Platja del Torn

Carl Wislow

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15 Dic 2025
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Buenos días.
Paso a contaros mi primera vez en la Playa del Torn y tal vez el motivo por el que ahora estoy enganchado a este entorno y me escapo cada vez que puedo.

En primer lugar, voy a presentarme. Me llamo Toni, tengo 45 años y no tengo pareja como tal. Si una amiga, Inés, con la que quedo para follar y que me acompaña a veces a las playas nudistas, pero no nos consideramos pareja.

Todo empezó con un proyecto industrial en Barcelona en el que contrataron a mi empresa para finalizarlo y me tuve que desplazar, en principio para 3 meses, estando prevista su finalización a mediados de Julio.

Durante mi estancia en Barcelona, tuve que trabajar codo con codo con Aitor, que pertenecía a la empresa vasca que llevaba el peso del proyecto y pasábamos muchas horas al día juntos. Me contó que él también estaba desplazado desde Bilbao, y llevaba más de un año viviendo con su pareja alquilados en un apartamento en Gavà. Por norma general comíamos juntos, pero por la noche él se iba al gimnasio o a practicar deporte con su chica, además de alguna actividad de carácter solidario con una entidad de la zona.
Pero a mediados de Junio, su mujer voló a Bilbao por un par de semanas por unos temas familiares y Aitor se quedó solo, con lo que aprovechamos y salimos a cenar y a tomar algunas cañas juntos, lo que afianzó la amistad entre los dos. Y como consecuencia cada vez nos conocíamos más. Tanto que sin saber cómo, le empecé a contar que yo solía practicar el nudismo en playas, a lo que abrió lo ojos y me miró sorprendido:

- No jodas Toni. Ya es casualidad, porque Laura y yo también lo practicamos.

El que se quedó helado ahora fui yo. Con la naturalidad que lo soltó y la alegría que pareció llevarse. La verdad es que a día de hoy no me sorprende después de todo lo que he visto y vivido, pero hasta ese momento, estos temas jamás los había tratado con nadie. Me limitaba a ir a la playa, solo o acompañado por Inés, pero sin interactuar prácticamente con nadie.

- Ah si? Qué bien, aventuré a decir.
- Si y aquí en Cataluña hay muchas playas, pero hay una playa en Tarragona que es espectacular. Desde que la descubrimos el verano pasado y vamos muy a menudo en fin de semana a pasar el día con unos amigos que hemos hecho. ¿La conoces?
- He oído hablar de ella, pero la verdad es que no la conozco.
- Un día iremos- , me dijo, pero lo interpreté como una coletilla para zanjar la conversación.

Fueron pasando los días, y Laura volvió a Barcelona con lo que se terminaron las cenitas y las cañas de después de la jornada laboral, hasta que a los pocos días me invitó a cenar a su apartamento un día entre semana. Lógicamente acepté, tanto por cortesía como por conocer a Laura, su chica.

Ya estábamos cerca del mes de Julio y hacía mucho calor. Llegó el día y dirección en mano, me desplacé a su apartamento. Sinceramente estaba nervioso, porque saber que eran nudistas provocaba en mí una intranquilidad inusual. De hecho creo que me asustaba la posibilidad de que me recibieran desnudos o semidesnudos y no sabría como responder. Eso sí por si acaso, me afeité todo el cuerpo. (Iluso de mi, ja, ja, ja).

Me abrió la puerta Aitor, y detrás estaba Laura. Vestidos, menos mal, pensé hacia mi interior. Apretón de manos y abrazo con Aitor y los dos besos de rigor con Laura, que parecía alegrarse de conocerme.
- Aitor me ha hablado mucho de ti y tenía ganas de conocerte - me indió muy risueña.
- Lo mismo digo. Aitor habla muy bien de ti. - Le dije mientras pensaba si le habría dicho que yo practicaba el nudismo o si sabría que yo sabía que ellos también lo practicaban. Menudas vueltas le daba a la cabeza.

- He traído esto - Eran dos botellas de cava y una bandeja de pasteles.- Ponlos en la nevera. - Les dije.

Laura era una chica de 40 años, con un cuerpo delgado. No era especialmente guapa, ni fea. Digamos que su cara aparenta tener más de su edad real pero su cuerpo no. Pelo rizado media melena con mechas rubias. Me gustaron mucho sus ojos grandes. Así a simple vista no había ningún atributo físico que destacara sino que su belleza radicaba en el conjunto. Llevaba con un vestido corto de tirantes y lucía escote con unas tetas más bien pequeñas y formando un pequeño canalillo, como comprobé días más tarde, formado gracias al sujetador. En las piernas se notaba que practicaba deporte. Lo que si que destacaba y así pude ir comprobándolo era que era súper divertida, risueña y amable. De esos torbellinos que no paran ni un segundo. Físicamente no era mi tipo ya que (ya os contaré por qué) me gustan más entradas en carnes y sobre todo maduras, pero a nivel de carisma, amabilidad y simpatía es de nivel superior.

Y la cena transcurrió entre platos cocinados por ella, vino blanco y cava y los pasteles, hablando de anécdotas de juventud, casi todas divertidas, algunas otras relacionadas con el ambiente que se respiraba en Euskadi durante su juventud, ...pero sin tratar el tema de la desnudez. Me llevé una muy buena impresión de aquella pareja y quedé aliviado pensando que el tema del nudismo se había quedado en la anécdota de aquella noche con las cañas delante.

Al día siguiente, en la oficina técnica, Aitor me confirmó que lo habían pasado muy bien, que Laura estaba encantada de haberme conocido y que ya quería volver a quedar. Cosa que era recíproca. Ahí quedó la cosa hasta el jueves siguiente, en que Aitor me indicó que el Sábado habían quedado para ir a la Playa del Torn con unos amigos y que tanto Laura como él quería que les acompañara. Otra vez mis pulsaciones a 100.
- Cla, claro - Balbuceé. - ¿Con Laura y, y, amigos...?.
- Claro que sí Toni. ¿No me has dicho que sueles ir a playas nudistas? ¿no será un farol? ¿no?. - Me espetó con toda la tranquilidad del mundo, como si hablara del tiempo.
- Ostras, si te digo la verdad me encanta la idea. - era mentira, claro. Estaba temblando. - Es que nunca he ido acompañado por más personas.
- Tranquilo. Pasaremos el día allí. Prepararemos el picnic nosotros. Y llevaremos bebidas frescas.
- Vale, vale. ¿Qué queréis que lleve?
- No te preocupes que se encarga Laura.
- Vale, pues yo llevo las cervezas.

Así que fui al chino a comprar una nevera de playa, la llené de cervezas y vino blanco. El mismo sábado por la mañana compré hielo para la nevera portátil y me preparé ya que pasaban a recogerme. Me llamaron por teléfono que ya estaban llegando y en ese momento empecé a maldecir el momento en que solté que era nudista. Me entró el canguelo. Bajé a esperarles a la calle con mi nevera repleta de bebida y mi mochila con la toalla y la crema protectora.

Al momento de estar esperando, apareció el todoterreno de Aitor. Llegaron y salió Laura a saludarme. Me abrazó y me dió un par de besos, con esa energía que desbordaba. Llevaba un vestido (por llamarlo de alguna forma) que era una malla de pescar, o sea más testimonial que otra cosa ya que no tapaba nada. Debajo llevaba un bikini naranja fosforito. Se dirigió hacia el maletero y aproveché para mirarle el culo (es mi debilidad mirar los culos) y la verdad es que era pequeño pero tenía unas curvas de los cachetes muy tentadoras.
Acomodé mi nevera junto a todos los trastos que había en el maletero (conté dos neveras más y dos sombrillas además de una bolsa con los enseres de la playa).
Me invitaron a subir en el asiento delantero. Durante el trayecto estuvimos hablando de temas intranscendentes, sobre todo de sus gustos musicales, mientras iban sonando sus canciones favoritas.

Llegamos al lugar y justo al girar hacia el camino sin asfaltar ya vimos a gente desnuda junto a unas caravanas. Y al avanzar un poco vi una escena que me produjo muchas curiosidad, por mi desconocimiento de este mundillo. Andando en dirección contraria a nosotros iban 2 chicas y un chico completamente desnudos pero con zapatillas de senderismo y calcetines. Estaban volviendo de practicar deporte supuse.

- Ves despacio que los vas a llenar de polvo - dijo Laura a Aitor.
- Ja, ja, ja, el polvo igual ya lo llevan encima- Le respondió Aitor reduciendo la marcha.
- Qué cabrón eres, - respondí sin quitar ojo a los tres caminantes. La verdad es que eran jóvenes y ellas tenían dos cuerpazos. Claramente eran del norte de Europa.

Llegamos al parking entre risas y al bajar del coche, por el mismo lado que yo bajó Laura.... sin el bikini. Solo con el vestido de red o lo que es lo mismo desnuda.

- Por fín!!!!! -exclamó Laura cerrando la puerta. - Me encanta esta sensación de libertad. Y me abrazó dando saltitos de alegría.

Y mientras Aitor, ya también desnudo abría el maletero.
- Joder, solo quedo yo. ¿Os quitáis la ropa ya en el parking?. - Dije tratando de dar normalidad a la situación,
- Mira este entorno. Ya has visto que todo el mundo va desnudo. - Me indicó Aitor.
- Claro Toni. Pero no te agobies. Aquí eres libre para hacer lo que quieras, como si no quieres quitarte nada. - Me dijo Laura.

Miré a mi alrededor y efectivamente, había más gente descargando cosas del maletero totalmente desnudos. Muy cerca había una pareja muy mayor, de más de 60 años, con un monovolumen matrícula alemana a los que Aitor les saludó y mantuvo una pequeña conversación en alemán. Ella era una mujer chubby con dos tetazas enormes y una curvatura del culo espectacular, y de él me llamó la atención que a pesar de su edad se mantenía en forma y tenía un buen rabo. Si, también me fijo en eso ;-).

Así que, allí donde fueres haz lo que vieres. Me desnudé y como ellos dejé la ropa en el maletero. Me puse la mochila a la espalda, cogí mi nevera con una mano y con la otra una de las sombrillas. Aitor se colgó una sombrilla por la espalda y cogió las dos neveras restantes mientras Laura cerraba el coche y cogía la bolsa más grande. Suspiré y expulsé el aire fuertemente (aunque con disimulo) y empecé a sentirme muy bien.

- Pasad delante, que sabéis el camino. - Les indiqué ya más calmado y con la intención clara de ver a Laura andar delante de mi moviendo el culo. No me decepcionó para nada su culete, que se veía duro al igual que sus piernas y sus abdominales. Las tetas eran pequeñas y algo flácidas pero el resto del cuerpo lo compensaba.




En fin, esta es la primera parte de mi primera visita a la plajta del Torn. Seguiré en cuanto pueda.
 
Buenos días.
Paso a contaros mi primera vez en la Playa del Torn y tal vez el motivo por el que ahora estoy enganchado a este entorno y me escapo cada vez que puedo.

En primer lugar, voy a presentarme. Me llamo Toni, tengo 45 años y no tengo pareja como tal. Si una amiga, Inés, con la que quedo para follar y que me acompaña a veces a las playas nudistas, pero no nos consideramos pareja.

Todo empezó con un proyecto industrial en Barcelona en el que contrataron a mi empresa para finalizarlo y me tuve que desplazar, en principio para 3 meses, estando prevista su finalización a mediados de Julio.

Durante mi estancia en Barcelona, tuve que trabajar codo con codo con Aitor, que pertenecía a la empresa vasca que llevaba el peso del proyecto y pasábamos muchas horas al día juntos. Me contó que él también estaba desplazado desde Bilbao, y llevaba más de un año viviendo con su pareja alquilados en un apartamento en Gavà. Por norma general comíamos juntos, pero por la noche él se iba al gimnasio o a practicar deporte con su chica, además de alguna actividad de carácter solidario con una entidad de la zona.
Pero a mediados de Junio, su mujer voló a Bilbao por un par de semanas por unos temas familiares y Aitor se quedó solo, con lo que aprovechamos y salimos a cenar y a tomar algunas cañas juntos, lo que afianzó la amistad entre los dos. Y como consecuencia cada vez nos conocíamos más. Tanto que sin saber cómo, le empecé a contar que yo solía practicar el nudismo en playas, a lo que abrió lo ojos y me miró sorprendido:

- No jodas Toni. Ya es casualidad, porque Laura y yo también lo practicamos.

El que se quedó helado ahora fui yo. Con la naturalidad que lo soltó y la alegría que pareció llevarse. La verdad es que a día de hoy no me sorprende después de todo lo que he visto y vivido, pero hasta ese momento, estos temas jamás los había tratado con nadie. Me limitaba a ir a la playa, solo o acompañado por Inés, pero sin interactuar prácticamente con nadie.

- Ah si? Qué bien, aventuré a decir.
- Si y aquí en Cataluña hay muchas playas, pero hay una playa en Tarragona que es espectacular. Desde que la descubrimos el verano pasado y vamos muy a menudo en fin de semana a pasar el día con unos amigos que hemos hecho. ¿La conoces?
- He oído hablar de ella, pero la verdad es que no la conozco.
- Un día iremos- , me dijo, pero lo interpreté como una coletilla para zanjar la conversación.

Fueron pasando los días, y Laura volvió a Barcelona con lo que se terminaron las cenitas y las cañas de después de la jornada laboral, hasta que a los pocos días me invitó a cenar a su apartamento un día entre semana. Lógicamente acepté, tanto por cortesía como por conocer a Laura, su chica.

Ya estábamos cerca del mes de Julio y hacía mucho calor. Llegó el día y dirección en mano, me desplacé a su apartamento. Sinceramente estaba nervioso, porque saber que eran nudistas provocaba en mí una intranquilidad inusual. De hecho creo que me asustaba la posibilidad de que me recibieran desnudos o semidesnudos y no sabría como responder. Eso sí por si acaso, me afeité todo el cuerpo. (Iluso de mi, ja, ja, ja).

Me abrió la puerta Aitor, y detrás estaba Laura. Vestidos, menos mal, pensé hacia mi interior. Apretón de manos y abrazo con Aitor y los dos besos de rigor con Laura, que parecía alegrarse de conocerme.
- Aitor me ha hablado mucho de ti y tenía ganas de conocerte - me indió muy risueña.
- Lo mismo digo. Aitor habla muy bien de ti. - Le dije mientras pensaba si le habría dicho que yo practicaba el nudismo o si sabría que yo sabía que ellos también lo practicaban. Menudas vueltas le daba a la cabeza.

- He traído esto - Eran dos botellas de cava y una bandeja de pasteles.- Ponlos en la nevera. - Les dije.

Laura era una chica de 40 años, con un cuerpo delgado. No era especialmente guapa, ni fea. Digamos que su cara aparenta tener más de su edad real pero su cuerpo no. Pelo rizado media melena con mechas rubias. Me gustaron mucho sus ojos grandes. Así a simple vista no había ningún atributo físico que destacara sino que su belleza radicaba en el conjunto. Llevaba con un vestido corto de tirantes y lucía escote con unas tetas más bien pequeñas y formando un pequeño canalillo, como comprobé días más tarde, formado gracias al sujetador. En las piernas se notaba que practicaba deporte. Lo que si que destacaba y así pude ir comprobándolo era que era súper divertida, risueña y amable. De esos torbellinos que no paran ni un segundo. Físicamente no era mi tipo ya que (ya os contaré por qué) me gustan más entradas en carnes y sobre todo maduras, pero a nivel de carisma, amabilidad y simpatía es de nivel superior.

Y la cena transcurrió entre platos cocinados por ella, vino blanco y cava y los pasteles, hablando de anécdotas de juventud, casi todas divertidas, algunas otras relacionadas con el ambiente que se respiraba en Euskadi durante su juventud, ...pero sin tratar el tema de la desnudez. Me llevé una muy buena impresión de aquella pareja y quedé aliviado pensando que el tema del nudismo se había quedado en la anécdota de aquella noche con las cañas delante.

Al día siguiente, en la oficina técnica, Aitor me confirmó que lo habían pasado muy bien, que Laura estaba encantada de haberme conocido y que ya quería volver a quedar. Cosa que era recíproca. Ahí quedó la cosa hasta el jueves siguiente, en que Aitor me indicó que el Sábado habían quedado para ir a la Playa del Torn con unos amigos y que tanto Laura como él quería que les acompañara. Otra vez mis pulsaciones a 100.
- Cla, claro - Balbuceé. - ¿Con Laura y, y, amigos...?.
- Claro que sí Toni. ¿No me has dicho que sueles ir a playas nudistas? ¿no será un farol? ¿no?. - Me espetó con toda la tranquilidad del mundo, como si hablara del tiempo.
- Ostras, si te digo la verdad me encanta la idea. - era mentira, claro. Estaba temblando. - Es que nunca he ido acompañado por más personas.
- Tranquilo. Pasaremos el día allí. Prepararemos el picnic nosotros. Y llevaremos bebidas frescas.
- Vale, vale. ¿Qué queréis que lleve?
- No te preocupes que se encarga Laura.
- Vale, pues yo llevo las cervezas.

Así que fui al chino a comprar una nevera de playa, la llené de cervezas y vino blanco. El mismo sábado por la mañana compré hielo para la nevera portátil y me preparé ya que pasaban a recogerme. Me llamaron por teléfono que ya estaban llegando y en ese momento empecé a maldecir el momento en que solté que era nudista. Me entró el canguelo. Bajé a esperarles a la calle con mi nevera repleta de bebida y mi mochila con la toalla y la crema protectora.

Al momento de estar esperando, apareció el todoterreno de Aitor. Llegaron y salió Laura a saludarme. Me abrazó y me dió un par de besos, con esa energía que desbordaba. Llevaba un vestido (por llamarlo de alguna forma) que era una malla de pescar, o sea más testimonial que otra cosa ya que no tapaba nada. Debajo llevaba un bikini naranja fosforito. Se dirigió hacia el maletero y aproveché para mirarle el culo (es mi debilidad mirar los culos) y la verdad es que era pequeño pero tenía unas curvas de los cachetes muy tentadoras.
Acomodé mi nevera junto a todos los trastos que había en el maletero (conté dos neveras más y dos sombrillas además de una bolsa con los enseres de la playa).
Me invitaron a subir en el asiento delantero. Durante el trayecto estuvimos hablando de temas intranscendentes, sobre todo de sus gustos musicales, mientras iban sonando sus canciones favoritas.

Llegamos al lugar y justo al girar hacia el camino sin asfaltar ya vimos a gente desnuda junto a unas caravanas. Y al avanzar un poco vi una escena que me produjo muchas curiosidad, por mi desconocimiento de este mundillo. Andando en dirección contraria a nosotros iban 2 chicas y un chico completamente desnudos pero con zapatillas de senderismo y calcetines. Estaban volviendo de practicar deporte supuse.

- Ves despacio que los vas a llenar de polvo - dijo Laura a Aitor.
- Ja, ja, ja, el polvo igual ya lo llevan encima- Le respondió Aitor reduciendo la marcha.
- Qué cabrón eres, - respondí sin quitar ojo a los tres caminantes. La verdad es que eran jóvenes y ellas tenían dos cuerpazos. Claramente eran del norte de Europa.

Llegamos al parking entre risas y al bajar del coche, por el mismo lado que yo bajó Laura.... sin el bikini. Solo con el vestido de red o lo que es lo mismo desnuda.

- Por fín!!!!! -exclamó Laura cerrando la puerta. - Me encanta esta sensación de libertad. Y me abrazó dando saltitos de alegría.

Y mientras Aitor, ya también desnudo abría el maletero.
- Joder, solo quedo yo. ¿Os quitáis la ropa ya en el parking?. - Dije tratando de dar normalidad a la situación,
- Mira este entorno. Ya has visto que todo el mundo va desnudo. - Me indicó Aitor.
- Claro Toni. Pero no te agobies. Aquí eres libre para hacer lo que quieras, como si no quieres quitarte nada. - Me dijo Laura.

Miré a mi alrededor y efectivamente, había más gente descargando cosas del maletero totalmente desnudos. Muy cerca había una pareja muy mayor, de más de 60 años, con un monovolumen matrícula alemana a los que Aitor les saludó y mantuvo una pequeña conversación en alemán. Ella era una mujer chubby con dos tetazas enormes y una curvatura del culo espectacular, y de él me llamó la atención que a pesar de su edad se mantenía en forma y tenía un buen rabo. Si, también me fijo en eso ;-).

Así que, allí donde fueres haz lo que vieres. Me desnudé y como ellos dejé la ropa en el maletero. Me puse la mochila a la espalda, cogí mi nevera con una mano y con la otra una de las sombrillas. Aitor se colgó una sombrilla por la espalda y cogió las dos neveras restantes mientras Laura cerraba el coche y cogía la bolsa más grande. Suspiré y expulsé el aire fuertemente (aunque con disimulo) y empecé a sentirme muy bien.

- Pasad delante, que sabéis el camino. - Les indiqué ya más calmado y con la intención clara de ver a Laura andar delante de mi moviendo el culo. No me decepcionó para nada su culete, que se veía duro al igual que sus piernas y sus abdominales. Las tetas eran pequeñas y algo flácidas pero el resto del cuerpo lo compensaba.




En fin, esta es la primera parte de mi primera visita a la plajta del Torn. Seguiré en cuanto pueda.
Buenos recuerdos me traes con estas experiencias, fuimos a esa playa porque nos comentaron que había mucho morbo y después tuvimos que volver a ir a los dos días porque nos encantó por su belleza además de por su morbo por todos lados,y eso que estábamos alejados en otro sitio a unos 100km de allí.
Después hemos vuelto en varias ocasiones, siempre en vacaciones,pues casualmente también somos de Bilbao.
Continúa con tus experiencias, seguro que son muy morbosas .Y sobre todo, gracias por compartirlas con todos nosotros.
 
Nosotros vamos a menudo, la última vez en este puente de Diciembre. Una maravilla la tranquilidad y el buen rollo que se respira.
Y con discrección, porque no interactuamos ni nos exhibimos, la paja que me hizo mi chica allí tumbados en la toalla, estuvo sensacional.
 
Nosotros vamos a menudo, la última vez en este puente de Diciembre. Una maravilla la tranquilidad y el buen rollo que se respira.
Y con discrección, porque no interactuamos ni nos exhibimos, la paja que me hizo mi chica allí tumbados en la toalla, estuvo sensacional.
Es que el morbo radica en eso,en ser morbosos pero no cantosos 😜
 
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