Olga, la oficial de la policía rusa

amorclandestino

Miembro
Desde
23 Ene 2024
Mensajes
13
Reputación
9
Es una historia un poco larga, pero va a merecer la pena. No solo hablo de sexo, sino de temáticas de lo más variopintas como historia, política y muchas emociones y sentimientos.

Olga, 35 años. Rusa. Oficial de policía y militar en las fuerzas de seguridad y las fuerzas armadas de su país. Mujer de mucho carácter y dura como el acero, «rojiparda» ultranacionalista y de mentalidad rusa hasta la médula, lo que implica ser profundamente homófoba, pese a no ser demasiado femenina y a haberse educado en un entorno libre de roles de género.

Pese a todo, ya se dice que las personas son como son por alguna razón y Olga no ha tenido una vida nada fácil, algo que la ha endurecido profundamente hasta el punto de parecer una persona cruel y despiadada y de reprimir su verdadero yo y sus sentimientos y no saber cómo expresarlos.

Yo, Clara, 27 años. Española, catalana. Autista. Chica introvertida y excéntrica apasionada de la historia, la religión y el arte y que ama pasar su tiempo libre en soledad, sobre todo viajando y visitando lugares históricos. Esta vez viaja por Rusia ya que en especial le interesa este país, sobre todo por sus bonitos lugares y paisajes, su historia y al mismo tiempo su desconcertante panorama político.

Pese a mi autismo y a ser muy introvertida y encerrada en mi misma, soy una persona más bien débil de carácter, muy sensible, sentimental y enamoradiza.




Soy Clara, una chica de 27 años. Soy bajita (mido 1,59), muy delgada y de tez muy blanca. Tengo el cabello largo y castaño siempre recogido con una coleta, los labios carnosos, los ojos cafés y llevo gafas.

En cuanto a mi carácter, soy una chica muy tímida e introvertida, hasta el punto de gustarme viajar a solas. Soy una apasionada de la historia y cada vez más de los países del este de Europa y Asia Menor, sobre todo por Grecia, el imperio macedonio, el imperio bizantino, los eslavos de la Rus de Kiev donde se encuentra el germen del Imperio ruso y de la Rusia actual y la Unión Soviética. También me apasiona el arte religioso medieval y moderno, en especial el bizantino. Como se puede deducir, mis viajes no son para salir de fiesta ni nada de estas cosas sino para visitar lugares históricos y culturizarme más.


Pese a mi Asperger y a mi introversión, soy una persona más bien débil de carácter, además de muy sensible, sentimental y enamoradiza.


Todo sucede un sábado de otoño en pleno anochecer en Moscú, pasando unos días de mis vacaciones en Rusia. La Rusia de Putin es un estado muy complicado, me atrevería a decir que es lo más cercano a una dictadura que puede haber hoy por hoy en el continente europeo, aunque dejando de lado lo que hacen sus gobernantes, es un país muy bonito e interesante, tanto por su gran extensión, por su naturaleza y por ser un estado multiétnico como por su historia.



Todo sucede un sábado por la noche. Me encuentro en una parada de autobuses en una zona bastante aislada de Moscú, esperando el que me lleve de vuelta al pueblo, al hotel donde me encuentro alojada. Voy muy elegante, con mi abrigo largo marrón y mi vestido beige de manga larga con estampado de flores marrones bien ceñido a mi esbelta figura con un cinturón a juego, de media manga y largo hasta las rodillas, dos pares de medias transparentes y mis botines negros. Aunque sea otoño, tengo un poco de frío, debería haberme abrigado tal vez un poco más.


He pasado un bonito día en Moscú. He visitado el Kremlin, la Plaza Roja, el mausoleo de Lenin y las catedrales de San Basilio y de Cristo Salvador, entre más lugares de interés.


Estoy con mi teléfono móvil con la iluminación muy alta, en una aplicación en la que te puedes crear más de un avatar virtual y con ellos jugar a juegos o crear imágenes mediante cientos de filtros. En esta app me he creado dos avatares en 3D: uno en el que me represento a mí misma y otro en el que represento a una mujer que me gusta, a través de los cuales creo imágenes románticas, representando una bonita relación lésbica. También estoy viendo con cara de enamorada y a la vez con indisimulable deseo y cara de «hazme tuya» fotos y vídeos de esa mujer madura que ronda ya la cuarentena, hetero, casada y con hijos, de la que llevo ya un tiempo platónicamente enamorada.


Me encuentro sola en la parada. No hay nadie más en esta calle. Llevo un rato sintiendo una presencia a mi alrededor, aunque no le doy importancia. En un momento dado, pero, no sé exactamente cómo ni por qué, tal vez por mera intuición, me percato de esta presencia cada vez más cercana a mí, más amenazante, seguida de un fuerte aroma como a menta, plantas varias y madera y una respiración fuerte y tensa cerca de mi espalda. No sé por qué, pero empiezo a sentir miedo y no me atrevo a volver la cabeza, hasta que en cuestión de segundos siento como de repente unas grandes y calientes manazas envueltas en unos guantes negros de cuero me toman agresivamente de los brazos haciendo que mi teléfono móvil caiga al suelo y me ata de las muñecas con esposas. Mi inmediata reacción es gritar desesperadamente y empezar a llorar, aterrada del susto e intentando zafarme de las esposas.


–¡¡AAAAAAHHHHH, AYUDA!!! HELP ME, PLEASE!!! –grito infructuosamente.


Siento de nuevo estas manazas en mis brazos, haciendo agresivamente que camine unos pasos y que me vuelva hacia su persona portadora. Entonces me percato del panorama... Y la veo.
Una oficial de policía con cara de muy pocos amigos con una sonrisa canalla y socarrona acaba de detenerme. Me mira de pies a cabeza, inquisitivamente e intimidante. Increíblemente alta, le pondría 1,90 de estatura y con el calzado que lleva incluso casi dos metros. Además, bien gordita, proporcionada con grandes atributos que puedo intuir pese a sus gruesas y abrigantes prendas. Tiene la piel blanca casi como la nieve, los labios rosados y carnosos y una larga, ondulada y salvaje cabellera pelirroja natural como una cascada de lava, que puedo entrever por debajo de la ushanka negra (el gorro típico ruso) que lleva con el águila bicéfala dorada bordada con San Jorge dentro, patrón de Rusia, al igual que de mi tierra catalana. El escudo de la Federación Rusa, el águila bizantina adoptada por el zar de todas las Rusias Iván III el Grande. Además, lleva puesto su uniforme negro: un abrigo grueso sin botones ni cremallera y con la bandera rusa con el escudo del águila y San Jorge bordado en el antebrazo de la manga y en el pecho junto con más escudos y condecoraciones, unos pantalones bien abrigantes bastante ajustados a sus abundantes curvas con un cinturonazo del que penden unos cuantos pares de esposas más, una porra negra de cuero y una pistola, sus armas reglamentarias. Lleva además unas botas altas negras de cuero y plataforma de cuña alta por encima de los pantalones, a juego con los guantes. Lleva gafas y tiene los ojos grises más bien pequeños. Pese a su actitud y su pose de mujer dura, fría como el hielo y sin sentimientos me digan una cosa, el brillo en su mirada me transmite otra muy diferente. Veo tristeza y muchos sentimientos reprimidos en esta mirada.


En resumidas líneas, una mujer enorme, un armario ropero, una bestia parda, toda una ursa. Nada que ver con el típico y generalísimo estereotipo de mujer eslava como si todas tuvieran que ser delgadas, finas y ultra femeninas. Además, yo puedo decir que he visto mujeres eslavas rusas, ucranianas y bielorrusas de todo tipo en cuanto al físico y al aspecto. No entiendo de dónde saca tanta gente dicho estereotipo. Es más, si tuviera que hacer una metáfora sobre ella, podría decir que es el oso enorme y feroz de los más remotos bosques de taiga que representa la madre Rusia.


Tengo una sensación muy extraña al verla y al fijarme bien en ella. Siento miedo, estoy realmente aterrada aunque al mismo tiempo siento una intensa palpitación y mi respiración entrecortada, seguidas de una contracción en mi estómago y en mi vientre y de una sensación de escalofríos en mis extremidades hasta el punto de sentir que tiembla el suelo bajo mis pies. Reconozco que estoy sintiendo una increíble atracción hacia esta mujer tan solo a primera vista. Me repulsa y la deseo al mismo tiempo.


–¿Tú ver qué yo haser con esto? –me grita presa de la ira, en un español mediocre con un marcado acento ruso. Tiene una voz femenina realmente fuerte y gruesa al mismo tiempo. ¿Cómo sabe español?

Screenshot_2025-02-21-22-56-52-826_com.miui.gallery.jpg


Veo como se dirige a mi teléfono móvil a paso militar y le pega un fuerte pisotón con una de sus botazas de cuero y plataforma, rompiéndome la pantalla pese a llevar protector. Se nota que tiene unos pies bien grandes, mucho para ser mujer. Acto seguido, lo toma del suelo y se lo mete con agresividad en el bolsillo del pantalón. Empiezo a llorar y a temblar con más y más intensidad.


–¡AJÁ! ¡Ocsidental y española tú ser! Yo hablar español... ¡Ja, ja, ja, ja, ja! –me grita en un tono de burla y riéndose con desprecio, como una mala bruja.


–Por favor, te lo ruego, déjame ir... –le suplico entre lágrimas, agachada delante de ella mientras, presa de la rabia, aprieta los puños con los guantes negros de cuero, ruge y resopla como la ursa y bestia parda que es.


IMG_20250221_225731.jpg



IMG_20250221_225825.jpg

–¡TÚ CALLAR!! –me grita de repente, a lo que yo me sobresalto y mis ojos derraman más lágrimas.


Entonces, se pone detrás de mí, me toma del pecho y de mi pequeña cintura con sus brazacos con mucha fuerza, casi asfixiándome, agacha la cabeza y acerca sus labios a mi oído y medio susurra en un tono de voz cruel, mientras toma su arma reglamentaria del cinturón.


–¿Tú saber qué nosotros haser en madre Rusia con degenerados estremistas como tú, sí o no? –alza el tono de voz– ¿DA O NET?


Entonces, con una mirada y una sonrisa crueles, me clava su pistola en la sien. Estoy paralizada del miedo y en este preciso instante, mi llanto se torna más angustiante y suplicante. Transcurridos unos tormentosos segundos, me la aparta lentamente y se la guarda de nuevo. Estoy realmente desesperada.


–¡Por favor, te lo ruego, déjame ir! ¡No he hecho nada malo! –le suplico una y otra vez.


–¡TÚ CALLAR DE UNA PUTA VES, PERRA! –me grita cruelmente al oído y presionando con más fuerza el brazo contra mi cuerpo– ¡¡Tú no ser una serda donde tú no poder!!


De inmediato, me suelta quedándome yo desconcertada. Respiro con desesperación después de haber sentido mi pecho oprimido y continuo llorando desconsoladamente. Seguidamente me clava dos bofetadas dejándome su manaza con el guante negro de cuero bien marcada en cada una de mis delicadas mejillas y, sin necesidad de que me empuje, caigo al suelo rendida y agachada de rodillas, hiriéndomelas. Se saca la porra y me da fuerte en la espalda y en el trasero. Seguidamente, me pega un par de patadas en la espalda y en la cintura con una de sus botazas de plataforma.


–¡¡¡Así nosotros tratar enfermos mentales como tú en la Rusia!!! –me grita mientras me agrede.

Fruto de la golpiza, me retuerzo por el suelo del dolor y lloro con mayor desconsuelo, voz en grito, tanto del dolor físico como emocional. Esta mujer tiene una fuerza descomunal y está empleando un desproporcionado uso de esta conmigo, sobre todo teniendo en cuenta lo enorme que es ella y lo menuda que soy yo.


IMG_20250221_230045.jpg

Ya conocía lo que sucede en la Rusia de Putin con la homosexualidad. Ahora lo sé más que nunca.


Entonces, siento como de repente ella también se agacha detrás de mí y como presiona fuertemente sus piernazas contra mi cintura, sus brazacos contra mi pecho y sus dos manazas contra mi boca, ahogándome de nuevo. Entonces acerca de nuevo su boca a mi oído.


–¡¡Tú gritar más y por Dios y por Putin que tú morir!! –me susurra al oído, presa de odio y crueldad, presionando bien los dientes y rugiendo como la ursa y la bestia parda sin piedad que es.


De repente, me toma fuertemente de mis delicadas y esposadas muñecas, forzándome a levantarme.


–¡Tú caminar, joder!! ¡Yo no esperar todo puto día!!! –me grita en su español mediocre una vez estoy ya en pie delante de ella.


Entonces empezamos a caminar calle desierta arriba, estando ella detrás de mí, tomándome con fuerza de los antebrazos, después agarrándome agresivamente de mi coleta del cabello y después de una oreja, haciéndome más y más daño.


Caminamos unos metros hasta que llegamos a su gran coche de policía. Abre de malas formas la puerta del copiloto y me empuja con fuerza hacia el respectivo asiento. Estoy muerta de miedo y dolida física y psicológicamente y no dejo de llorar, aunque sea en silencio.


Acto seguido, ella se sube al asiento del conductor y arranca. A lo largo del trayecto, se pone a hablar por el walkie-talkie de radiocomunicación y por el teléfono. Efectivamente no entiendo nada de ruso más allá de da, net, pochemu, zapad, vostok, doma y poca cosa más, aunque por su seriedad y frialdad al hablar, lógicamente deduzco que son conversaciones de trabajo sin más. Escucho su voz esta vez relajada, de manera natural, una voz femenina gruesa, áspera, aunque con su encanto. Pese a que no me esté haciendo daño ahora, no dejo de llorar del dolor de la golpiza y del susto, haciendo todo el silencio posible. Pese a lo mal que me está tratando, es tan y tan hermosa...


Transcurridos unos veinte minutos, llegamos a comisaría y aparca rápidamente. Entonces, vuelve la cabeza hacia mí, que no dejo de llorar.


–¿Tú solo llorar?? ¡Yo nada ahora!! ¡TÚ CALLAR!! –me grita, cruel, mientras me desata el cinturón de mala gana, dañando mi delicada mano. Me suelta una bofetada con una de sus manazas con los guantes y lloro todavía más.


Inmediatamente baja del furgón, abre la puerta del copiloto, me toma a la fuerza de las muñecas y me empuja hacia fuera. Mi sentido de la vista se ve invadido por el primer plano de un imponente y tétrico edificio alrededor del cual izan tres banderas: una rusa con el águila bicéfala, una imperial, otra con el escudo de la ciudad y otra con el de las fuerzas del orden. Entonces, tomándome de los antebrazos desde detrás y presionándome con sus manazas con una fuerza descomunal, haciéndome daño, entramos en dependencias policiales y me lleva a su despacho, una sala con una mesa grande, detrás de la cual hay las tres mismas banderas que en la entrada, igual o todavía más grandes y muchos cuadros en las cuatro paredes, con pancartas propagandísticas sobre las glorias del pueblo ruso, fotografías de la historia de las fuerzas armadas y las fuerzas del orden rusas desde la guardia varega (la guardia personal del emperador bizantino), las druzinhas y los voivodas, que eran la guardia de los principados de la época de la Rus de Kiev y posteriores ducados en tiempos del dominio mongol, pasando por la época zarista e imperial de los últimos ruríkidas y de la dinastía Romanov, por el papel que tuvieron los tártaros cosacos en la defensa de las fronteras rusas y posteriormente por la Unión Soviética hasta la actualidad. También en las paredes laterales puedo ver un cuadro con una imagen ortodoxa de Jesucristo y la Virgen y una bandera roja de la Unión Soviética con la hoz y el martillo y otra junto con un cuadro de Stalin apoyados a la pared. Sin embargo, el cuadro más grande de todos y el que más destaca en primer plano es uno con la foto de Putin, en la pared de detrás de la mesa. Es asombroso el panorama ideológico de la Rusia actual. Se nota que la nostalgia por la Unión Soviética, más que por el comunismo (al que, en mi opinión, nunca se llegó) es por todo lo que significa para Rusia como nación y como potencia imperialista.


Decanta de muy malas maneras la silla de delante de la mesa y me empuja tirándome hacia ella para que me siente. Entonces, ella se sienta en su sillón negro de cuero al otro lado y se quita agresivamente los guantes, dejando a mi vista unas preciosas manazas. Acto seguido, enciende de malas maneras el ordenador.


–¿NOMBRE? ¿APELLIDOS? –me pregunta alzando excesivamente el tono de voz y mirándome con desprecio.


–M...Me... Me llamo... Me llamo Clara (apellido 1, apellido 2) –le respondo con la voz temblorosa y medrando por no llorar.


–¿AÑOS?!! –me grita.


–T... Ten... Tengo 27 años.


–¿QUÉ??? ¡MI NO ENTENDER! ¡TÚ HABLAR FUERTE, POR FAVOR! –me grita mientras propina un estridente puñetazo en la mesa, haciendo que me sobresalte y me salten lágrimas, que las acabo conteniendo rápidamente.


Me toma los datos personales y va escribiendo el parte de detención. Me pregunto qué estará escribiendo y qué estará exagerando e inventándose. Teclea con mucha fuerza y rapidez mientras resopla como la ursa y bestia parda que es, propina algún que otro puñetazo en la mesa y dice algunas cosas en ruso, supongo que maldiciendo la lentitud del sistema informático y también insultándome y maldiciendo mi existencia.


Pregunta a pregunta y fruto de la ansiedad y de tener la boca y la garganta secas y el estómago vacío de llevar ya unas cuantas horas sin comer ni beber nada, voy sintiéndome peor. Empiezo a sentir como fríos y sofocados sudores empapan mi frente, un creciente silbido en mis oídos y hormigueo en mis extremidades, así como un intenso dolor de cabeza y confusión en mi sentido de la vista. Está más que claro que me está bajando la tensión como nunca antes.


–Estoy mareada... Me encuentro mal... Por favor... ¿Podría beber un poco de agua...? Por favor... –le suplico con un fino y aterrorizado hilo de voz.

–¿TÚ, MAREADA? –acerca su cara a la mía– ¡Tú, escoria! ¡Tú, NADA! ¡NA-DA! –me dice en un tono de voz a una escala auditiva que va de los susurros a los gritos y acto seguido propina otro puñetazo en la mesa.


–¡Por favor...! –le suplico con una vocecilla muy aguda, deshaciéndome en un profundo y doloroso llanto. Nunca en mi vida me había sentido tan débil y vulnerable ante alguien.

IMG_20250221_230106.jpg


Entonces solo logro ver su preciosa mirada detrás de sus gafas clavada en mí, una mirada que paulatinamente, segundo a segundo, deja atrás su dureza y crueldad y se ablanda, cediendo el paso a ese brillo en sus pequeños ojos grises del que me percaté ya en el primer momento que la vi. Ese intenso destello que oculta una notable tristeza y muchos sentimientos reprimidos.


Ya no escucho su tono de voz agresivo y cruel ni sus insultos, amenazas ni demás improperios. Tan solo entreveo como se levanta rápidamente del sillón y se dirige a un armario, del que toma una botella de agua de litro y medio junto con un vaso que llena y como acto seguido se acerca a mí con el vaso de agua.


Entonces escucho lo siguiente, esta vez hablándome con delicadeza y preocupación, acercándose rápidamente a mí con la intención de ayudarme y tengo la sensación de que me toma en brazos:


–Uy, uy... Tú verdad, tú mucho blanca... Tú no bien, tú no bien. Yo... Izvini! ¡Perdón! ¡Yo ayudar, yo ayudar!


Me percato de que sus preciosos ojos se ponen cada vez más llorosos hasta empezar a derramar lágrimas. Transcurridos unos segundos que podrían ser eternos, todo en mí da vueltas hasta tornarse confuso, borroso, gris, negro, hasta que se hacen la oscuridad y el silencio totales.
 
Sin tan siquiera saber cuántos minutos han pasado, recobro lentamente la conciencia. Percibo como me encuentro entre los calientes brazos de alguien que está caminando con rapidez. Ato cabos rápidamente. Siento el mismo aroma a menta, romero y madera, ese aroma que puede recordar a los más remotos bosques rusos. Escucho los mismos decididos, imponentes y estridentes pasos, la misma fuerte respiración y siento en mi piel el áspero tacto de las mismas manos, manazas mejor dicho.
Escucho vagamente como se abre y se cierra una puerta y como recorremos lo que podría ser una especie de pasillo. En cuestión de segundos, me tumba lentamente en una gran cama y siento como una de estas mismas calientes y ásperas manos acarician mi frente, mis mejillas y mi cabello esta vez suelto y también como me toma mis dos delicadas y frías manos, calentándomelas.

Entreabro los ojos y lo primero que veo es a ella. Este brillo en su mirada de ojos grises detrás de sus gafas, esas visibles ojeras. Esta bravía cabellera ondulada pelirroja como una cascada de lava debajo de su preciosa ushanka negra, en contraste con la nieve de su blanca piel. Soy todavía más consciente de lo increíblemente hermosa que es y de la fuerte atracción que siento hacia ella. Ya no se muestra como un ser frío y despiadado, sino compasivo y protector.

–Tú esperar momento, yo venir –me dice.

Entonces me percato de que ya no me encuentro en dependencias policiales sino en una casa, concretamente en una bonita, ámplia y cálida habitación. Me fijo en la decoración de las paredes, sobre todo en tres banderas: en la pared de detrás y por encima del cabezal de la cama unas banderas rusas (la imperial y la de la Federación) con el águila bicéfala y una soviética, junto con una foto suya en uniforme militar (por lo que veo, parece que sirve o ha servido en las fuerzas armadas) junto con una gran imagen ortodoxa de San Miguel Arcángel al lado y un montón de fotos del ejército ruso sirviendo en diferentes guerras. En especial, las que más destacan són unas de la última guerra que se está disputando, unas fotos grandes impresas a modo de póster con tanques de guerra con las letras Z, Z dentro de un cuadrado, O y V pintadas. Por lo que sé estas letras significan algo así como «oeste» (la Z: zapad) y «este» (la V: vostok) y ocultan un mensaje probélico ya desconozco a favor de la ocupación rusa de Ucrania en 2022, además de un gran póster con un fondo de un bosque de taiga ruso nevado, tanques de guerra con banderas rusas y las letras Z, O o V pintadas llenos de soldados y en primer plano un oso llevando puesta en la cabeza una ushanka negra con una Z bordada rugiendo ferozmente, portando una escopeta y disparando contra tanques con banderas estadounidenses, europeas y de otros países con los que Rusia está o ha estado en conflicto.

Las paredes laterales, ya acercándose a la pared de detrás, se encuentran repartidas todas unas grandes banderas de los territorios separatistas prorrusos y que a día de hoy Rusia pretende anexionar, destacando entre todas la de Novorrossiya (Nueva Rusia) en el lado derecho, que es la región que agrupa todos estos territorios y tiene su origen en la expansión occidental del imperio ruso en tiempos de Catalina la Grande, en el contexto de la conquista del kanato túrquico de Crimea y de las guerras contra el imperio otomano. Entonces, me fijo en las demás banderas: Jarkov, Donetsk, Luhansk, Crimea, Sebastopol, Dnipro, Zaporizhya, Jerson, Odesa Mykolaiv y Transnistria. Además, también tiene las de Abkhasia y Osetia del Sur. El resto de las paredes se encuentra repleto de imágenes de la historia de la Rus de Kiev y de la Rusia zarista que a simple vista y de lejos puedo vagamente identificar, de más imágenes ortodoxas y de bastante parafernalia soviética, por ejemplo, más de una bandera con la hoz y el martillo y mensajes en ruso, una con los bustos de Karl Marx, Friedrich Engels, Iosif Stalin y Vladimir Lenin. De esta etapa me fijo en especial en imágenes del ejército soviético, la famosa imagen de un hombre sosteniendo una bandera soviética encima de un tejado como símbolo de la victoria contra los nazis en Berlín, del desfile del Día de la Victoria de la Gran Guerra Patria (como le llaman ellos a la Segunda Guerra Mundial como vencedores), de Yuri Gagarin y de Laika en el espacio. La verdad es que no difiere de su despacho en comisaría. Es indudable que es una nacionalista rusa de tomo y lomo. Casi me atrevería a decir que es una ultranacionalista rojiparda.
Transcurridos unos minutos, regresa a la habitación con una botellita de alcohol, otra de povidona, un tubo de pomada, una bolsa de algodón, un paño mojado y una bolsa con hielo cubierta con una toalla.

Acto seguido se acerca a mí, me hace una seña para que me gire y me tumbo boca abajo. Siento como la cremallera de mi vestido baja lentamente. En cuestión de segundos, siento sus manazas recorriendo mi espalda, untando de pomada los hematomas que me ha dejado en la espalda golpeándome con la porra y pateándome con sus botazas y que me duelen demasiado.
Tengo una extraña sensación de dolor y de placer, escalofrío y mariposas en el estómago solo con sentir el roce piel con piel de sus manazas con mi espalda medio desnuda.

Acto seguido, me hace otra otra seña para que me tumbe de nuevo boca arriba.

–Tú girar, por favor –me pide, con la bolsa de hielo en la mano.

Levanto medio cuerpo tal y como me ha perdido y me coloca la bolsa con hielo encima de la cama.

–Tú quitar medias, por favor.

Hago lo que me pide y me tumbo en la cama, encima de la bolsa con hielo. Acto seguido, me limpia y me cura las heridas de mis rodillas y de mis delicadas muñecas y finalmente un hematoma que me ha dejado en mi rostro, fruto de las bofetadas.

Siento una intensa palpitación cuando me toma las manos mientras me cura las muñecas y siento el bello contraste entre sus calientes manazas y mis frías y delicadas manos con dedos de pianista.

–Tú mucho frías manos –me dice.

–Sí... –le respondo en un fino hilo de voz.
También con sus dedazos me toma de mi pequeña mandíbula mientras que con la otra mano me cura la herida en mi delicada mejilla. Acto seguido, palpa mis mejillas y mi frente con sus manazas.

IMG_20250222_042100.jpg


–Tú, fiebre. Tú tener fiebre –me dice en un tono de voz compasivo.

Se acerca más a mí, me toma una mano y me la acaricia suavemente calentándomela entre sus dos manazas. Es increíble el contraste entre sus manos y las mías. Mis dedos parecen fideos al lado de los suyos.

Entonces, me mira fijamente a los ojos. Se le ponen los ojos llorosos.

–Yo, no bien. Yo, mal. Yo, mucho mal. Yo... Perdón, por favor. Yo disculpas. Yo mucho sentir... –me dice mientras sus ojos derraman lágrimas.

IMG_20250222_042349.jpg



–Acepto tus disculpas –le digo emocionada, también con lágrimas en los ojos.

Se acerca más a mí y me abraza, a lo que yo le correspondo. Siento sus fuertes latidos sincronizados con los míos y sus grandes pechos bien clavados a los míos.
Transcurridos unos largos segundos, nos desprendemos del abrazo.

–Tú esperar un momento, yo venir ahora –me dice, en un tono de voz apenado, secándose las lágrimas que caen de sus ojos y de sus mejillas.

–De acuerdo, muchas gracias –le respondo con un fino hilo de voz.

¿Tal vez no es tan cruel, sádica y despiadada como aparenta?

Transcurridos unos diez minutos, regresa a la sala con una bandeja con dos pastillas, un vaso de agua y un bol bastante grande y humeante cuyo delicioso aroma a caldo de pollo invade mis fosas nasales y activa mis papilas gustativas.

Me abre una especie de mesa plegable de la camilla y coloca la bandeja. Seguidamente, palpa de nuevo mi frente y mis mejillas.

–Ahora tú tomar pastillas, comer y descansar. Tú en mi casa, tú ahora mejor. Yo vivir al lado de comisaría. Yo ahora no trabajar, horario terminado y mañana descansar. Después, hoy muy tarde ya, mañana, tú poder dormir aquí, tú mejor y tú ir o yo llevar a ti a casa –me dice, mientras me acaricia la mejilla y el cabello. No dejo de palpitar por dentro mientras me acaricia.

–De acuerdo, muchas gracias –le respondo con un fino hilo de voz.
Solo con ver ya el contenido del bol, la boca se me hace agua. Una deliciosa y consistente sopa de fideos, verduras, pollo y setas. Tomo las pastillas y empiezo a comer despacio la sopa. Realmente deliciosa.

Entonces se sienta en un lado de la camilla y me mira. El triste destello en su mirada se ha hecho más notable y no ha logrado desvanecerse.

–Olga. Yo me llamo Olga Kirilova –me dice, presionando su manaza con los dedos bien abiertos contra su pecho, contra su abrigo negro de policía, repleto de escudos, condecoraciones e insignias banderas rusas con el águila y San Jorge bordadas.

Entonces, pienso en el significado de su nombre. Olga, nombre de raíz germánica que significa invulnerable, indestructible. ¡Exactamente! Como Hagia Olga de Kiev en Iskorosten.

–Encantada, Olga –le respondo tímidamente– Yo me llamo Clara.

–Mucho gusto, Clara. Presioso nombre. Tú... ¿Vivir en Rusia? –me pregunta, mirándome a los ojos con cierta ternura.

–No, estoy aquí de vacaciones.

–Ah, yo entender. Yo suponer. Tú no hablar nada ruso. ¿Días muchos?

–Un par de semanas.

–¿Tú hotel en Moscou?

–No, en Podolsk.

–Ok, mi entender –deja escapar un sentido suspiro– Oblast Moscou.

Pienso que deduce que cuando me ha detenido violentamente iba a coger el autobús. Puedo ver arrepentimiento en ella.

–Yo vivir en España tiempo corto y saber español poco. Perdón mi español –me dice algo avergonzada.

–¿Por dónde viviste de España? –le pregunto con curiosidad.

–Yo vivir por Barselona.

–¡Que casualidad, yo soy de por allí! Bueno, vivo a una hora de Barcelona –le respondo asombrada.

–Yo, más joven, buen trabajo en Barselona, guardia de seguridad, hotel sinco estrellas.

–¿Y estabas bien allí?

–¡Sí, yo mucho bien! –alza apasionadamente la voz– ¡Yo pegar y yo palisar mucho! ¡Ladrones, vagos, parásitos, drogatas, delincuentes, escoria! –cierra el puño de su mano derecha y lo golpea contra la palma de su mano izquierda, bien abierta.

Entonces recuerdo cuando me ha puesto este mismo apelativo y me pregunto si pensará lo mismo sobre mí... O si realmente lo ha pensado en algún momento. Continua explicándome.

–Yo extrañar a mi Rusia, yo volver, yo trabajar más de guardia de seguridad y preparasión para polisía. Estar yo aquí ahora –alza el tono de voz– ¡Yo vivir en España, Barselona ya mal! ¡Ahora peor! ¡Chusma, escoria! ¡Políticos de mierda, de isquierda neoliberal! ¡Más Stalins, más Putins, mundo mejor! ¡Ahora faltar yo en Barselona!! ¡Yo poner orden!! ¡¡Yo gobernar España o otro país ocsidental, poner orden como yo haser en Rusia!! ¡¡Tonterías acabar!! ¡¡Violadores, pedófilos, proxenetas, prostitutas porque ellas querer, propaganda degenerados, ladrones, estafadores, okupas, parásitos, drogatas, putos nasis, salafistas, bandas latinas, anarquistas, telebasura y políticos corruptos no ver lus de sol!! ¡¡Yo aplicar ley rusa!! –propina otro puñetazo contra su otra mano bien abierta y acto seguido pone bien la mano contra su pecho, con sus dedazos abiertos como paraguas– ¡Porque yo mujer de verdad! ¡Yo no femenina, pero yo mujer de verdad! ¡No feministas modernas! ¡No feminasis! ¡Yo, mujer fuerte, valiente de verdad! ¡Mujer no inferior, hombre no inferior, igual! ¡Hombre no enemigo, hombre amigo, camarada! ¡Yo, no víctima! ¡Nunca! ¡Yo no Karen, yo no Charo! ¡Nunca! ¡Yo, Olga Kirilova! ¡Yo palisar fuerte mujeres y palisar fuerte hombres! ¡Yo ganar siempre! ¡Porque yo, Olga, mujer mucho alta y gorda, mujer grande, mujer osa! ¡Osa salvaje rusa! ¡Mujer fuerte, mujer alfa, mujer de asero! –dice alzando la voz con vehemencia y propina otro puñetazo, mano con mano.

–La verdad es que has hecho un retrato muy fidedigno de lo que es Barcelona hoy en día por desgracia y también de la decadencia que hay en Occidente a muchos niveles. Y sí, puedo entender tu indignación al respecto –le digo, con un fino hilo de voz.

Pese a estar de acuerdo con bastantes cosas, cuando habla de «degenerados» no puedo evitar sentir miedo, un escalofrío recorriendo mi espalda. Me pregunto si, tal y como me ha demostrado con su abuso de poder hacia mí, realmente piensa lo mismo de mí. Y si lo pensara, ¿por qué ahora es tan amable y confiada conmigo? Si tan de acero es, ¿cómo ha podido mostrarse vulnerable conmigo, una completa desconocida? Si tanto asco le doy, ¿por qué me acaricia? Me percato de ciertas contradicciones entre lo que dice y como es ella de puertas para fuera y lo que hace y como está siendo ahora conmigo de puertas para dentro.

En realidad no sé exactamente cómo responder. Hay cuestiones como comentarios políticos respecto a las cuales es mejor guardar silencio.

–¡En España educasión mierda! ¡Educasión pública mucho! ¡Ahora peor que antes! ¡No valores! ¡No disiplina, no esfuerso, no respeto, no cultura! ¡NA-DA! Solo todo hecho, esfuerso sero, vivir del cuento, neoliberal propaganda, solo mierda.

–La verdad es que sí. Y después pasa lo que pasa, que los jóvenes salen al mundo real, no saben cómo enfrentarse a la mínima dificultad, se frustran, se deprimen y llegan los trastornos psicológicos. Lo sé como profesora que soy. Ahora soy profesora de adultos porque es lo que en realidad me gusta, pero también he pasado por colegios de primaria y secundaria. Aunque no es culpa de los profesores ni de los alumnos, sino del sistema. Además, la educación es también un reflejo de como está una sociedad.

–¡Claro! ¡Televisión y redes sosiales también mierda! Sosiedad ocsidental no bien. Niños, adolesentes y jóvenes sobre todo ocsidentales mucha fiesta, sexo, promiscuidad, drogas, fumar, alcohol, teléfono, redes sosiales, casino, telemierda. Poco o nada estudiar y trabajar. Yo, desde catorse, quinse años estudiar y trabajar. En campo, en obra, en fábrica, en reparasión, en limpiesa, en cosina. Yo condusir tractor, grúa y carretilla. Yo reparar máquinas. Yo cargar sacos grandes de frutas y hortalisas y cajas de quilos muchos de semento. Yo sola limpiar edifisios grandes, arriba y abajo. Yo cosinar mucho en restaurante de familia.
La verdad es que por lo que veo y todo lo que me está explicando, Olga es una mujer con todas las letras. Una mujer hecha y derecha de pies a cabeza. Feministas «empoderadas» desde vuestro halo de comodidad y superioridad occidentales, aprended.

–Rusia es muy diferente a España y a otros países occidentales. Ya lo sabía de leer información y de ver documentales sobre ello, aunque ahora soy todavía más consciente. Rusia es un país con sus caras positivas y sus caras negativas, como todo al fin y al cabo. Yo he leído periódicos y documentales de todos los puntos de vistas y de todas las tendencias, no solo de una. Esta es la manera de poder formarse una opinión crítica.

–¡Claro que sí! ¡Tú no creer propaganda ocsidental proyanki y proeuropea que desir que la Rusia es mala y que el mundo deber odiar a la Rusia y a nosotros los rusos, ruskis! ¡Propaganda y manipulasión! ¡Ellos malos, mucho malos! ¡No nosotros! ¡Ells sensurar medios que desir la verdad y no chupar su susio culo! ¡Ellos dictadura, nosotros no! ¡Ellos no cambiar mucho desde putos nasis! –propina alterada un fuerte puñetazo contra la pared.

No sé qué decir. Obviamente no comparto del todo su punto de vista, pienso que Rusia es obviamente lo más parecido a una dictadura y que tanto un lado como el otro son igual de imperialistas y oportunistas y han cometido auténticas masacres contra población civil inocente y que los medios, sean de tendencia prooccidental o prorrusa, hacen propaganda y manipulan a su conveniencia y que es muy difícil encontrar medios imparciales. No obstante, ya independientemente de esto, también es verdad que este es el efecto contraproducente de cuando se censuran opiniones que no casan con el relato oficial de un bando y te repiten hasta la saciedad lo malos que son los del otro y lo mucho que hay que odiarlos, que acaba haciendo ganar más simpatías desde un sentido crítico malentendido y dando más alas al otro bando, aunque tampoco tenga razón (en los conflictos geopolíticos y armados ningún bando tiene la razón ni la verdad absoluta al fin y al cabo). Entiendo su punto de vista ya que es algo personal para ella y puedo ponerme en su lugar y guardar un respetuoso silencio.

Prefiero desviar un poco el tema de la conversación, más por ella que por mí.

–Rusia es muy preciosa. Eso sí, el frío es extremo. Yo sufro mucho con el frío, a la mínima estoy congelada, pero prefiero mucho antes esto que el calor cada vez más insoportable del sur de Europa. Nos estamos quedando sin primaveras ni otoños y los veranos son cada vez más horribles. Con el frío te abrigas mucho y ya ni lo sientes, pero con el calor por mucho que te destapes, es imposible. Por cierto, aquí un otoño es más o menos como un invierno de los de antes en España.

–Verdad, yo ver, yo tocar. Tú mejillas, naris y manos mucho rojas y frías. Tú también pequeña, muy delgada y manos muy delicadas –me toma mis frías manitas entre sus calientes manazas– Tú no ser como yo –sonríe.

No puedo evitar ruborizarme. Me encanta en sobremanera el contacto y el contraste entre nuestras manos.

–Quiero viajar mucho más por Rusia. Por lo que he podido ver, me fascina este hermoso país. Sobre todo por las zonas más remotas y oscuras del polo norte y de la Siberia y recorrer el país con el Transiberiano de Moscú a Vladivostok.

–Tú y yo poder haser viaje. Yo enseñar tú Rusia y idioma ruski. También viaje en España y tú enseñar yo España y mejorar idioma español y también tú enseñar yo catalán, yo entender tú ser catalana –me dice sonriéndome.

–Sí, soy catalana. De hecho, hablo más en catalán que en español. Sería una muy buena idea, sí –le digo, sonriendo con las mejillas ruborizadas– así intercambiamos conocimientos.

–España cosas malas y cosas buenas. España muy bonita, lugares. ¡Yo ir y ver Costa Brava, presiosa! ¡Ruinas helénicas y romanas Emporion serca Francia! ¡Colonia helénica, como aquí en Rusia Khersonesos! ¡Sí, Crimea, Sebastopol, Rusia! –alza la voz con vehemencia– ¡Yo ir y ver Tarragona, presioso anfiteatro, sirco romano, acueducto, catedral! ¡Presiosa Cataluña! ¡Yo ir a Valensia, a museo de artes y siensias, a bonitas torres! ¡Yo ir a Toledo, a Real Alcásar! ¡Yo ir a Madrid, a Gran Vía, a Puerta del Sol, el Retiro, Catedral Almudena! ¡Yo ir a Saragosa, basílica virgen Pilar, patrona España! ¡Presioso todo! ¡Yo visitar museos y academias militares en Barselona, Valensia, Saragosa, Madrid y Toledo! ¡Yo encantar armiya, ejérsito! Yo querer ir a País Vasco, Navarra, haser camino de Santiago hasta Galisia española, tierra selta, visitar grande acueducto romano no recordar dónde, catedrales, museos, iglesias... ¡Visitar Andalusía! Granada, Sevilla, Córdoba, Málaga, Costa del Sol! –Mucho putos nasis en Costa del Sol, por sierto– ¡Visitar Alhambra, Giralda, Mesquita! Tradisiones españolas también. Yo gustar Valensia fallas, San Fermín menos toros, castillos humanos Cataluña y más. Yo no gustar flamenco, toros yo gustar plasas de toros, pero odiar maltrato animal. Casar para comer, claro que sí, diversión con maltrato animal no. No relasión una cosa con otra como pensar pijos y hippies vegans y vegetarians. ¡Toro animal presioso, salvaje indomable! Representar la España, representar también la Heraklion en historia minoica, como oso, madre osa, representar la Rusia.

Veo como sonríe y como sus ojos grises brillan más y más mientras me explica a grandes rasgos sus vivencias en suelo español. Tiene una sonrisa peculiar y de las más hermosas que he visto.

–¡Pues yo de Moscú puedo decir que me encanta! El Kremlin, construido cuando se fundó el Principado de Moscú con Yuri Dolgoruki y reformado con el paso de los siglos, la Plaza Roja, la catedral de San Basilio construida en tiempos de Iván IV el Terrible para commemorar la conquista moscovita del kanato de Kazán, vestigio de la Horda de Oro heredera del imperio mongol, ocho capillas de la cual simbolizan las ocho batallas y la celebración religiosa o santo que representan el día en que se libró cada una de estas, la estátua de los ciudadanos moscovitas Minin y Pozharsky, como símbolo de victoria en la guerra con Polonia y Lituania en el periodo tumultuoso entre los Rurik y los Romanov, la catedral del Arcángel Miguel, un gran panteón donde se encuentran las sepulturas de los zares de entre los siglos XIII y XVIII, ruríkidas y Romanovs. Me gustaría visitar muchos más lugares de estos, por ejemplo en la catedral de Alexander Nevsky en Novgorod, el príncipe de Kiev y Novgorod que luchó en la batalla del río Neva contra Suecia y en la del lago Peypus contra la Orden teutónica Livonia en las Cruzadas Bálticas cuya victoria es uno de los hechos que determinan que Rusia no sea católica o en el palacio de Alejando de San Petersburgo, donde se encuentra enterrado Nicolás II, el último zar, asesinado por los bolcheviques.
Me mira patidifusa.


–¡Guau! ¡Tú mucho saber de la Rusia! ¿Cómo? ¡Increíble!!


–Soy una apasionada de la historia.


–Yo saber también de España, yo saber que haber iberos, seltas, seltíberos, colonias griegas, fenisias y Cartago en edad hierro, guerras púnicas y Numansia, romanos en edad antigua, germanos suevos, vándalos... –alza de repente el tono de voz–. ¡Alanos de reino de Alania, actual Osetia! ¡Norte Osetia, Rusia! ¡Sur Osetia también Rusia! –exclama con vehemencia–. Más tarde ganar visigodos, reyes godos, musulmanes, Al-Andalus, taifas, califatos, emiratos, Reconquista, Don Pelayo, Marca Hispania imperio Carlomagno, el Cid, Jaume I y Valensia, Mursia y Mallorca, reino nasarí Granada, Reyes Católicos, Cristóbal Colón, Américas, Imperio español, Austrias, guerras carlinos y liberales, Borbones, Segunda República, Alsamiento, guerra sivil, franquismo, Transisión y ahora muchos desir «democrasia», pero yo desir «caos, no ley, falsa libertad», ¡Franco puto serdo desgrasiado amigo de italianos fasistas, germanos nasis y después de yankis, pero yo reconoser que más seguridad, más trabajo, no vagos y sero tonterías! ¡Como en Unión Soviética, como Stalin! Yo saber historia de España, pero no tanto detalle como tú de Rusia.


–Pues también sabes mucho sobre España, creo que al mismo nivel que yo de Rusia. ¡Increíble! –le respondo asombrada.


–Yo también encantar historia. Nosotros mucho deber al pasado. Grasias a gloriosos héroes en continente Europa —yo no hablar de serdos European Union– no Sharía. ¡Gloriosos héroes! Nosotros deber mucho. Grasias a gloriosos héroes nosotros tener cultura, tener patria.


Por lo que puedo escuchar, su opinión respecto al islam no parece precisamente buena. Yo la verdad es que no he tenido malas experiencias con personas musulmanas. Eso sí, tal vez su experiencia es diferente a la mía.
Entonces fluye entre nosotras una interesante conversación. Hablamos de la historia de Rusia, Ucrania y Bielorrusia y de todo lo que ha llevado al conflicto actual. De la Rus de Kiev, posteriormente de la República de Novgorod y de los principados de Vladimir y de Moscú, de toda la dinastía rúrica de zares a lo largo de los siglos, empezando por el vikingo Rurik y terminando por Iván IV el Terrible, Teodoro, Boris y los falsos Dimitris impostores del periodo tumultuoso, pasando sobre todo por Olga de Kiev y su hijo Sviatoslav, quien convirtió la Rus de Kiev del paganismo al cristianismo ortodoxo, de la guardia personal del emperador bizantino conocida como varega, las batallas de la Rus de Kiev contra las tribus túrquicas como los pechenegos, los cumanos o los jázaros, contra la Horda de Oro del Imperio Mongol, contra la Bulgaria del Volga y posteriormente los Kanatos de Kazán y Astracán y también contra los reinos de Suecia, Polonia, Lituania y la Orden Livonia de las Cruzadas Bálticas, antecedentes importantes de los conflictos actuales ya más allá del Zarato/Imperio y de la Unión Soviética, de lo que obviamente también hablamos, sobre todo pasando por Catalina la Grande, de los Stroganov, del ejército del cosaco Yermak y la gran expansión con la conquista del kanato de Siberia hacia el este hasta llegar al Pacífico y a Alaska y de la dinastía Romanov de Miguel a Nicolás II pasando sobre todo por Catalina la Grande y la expansión hacia el oeste y todos los conflictos que esta generó (también germen de los conflictos actuales), así como de la prosperidad de Rusia durante aquellos tiempos. Y así hasta la Primera Guerra Mundial, la revolución rusa, la Unión Soviética, la Segunda Guerra Mundial, el régimen de Stalin, la Guerra Fría, Gorbachov, la perestroika y el glasnost, la caída del gigante soviético y todo lo que supuso para Rusia y así hasta nuestros días.


Le asombra mucho el amplio conocimiento que demuestro sobre la historia de un país tan remoto al mío. Olga tiene sus ideas muy fijas y explica los hechos según su perspectiva y sin abandonar su vehemencia al expresarse. Al mismo tiempo, se nota que es una persona con estudios muy bien aprovechados y además muy inteligente, culta y leída. Hablando de historia, como es obvio, también hablamos de política. Y de política pasa a hablarme de su familia y de su vida personal y entonces empiezo a entender mucho más porque Olga es como es y piensa como piensa. Defiende a muerte sus ideales, ante lo que guardo un respetuoso silencio. Entiendo que es un tema muy delicado y personal para ella.


–¡Porque mi vida no fásil! ¡Mi educasión no fásil! ¡Sosiedad rusa no ser como ocsidental, no contaminasión neoliberal yanki! ¡Rusia ser Esparta! ¡Ruskis ser espartanos! Mira...


Se dirige hacia una estantería fija a la pared, de la que saca lo que parecen un par de álbumes de fotos bastante grandes. Se sienta en la cama, yo me levanto y me siento a su lado y abre uno de los álbumes.
 
Última edición:
Las páginas del álbum se despliegan ante nosotras, revelando imágenes de un pasado que, aunque ajeno a mí, se siente cercano por la intensidad con la que Olga lo revive. En las primeras fotos aparecen personas vestidas con uniformes militares, condecoraciones en el pecho y expresiones solemnes. Se nota el peso de la historia en cada rostro.

—Este, mi abuelo —dice, señalando a un hombre con un uniforme soviético—. Él luchar en Gran Guerra Patriótica. ¡¡Héroe de Stalingrado!! ¡Stalin! ¡Buenos tiempos! ¡Yo estar de acuerdo con sosialismo y comunismo DE VERDAD, no hippies pijos y degenerados ocsidentales sosialistas y comunistas de moda! ¡Ellos progres wokes neoliberales! ¡Ellos vida muy bien, ellos no saber de verdad luchar y tener ideales! ¡En Sovetskii Sayos ellos GULAG en Siberia! Pero yo también reconoser que comunismo ser utopía, imposible. Sovetskii Sayos ser mucho importante para Rusia, nuestra patria, nuestra nasión! ¡Como sares Rurik, como sares Romanov! Sovetskii Sayos, Unión Soviética, al final no comunista, sí sosialista, pero después estatista. Yo creer mucho más en solo sosialismo, fuerte estatismo, fuerte euroeseptisismo y antiocsidentalismo, fuerte nasionalismo ruso y fuerte cristianismo ortodoxo, no ateismo. ¡Ideales mejores para mi Rusia y yo defender, yo luchar y yo matar y morir!

Entonces pasa unas tres páginas que me va enseñando. Tres páginas llenas de fotos en blanco y negro de hombres y mujeres en uniforme, la mayoría gente muy alta y de constitución grande. Se nota que es su familia. En una de las fotos me fijo especialmente en una mujer que guarda un gran parecido con Olga, quien es su madre. Igual de hermosa que su hija. Me va señalando a las personas de las fotos y diciéndome quienes son.

–¡Tú mirar! Estos, más abuelos y abuelas. ¡Este, padre Kiril; esta, madre Vladlena. Estos, tíos, tías, primos. ¡Tres abuelos veteranos, Afganistán contra putos salafistas, Guerra Fría contra putos yankis! ¡Afganistán morir joven este, abuelo, yo nunca conoser, padre de mi madre! ¡Guerra Fría morir joven este, tío, hermano de mi padre! ¡Abkhasia, Transnistria, Chechniya, Osetia, Siria, Crimea, Donbas y ahora mi familia luchar, luchar y luchar! ¡Chechniya morir tío y morir tía, hermana de mi madre y marido!

Su voz tiene un matiz de orgullo y melancolía. Pasa la página y aparecen imágenes de su familia en lo que parecen ser los años setenta u ochenta. Veo edificios grises, ropa modesta, calles cubiertas de nieve.

—Aquí mi madre, mi padre no ejérsito, vida normal. Con guerra fría tiempo difísil. Sovetskii Sayos fuerte, pero dura. Disiplina mucha, poco lujo, pero orden. ¡Orden mucho!

Una de las fotos me llama la atención: una tierna niña pelirroja con un abrigo rojo, de la mano de sus padres, una mujer también pelirroja y de un hombre con expresión cansada pese a su fortaleza de luchar en guerras.

—¿Eres tú?

—Sí. Moscú, 1992. Caída de Sovetskii Sayos. Todo cambiar. Hambre, caos, crimen. No como antes. La gente sufrir.

Se queda en silencio unos segundos, observando la imagen con una mirada que mezcla nostalgia y resentimiento. Luego pasa las páginas con rapidez, como si algunas partes de su pasado prefiriera no recordarlas demasiado.

—Por eso yo pensar como pensar. Yo ver que pasar cuando sistema caer, cuando no control. Yo no querer eso para Rusia.

La escucho con atención, sin interrumpirla. Sus palabras no son solo una opinión política; son el resultado de una vida marcada por grandes cambios y dificultades. La historia no es solo un conjunto de hechos para ella, es algo que ha vivido en su propia piel.


Cierra el álbum suavemente y la miro.


—Ahora entiendo mejor por qué piensas como piensas.


Ella asiente, sin necesidad de decir más. Y por un momento, en el silencio que sigue, siento que la historia, con toda su grandeza y su tragedia, nos ha unido de una forma inesperada.


Toma el otro álbum y lo abre.

–Mirar tú... Yo niña, yo adolesente, escuela militar, escuela de cadetes.

Fotos de una tierna niña pelirroja de piel blanca como la nieve y profundos y tristes ojos grises inundan mi campo visual. Me fijo especialmente en una en la que lleva un uniforme de soldado soviética a modo de disfraz y una escopeta en mano y también en más fotos en lo que parece una escuela militar, siempre vistiendo de uniforme y llevando a cabo tareas varias como por ejemplo armar y desarmar rifles y fusiles en el pupitre o entrenando en el patio de la escuela junto a muchos otros niños y niñas, entre otras. También muchas fotos suyas ya de niña jugando al fútbol, al básquet y al voleibol.

–Como tú ver, yo no gustar prinsesas ni Disney yanki. Yo no jugar con muñecas, yo jugar con pelota, pistolas, escopetas y más armas de juguete y también de verdad no cargadas. Yo no disfrasar de prinsesa, yo disfrasar de soldado, de salvaje osa.

–Yo era todo lo contrario a ti –le digo.

–Yo ver. Comparar tú y yo, tú delicada dama. Tú y yo ser como bella y bestia –me dice sonriendo.

«Tú y yo». Amo escuchar esto. Ambas nos sonreímos con ternura. Pasa otra página y fotos de una adolescente con la misma cabellera pelirroja y los mismos tristes ojos grises inundan mi sentido de la vista.

Entonces, pasa otra página. Fotos suyas de niña junto a sus padres. Veo que me señala una junto a su madre.

De su adolescencia me fijo en más fotos ya en la escuela de cadetes también en uniforme y haciendo más o menos lo mismo que en sus fotos de niña, pero ya con más conocimiento: armando y desarmando rifles y fusiles, disparando en una diana con una pistola, entrenando y haciendo deporte (futbol, básquet, voleibol, boxeo, waterpolo...) junto a más adolescentes como ella, chicos y chicas juntos, en igualdad de condiciones, sobre todo ella al ser tan alta y grandota. También me fijo en especial en dos fotos en las que lleva un disfraz de oso bastante realista y una bandera rusa con el águila bicéfala atada en la espalda y bebiendo vodka de una botella. Por lo que veo, ya apuntaba muchas maneras.

Después pasa otra página y veo fotos de su juventud haciendo el servicio militar y en lo que parece ser una academia militar más que una universidad. Mirando sus fotos, me percato de que, tal y como dice, no es una mujer lo que se diría «femenina», ni en sus modos ni tampoco demasiado en su aspecto (por lo que me fijo en sus imágenes vestida de paisano), tal vez un punto medio, neutral. Siempre natural, sencilla y casual, sin ningún rastro de maquillaje, con sus gafas, con sus ushankas que la hacen ver tan atractiva, con sus calientes abrigos, con sus jerseyes, sus sudaderas deportivas, leggings deportivos, pantalones tejanos largos o cortos de medio muslo y bambas, aunque también la llego a ver con chanclas y botas de cuero, plataforma y taconazo, algo que me encanta en sobremanera. Igual que nunca la veo con maquillaje, tampoco con joyas ni con ningún vestido ni falda, ni nada por el estilo.

Eso sí, una cosa tengo más que clara viendo estas fotos. Conforme me fijo más y más en esta hermosa cabellera larga ondulada de cobre, esta triste mirada de ojos grises detrás de sus gafas, esta piel blanca como la nieve, en estas manazas e intuyo más y más estas abundantes curvas, mis mejillas se ruborizan más y más, llego hasta al punto de sentir que mi cuerpo reacciona (ya me entiendo yo misma) y soy todavía más consciente de lo increíblemente hermosa que es y de como me estoy enamorando de ella. Por ahora, no sé si lo nota, aunque por momentos, mientras ojeo sus fotos, miro de reojo que ella me mira sonriendo de un modo que de momento no sabría cómo descifrar. Intento disimular al máximo, pero es algo que nunca se me ha dado bien. Eso sí, no parece incómoda en absoluto.

–¡Yo ir a escuela militar y de cadetes! ¡Yo ir a academia universitaria militar y yo años después preparar para ofisial de polisía. ¡Yo, familiares, hombres y mujeres, formasión militar en escuela y universidad, haser servisio, ser soldados en fuersas armadas y ser ofisiales en fuersas de seguridad. ¡Yo, diesiocho años, servisio militar! ¡Yo ir a universidad militar! ¡Yo ser oficial de polisía y también soldado, en pasado! ¡Yo ir a ejérsito, a armiya! ¡Yo ir a Chechnya, yo ir a Osetia, yo ir a Siria, yo ir a Crimea y Sebastopol, yo ir a Donbás! ¡Obligasión en mi familia estar en fuersas armadas! ¡Morir familia en guerras! ¡Nosotros no ser kosaks, pero ser guerreros!

Entonces pasa otra página. Inundan mi campo visual fotos suyas en las fuerzas armadas junto a más hombres y mujeres jóvenes (supongo que familiares). Siempre con estos uniformes que le quedan de fábula y acentúan más su carácter de mujer imponente, indomable y dura como el acero.

–Mira... Yo, mi hermano Vladimir, mis primos, mis primas. Sur Osetia 2008 yo primera ves en ejérsito. Yo también segunda guerra Chechnya 2008 y 2009, Crimea, Sebastopol, Donbás 2014 y Siria, 2015, 2016, 2017, 2018.

Pasa otra página y veo fotos suyas en sus trabajos de guardia de seguridad privada tanto en Rusia como en España y en lo que parece una academia de policía y de cuando entró a ser oficial de las fuerzas de seguridad.

–Yo años después trabajar en seguridad privada España y Rusia, otra formasión y entrar en fuersas de seguridad y yo hase dos años, en operasión espesial 2022, yo no ir a armiya. ¡¡Pero yo, si poder, IR!! ¡¡En 2022, ahora y siempre!!

Pasa otra página, una de las últimas.
Fotos de tumbas inundan mi sentido de la vista tanto en blanco y negro rodeadas de banderas soviéticas, estrellas, hoces y martillos y bustos de Stalin y Lenin como en color y rodeadas de flores, de banderas rusas de la Federación, del Imperio y separatistas de las regiones prorrusas disputadas y anexionadas de facto (sobre todo de Abkhasia y Osetia del Sur y de Donetsk, Luhansk, Crimea, Sebastopol, Transnistria y la genérica de Novorrossiya) con el águila bicéfala y/o sus respectivos escudos y también de banderas soviéticas e imágenes ortodoxas de Jesucristo, de vírgenes y de santos.

–¡Mira! ¡¡Por eso yo querer ir!! ¡¡Por mis familiares que antes desir, abuelo y tíos que morir jóvenes!! –señala las fotos en blanco y negro y también algunas en color más antiguas y seguidamente dirige la mirada a las fotos en color y su respiración se entrecorta por lo que toma aire, sus ojos grises se empañan acentuando más y más la tristeza que tanto los caracteriza y alza el tono de voz bruscamente–. ¡¡Por una prima, un primo!! ¡¡Morir hase nueve años!! ¡¡Siria, 2015!! ¡¡Mi hermano!! ¡¡Vladimir!! ¡¡Morir hase dies años!! ¡¡En Donetsk, 2014!! ¡¡Donbás, Donetsk, Luhansk, bombas, siviles rusos morir!! ¡¡Ocsidente no palabra, Ocsidente callar!! ¡¡Ukrainskis siempre pueblo hermano con nosotros ruskis y belaruskis!! ¡Belarusos gobierno bien, ucrainianos gobierno bien hasta 2014! ¡Golpe de estado 2014, mal! ¡¡Por bastardos yankis y europeístas siempre querer dividirnos, enemigos!! ¡¡Enemigos ahora!! ¡¡Siempre querer en toda historia con diferentes nombres, pero ahora conseguir!! ¿POR QUÉ??!! POCHEMU???!!

IMG_20250222_051600.jpg


Siento odio, rabia y dolor en sus palabras y en su tono de voz y puedo ver como sus ojos se empañan y empiezan a derramar lágrimas. Continua desahogando su pesar.

–¡¡Hijos de puta nasis, hijos de puta salafistas, hijos de puta yankis y europeos imperialistas!! ¡Yo por mi gente y por la Rusia, matar y morir! ¡Moral! ¡Matar y morir por la Rusia, por la madre patria, por honor! ¡Zeta, o, uve! ¡ZOV! ¡LLAMAMIENTO! ¡ZETA, ZAPAD! Demilitarizatsiya denatsifikatsiya! Za pobedu, za pravdu, za mir! ¡Por la victoria, por la verdad, por la pas! ¡UVE, VOSTOK! Sila v pravde, zadacha budet vypolnena! ¡Trabajo completado, nuestra fuersa la verdad! ¡¡Por toda mi familia que morir en combate!! ¡Yo querer vengansa!! ¡¡Querer sangre!! ¡¡Nosotros ser familia rota, destrosada!! ¡¡Años, muchos años!! ¡¡Yo mucho dolor!! ¡¡Mucho dolor, Clara, mucho dolor!!

Pese a su dureza al expresarse, su respiración se entrecorta más y más dejando escapar un intenso suspiro que deja paso a amargos y sollozos y abundantes lágrimas descienden de sus ojos grises como cataratas, empapando sus mejillas. Su primera reacción es abrazarme con fuerza. Se derrumba de verdad entre mis brazos y la correspondo sin dudarlo ni un segundo.

–Yo... ¡Yo realidad sufrir mucho! ¡Yo llorar mucho sola! ¡Yo sentir sola! ¡Mucho! ¡Yo cansada, mucho cansada! ¡No pareser, pero yo sentimientos, yo corasón! ¡Yo persona, yo humana! ¡Yo de asero, pero yo reprimir mucho! ¡Mucho dolor y pena dentro! ¡¡Muchos años!! ¡¡Nosotros familia rota!! POCHEMU???!!!! –me dice, llorando y sollozando a gritos desgarradores.

IMG_20250222_051632.jpg


Nos abrazamos con fuerza estando ambas sentadas en su cama. ¿Quién iba a decir que una mujer tan imponente, fría, cruel y despiadada en apariencia como Olga se desharía en un profundo y doloroso llanto entre mis brazos?

Mientras la abrazo por primera vez, le acaricio el cabello y la espalda y siento de nuevo su aroma. Me siento conmovida y también lloro abrazada a ella.

Es increíble lo que hace en una persona vivir de cerca tantas circunstancias duras. Y todavía más cuando se es peón de este macabro tablero de ajedrez llamado geopolítica y guerra.

Transcurridos unos largos minutos, aparta la cabeza del abrazo y nos miramos fijamente a los ojos.

–Grasias... Muchas grasias, Clara... –me dice apartando la cabeza del abrazo y con los ojos todavía vidriosos, las ojeras todavía más marcadas y las mejillas enrojecidas de tanto llanto.

Entonces, le quito cuidadosamente las gafas y le seco las lágrimas con mis delicados dedos. Seguidamente, me toma de mis frías y delicadas mejillas con sus grandes y calientes manazas y me besa la frente y seguidamente sus manazas descienden suavemente por mi cuello y me besa las mejillas. Me quedo asombrada ante sus muestras de afecto hacia mí y siento un intenso y dulce escalofrío seguido de una palpitación recorriendo mi cuerpo entero.

–Tú ángel del sielo. Tú de otro mundo, Clara, de verdad. Tú, cómo desir tu nombre, ser de lus. Tú, mucho gran corasón. Tú saber escuchar, tú no jusgar, tú empatía. No todas las personas ser como tú –me dice emocionada mientras sus manazas acarician suavemente mis mejillas y mi cuello.

–Yo entiendo tu dolor y ni por un segundo se me pasaría por la cabeza juzgarte.

–Yo perdón por haser daño a ti, yo mucho arrepentida. Tú confiar en mí, Clara. Yo no trampa, yo no querer haser más daño a ti -me dice entre lágrimas.

Entonces, me abraza de nuevo y me da un fuerte beso en la mejilla. Acto seguido, nos separamos del abrazo y me toma de las manos. Amo sentir el contraste entre sus calientes y toscas manazas y mis delicadas y frías manitas. Siento otra palpitación seguida de un intenso escalofrío y apoderándose de mí.

–Tú tener presiosas y suaves manos. Mucho frías también –me dice sonriendo con ternura y calentándome las dos manos entre sus dos manazas a modo de bocadillo y poniéndolas en sus rosadas y calientes mejillas. Estoy que no quepo en mi asombro y al mismo tiempo siento que me derrito por dentro de tantas mariposas que siento en mi estómago y estoy ruborizada como un tomate.

–Tú también tienes unas preciosas manos, de verdad. Y muy calientes.

Ambas sonreímos y nos miramos con auténtico cariño.

La verdad es que me asombra en sobremanera que se haya disculpado hasta el punto de llevarme en brazos a su casa y atenderme y que después haya tenido conmigo la confianza suficiente para explicarme tanto sobre ella y sobre su vida y sobre todo para abrir las puertas de su duro corazón, para terminar derrumbándose y desahogando entre mis brazos todo su dolor reprimido y para tener las muestras de afecto que está teniendo conmigo. Entonces yo me pregunto, si yo le doy tanto asco como me ha demostrado al principio, ¿por qué está siendo así conmigo? No lo sé, pero siento que aquí hay química y obviamente no solo por mi parte.

Entonces, continua mostrándome el álbum con fotos suyas de su etapa en la universidad militar, sirviendo a las fuerzas armadas y empezando como oficial en las fuerzas de seguridad. Veo fotos de esta etapa de su vida en las que se encuentra con otras personas, seguramente amigos.

–Yo, mi vida. Estudiar, trabajar, luchar. Muchos amigos hombres, camaradas. Amigas, camaradas mujeres, pocas. Yo siempre poco femenina. Yo entender mejor con hombres y con mujeres como yo. Muchas mujeres solo pensar en moda, maquillaje, enseñar cuerpo, fiestas, gossip y superfisial y yo no gustar. Yo no gustar maquillaje, yo no gustar y yo no llevar faldas, yo no llevar vestidos, yo no gustar ir a discotecas, yo no enseñar cuerpo, yo respeto por yo misma. También algunas pensar en sacar dinero a hombres, novios. Yo sensilla, yo no interesada, yo no gustar cosas caras. Yo treinta y sinco años, dos relasiones largas, dos novios, ahora ex. Yo no mantenida, yo independiente, yo trabajar, yo ganar mi dinero.

–Tienes toda la razón. Yo en esto soy como tú. Yo soy muy femenina, sí, pero sencilla al mismo tiempo. A mí tampoco me gusta el maquillaje, ni me gustan las compras, ni la fiesta, ni la promiscuidad, ni el cotilleo ni toda esta feminidad basada en el consumismo y la vanidad con la que nos bombardean.

–Tú muy bien, Clara. Yo pensar tú no ser así. No todas mujeres femeninas ser así. ¿Y tú tener muchos amigos y amigas?

–No, yo las amistades que tengo las cuento con los dedos de una sola mano y literalmente sobran. Incluso siendo niña y adolescente he llegado a no tener amigos o casi ni tenerlos. Soy muy tímida e introvertida y soy una persona autista, concretamente Asperger, con todo lo que implica. Yo siempre era la típica tímida, rarita y nerd de la clase y además en la adolescencia se me juntó con un acné muy fuerte, y llevar gafas y brackets al mismo tiempo, con ser el «patito feo» de la clase. También tengo un carácter muy débil, casi no sé defenderme, no soy como tú. Todas estas cosas me han hecho ser un objetivo fácil de acoso escolar, de bullying.

–Autista, Asperger... Sí, yo entender, yo saber. Autistas yo conoser muy introvertidos, pero muy inteligentes, luchadores y tener gran corasón. Yo ver que tu ser muy inteligente, saber mucho y tener gran pasión por historia. Yo ver que historia ser tu interés. Acné normal en adolesensia, yo también tener. ¡Hijos de puta, desgrasiados, bullies! ¡Yo gobernar y bullies no ver lus del sol! ¡Tú tener gran corason, tú ser inteligente, tú ser hermosa! ¡Ellos, ellas, mucha envidia!

Acto seguido, me acaricia la mejilla y me ruborizo. En este momento nuestras miradas se cruzan con intensidad. A cada muestra de cariño suya hacia mí, soy más consciente de que aquí hay atracción y química de la buena y obviamente no solo por mi parte.

¿Y si Olga muy en el fondo reprime bajo llave su verdadera sexualidad?
 
Última edición:
Entonces pasa otra página y fotos suyas desfilando en uniformes militares de gala inundan mi sentido de la vista.

–¡Tú mirar! Yo desfilar, uniforme de gala. Blanco y verde, fuersas armadas. Negro, fuersas de seguridad. Yo solo gustar falda de uniforme militar, no más.

En algunas lleva un uniforme color azul verdoso oscuro de cuerpo completo o solo de cintura para abajo y blanco de cintura para arriba y en otras uno negro, siempre con una gorra militar o una ushanka con el escudo de la bandera rusa, una camisa de manga larga abotonada con corbata y repleta de insignias y escudos, con una falda atada a sus abundantes curvas con un cinturonazo negro del que penden sus armas reglamentarias (porra de cuero, pistolas) y larga hasta algo por encima de las rodillas, con esas atrevidas botas negras que acostumbra a llevar por lo que he visto en sus otras fotos o con zapatos negros de tacón y sosteniendo grandes fusiles Kalashnikov o espadas. Son las únicas fotos en las que la veo llevando falda, resaltando sus abundantes curvas, al mismo tiempo sin abandonar ese aire paramilitar y de mujer ruda y poco femenina. Ella, tan alta y grande, destacando entre muchas otras mujeres. Increíblemente soberbia y hermosa. Toda una MUJER empoderada de verdad (no como muchas que se ponen esta etiqueta hoy en día), hecha y derecha y de pies a cabeza. Al ver estas fotos me pongo más y más colorada de repente y por un momento siento como mi respiración se entrecorta y que no me salen las palabras. Tengo hasta la sensación de que mi cuerpo empieza a reaccionar de nuevo, así como a sentir ese dulce calor dentro de mí, yo misma me entiendo. La veo tremendamente sexy.

Por un momento, me percato de que ella me mira mientras mis ojos siguen clavados en sus fotos y mi cerebro todavía procesando. Miro de reojo como me mira, con una mirada y una sonrisa cariñosas y con un punto de picardía. Transcurridos unos segundos, tomo aire disimuladamente y me vuelvo hacia ella.

–Me... Me encanta. Muy y muy hermosa, de verdad –le digo tímidamente y muy ruborizada.

–Grasias, muchas grasias –me responde en un tono de voz que ya consideraría seductor. La verdad es que es ya imposible que no note mi atracción hacia ella. Y no parece molestarle en absoluto.

Seguidamente, me toma delicadamente de la espalda con su brazo, me acaricia el cabello y la mejilla y me besa en la otra. Me acaricia con las mismas manazas con las que me ha abofeteado y me besa con los mismos labios que me han despreciado e insultado horas antes. Siento una gran ternura, lo que me causa unas tremendas ganas de llorar de la emoción y acabo conteniendo con todas mis fuerzas. Al mismo tiempo, siento como un escalofrío muy intenso se apodera de mi cuerpo entero hasta el punto de sentir un temblor en mis extremidades como si se produciera un terremoto bajo mis pies y que esté más roja que un tomate.

Cada vez dudo más y más de la supuesta heterosexualidad de Olga. Me parece mucho a mí que con su homofobia reprime mucho sus verdaderos deseos y sentimientos.

–Yo tener uniformes en otro armario, en otra habitasión. ¿Tú querer ver yo ahora llevar uniforme de gala? –me pregunta sonriendo con ternura y con una discreta chispa de sensualidad en su mirada y en su tono de voz, mientras me acaricia suavemente mi ruborizada mejilla.

–Sí... Claro. Como quieras... –le respondo tímidamente. En el fondo estoy realmente asombrada y me muero de ganas.

–Ahora yo venir. ¡Sorpresa...! –me dice en un tono seductor, con su preciosa sonrisa y acariciando mi mano mientras me besa de nuevo en la mejilla, se levanta acariciándome la mano y sale de la habitación. Olga es muy seductora pese a su escasa feminidad.

Pese a ver las cosas cada vez más claras, no dejan de asaltarme las dudas. ¿Qué le mueve a tener esta confianza hacia mí, que nos conocemos bien poco y supuestamente le doy tanto asco? ¿Por qué querrá hacer esto? ¿Tal vez me esté tendiendo una emboscada? ¡No! Llegadas a este punto no lo creo ya. Lo que me explica es verdad, sus sentimientos son verdaderos, sus lágrimas son verdaderas, su dolor es verdadero. ¿Tal vez quiere de verdad seducirme? ¿Tal vez ni le doy tanto asco ni es tan hetero?

No lo sé a ciencia cierta. Solo sé que esta hermosa mujer me está haciendo sentir demasiadas cosas, tanto emociones como también sensaciones. Paulatinamente, estoy sintiendo mi respiración más y más entrecortada, más y más temblor en mis extremidades, más y más rubor en mis mejillas, más y más sensibilidad en mi piel. También como el frío de mi cuerpo se disipa, abriendo el paso a su calor natural. Siento más y más intensamente esta dulce sensación de calor y humedad en lo más profundo de mi intimidad.

Transcurridos unos minutos, escucho sus estridentes pasos caminando por el pasillo y pisando fuerte el suelo, esta vez en forma de taconeos.

En cuestión de segundos, veo como se abre la puerta lentamente y Olga se aparece ante mí con el uniforme negro de oficial de policía. Con la misma ushanka negra con el águila bicéfala y San Jorge, la camisa abotonada con corbata, la falda hasta algo por encima de las rodillas, los guantes negros de cuero, otras atrevidas botas negras de cuero, plataforma y esta vez taconazo ancho y el cinturonazo negro del que penden la porra negra de cuero, la pistola y las esposas, las mismas armas (y por la ushanka y los guantes de cuero las mismas prendas) con las que se ha excedido conmigo horas antes amenazándome, agrediéndome y oprimiéndome sin piedad como la ursa y la bestia parda que llega a ser cuando está fuera de si.

Al verla, siento como mi piel se eriza, como mis pechos se endurecen y esa sensación de calor y tensión dentro de mí con más y más intensidad, palpando una gran humedad en mi ropa interior. También como mi pulso se acelera dando mi corazón un vuelco y como me quedo sin apenas aliento. Siento unas increíbles ganas de lanzarme encima de tremenda ursa, de tremendo mujerón, como una gata en celo, de trepar con mis piernas por sus caderas y su cintura hasta que me tome en brazos imponiendo sus manazas con los dedos bien abiertos como paraguas por debajo de los guantes negros de cuero en mi espalda, mis caderas y mis nalgas, de que nos abracemos con fuerza sintiendo el cálido roce de mi cuerpo con el suyo, así como mis pechos y mis pezones ya durísimos con sus grandes tetas, de sentir su aroma a bosque de la más remota Rusia desprendiéndose en mi cuerpo, de acariciar su ushanka (esta prenda típica rusa la hace verse más atractiva e imponente que una gorra de policía) y su preciosa cabellera pelirroja, de llenarle de besos las mejillas, la papada y el cuello, de morrearla salvajemente, como si no hubiera un mañana.

No puedo evitar pensar en la dinámica bear/twink de los hombres homosexuales pero entre Olga y yo como mujeres.

IMG_20250222_053048.jpg


También siento unas ganas tremendas de agacharme ante ella, besarle y lamerle estas atrevidas botas, bajarle la falda, bajarle las braguitas, olerlas y lamerlas junto a sus atrevidas botas. Deseo con todas mis fuerzas agacharme sumisamente a sus pies, besarlos y lamerlos con estas preciosas y sexys botas como si no existiera un mañana. Estas botas la hacen increíblemente alta, todavía más de lo que ya es, estilizan su gordita figura y resaltan todavía más sus grandes y preciosos atributos. Mmmmmm... Abrazarme a su cintura, amasar sus colosales nalgas y más...

Yo continuo sentada en el lateral de su cama, ella de pie delante de mí, soberbia, imponente, dominante.

–¿Tú gustar?

–S... Sí, mu... mucho. Me... Me encanta.

–¿Yo hermosa?

–S... Sí. Muy... Muy hermosa.

–Tú tocar, tú tocar.

Estoy dudosa y no sé qué hacer, a lo que ella, con una de sus manazas enfundadas en los guantes negros de cuero (los mismos que llevaba cuando me ha abofeteado y casi me asfixia), me toma suavemente de una mano haciendo que me levante lentamente y me ponga de pie delante de ella y me la pone a la altura de su cintura, haciendo que la acaricie sintiendo la opulencia y el cálido tacto de su cuerpo. Su manaza siempre encima de la mía, guiándola.

–Tú tocar, tú tocar. Tú no miedo –me dice con dulzura mientras la tristeza en su mirada se torna más visible– Yo entender que tú confiansa con yo difísil. Yo de verdad sentir mucho ¡Tú mirar! –señala su cinturonazo, del que se saca con ímpetu la porra, la pistola y las esposas– ¡Yo tener esto, pero yo ya no haser daño a ti! ¡Nunca! ¡Yo tener esto y yo proteger a ti cuando personas malas te hasen daño! ¡Te hasen mal y yo rebentar a él, a ella, a ellos o a ellas! –se guarda las armas en el cinturón con el mismo ímpetu, agacha su cabeza para acercarse a mí e impone sus calientes manazas en mis delicadas mejillas- Porque tú buena, porque tú ángel.

Acto seguido, me da un tierno beso en la frente. No puedo evitar sentir un escalofrío y un montón de mariposas así como unas tremendas ganas de llorar de la emoción.

Entonces sube lentamente mi mano hacia su pecho y me la pone en una de sus insignias. Me explica qué significa cada condecoración e insignia, por lo que la escucho muy atentamente. Conforme me explica, desplaza mi mano de una insignia a la otra.

IMG_20250222_053250.jpg



Estamos las dos frente a frente. Tengo demasiadas emociones encontradas y sensaciones a la vez. Me siento demasiado vulnerable a su lado, antes en el sentido negativo de la palabra a causa de su maltrato, ahora en el positivo a causa de todas las cosas preciosas que me está haciendo sentir. Ella bien alta, bien grandota, todo un armario ropero, toda una bestia parda, toda una ursa. Yo bien menuda, pequeña y delicada a su lado, como una muñeca de porcelana. Siento demasiadas palpitaciones, las mejillas ruborizadísimas y temblor en mi cuerpo, sobre todo en mis extremidades, como si ocurriera un terremoto bajo mis pies. Se percata de mi temblor.

–Uy, uy, uy, tú aún tener frío -me dice, sonriéndome con ternura e imponiendo sus manazas alrededor de las mías a modo de bocadillo para calentarlas- Tú tener manos mucho frías, mucho delicadas.

Mi temblor realmente no se debe al frío, he entrado en calor hace ya un buen rato pese a mis manos siempre frías. Obviamente se debe a las emociones y sensaciones que ella misma me está causando.

–Tú frío, tú temblar. Tú nesesitar abraso de osa rusa –me dice, mirándome con ternura y una chispa de picardía.

IMG_20250222_053522.jpg


Entonces me abraza con fuerza, a lo que yo la correspondo sin dudarlo ni un segundo. Tengo mi cabeza a la altura de su barriga, casi tocando su estómago, dada nuestra diferencia de altura todavía más notable con las atrevidas plataformas y taconazos que lleva. Siento sus manazas acariciando mi mejilla, mi oído, mi cabello y mi espalda hasta casi llegar a mis caderas y mis nalgas. También como se agacha un poco para llegar a mí y sus carnosos labios besando mi cabeza y mi mejilla. Estoy que no quepo en mi enamoramiento por ella, me siento muy segura entre sus brazos y mi temblor se amaina lentamente. Llegadas a este punto es ya imposible que ella no sienta nada.

Transcurridos unos minutos que desearía que fueran eternos, separamos un poco nuestras cabezas del abrazo y nos miramos intensamente. Entonces ella acaricia mi cabello y mi mejilla y en un momento dado decide romper el silencio.

–Tú... Tú muy hermosa, tú muy buena. Tú... ¿Amor? ¿Pareja? –me dice con voz seductora acercándose a mi oído, casi susurrando.

–Umm... No. Nunca. Ni amor, ni pareja. Soy virgen.

–¿Nunca?! ¿Virgen?! No. Yo no creer –me dice, sonriendo con perplejidad.

–De verdad, nunca. Yo espero que llegue el verdadero amor a mi vida, no entiendo las relaciones de pareja sin enamoramiento ni amor auténticos. Nunca me ha gustado la promiscuidad.

–Tú haser muy bien. Muy, muy bien. Pocas personas como tú ahora. Yo tampoco. Yo solo dos novios, dos relasiones serias largas y stop. Pero tú... ¿Enamorada? ¿Tú gustar mujeres, sí? ¿Tú, degenerada? Perdón, yo hábito hablar así, yo ya no insultar tú.

–Tranquila, yo entiendo, no te juzgo. Yo... Me gustan las mujeres y los hombres, sí. Tengo preferencia hacia las mujeres.

–Yo ya saber, yo ya ver. Pero... ¿Tú cómo saber que tú gustar mujeres?

–Es algo que una persona siempre sabe, lo mismo que cuando es heterosexual.

–¿Tú gustar mujeres cómo? ¿Prototipo?

–Pues... –siento mis mejillas más y más calientes y ruborizadas y como ella agacha lentamente su cabeza y su espalda hacia mí.

–¿Tú querer amor con mujer de verdad? –me pregunta de repente, sin cambiar su tono seductor y acercando más y más su rostro al mío.

Tengo las mejillas más y más ruborizadas. Ella también. No sé qué decirle. Se nota que me tiene dulcemente contra las cuerdas. Se acerca más y más a mí, lentamente su cabeza con la mía. Está todo más que claro ya.

Y ya no hace falta decir nada más.
 
Última edición:
En este preciso instante, me besa en los labios. Nos miramos intensamente. El rubor en sus mejillas y en sus carnosos labios y el destello en su triste mirada de ojos grises desprenden pasión. Se vuelve a agachar hacia mí y nos besamos de nuevo. Una y otra vez, con gran pasión.

A mis 27 primaveras nunca había besado a nadie. Es inexplicable la sensación de besar sus preciosos y calientes labios.

IMG_20250222_061945.jpg


IMG_20250222_062003.jpg


Nuestros besos siguen una escala que va del rosa pastel al púrpura. Acercamos nuestros cuerpos más y más, abrazándonos con fuerza, hasta el punto de ella tomarme en sus poderosos brazos. Siento de nuevo sus manazas acariciando mi espalda, descendiendo lentamente hacia mis nalgas.
Estando yo en brazos de ella, nos abrazamos con más y más fuerza y nuestros besos se tornan cada vez más ardientes e intensos, teniendo que tomar aire con desespero. Siento más y más ese dulce y húmedo calor dentro de mí y que obviamente esta sensación es mútua entre ambas. En un momento dado, siento como la cremallera de mi fino vestido negro empieza a descender lentamente y como sus manazas me desnudan lentamente, hasta que mi vestido cae al suelo y me quedo sin nada más ni nada menos que con mi conjunto de sensual lencería de seda negra. Mis latidos, mi respiración y mis gemidos se tornan más intensos. Continuamos besándonos sin tregua y sin apenas respirar. En un momento dado, me baja de sus brazos haciendo que esté de pie delante de ella.

Entonces, nos miramos fijamente. Puedo ver como su mirada recorre de arriba a abajo mi rostro y mi cuerpo y como sus grises ojos arden de pasión y lujuria. Pese a ello, nunca abandonan su destello de tristeza, que esta vez se ve incluso más marcado hasta el punto de ver como en cuestión de unos largos segundos, lágrimas descienden de ellos. Me toma de mi esbelta cintura con sus poderosos brazos y sus manazas y se agacha un poco para acercar más su rostro al mío. Entonces rompe el incómodo silencio verbal entre ambas.

–Tú, muy, muy hermosa. Yo... Yo gustar tú. Yo desir verdad, Clara –me dice entre lágrimas de emoción.

–Me gustas mucho tú también, Olga. Eres increíblemente hermosa.

–Tú... Mujer hermosa exterior, interiormente. Yo no gustar gays, no gustar lesbianas, no gustar homosexual, pero... Yo gustar tú. Yo te deseo, Clara. Yo te quiero, yo te amo. Yo desir verdad.

Mientras se sincera sobre sus verdaderos sentimientos hacia mí, estoy que no quepo en mis palpitaciones y mariposas en el estómago, a la vez que siento como mi piel se eriza, como se crea un nudo en mi garganta y se me ponen los ojos llorosos, algo que ella nota y acto seguido, me abraza con fuerza.

En medio de la calidez de nuestro abrazo, me encanta sentir el peso de su fornido cuerpo junto a la menudez del mío, así como sus manazas recorriendo suavemente mi espalda, mis caderas y mis nalgas, por encima y lentamente por debajo de mis braguitas negras de seda. Estos mismos brazos y estas mismas manazas que horas antes casi me asfixian y que han llegado a pegarme bien fuerte con ayuda de la porra, a abofetearme y a tirarme del pelo y de la oreja ahora me abrazan, acarician mi piel y aman mi cuerpo sin tregua alguna. Siento como sus manazas acarician los dolorosos hematomas que ella misma me ha provocado horas antes con su porra negra de cuero, una sensación de dolor, de dulzura y de placer al mismo tiempo. Con solo pensar en ello, mis ojos derraman más y más lágrimas. Tengo una extraña sensación demasiado a flor de piel de estar muy sentimental y de calor y fogosidad dentro de mí al mismo tiempo.

En un momento dado, me toma de nuevo en brazos.

–Yo enseñar a ti mujer alfa de verdad. Yo enseñar a ti osa rusa –me susurra seductoramente al oído.

Entonces, ambas nos tumbamos en su gran cama en posición de cuchara, ella detrás y yo delante. Siento sus potentes brazacos ejerciendo presión en mi cintura y en mi espalda y sus grandes y largas piernazas en mis caderas y en mis delgadas piernas. Su grande y fornido cuerpo estrujando a base de bien mi menudo cuerpo, más o menos de la misma manera que cuando me ha arrestado pero estando ambas tumbadas y contrariamente a horas antes, esta vez con delicadeza, demostrándome lo mucho que me desea y que me ama.

–Te deseo... Yo querer tú ser mía... ¡Tú toda mía! ¡Solo mía! –me susurra al oído mientras me besa el cuello. Siento el deseo y la excitación en su voz, así como su respiración cada vez más fuerte.

–¡Tuya...! ¡Toda tuya...! ¡Hazme tuya...! –le voy respondiendo, entre jadeos de excitación.

Siento la rasposidad de sus manazas acariciando mis pechos por encima y por debajo de mi sujetador de seda negra, que acaba desprendiéndome de él hasta dejar mis pechos desnudos, que seguidamente amasa con gran avidez abriéndolas como paraguas separando bien sus dedazos, con los que a la vez estimula ardientemente mis pezones. Mientras tanto, no deja de sostener mi cuerpo con su otro brazo y de besar, lamer, succionar y mordisquear mi mejilla, mi cuello, mi oído y mis labios. Mmmmmm... Me está encantando como ama mi cuerpo.

Transcurridos unos minutos, su mano desciende por mi esbelto abdomen hasta mi vientre. Mis delicadas manos acarician sus brazacos y sus manazas mientras ama mi cuerpo. Y así estamos durante unos escasos e intensos minutos hasta que siento como lentamente su manaza alcanza mi ardiente y empapada rosa del amor. Empieza discretamente, con dos de sus dedazos acariciando mis labios más cercanos a mi clítoris por encima y por debajo de mis braguitas, hasta que despacio y minuto a minuto se adentran más y más en mi dilatada y hambrienta vagina. Es entonces cuando gimo con mucha intensidad e instintivamente empiezo a cabalgarla conforme mueve sus dedos dentro de mí. Ella continúa sosteniendo fuertemente mi cuerpo y llenando mi cuello y mis mejillas de apasionados besos y succiones. En algunos instantes, hace que vuelva mi cabeza hacia ella y nos besemos los labios.

Olga tiene unos dedos realmente largos y gorditos. Es increíble lo satisfecha que me siento, estoy en el séptimo cielo.

¿Olga, hetero? ¡NO, NO e infinitas veces NO!

Cada vez siento más y más placer y por lo tanto, gimo con más fuerza. Mi boca empieza a salivar más de la cuenta. En un momento dado, ella, con su otra manaza me tapa la boca y me introduce dos de sus respectivos dedazos. Entonces, yo, hambrienta de más, le tomo la manaza con mis dos delicadas manos y me la introduzco lentamente en la boca, dejando sus dedazos empapados. Lamiendo su mano con avidez y sin parar mientras cabalgo los dos dedazos de su otra mano. Dejo sus dos manos empapadas de mi amor y mi excitación por ella, tanto en forma de flujo como en forma de saliva. Mmmmmmmmm...

Mientras me da amor con sus dedazos y la cabalgo, muevo muy sensualmente mi cabeza, bien pegada a sus tetazas por encima de la camisa de su uniforme de gala con sus condecoraciones e insignias. También siento como roza sensualmente su intimidad por debajo de la falda contra mi espalda y mis nalgas. Puedo palpar humedad en ella, mucha humedad, además de aroma a mujer.

Transcurridos unos treinta minutos, un explosivo orgasmo se apodera de mí. Entonces, me atrae fuertemente hacia ella y siento como simultáneamente también tiene un orgasmo fruto de rozarse a base de bien contra mis pequeñas nalgas. Olga gime de una manera demasiado sensual. Mmmmmmmm...

Transcurridos unos minutos, se levanta un poco y se agacha a cuatro patas encima de mí, que sigo tumbada, rodeando bien mi cuerpo con sus piernazas y sus brazacos. Siento como tumba sus grandes y preciosas tetazas y su gorda barriga encima de mis pequeñas tetas, mi esbelta cintura y mi vientre plano. Me llena las mejillas, los labios, los oídos y el cuello de ardientes besos. Su cabeza empieza a bajar muy sensualmente por mis pechos, que me los empieza a besar por encima y por debajo del sujetador. Entonces, impone sus grandes brazos y sus manazas aplastándolas debajo de mi espalda y nos abrazamos con fuerza, ella esta vez cayendo rendida tumbada encima de mí con la cabeza encima de mis pechos y yo tumbada. Le acaricio el cabello. En un momento dado, siento como sus dedazos desabrochan con fiereza mi sujetador.

IMG_20250222_062435.jpg



Acto seguido, se levanta un poco poniéndose de nuevo a cuatro patas encima de mí para quitarme completamente el sujetador y para desprenderme totalmente de los tirantes me hace levantar los brazos hasta el punto de sostener con fuerza mis delicadas muñecas dejándome los dedazos y las uñas marcadas. Mmmmmmmm...

Entonces, su cuerpo de cintura para arriba cae rendido de nuevo ante mí. Su cabeza cae rendida a mis pechos ya desnudos y al mismo tiempo siento sus tetazas y su imponente estómago por debajo de su uniforme bien clavados en mi abdomen. Es en este momento que empieza a besar, a succionar y a lamer mis pechos con gran avidez, acercándose lentamente a mis estremecidas areolas y a mis erectos pezones. Es realmente increíble sentir estos carnosos labios y esta larga y ancha lengua recorriendo cada poro de mi piel, en especial la de mis partes más sensibles. Siento como va succionando y lamiendo mis areolas y mis pezones con avidez y con algunos suaves mordiscos, pero al mismo tiempo con cuidado y sensualidad. Le beso y le acaricio el cabello y la ushanka y de vez en cuando dirige su mirada hacia mí. Me mira de una manera muy fogosa. Gimo como nunca.

IMG_20250222_062633.jpg


Transcurridos unos minutos, sube su cabeza hacia mí y me besa los labios. Acto seguido, regresa a mis pechos y en cuestión de segundos, su boca y su grande lengua descienden lentamente por mi estómago y mi vientre a base de besos, succiones y lamidas. Por momentos, siento unos dulces espasmos que hacen que mi cuerpo se estremezca ante el cariño que le está dando esta mujer. Cuando está ya recorriendo mi vientre y llegando a mi rosa del amor, impone sus brazacos en mis delgadas piernas, poniéndomelas encima de sus anchos y fuertes hombros, sin tener yo que moverme.

Sus carnosos labios y su ardiente lengua besan muy sensualmente mis labios inferiores sin ningún rastro de vello y muy despacio se acercan más y más a mi clítoris, caliente, tenso, inflamado, empapado. Ardiendo, deshaciéndose en súplicas por su cariño. Transcurridos unos escasos y largos minutos sus labios lo besan por completo, succionándolo, acariciándolo con la lengua con avidez y con cuidado al mismo tiempo.

Es tanto el calor que siento dentro de mí que con una mano instintivamente empiezo a acariciar mis pechos y a estimularme los pezones, ya húmedos de su ardiente saliva. Mientras tanto, con la otra mano, le acaricio el cabello y las mejillas. Por momentos, me mira con los ojos entreabiertos, con cara de goce. ¡¡Ufffff...!!! ¡Estoy que ardo!

Mientras ella ama mi rosa del amor, yo le acaricio su sensual y ya despeinada cabellera pelirroja y la ushanka con el escudo mientras por momentos me lanza de nuevo esa fogosa mirada, con los ojos cada vez más brillantes y cada vez más golosa, animal, apasionada, atrevida. Mientras, ella succiona y acaricia con su grande y ardiente lengua mi excitado, enrojecido e inflamado clítoris, lentamente y a la vez con gran intensidad.

Por momentos, su boca sale lentamente de mi clítoris y se dirige a mi dilatada vagina, hundiendo su lengüetaza en ella, casi se podría decir que embistiéndome y después de nuevo recorre mi clítoris, alternando. Mmmmmmmm... Olga tiene una lengua muy grande y juguetona.

Mi respiración y mis latidos se aceleran y gimo como nunca. Es tremendo como me lo hace. Me muevo lenta y sensualmente y cada vez que me lanza esa fogosa mirada mi respiración se entrecorta más y más, hasta el punto de sentir quedarme sin aire. Tengo una de mis manos ocupadas en mis pezones dándome placer, la otra acariciando su cabello. Succión a succión con sus sensuales labios y con su lengua en mi clítoris como si me diera dulces y ardientes besos y lamida a lamida en mi vagina gimo con más y más y más intensidad y reviento más y más de placer. Así estamos durante unos largos veinte minutos, hasta que en un momento dado, nuestras miradas entran en contacto y veo sus ojos grises más brillantes que nunca y una manera de mirar más fogosa y caliente que nunca. Además me fijo en que tiene sus mofletonas mejillas ruborizadísimas y también, a pesar de su postura, mi mirada logra alcanzar una discreta visión de sus prominentes nalgas y de sus sexys botas de plataforma y tacón. Está más sexy que nunca. Es en este momento cuando mi cuerpo entero acaba fundiéndose en un intenso y ardiente orgasmo y suelto un fuerte gemido. Puedo ver mis abundantes flujos empapando sus gafas, su cara, algunos mechones de su cabello y parte del pelaje de la ushanka.
¡Mmmmmmmm...! Me parece tremendamente excitante y hasta me da la sensación que esta visión tan y tan sexy de ella hace que mi orgasmo dure unas milésimas de segundo más.

Tomamos aire unos minutos sentándonos en el lateral de su cama y nos besamos. Entonces cambiamos de posición, de manera que yo termino de pie delante de ella abrazándola por los hombros y ella abrazándome por la espalda y de nuevo ejerciendo presión en mis caderas con sus poderosos muslos y piernas. Siento sus manazas recorriendo mi cintura, mi espalda y mis nalgas. Ella está todavía vestida con su imponente atuendo, yo completamente desnuda, lo que me hace sentir más sumisa y vulnerable ante ella.

–Ahora relájate, amor... –le susurro sensualmente al oído.

–Mmmmmmmm... ¡Síiiii...! Daaaa!...

Mis carnosos labios, a base de caricias y besos, empiezan a descender suave y lentamente por su grande cuello, hasta llegar a sus pechos, que se los beso por encima de su camisa, junto con todas las insignias y condecoraciones que le dan ese aire militar y resaltan todavía más su carácter autoritario. Es increíble la atracción y el fetiche que tengo hacia todo esto. Pese a ello, no puedo evitar que un cierto remordimiento se apodere de mí. Yo soy totalmente neutral en todos los conflictos geopolíticos y armados y en este no va a ser menos, pienso que unos y otros lo están haciendo mal. Aunque esos sentimientos de culpabilidad se disipan con rapidez. Reconozco que en este conflicto, me atrae más todo lo relacionado con Rusia, al ser el estado más fuerte, agresor y «el malo» en este caso. Me generan atracción muchas cosas que a ojos de la mayoría de la gente es negativo y lo opresivo, totalitario y fascistoide no puede ser menos. Además, yo soy realmente apolítica, mi atracción hacia todo esto no pasa de un fetiche.

Transcurridos unos segundos, le desabrocho la camisa lentamente, botón a botón. Entonces logro entrever sus hombros, sus antebrazos su espalda casi desnuda y me fijo en tres tatuajes, sobre todo uno en el antebrazo derecho con una lista de nombres en ruso y cruces ortodoxas y debajo la inscripción ZOV.

–Mi familia que morir en guerra –me dice, dejando escapar un suspiro.

Prefiero guardar un respetuoso silencio y todavía más si sale este tema en un momento tan íntimo como el que estamos viviendo.

En el antebrazo izquierdo lleva otro tatuaje con la bandera roja de la hoz y el martillo e inscripciones en ruso dentro de ella (de las que obviamente solo puedo entender 1917) y en la espalda un gran tatuaje de un oso rugiendo con una ushanka en la cabeza y sosteniendo una bandera rusa con el escudo y un rifle Kalashnikov. Entonces, le desabrocho totalmente la camisa y se la quito. La abrazo sin pensarlo, nos besamos más y más y acaricio y beso sin pensarlo su piel tatuada, como si acariciara y besara sus heridas del alma. Obviamente no son tatuajes cualesquiera sino con un verdadero significado y sentimiento que representa algo muy personal para ella. Estamos así durante unos minutos, hasta que le pongo de nuevo la camisa esta vez sin abrochar y le planto un profundo beso.

Es entonces cuando mis labios recorren de nuevo su cuello y bajan de nuevo hacia sus preciosas y grandes tetas junto con mis manos, que empiezan a amasarlas, tanto por encima como por debajo de su sensual sujetador negro en forma de top de licra, así como sus estremecidas areolas y sus entumecidos pezones, duros como diamantes... Seguidamente, ella misma se baja las tiras del sujetador y tengo por primera vez sus colosales tetas a milímetros de mí. Empiezan a ser recorridas por mis labios con apasionados besos. Entonces, Olga levanta su cabeza estirando el cuello con gran intensidad, dejando caer su cabellera pelirroja, mordiéndose los labios con gran sensualidad y retorciéndose de placer.

–Mmmmmmmmm... ¡Síiiiiiiii...! –suspira, en un tono de voz demasiado sensual.

A cada segundo que pasa, los jadeos de Olga se tornan más y más agitados mientras cierra los ojos y se muerde los labios con picardía. Mmmmm… Mi rostro y mi boca se enredan en la blanca piel de sus hermosos pechos, acariciándolos y besándolos como si no existiera un mañana. Poco a poco, mis ardientes besos se concentran más y más en sus bellas y rosadas areolas estremecidas y en sus carnosos y entumecidos pezones, hasta que mis labios y mi lengua se pelean de deseo dándoles el cariño que ruegan.

–Clara... Yo... Yo te deseo... Te amo... Tú, mujer hermosa... Tú... tú gustar a mí demasiado... Yo... Yo reprimir mucho... –me dice entre jadeos mientras me acaricia sensualmente el cabello.

Entonces, mis labios descienden a base de caricias y besos por su opulente barriga. Me encuentro ya agachada entre sus poderosas piernas, mientras ella continua sentada en el lateral de la cama. Me abrazo a sus colosales caderas como puedo. Mi campo visual alcanza repara en sus negras braguitas por debajo de su falda de primer plano, con las ardientes y húmedas transparencias de su rosa del amor suplicando por mi cariño. Pero quiero ir despacio, muy despacio. Empiezo a besar y a lamer sus muslos con gran pasión. Entonces, ella se levanta, estando ella de pie y yo agachada.

–Mmmmmm… ¡Síiiiii! Amor… Daaaaa!–me dice entre jadeos.

Lentamente, voy bajando hacia sus botas, que estoy un buen rato besándoselas y lamiéndoselas. Mmmmmmm... Esas atrevidas botas negras de cuero, plataforma y taconazo. Estoy en una posición muy sumisa mientras ella está de pie ante mí, en una posición muy dominante. Mis labios y mi lengua suben y bajan por sus carnosas y largas piernas de sus pies a sus muslos y de sus muslos a sus pies. Muy poco a poco, empiezo a concentrarme en su rosa del amor, completamente húmeda y suplicando por mi cariño. Entonces, en un momento dado, la abrazo de las caderas, le desabrocho el cinturonazo y le empiezo a bajar lentamente la falda, quedándose con sus sensuales braguitas negras de licra en forma de culotte, haciendo que se la acabe quitando.

Transcurridos unos minutos, me abrazo de nuevo a sus caderas y sus nalgas y le bajo lentamente las braguitas al dulce compás de más caricias y besos en sus muslos, en sus piernas y en sus botas, hasta que llegan a sus pies, a sus atrevidas botas de plataforma. Una vez las tiene en los pies, me agacho muy bien de nuevo y se las empiezo a oler, a besar y a lamer, tanto las braguitas como las botas. Mmmmmmm...

–Momento, perdona... –me dice seductoramente transcurridos unos escasos minutos, mientras de repente abre el armario del que saca unas chanclas negras de cuero y plataforma de cuña, agacha lentamente su cabeza y su espalda con una mano en una bota. Ya sé lo que va a preceder esto. Y me da un morbo increíble.

Entonces se quita las botas y los calcetines delante de mi cara, de manera lenta, sensual y dulcemente descarada, dejando a mi vista unos grandes y preciosos pies. Es como que ya supone bien que esto me encanta como sumisa y a ella tal vez también como dominante. Seguidamente se pone las chanclas y empiezo de nuevo a besar, a succionar y a lamer sus pies junto con sus calzados y las braguitas empapadas de sus dulces fluidos. El morbo y la fuerte atracción y enamoramiento que siento hacia ella pueden más que otra cosa.


Estoy a mil y siento mis braguitas empapadas. Si ya tengo un fetiche enorme con los calzados de cuero y plataforma y con los pies, si van acompañados de sus braguitas con su dulce néctar, mi nivel de excitación es ya máximo. Tanto que siento que me falta el aliento por momentos.

IMG_20250222_061823.jpg


Transcurridos unos minutos lamiéndole las braguitas, los pies y las chanclas como si no hubiera un mañana, casi perdiendo el aliento y sin dejar títere con cabeza, subo otra vez mi espalda y mi cabeza, la abrazo fuertemente de las caderas y los muslos clavando bien mis tetas y mis endurecidos pezones en ellos y amaso muy ávidamente sus poderosas nalgas, adentrándome hasta llegar a acariciar suavemente su otra intimidad.

Entonces, mis carnosos labios y mi lengua empiezan a recorrer su dulce y bella rosa del amor sin ningún rastro de vello, así como su grande clítoris, casi succionándolo, y su caliente y abundante néctar. Siento olor y creo que sabor a orina, pero la atracción que siento por ella puede con cualquier cosa. Mientras tanto, mis delicadas manos van amasando y acariciando sus abundantes caderas y nalgas como si no hubiera un mañana. Mientras mueve las caderas cada vez con más frecuencia y sensualidad, Olga acaricia mi cabello. Le doy cariño con los ojos sensualmente entrecerrados.

–Mmmmmmm... ¡Síiiiiiii! Daaaaaaaa!!!
¡Tú, mucho bien! ¡Tú amar muy bien a mujer alfa! ¡Yo ser tu mujer alfa! ¡Tú amar a tu mujer alfa, tú amar a tu osa rusa!! –me dice sensualmente tomándome de la cabeza con su manaza, agachándose hacia mí y casi susurrándome al oído con su voz de sargento al mismo tiempo que en un tono fogoso, entre ardientes jadeos y resoplando como la ursa y bestia parda que es. Acto seguido, me besa.

Vuelve a ponerse derecha y su manaza sigue sosteniendo mi cabeza. Por un momento siento que me agarra del pelo apasionadamente, fruto de la excitación. Al mismo tiempo, también con la otra mano se acaricia a si misma el cabello y las mejillas y se toca los pechos y los pezones por encima y por debajo de la camisa y del sujetador negro de licra en forma de top. Tiene la piel ardiendo y respira cada vez más fuerte, cada vez más animal, cada vez más ursa. Las dos estamos realmente excitadas. Mientras mis labios y mi lengua dan cariño a su tierna y ardiente rosa del amor, también me lo doy a mí misma con mis dedos de pianista en mi clítoris y mi vagina, ya que estoy que no quepo en mi excitación. Transcurridos unos veinte minutos, Olga estalla de placer con un dulce e intenso orgasmo por lo puedo intuir con el rubor y ardor de su piel, la rojez de su clítoris, la abundancia de sus fluidos y la intensidad de su gemido final. Yo también estallo de manera simultánea a ella.

Seguidamente, ambas caemos rendidas tumbadas de nuevo en su cama, ella con las piernas abiertas y las braguitas bajadas en sus pies con las atrevidas plataformas, yo desnuda abrazada a ella. Permanecemos en silencio. Es uno de estos instantes en los que anhelaría que el tiempo se parara. Transcurridos unos largos minutos, sin cambiar de postura, ambas nos miramos fijamente a los ojos y nos besamos. Entonces, ella rompe el silencio.

–Tú mirar yo... –me dice en tono seductor.

Entonces se levanta de la cama y se dirige a su armario, detrás de cuyas puertas se esconde durante unos minutos. Al parecer, busca algo que acaba encontrando y por lo que veo, se lo coloca lentamente en la cintura. Segundos después, cierra el armario y la puedo ver mejor. Me quedo boquiabierta y salivando en todos los sentidos. Lleva puesto un arnés negro de cuero con un aparato bastante grande. ¿Cómo diablos tiene algo así?! ¿Tal vez lo guardaba para la ocasión? Siento como mi pulso se acelera de repente y como automáticamente mi vagina se abre en canal como nunca, como que ya instintivamente mi cuerpo está preparándose para que mi mujer alfa me haga el amor de esta manera.

La verdad es que siempre he deseado como nunca algo así con una mujer como ella. No importa que sea un aparato, es lo de menos. Lo que importa es la manera de hacerlo, de moverse en el acto, de dominar. Para mí, salvo en los rasgos más obvios, no hay tanta diferencia entre hombres y mujeres como nos pretenden vender. Ser más dominante o ser más sumiso no entiende de sexos.

–Yo mujer, pero también poder haser amor como hombre. ¿Tú querer?

–¡Sí, claro!

–¿Tú segura?

–¡Sí rotundo!

Entonces, ella se sienta en el lateral de la cama y yo estoy de pie. Me toma de la cintura y me vuelve hacia ella. Me mira con picardía, nos besamos y nos abrazamos con mucha fuerza. Sus rasposas manazas acarician mi espalda, mis caderas y mis nalgas. Ella se percata de sobras de mi receptividad y de mis más que obvias ganas y paulatinamente va yendo al grano, acercando más y más mi cuerpo al suyo y culminando la dulce tensión a base de caricias en fuertes amasadas en mis nalgas y una palmada en cada una de ellas, por lo que suelto dos pequeños gritos. En cuestión de segundos, siento como el aparato se introduce lentamente en lo más profundo de mi ardiente vagina. Mientras tanto, nos besamos sin apenas tomar aire. Ya con el aparato dentro de mí, empiezo a cabalgarla con ganas.

IMG_20250222_062449.jpg


Lo hacemos en todas las posturas habidas y por haber: ella sentada en la cama o agachada en el suelo y yo en su falda cara a cara o de espaldas, ella detrás de mí tomándome de la cintura y de los pechos estando ambas tumbadas también cara a cara o yo de espaldas, las dos a cuatro patas estando yo debajo y ella encima amasando mis pechos, tomándome de mi despeinado cabello, del cuello e incluso tapando mi boca y hasta introduciendo sus dedazos en ella (aunque delicadamente y con cariño), yo tumbada y ella agachada a cuatro patas encima de mí tomándome de las piernas con sus anchos hombros, ella tumbada y yo agachada o sentada encima de ella, ambas de pie estando ella detrás de mí ambas sosteniéndonos a la pared con las manos abiertas y ella imponiendo sus manazas encima de las mías poniéndome contra la pared, ella de pie y yo siendo fuertemente sostenida en brazos por ella...

IMG_20250222_063101.jpg



Es increíble como me hace el amor esta bestia parda de mujer. Empezando lentamente y embistiéndome con mayor fuerza y rapidez segundo a segundo. Eso sí, siempre con cuidado. Amo sentir el peso de su alta estatura y de su voluptuoso cuerpo contra mi baja estatura y mi menudo cuerpo. Tenemos una diferencia de altura y tamaño considerable y eso es algo que me atrae y me parece erótico en sobremanera en alguien que me gusta, sumándole el hecho de que sea dominante y yo sumisa, y más si se trata de una mujer. Mientras me hace el amor, no deja ni un segundo de acariciar mi cintura, mi abdomen, mi vientre y hasta mi clítoris, de amasar mis pechos, mis caderas y mis nalgas con sus manazas abiertas como paraguas dejándome los dedazos y las uñas marcadas mientras yo le acaricio, le beso y/o le succiono, el cuello, la espalda, el cabello y la ushanka. Está tremendamente atractiva con este imponente gorro, la hace verse todavía más poderosa, debo reconocer que estoy empezando a tener un gran fetiche con esta prenda típica rusa.

Haciendo el amor de esta manera, ambas jadeamos como nunca y nos fundimos en tremendos orgasmos, yo por ser penetrada, ella por como el aparato estimula su clítoris y ambas por el amor que nos damos a base de abrazarnos, acariciarnos, besarnos y lamernos.

Hacemos el amor así durante más de media hora hasta que terminamos ambas sentadas en su cama, frente a frente, ella debajo y yo encima, en su falda. Entonces tengo mi último orgasmo mientras la cabalgo, tal vez el más intenso de todos, tanto que termino exhausta y ella lo nota. Entonces, nos abrazamos con mucha fuerza y nos acariciamos el cabello, las mejillas, el cuello y la espalda y nos besamos sin tregua. Hago que de mi vagina salga el aparato, que acto seguido puedo notar como Olga se lo quita lentamente, junto con las braguitas, quedando ambas con nuestras intimidades desnudas. Ya sé lo que va a preceder esto.

Entonces, segundo a segundo y estando ambas en la misma posición, nuestros cuerpos se pegan más y más. Nuestras rosas del amor lloran con desespero suplicando encontrarse. Transcurridos unos minutos, nos abrazamos con más fuerza, entrelazando bien nuestras piernas y uniendo nuestras rosas del amor, bien clavadas la una con la otra. Nos abrazamos muy fuerte. Dada la diferencia de estatura entre las dos, mi cabeza se encuentra clavada a sus grandes pechos y enredada entre su cabellera. Se desabrocha de nuevo la camisa y mi boca se pierde entre su cabello, sus colosales ubres y sus pezones por encima y por debajo del sujetador en forma de top. Oliendo, besando, lamiendo, mordisqueando suavemente como si no hubiera un mañana. Mmmmmm… A cada segundo que pasa, movemos nuestras caderas con mayor ímpetu, sincronizadas con nuestros latidos. Nuestras rosas del amor al mismo compás y bien clavadas la una a la otra... Mmmmm... En un instante dado, con mi rostro enredado entre sus pechos, siento perder el aliento entre tantísima abundancia y voluptuosidad. Las dos jadeamos con más y más intensidad… Hasta que… Nos fundimos simultáneamente en un intenso orgasmo… Acompañado de un ardiente beso.

Ambas caemos rendidas, tumbadas en la cama, abrazadas. Acomodo mi cabeza en su pecho. Le acaricio, las mejillas, el cabello y la ushanka mientras ella hace lo mismo y me besa la frente. Nos miramos intensamente. Es entonces cuando soy más consciente que nunca de lo que es estar enamorada y de todas las emociones y sensaciones que implica. Desearía que se detuviera el tiempo en esta noche, en este bello instante. No quiero separarme de Olga. Es increíble la conexión y las emociones fuertes que han surgido entre nosotras con tanta intensidad en cuestión de pocas horas. Desearía dormir a su lado, abrazada a ella. Todas las noches del resto de mi vida.

Estamos en silencio durante unos minutos, hasta que ella decide romperlo
.
–Yo... Yo ver tú en parada bus y yo gustar mucho tú, primer momento. Yo expresar sentimientos mucho mal. Yo... Perdón por agresión. Yo, a ti, querer proteger, no agredir nunca más. Yo... Mucho bien contigo. Yo gustar mucho, yo encantar tú, yo encantar haser amor contigo. Yo realidad saber siempre y ahora más que yo con hombres no igual, yo sentir que nunca funsionar, que no bien. Pero hombres, novios, bien, personas buenas, no problema. Problema yo, yo mal, yo no saber, yo no ser yo de verdad. Yo ahora entender. Yo sentir homofobia mucha, yo toda mi vida reprimir mucho. Cuando yo haser amor contigo, yo confortable, yo ser yo de verdad. Yo gustar tú, solo tú, hermosa mujer. Yo te quiero, yo te amo.

Mientras me confiesa sus verdaderos sentimientos, me toma de las mejillas con sus manazas y veo como sus ojos se ponen vidriosos y empiezan a derramar lágrimas. La abrazo, le acaricio la ushanka, el cabello y el cuello y le beso las mejillas.

–Me gustas mucho también desde que te he visto, Olga. Eres increíblemente hermosa, exterior e interiormente y lo sé desde que he visto esta hermosa mirada de ojos grises pese a que me trataras mal. Desde que me has cuidado de mí y me has empezado a tratar bien y conforme me has hablado más y más de ti y has abierto tu corazón conmigo he descubierto que mis primeras impresiones eran más que acertadas. En todo momento he sentido unas tremendas ganas de abrazarte, de acariciarte, de besarte, de sentir el calor de tus curvas, de tu hermoso cuerpo junto al mío. Suena loco, pero estoy enamorada de ti, Olga.

Ya tebya lyublyu, Clara.

–Te amo, Olga.

Olga abre la cama y ambas nos tapamos. Nos besamos una y otra vez hasta que nos dormimos abrazadas.
Pasamos todo el día siguiente juntas en su casa y pasamos juntas más hermosos momentos. Quisiera pasear con ella por Moscú, ambas tomadas de la mano y demostrándonos lo enamoradas que estamos una de la otra y lo mucho que nos amamos, pero dadas las circunstancias, es muy complicado. Tenemos también una conversación sobre este tema. Olga ha sido educada en un entorno familiar muy férreo en el que el hecho de mostrar sentimientos casi que no tiene cabida, además de muy homófobo pese a ser cien por cien igualitario en cuanto a roles de género. Ella me explica con más detalle que había tenido parejas hombres, pero sentía que algo en ella no funcionaba, que no estaba cómoda, que no terminaba de ser ella en una relación con un hombre, sobre todo que no podía mostrar su verdadera esencia de mujer alfa y dominante como ha hecho conmigo y que siempre había sentido atracción hacia el mismo sexo, pero lo había reprimido hasta el extremo.

También me cambia ella la pantalla del móvil que ella misma me estropeó cuando me hizo sentir tan mal. Es increíble la habilidad que tiene para reparar máquinas. Toda una mujer todoterreno.

Entonces por la noche me lleva de vuelta al hotel. Nos despedimos muy a nuestro pesar y entre lágrimas ya que nos duele separarnos. Aunque hayan sido dos días, ha surgido entre nosotras un sentimiento demasiado intenso y precioso.

Nos damos los números de teléfono y hablamos por ******** y por ***** y hacemos videollamadas casi diarias. Ella desde Rusia, yo desde España. Con el paso de los meses y entre profundas conversaciones entre ambas surge entre nosotras un vínculo cada vez más y más especial, que va dando paso a algo más serio y romántico. Cada vez se nos hace más duro estar tan lejos la una de la otra y pensamos en vernos en cuanto se nos presente la ocasión. En cuanto ella tenga vacaciones, vendrá ella a España a pasarlas a mi lado y en cuanto yo las tenga iré a Rusia a pasarlas a su lado. Ambas estamos ya planeando un viaje por toda España y otro por toda Rusia, tal y como ella me propone cuando nos empezábamos a conocer.

Cuando hay amor de verdad, la distancia nunca será ningún obstáculo.

IMG_20250215_222036.jpg


IMG_20250222_063606.jpg


IMG_20250222_063539.jpg


IMG_20250222_063511.jpg


IMG_20250222_063420.jpg
 

Archivos adjuntos

Última edición:
Atrás
Top Abajo