AlbertoBenitez
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Buenas.
Ignorando a los adalides de las causas perdidas, y dado que sois muchos lo que me habéis pedido (tanto pública como privadamente) el final (en realidad, punto y seguido, puesto que después del verano hemos continuado viéndonos) de los encuentros prevacacionales con mi sobrina Teresa, y dado que me es imposible responderos uno por uno (GRACIAS A TODOS), os dejo aquí el relato de lo sucedido justo antes de las vacaciones.
Nada me importa si resulta creíble o no. Y mucho menos las opiniones de quienes lo creen imposible.
El placer para mí es doble, por estar disfrutando de estos encuentros y por las viscerales reacciones de quienes darían lo que fuera por estar en mi lugar pero expresan lo contrario.
Aquí lo dejo, tal y como lo envié a los primeros que me escribieron por privado. Y siento que no esté bien estructurado, al pasarlo del documento en que lo tengo guardado a aquí se ha quedado con estos márgenes raros.
Lo que está pasando desde después del verano lo dejaré para más adelante.
Espero lo disfrutéis.
...
Todo un año de experiencias llega a su, esperemos, punto y aparte.
Lo que comenzó hace más o menos un año en La Manga del Mar Menor como unaexperiencia morbosa y casi pensando que iba a resultar una aventura de verano
sin más, ha llegado hasta hoy casi como una experiencia mística, en la que mi
sobrina de 19 años se ha convertido una adolescente madura, súper segura
de sí misma, empoderada y que sabe el efecto que puede causar en los hombres.
Y yo me siento agradecido de haber tenido la suerte de disfrutar de este año decrecimiento (tanto mío como suyo) a su lado.
No sé si debería sentirme mal por alguna razón, si he obrado o no acertadamente
en según qué momentos, pero cuando las dudas me asaltan solo veo a Teresa
siendo feliz, siendo una chica libre que ha hecho lo que ha hecho sin que nadie le
obligara o le invitara a hacerlo.
Yo le he abierto una puerta, le he enseñado un camino, y ella siempre ha tenido la libertad de entrar o de quedarse fuera, de ir por ese camino o elegir otro..
A aquellos que habéis leído mis encuentros con ella desde el primero hasta hoy sin juzgar, solo disfrutando, gracias; y a los que habéis comentado aquello que no os estaba pareciendo bien, también os doy las gracias, pues tanto unos como otros estáis siendo muy generosos al invertir vuestro tiempo en leerme y en opinar, opiniones que no caen en saco roto.
Teresa está ahora de vacaciones y yo me marcharé la próxima semana.
Cuando
llegue septiembre, nadie sabe lo que puede pasar, aunque desde luego ambos
queremos seguir disfrutándonos.
Hecho este necesario inciso, procedo a relataros la última experiencia previa a la
marcha de Teresa de vacaciones con sus padres.
Relato al que ya podéis poner
cuerpo con las fotos que inesperadamente me mandó ella hace unos días y que me dio permiso para compartir con vosotros, algo que he hecho esta mañana.
Sí recordáis y como conté, las dos experiencias posteriores al gangbang fueron muy intensas tanto porque yo ejercí algo de "dominante" con Teresa y a ella le gustó mi actitud y mi comportamiento; como por la sorpresa del segundo de estos encuentros, en el que Teresa no solo dijo que quería probar que yo eyaculara en su boca sino que, tras hacerlo, confesó que le había gustado mucho esa sensación.
El camino de regreso a mi casa tras esta segunda experiencia fue un cúmulo de
sensaciones en mi cuerpo y mi cabeza.
Me repetía a mí mismo:
• Me he corrido en la boca de mi sobrina, me he corrido en la boca de mi
sobrina, me he corrido...
Hasta solté un grito de alegría en el coche recordando el momento, puse la
música a todo volumen en el coche y conduje hasta mi casa cantando cada canción que sonaba.
El día siguiente, martes 17 de junio, y como era preceptivo, escribí a Teresa para ver cómo se encontraba:
• Muy bien, tío, fenomenal, fíjate que pensaba que igual lo que tragué ayer me podía hacer dolor en el estómago, pero nada de nada -dijo ella.
• Dolor? Por qué? -le pregunté curioso.
• No, por nada, cosas mías, me dije a mí misma: A ver si esto va a ser insano -
me confesó Teresa.
• No hay nada que temer, tesoro, eso no tiene nada que te pueda dañar, así que tranquila -le dije.
• Sí, si lo sé, además lo he mirado en Google y dice que no tiene nada de malo, jejejeje -me confesó Teresa.
• Jajaja, viva San Google!
• Y que lo digas!
• Pues nada, tesoro, me alegra saberte bien. No te robo más tiempo, te deseo muy buen día y seguimos hablando.
• Muchas gracias, tío, que tengas buen día también y vamos hablando -dijo Teresa.
• Muchos besos!
• Besos para ti también, tío.
Con la tranquilidad que me daba saberla bien, afronté tanto el día como el resto de la semana sin novedad alguna hasta el domingo 22 de junio al mediodía, momento en el que Ernesto escribió al grupo de W para preguntar por cómo estábamos y si estaba previsto volver a ver a Teresa a corto plazo.
Yo comenté lo mismo de la vez anterior que mencionaron el tema: Que se pusiesen de acuerdo en un día que fuera posible estar todos y, más o menos teniéndolo, yo hablaría con Teresa.
Con la perspectiva de volver a poseerla presente, entre todos llegaron a concluir
que igual podría ser buena idea quedar con mi sobrina días antes de su marcha, entre el martes 1 y el viernes 4 de Julio, fechas en las que más o menos podrían quedar todos.
Yo les dije que lo iba a hablar con Teresa, y que en cuanto supiera algo se lo haría saber.
Así pues, al día siguiente, lunes 23 de junio, escribí a Teresa:
• Buenos días, tesoro, qué tal estás? Qué tal el finde?
• Hola, tío? Pues muy bien, estuve con unas amigas en la piscina y cenando en un Vips el sábado, y ayer no hice nada, me quedé en casa. Y vosotros? Qué tal la tía y mis primos?
• Todos muy bien, el sábado fuimos al cine los 4 y ayer llevé a los chicos al cumple de un amigo.
• Qué guay! -dijo ella.
• Estuvo bien -le dije yo, añadiendo: Y sabes qué es lo que también estaría muy bien? -le pregunté.
• El qué? -repreguntó Teresa.
• Volver a disfrutarte en compañía de nuestros amigos... Si es que te apeteciera, claro.
• Jajaja, me encantas
, qué fino hilas para llevar el tema a tu terreno.
• Caray, es que realmente me interesa saber qué tal te ha ido y qué tal estás, porque si no estuvieras contenta ni se me ocurriría haberte propuesto nada -le dije sinceramente.
• Lo sé, tío, solo me estaba metiendo contigo, jajajaa -comentó Teresa- .
Entonces te han comentado algo Ricardo y los demás? -me preguntó.
• Sí, ya te dije que están deseando volver a verte, y ayer Eduardo preguntó si
habría alguna posibilidad de eso próximamente, y yo les dije que tenía que hablar contigo. -le dije, añadiendo: Y por si acaso decías que sí, hablaron que todos estarían disponibles para quedar del miércoles 1 al viernes 4 dejulio (ellos saben que te vas el día 5 de vacaciones).
• Jajaja, pues sí que sois previsores, sí -comentó Teresa, añadiendo: Pero
vamos, que no me importaría nada de nada volver a veros a todos juntos
.
Uf, solo pensarlo me pongo cardiaca, jajaja.
* Ole mi chica!

-le dije yo-.
• Pues aunque me voy el día siguiente, igual no es mala idea, si se puede, quedar el viernes 4.
• Para despedirnos por todo lo alto?
• Eso es, jajajajaja -dijo Teresa, añadiendo: Y así se me hará más corto el camino a La Manga, porque me imagino que estaré muy cansada, jajaja-.
• Jajaja, pues tiene toda la pinta, sí -le dije, y añadí: Bueno, pues yo se lo comento a estos muchachos y te confirmo en cuanto lo sepa, te parece bien, tesoro?
• Vale, tío, lo que tú hagas ya sabes que me parece bien -respondió Teresa.
• Genial, Tere, pues te cuento en cuanto sepa. Disfruta de la semana, preciosa.
• Tú también, tío. Besitos para mis primos y mi tía. Y también para ti.
• Igualmente!
Qué subidón! Solo pensar que podía volver a ver a Teresa en manos y poseída por estos hombres, me hizo poner a mi morboso cerebro a funcionar a pleno rendimiento.
Pero, antes de eso, escribí al grupo de hombres para comentarles lo que había hablado con Teresa. Y, como era de esperar, todos estuvieron de acuerdo en quedar en Aranjuez el mencionado día: el viernes 4 de julio.
Lo mejor es que ya no había que planificar nada (al contrario de la vez anterior), solo había que ir allí y disfrutar. Hablamos de todo un poco, nos "confabulamos" para intentar hacer disfrutar a Teresa más de lo que lo había hecho la primera vez, y convenimos en volver a hablar el miércoles 2 de julio para concretar todo.
Con las mismas, escribí a Teresa para confirmarle que el 4 de julio teníamos cita
múltiple.
• Jajaja, qué bien

, y qué ganas!!! -dijo mi sobrina.
Con ella convine lo mismo que con los demás, esto es, volver a hablar el miércoles 2 de julio para concretar todo.
Y así pasó esa semana, conmigo buscando y encontrando a un compañero que me hiciese la tarde del viernes 4 (a cambio de hacerle yo otro día del mismo mes).
Ya metidos en la semana del encuentro, el miércoles 2 de julio a primera hora, escribí en el grupo de W para saber si todo seguía adelante y todos se reafirmaron en su deseo, así que quedamos en vernos en Aranjuez sobre las 11 horas.
Hecho esto, hablé con Teresa, e igualmente quedamos en encontrarnos en la salida del metro Colombia más o menos con la vez anterior, sobre las 10 horas.
Lo mejor de todo era la normalidad con la que habíamos hablado de este encuentro, la tranquilidad de saber que todo iba a estar bien.
Teresa llegó sobre las 10.15 al metro, la recogí, entró, nos besamos y partimos hacia Aranjuez.
Como siempre, hablamos de todo un poco, de sus padres, de sus inminentes
vacaciones... Y también de sexo, como era inevitable: me contó cuánto le apetecía
volver a sentirse tan deseada por ellos, sentirles encendidos y apasionados en su
cuerpo...
Y, de repente, Teresa me preguntó:
• Por cierto, una inquietud que tengo: Pasaría algo si yo me llegase a tragar el...ya sabes, de todos?
• El semen? -le pregunté yo.
• Sí.
• Pero por qué lo preguntas? Es que te gustaría hacerlo? -le pregunté intrigado.
• Bueno, ya que lo hice contigo y me puso tan encendida y tan mojada sentirte, me he imaginado sintiéndolos a ellos y me he mojado mucho también, pero no sé si con los 5 sería demasiado -me dijo mi sobrina.
• Bueno, esto es como todo, tesoro, el límite lo marcas tú, nadie te va pedir que traspases ningún límite.
Si pruebas con uno y no te gusta o no te apetece seguir, pues no lo haces con los demás y ya está, el resto no se va a quejar -le dije.
• No, si ya sé que si digo que no, no pasaría nada, en eso confío plenamente.
Lo que quiero decir es si pasaría algo porque, si finalmente quisiera probar el de los cinco, me tragase el semen de todos -dijo Teresa.
* No pasaría nada en absoluto, no es algo con lo que te puedas atragantar, empachar o poner mala, si es eso lo que te inquieta. Así que si lo haces y te gusta y quieres probar con todos, adelante.
• A eso me refería, sí. Bueno, ya veremos qué pasa, sobre la marcha. Tengo claro que sí me gustaría hacerlo con Álvaro, por sentir cómo tiembla y se estremece en mi boca esa polla tan gorda, y luego si surge con los demás, bien. Si no, pues nada -se autoreafirmó ella misma.
• Exacto, de eso se trata, de lo de siempre, tú mandas. Se llega hasta donde tú quieras, tú eres la única que decide lo que se hace y lo que no, como siempre -terminé diciéndole yo.
• Gracias, tío.
• A ti siempre, preciosa, por tanto y por todo.
Una vez concretado esto, seguimos hablando de lo humano y lo divino, y al rato llegamos a Aranjuez.
Salimos del coche, llamamos a la puerta y a los pocos segundos nos abrió Álvaro, vestido con camiseta y bañador.
Nos saludó afectuosamente (a Teresa le dio un pico) y nos hizo pasar en dirección a la terraza, aunque antes de llegar a la misma nos pidió que esperáramos un momento en el pasillo, y que enseguida nos avisaba para que pasáramos a la terraza.
Esa petición nos intrigó pero, por supuesto, nos nos negamos; Álvaro fue hacia la habitación que daba a la terraza, y Teresa y yo nos quedamos en el pasillo riéndonos y dando por hecho que esos hombres algo estaban tramando.
A los tres minutos, Álvaro nos dijo:
• Ya podéis venir.
Entramos a la habitación y, al salir a la terraza, además de ver que, además de las hamacas del primer día también había en el jardín otra hamaca gigante, descubrimos el por qué de la espera: los cinco hombres estaban completamente desnudos y acariciándose sus ya duras pollas.
Yo aluciné y empecé a reírme, y Teresa abrió los ojos como platos y, sin dejar de
mirar esas pollas, dijo:
• Pero bueeeeno, y esto?
• Se nos ha ocurrido hace un rato, recibiros así a los dos para que vieras las ganas que tenemos de ti -dijo Ricardo-, pero como no sabíamos a qué hora llegaríais nos hemos desnudado ahora mientras os hacíamos esperar.
• Pues ya veo que tenéis ganas, ya, mamma mia -dijo mi sobrina sonriendo, y añadió: Pues me ha encantado la sorpresa, para qué voy a engañaros.
• Jajajaja, pues nada, tomaros algo y tomad asiento -dijo Álvaro, añadiendo:
Y si queréis acompañarnos en nuestra desnudez, así estamos todos en igualdad de condiciones.
Todo eran bromas y picarescas, la verdad es que el ambiente era genial, así que Teresa y yo no tardamos en desnudarnos también.
Ernesto no pudo evitar exclamar:
• Dios, es que me encantas, ese coño peludo sigue creciendo salvaje, ufff.
• Tal y como os gusta, no? - dijo Teresa.
• Síiii - dijimos casi todos al unísono riendo.
La imagen era de lo más morboso: colocadas las sillas como en una especie de semicírculo, estabámos en los extremos Álvaro y yo; a la izquierda de Álvaro, Julio; a su izquierda, Ernesto; a la izquierda de Ernesto, la mesa con las viandas; a la izquierda de la mesa, y en este orden, Ricardo, Teresa y yo.
Todos desnudos, todos tranquilos, todos hablando de todo un poco como si la
situación fuese la más normal del mundo...
Hasta que Teresa dijo:
• Menos mal que estamos hablando de cosas sencillas, porque si no sería imposible concentrarse.
• Anda! Y eso por qué? -preguntó Álvaro acariciándose los gordos huevos.
• Pues por eso que estás haciendo, por ejemplo -dijo Teresa riéndose-. Que una no es de piedra y veros así me pone malísima.
• Pues habrá que hacer algo, no? -dijo Ricardo (que estaba al lado de Teresa) mientras estiraba la mano para jugar con uno de sus pezones.
• Uffff, digo yo que sí -gimió mi sobrina.
• Pues si quieres algo, tendrás que venir a buscarlo -le dijo Álvaro, añadiendo: Mira, puedes por empezar a hacernos felices uno por uno.
• Ummmmm, pues ya que te pones así, voy a empezar contigo, por abrir la boca -dijo Teresa pícaramente al tiempo que todos sonreíamos.
• No esperaba menos -contestó Álvaro mientras Teresa paseaba su joven cuerpo desnudo por delante de todos en su busca.
Cuando llegó a la altura de Álvaro, no hizo falta que nadie le dijese nada a Teresa,
directamente se puso de rodillas entre las piernas de Álvaro, y justo cuando iba a
cogerle la polla, mi sobrina se detuvo y dijo:
• Voy a empezar por otra parte.
Y entonces fue bajando por las piernas de Álvaro, besándolas, lamiéndolas, hasta
llegar a sus grandes pies, los cuales cogió y empezó también a besar y a lamer,
hasta que, uno por uno, fue lamiendo y chupando sus gordos dedos mientras le
miraba a los ojos.
Todos miraban alucinados esa situación, y Álvaro no pudo evitar exclamar:
• Joder, qué maravilla, Tere, me encanta que me chupes así los pies, y más si
me miras con esa cara de... No sé si decírtelo.
• Dímelo -le pidió ella deteniendo la chupada de pies de Álvaro.
• Con esa cara de zorra viciosa -le dijo Álvaro.
• Ummmmm -exclamó Teresa mientras aumentaba la intensidad de su comida de dedos, la cual fue abandonado para...
...volver a viajar por las piernas de Álvaro hasta llegar a sus gordos huevos, los cuales mi sobrina empezó a lamer y a comer mientras Álvaro gemía:
• Uffff, madre mía, eres increíble, qué bien nos lo vamos a pasar hoy.
Teresa respondió a su frase abandonando los huevos de Álvaro y dirigiendo su boca y su lengua a la gorda polla de nuestro amigo, la cual no tardó en lamer, besar, y empezar a hacer desaparecer en su garganta, sobre todo cuando Álvaro le puso sus gordas manos en la cabeza y empezó a follarle la boca primero despacio y después, viendo que Teresa no se movia, más fuerte y más cañero.
Solo se escuchaban las arcadas de Teresa y solo se veía esa polla monstruosa entrar y salir a discreción de la garganta de mi sobrina, la cual tenía la barbilla llena de babas.
Pero no se retiraba, todo lo contrario, se agarraba a las gordas piernas de Álvaro, y este bufaba diciendo:
• Joder, qué puta maravilla, cómo tragas y cómo aguantas, argggg.
Álvaro se detuvo en seco porque no quería correrse tan pronto, y cuando sacó su rabazo de la garganta de Teresa, esta respiró durante unos segundos para después mirarnos con una cara de vicio como nunca la había visto.
Fue espontáneo el aplauso de todos, porque lo que había aguantado tenía mucho mérito, y tras ponerse colorada, nos dijo:
• Ha sido extraordinario, cuantas más arcadas tenía, más me estaba mojando, por eso no quería retirarme, quería aguantar más.
• Pues para nosotros ha sido brutal -dijo Ricardo, añadiendo: Pero ahora has puesto el listón muy alto, los demás vamos a querer lo mismo.
Todos sonreímos, y Teresa, también sin dejar de sonreír, dijo:
• Bueno, afortunadamente para mí, no tenéis el grosor de este caballero -dijo señalando a Álvaro-, así que...
Y sin decir más, se incorporó y se dirigió al siguiente afortunado, Julio, que era
quien estaba más cerca de Álvaro. Y, con él, Teresa repitió el mismo proceso:
piernas, pues, dedos, piernas...y polla.
Julio no era tan cañero ni tan intenso como Álvaro, pero aun así también le folló la boca a Teresa mientras esta mamaba.
El mencionado Álvaro no pudo estarse quieto y se acercó a Teresa y a Julio,
agachándose detrás de ella para empezar a jugar con sus gordos dedos en el culo
y en el coño de Teresa, quien cuanto más movía los dedos Álvaro, más se corría ella y más se tragaba la polla de Julio, polla que silenciaba los gemidos de mi sobrina.
De Julio, Teresa pasó a Ernesto y a Ricardo, con los que hizo el mismo ritual y quienes le follaron igualmente la boca y la garganta sin descanso mientras quien acababa de ser mamado se levantaba y, como había hecho Álvaro, la masturbaba, le agarraba las tetas, etc.
El merecido descanso se lo di yo cuando Teresa se acercó a mí, se puso de rodillas para hacerme lo mismo que a ellos y yo, que estaba mirando lo que estaba pasando a sus espaldas, le dije que a mí no me importaba no hacerlo y le pregunté si no quería descansar.
Me sorprendió su respuesta:
• No quiero descansar, tío, estoy taaaan excitada, es inenarrable lo que está
sintiendo mi cuerpo, estoy encharcada todo el tiempo.
• Me encanta saber eso, pues si miras hacia atrás tú cuerpo va a dar un vuelco - le dije.
Efectivamente, Teresa se giró y no pudo evitar gritar sonriendo:
• Joooodeeeeer, esto es el paraíso.
El paraíso era la imagen de los cuatro hombres de pie, con las pollas bien duras, acercándose a mi sobrina, que les recibió de rodillas para, una vez ellos a su lado, empezar a mamarles y a masturbarles con furia, alternando su pasión con la de ellos, que también le follaban la boca en cuanto podían y le daban con sus pollas en la cara.
Yo estaba en una posición privilegiada, justamente a la espalda de Teresa, así que
solo tuve que estirar un poco una de mis piernas para meter mi pie bajo su coño y
comenzar a mover mis dedos sobre el mismo.
Efectivamente, el coño de mi sobrina estaba más encharcado que nunca, chorreaba.
Y más lo hacía cuanto más movía yo mis dedos sobre él y cuánto más taladraban su garganta esos hombres.
Todos estaban desatados, tanto era así que no podían evitar decirle tanto lo mucho que les estaba gustando, como que le iban a montar como a una buena puta, que le iban a dejar la boca, el coño y el culo bien abiertos.
Y cuanto más "guarrerías" le decían, más rápido mamaba ella y más decía en cuanto tenía un momento de respiro:
• Síiiii, eso es lo que quiero, que me dejéis satisfecha para más un mes, que voy a estar mucho sin veros.
Así estuvieron un buen rato, hasta que Teresa fue deteniéndose para decir que necesitaba un respiro y tomar algo.
Entre todos la ayudaron a incorporarse y a sentarse en la silla y le sirvieron lo que
quería.
Era extraordinario ver cómo hacía dos minutos ellos la estaban usando y ella estaba desatada mamándoles, y ahora se habían ocupado de atenderla y estábamos hablando de lo que había pasado con naturalidad, confesando ellos que estaban asombrados con la pasión (mayor que la del primer encuentro) que
se estaba desarrollando todo...
Y mi sobrina confesó que había ido sin ningún prejuicio y dispuesta a disfrutar sin
límites, que había disfrutado tanto el primer día que este tenía en mente pasarlo aún mejor si es que eso era posible, y hasta el momento lo estaba consiguiendo.
Todos celebramos su satisfacción, llegando a brindar por ello y por todo lo bueno que nos estaba pasando.
No tardó Ricardo (sentado junto a Teresa) en pedirle a mi sobrina que se levantara
y que se pusiera de pie delante de él, que quería ver ese coño peludo que tanto le
gustaba.
Y no tardó ella en obedecerle, poniéndose de pie delante de Ricardo, con lo que su coño peludo estaba situado frente a la cara de nuestro amigo, que se lanzó a jugar con su vello púbico, olerlo, abrirlo con los dedos y finalmente acercar su boca y su lengua y empezar a comérselo.
Poco tardó Teresa en empezar a correrse de nuevo, y más se corrió cuando Ernesto y Julio se situaron detrás de ella para besarla, jugar con sus pezones, frotar sus pollas sobre el culo de ella...
Tras unos minutos con este juego, Ricardo le pidió a Julio que le alcanzase un preservativo (cuya caja había dejado yo encima de la mesa), para no tardar en ponérselo y pedirle a mi sobrina que le diese la espalda y le cabalgase por el coño.
• Uf, estaba deseándolo -dijo ella.
• Pues hazla desaparecer como tú sabes -le dijo Ricardo.
Y así fue. Dándole la espalda a Ricardo, Teresa se dejó caer sobre su polla, haciéndola desaparecer en su coño mientras gritaba de placer ayudada por Julio y Ernesto, que le apretaban los pezones y le daban sus pollas a mamar y a tragar.
Mientras, yo disfrutaba desde la silla de al lado y Álvaro terminaba su copa sin perder ojo y sin dejar de masturbarse.
Cuando Teresa dejó de cabalgar a Ricardo, Julio la puso a cuatro patas apuntando hacia el mencionado Ricardo, y poniéndose un preservativo, empezó a follarla con brío mientras Ricardo aprovechaba para taladrarle la garganta y Julio se metía bajo ella para masturbarla y jugar con sus tetas.
No tardó Julio, para evitar correrse, en dejar su puesto a Ernesto.
Pero justamente cuando Ernesto estaba preparado para follar a Teresa, Álvaro se levantó y, sin que mi sobrina se diera cuenta, le pidió permiso a Ernesto y fue él quien se preparó para follársela.
Pero no se puso preservativo porque su objetivo era el culo de Teresa, el cual y sin
previo aviso taladró sin descanso, metiendo su pollón hasta los huevos, "obligando" a mi sobrina a abandonar la polla de Ricardo para poder berrear a gusto, mientras Álvaro bufaba diciendo:
• Ohhhh, este culo, inolvidable, ufff, adoro follártelo, zorrita.
• Síiiiiii, me encanta sentirte dentro, me llenas tantoooo.
Así estuvo Álvaro unos minutos sin parar, llegando incluso a azotar suavemente
las nalgas de Teresa, hasta que dejó su sitio a Ernesto, que abandonó su idea inicial de follarle el coño para, aprovechando lo que había hecho Álvaro, follarle también el culo con mucha energía y repitiendo los azotes de su antecesor, algo que Teresa no rechazó sin dejar de comerle la polla a Julio (que había ocupado el sitio de Ricardo).
Cuando Ernesto se detuvo y Teresa se incorporó, Álvaro la tomó de la mano y la
llevó hasta la hamaca grande, diciéndole:
• Ven aquí a tomarte un respiro, preciosa.
• Ummmmm, si es que cómo no voy a desearos, tan pronto me mimáis como
me destrozáis penetrándome -dijo Teresa.
• Es la mezcla ideal -comenté yo, añadiendo: Así nunca sabes lo que va a pasar.
• Y eso es lo que más me gusta -dijo mi sobrina, antes de añadir: Bueno, eso
y esos miembros que tanto placer me dan.
Todos nos reímos mientras Teresa se tumbaba boca arriba en la hamaca, relajada,con las piernas bien abiertas y el coño reflejando lo encharcado que estaba.
• Bueno, con la confianza que tenemos igual ya puedes llamar a las cosas por su nombre, no? -comentó Ricardo.
• Qué quieres decir? -preguntó Teresa.
• A que hora te da vergüenza decir "polla" -dijo Ricardo guiñándole un ojo.
• Jajajaja, ya sabes que no, pero es que a veces aún me sale el pudor que creía tener, pero no tengo ningún problema en decir que vuestras pollas me dan mucho placer -resaltó Teresa devolviéndole el guiño del ojo.
• Muuucho mejor -dijo Ricardo sonriendo al tiempo que también lo hacíamos los demás.
Los hombres volvimos a tomar algo al tiempo que Teresa tomaba el sol mientras
descansaba, descanso que minutos después fue abandonando debido a la boca de Julio, quien se colocó entre las piernas de mi sobrina para empezar a comerle el coño.
Teresa se deleitaba con esa comida, a la que ayudaba apretando la cabeza de
Julio contra su sexo, hasta que él le pidió que se levantase para tumbarse él en su lugar y después colocarla a ella para realizar un perfecto 69, 69 que se convirtió en un nuevo festival de sexo cuando Ricardo se colocó detrás de Teresa y empezó a follarle el culo mientras Julio seguía comiéndole el coño.
Por si fuera poco, Ernesto y Álvaro se levantaron para situarse delante de ella, con lo que Teresa tenía tres pollas que comerse mientras Julio y Ricardo le seguían comiendo el coño y follando el culo respectivamente.
Durante muchos minutos, esos hombres fueron intercambiando posiciones para
que todos pudieran comerle el coño, follarle el culo y ser mamados por Teresa, la cual ya había tomado nota de lo hablado con Ricardo y, entre mamada y mamada y follada y follada de garganta, aullaba y berreaba diciendo:
• Jodeeerrr, sois la leche, qué placer me estáis dandoooo. Me encantan vuestras bocas y vuestras pollas. Me corrooooo otra veeeeez.
• Pues ya es hora de que te sientas completamente llena -dijo Álvaro cuando
estaba debajo de Teresa, al tiempo que le pedía que se incorporara y le cabalgara por el culo.
• Uffffff, lo estaba deseando, he soñado muchos días con volver a repetirlo -
dijo Teresa.
• Pues haz desaparecer mi polla en tu culo, zorrita, y nosotros haremos lo demás -añadió Álvaro.
Y así, mientras los demás (yo incluído) preparábamos los preservativos
(dejándolos a mano junto a la hamaca), Teresa miró y cogió el pollón de Álvaro con lascivia antes de dejar caer su culo sobre él mientras gritaba:
• Aaaaah, si es que me parte en dos,ayyyyyy, qué placeeeeeer.
• Venga, chicos, vamos a rellenarla -nos dijo Álvaro a los demás.
Y así fue. No sé el tiempo que pasó, pero aquel cuerpo de 19 años fue doblemente
follado sin descanso, al tiempo que su boca también era follada y sus manos masturbaban las pollas que sobraban.
Por si aquello no era lo suficientemente vicioso, lo era aún más escuchando a Teresa absolutamente desatada, berreando (cuando no tenía la boca taladrada) cosas como:
• Diossss, me encantaaaa que me uséis asíiii.
• Folladme duro, por favoooorrrr.
• Adoro esas pollaaaaas.
Algunos ya no aguantaban mucho más, y así lo avisó Ernesto mientras le follaba el
culo, diciendo:
• No quiero aguantar más, me corroooooo.
• Ayyyyyy, cómo siento tu lecheeee -aulló Teresa.
• Yo también estoy a punto de correrme -dijo Ricardo le follaba la boca a Teresa.
• Sigueeee -le pidió Teresa.
• Cómo? -dijo Ricardo sorprendido.
• Hazle caso -sentencié yo.
• Uffffff, no me digas más, qué sorpresa, me corro en tu bocaaaaaa -bramó Ricardo mientras daba golpes de cadera con su polla en la boca de Teresa.
• Ummmmmm -acertó a decir mi sobrina mientras recibía la corrida de Ricardo, de la cual no dejó escapar ni una gota.
• Dios, Tere, qué sorpresa, y qué maravilla -dijo Ricardo.
• Pues yo me lo pierdo, joder qué morbo, me corroooo -gritó Julio, que estaba follando el coño de Teresa.
• Síiiiii -gritó ella.
Solo faltábamos Álvaro y yo (éramos a quienes Teresa estaba masturbando) por corrernos.
Álvaro, que seguía alucinado tras haber visto a Teresa tragarse la corrida de Ricardo, dijo que quería sentir lo mismo que este, y tomando a mi sobrina de la mano (los hombres que se habían corrido ya se estaban retirando del cuerpo de Teresa) la puso de rodillas en el jardín, y le dijo:
• Así que ahora también te gusta la leche, eh?
• Me gusta más sentir cómo os estremecéis al correros, eso me pone muy cachonda -dijo ella.
• Pues a mí me vas a sentir bien, zorrita, abre la boca que te voy a preñar la garganta -le ordenó Álvaro.
Teresa le miró a los ojos y abrió la boca sensualmente, y con esa sensualidad
recibió la polla de Álvaro entrando en su boca hasta la tráquea.
Ella ya sabía lo que estaba por venir, tanto fue así que agarró el culo de Álvaro invitándole a hacer lo que, efectivamente, él hizo: taladrarle la boca y la garganta, agarrando la cabeza de Teresa para que no dejara escapar su polla, provocando sus arcadas que no le hicieron retirarse sino empujar más su culo hacia ella.
• Buaaahhh, qué manera de tragar, prepárate que te voy a inundar la garganta con mi leche, me corroooooo -gritó él.
Álvaro se corrió casi entre convulsiones, y Teresa abrió los ojos como platos
mientras recibía la leche de ese hombre directamente a su garganta.
• Arrrrggggg, jodeeeerrr, qué corrida -seguía gritando él mientras Teresa seguía agarrada a su culo.
Los demás mirábamos la escena extasiados, disfrutando de la imagen de Álvaro sacando su pollón de la boca de mi sobrina.
Disfrutando de la cara de ella limpiándole la polla a él cuando ya estaba fuera de su boca.
Disfrutando del morreo que se dieron cuando ella le había dejado la polla reluciente.
• Gracias, tesoro -le dijo Álvaro-, jamás había tenido una corrida igual. Gracias por este regalo. Eres increíble.
• Ha sido brutal -comentó Teresa-. Si me hubiérais tocado el coño en ese momento, era como si me hubiera meado encima, de lo mojada que estaba. Cuando te has corrido he sentido todo tu cuerpo en tensión primero y temblando después, justo antes de correrte, y ahí me he corrido yo sin tocarme. Y cuando he notado tu leche disparada hacia mí garganta...
No puedo explicar lo que he sentido.
• Creo que hablo en nombre de todos si digo que estábamos alucinando y envidiando a Álvaro a la vez -comentó Julio.
• Ya podías haber dicho esto antes, que me habría reservado -dijo Ernesto riendo, provocando la carcajada de todos.
• Si, claro, iba a entrar por la puerta diciendo: "Ojito con dónde os vais a correr, que yo ya trago todo" -comentó divertida mi sobrina.
Ahí la carcajada fue tremenda y sostenida.
Volvía a existir una mezcla perfecta
entre vicio y confianza, entre sexo cañero y cariño, entre morbo y amistad.
Tras estos momentos de confianza mutua, Teresa dijo que quería darse un baño en
la piscina, y no tardó en estar metida en ella, algo que fuimos haciendo los demás.
Y hasta fue genial ese momento, porque disfrutamos todos del baño sin ninguna
connotación sexual más allá de algún beso con ella.
Salimos de la piscina, nos secamos y desnudos y como ya era la hora de comer,
entre todos (nadie se fue antes ese día) apañamos la mesa de la terraza y
dispusimos la tortilla, la empanada, el embutido y otra comida que había
dispuesto Álvaro.
Comimos, reímos, picardeamos...
Todos desnudos pero sin parecer que lo estuviéramos...
... Podríamos haber seguido con el sexo después de comer, pero era tan extraordinaria la sensación que nadie propuso ni intentó hacer nada más.
Acabó la comida, tomamos café, ayudamos a Álvaro, nos vestimos, y nos fuimos despidiendo del anfitrión, al tiempo que del resto de amigos.
La despedida de Teresa fue un buen morreo con cada uno.
Todos le dieron las gracias, le desearon unas felices vacaciones y que a su regreso siguiera deseando compartir buenos momentos con ellos.
Yo llevé a Teresa a casa. Me confesó que había disfrutado mucho más que la vez anterior porque ya les conocía y confiaba en ellos.
Y que hubiera probado el semen de todos si Ernesto y Julio no se hubieran corrido follándola.
Dejé a mi sobrina cerca de su casa.
Nos dimos un beso y un abrazo muy sentido, dándonos mutuamente las gracias y deseándonos lo mejor para el verano.
... Y hasta aquí lo sucedido con Teresa en nuestro último encuentro antes del verano.
Espero no se os haya hecho muy pesado.
De verdad, muchas gracias por ser fieles lectores. Por vuestro apoyo, por vuestras
palabras de ánimo y por vuestros consejos.
Ha sido un placer haber compartido con vosotros estos encuentros con mi
sobrina.
Si decido continuar contando lo que ha venido pasando desde septiembre, a buen seguro que os lo haré saber.
Hasta entonces, si deseáis saber más, resolver dudas, o conversar de esto o de cualquier otro menester, aquí estaré.
Un abrazo sincero.
Alberto.
Ignorando a los adalides de las causas perdidas, y dado que sois muchos lo que me habéis pedido (tanto pública como privadamente) el final (en realidad, punto y seguido, puesto que después del verano hemos continuado viéndonos) de los encuentros prevacacionales con mi sobrina Teresa, y dado que me es imposible responderos uno por uno (GRACIAS A TODOS), os dejo aquí el relato de lo sucedido justo antes de las vacaciones.
Nada me importa si resulta creíble o no. Y mucho menos las opiniones de quienes lo creen imposible.
El placer para mí es doble, por estar disfrutando de estos encuentros y por las viscerales reacciones de quienes darían lo que fuera por estar en mi lugar pero expresan lo contrario.
Aquí lo dejo, tal y como lo envié a los primeros que me escribieron por privado. Y siento que no esté bien estructurado, al pasarlo del documento en que lo tengo guardado a aquí se ha quedado con estos márgenes raros.
Lo que está pasando desde después del verano lo dejaré para más adelante.
Espero lo disfrutéis.
...
Todo un año de experiencias llega a su, esperemos, punto y aparte.
Lo que comenzó hace más o menos un año en La Manga del Mar Menor como unaexperiencia morbosa y casi pensando que iba a resultar una aventura de verano
sin más, ha llegado hasta hoy casi como una experiencia mística, en la que mi
sobrina de 19 años se ha convertido una adolescente madura, súper segura
de sí misma, empoderada y que sabe el efecto que puede causar en los hombres.
Y yo me siento agradecido de haber tenido la suerte de disfrutar de este año decrecimiento (tanto mío como suyo) a su lado.
No sé si debería sentirme mal por alguna razón, si he obrado o no acertadamente
en según qué momentos, pero cuando las dudas me asaltan solo veo a Teresa
siendo feliz, siendo una chica libre que ha hecho lo que ha hecho sin que nadie le
obligara o le invitara a hacerlo.
Yo le he abierto una puerta, le he enseñado un camino, y ella siempre ha tenido la libertad de entrar o de quedarse fuera, de ir por ese camino o elegir otro..
A aquellos que habéis leído mis encuentros con ella desde el primero hasta hoy sin juzgar, solo disfrutando, gracias; y a los que habéis comentado aquello que no os estaba pareciendo bien, también os doy las gracias, pues tanto unos como otros estáis siendo muy generosos al invertir vuestro tiempo en leerme y en opinar, opiniones que no caen en saco roto.
Teresa está ahora de vacaciones y yo me marcharé la próxima semana.
Cuando
llegue septiembre, nadie sabe lo que puede pasar, aunque desde luego ambos
queremos seguir disfrutándonos.
Hecho este necesario inciso, procedo a relataros la última experiencia previa a la
marcha de Teresa de vacaciones con sus padres.
Relato al que ya podéis poner
cuerpo con las fotos que inesperadamente me mandó ella hace unos días y que me dio permiso para compartir con vosotros, algo que he hecho esta mañana.
Sí recordáis y como conté, las dos experiencias posteriores al gangbang fueron muy intensas tanto porque yo ejercí algo de "dominante" con Teresa y a ella le gustó mi actitud y mi comportamiento; como por la sorpresa del segundo de estos encuentros, en el que Teresa no solo dijo que quería probar que yo eyaculara en su boca sino que, tras hacerlo, confesó que le había gustado mucho esa sensación.
El camino de regreso a mi casa tras esta segunda experiencia fue un cúmulo de
sensaciones en mi cuerpo y mi cabeza.
Me repetía a mí mismo:
• Me he corrido en la boca de mi sobrina, me he corrido en la boca de mi
sobrina, me he corrido...
Hasta solté un grito de alegría en el coche recordando el momento, puse la
música a todo volumen en el coche y conduje hasta mi casa cantando cada canción que sonaba.
El día siguiente, martes 17 de junio, y como era preceptivo, escribí a Teresa para ver cómo se encontraba:
• Muy bien, tío, fenomenal, fíjate que pensaba que igual lo que tragué ayer me podía hacer dolor en el estómago, pero nada de nada -dijo ella.
• Dolor? Por qué? -le pregunté curioso.
• No, por nada, cosas mías, me dije a mí misma: A ver si esto va a ser insano -
me confesó Teresa.
• No hay nada que temer, tesoro, eso no tiene nada que te pueda dañar, así que tranquila -le dije.
• Sí, si lo sé, además lo he mirado en Google y dice que no tiene nada de malo, jejejeje -me confesó Teresa.
• Jajaja, viva San Google!
• Y que lo digas!
• Pues nada, tesoro, me alegra saberte bien. No te robo más tiempo, te deseo muy buen día y seguimos hablando.
• Muchas gracias, tío, que tengas buen día también y vamos hablando -dijo Teresa.
• Muchos besos!
• Besos para ti también, tío.
Con la tranquilidad que me daba saberla bien, afronté tanto el día como el resto de la semana sin novedad alguna hasta el domingo 22 de junio al mediodía, momento en el que Ernesto escribió al grupo de W para preguntar por cómo estábamos y si estaba previsto volver a ver a Teresa a corto plazo.
Yo comenté lo mismo de la vez anterior que mencionaron el tema: Que se pusiesen de acuerdo en un día que fuera posible estar todos y, más o menos teniéndolo, yo hablaría con Teresa.
Con la perspectiva de volver a poseerla presente, entre todos llegaron a concluir
que igual podría ser buena idea quedar con mi sobrina días antes de su marcha, entre el martes 1 y el viernes 4 de Julio, fechas en las que más o menos podrían quedar todos.
Yo les dije que lo iba a hablar con Teresa, y que en cuanto supiera algo se lo haría saber.
Así pues, al día siguiente, lunes 23 de junio, escribí a Teresa:
• Buenos días, tesoro, qué tal estás? Qué tal el finde?
• Hola, tío? Pues muy bien, estuve con unas amigas en la piscina y cenando en un Vips el sábado, y ayer no hice nada, me quedé en casa. Y vosotros? Qué tal la tía y mis primos?
• Todos muy bien, el sábado fuimos al cine los 4 y ayer llevé a los chicos al cumple de un amigo.
• Qué guay! -dijo ella.
• Estuvo bien -le dije yo, añadiendo: Y sabes qué es lo que también estaría muy bien? -le pregunté.
• El qué? -repreguntó Teresa.
• Volver a disfrutarte en compañía de nuestros amigos... Si es que te apeteciera, claro.
• Jajaja, me encantas

• Caray, es que realmente me interesa saber qué tal te ha ido y qué tal estás, porque si no estuvieras contenta ni se me ocurriría haberte propuesto nada -le dije sinceramente.
• Lo sé, tío, solo me estaba metiendo contigo, jajajaa -comentó Teresa- .
Entonces te han comentado algo Ricardo y los demás? -me preguntó.
• Sí, ya te dije que están deseando volver a verte, y ayer Eduardo preguntó si
habría alguna posibilidad de eso próximamente, y yo les dije que tenía que hablar contigo. -le dije, añadiendo: Y por si acaso decías que sí, hablaron que todos estarían disponibles para quedar del miércoles 1 al viernes 4 dejulio (ellos saben que te vas el día 5 de vacaciones).
• Jajaja, pues sí que sois previsores, sí -comentó Teresa, añadiendo: Pero
vamos, que no me importaría nada de nada volver a veros a todos juntos

Uf, solo pensarlo me pongo cardiaca, jajaja.
* Ole mi chica!



• Pues aunque me voy el día siguiente, igual no es mala idea, si se puede, quedar el viernes 4.
• Para despedirnos por todo lo alto?

• Eso es, jajajajaja -dijo Teresa, añadiendo: Y así se me hará más corto el camino a La Manga, porque me imagino que estaré muy cansada, jajaja-.
• Jajaja, pues tiene toda la pinta, sí -le dije, y añadí: Bueno, pues yo se lo comento a estos muchachos y te confirmo en cuanto lo sepa, te parece bien, tesoro?
• Vale, tío, lo que tú hagas ya sabes que me parece bien -respondió Teresa.
• Genial, Tere, pues te cuento en cuanto sepa. Disfruta de la semana, preciosa.
• Tú también, tío. Besitos para mis primos y mi tía. Y también para ti.
• Igualmente!
Qué subidón! Solo pensar que podía volver a ver a Teresa en manos y poseída por estos hombres, me hizo poner a mi morboso cerebro a funcionar a pleno rendimiento.
Pero, antes de eso, escribí al grupo de hombres para comentarles lo que había hablado con Teresa. Y, como era de esperar, todos estuvieron de acuerdo en quedar en Aranjuez el mencionado día: el viernes 4 de julio.
Lo mejor es que ya no había que planificar nada (al contrario de la vez anterior), solo había que ir allí y disfrutar. Hablamos de todo un poco, nos "confabulamos" para intentar hacer disfrutar a Teresa más de lo que lo había hecho la primera vez, y convenimos en volver a hablar el miércoles 2 de julio para concretar todo.
Con las mismas, escribí a Teresa para confirmarle que el 4 de julio teníamos cita
múltiple.
• Jajaja, qué bien



Con ella convine lo mismo que con los demás, esto es, volver a hablar el miércoles 2 de julio para concretar todo.
Y así pasó esa semana, conmigo buscando y encontrando a un compañero que me hiciese la tarde del viernes 4 (a cambio de hacerle yo otro día del mismo mes).
Ya metidos en la semana del encuentro, el miércoles 2 de julio a primera hora, escribí en el grupo de W para saber si todo seguía adelante y todos se reafirmaron en su deseo, así que quedamos en vernos en Aranjuez sobre las 11 horas.
Hecho esto, hablé con Teresa, e igualmente quedamos en encontrarnos en la salida del metro Colombia más o menos con la vez anterior, sobre las 10 horas.
Lo mejor de todo era la normalidad con la que habíamos hablado de este encuentro, la tranquilidad de saber que todo iba a estar bien.
Teresa llegó sobre las 10.15 al metro, la recogí, entró, nos besamos y partimos hacia Aranjuez.
Como siempre, hablamos de todo un poco, de sus padres, de sus inminentes
vacaciones... Y también de sexo, como era inevitable: me contó cuánto le apetecía
volver a sentirse tan deseada por ellos, sentirles encendidos y apasionados en su
cuerpo...
Y, de repente, Teresa me preguntó:
• Por cierto, una inquietud que tengo: Pasaría algo si yo me llegase a tragar el...ya sabes, de todos?
• El semen? -le pregunté yo.
• Sí.
• Pero por qué lo preguntas? Es que te gustaría hacerlo? -le pregunté intrigado.
• Bueno, ya que lo hice contigo y me puso tan encendida y tan mojada sentirte, me he imaginado sintiéndolos a ellos y me he mojado mucho también, pero no sé si con los 5 sería demasiado -me dijo mi sobrina.
• Bueno, esto es como todo, tesoro, el límite lo marcas tú, nadie te va pedir que traspases ningún límite.
Si pruebas con uno y no te gusta o no te apetece seguir, pues no lo haces con los demás y ya está, el resto no se va a quejar -le dije.
• No, si ya sé que si digo que no, no pasaría nada, en eso confío plenamente.
Lo que quiero decir es si pasaría algo porque, si finalmente quisiera probar el de los cinco, me tragase el semen de todos -dijo Teresa.
* No pasaría nada en absoluto, no es algo con lo que te puedas atragantar, empachar o poner mala, si es eso lo que te inquieta. Así que si lo haces y te gusta y quieres probar con todos, adelante.
• A eso me refería, sí. Bueno, ya veremos qué pasa, sobre la marcha. Tengo claro que sí me gustaría hacerlo con Álvaro, por sentir cómo tiembla y se estremece en mi boca esa polla tan gorda, y luego si surge con los demás, bien. Si no, pues nada -se autoreafirmó ella misma.
• Exacto, de eso se trata, de lo de siempre, tú mandas. Se llega hasta donde tú quieras, tú eres la única que decide lo que se hace y lo que no, como siempre -terminé diciéndole yo.
• Gracias, tío.
• A ti siempre, preciosa, por tanto y por todo.
Una vez concretado esto, seguimos hablando de lo humano y lo divino, y al rato llegamos a Aranjuez.
Salimos del coche, llamamos a la puerta y a los pocos segundos nos abrió Álvaro, vestido con camiseta y bañador.
Nos saludó afectuosamente (a Teresa le dio un pico) y nos hizo pasar en dirección a la terraza, aunque antes de llegar a la misma nos pidió que esperáramos un momento en el pasillo, y que enseguida nos avisaba para que pasáramos a la terraza.
Esa petición nos intrigó pero, por supuesto, nos nos negamos; Álvaro fue hacia la habitación que daba a la terraza, y Teresa y yo nos quedamos en el pasillo riéndonos y dando por hecho que esos hombres algo estaban tramando.
A los tres minutos, Álvaro nos dijo:
• Ya podéis venir.
Entramos a la habitación y, al salir a la terraza, además de ver que, además de las hamacas del primer día también había en el jardín otra hamaca gigante, descubrimos el por qué de la espera: los cinco hombres estaban completamente desnudos y acariciándose sus ya duras pollas.
Yo aluciné y empecé a reírme, y Teresa abrió los ojos como platos y, sin dejar de
mirar esas pollas, dijo:
• Pero bueeeeno, y esto?
• Se nos ha ocurrido hace un rato, recibiros así a los dos para que vieras las ganas que tenemos de ti -dijo Ricardo-, pero como no sabíamos a qué hora llegaríais nos hemos desnudado ahora mientras os hacíamos esperar.
• Pues ya veo que tenéis ganas, ya, mamma mia -dijo mi sobrina sonriendo, y añadió: Pues me ha encantado la sorpresa, para qué voy a engañaros.
• Jajajaja, pues nada, tomaros algo y tomad asiento -dijo Álvaro, añadiendo:
Y si queréis acompañarnos en nuestra desnudez, así estamos todos en igualdad de condiciones.
Todo eran bromas y picarescas, la verdad es que el ambiente era genial, así que Teresa y yo no tardamos en desnudarnos también.
Ernesto no pudo evitar exclamar:
• Dios, es que me encantas, ese coño peludo sigue creciendo salvaje, ufff.
• Tal y como os gusta, no? - dijo Teresa.
• Síiii - dijimos casi todos al unísono riendo.
La imagen era de lo más morboso: colocadas las sillas como en una especie de semicírculo, estabámos en los extremos Álvaro y yo; a la izquierda de Álvaro, Julio; a su izquierda, Ernesto; a la izquierda de Ernesto, la mesa con las viandas; a la izquierda de la mesa, y en este orden, Ricardo, Teresa y yo.
Todos desnudos, todos tranquilos, todos hablando de todo un poco como si la
situación fuese la más normal del mundo...
Hasta que Teresa dijo:
• Menos mal que estamos hablando de cosas sencillas, porque si no sería imposible concentrarse.
• Anda! Y eso por qué? -preguntó Álvaro acariciándose los gordos huevos.
• Pues por eso que estás haciendo, por ejemplo -dijo Teresa riéndose-. Que una no es de piedra y veros así me pone malísima.
• Pues habrá que hacer algo, no? -dijo Ricardo (que estaba al lado de Teresa) mientras estiraba la mano para jugar con uno de sus pezones.
• Uffff, digo yo que sí -gimió mi sobrina.
• Pues si quieres algo, tendrás que venir a buscarlo -le dijo Álvaro, añadiendo: Mira, puedes por empezar a hacernos felices uno por uno.
• Ummmmm, pues ya que te pones así, voy a empezar contigo, por abrir la boca -dijo Teresa pícaramente al tiempo que todos sonreíamos.
• No esperaba menos -contestó Álvaro mientras Teresa paseaba su joven cuerpo desnudo por delante de todos en su busca.
Cuando llegó a la altura de Álvaro, no hizo falta que nadie le dijese nada a Teresa,
directamente se puso de rodillas entre las piernas de Álvaro, y justo cuando iba a
cogerle la polla, mi sobrina se detuvo y dijo:
• Voy a empezar por otra parte.
Y entonces fue bajando por las piernas de Álvaro, besándolas, lamiéndolas, hasta
llegar a sus grandes pies, los cuales cogió y empezó también a besar y a lamer,
hasta que, uno por uno, fue lamiendo y chupando sus gordos dedos mientras le
miraba a los ojos.
Todos miraban alucinados esa situación, y Álvaro no pudo evitar exclamar:
• Joder, qué maravilla, Tere, me encanta que me chupes así los pies, y más si
me miras con esa cara de... No sé si decírtelo.
• Dímelo -le pidió ella deteniendo la chupada de pies de Álvaro.
• Con esa cara de zorra viciosa -le dijo Álvaro.
• Ummmmm -exclamó Teresa mientras aumentaba la intensidad de su comida de dedos, la cual fue abandonado para...
...volver a viajar por las piernas de Álvaro hasta llegar a sus gordos huevos, los cuales mi sobrina empezó a lamer y a comer mientras Álvaro gemía:
• Uffff, madre mía, eres increíble, qué bien nos lo vamos a pasar hoy.
Teresa respondió a su frase abandonando los huevos de Álvaro y dirigiendo su boca y su lengua a la gorda polla de nuestro amigo, la cual no tardó en lamer, besar, y empezar a hacer desaparecer en su garganta, sobre todo cuando Álvaro le puso sus gordas manos en la cabeza y empezó a follarle la boca primero despacio y después, viendo que Teresa no se movia, más fuerte y más cañero.
Solo se escuchaban las arcadas de Teresa y solo se veía esa polla monstruosa entrar y salir a discreción de la garganta de mi sobrina, la cual tenía la barbilla llena de babas.
Pero no se retiraba, todo lo contrario, se agarraba a las gordas piernas de Álvaro, y este bufaba diciendo:
• Joder, qué puta maravilla, cómo tragas y cómo aguantas, argggg.
Álvaro se detuvo en seco porque no quería correrse tan pronto, y cuando sacó su rabazo de la garganta de Teresa, esta respiró durante unos segundos para después mirarnos con una cara de vicio como nunca la había visto.
Fue espontáneo el aplauso de todos, porque lo que había aguantado tenía mucho mérito, y tras ponerse colorada, nos dijo:
• Ha sido extraordinario, cuantas más arcadas tenía, más me estaba mojando, por eso no quería retirarme, quería aguantar más.
• Pues para nosotros ha sido brutal -dijo Ricardo, añadiendo: Pero ahora has puesto el listón muy alto, los demás vamos a querer lo mismo.
Todos sonreímos, y Teresa, también sin dejar de sonreír, dijo:
• Bueno, afortunadamente para mí, no tenéis el grosor de este caballero -dijo señalando a Álvaro-, así que...
Y sin decir más, se incorporó y se dirigió al siguiente afortunado, Julio, que era
quien estaba más cerca de Álvaro. Y, con él, Teresa repitió el mismo proceso:
piernas, pues, dedos, piernas...y polla.
Julio no era tan cañero ni tan intenso como Álvaro, pero aun así también le folló la boca a Teresa mientras esta mamaba.
El mencionado Álvaro no pudo estarse quieto y se acercó a Teresa y a Julio,
agachándose detrás de ella para empezar a jugar con sus gordos dedos en el culo
y en el coño de Teresa, quien cuanto más movía los dedos Álvaro, más se corría ella y más se tragaba la polla de Julio, polla que silenciaba los gemidos de mi sobrina.
De Julio, Teresa pasó a Ernesto y a Ricardo, con los que hizo el mismo ritual y quienes le follaron igualmente la boca y la garganta sin descanso mientras quien acababa de ser mamado se levantaba y, como había hecho Álvaro, la masturbaba, le agarraba las tetas, etc.
El merecido descanso se lo di yo cuando Teresa se acercó a mí, se puso de rodillas para hacerme lo mismo que a ellos y yo, que estaba mirando lo que estaba pasando a sus espaldas, le dije que a mí no me importaba no hacerlo y le pregunté si no quería descansar.
Me sorprendió su respuesta:
• No quiero descansar, tío, estoy taaaan excitada, es inenarrable lo que está
sintiendo mi cuerpo, estoy encharcada todo el tiempo.
• Me encanta saber eso, pues si miras hacia atrás tú cuerpo va a dar un vuelco - le dije.
Efectivamente, Teresa se giró y no pudo evitar gritar sonriendo:
• Joooodeeeeer, esto es el paraíso.
El paraíso era la imagen de los cuatro hombres de pie, con las pollas bien duras, acercándose a mi sobrina, que les recibió de rodillas para, una vez ellos a su lado, empezar a mamarles y a masturbarles con furia, alternando su pasión con la de ellos, que también le follaban la boca en cuanto podían y le daban con sus pollas en la cara.
Yo estaba en una posición privilegiada, justamente a la espalda de Teresa, así que
solo tuve que estirar un poco una de mis piernas para meter mi pie bajo su coño y
comenzar a mover mis dedos sobre el mismo.
Efectivamente, el coño de mi sobrina estaba más encharcado que nunca, chorreaba.
Y más lo hacía cuanto más movía yo mis dedos sobre él y cuánto más taladraban su garganta esos hombres.
Todos estaban desatados, tanto era así que no podían evitar decirle tanto lo mucho que les estaba gustando, como que le iban a montar como a una buena puta, que le iban a dejar la boca, el coño y el culo bien abiertos.
Y cuanto más "guarrerías" le decían, más rápido mamaba ella y más decía en cuanto tenía un momento de respiro:
• Síiiii, eso es lo que quiero, que me dejéis satisfecha para más un mes, que voy a estar mucho sin veros.
Así estuvieron un buen rato, hasta que Teresa fue deteniéndose para decir que necesitaba un respiro y tomar algo.
Entre todos la ayudaron a incorporarse y a sentarse en la silla y le sirvieron lo que
quería.
Era extraordinario ver cómo hacía dos minutos ellos la estaban usando y ella estaba desatada mamándoles, y ahora se habían ocupado de atenderla y estábamos hablando de lo que había pasado con naturalidad, confesando ellos que estaban asombrados con la pasión (mayor que la del primer encuentro) que
se estaba desarrollando todo...
Y mi sobrina confesó que había ido sin ningún prejuicio y dispuesta a disfrutar sin
límites, que había disfrutado tanto el primer día que este tenía en mente pasarlo aún mejor si es que eso era posible, y hasta el momento lo estaba consiguiendo.
Todos celebramos su satisfacción, llegando a brindar por ello y por todo lo bueno que nos estaba pasando.
No tardó Ricardo (sentado junto a Teresa) en pedirle a mi sobrina que se levantara
y que se pusiera de pie delante de él, que quería ver ese coño peludo que tanto le
gustaba.
Y no tardó ella en obedecerle, poniéndose de pie delante de Ricardo, con lo que su coño peludo estaba situado frente a la cara de nuestro amigo, que se lanzó a jugar con su vello púbico, olerlo, abrirlo con los dedos y finalmente acercar su boca y su lengua y empezar a comérselo.
Poco tardó Teresa en empezar a correrse de nuevo, y más se corrió cuando Ernesto y Julio se situaron detrás de ella para besarla, jugar con sus pezones, frotar sus pollas sobre el culo de ella...
Tras unos minutos con este juego, Ricardo le pidió a Julio que le alcanzase un preservativo (cuya caja había dejado yo encima de la mesa), para no tardar en ponérselo y pedirle a mi sobrina que le diese la espalda y le cabalgase por el coño.
• Uf, estaba deseándolo -dijo ella.
• Pues hazla desaparecer como tú sabes -le dijo Ricardo.
Y así fue. Dándole la espalda a Ricardo, Teresa se dejó caer sobre su polla, haciéndola desaparecer en su coño mientras gritaba de placer ayudada por Julio y Ernesto, que le apretaban los pezones y le daban sus pollas a mamar y a tragar.
Mientras, yo disfrutaba desde la silla de al lado y Álvaro terminaba su copa sin perder ojo y sin dejar de masturbarse.
Cuando Teresa dejó de cabalgar a Ricardo, Julio la puso a cuatro patas apuntando hacia el mencionado Ricardo, y poniéndose un preservativo, empezó a follarla con brío mientras Ricardo aprovechaba para taladrarle la garganta y Julio se metía bajo ella para masturbarla y jugar con sus tetas.
No tardó Julio, para evitar correrse, en dejar su puesto a Ernesto.
Pero justamente cuando Ernesto estaba preparado para follar a Teresa, Álvaro se levantó y, sin que mi sobrina se diera cuenta, le pidió permiso a Ernesto y fue él quien se preparó para follársela.
Pero no se puso preservativo porque su objetivo era el culo de Teresa, el cual y sin
previo aviso taladró sin descanso, metiendo su pollón hasta los huevos, "obligando" a mi sobrina a abandonar la polla de Ricardo para poder berrear a gusto, mientras Álvaro bufaba diciendo:
• Ohhhh, este culo, inolvidable, ufff, adoro follártelo, zorrita.
• Síiiiiii, me encanta sentirte dentro, me llenas tantoooo.
Así estuvo Álvaro unos minutos sin parar, llegando incluso a azotar suavemente
las nalgas de Teresa, hasta que dejó su sitio a Ernesto, que abandonó su idea inicial de follarle el coño para, aprovechando lo que había hecho Álvaro, follarle también el culo con mucha energía y repitiendo los azotes de su antecesor, algo que Teresa no rechazó sin dejar de comerle la polla a Julio (que había ocupado el sitio de Ricardo).
Cuando Ernesto se detuvo y Teresa se incorporó, Álvaro la tomó de la mano y la
llevó hasta la hamaca grande, diciéndole:
• Ven aquí a tomarte un respiro, preciosa.
• Ummmmm, si es que cómo no voy a desearos, tan pronto me mimáis como
me destrozáis penetrándome -dijo Teresa.
• Es la mezcla ideal -comenté yo, añadiendo: Así nunca sabes lo que va a pasar.
• Y eso es lo que más me gusta -dijo mi sobrina, antes de añadir: Bueno, eso
y esos miembros que tanto placer me dan.
Todos nos reímos mientras Teresa se tumbaba boca arriba en la hamaca, relajada,con las piernas bien abiertas y el coño reflejando lo encharcado que estaba.
• Bueno, con la confianza que tenemos igual ya puedes llamar a las cosas por su nombre, no? -comentó Ricardo.
• Qué quieres decir? -preguntó Teresa.
• A que hora te da vergüenza decir "polla" -dijo Ricardo guiñándole un ojo.
• Jajajaja, ya sabes que no, pero es que a veces aún me sale el pudor que creía tener, pero no tengo ningún problema en decir que vuestras pollas me dan mucho placer -resaltó Teresa devolviéndole el guiño del ojo.
• Muuucho mejor -dijo Ricardo sonriendo al tiempo que también lo hacíamos los demás.
Los hombres volvimos a tomar algo al tiempo que Teresa tomaba el sol mientras
descansaba, descanso que minutos después fue abandonando debido a la boca de Julio, quien se colocó entre las piernas de mi sobrina para empezar a comerle el coño.
Teresa se deleitaba con esa comida, a la que ayudaba apretando la cabeza de
Julio contra su sexo, hasta que él le pidió que se levantase para tumbarse él en su lugar y después colocarla a ella para realizar un perfecto 69, 69 que se convirtió en un nuevo festival de sexo cuando Ricardo se colocó detrás de Teresa y empezó a follarle el culo mientras Julio seguía comiéndole el coño.
Por si fuera poco, Ernesto y Álvaro se levantaron para situarse delante de ella, con lo que Teresa tenía tres pollas que comerse mientras Julio y Ricardo le seguían comiendo el coño y follando el culo respectivamente.
Durante muchos minutos, esos hombres fueron intercambiando posiciones para
que todos pudieran comerle el coño, follarle el culo y ser mamados por Teresa, la cual ya había tomado nota de lo hablado con Ricardo y, entre mamada y mamada y follada y follada de garganta, aullaba y berreaba diciendo:
• Jodeeerrr, sois la leche, qué placer me estáis dandoooo. Me encantan vuestras bocas y vuestras pollas. Me corrooooo otra veeeeez.
• Pues ya es hora de que te sientas completamente llena -dijo Álvaro cuando
estaba debajo de Teresa, al tiempo que le pedía que se incorporara y le cabalgara por el culo.
• Uffffff, lo estaba deseando, he soñado muchos días con volver a repetirlo -
dijo Teresa.
• Pues haz desaparecer mi polla en tu culo, zorrita, y nosotros haremos lo demás -añadió Álvaro.
Y así, mientras los demás (yo incluído) preparábamos los preservativos
(dejándolos a mano junto a la hamaca), Teresa miró y cogió el pollón de Álvaro con lascivia antes de dejar caer su culo sobre él mientras gritaba:
• Aaaaah, si es que me parte en dos,ayyyyyy, qué placeeeeeer.
• Venga, chicos, vamos a rellenarla -nos dijo Álvaro a los demás.
Y así fue. No sé el tiempo que pasó, pero aquel cuerpo de 19 años fue doblemente
follado sin descanso, al tiempo que su boca también era follada y sus manos masturbaban las pollas que sobraban.
Por si aquello no era lo suficientemente vicioso, lo era aún más escuchando a Teresa absolutamente desatada, berreando (cuando no tenía la boca taladrada) cosas como:
• Diossss, me encantaaaa que me uséis asíiii.
• Folladme duro, por favoooorrrr.
• Adoro esas pollaaaaas.
Algunos ya no aguantaban mucho más, y así lo avisó Ernesto mientras le follaba el
culo, diciendo:
• No quiero aguantar más, me corroooooo.
• Ayyyyyy, cómo siento tu lecheeee -aulló Teresa.
• Yo también estoy a punto de correrme -dijo Ricardo le follaba la boca a Teresa.
• Sigueeee -le pidió Teresa.
• Cómo? -dijo Ricardo sorprendido.
• Hazle caso -sentencié yo.
• Uffffff, no me digas más, qué sorpresa, me corro en tu bocaaaaaa -bramó Ricardo mientras daba golpes de cadera con su polla en la boca de Teresa.
• Ummmmmm -acertó a decir mi sobrina mientras recibía la corrida de Ricardo, de la cual no dejó escapar ni una gota.
• Dios, Tere, qué sorpresa, y qué maravilla -dijo Ricardo.
• Pues yo me lo pierdo, joder qué morbo, me corroooo -gritó Julio, que estaba follando el coño de Teresa.
• Síiiiii -gritó ella.
Solo faltábamos Álvaro y yo (éramos a quienes Teresa estaba masturbando) por corrernos.
Álvaro, que seguía alucinado tras haber visto a Teresa tragarse la corrida de Ricardo, dijo que quería sentir lo mismo que este, y tomando a mi sobrina de la mano (los hombres que se habían corrido ya se estaban retirando del cuerpo de Teresa) la puso de rodillas en el jardín, y le dijo:
• Así que ahora también te gusta la leche, eh?
• Me gusta más sentir cómo os estremecéis al correros, eso me pone muy cachonda -dijo ella.
• Pues a mí me vas a sentir bien, zorrita, abre la boca que te voy a preñar la garganta -le ordenó Álvaro.
Teresa le miró a los ojos y abrió la boca sensualmente, y con esa sensualidad
recibió la polla de Álvaro entrando en su boca hasta la tráquea.
Ella ya sabía lo que estaba por venir, tanto fue así que agarró el culo de Álvaro invitándole a hacer lo que, efectivamente, él hizo: taladrarle la boca y la garganta, agarrando la cabeza de Teresa para que no dejara escapar su polla, provocando sus arcadas que no le hicieron retirarse sino empujar más su culo hacia ella.
• Buaaahhh, qué manera de tragar, prepárate que te voy a inundar la garganta con mi leche, me corroooooo -gritó él.
Álvaro se corrió casi entre convulsiones, y Teresa abrió los ojos como platos
mientras recibía la leche de ese hombre directamente a su garganta.
• Arrrrggggg, jodeeeerrr, qué corrida -seguía gritando él mientras Teresa seguía agarrada a su culo.
Los demás mirábamos la escena extasiados, disfrutando de la imagen de Álvaro sacando su pollón de la boca de mi sobrina.
Disfrutando de la cara de ella limpiándole la polla a él cuando ya estaba fuera de su boca.
Disfrutando del morreo que se dieron cuando ella le había dejado la polla reluciente.
• Gracias, tesoro -le dijo Álvaro-, jamás había tenido una corrida igual. Gracias por este regalo. Eres increíble.
• Ha sido brutal -comentó Teresa-. Si me hubiérais tocado el coño en ese momento, era como si me hubiera meado encima, de lo mojada que estaba. Cuando te has corrido he sentido todo tu cuerpo en tensión primero y temblando después, justo antes de correrte, y ahí me he corrido yo sin tocarme. Y cuando he notado tu leche disparada hacia mí garganta...
No puedo explicar lo que he sentido.
• Creo que hablo en nombre de todos si digo que estábamos alucinando y envidiando a Álvaro a la vez -comentó Julio.
• Ya podías haber dicho esto antes, que me habría reservado -dijo Ernesto riendo, provocando la carcajada de todos.
• Si, claro, iba a entrar por la puerta diciendo: "Ojito con dónde os vais a correr, que yo ya trago todo" -comentó divertida mi sobrina.
Ahí la carcajada fue tremenda y sostenida.
Volvía a existir una mezcla perfecta
entre vicio y confianza, entre sexo cañero y cariño, entre morbo y amistad.
Tras estos momentos de confianza mutua, Teresa dijo que quería darse un baño en
la piscina, y no tardó en estar metida en ella, algo que fuimos haciendo los demás.
Y hasta fue genial ese momento, porque disfrutamos todos del baño sin ninguna
connotación sexual más allá de algún beso con ella.
Salimos de la piscina, nos secamos y desnudos y como ya era la hora de comer,
entre todos (nadie se fue antes ese día) apañamos la mesa de la terraza y
dispusimos la tortilla, la empanada, el embutido y otra comida que había
dispuesto Álvaro.
Comimos, reímos, picardeamos...
Todos desnudos pero sin parecer que lo estuviéramos...
... Podríamos haber seguido con el sexo después de comer, pero era tan extraordinaria la sensación que nadie propuso ni intentó hacer nada más.
Acabó la comida, tomamos café, ayudamos a Álvaro, nos vestimos, y nos fuimos despidiendo del anfitrión, al tiempo que del resto de amigos.
La despedida de Teresa fue un buen morreo con cada uno.
Todos le dieron las gracias, le desearon unas felices vacaciones y que a su regreso siguiera deseando compartir buenos momentos con ellos.
Yo llevé a Teresa a casa. Me confesó que había disfrutado mucho más que la vez anterior porque ya les conocía y confiaba en ellos.
Y que hubiera probado el semen de todos si Ernesto y Julio no se hubieran corrido follándola.
Dejé a mi sobrina cerca de su casa.
Nos dimos un beso y un abrazo muy sentido, dándonos mutuamente las gracias y deseándonos lo mejor para el verano.
... Y hasta aquí lo sucedido con Teresa en nuestro último encuentro antes del verano.
Espero no se os haya hecho muy pesado.
De verdad, muchas gracias por ser fieles lectores. Por vuestro apoyo, por vuestras
palabras de ánimo y por vuestros consejos.
Ha sido un placer haber compartido con vosotros estos encuentros con mi
sobrina.
Si decido continuar contando lo que ha venido pasando desde septiembre, a buen seguro que os lo haré saber.
Hasta entonces, si deseáis saber más, resolver dudas, o conversar de esto o de cualquier otro menester, aquí estaré.
Un abrazo sincero.
Alberto.