Vantheway
Miembro muy activo
- Desde
- 15 Abr 2024
- Mensajes
- 91
- Reputación
- 271
Hola de nuevo, aquí tenéis la segunda parte de “Mi Primera Vez”, dije que no sería una saga, pero por los correos recibidos pidiendo que siguiera me habéis convencido.
-Joder, me ha encantado -le respondí- Quizá el sexo sea demasiado pronto, no me veo poniendo el culo y tú dándome, la verdad. Por lo demás…creo que sí, te la hubiese mamado pero sin que te corrieras en la boca, no estoy preparado para eso tampoco. Pero bueno, yo no tengo prisa. ¿Tienes prisa por irte?
Me desperté al cabo de algo menos de una hora por el sonido de llamada a un móvil que no era el mío, Julián lo cogió para contestar, era su teléfono. Se levantó y se metió en el baño para responder. Mientras lo hacía, observé su cuerpo, su polla fláccida y grande, creo que tendría casi la mismas dimensiones que empalmado. Mi polla se veía pequeña pero cuando me empalmaba no tenía nada que ver, el largo se multiplicaba varias veces, y el grosor también (no tanto como el largo, pero se ponía bastante más gorda). Es lo que se conoce como “pene de sangre”, la polla de Julián es el típico “pene de carne” (tiene poca variación entre empalmado y fláccido, aunque hay diferencia). Sus huevos colgones y depilados completamente y su culo completaban la visión, a su culo se le notaba un poco que era de un hombre ya entrado en cierta edad, las nalgas las tenía un pelín caídas… pero lo ganaba por la redondez y la dureza.
Al cabo del rato salió del baño, su cara la traía un poco contraída, en sus ojos veía cierta preocupación.
-Me ha llamado mi mujer -dijo con un tono de voz bastante neutro- ¿puedo ducharme? Tienes un plato de ducha bastante grande.
-Vaya, espero que no haya ningún problema, que todo esté bien -le contesté- Y por supuesto que puedes ducharte, hay toallas dentro del armario que está a la derecha del lavabo, ahí también puedes coger una manopla para enjabonarte.
-Sí, todo está bien. Me ha dicho que se viene a pasar unos días aquí la semana que viene -me dijo ahora más contrariado- Eso implica que se me van a cortar muchas cosas. Voy a ducharme, tengo que ver que el hotel tenga una habitación algo más grande para cuando ella se venga. En la que estoy ahora, la cama es individual.
-Bueno, no te preocupes -le dije con cierta pena- Si el hotel no tiene habitación me lo dices, por aquí conozco a bastante gente que tiene las casas libres y te la podrían dejar a buen precio. Por si te interesa.
-Ya te diré. Prefiero un hotel, cuando regreso a la habitación siempre me la encuentro arreglada -me dijo- Aunque en una casa tengo más independencia…
Se acercó a la cama y metió su mano entre mis piernas mientras acercaba su boca a la mía.
-Espero que tu primera experiencia con un hombre haya valido la pena -me dijo con su boca pegada a la mía-
-No te puedes hacer una idea -le contesté echando mano también a su entrepierna- Tengo ganas de seguir aprendiendo.
-Ummm, buena respuesta -me dijo- creo que la ducha puede esperar. Tengo muchas cosas que enseñarte.
-Y yo estoy deseando aprender -le contesté muy excitado-
Mi polla ya estaba dura al igual que la suya. Se subió a la cama, junto a mí y comenzó a acariciar mi pecho. Me agarraba los pezones como si los estuviera pellizcando, pero lo hacía con extrema delicadeza. Me besó en los labios bajando por mi cuello, besaba y lamía con la punta de la lengua por donde su boca pasaba. Notaba mi polla más dura aún, la suya la seguía teniendo en mi mano endureciéndose también por momentos. Su boca llegó a mi pecho, se deslizó hacia el pezón derecho, lo lamió como si fuese el pecho de una mujer, mi pezón estaba bien duro. Sus manos mientras acariciaban mis pelotas y mi polla, pero sin pajearla. Del pezón derecho pasó al izquierdo con el mismo resultado, ambos pezones parecían los mandos de un equipo de música de los antiguos, los mandos del tono y el balance, de los analógicos.
De vez en cuando, subía su boca buscando la mía para bajar de inmediato a mis pechos nuevamente. Al cabo de los minutos su boca bajaba por mi abdomen llegando a mi vientre, se entretuvo un ratillo pasando su lengua por alrededor de mi ombligo, mis manos agarraron su cabeza presionándola ligeramente hacia abajo, sabía lo que pasaría y lo estaba deseando. Siguió bajando, me abrió las piernas, su lengua lamía mi bajo vientre…pero se desvió hacia el muslo izquierdo, lo besaba y lo lamía mientras mis gemidos eran cada vez más fuertes, resoplaba, jadeaba… Del muslo izquierdo pasó al derecho sin despegar su boca de mi cuerpo, pasando por mi bajo vientre hasta llegar a él. Yo ya no sabía qué hacer, Ana me la había comido muchas veces, pero jamás de esa manera, no era lo mismo. Quería sentir como se metía mi polla en su boca, sentir el calor de su boca, la humedad, su lengua… no era igual que cuando Ana me lo hacía.
Mis piernas estaban abiertas, metió su mano por debajo de mi cuerpo para que levantase las caderas, cosa que lógicamente hice. Su boca pasó del muslo derecho a mis pelotas, que lamía y besaba con muchas ganas. Mi respiración estaba muy agitada, no recuerdo si gemía fuerte o flojo, tampoco me importaba. Ni si jadeaba, hablaba, gritaba… no me daba cuenta de nada, solo quería el placer que me estaba dando, y quería más. Su lengua abandonó mis pelotas subiendo por el tronco de mi polla, creí que me daba algo. Lamía todo el tronco y lo besaba, cuando estaba a punto de llegar al capullo, bajaba de nuevo hasta mis huevos. Eso hizo unas tres o cuatro veces.
-Joder Julián, por favor -le dije entre gemidos- Termina lo que los dos sabemos que va a pasar de una puta vez. ¡¡¡Haré lo que quieras pero métetela en la boca, por Dios!!!
-Shhh, claro que harás lo que yo quiera -me dijo sonriendo- Pero todo a su tiempo.
Su lengua llegó al frenillo, con la punta de su lengua frotaba mi frenillo mientras que sus manos masajeaban mis cojones ensalivados. Me miró a los ojos con una sonrisa pícara en su cara, y se metió el capullo en la boca. Lo chupaba como si de un chupachups se tratara. Notaba su lengua frotándose contra mi capullo, como lo metía entre sus labios que lo apretaban con delicadeza. Al cabo de los minutos, no sé el tiempo que pasó, no tenía la cabeza para calcular tiempos ni nada, comenzó a tragarse la polla. Cada vez la metía más en su boca, una vez llegó a metérsela entera, solo se veían sus labios y mis huevos por debajo. Él me miraba con excitación, su cara estaba colorada y aparecieron de pronto las arcadas. Le saqué la polla de la boca, no quería que pasase de ahí, me iba a cortar el momento. Siguió comiéndome la polla, pero sin llegar a tragársela entera. Con sus manos me obligaba a levantar de nuevo las caderas. Uno de sus dedos rozó mi ojal y suspiré. Con mi polla en su boca, levanté mis caderas todo lo que pude, su dedo empezó a masajearme el ojal. Notaba mi culo mojado, como si fuese el coño de una mujer a la que la están excitando. Ese dedo se coló dentro sin apenas esfuerzo, eso me hizo gemir más, y yo quería más, quería más placer, quería más excitación, quería lujuria…
Me giró sin darme cuenta o me giré, no recuerdo como fue. Si sé que de pronto me vi con las rodillas apoyadas en la cama, mi cabeza en la almohada…en la posición en la que rezan los musulmanes…pero yo no estaba rezando en ese momento, al menos a ningún dios conocido, rezaba para que aquello no parara. Noté como con sus dedos separaba mis nalgas, colocaba su boca entre ellas y como su lengua lamía mi ojal. Ese placer no lo olvidaré nunca, jamás me habían comido el culo, nunca, y eso es algo que todo hombre debería experimentar. Empezó lamiendo mi ojal en pequeños círculos para después follarme con la lengua mientras me agarraba la polla y me pajeaba, de vez en cuando bajaba su boca para comerme los huevos y volvía a subir a mi culo.
-Dios cabrón -le dije sin apenas poder hablar- ¿porqué no me has hecho esto antes? Lo quiero todo.
-Jajaja, si tú estás excitado, imagínate yo -me dijo sin parar de pajearme- Con esta visión me cuesta mucho contenerme.
-Pues no te contengas -le dije sin ser plenamente consciente de lo que eso significaba-
Siguió pasando su lengua por mi ojal follándome con ella a la que en se momento se unió un dedo, metía un dedo mientras que con su lengua hacía círculos por el ojal. El placer que estaba sintiendo superaba todo lo que yo había pensado en una relación entre hombres, no podía creer que entre hombres, ese placer fuese de tales dimensiones. En ese momento noté como otro dedo se introducía en mí, Julián comenzaba a gemir y resoplar.
-Deja que te la coma un poco -le dije sin pensarlo, como si otra persona hablase por mí- Me apetece que tu polla sea la primera que me coma.
-Ya estás tardando -me dijo sonriendo-
Se quedó de rodillas, me giré y me topé con su polla a la altura de mi boca. La agarré y se la meneé un poco, observaba como sus huevos se balanceaban a la par, como la canción de los elefantes, los elefantes en la tela de araña. Julián agarró mi cabeza y aproximó su polla pero de manera delicada, la tenía cerca, muy cerca, su olor me llenaba la nariz, ese olor a polla excitada, salía bastante líquido preseminal de ella. Acerqué mi lengua y lo lamí, estaba un poco salado pero ese sabor hizo que quisiera más, abrí la boca y metí su capullo en ella, mi lengua comenzó a moverse, pasaba por el frenillo frotándose con fuerza, seguía todo el contorno del capullo mientras notaba como la respiración de Julián se entrecortaba, señal de que lo estaba haciendo bien. Le agarré los huevos, los acariciaba mientras mi lengua no paraba de moverse por el glande de Julián. Tenía el sabor un poco salado de su precum, y eso me excitaba. Sus manos apretaron ligeramente mi cabeza, así que empecé a tragarme su polla. Me tragué solo la mitad, la sacaba y la volvía a meter hasta ese mismo sitio, lo hacía cada vez más rápido, eso me excitaba mucho, me imaginaba verme comiéndome esa polla, en esa postura… se la agarré y comencé a pajearlo mientras seguía comiéndosela, a ratos la sacaba de mi boca y lamía todo el tronco hasta meterme los huevos en la boca para sacarlos y volver a empezar.
Julián gemía como no lo había escuchado antes, o no le había prestado atención.
-Sigue cabrón, sigue -me decía entre gemidos- Me vas a sacar toda la leche, putita.
-Ummmm, no sabes cuánto me gusta comértela -le dije con su polla en la boca- ¡Me encanta! Pero no te corras en mi boca, no quiero eso, aún.
-Pues me queda poco para correrme -me dijo totalmente excitado- deja que me corra en tu culo, ¡gírate!
Obedecí sin rechistar, a cuatro patas me giré, él se colocó de rodillas detrás de mí y puso su polla en mi ojal, lo presionó un poco cuando noté como se corría, como su leche golpeaba en mi ojal y resbalaba por mis huevos, como me llenaba la espalda, las nalgas. Oía a Julián gimiendo sin parar, jadeando… olía a semen, semen caliente y que no era mío. Era la primera vez que olía a semen y yo no era su dueño.
-Dios cabrón -me dijo intentando recobrar la respiración- Vaya polvazo…joder…esto ha sido increíble pero…
-¿Pero…? -le pregunté-
-Pero ahora quedas tú, y quiero que me la metas, que me des por el culo, necesito tu polla enculándome -me soltó de esa forma-
-Ummm, nunca he follado un culo varonil, y la verdad es que tengo muchas ganas -le dije colocándome por detrás de él y haciendo que se pusiese a 4 patas-
-Todo tuyo, hazme lo que te dé la real gana -me soltó- ahora soy tu putita y tú mi macho.
Desde detrás tenía una vista increíble, veía su ojal abierto, sus huevos colgando…y mi polla, mi polla morada y dura, con líquido preseminal saliendo en hilos. Coloqué mi polla en su ojal y él solo se encargó de metérsela, despacio, con tranquilidad. Iba notando como mi polla iba abriendo por dentro, la rugosidad que notaba en mi polla me daba más placer aún. Su culo estaba caliente y húmedo. Le agarré de las caderas y comencé a moverme, primero despacio. Me estaba excitando cada vez más de ver como me follaba a un hombre. Aceleré el movimiento, me di cuenta que estaba gimiendo y Julián también. Notaba que me quedaba poco para correrme, me agarré con fuerza a sus caderas y mis movimientos se hicieron más bruscos, notaba como si una corriente eléctrica comenzase en mi perineo y se extendiese por mis huevos…estaba a punto de correrme. Apreté con fuerza mis manos en sus caderas, saqué mi polla de su culo, y el primer trallazo le llegó a la nuca, los siguientes cayeron en su espalda poniéndolo perdido, lo que no cayó en su espalda, cayó sobre las sábanas. Me derrumbé a su lado para recuperar mi respiración, había sido increíble el polvo que había echado.
-Joder, espero que te haya gustado, por como has gemido parece que ha sido uno de los mejores polvos de tu vida -me dijo riéndose-
-Creo -dije intentando recobrar el aliento- que ha sido el mejor polvo que he echado con diferencia.
-Bueno, ahora sí que me voy a duchar -dijo Julián- Me has puesto pringando la espalda de tu leche. Tú deberías ducharte también…tampoco has salido muy seco que digamos, jejejeje
-Voy a recobrar el aire primero, aún sigo sofocado -le dije-
Se levantó y se metió en la ducha, al cabo del rato salió y se vistió mientras yo me duchaba. Al salir de la ducha me vestí y nos besamos un par de veces.
-Espero tu llamada -me dijo-
-También puedes llamarme tú -le solté- De todas formas, por mi parte sí quiero que nos sigamos viendo, si no tienes inconveniente.
-Por el amor de Dios, dalo por hecho -me dijo- claro que quiero repetir lo de hoy pero… la próxima vez habrá penetración por ambas partes, si te apetece.
-Hoy has estado a punto de clavármela -le dije- y la verdad, lo esperaba con ansias pero entiendo que mi culo lo tendrás que preparar mejor, dilatarlo y eso…
-Por supuesto -me contestó- además traía lubricante pero lo dejé en el coche. Cuando te vi la cara pensé que no íbamos a follar nada.
Salió de la casa a los 30 minutos, yo ya me había vestido y salí al jardín para despedirlo.
-Te llamaré en cuanto tenga un minuto y sepa algo más por lo de mi mujer -me dijo mientras arrancaba el coche-
-De acuerdo -le contesté-
Entré de nuevo en la casa, no podía creer que lo había hecho, me había acostado con un hombre, además casado y maduro. Los remordimientos empezaron a llegar a mi cabeza al poco tiempo de recordar lo que había pasado, la paja que Julián me hizo, la que le hice yo, los besos, las caricias, el calor corporal, el olor a excitación, a polla caliente, el líquido preseminal, el olor a semen, su leche en mi espalda, la mía en la suya, el darle por el culo… Los remordimientos se convirtieron en excitación, en lujuria… Mi teléfono comenzó a sonar, me acerqué pensando que sería Julián pero no, era Ana mi novia. La había olvidado casi por completo.
-Hola Ana -contesté-
-Hola mi amor -me dijo muy dulce- ¿Cómo estás? Quiero que sepas que siento lo que ha pasado, de verdad, he sido muy egoísta. El pensar que como no te queda familia con la que pasar las Fiestas, la pasarías con mi familia dándolo por hecho no ha estado bien, y te pido disculpas por ello.
-Vale -le dije- Me alegro que te hayas dado cuenta. Simplemente quería pasar algunos días contigo a solas, dedicarnos más tiempo el uno al otro, sin nadie por medio. Sin formalismos, sin tener que estar arreglados, estar en bolas los dos la cena de Nochebuena por ejemplo…
-Te entiendo y te pido perdón nuevamente por ello -se reafirmó- Si quieres cojo el coche y me voy para allá ahora mismo.
Me quedé callado, no sabía qué contestar. Acababa de darme cuenta que si venía no podría tener más momentos como el que acababa de tener con Julián… claro que si le decía que no, se presentaría de igual forma pero pensando que tenía una aventura con alguien…
-¿Hola?¿estás ahí? -preguntó Ana un tanto intrigada- ¿Me oyes?
-Hola, hola…sí…perdona, es que acabo de ver un gato con un ratoncillo en la boca en el jardín -me inventé-
-¡Ay por Dios! ¡Qué asco! -soltó sin pensarlo- Bueno, dime…¿quieres que vaya y que esté contigo estos días allí?
-Eso lo dejo a tu elección, Ana -intenté salir por la calle del medio- Haz lo que realmente consideres que debes hacer. Yo estaré aquí no sé aún por cuántos días, pero seguro que hasta el día 28 o 30 estaré aquí. Ya tú me dices lo que quieras hacer.
-Vale, entiendo… -me contestó con cierta tristeza- Si no te importa te llamaré mañana o pasado para saber cómo vas.
-Perfecto, mañana está bien -le dije para no hacerla sentir peor de lo que se sentía-
-Genial, con lo que sea solo tienes que llamarme -se alegró por mi contestación- Mañana hablamos entonces. Un beso y que sepas que te quiero mucho.
-Gracias Ana por entenderlo -le mentí- Mañana hablamos, y también te quiero.
Colgué y me sentí culpable por no decirle la verdad, pero contento por sentirme con más libertad.
Y hasta aquí este capítulo
¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!
Para cualquier comentario, crítica o sugerencia, mi email: vantheway@hotmail.com
Saludos.
Vantheway
-Joder, me ha encantado -le respondí- Quizá el sexo sea demasiado pronto, no me veo poniendo el culo y tú dándome, la verdad. Por lo demás…creo que sí, te la hubiese mamado pero sin que te corrieras en la boca, no estoy preparado para eso tampoco. Pero bueno, yo no tengo prisa. ¿Tienes prisa por irte?
Me desperté al cabo de algo menos de una hora por el sonido de llamada a un móvil que no era el mío, Julián lo cogió para contestar, era su teléfono. Se levantó y se metió en el baño para responder. Mientras lo hacía, observé su cuerpo, su polla fláccida y grande, creo que tendría casi la mismas dimensiones que empalmado. Mi polla se veía pequeña pero cuando me empalmaba no tenía nada que ver, el largo se multiplicaba varias veces, y el grosor también (no tanto como el largo, pero se ponía bastante más gorda). Es lo que se conoce como “pene de sangre”, la polla de Julián es el típico “pene de carne” (tiene poca variación entre empalmado y fláccido, aunque hay diferencia). Sus huevos colgones y depilados completamente y su culo completaban la visión, a su culo se le notaba un poco que era de un hombre ya entrado en cierta edad, las nalgas las tenía un pelín caídas… pero lo ganaba por la redondez y la dureza.
Al cabo del rato salió del baño, su cara la traía un poco contraída, en sus ojos veía cierta preocupación.
-Me ha llamado mi mujer -dijo con un tono de voz bastante neutro- ¿puedo ducharme? Tienes un plato de ducha bastante grande.
-Vaya, espero que no haya ningún problema, que todo esté bien -le contesté- Y por supuesto que puedes ducharte, hay toallas dentro del armario que está a la derecha del lavabo, ahí también puedes coger una manopla para enjabonarte.
-Sí, todo está bien. Me ha dicho que se viene a pasar unos días aquí la semana que viene -me dijo ahora más contrariado- Eso implica que se me van a cortar muchas cosas. Voy a ducharme, tengo que ver que el hotel tenga una habitación algo más grande para cuando ella se venga. En la que estoy ahora, la cama es individual.
-Bueno, no te preocupes -le dije con cierta pena- Si el hotel no tiene habitación me lo dices, por aquí conozco a bastante gente que tiene las casas libres y te la podrían dejar a buen precio. Por si te interesa.
-Ya te diré. Prefiero un hotel, cuando regreso a la habitación siempre me la encuentro arreglada -me dijo- Aunque en una casa tengo más independencia…
Se acercó a la cama y metió su mano entre mis piernas mientras acercaba su boca a la mía.
-Espero que tu primera experiencia con un hombre haya valido la pena -me dijo con su boca pegada a la mía-
-No te puedes hacer una idea -le contesté echando mano también a su entrepierna- Tengo ganas de seguir aprendiendo.
-Ummm, buena respuesta -me dijo- creo que la ducha puede esperar. Tengo muchas cosas que enseñarte.
-Y yo estoy deseando aprender -le contesté muy excitado-
Mi polla ya estaba dura al igual que la suya. Se subió a la cama, junto a mí y comenzó a acariciar mi pecho. Me agarraba los pezones como si los estuviera pellizcando, pero lo hacía con extrema delicadeza. Me besó en los labios bajando por mi cuello, besaba y lamía con la punta de la lengua por donde su boca pasaba. Notaba mi polla más dura aún, la suya la seguía teniendo en mi mano endureciéndose también por momentos. Su boca llegó a mi pecho, se deslizó hacia el pezón derecho, lo lamió como si fuese el pecho de una mujer, mi pezón estaba bien duro. Sus manos mientras acariciaban mis pelotas y mi polla, pero sin pajearla. Del pezón derecho pasó al izquierdo con el mismo resultado, ambos pezones parecían los mandos de un equipo de música de los antiguos, los mandos del tono y el balance, de los analógicos.
De vez en cuando, subía su boca buscando la mía para bajar de inmediato a mis pechos nuevamente. Al cabo de los minutos su boca bajaba por mi abdomen llegando a mi vientre, se entretuvo un ratillo pasando su lengua por alrededor de mi ombligo, mis manos agarraron su cabeza presionándola ligeramente hacia abajo, sabía lo que pasaría y lo estaba deseando. Siguió bajando, me abrió las piernas, su lengua lamía mi bajo vientre…pero se desvió hacia el muslo izquierdo, lo besaba y lo lamía mientras mis gemidos eran cada vez más fuertes, resoplaba, jadeaba… Del muslo izquierdo pasó al derecho sin despegar su boca de mi cuerpo, pasando por mi bajo vientre hasta llegar a él. Yo ya no sabía qué hacer, Ana me la había comido muchas veces, pero jamás de esa manera, no era lo mismo. Quería sentir como se metía mi polla en su boca, sentir el calor de su boca, la humedad, su lengua… no era igual que cuando Ana me lo hacía.
Mis piernas estaban abiertas, metió su mano por debajo de mi cuerpo para que levantase las caderas, cosa que lógicamente hice. Su boca pasó del muslo derecho a mis pelotas, que lamía y besaba con muchas ganas. Mi respiración estaba muy agitada, no recuerdo si gemía fuerte o flojo, tampoco me importaba. Ni si jadeaba, hablaba, gritaba… no me daba cuenta de nada, solo quería el placer que me estaba dando, y quería más. Su lengua abandonó mis pelotas subiendo por el tronco de mi polla, creí que me daba algo. Lamía todo el tronco y lo besaba, cuando estaba a punto de llegar al capullo, bajaba de nuevo hasta mis huevos. Eso hizo unas tres o cuatro veces.
-Joder Julián, por favor -le dije entre gemidos- Termina lo que los dos sabemos que va a pasar de una puta vez. ¡¡¡Haré lo que quieras pero métetela en la boca, por Dios!!!
-Shhh, claro que harás lo que yo quiera -me dijo sonriendo- Pero todo a su tiempo.
Su lengua llegó al frenillo, con la punta de su lengua frotaba mi frenillo mientras que sus manos masajeaban mis cojones ensalivados. Me miró a los ojos con una sonrisa pícara en su cara, y se metió el capullo en la boca. Lo chupaba como si de un chupachups se tratara. Notaba su lengua frotándose contra mi capullo, como lo metía entre sus labios que lo apretaban con delicadeza. Al cabo de los minutos, no sé el tiempo que pasó, no tenía la cabeza para calcular tiempos ni nada, comenzó a tragarse la polla. Cada vez la metía más en su boca, una vez llegó a metérsela entera, solo se veían sus labios y mis huevos por debajo. Él me miraba con excitación, su cara estaba colorada y aparecieron de pronto las arcadas. Le saqué la polla de la boca, no quería que pasase de ahí, me iba a cortar el momento. Siguió comiéndome la polla, pero sin llegar a tragársela entera. Con sus manos me obligaba a levantar de nuevo las caderas. Uno de sus dedos rozó mi ojal y suspiré. Con mi polla en su boca, levanté mis caderas todo lo que pude, su dedo empezó a masajearme el ojal. Notaba mi culo mojado, como si fuese el coño de una mujer a la que la están excitando. Ese dedo se coló dentro sin apenas esfuerzo, eso me hizo gemir más, y yo quería más, quería más placer, quería más excitación, quería lujuria…
Me giró sin darme cuenta o me giré, no recuerdo como fue. Si sé que de pronto me vi con las rodillas apoyadas en la cama, mi cabeza en la almohada…en la posición en la que rezan los musulmanes…pero yo no estaba rezando en ese momento, al menos a ningún dios conocido, rezaba para que aquello no parara. Noté como con sus dedos separaba mis nalgas, colocaba su boca entre ellas y como su lengua lamía mi ojal. Ese placer no lo olvidaré nunca, jamás me habían comido el culo, nunca, y eso es algo que todo hombre debería experimentar. Empezó lamiendo mi ojal en pequeños círculos para después follarme con la lengua mientras me agarraba la polla y me pajeaba, de vez en cuando bajaba su boca para comerme los huevos y volvía a subir a mi culo.
-Dios cabrón -le dije sin apenas poder hablar- ¿porqué no me has hecho esto antes? Lo quiero todo.
-Jajaja, si tú estás excitado, imagínate yo -me dijo sin parar de pajearme- Con esta visión me cuesta mucho contenerme.
-Pues no te contengas -le dije sin ser plenamente consciente de lo que eso significaba-
Siguió pasando su lengua por mi ojal follándome con ella a la que en se momento se unió un dedo, metía un dedo mientras que con su lengua hacía círculos por el ojal. El placer que estaba sintiendo superaba todo lo que yo había pensado en una relación entre hombres, no podía creer que entre hombres, ese placer fuese de tales dimensiones. En ese momento noté como otro dedo se introducía en mí, Julián comenzaba a gemir y resoplar.
-Deja que te la coma un poco -le dije sin pensarlo, como si otra persona hablase por mí- Me apetece que tu polla sea la primera que me coma.
-Ya estás tardando -me dijo sonriendo-
Se quedó de rodillas, me giré y me topé con su polla a la altura de mi boca. La agarré y se la meneé un poco, observaba como sus huevos se balanceaban a la par, como la canción de los elefantes, los elefantes en la tela de araña. Julián agarró mi cabeza y aproximó su polla pero de manera delicada, la tenía cerca, muy cerca, su olor me llenaba la nariz, ese olor a polla excitada, salía bastante líquido preseminal de ella. Acerqué mi lengua y lo lamí, estaba un poco salado pero ese sabor hizo que quisiera más, abrí la boca y metí su capullo en ella, mi lengua comenzó a moverse, pasaba por el frenillo frotándose con fuerza, seguía todo el contorno del capullo mientras notaba como la respiración de Julián se entrecortaba, señal de que lo estaba haciendo bien. Le agarré los huevos, los acariciaba mientras mi lengua no paraba de moverse por el glande de Julián. Tenía el sabor un poco salado de su precum, y eso me excitaba. Sus manos apretaron ligeramente mi cabeza, así que empecé a tragarme su polla. Me tragué solo la mitad, la sacaba y la volvía a meter hasta ese mismo sitio, lo hacía cada vez más rápido, eso me excitaba mucho, me imaginaba verme comiéndome esa polla, en esa postura… se la agarré y comencé a pajearlo mientras seguía comiéndosela, a ratos la sacaba de mi boca y lamía todo el tronco hasta meterme los huevos en la boca para sacarlos y volver a empezar.
Julián gemía como no lo había escuchado antes, o no le había prestado atención.
-Sigue cabrón, sigue -me decía entre gemidos- Me vas a sacar toda la leche, putita.
-Ummmm, no sabes cuánto me gusta comértela -le dije con su polla en la boca- ¡Me encanta! Pero no te corras en mi boca, no quiero eso, aún.
-Pues me queda poco para correrme -me dijo totalmente excitado- deja que me corra en tu culo, ¡gírate!
Obedecí sin rechistar, a cuatro patas me giré, él se colocó de rodillas detrás de mí y puso su polla en mi ojal, lo presionó un poco cuando noté como se corría, como su leche golpeaba en mi ojal y resbalaba por mis huevos, como me llenaba la espalda, las nalgas. Oía a Julián gimiendo sin parar, jadeando… olía a semen, semen caliente y que no era mío. Era la primera vez que olía a semen y yo no era su dueño.
-Dios cabrón -me dijo intentando recobrar la respiración- Vaya polvazo…joder…esto ha sido increíble pero…
-¿Pero…? -le pregunté-
-Pero ahora quedas tú, y quiero que me la metas, que me des por el culo, necesito tu polla enculándome -me soltó de esa forma-
-Ummm, nunca he follado un culo varonil, y la verdad es que tengo muchas ganas -le dije colocándome por detrás de él y haciendo que se pusiese a 4 patas-
-Todo tuyo, hazme lo que te dé la real gana -me soltó- ahora soy tu putita y tú mi macho.
Desde detrás tenía una vista increíble, veía su ojal abierto, sus huevos colgando…y mi polla, mi polla morada y dura, con líquido preseminal saliendo en hilos. Coloqué mi polla en su ojal y él solo se encargó de metérsela, despacio, con tranquilidad. Iba notando como mi polla iba abriendo por dentro, la rugosidad que notaba en mi polla me daba más placer aún. Su culo estaba caliente y húmedo. Le agarré de las caderas y comencé a moverme, primero despacio. Me estaba excitando cada vez más de ver como me follaba a un hombre. Aceleré el movimiento, me di cuenta que estaba gimiendo y Julián también. Notaba que me quedaba poco para correrme, me agarré con fuerza a sus caderas y mis movimientos se hicieron más bruscos, notaba como si una corriente eléctrica comenzase en mi perineo y se extendiese por mis huevos…estaba a punto de correrme. Apreté con fuerza mis manos en sus caderas, saqué mi polla de su culo, y el primer trallazo le llegó a la nuca, los siguientes cayeron en su espalda poniéndolo perdido, lo que no cayó en su espalda, cayó sobre las sábanas. Me derrumbé a su lado para recuperar mi respiración, había sido increíble el polvo que había echado.
-Joder, espero que te haya gustado, por como has gemido parece que ha sido uno de los mejores polvos de tu vida -me dijo riéndose-
-Creo -dije intentando recobrar el aliento- que ha sido el mejor polvo que he echado con diferencia.
-Bueno, ahora sí que me voy a duchar -dijo Julián- Me has puesto pringando la espalda de tu leche. Tú deberías ducharte también…tampoco has salido muy seco que digamos, jejejeje
-Voy a recobrar el aire primero, aún sigo sofocado -le dije-
Se levantó y se metió en la ducha, al cabo del rato salió y se vistió mientras yo me duchaba. Al salir de la ducha me vestí y nos besamos un par de veces.
-Espero tu llamada -me dijo-
-También puedes llamarme tú -le solté- De todas formas, por mi parte sí quiero que nos sigamos viendo, si no tienes inconveniente.
-Por el amor de Dios, dalo por hecho -me dijo- claro que quiero repetir lo de hoy pero… la próxima vez habrá penetración por ambas partes, si te apetece.
-Hoy has estado a punto de clavármela -le dije- y la verdad, lo esperaba con ansias pero entiendo que mi culo lo tendrás que preparar mejor, dilatarlo y eso…
-Por supuesto -me contestó- además traía lubricante pero lo dejé en el coche. Cuando te vi la cara pensé que no íbamos a follar nada.
Salió de la casa a los 30 minutos, yo ya me había vestido y salí al jardín para despedirlo.
-Te llamaré en cuanto tenga un minuto y sepa algo más por lo de mi mujer -me dijo mientras arrancaba el coche-
-De acuerdo -le contesté-
Entré de nuevo en la casa, no podía creer que lo había hecho, me había acostado con un hombre, además casado y maduro. Los remordimientos empezaron a llegar a mi cabeza al poco tiempo de recordar lo que había pasado, la paja que Julián me hizo, la que le hice yo, los besos, las caricias, el calor corporal, el olor a excitación, a polla caliente, el líquido preseminal, el olor a semen, su leche en mi espalda, la mía en la suya, el darle por el culo… Los remordimientos se convirtieron en excitación, en lujuria… Mi teléfono comenzó a sonar, me acerqué pensando que sería Julián pero no, era Ana mi novia. La había olvidado casi por completo.
-Hola Ana -contesté-
-Hola mi amor -me dijo muy dulce- ¿Cómo estás? Quiero que sepas que siento lo que ha pasado, de verdad, he sido muy egoísta. El pensar que como no te queda familia con la que pasar las Fiestas, la pasarías con mi familia dándolo por hecho no ha estado bien, y te pido disculpas por ello.
-Vale -le dije- Me alegro que te hayas dado cuenta. Simplemente quería pasar algunos días contigo a solas, dedicarnos más tiempo el uno al otro, sin nadie por medio. Sin formalismos, sin tener que estar arreglados, estar en bolas los dos la cena de Nochebuena por ejemplo…
-Te entiendo y te pido perdón nuevamente por ello -se reafirmó- Si quieres cojo el coche y me voy para allá ahora mismo.
Me quedé callado, no sabía qué contestar. Acababa de darme cuenta que si venía no podría tener más momentos como el que acababa de tener con Julián… claro que si le decía que no, se presentaría de igual forma pero pensando que tenía una aventura con alguien…
-¿Hola?¿estás ahí? -preguntó Ana un tanto intrigada- ¿Me oyes?
-Hola, hola…sí…perdona, es que acabo de ver un gato con un ratoncillo en la boca en el jardín -me inventé-
-¡Ay por Dios! ¡Qué asco! -soltó sin pensarlo- Bueno, dime…¿quieres que vaya y que esté contigo estos días allí?
-Eso lo dejo a tu elección, Ana -intenté salir por la calle del medio- Haz lo que realmente consideres que debes hacer. Yo estaré aquí no sé aún por cuántos días, pero seguro que hasta el día 28 o 30 estaré aquí. Ya tú me dices lo que quieras hacer.
-Vale, entiendo… -me contestó con cierta tristeza- Si no te importa te llamaré mañana o pasado para saber cómo vas.
-Perfecto, mañana está bien -le dije para no hacerla sentir peor de lo que se sentía-
-Genial, con lo que sea solo tienes que llamarme -se alegró por mi contestación- Mañana hablamos entonces. Un beso y que sepas que te quiero mucho.
-Gracias Ana por entenderlo -le mentí- Mañana hablamos, y también te quiero.
Colgué y me sentí culpable por no decirle la verdad, pero contento por sentirme con más libertad.
Y hasta aquí este capítulo
¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!
Para cualquier comentario, crítica o sugerencia, mi email: vantheway@hotmail.com
Saludos.
Vantheway