me dijo ella guiándome


Me llevó a través de la entrada y el salón para salir a la piscina, yo iba detrás deleitándome co la imágen del perfecto culo de Paula moviendose al vaivén de su nervioso andar. Era pequeñito pero respingón y pedía a gritos que lo mordiera.



"Cálmate Marc que luego dices gilipolleces"


Al llegar a la piscina Sara nos esperaba sentada en la zona "chill-out" vestida con un ajustado vestido rojo y negro con un enorme escote atrapa-miradas.


Me saludó e invitó a sentarme con ellas para explicarle mis ideas. Lo hice captando poco su atención, Sara parecía querer abreviar mientras que Paula permanecía callada pero sin dejar de mirarme fugazmente.


- Y bueno con todo esto que te he comentado estoy seguro que mañana saldrá todo genial.- dije yo al acabar mi presentación.


- Genial a mi me ha gustado, cielo. - dijo Sara fingiendo interés.- ¿Verdad cariño?


Paula asintió tímidamente como respuesta


- Estupendo, de todas formas podemos adaptar cualquier cosa a vuestras preferéncias.- seguí yo intentando ser profesional- Por ejemplo a eso que querías proponerme...


-Ah sí, bueno no tiene nada que ver con la fiesta. Verás,- dijo ella levantándose y sentándose a mi lado.- ¿Recuerdas todo aquello que te expliqué de la timidez de mi hija?


- Eh... sí.- dije yo mira do a Paula un tanto incómodo viendo como la mano de Sara se posaba en mi muslo.


- No te preocupes por ella, está totalmente de acuerdo y sabe que lo necesita. Ven aquí cariño. Vamos a practicar el oral como dijimos.


Paula obedeció a su madre sentándose también a mi lado mientras que ésta liberaba sus preciosos melones.


- Mi hija necesita perder la vergüenza y a la vez aprender sobre el sexo y puesto que solo tiene a su madre,- dijo Sara dejándome jugar con sus tetas- su madre será quien le enseñe.


Metió la mano por dentro de mi pantalón para comprobar que mi serpiente aún estaba despertando.


- Cariño haz lo que te he dicho antes.- ordenó la madre


Cuando me giré para ver que era eso contemplé los perfectos y turgentes pechos de Paula botando arriba y abajo y siendo apretados entre sus brazos. Aquella imagen me puso duro del todo a lo que Sara aprovechó para liberar a Willy y empezar su clase magistral.


- Cariño escúchame, al principio debes masajear suavemente el pene para que se ponga a punto. En este caso ya lo está porque a Marc le encantan las tetas de nuestra familia, pero si no lo estuviera ayuda que beses y lamas sus testículos.


Paula escuchaba ensimismada observando como su madre se arrodillaba entre mis piernas y me lamía las pelotas.


- Recuerda hacerlo con cuidado porque es una zona sensible- seguía Sara sin dejar de sobar mi escroto, mi polla latía de la excitación esperando que alguien la chupara.


Instintivamente lleve mi mano a la cabeza de Sara para que empezara ya.


- Y cuando está así es cuando esta apunto de caramelo.- dijo la maestra a la alumna- Es aquí cuando tu debes decidir si él te va a usar a ti o si vas a ser tu el que lo uses a él. - sentenció apartando mi mano de su cabeza antes de besar mi frenillo.


Fue como si le diera a una tecla mágica que me hizo desplomarme y cederle el control. a cambio recibí una de las mamadas mejor hechas que yo hubiera visto jamás. Era una experta en subir la intensidad de manera progresiva antes de dejarte al abismo y parar en el momento justo para seguir con la performance.


Pese a la longitud y grosor de mi polla la maestra era capaz de demostrar su habilidad de hacer desparecer más de la mitad dentro de su cabeza casi sin esfuerzo haciendo conmigo lo que quería. Creí varias veces que me corría y cada una de ellas Sara lo anticipó y supo como calmarme.


- ¿Y como sabes cuando tienes que parar o seguir?- preguntó la alumna tímidamente


- Con la práctica, cariño.- dijo la maestra volviendo a sentarse a mi lado. Todo es cuestión de práctica.


Paula se colocó entre mis piernas decidida a imitar a su madre, se le notaba que el querer agradar era una característica de su personalidad y eso lo llevaba al sexo. Al contrario que su madre.


Sara me contentó acercándome una de sus tetas a la boca para que me diera un festín mientras observaba atentamente a su hija. Paula empezó masajeando torpemente la empapada polla que le había dejado su madre sin saber bien por donde empezar.


Yo la notaba latir entre sus manos esperando impaciente la acción. Paula se recompuso y empezó a masturbarme de una manera mecánica pero correcta, sus manos eran más pequeñas e inexpertas que las de su madre pero aún así consiguió hacerme sentir aún más poderoso.


Pasados unos segundos recordó el viaje de su madre por mis huevos por lo que se abalanzó a besármelos con demasiado ímpetu.


- Recuerda ser cuidadosa ahí abajo cariño, es una zona sensible.- aleccionó Sara a su hija mientras me daba a mi de mamar.


Paula obedeció y trató con cuidado cada centímetro de mi escroto besándolo y lamiéndolo con más delicadeza que maña sin soltar mi polla.


Pude ver a través de las tetas de Sara como ésta agarraba la mano de su hija y le indicaba que me siguiera pajeando mientras lo hacía.


Pasados unos instantes se incorporó soltando mi polla que cayó dura y palpitante sobre mi vientre, entonces y por primera vez en la vida, Paula me sostuvo la mirada de forma constante mientras abría la boca y sacaba la lengua.


Se inclinó sobre mi lamiendo de abajo arriba mi polla y se acercó a mi cara antes de implorarme convincentemente.


- Úsame


Sara se entusiasmó al instante arrodillándose al lado de su hija y plantándome las tetas en mi pierna derecha.


- Adelante, úsala.- me exigió impaciente


Y entonces se paró el tiempo para mi, ese momento se congeló para siempre en mi mente. Paula me miraba implorante con su preciosa cara pegada a mi polla haciéndome sentir su aliento. Al lado su madre me ordenaba deliberadamente que usara la boca de su hija.


Toda timidez se evaporó. Por primera vez tenía yo el control. Con mi mano izquierda acaricié la mejilla de Paula mientras le guiñaba un ojo, con la derecha agarré mi amenazante polla y la erguí para colocarla al lado de su cara.


- Oh cariño, tu primera polla es más grande que tu cabeza.- se rió Sara Paula rió nerviosa sin dejar de mirarme con curiosidad.


El suave roce de su mejilla en mi glande encendía mis fuegos más profundos por lo que empecé a masturbarme deformándola con mi mástil en el proceso. La sensible piel de mi glande rozaba lubricada sobre la suave piel de la cara de Paula haciéndome perder el control, mi mano izquierda cada vez apretaba mas fuerte su mejilla.


- Saca la lengua.- ordené


Paula obedeció para mi deleite ofreciéndome todo su calor para impregnar mi capullo. Me estaba recreando en el momento disfrutando por anticipado de lo que iba a pasar. Iba a desvirgar su boca y lo iba a hacer pensando solo en mi. Introduje mi glande en su boca y me jacté al pensar que era la primera polla que le hacía abrir tanto la boca... bueno y en general.


Rápidamente todo el calor húmedo me inundó de placer y me hizo estar ahí disfrutando de aquella sensación mientras Sara seguía mirando intensamente a su hija. De hecho estaba disfrutando de aquello y animaba a su hija gimiendo cada vez más intensamente.


Me recordaba al primer encuentro cuando me cabalgaba a su antojo chillando como una posesa. Ella seguía ajena a mí y centraba su atención en Paula como si yo fuera un dildo.


- Disfruta del momento cariño, es tu primera polla y eso nunca se olvida.- dijo casi emocionada


Yo en aquél momento estaba en mi mundo en el que solo existía el calor húmedo de su boca en mi polla. Poco a poco fui introduciendo más longitud de mi mástil sin dejar de mirarle a los ojos, Paula transmitía mucho con ellos y sentía que ahora me pedía mi apoyo para ese momento.


Yo intenté transmitirle todo el cariño que pude para el mood en el que estaba y seguí profundizando hasta notar la resistencia de su garganta. Tras unos segundos que para ella se hicieron eternos y para su madre efímeros, dejé que mi polla volviera a salir suavemente de su boca y se mantuviera erguida esperando turno para volver a entrar.


- Muy bien cariño.- dijo Sara orgullosa antes de besar a su hija en la mejilla. Fue un beso un tanto... extraño para ser de madre a hija. Aunque todo aquello era muy extraño así que...


Paula se recuperó de su primer atragantamiento por polla y rápidamente ya me volvía a ofrecer su boca abierta. Yo le acaricié el flequillo por el entusiasmo y volví a repetir mi movimiento anterior pero esta vez dejando que se acostumbrara a tenerla en la boca y a utilizar su lengua.


De hecho lo hacía bastante bien para ser su primera vez y conseguía abrazar mi glande con su lengua a la vez que yo me masturbaba pero al poco rato mi bestia interior me pedía más así que volví a perforar en su garganta agarrando su mejilla con más firmeza.


Sabía perfectamente que era imposible que se le tragara como lo había hecho su madre pero quería que se acostumbrara a escupir y no tragar todas las babas que mi intrusión le provocaban. Poco a poco fui ganando terreno centímetro a centímetro, y cada vez más mi ímpetu crecía y mis cuidados decrecían.


A los minutos ya utilizaba su cabeza a mi antojo para hacer desaparecer casi la mitad de mi gruesa polla en su cabeza. Sara parecía estar disfrutando más que yo y me ayudaba con sus propias manos a mover la cabeza de su hija mientras la observaba desde muy cerca.


- Eso es, eso es cariño. Aguanta, aguanta y ahora escúpelas, eso es muy bien.- le animaba mientras Paula seguía atragantándose.


De golpe vi que me acercaba al abismo de la eyaculación por lo que instintivamente la saqué de la boca de Paula para intentar detenerlo, pero al hacerlo Sara aprovechó para premiar a su hija besándole primero la mejilla y tras dos besos cortos más darle un profundo beso con lengua a escasos centímetros de mi apurada polla.


Fue demasiado para mi.

Empecé a soltar disparos cada vez más fuertes sintiendo que me estaba corriendo encima de aquél beso. No lo sé explicar solo que para mi fueron unos larguísimos y placenteros segundos salpicando sus caras con violencia.

Paula al principio intentó apartar la cabeza pero la mano de su madre se lo impidió y ambas seu quedaron disfrutando de aquella lluvia blanca que les caía. Yo me retorcía en mi asiento notando que me vaciaba por dentro antes de quedarme ko.

Sara acabó de besar a su hija antes de volver a decirle lo orgullosa que estaba de ella.

- Se ha acabado la lección de hoy. Cielo ya te puedes ir, gracias por todo y quedamos para mañana. - me dijo Sara casi formalmente aún con mi corrida en la cara.

- Eh sí claro por supuesto. Gracias por todo chicas.- dije yo antes de vestirme y salir por la puerta.

"¿Gracias por todo, chicas?¿En serio?"
De los mejores relatos que he leído nunca
 
Aquella noche dormí poco. No dejaba de repasar todos los preparativos de la fiesta e imaginarme posibles situaciones para estar preparado para cualquier circusntáncia. Todo tenía que salir a la perfección.


Sara había invitado a los padres de los pocos amigos que Paula quiso traer así como el grupo de sus propias amigas, en definitiva habían muchos potenciales clientes con dinero.


Además esperaba que si todo salía bien me volverían a dejar formar parte de su peculiar terápia. Tenía una constante erección por todo lo ocurrido los días anteriores, sentía que los acontecimientos me arrollaban y que no acababa de procesarlo del todo.


Jamás había tenido un especial fetiche por el tema madre/hija pero se acaba de despertar una parte en mi que desconocía. No podía quitarme la imágen de Sara besando apasionadamente compartiendo toda la saliva que la intrusión de mi polla le había provocado.


La pasión de Sara para con su hija me había descolocado tanto como la sumisión de ésta. Era una combinación explosiva de la que yo me quería aprovechar todo lo que me dejaran.


Llegué a su casa con el equipo de camareros un par de horas antes de la fiesta para empezar a preparalo todo, Sara ya estaba vestida para la ocasión con un vestido de auténtico infarto de color claro. Ajustado, largo (por decir algo) hasta mitad de muslos y con un escote asesino que provocó que mis camareros (y yo) se quedaran petrificados un segundo al verla. Decir que era un tanto arriesgado para una fiesta de cumpleaños es quedarse un poco corto pero ya iba en la linea del que llevó el día anterior, esa Sara tan provocativa y dominante era una faceta totalmente nueva para mi.



Y me tenía enamorado.



La saludé viendo en sus ojos la satisfacción por atraer así nuestras miradas y les indiqué a los camareros donde montarlo todo


- ¡Cielo!- me reclamó Sara desde el otro lado de la habitación.


- ¿Sí?- contesté girándome hacia ella

Sara me regaló una fugaz imágen de sus tetas apretadas entre sus manos haciendo que se desbordaran escandalosamente. Me dió un vuelto al corazón,tanto por lo bello de la imágen como por lo peligroso del momento.


- Si me necesitas para cualquier cosa, estaré arriba.- me dijo antes de marcharse.- Con Paula.- añadió criminalmente


- Va... vale.- dije haciendo un esfuerzo sobrehumano- No te preocupes.



Era una tarea titánica estar concentrado en mi trabajo sabiendo lo que podía estar pasando allá arriba, al menos por lo que mi calenturienta mente imaginaba que pasaba.


Tras hacer unos vergonzosos movimientos de paquete para recolocar mi rebelde polla, conseguí llevar a cabo todos los preparativos de la fiesta. Son tan aburridos que no os los voy a explicar, tan aburridos que me permitieron tranquilizarme y ser productivo.



Todo estaba saliendo bien así que de golpe me vi ocioso y con ello volvieron los malos pensamientos.


- ¿Sara?- dije desde abajo de la escalera que subía a las habitaciones.- Ya está tod...- dije al no tener respuesta


- ¡Sube!- ordenó la voz de Sara


Creo que nunca había subido una escalera tán rápido.



- Decía que ya está todo listo para que lleguen los invitados.- dije avanzando nervioso por el pasillo de puertas cerradas.


- Estamos aqui,- escuché a Sara detrás de la primera a la izquierda.- entra.


Toqué dos veces con mis nudillos antes de abrir la puerta lentamente, estaba jodidamente nervioso.



- Pasa cielo, no tengas miedo.- me animó Sara


Era la habitación de Paula, estaban ambas sentadas en la cama y Paula estaba completamente desnuda.


Mi cara debió ser un poema digno de la Generación del 27 porque ambas parecieron muy satisfechas a su manera. Pude ver el fuego en los ojos de Sara que no dejaba de intercambiar miradas entre mis ojos y los de su hija, parecía querer extraer cada mililitro del momento.


Paula, en cambio, no me quitaba los ojos de encima con aquella curiosidad que había visto fugazmente en nuestros anteriores encuentros. De hecho ,y por primera vez, sentí que aquellos dulces ojos me intimidaban. Es digna hija de su madre. Y joder, que buena está.

Pese que ya me había corrido dos veces delante de ella o sobre ella, ésta era la primera vez que la veía absolutamente desnuda. Llevaba el pelo lacio y suelto enmarcando a la perfección su angelical cara que contrastaba con ese cuerpo hecho para el pecado.



- Perdón.- conseguí decir al cabo de demasiados segundos


- No pasa nada cielo, pasa que nos tienes que echar una mano.- dijo Sara suave pero firme



El doble sentido era evidente y por unos segundos me planteé la idea de bajarme los pantalones pero esta vez decidí por pensar un poco antes de hablar y actuar.


- Va... vale.- dije poniendo cara de circunstáncias pero sin quitarle los ojos de encima a Paula


- Es que mi hija duda del gusto en cuanto a moda de su madre y no quiere ponerse el conjunto que le he preparado.


- No es que no quiera ponérmelo,- se quejó Paula- solo digo que es un tanto provocativo.


- Póntelo al menos para que Marc lo vea.- dijo su madre guiñándome el ojo- Ya sabes cuánto nos está ayudando creo que deberías saber su opinión.



Paula accedió al verme conforme y entró en el vestidor, la vi desaparecer contoneándose con una seguridad que no le había visto antes. Cuando volví a la realidad descubrí a Sara mirándome con un orgullo auténtico en los ojos dando golpecitos a su lado para que me sentara en primera fila.



Obedecí y ella me agarró de la mano emocionada como si su hija estuviera punto de salir a la función de teatro del colegio, no me lo decía pero estaba claro lo agradecida que estaba conmigo por estar ayudando. Como si no fuera yo el suertudo de los tres.



Paula apareció al cabo de un par de minutos con un conjunto de dos piezas con una tela fina como de lentejuelas brillantes, no sé no soy bueno para discernir esas cosas solo sé que "me guuuuuuuuusta".


Una mini falda de tiro alto arrapada a juego con una especie de elegante corset sin tirantes que enmarcaba a sus perfectas tetas en un esote en V. Volví a sentirme enamorado por segunda vez aquél día.


- ¡Wow!- dije sin poder articular más


- ¿No es demasiado?- me preguntó Paula sonriendo por mi reacción


- ¿Demasiado què?¿Molón?- preguntó su madre


- Se lo digo a él.- le riñó su hija- Y porfavor, no digas "molón".


- Estás absolutamente perfecta, Paula.- dije yo simplificando

- Awwwww, qué mono.- dijo Paula girándose y mostrándome su perfecto culo

El puto timbre cortó la mágia del momento, los putos invitados habían llegado. Salimos de la habitación sabiendo que ambas se reían de mi por la erección que tenía en ese momento. " Y ahora me tengo que poner a currar" pensé mientras me dirigía a la cocina.


Todo salió bien, los invitados se divirtieron, la comida gustó y Paula parecía otra persona. Todo iba tan bien que pude escuchar una conversación entre Sara y una amiga suya en la que hablaban de mi, bueno... de mi empresa.

Escuché como Sara se ponía algo posesiva conmigo y tengo que reconocer que me gustó. La fiesta avanzó y llegó el momento de los regalos, Sara le regaló un coche nuevecito a su hija antes de prometer otro regalo sorpresa que le iba a hacer durante ese día. Al hacerlo me miró fugazmente haciéndome sentir literalmente el regalo.



Y por fin terminó, los invitados se marcharon y mis camareros empezaron a recoger. Mi ansiedad crecía a la par que el calor en mi abdómen pero madre e hija habían desaparecido, sabía que estaban por la casa pero yo no podía verlas.


Cuando todo estuvo recogido les indiqué a mis trabajadores que se marcharan y me limité a esperar pacientemente. No podía marcharme sin decir nada pero tampoco era nadie para moverme por su casa como si fuera mia así que decidí enviarle un mensaje.

"Sara ya está todo recogido y mis trabajadores ya se han ido. Si no me necesitas para nada más me marcho."


"Sube"


Casi al sprint recorrí el trecho que me llevaba a la puerta de la habitación de Paula detrás de la cual podían escucharse unos suaves gemidos.

Toqué dos veces en la puerta antes de abrir. Paula, completamente desnuda, estaba tumbada en su cama con las piernas abiertas hacia mi. Sara, desnuda también, estaba entre las piernas de su hija besándole suavemente el vientre.


- Le estoy dando su regalo.- dijo antes de bajar su cabeza hasta la entrepierna de Paula- Desnúdate y ven aquí.



Yo no contesté, me quité la ropa con más prisa que maña disfrutando del espectáculo, Paula gemía algo más fuerte mientras su madre le lamía la parte interna de sus muslos.


Me reporté al lado de mi clienta favorita absolutamente preparado para el servicio, Sara sonrió para darme la bienvenida y me agarró de la cabeza para ponerla a escasos centímetros de los labios vaginales de su hija.


Paula se estremeció ante aquello y continuó haciéndola al notar la respiración suave y cálida que mis labios expiraban a quemarropa contra su deliciosa y húmeda entrada al paraíso.


Podía saborear de antemano el manjar que estaba a punto de saborear, se podía notar la expectación en el ambiente las ansias por todas las partes de que por fin Paula notara mi lengua dentro de ella.


Era como esos escasos segundos anteriores a un gol importante, esos en los que ves la pelota dirigiéndose a cámara lenta hacia la esquadra de la portería.


De golpe escuché los gemidos, ya descarados, de Paula sin siquiera haberla tocado. Me miraba con ojos implorosos absolutamente rendida a ese momento mientras su madre me acariciaba cariñosa pero impacientemente el pelo.


Acerqué mis labios apoyándolos con delicadeza contra los suyos y con un movimiento tímido y suave le hice notar la humedad de mi lengua dentro de su vagina.



Pude notar el temblor en sus piernas que acompañó al gemido más alto de la noche hasta ese momento así como la risa nerviosa de aprobación de Sara detrás de mi. Yo era el protagonista y lo echaba de menos, además era la primera comida de coño que Paula iba a recibir y tenía que asegurarme que fuera memorable así que decidí tomarme todo el tiempo del mundo.



Saboreé la poca eséncia que mi lengua había recolectado antes de lamer de forma plana sus labios vaginales, Paula esta chorreando y yo simplente contribuí a esparcer toda esa humedad. Le besé tiernamente la bóveda de la entrada de su coño antes de alejarme lentamente besando su ingle.


Podía notar su impaciencia y los espasmos que las sensaciones que mis besos le provocaban. Me permití el lujo de levantar la cabeza un segundo para ver sus ojos antes de dirigir la atención de mi lengua a su ansiosa vagina.


Volví a lamer dos veces de abajo arriba su raja entrando un poco más profundo en su interior antes de dejar mi lengua plana abriendo sus labios, los pequeños movimientos que hacía mi boca en aquella postura provocaban movimientos temblorosos en sus piernas y muchas más humedad en su interior.


Introduje lenta pero inexorablemente mi exploradora lengua dispuesto a buscar, esta vez sí, lo mas profundo de su ser, estaba completamente amorrado a su pubis asegurándome que Paula recordara aquella sensación por el resto de su vida.


Tras unos segundos saboreando cada recoveco de su tesoro y dedicándole especiales cariños a su clitoris, Sara me sacó la cabeza de allí para besar apasaionadamente mi boca. Se notaba que quería saborear a su hija a través de mi y aquello hizo que mi polla empezara a later.


Lo que más me excitaba de todo era ver lo cachonda que se ponía Sara con su hija, me encantaba ser el instrumento de aquella conexión. La madre colocó mi cabeza en sus tetas antes de amorrarse al coño de su hija, tuve que apartar varias veces su pezón para poder ver ( y creer) lo que estaba pasando.


Sara demostraba que no era la primera vez que se comía un coño mientras que su hija cerraba los ojos sin dejar de gemir. Ojalá hubiera tenido más ojos y más bocas en aquél momento.


Me di un festín con las tetas de Sara mientras disfrutaba del espéctaculo que era el "regalo sorpresa", mi polla estaba absolútamente olvidada y aún así latía impaciente dispuesta a soltar el veneno cuando se necesitara.


La experimentada madre se dió cuenta y me la empezó a palpar como quien comprueba el género en una frutería.


- Seguro que te encantaría meter todo eso dentro de mi hija.- me dijo levantando sus tetas de mi cara

- Pues sí, ¿para que te voy a engañar?- me sinceré esperanzado


- Eso es para una lección más avanzada,- se burló Sara mientras me pajeaba.- Pero es una pena desperdiciar esto.


La jefa nos dió órdenes y a los pocos segundos yo estaba tumbado boca arriba en la cama con Paula sentada en mi cara, yo no podía ver más que su coño mientras notaba a su madre jugar con mi palpitante mástil.


- Gírate hacia mi cariño,- dijo Sara- quiero verlo.


Su hija obedeció dándome unos segundos para comprobar que Sara se estaba colocando a horcajadas encima de mi polla, la visión se me tapó a la vez que notaba el calor húmedo del interior de Sara al ensartarse.


Madre e hija me cabalgaban utilizando mi polla y mi lengua respectivamente para satisfacerse a su antojo mientras se miraban, yo no podía ver nada pero joder, me imaginaba que se estaban besando como posesas y, probablemente, lo estuvieran haciendo.

Yo apenas podía mantener el ritmo con mi lengua en los bajos de Paula quien se movía adelante y atrás como en trance, Sara hacía lo mismo consiguiendo que mi polla fuera y viniera desde lo más profundo de sus sentrañas.

Una orquestra de gemidos se dejaban oir a través de las prietas nalgas de Paula quién se movía cada vez más espasmódicamente hasta empezar a temblar encima de mi cara. Pude saborear como se corría usando mi boca antes de desplomarse exhausta contra su madre quien seguía cavalgándome como a un potro.


Paula se bajó de la atracción y besó a su madre para darle las gracias, Sara le indicó que me las diera a mi tambien sin dejar de follarme. La obediente hija se acercó desde mi dercha y me besó tiernamente en los labios, su dulzura contrastaba con el lujurioso festín que se estaba dando su madre delante.


Tenía tantos frentes abiertos, tantas fuentes de placer, que me obligaba a aguantar sin correrme pese a lo cachondo que iba. Mi subconsciente me bloqueaba para poder seguir disfrutando de aquello por lo que Sara se corrió primero entre espasmos y gemidos. Digna madre de su hija.


Paula no dejaba de besarme suavemente mientras yo me preocupaba por si Sara decidía dejarme así ahora que me había corrido. Mis sospechas se incrementaron cuando se desensartó tumbándose a descansar entre mis piernas.


Yo no podía mirar ya que las delicadas manos de su hija me mantenían la cabeza fija hacia sus besos así que mi ansiedad creció durante los eternos segundos que tardó uno de mis sueños en cumplirse.


- Cielo, hoy te lo has ganado.- escuché decir a Sara


Cielo era yo así que había ganado algo y quería cobrar mi premio, agarrando suave pero firme la cabeza de Paula le di un profundo beso antes de apartarla y poder ver que estaba pasando.


Las tetas de Sara colgaban majestuosas por encima de mi dura polla antes de aplastarla, la miré a los ojos como un niño que le han regalado lo que quería por Navidad y me acomodé para disfrutar.


Sara dejó caer un hilo de baba de manera milimétrica entre sus tetas antes de moverlas de un lado a otro haciendo prisionera a mi polla, la cual se podría decir que tiene síndrome de Estocolmo ya que me hacía notar que ya no podía aguantar más.



Sara colocó sus manos una a cada lado de mi pecho dejando que fuera yo el que metiera el instrumento en medio y las mantuviera juntas, cosa que hice con demasiado ímpetu.

Aquellas perfectas massas de carne eran demasiado para mí y para todo lo ocurrido, acomodaban mi miembro de una manera deliciosa haciendo de perfectas anfitrionas cada vez que me las follaba.


Tantas y tantas pajas imaginando este momento, tantas y tantas veces pensando en cómo sería... Pues resulta que era incluso mejor por lo que al minuto de empezar mi sueño me vi abocado al irremediable abismo de la eyaculación.


Cómo aquél que acelera cuando se va a chocar yo intensifiqué el ritmo antes de correrme ,temblando como el que más, entre sus tetas como quien rellena una tarta de leche condensada.


Suavemente liberé la tensión de sus pechos y todo mi semen cayó desparramado en mi abdomen mientras las perfectas tetas de sara se llevaban su parte como medalla. Paula no había dejado de mirarme a los ojos ansiosa por saber por qué las tetas de su madre conseguían darme tanto placer.


Sara alcanzó una toalla y limpió toda mi corrida de mi abdomen antes de bajarse de la cama, yo me quedé exhausta tumbado durante unos instantes en los que Paula no dejó de besarme. Se veía una chica más alegre que la de hacía unos días, al menos no tenía esa capa de timidez que le hacía estar siempre nerviosa.

- Bueno pues ha ido todo bien.- la voz formal de Sara me sacó del momento zen- Como siempre muchas gracias por todo cielo.



- Sí, muchas gracias Marc.- me dijo Paula antes de besarme por última vez y marcharse al baño.


- No tenéis que dármelas.- me sinceré yo- Me alegro que haya ido bien.


- Mándame la factura al e-mail.- dijo Sara con ese tono casi profesional que tenía a veces


- Sí por supuesto, no te preocupes.- conseguí decir mientras me vestía.


Al día siguiente le envié la factura tal y como habíamos quedado, al hacerlo me sentí triste porque era el final de aquella aventura.



"Marc soy Sara, creo que has cometido un error en la factura. ¿Cuándo te puedes pasar por casa para hablarlo?"
 
Estupendo relato... lo voy siguiendo, junto al resto, en tu blog.... seguirás actualizando allí?
 
Genial servicio y muy profesional, deseando que sigas el relato
 
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