danimira
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Siempre he querido convencer a mi novia de que me pusiera los cuernos, ella nunca accedió salvo por fantasías. Lo usábamos para masturbarnos y eso nos satisfacía. A ella comenzó a gustarle bastante el tema pero nunca lo expresaba del todo. Lo que sí sabía es que a veces necesitaba contarme la fantasía de estar follando con otros hombres a mis espaldas. Digo lo necesitaba por que si no no podía tener orgasmos, creedme cuando los tenía parecía que estaba dándole una ataque, chillaba y se revolvía en la cama.
A veces me prohibía tocarme y me obligaba a sentarme en una esquina del cuarto mientras ella se tocaba y me explicaba sus encuentros imaginativos con machos. Me sorprendía el nivel de perversión que llegaba a contarme a veces mientras se masturbaba. Otras veces me dejaba solo lamer sus pies mientras me contaba sus historias.
Sabía que a mi me gustaba la humillación y se aseguraba de que yo me sintiera así.
Mi novia y yo tenemos 35 años y vivimos juntos en un piso de Madrid. Ella se llama Paloma y a pesar de tener unos kilos de mas estaba realmente buena gracias a las clases de pilates. Tenía rostro de mujer seria y morbosa, especialmente por sus labios carnosos.
Una vez estuve chateando por internet en una web de cornudos, tenía esa costumbre, ella no lo sabía pero yo estaba muy enganchado a ese chat, me gustaba mucho buscar corneadores que me humillasen como aspirante a cornudo. Una vez me habló uno que era fontanero y me propuso venir a nuestra casa a arreglar algo, ya habíamos hablado de mi novia y le había contado las cosas que hacíamos en la cama, le gustó todo lo que le conté y me propuso algo que cambiaría nuestras vidas para siempre.
Realmente teníamos un problema con el grifo de la cocina y le dije a Paloma que llamaría a un fontanero y que había encontrado uno que podría arreglárnoslo a buen precio. A ella le pareció bien salvo por mi propuesta posterior. Le pedí que como parte de la fantasía, ella se pusiera provocativa aun que estuviera yo delante. Para que el fontanero pudiera comprobar lo buena que estaba. Ella dudó primero pero después se negó.
Llegó el día de la reparación y el fontanero pegó a la puerta. era un tipo que rondaba casi los 50 años, era igual de alto que yo, tenía una barriga moderada y unas manos gruesas y fuertes tal y como me dijo en el chat. Algo que yo encontraba sumamente morboso. Nos saludamos los tres y le explique donde estaba la avería. Paloma tenía puesto un pantalón vaquero y una camiseta normal pero eso no impidió que el fontanero cincuentón disfrutara de su físico tan espectacular. Yo estaba muy excitado con la situación, sabía que aquel hombre había venido solo a ojear a mi novia y ella aun que no accedió a ponerse algo provocativo si que al menos me concedió mi deseo de que se quedara en la cocina casi todo el rato para que pudiera verla.
El fontanero tenía habilidad para sacar conversación de cualquier cosa y consiguió hacer hablar a mi novia. Yo estaba callado, ella sabía que aquella situación me estaba excitando, y el fontanero sabía que tenía vía libre para intentar algo con ella. Así que cada uno jugaba a mi juego.
El tipo estaba tumbado en el suelo de la cocina la camiseta se le levantaba mostrando casi media barriga peluda. La tipica imagen del fontanero arreglando el grifo, lo que no se esperaba ni mi novia ni yo es que se le marcaba una pequeña erección en el paquete. Paloma y yo nos comunicamos con la mirada.
Paloma se ausentó un momento para ir al baño.
Nos habíamos quedado los dos solos y el tipo se quedó mirándome.
"Joder como está tu novia cabrón"
Me susurró el tipo sin ningún pudor, estaba ralamente salido y yo también. No supe que contestarle.
"Haz una cosa, intenta volver a convencerla de que se ponga algo provocativo ahora que ha visto mi paquete"
¿En serio?
Si joder vamos, antes de que vuelva.
Cuando me acerqué a nuestro cuarto me quedé sin palabras cuando vía a Paloma poniéndose otra camiseta, una de estar por casa que le quedaba casi por el ombligo y se puso unos leggins negros cortos, se dio la vuelta y vi en su mirada que quería jugar.
Me dio un pico y me dijo que esperara que ella entre primero, que contara hasta 30 y luego podía volver a la cocina. La cabrona se había cambiado para ponerle cachondo, en ese momento sentí autentico miedo y morbo al mismo tiempo cuando la observaba caminando hacia la cocina con su pintas de guarrilla de gimnasio.
Aun que me dijo que contara hasta 30 esperé un minuto, estaba pegado al marco de la puerta para que no pudieran verme y poder oir algo. Me sentí algo patético pero se me pasó cuando oía al fontanero decir que había hecho un apaño pero que tenía que volver otro día con la pieza que hace falta para que no vuelva a fallar.
Pensar que tenía que volver a nuestra casa me produjo una punzada en el estomago. Además pude oír como Paloma se lo agradecía con un tono que no había escuchado en ella nunca cuando se trata de hablar con un desconocido. Entre por la puerta y descubrí que el fontanero ya no estaba tumbado, estaba de pie hablando con ella mientras mi novia ordenaba algunas cosas de la cocina, justo cuando entraba se le podía ver el culazo a través de esos pantalones ajustados y cortos. El fontanero no le quitaba ojo. Pero es que ella estaba encantada de enseñarle
Recogió sus cosas, me estrechó la mano y a ella también antes de salir por la puerta.
"Joder cariño he visto como te miraba el culo" le dije mientras me dirigía hacia ella
"Que guarro ¿no?" me respondió ella con ironía.
"Uff me ha encantado la situación, gracias de verdad ¿A ti te ha gustado?"
"Me ha gustado que me mirara pero no me gusta nada es un cincuentón y un salido" Escucharla decir eso y verla con el conjunto que se había puesto para provocarle me había puesto enfermo.
"Aun que seguro que sabe follar bien, se le marcaba una buena polla ¿Verdad?"
"Sí es verdad, seguro que si tuviera oportunidad te intentaría follar ahora mismo" le confesé con la respiración acelerada.
"Vale quítame las manos de encima y vete para el cuarto, que quiero tocarme un poco"
Su forma de ordenármelo era tan decisiva y tan cruel como sensual. Mi mente en ese momento empezó a nublarse y me caí en una espiral de morbo en la que solo quería obedecerla y oír sus perversiones mientras se masturbaba como una loca. Se corrió 7 veces seguidas, nunca había llegado a tanto. Su forma de gemir y chillar me cautivó. No me habló del fontanero, pero si que hablaba de sus amantes imaginarios. Luego me dejo masturbarme mientras me hundía sus finos pies en mi garganta y me hacía. Me corrí con una intensidad que me dolía, no pude parar de gemir como un cerdo, ella se reía de mi y lo primero que pensé nada mas terminar es en el día en que tenía que volver el fontanero, sabía que que nos llamaría cuando coincida con algún turno mío de trabajo para así poder estar a solas con ella en casa.
A veces me prohibía tocarme y me obligaba a sentarme en una esquina del cuarto mientras ella se tocaba y me explicaba sus encuentros imaginativos con machos. Me sorprendía el nivel de perversión que llegaba a contarme a veces mientras se masturbaba. Otras veces me dejaba solo lamer sus pies mientras me contaba sus historias.
Sabía que a mi me gustaba la humillación y se aseguraba de que yo me sintiera así.
Mi novia y yo tenemos 35 años y vivimos juntos en un piso de Madrid. Ella se llama Paloma y a pesar de tener unos kilos de mas estaba realmente buena gracias a las clases de pilates. Tenía rostro de mujer seria y morbosa, especialmente por sus labios carnosos.
Una vez estuve chateando por internet en una web de cornudos, tenía esa costumbre, ella no lo sabía pero yo estaba muy enganchado a ese chat, me gustaba mucho buscar corneadores que me humillasen como aspirante a cornudo. Una vez me habló uno que era fontanero y me propuso venir a nuestra casa a arreglar algo, ya habíamos hablado de mi novia y le había contado las cosas que hacíamos en la cama, le gustó todo lo que le conté y me propuso algo que cambiaría nuestras vidas para siempre.
Realmente teníamos un problema con el grifo de la cocina y le dije a Paloma que llamaría a un fontanero y que había encontrado uno que podría arreglárnoslo a buen precio. A ella le pareció bien salvo por mi propuesta posterior. Le pedí que como parte de la fantasía, ella se pusiera provocativa aun que estuviera yo delante. Para que el fontanero pudiera comprobar lo buena que estaba. Ella dudó primero pero después se negó.
Llegó el día de la reparación y el fontanero pegó a la puerta. era un tipo que rondaba casi los 50 años, era igual de alto que yo, tenía una barriga moderada y unas manos gruesas y fuertes tal y como me dijo en el chat. Algo que yo encontraba sumamente morboso. Nos saludamos los tres y le explique donde estaba la avería. Paloma tenía puesto un pantalón vaquero y una camiseta normal pero eso no impidió que el fontanero cincuentón disfrutara de su físico tan espectacular. Yo estaba muy excitado con la situación, sabía que aquel hombre había venido solo a ojear a mi novia y ella aun que no accedió a ponerse algo provocativo si que al menos me concedió mi deseo de que se quedara en la cocina casi todo el rato para que pudiera verla.
El fontanero tenía habilidad para sacar conversación de cualquier cosa y consiguió hacer hablar a mi novia. Yo estaba callado, ella sabía que aquella situación me estaba excitando, y el fontanero sabía que tenía vía libre para intentar algo con ella. Así que cada uno jugaba a mi juego.
El tipo estaba tumbado en el suelo de la cocina la camiseta se le levantaba mostrando casi media barriga peluda. La tipica imagen del fontanero arreglando el grifo, lo que no se esperaba ni mi novia ni yo es que se le marcaba una pequeña erección en el paquete. Paloma y yo nos comunicamos con la mirada.
Paloma se ausentó un momento para ir al baño.
Nos habíamos quedado los dos solos y el tipo se quedó mirándome.
"Joder como está tu novia cabrón"
Me susurró el tipo sin ningún pudor, estaba ralamente salido y yo también. No supe que contestarle.
"Haz una cosa, intenta volver a convencerla de que se ponga algo provocativo ahora que ha visto mi paquete"
¿En serio?
Si joder vamos, antes de que vuelva.
Cuando me acerqué a nuestro cuarto me quedé sin palabras cuando vía a Paloma poniéndose otra camiseta, una de estar por casa que le quedaba casi por el ombligo y se puso unos leggins negros cortos, se dio la vuelta y vi en su mirada que quería jugar.
Me dio un pico y me dijo que esperara que ella entre primero, que contara hasta 30 y luego podía volver a la cocina. La cabrona se había cambiado para ponerle cachondo, en ese momento sentí autentico miedo y morbo al mismo tiempo cuando la observaba caminando hacia la cocina con su pintas de guarrilla de gimnasio.
Aun que me dijo que contara hasta 30 esperé un minuto, estaba pegado al marco de la puerta para que no pudieran verme y poder oir algo. Me sentí algo patético pero se me pasó cuando oía al fontanero decir que había hecho un apaño pero que tenía que volver otro día con la pieza que hace falta para que no vuelva a fallar.
Pensar que tenía que volver a nuestra casa me produjo una punzada en el estomago. Además pude oír como Paloma se lo agradecía con un tono que no había escuchado en ella nunca cuando se trata de hablar con un desconocido. Entre por la puerta y descubrí que el fontanero ya no estaba tumbado, estaba de pie hablando con ella mientras mi novia ordenaba algunas cosas de la cocina, justo cuando entraba se le podía ver el culazo a través de esos pantalones ajustados y cortos. El fontanero no le quitaba ojo. Pero es que ella estaba encantada de enseñarle
Recogió sus cosas, me estrechó la mano y a ella también antes de salir por la puerta.
"Joder cariño he visto como te miraba el culo" le dije mientras me dirigía hacia ella
"Que guarro ¿no?" me respondió ella con ironía.
"Uff me ha encantado la situación, gracias de verdad ¿A ti te ha gustado?"
"Me ha gustado que me mirara pero no me gusta nada es un cincuentón y un salido" Escucharla decir eso y verla con el conjunto que se había puesto para provocarle me había puesto enfermo.
"Aun que seguro que sabe follar bien, se le marcaba una buena polla ¿Verdad?"
"Sí es verdad, seguro que si tuviera oportunidad te intentaría follar ahora mismo" le confesé con la respiración acelerada.
"Vale quítame las manos de encima y vete para el cuarto, que quiero tocarme un poco"
Su forma de ordenármelo era tan decisiva y tan cruel como sensual. Mi mente en ese momento empezó a nublarse y me caí en una espiral de morbo en la que solo quería obedecerla y oír sus perversiones mientras se masturbaba como una loca. Se corrió 7 veces seguidas, nunca había llegado a tanto. Su forma de gemir y chillar me cautivó. No me habló del fontanero, pero si que hablaba de sus amantes imaginarios. Luego me dejo masturbarme mientras me hundía sus finos pies en mi garganta y me hacía. Me corrí con una intensidad que me dolía, no pude parar de gemir como un cerdo, ella se reía de mi y lo primero que pensé nada mas terminar es en el día en que tenía que volver el fontanero, sabía que que nos llamaría cuando coincida con algún turno mío de trabajo para así poder estar a solas con ella en casa.