Vantheway
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Nos relajamos en la cama, yo pensaba en lo que acababa de pasar, me acababan de dar por el culo, mi primera vez, y deseaba que no fuese la última, a pesar de las molestias que tenía en mi ano.
Nos levantamos al cabo de la media hora después de habernos recuperado. Me puse una camiseta y un pantalón corto de deporte, me dirigí al salón mientras veía como Lola y Julián se levantaban y se vestían a medias. Se vinieron al salón, Lola se acercó a la ventana, el día estaba un poco nublado y hacía algo de frío. Parecía que el anticiclón nos había dado una tregua. Los pezones se marcaban en la camiseta.
-Parece que el buen tiempo se acaba -dijo al aire- Hace algo de fresco…creo que me voy a abrigar más. Solo faltaría que me resfriase…
-Tranquila, si quieres enciendo la chimenea y así podremos estar más cómodos -le dije- y en la habitación dejaré el aire acondicionado encendido todo el día.
Cogí un par de troncos y los coloqué en la chimenea, Julián echó otro más y repartió unas piñas para encenderla, al poco tiempo el fuego había prendido los troncos y comenzaba a caldear el salón.
-Bueno, ¿qué vamos a hacer? -preguntó Julián- Yo empiezo a tener algo de hambre…de comida.
-Jajajaja -me reí- Me pasa igual, ¿tienes hambre, Lola?
-La verdad es que sí -contestó- Estaba pensando donde comer.
-No digas tonterías -le dije- Podemos comer aquí, preparamos algo y comemos…comida, como dice Julián.
-Genial -contestaron los dos a la vez-
Nos pusimos manos a la obra, Julián se acercó a comprar algo de pan mientras Lola y yo nos poníamos con la comida. El calorcito de la chimenea se iba notando, además de las copitas de Ribera del Duero que tomábamos mientras preparábamos la comida, hizo que nos fuésemos relajando y acalorando más.
-No es justo, Álvaro -me dijo-
-No es justo…¿el qué no es justo?
-Pues que yo solo vaya con una camiseta, y tú lleves puesto un puesto un pantalón -me dijo señalando esa prenda-
-De acuerdo -dije quitándome el pantalón- me quedo como tú, con la camiseta nada más.
-Ahora sí -me dijo mirando mi polla- Ahora estamos igual.
Seguimos haciendo la comida, de vez en cuando nos refregábamos el uno con el otro, así estuvimos un ratillo hasta que Álvaro llamó para que le abriéramos. Le abrí la puerta de entrada al jardín, y al llegar a la casa lo detuve.
-Para entrar aquí debes quitarte la parte de abajo -le dije- Es una condición “Sine qua non” para poder estar en la casa.
-Buena condición -me contestó mientras se deshacía de su pantalón y de su slip- Mucho más cómodo, jejeje.
Ya en casa nos preparamos para comer algo, abrí una botella de Ribera del Duero, un “Goyo García Viadero” del 2020, de “Finca Los Quemados”. Un vino sublime, totalmente distinto a cualquier Ribera. Le pasé una copa a cada uno de ellos, mientras acabábamos de preparar la comida y poner la mesa. Julián le dio un sorbo, miró la copa y me miró.
-Joder, este vino y yo vamos a ser muy buenos amigos -me dijo riéndose- es de los mejores vinos que he probado. Déjame ver la etiqueta, creo que compraré una caja.
-Jajaja, sabía que gustaría -contesté- hace un tiempo me regalaron una botella, y desde entonces es un vino que no puede faltar en una celebración que organice. Tengo cinco botellas más.
-Ufff, sí que está bueno -dijo Lola acercándome la copa vacía- Por favor, échame un poco más, me lo he bebido sin darme cuenta, lo pruebas y te engancha, es como una droga.
-Jejeje, tenéis buen paladar -dije mirando a Lola- eso mismo dijo un sommelier amigo cuando lo probó.
Comimos relajados, entre risas y bromas, hablando de todo un poco. El vino iba dejando su efecto en nosotros, nos tomamos casi tres botellas entre los tres. Nos hacía desinhibirnos, ser más lanzados. La chimenea dejaba su calor en todo el salón, cosa que hizo que Julián primero, y después Lola, se quedaran completamente desnudos. Observé los pechos de Lola, con sus pezones endurecidos, y la polla de Julián, que estaba morcillona y algo mojada.
-Creo que es el momento para salir -dijo Lola levantándose y recogiendo la camiseta- Tengo que ir a la habitación que me alquilaron junto al “Baranda 22”, me he debido dejar ropa allí, me faltan bastantes prendas.
-Como quieras -le dije- Si quieres te acompañamos.
-No, tranquilo. Debo ir sola, hablaré también con Juan Carlos para que me pague lo que me debe -dijo poniéndose unas braguitas color crema- A ver si hay suerte.
Acabó de vestirse y se marchó, Julián y yo nos miramos. Me levanté y me puse a recoger la mesa, él se levantó y se sentó en el sofá del salón.
-¿Te importa que me siente un momento aquí? -me preguntó- Las sillas esas me han dejado el culo plano. Deja eso y charlemos, después lo recogemos entre los dos.
-Tranquilo, es poca cosa -le dije acercándome al sofá- Lo recojo en un momento- Ponte cómodo, ahora vengo.
Acabé de recoger la mesa y la cocina, decidí preparar un par de gin-lemmons. Me dirigí al sofá, le di su copa a Julián y me senté junto a él.
-Listo, ¿ves? Ha sido un momento de nada -le dije sonriéndole y dando un pequeño sorbo a mi copa- Esperemos que Lola tenga suerte.
-Ese Juan Carlos es un cabrón -me dijo cogiendo su copa- Se piensa que puede hacer lo que le dé la gana con los trabajadores, es un pinta de cuidado. Por cierto, gracias por la copa.
Entre el sopor del vino, el calor que hacía en el salón, el gin-lemmon…la sensación de paz que tenía me hacía sentir como en una nube. Acerqué mi mano a la polla de Julián, la acaricié, bajé acariciándola hasta sus huevos, él se abrió de piernas. Su polla comenzó a subir, se ponía dura por momentos. Me fascinaba ver a un hombre empalmarse. Se la agarré y comencé a mover mi mano arriba y abajo, notaba su nabo duro, caliente y palpitando en mi mano. Las pequeñas gotas de líquido preseminal comenzaron a aparecer por la punta del capullo mojando mi mano.
-Cómemela -me ordenó- Saborea bien lo que es una polla, disfrútala en la boca.
Lo miré fijamente, retrocedí en mi asiento e incliné mi cuerpo hacia su entrepierna. Con su polla cerca de mi boca, saqué la lengua y lamí la punta de su polla, impregnándola del líquido que salía de su nabo. Abrí la boca y metí su cipote en ella, la notaba muy dura en mi boca, mi lengua acariciaba todo el tronco, subía hasta su capullo, se frotaba con intensidad en su frenillo. Notaba sus venas hinchadas al pasar mi lengua por ellas, aquello me gustaba, me excitaba. Me levanté y me coloqué de rodillas entre sus piernas, bajé mi cabeza, con la punta de la lengua lamía el tronco de su polla hacia sus huevos. Se los agarré con la mano, me boca los lamía, los besaba, los chupaba mientras que, con la otra mano, lo masturbaba.
Su respiración se aceleró, me agarraba la cabeza por la nuca acompañando el movimiento de la mamada.
-Uffff putita -me dijo muy excitado- como me pone ver cómo te comes mi polla, cabrón. Sácame toda la leche que tengo, es un regalito para ti, zorra.
Lo miré sin sacarme la polla de la boca, uno de mis dedos empezó a buscar su ojal, él abrió más las piernas y las subió por encima de mis hombros sabiendo lo que pretendía.
-¡Come, come polla, zorra! -me dijo sacándola de mi boca y golpeándome la cara con ella- Te encanta mi nabo, ¿verdad putita?
-Sí, me vuelve loca cabrón -le dije recibiendo pollazos por la cara- Quiero que mi macho me llene la cara de lefa caliente.
-Pues sigue comiendo polla, zorra -me dijo muy excitado y metiéndomela en la boca nuevamente- vas a recibir mi leche prontito.
Logré meterle un dedo por el culo mientras le mamaba la polla con muchas ganas, tenía hambre de polla, quería su polla en mi boca, llenándome de leche todo el cuerpo, hasta quería tenerla en mi culo, quería que me follase.
-Dame por el culo, lo necesito -le dije sacándomela de la boca y sin reconocerme-
-No, hoy vas a comer polla, en otro momento, cuando yo quiera, te follaré el culito de puta que tienes -me dijo muy excitado y empujando mi cabeza hacia su entrepierna- Sigue comiendo nabo, cabrón.
Me dolía la polla de lo dura que la tenía, apenas me tocaba pues tenía las manos ocupadas, pero notaba como de mi polla salía el precum en grandes cantidades.
Mi dedo seguía follándolo y mi boca seguía mamándolo, mi lengua jugueteaba con su capullo, con su frenillo, por momentos la metía hasta lo más profundo de mi boca, sentía arcadas y entonces la sacaba para concentrarme en su capullo nuevamente. Notaba como la respiración de Julián se aceleraba y se entrecortaba, sus gemidos se hacían más fuertes y me excitaban más aún. Agarró mi cabeza, por su respiración notaba que le quedaba poco para soltar su leche.
-Mueve esa lengua, putita -me dijo dejando sólo su capullo en mi boca- Me queda poco para correrme.
Sabía qué iba a pasar y lo deseaba, le agarré la polla y me puse a pajearlo mientras mis labios se apretaban contra su capullo y mi lengua se frotaba contra su frenillo.
-Sigue cabrón, sigue -decía cada vez más excitado y repitiéndolo como si de un mantra se tratara- Ufffffff
Aceleré la velocidad de mi mano y noté como su polla daba espasmos en mi mano y en mi boca, saqué su polla de mi boca en el momento que su primer trallazo de lefa salía, me cayó sobre los labios y la cara, seguí meneándosela viendo muy de cerca como salían los siguientes trallazos que me caían por todo el cuerpo. Julián no paraba de gemir y jadear, sus caderas se movían como si estuviese follando a alguien imaginario. Una vez acabó de expulsar su semen, su polla comenzó a bajarse mientras él recuperaba la respiración. Me levanté, tenía su leche en mi cara, en mis labios, en mi pecho.
-Pruébala, prueba mi semen -me dijo Julián- Te gustará.
Acerqué la yema de uno de mis dedos a mis labios, recogí un poco de su semen y lo puse sobre mi lengua, no sabía mal, no es que estuviese sabroso pero no estaba malo, algo salado pero estaba rico. Saqué mi lengua y la pasé por mis labios recogiendo lo que tenía en ellos. Me levanté, con la polla señalando al techo y fui al baño a limpiarme la lefada de Julián. No quería seguir probándola, para ser la primera vez pensaba que con lo que había saboreado era suficiente.
Cuando salí del baño, acababa de llegar Lola, yo seguía con la polla dura y mojada.
-Vaya, vaya anda que habéis perdido el tiempo…Ya me ha contado Julián lo que ha pasado aquí, sin mí. Y, según me ha dicho, le has pedido que te diera por el culo… pero veo que el calentón lo sigues teniendo -me dijo señalándome la polla empalmada- Bueno, menos mal que he repasado la habitación y me había dejado a mi amigo en un cajón. Julián lo conoce, incluso le puso nombre, se llama Roberto.
Metió su mano en el bolso que llevaba y sacó un arnés sexual realista, lo que se conoce como un estrapón. No era excesivamente grande, medirían sobre los 16 cm, ni excesivamente gordo, pero con su capullo, sus venas, sus huevos… En ese momento me presentó a Roberto.
-Y ahora, voy a desnudarme y colocármelo -me dijo mientras señalaba el suelo, junto a la chimenea- Ponte ahí a 4 patas, seré yo quien te dé por el culo, con un poco de lubricante.
Julián colocó un par de toallas de baño en el suelo a modo de alfombra donde ella dijo, y me coloqué a 4 patas sobre las ellas. Lola se desnudó completamente, se colocó el estrapón mediante las correas y se puso detrás de mí. Giré la cabeza para ver lo que hacía, acabó de colocárselo y se acercó a mí colocándose delante de mi cara, levanté la cabeza y ahí estaba, un dildo color carne con sus huevos, sus venas, su capullo….
-Ya sabes lo que tienes que hacer -me dijo-
Abrí la boca y comencé a mamarlo, no era igual que chupar una polla, se le notaban las venas, el capullo…pero le faltaba calor, palpitar…Me la sacó de la boca y se colocó detrás de mí, llevaba en la mano un tarro de lubricante que volcó sobre el dildo, lo extendió como si se hiciese una paja. Una vez que lubricó el dildo, se echó lubricante en dos dedos que puso en mi ojal, extendió el lubricante haciendo círculos en mi ano. Aquello me excitaba, de vez en cuando uno de sus dedos me penetraba.
-Ahora relájate y disfruta -me dijo tumbándose sobre mi espalda-
Notaba el estrapón en mi ojal, sus tetas en mi espalda… empecé a moverme hacia atrás con la intención de clavármelo, sus manos agarraron mis caderas, se irguió y noté como presionaba mi esfínter, como se abría paso hacia mi interior. Poco a poco fue entrando, el dolor que sentía no era muy intenso, notaba placer también. Ella apretaba más, notaba como se iba introduciendo paso a paso. Una vez llegó al final se paró, se mantuvo quieta unos segundos nada más. Empezó a retroceder lentamente, notaba como recorría el camino de vuelta, sin llegar a sacarlo del todo, para volver a entrar hasta el fondo, cada vez más rápido.
-Me encanta vuestro amigo Roberto -dije- tendrá que venir más veces…
Lola, agarrándome bien de las caderas, aceleró el movimiento y el placer que sentía aumentaba. Mi polla estaba muy dura y empapada. Notaba como se acercaba mi clímax, ya no notaba la diferencia con una polla de verdad, salvo que no palpitaba, pero con el movimiento, el mete y saca, apenas tenía yo la cabeza para descifrar si era una polla real o una de goma, sólo quería que no parase, que siguiera. Notaba como subía el placer que nacía en mis pelotas y se dirigía a mi vientre.
-Ufff Lola -le dije entre jadeos y gemidos- Sigue que me voy a correr.
En ese momento, Julián se tumbó en el suelo por un lado de mi cuerpo y debajo de mis pelotas y de mi polla, su cabeza quedaba justo debajo de mi polla. Lola seguía penetrándome sin parar cuando noté que el primer trallazo salía de mis pelotas y atravesaba mi polla hasta salir disparado. Julián puso la mano frenando el semen, los siguientes trallazos cayeron en la cara de Julián mientras yo no paraba de gozar, quería más, el placer que notaba era tremendo, nunca había notado tal éxtasis. Al momento Lola sacó a Roberto de mi culo, yo me tumbé de lado, dejando a Julián pegado a mí, Lola se tumbó al otro lado mío.
-Espero que te haya gustado Roberto -me dijo Lola- Cada vez que me follo a Julián acabo corriéndome también, como me ha pasado ahora.
-¿Te has corrido? -le pregunté a Lola- A mí me ha encantado, quiero que Roberto se quede con nosotros estos días…
-Por eso no te preocupes -contestó Julián- Roberto va donde esté Lola. Además, un día se estos tendremos que poner el culito los dos para que Roberto entre en nosotros de forma alterna, como dos buenas putas.
-Somos tres putas -le rectifiqué mientras Lola reía- y estoy deseando recibir a Roberto de nuevo.
Nos quedamos tumbados en el suelo junto a la chimenea, descansando. Al ratillo me levanté y eché otro tronco a la chimenea, no hacía frío, pero quería que el salón mantuviera esa calidez con el objetivo de estar todos en bolas. Me senté en el sofá y Julián se sentó a mi lado.
-Se está muy a gusto aquí -me dijo sonriéndome- En unos días mi mujer vendrá y esto se acabará para mí.
-Bueno, puedes invitarla -contestó Lola levantándose y sentándose a mi otro lado- Si Álvaro no pone pegas, y seguimos todos aquí, podríamos organizar una comida y ver cómo va evolucionando todo.
-Sofía, así se llama mi esposa, es muy sociable -contestó Julián- además, hace unos pocos años hicimos un trío con una amiga suya, y otra vez con esa amiga y su marido hicimos una pequeña orgía los cuatro…pero a ella no le gustó, a mi mujer me refiero, porque su amiga quedó encantada, y ahí se acabó nuestra inmersión en el sexo en grupo juntos. Yo, ya lo sabéis, he seguido practicándolo, pero ella no lo tengo muy claro.
-Otra cosa, y no menos importante -dije cambiando de tema- Lola, qué te ha dicho Juan Carlos por el dinero que te debe, ¿has podido verlo?
-Sí, he hablado con él -me contestó- Me ha pedido que pase en dos días por allí para pagarme lo que me debe. Las cantidades que él dice coinciden con las mías, así que pasado mañana he quedado con él para que me pague de una vez. Sabe que tiene todas las de perder si no paga.
Pasamos el resto de la tarde en bolas, relajados, charlando y bromeando. Al rato decidimos activarnos para preparar algo de picoteo para cenar. Nos levantamos y decidimos hacer una ensalada y sacar algo de embutidos, un poco de jamón cortado ya y unas copas de vino, esta vez sería un tinto de Toro, un Termes del 2021, de la bodega Numanthia.
Mientras nos movíamos preparando todo, me fijé primero en Lola, en su cuerpo, una chica guapa, con un cuerpo que no pasa desapercibido y sabe lucirlo. Nota en cualquier momento que alguien la observa y lo aprovecha para lucirse, se dio cuenta que la miraba y se giró, hizo como si se le cayera un cubierto al suelo y se inclinó a recogerlo sin doblar las rodillas, mostrándome su culo y su coño, coño que se le veía abierto y brillante. Se giró una vez recogido el cubierto y me miró sonriéndome.
Después me fijé en Julián, un tipo que aparentaba unos 55 o 58 años, guapo, bastante guapo, con los músculos definidos sin estar excesivamente marcados, una polla no de las monstruosas, la suya mediría sobre los 16 o 17 cm, pero lo que más me llamaba la atención eran sus cojones, unos huevos grandes con un volumen bastante llamativo, que le colgaban todo el rato. Es de los huevos colgando siempre me ha llamado la atención, los míos son normales, pero a veces cuelgan y a veces no, los de Julián siempre le cuelgan. Su culo era redondeado, duro al tacto, daban ganas de tocárselo todo el rato.
Abrí la botella de tinto de Toro y la vacié en el decantador, al ratillo la serví en tres copas y la probamos. Julián me miró fijamente.
-Me estoy enamorando de ti -me dijo con su copa pegada a sus labios- Este vino no tiene nada que envidiarle al Ribera que hemos probado.
-Joder, es verdad -me dijo Lola- está buenísimo.
En ese momento sonó mi teléfono, lo tenía ya olvidado en el dormitorio. Fui a por él, era Ana. Miré a Lola y a Julián, ambos me hicieron un gesto para que contestara. Descolgué en manos libres.
-Hola Ana -contesté- ¿Qué tal?
-Hola Álvaro -me respondió con un tono de voz de preocupación- te he mandado varios WhatsApp y no los has leído siquiera. ¿Estás bien?
-Sí bien -le contesté- sabes que cuando vengo aquí siempre desconecto, dejo el teléfono en el dormitorio y no lo vuelvo a mirar hasta que me voy.
-Sí, lo sé -me dijo- pero pensaba que como no estoy contigo, estarías más pendiente del teléfono. ¿Todo bien?
-Sí, salgo a andar por la playa mañana y tarde todos los días -respondí- esto me relaja muchísimo.
-Entiendo -me dijo- Cuando quieras que vaya, solo tienes que decírmelo. Si te apetece, claro.
-Sí, no te preocupes -le contesté- Yo te aviso, aún no sé qué día regresaré, si para Nochebuena regreso o la paso aquí. Ya te voy diciendo.
-Perfecto, te quiero mucho -me dijo- Vamos hablando. Un beso enorme en tu boca, y otro más grande en tu polla, claro que eso no sería un beso…jejejeje.
-Jajaja…suena bastante bien -le dije un tanto incómodo porque Lola y Julián estaban escuchando, aparentemente sin prestar atención- También te quiero.
-Por cierto -me dijo bajando la voz- tengo el coñito como te gusta, totalmente sin pelo, el coñito y el culito, que están deseando que tu polla entre en ellos…Joder, no sabes el calentón que tengo…
-Ummmmmm, me encanta tu coñito sin pelos, y tu culo también…vas a conseguir empalmarme y entonces tendré que ir al baño…ya sabes
-Jooo, que desperdicio de semen -se rio-
-Uffff, ¿qué te pasa? Te noto bastante…
-¡Qué me va a pasar! -me cortó- hace días que no me tocas, solo me toco yo pero no es lo mismo, joder. Tengo ganas de que me la metas, de tus embestidas notando tu polla dura dentro de mí, de cómo me inundas con tu semen…¡estoy que me subo por las paredes del calentón que tengo, coño!
-Vaya -dije mirando a Lola y a Julián, éste tenía la polla morcillona ya- No sé qué decirte, joder. Yo también estoy caliente.
-Bueno, vamos a relajarnos un poco -me dijo intentando que la conversación no fuese a más- No estoy sola ahora mismo y no podría tocarme mientras hablo contigo, pero ganas no me faltan.
-No te preocupes -le dije- Vamos a relajarnos, tienes toda la razón. Llámame cuando quieras, te prometo que estaré pendiente del teléfono. Un beso enorme…y una lamida en ese coñito que me pone a mil.
-Qué cabrón eres -me dijo riéndose- ya sabes lo que te haría ahora, ahora que no puedo hablar…
-¿Una mamada? -le corté-
-Así es -me dijo- y tengo que dejarte ya, un beso. Te quiero
-Otro beso -le contesté- Te quiero
Colgué y miré a los dos, ellos me miraron, Lola señaló mi polla que se estaba levantando.
-Joder con tu novia -me dijo Julián- me ha puesto caliente a mí también…
-No queríamos escuchar, pero la conversación se ha puesto muy interesante -me dijo Lola- ¿Sabes si ella se acostaría con una mujer? Me encantaría acostarme con ella.
-La verdad que no lo sé -le dije- Es la primera vez en todo el tiempo que llevamos, juntos que una conversación nos ha puesto calientes. Nunca hemos hablado de sexo en esos términos tan claros. Y la verdad, nos hemos excitado todos, ella y nosotros. Ahora mejor vamos a picar algo y a beber este delicioso vino. De sexo hablamos después.
Y hasta aquí este capítulo
¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!
Para cualquier comentario, crítica o sugerencia, mi email: vantheway@hotmail.com
Saludos.
Vantheway
Nos levantamos al cabo de la media hora después de habernos recuperado. Me puse una camiseta y un pantalón corto de deporte, me dirigí al salón mientras veía como Lola y Julián se levantaban y se vestían a medias. Se vinieron al salón, Lola se acercó a la ventana, el día estaba un poco nublado y hacía algo de frío. Parecía que el anticiclón nos había dado una tregua. Los pezones se marcaban en la camiseta.
-Parece que el buen tiempo se acaba -dijo al aire- Hace algo de fresco…creo que me voy a abrigar más. Solo faltaría que me resfriase…
-Tranquila, si quieres enciendo la chimenea y así podremos estar más cómodos -le dije- y en la habitación dejaré el aire acondicionado encendido todo el día.
Cogí un par de troncos y los coloqué en la chimenea, Julián echó otro más y repartió unas piñas para encenderla, al poco tiempo el fuego había prendido los troncos y comenzaba a caldear el salón.
-Bueno, ¿qué vamos a hacer? -preguntó Julián- Yo empiezo a tener algo de hambre…de comida.
-Jajajaja -me reí- Me pasa igual, ¿tienes hambre, Lola?
-La verdad es que sí -contestó- Estaba pensando donde comer.
-No digas tonterías -le dije- Podemos comer aquí, preparamos algo y comemos…comida, como dice Julián.
-Genial -contestaron los dos a la vez-
Nos pusimos manos a la obra, Julián se acercó a comprar algo de pan mientras Lola y yo nos poníamos con la comida. El calorcito de la chimenea se iba notando, además de las copitas de Ribera del Duero que tomábamos mientras preparábamos la comida, hizo que nos fuésemos relajando y acalorando más.
-No es justo, Álvaro -me dijo-
-No es justo…¿el qué no es justo?
-Pues que yo solo vaya con una camiseta, y tú lleves puesto un puesto un pantalón -me dijo señalando esa prenda-
-De acuerdo -dije quitándome el pantalón- me quedo como tú, con la camiseta nada más.
-Ahora sí -me dijo mirando mi polla- Ahora estamos igual.
Seguimos haciendo la comida, de vez en cuando nos refregábamos el uno con el otro, así estuvimos un ratillo hasta que Álvaro llamó para que le abriéramos. Le abrí la puerta de entrada al jardín, y al llegar a la casa lo detuve.
-Para entrar aquí debes quitarte la parte de abajo -le dije- Es una condición “Sine qua non” para poder estar en la casa.
-Buena condición -me contestó mientras se deshacía de su pantalón y de su slip- Mucho más cómodo, jejeje.
Ya en casa nos preparamos para comer algo, abrí una botella de Ribera del Duero, un “Goyo García Viadero” del 2020, de “Finca Los Quemados”. Un vino sublime, totalmente distinto a cualquier Ribera. Le pasé una copa a cada uno de ellos, mientras acabábamos de preparar la comida y poner la mesa. Julián le dio un sorbo, miró la copa y me miró.
-Joder, este vino y yo vamos a ser muy buenos amigos -me dijo riéndose- es de los mejores vinos que he probado. Déjame ver la etiqueta, creo que compraré una caja.
-Jajaja, sabía que gustaría -contesté- hace un tiempo me regalaron una botella, y desde entonces es un vino que no puede faltar en una celebración que organice. Tengo cinco botellas más.
-Ufff, sí que está bueno -dijo Lola acercándome la copa vacía- Por favor, échame un poco más, me lo he bebido sin darme cuenta, lo pruebas y te engancha, es como una droga.
-Jejeje, tenéis buen paladar -dije mirando a Lola- eso mismo dijo un sommelier amigo cuando lo probó.
Comimos relajados, entre risas y bromas, hablando de todo un poco. El vino iba dejando su efecto en nosotros, nos tomamos casi tres botellas entre los tres. Nos hacía desinhibirnos, ser más lanzados. La chimenea dejaba su calor en todo el salón, cosa que hizo que Julián primero, y después Lola, se quedaran completamente desnudos. Observé los pechos de Lola, con sus pezones endurecidos, y la polla de Julián, que estaba morcillona y algo mojada.
-Creo que es el momento para salir -dijo Lola levantándose y recogiendo la camiseta- Tengo que ir a la habitación que me alquilaron junto al “Baranda 22”, me he debido dejar ropa allí, me faltan bastantes prendas.
-Como quieras -le dije- Si quieres te acompañamos.
-No, tranquilo. Debo ir sola, hablaré también con Juan Carlos para que me pague lo que me debe -dijo poniéndose unas braguitas color crema- A ver si hay suerte.
Acabó de vestirse y se marchó, Julián y yo nos miramos. Me levanté y me puse a recoger la mesa, él se levantó y se sentó en el sofá del salón.
-¿Te importa que me siente un momento aquí? -me preguntó- Las sillas esas me han dejado el culo plano. Deja eso y charlemos, después lo recogemos entre los dos.
-Tranquilo, es poca cosa -le dije acercándome al sofá- Lo recojo en un momento- Ponte cómodo, ahora vengo.
Acabé de recoger la mesa y la cocina, decidí preparar un par de gin-lemmons. Me dirigí al sofá, le di su copa a Julián y me senté junto a él.
-Listo, ¿ves? Ha sido un momento de nada -le dije sonriéndole y dando un pequeño sorbo a mi copa- Esperemos que Lola tenga suerte.
-Ese Juan Carlos es un cabrón -me dijo cogiendo su copa- Se piensa que puede hacer lo que le dé la gana con los trabajadores, es un pinta de cuidado. Por cierto, gracias por la copa.
Entre el sopor del vino, el calor que hacía en el salón, el gin-lemmon…la sensación de paz que tenía me hacía sentir como en una nube. Acerqué mi mano a la polla de Julián, la acaricié, bajé acariciándola hasta sus huevos, él se abrió de piernas. Su polla comenzó a subir, se ponía dura por momentos. Me fascinaba ver a un hombre empalmarse. Se la agarré y comencé a mover mi mano arriba y abajo, notaba su nabo duro, caliente y palpitando en mi mano. Las pequeñas gotas de líquido preseminal comenzaron a aparecer por la punta del capullo mojando mi mano.
-Cómemela -me ordenó- Saborea bien lo que es una polla, disfrútala en la boca.
Lo miré fijamente, retrocedí en mi asiento e incliné mi cuerpo hacia su entrepierna. Con su polla cerca de mi boca, saqué la lengua y lamí la punta de su polla, impregnándola del líquido que salía de su nabo. Abrí la boca y metí su cipote en ella, la notaba muy dura en mi boca, mi lengua acariciaba todo el tronco, subía hasta su capullo, se frotaba con intensidad en su frenillo. Notaba sus venas hinchadas al pasar mi lengua por ellas, aquello me gustaba, me excitaba. Me levanté y me coloqué de rodillas entre sus piernas, bajé mi cabeza, con la punta de la lengua lamía el tronco de su polla hacia sus huevos. Se los agarré con la mano, me boca los lamía, los besaba, los chupaba mientras que, con la otra mano, lo masturbaba.
Su respiración se aceleró, me agarraba la cabeza por la nuca acompañando el movimiento de la mamada.
-Uffff putita -me dijo muy excitado- como me pone ver cómo te comes mi polla, cabrón. Sácame toda la leche que tengo, es un regalito para ti, zorra.
Lo miré sin sacarme la polla de la boca, uno de mis dedos empezó a buscar su ojal, él abrió más las piernas y las subió por encima de mis hombros sabiendo lo que pretendía.
-¡Come, come polla, zorra! -me dijo sacándola de mi boca y golpeándome la cara con ella- Te encanta mi nabo, ¿verdad putita?
-Sí, me vuelve loca cabrón -le dije recibiendo pollazos por la cara- Quiero que mi macho me llene la cara de lefa caliente.
-Pues sigue comiendo polla, zorra -me dijo muy excitado y metiéndomela en la boca nuevamente- vas a recibir mi leche prontito.
Logré meterle un dedo por el culo mientras le mamaba la polla con muchas ganas, tenía hambre de polla, quería su polla en mi boca, llenándome de leche todo el cuerpo, hasta quería tenerla en mi culo, quería que me follase.
-Dame por el culo, lo necesito -le dije sacándomela de la boca y sin reconocerme-
-No, hoy vas a comer polla, en otro momento, cuando yo quiera, te follaré el culito de puta que tienes -me dijo muy excitado y empujando mi cabeza hacia su entrepierna- Sigue comiendo nabo, cabrón.
Me dolía la polla de lo dura que la tenía, apenas me tocaba pues tenía las manos ocupadas, pero notaba como de mi polla salía el precum en grandes cantidades.
Mi dedo seguía follándolo y mi boca seguía mamándolo, mi lengua jugueteaba con su capullo, con su frenillo, por momentos la metía hasta lo más profundo de mi boca, sentía arcadas y entonces la sacaba para concentrarme en su capullo nuevamente. Notaba como la respiración de Julián se aceleraba y se entrecortaba, sus gemidos se hacían más fuertes y me excitaban más aún. Agarró mi cabeza, por su respiración notaba que le quedaba poco para soltar su leche.
-Mueve esa lengua, putita -me dijo dejando sólo su capullo en mi boca- Me queda poco para correrme.
Sabía qué iba a pasar y lo deseaba, le agarré la polla y me puse a pajearlo mientras mis labios se apretaban contra su capullo y mi lengua se frotaba contra su frenillo.
-Sigue cabrón, sigue -decía cada vez más excitado y repitiéndolo como si de un mantra se tratara- Ufffffff
Aceleré la velocidad de mi mano y noté como su polla daba espasmos en mi mano y en mi boca, saqué su polla de mi boca en el momento que su primer trallazo de lefa salía, me cayó sobre los labios y la cara, seguí meneándosela viendo muy de cerca como salían los siguientes trallazos que me caían por todo el cuerpo. Julián no paraba de gemir y jadear, sus caderas se movían como si estuviese follando a alguien imaginario. Una vez acabó de expulsar su semen, su polla comenzó a bajarse mientras él recuperaba la respiración. Me levanté, tenía su leche en mi cara, en mis labios, en mi pecho.
-Pruébala, prueba mi semen -me dijo Julián- Te gustará.
Acerqué la yema de uno de mis dedos a mis labios, recogí un poco de su semen y lo puse sobre mi lengua, no sabía mal, no es que estuviese sabroso pero no estaba malo, algo salado pero estaba rico. Saqué mi lengua y la pasé por mis labios recogiendo lo que tenía en ellos. Me levanté, con la polla señalando al techo y fui al baño a limpiarme la lefada de Julián. No quería seguir probándola, para ser la primera vez pensaba que con lo que había saboreado era suficiente.
Cuando salí del baño, acababa de llegar Lola, yo seguía con la polla dura y mojada.
-Vaya, vaya anda que habéis perdido el tiempo…Ya me ha contado Julián lo que ha pasado aquí, sin mí. Y, según me ha dicho, le has pedido que te diera por el culo… pero veo que el calentón lo sigues teniendo -me dijo señalándome la polla empalmada- Bueno, menos mal que he repasado la habitación y me había dejado a mi amigo en un cajón. Julián lo conoce, incluso le puso nombre, se llama Roberto.
Metió su mano en el bolso que llevaba y sacó un arnés sexual realista, lo que se conoce como un estrapón. No era excesivamente grande, medirían sobre los 16 cm, ni excesivamente gordo, pero con su capullo, sus venas, sus huevos… En ese momento me presentó a Roberto.
-Y ahora, voy a desnudarme y colocármelo -me dijo mientras señalaba el suelo, junto a la chimenea- Ponte ahí a 4 patas, seré yo quien te dé por el culo, con un poco de lubricante.
Julián colocó un par de toallas de baño en el suelo a modo de alfombra donde ella dijo, y me coloqué a 4 patas sobre las ellas. Lola se desnudó completamente, se colocó el estrapón mediante las correas y se puso detrás de mí. Giré la cabeza para ver lo que hacía, acabó de colocárselo y se acercó a mí colocándose delante de mi cara, levanté la cabeza y ahí estaba, un dildo color carne con sus huevos, sus venas, su capullo….
-Ya sabes lo que tienes que hacer -me dijo-
Abrí la boca y comencé a mamarlo, no era igual que chupar una polla, se le notaban las venas, el capullo…pero le faltaba calor, palpitar…Me la sacó de la boca y se colocó detrás de mí, llevaba en la mano un tarro de lubricante que volcó sobre el dildo, lo extendió como si se hiciese una paja. Una vez que lubricó el dildo, se echó lubricante en dos dedos que puso en mi ojal, extendió el lubricante haciendo círculos en mi ano. Aquello me excitaba, de vez en cuando uno de sus dedos me penetraba.
-Ahora relájate y disfruta -me dijo tumbándose sobre mi espalda-
Notaba el estrapón en mi ojal, sus tetas en mi espalda… empecé a moverme hacia atrás con la intención de clavármelo, sus manos agarraron mis caderas, se irguió y noté como presionaba mi esfínter, como se abría paso hacia mi interior. Poco a poco fue entrando, el dolor que sentía no era muy intenso, notaba placer también. Ella apretaba más, notaba como se iba introduciendo paso a paso. Una vez llegó al final se paró, se mantuvo quieta unos segundos nada más. Empezó a retroceder lentamente, notaba como recorría el camino de vuelta, sin llegar a sacarlo del todo, para volver a entrar hasta el fondo, cada vez más rápido.
-Me encanta vuestro amigo Roberto -dije- tendrá que venir más veces…
Lola, agarrándome bien de las caderas, aceleró el movimiento y el placer que sentía aumentaba. Mi polla estaba muy dura y empapada. Notaba como se acercaba mi clímax, ya no notaba la diferencia con una polla de verdad, salvo que no palpitaba, pero con el movimiento, el mete y saca, apenas tenía yo la cabeza para descifrar si era una polla real o una de goma, sólo quería que no parase, que siguiera. Notaba como subía el placer que nacía en mis pelotas y se dirigía a mi vientre.
-Ufff Lola -le dije entre jadeos y gemidos- Sigue que me voy a correr.
En ese momento, Julián se tumbó en el suelo por un lado de mi cuerpo y debajo de mis pelotas y de mi polla, su cabeza quedaba justo debajo de mi polla. Lola seguía penetrándome sin parar cuando noté que el primer trallazo salía de mis pelotas y atravesaba mi polla hasta salir disparado. Julián puso la mano frenando el semen, los siguientes trallazos cayeron en la cara de Julián mientras yo no paraba de gozar, quería más, el placer que notaba era tremendo, nunca había notado tal éxtasis. Al momento Lola sacó a Roberto de mi culo, yo me tumbé de lado, dejando a Julián pegado a mí, Lola se tumbó al otro lado mío.
-Espero que te haya gustado Roberto -me dijo Lola- Cada vez que me follo a Julián acabo corriéndome también, como me ha pasado ahora.
-¿Te has corrido? -le pregunté a Lola- A mí me ha encantado, quiero que Roberto se quede con nosotros estos días…
-Por eso no te preocupes -contestó Julián- Roberto va donde esté Lola. Además, un día se estos tendremos que poner el culito los dos para que Roberto entre en nosotros de forma alterna, como dos buenas putas.
-Somos tres putas -le rectifiqué mientras Lola reía- y estoy deseando recibir a Roberto de nuevo.
Nos quedamos tumbados en el suelo junto a la chimenea, descansando. Al ratillo me levanté y eché otro tronco a la chimenea, no hacía frío, pero quería que el salón mantuviera esa calidez con el objetivo de estar todos en bolas. Me senté en el sofá y Julián se sentó a mi lado.
-Se está muy a gusto aquí -me dijo sonriéndome- En unos días mi mujer vendrá y esto se acabará para mí.
-Bueno, puedes invitarla -contestó Lola levantándose y sentándose a mi otro lado- Si Álvaro no pone pegas, y seguimos todos aquí, podríamos organizar una comida y ver cómo va evolucionando todo.
-Sofía, así se llama mi esposa, es muy sociable -contestó Julián- además, hace unos pocos años hicimos un trío con una amiga suya, y otra vez con esa amiga y su marido hicimos una pequeña orgía los cuatro…pero a ella no le gustó, a mi mujer me refiero, porque su amiga quedó encantada, y ahí se acabó nuestra inmersión en el sexo en grupo juntos. Yo, ya lo sabéis, he seguido practicándolo, pero ella no lo tengo muy claro.
-Otra cosa, y no menos importante -dije cambiando de tema- Lola, qué te ha dicho Juan Carlos por el dinero que te debe, ¿has podido verlo?
-Sí, he hablado con él -me contestó- Me ha pedido que pase en dos días por allí para pagarme lo que me debe. Las cantidades que él dice coinciden con las mías, así que pasado mañana he quedado con él para que me pague de una vez. Sabe que tiene todas las de perder si no paga.
Pasamos el resto de la tarde en bolas, relajados, charlando y bromeando. Al rato decidimos activarnos para preparar algo de picoteo para cenar. Nos levantamos y decidimos hacer una ensalada y sacar algo de embutidos, un poco de jamón cortado ya y unas copas de vino, esta vez sería un tinto de Toro, un Termes del 2021, de la bodega Numanthia.
Mientras nos movíamos preparando todo, me fijé primero en Lola, en su cuerpo, una chica guapa, con un cuerpo que no pasa desapercibido y sabe lucirlo. Nota en cualquier momento que alguien la observa y lo aprovecha para lucirse, se dio cuenta que la miraba y se giró, hizo como si se le cayera un cubierto al suelo y se inclinó a recogerlo sin doblar las rodillas, mostrándome su culo y su coño, coño que se le veía abierto y brillante. Se giró una vez recogido el cubierto y me miró sonriéndome.
Después me fijé en Julián, un tipo que aparentaba unos 55 o 58 años, guapo, bastante guapo, con los músculos definidos sin estar excesivamente marcados, una polla no de las monstruosas, la suya mediría sobre los 16 o 17 cm, pero lo que más me llamaba la atención eran sus cojones, unos huevos grandes con un volumen bastante llamativo, que le colgaban todo el rato. Es de los huevos colgando siempre me ha llamado la atención, los míos son normales, pero a veces cuelgan y a veces no, los de Julián siempre le cuelgan. Su culo era redondeado, duro al tacto, daban ganas de tocárselo todo el rato.
Abrí la botella de tinto de Toro y la vacié en el decantador, al ratillo la serví en tres copas y la probamos. Julián me miró fijamente.
-Me estoy enamorando de ti -me dijo con su copa pegada a sus labios- Este vino no tiene nada que envidiarle al Ribera que hemos probado.
-Joder, es verdad -me dijo Lola- está buenísimo.
En ese momento sonó mi teléfono, lo tenía ya olvidado en el dormitorio. Fui a por él, era Ana. Miré a Lola y a Julián, ambos me hicieron un gesto para que contestara. Descolgué en manos libres.
-Hola Ana -contesté- ¿Qué tal?
-Hola Álvaro -me respondió con un tono de voz de preocupación- te he mandado varios WhatsApp y no los has leído siquiera. ¿Estás bien?
-Sí bien -le contesté- sabes que cuando vengo aquí siempre desconecto, dejo el teléfono en el dormitorio y no lo vuelvo a mirar hasta que me voy.
-Sí, lo sé -me dijo- pero pensaba que como no estoy contigo, estarías más pendiente del teléfono. ¿Todo bien?
-Sí, salgo a andar por la playa mañana y tarde todos los días -respondí- esto me relaja muchísimo.
-Entiendo -me dijo- Cuando quieras que vaya, solo tienes que decírmelo. Si te apetece, claro.
-Sí, no te preocupes -le contesté- Yo te aviso, aún no sé qué día regresaré, si para Nochebuena regreso o la paso aquí. Ya te voy diciendo.
-Perfecto, te quiero mucho -me dijo- Vamos hablando. Un beso enorme en tu boca, y otro más grande en tu polla, claro que eso no sería un beso…jejejeje.
-Jajaja…suena bastante bien -le dije un tanto incómodo porque Lola y Julián estaban escuchando, aparentemente sin prestar atención- También te quiero.
-Por cierto -me dijo bajando la voz- tengo el coñito como te gusta, totalmente sin pelo, el coñito y el culito, que están deseando que tu polla entre en ellos…Joder, no sabes el calentón que tengo…
-Ummmmmm, me encanta tu coñito sin pelos, y tu culo también…vas a conseguir empalmarme y entonces tendré que ir al baño…ya sabes
-Jooo, que desperdicio de semen -se rio-
-Uffff, ¿qué te pasa? Te noto bastante…
-¡Qué me va a pasar! -me cortó- hace días que no me tocas, solo me toco yo pero no es lo mismo, joder. Tengo ganas de que me la metas, de tus embestidas notando tu polla dura dentro de mí, de cómo me inundas con tu semen…¡estoy que me subo por las paredes del calentón que tengo, coño!
-Vaya -dije mirando a Lola y a Julián, éste tenía la polla morcillona ya- No sé qué decirte, joder. Yo también estoy caliente.
-Bueno, vamos a relajarnos un poco -me dijo intentando que la conversación no fuese a más- No estoy sola ahora mismo y no podría tocarme mientras hablo contigo, pero ganas no me faltan.
-No te preocupes -le dije- Vamos a relajarnos, tienes toda la razón. Llámame cuando quieras, te prometo que estaré pendiente del teléfono. Un beso enorme…y una lamida en ese coñito que me pone a mil.
-Qué cabrón eres -me dijo riéndose- ya sabes lo que te haría ahora, ahora que no puedo hablar…
-¿Una mamada? -le corté-
-Así es -me dijo- y tengo que dejarte ya, un beso. Te quiero
-Otro beso -le contesté- Te quiero
Colgué y miré a los dos, ellos me miraron, Lola señaló mi polla que se estaba levantando.
-Joder con tu novia -me dijo Julián- me ha puesto caliente a mí también…
-No queríamos escuchar, pero la conversación se ha puesto muy interesante -me dijo Lola- ¿Sabes si ella se acostaría con una mujer? Me encantaría acostarme con ella.
-La verdad que no lo sé -le dije- Es la primera vez en todo el tiempo que llevamos, juntos que una conversación nos ha puesto calientes. Nunca hemos hablado de sexo en esos términos tan claros. Y la verdad, nos hemos excitado todos, ella y nosotros. Ahora mejor vamos a picar algo y a beber este delicioso vino. De sexo hablamos después.
Y hasta aquí este capítulo
¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!
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Saludos.
Vantheway