Por fin me atreví

enygma6780

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30 Mar 2025
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Soy un hetero cuya bisexualidad sólo surgía agarrando mi propia polla, aquellas pajas fantaseando con culos peludos, a veces sudorosos, que tanto me atraían... aquellas pajas, también, pensando cómo sabría esa polla de mi amigo, cómo sería sentirla palpitante y caliente en mi boca... aquellas pajas en las que me inclinaba imaginando que me cogían de la cintura y un hombre empujaba su polla todo lo profundo que era capaz, hasta que explotaba dentro de mí y me llenaba de su sustancia pegajosa... no terminaba mi aventura imaginaria y ya había echado más leche que nunca, más incluso que con una mujer de verdad, más de la que nunca ha visto mi mujer... y me preguntaba, ¿será así en la realidad? Si tanto me gusta imaginarlo, ¿por qué cuando tengo un hombre delante no me llama nada?
Por fin salí de dudas... y si sois pacientes muy pronto sabréis cómo fue...
 
Era lunes, acababa de dejar a mis chicos en el cole y pensaba: ¿qué estoy haciendo? Estaba conduciendo hacia un lugar más o menos solitario donde había quedado con ese desconocido con el que chateaba. Ni siquiera había visto una foto de su cara y yo tampoco me había atrevido a mandarle ninguna mía, aunque por las fotos del culo y la polla parecía regordete y un poco peludo... esas pocas fotos con las que me había hecho miles de pajas. Además de esas fotos, me atraía de él que decía que no era muy alto y, como yo tampoco, prefería que así fuera. Otra semejanza conmigo es que nunca había tenido una experiencia con un tío.
Los dos nos habíamos cogido el día libre en el trabajo, aunque de cara a nuestras mujeres no era así. Nos había parecido que sería más fácil si nos "feminizábamos" un poco, así que en la funda del portatil llevaba un vestido de mi mujer, unas braguitas, pintalabios, colorete... e iba camino de un chino a comprar una peluca. Escogí una rubia, y en el súper de al lado compré 6 cervezas frías.
Llegué justito a la hora en que habíamos quedado y no había ningún otro coche, así que pensé que se habría arrepentido. En el fondo, me alegraba, me estaba pareciendo muy raro todo aquello, aunque me había prometido a mí mismo no retroceder. Cogí una cerveza y me puse a beberla mientras, interiormente, me reía de mí mismo por lo que había hecho.
Pasados unos 10 minutos y cuando ya estaba pensando en irme llegó un coche. El corazón se me puso a mil... y sí... aparcó justo al lado. Salió un hombre que llevaba el polo rojo acordado, yo salí con mi polo verde.

-¿Eres Mario?- me dijo.
-Sí, tú Juan, ¿no?- respondí yo.
-Efectivamente-.

Estrechamos tímidamente las manos. Ni yo me llamo Mario ni, como luego supe, él se llamaba Juan... pero qué más daba. Íbamos a lo que íbamos aunque se notaba que los dos nos lo estábamos cuestionando en ese momento... estábamos 'acojonados'.

-Bueno, entonces, ¿te vienes a mi coche como dijimos?- le dije.
-Sí, espera que cojo las cosas-.

Le vi que sacaba del coche una bolsa enorme... qué llevaría ahí... antes me habría dado morbo pensarlo, aunque en ese momento... estaba hecho un lío. Pero me había prometido y le había prometido no echarme atrás. Guardó la bolsa en los asientos de atrás y se sentó en el asiento de copiloto. Arranqué y puse el camino hacia aquel hotel tan íntimo donde nadie pregunta nada y no se refleja ningún gasto... "espero que sea así", pensaba. Mientras conducía, otra cosa que estaba pensando es que aquel tío no me despertaba ningún morbo... menos mal que habíamos dicho una y otra vez que iríamos despacio y sólo hasta dónde los dos quisiéramos llegar, porque estaba pensando que igual ni pajas mutuas...

Casi ni hablamos por el camino, poco más que el tiempo, algo de trabajo... pero nos costaba hablar y contestar, menos mal que el camino no era muy largo. Llegamos, pagamos (pagué, él un bizum) y nos metimos directos a la habitación.
Nos estamos en el borde de la cama y le dije: "bueno, ¿una cerveza".
- Sí, espera que me he traído también un aderezo...- Y sacó de la bolsa una botella de tequila. Me hizo gracia. "¡Buena idea!". Abrimos una cerveza cada uno, echamos un trago y echamos un poco de tequila en la lata. Se derramó un poco de la mía. Él, supongo que para ir rompiendo el hielo, me dijo: "¿lo echas todo fuera?". Yo hice un amago de sonrisa... pero en ese momento seguía sin saber qué hacía sentado al lado de ese calvo desconocido. Como el clima era más bien tenso, nos bebimos rápido las cervezas. Él me dijo:
-¿Me pongo guapa yo primero?-.
-Venga, vale- dije yo.

Se fue al baño con su bolsa. Yo abrí otra cerveza (la segunda, porque de la del coche apenas bebí y ni sé dónde la puse). Tras un trago, le eché también un poco de tequila. Un poco más.
Mientras esperaba, pensé que ya que estaba... aunque fuera unas pajas habría que hacer... así que me metí la mano en el pantalón para sobarme un poco la polla, a ver si me animaba. Casi me pilla, justo se abría la puerta del baño y saqué la mano tan rápido que me quemó un poco del roce.

Del baño no salió el calvo de antes, salió un maromo con peluca roja y disfraz de colegiala. El disfraz era el típico del chino, con su camisa blanca y su falda a cuadros granate. Sus labios, bastante carnosos, se los había pintado exageradamente de rojo y también se había pasado con el colorete. Si a eso le sumamos que de la falta salían dos piernas peludas, casi tanto como los brazos... el resultado no era muy femenino. Pero tengo que confesar que, aunque seguía sin saber qué hacía ahí, empecé a notar un punto de morbo. Se había puesto bulto en el pecho y el resultado era un cuerpo regordete y con mucho pecho "embutido" en una camisa blanca abotonada hasta arriba, con ese tipo de falda que siempre me había dado morbo, unos labios rojos muy comestibles y unas piernas que, aunque peludas, eran bastante bonitas de forma y carnosas de fondo. Al verle sonreí, él estaba descojonado... eso empezó a destensar la situación.
-¿Qué te parezco?- me dijo riendo y levantando los brazos... gesto con el que hizo que se le vieran los pelos de los sobacos, lo que hacía el resultado más gracioso... y morboso.
Yo me reí también y le dije: -Oye, pues no estás nada mal, lo de colegiala tiene un punto, eh-.
-Y mira lo que me he traído- me dijo mientras levantaba un pié que apoyó en el borde de la cama. -Mira bajo la falda, no seas tímido-.
Mire, sí, tímidamente, y asomaban unas bragas negras de encaje. Me reí y le dije:
-Joder, has traído toda la artillería, eh. Yo he sido más recatado, voy al baño-.

Me fui con mi funda. Pensé: "¿ahora cómo aparezco yo con estas bragas tan sosas de mi mujer?". El siguiente pensamiento fue: "pues ni calzoncillos ni bragas". Fue una gran idea que condicionó lo que vino después... un poco de paciencia y os seguiré contando.

Espero que os esté gustando...
 
Era lunes, acababa de dejar a mis chicos en el cole y pensaba: ¿qué estoy haciendo? Estaba conduciendo hacia un lugar más o menos solitario donde había quedado con ese desconocido con el que chateaba. Ni siquiera había visto una foto de su cara y yo tampoco me había atrevido a mandarle ninguna mía, aunque por las fotos del culo y la polla parecía regordete y un poco peludo... esas pocas fotos con las que me había hecho miles de pajas. Además de esas fotos, me atraía de él que decía que no era muy alto y, como yo tampoco, prefería que así fuera. Otra semejanza conmigo es que nunca había tenido una experiencia con un tío.
Los dos nos habíamos cogido el día libre en el trabajo, aunque de cara a nuestras mujeres no era así. Nos había parecido que sería más fácil si nos "feminizábamos" un poco, así que en la funda del portatil llevaba un vestido de mi mujer, unas braguitas, pintalabios, colorete... e iba camino de un chino a comprar una peluca. Escogí una rubia, y en el súper de al lado compré 6 cervezas frías.
Llegué justito a la hora en que habíamos quedado y no había ningún otro coche, así que pensé que se habría arrepentido. En el fondo, me alegraba, me estaba pareciendo muy raro todo aquello, aunque me había prometido a mí mismo no retroceder. Cogí una cerveza y me puse a beberla mientras, interiormente, me reía de mí mismo por lo que había hecho.
Pasados unos 10 minutos y cuando ya estaba pensando en irme llegó un coche. El corazón se me puso a mil... y sí... aparcó justo al lado. Salió un hombre que llevaba el polo rojo acordado, yo salí con mi polo verde.

-¿Eres Mario?- me dijo.
-Sí, tú Juan, ¿no?- respondí yo.
-Efectivamente-.

Estrechamos tímidamente las manos. Ni yo me llamo Mario ni, como luego supe, él se llamaba Juan... pero qué más daba. Íbamos a lo que íbamos aunque se notaba que los dos nos lo estábamos cuestionando en ese momento... estábamos 'acojonados'.

-Bueno, entonces, ¿te vienes a mi coche como dijimos?- le dije.
-Sí, espera que cojo las cosas-.

Le vi que sacaba del coche una bolsa enorme... qué llevaría ahí... antes me habría dado morbo pensarlo, aunque en ese momento... estaba hecho un lío. Pero me había prometido y le había prometido no echarme atrás. Guardó la bolsa en los asientos de atrás y se sentó en el asiento de copiloto. Arranqué y puse el camino hacia aquel hotel tan íntimo donde nadie pregunta nada y no se refleja ningún gasto... "espero que sea así", pensaba. Mientras conducía, otra cosa que estaba pensando es que aquel tío no me despertaba ningún morbo... menos mal que habíamos dicho una y otra vez que iríamos despacio y sólo hasta dónde los dos quisiéramos llegar, porque estaba pensando que igual ni pajas mutuas...

Casi ni hablamos por el camino, poco más que el tiempo, algo de trabajo... pero nos costaba hablar y contestar, menos mal que el camino no era muy largo. Llegamos, pagamos (pagué, él un bizum) y nos metimos directos a la habitación.
Nos estamos en el borde de la cama y le dije: "bueno, ¿una cerveza".
- Sí, espera que me he traído también un aderezo...- Y sacó de la bolsa una botella de tequila. Me hizo gracia. "¡Buena idea!". Abrimos una cerveza cada uno, echamos un trago y echamos un poco de tequila en la lata. Se derramó un poco de la mía. Él, supongo que para ir rompiendo el hielo, me dijo: "¿lo echas todo fuera?". Yo hice un amago de sonrisa... pero en ese momento seguía sin saber qué hacía sentado al lado de ese calvo desconocido. Como el clima era más bien tenso, nos bebimos rápido las cervezas. Él me dijo:
-¿Me pongo guapa yo primero?-.
-Venga, vale- dije yo.

Se fue al baño con su bolsa. Yo abrí otra cerveza (la segunda, porque de la del coche apenas bebí y ni sé dónde la puse). Tras un trago, le eché también un poco de tequila. Un poco más.
Mientras esperaba, pensé que ya que estaba... aunque fuera unas pajas habría que hacer... así que me metí la mano en el pantalón para sobarme un poco la polla, a ver si me animaba. Casi me pilla, justo se abría la puerta del baño y saqué la mano tan rápido que me quemó un poco del roce.

Del baño no salió el calvo de antes, salió un maromo con peluca roja y disfraz de colegiala. El disfraz era el típico del chino, con su camisa blanca y su falda a cuadros granate. Sus labios, bastante carnosos, se los había pintado exageradamente de rojo y también se había pasado con el colorete. Si a eso le sumamos que de la falta salían dos piernas peludas, casi tanto como los brazos... el resultado no era muy femenino. Pero tengo que confesar que, aunque seguía sin saber qué hacía ahí, empecé a notar un punto de morbo. Se había puesto bulto en el pecho y el resultado era un cuerpo regordete y con mucho pecho "embutido" en una camisa blanca abotonada hasta arriba, con ese tipo de falda que siempre me había dado morbo, unos labios rojos muy comestibles y unas piernas que, aunque peludas, eran bastante bonitas de forma y carnosas de fondo. Al verle sonreí, él estaba descojonado... eso empezó a destensar la situación.
-¿Qué te parezco?- me dijo riendo y levantando los brazos... gesto con el que hizo que se le vieran los pelos de los sobacos, lo que hacía el resultado más gracioso... y morboso.
Yo me reí también y le dije: -Oye, pues no estás nada mal, lo de colegiala tiene un punto, eh-.
-Y mira lo que me he traído- me dijo mientras levantaba un pié que apoyó en el borde de la cama. -Mira bajo la falda, no seas tímido-.
Mire, sí, tímidamente, y asomaban unas bragas negras de encaje. Me reí y le dije:
-Joder, has traído toda la artillería, eh. Yo he sido más recatado, voy al baño-.

Me fui con mi funda. Pensé: "¿ahora cómo aparezco yo con estas bragas tan sosas de mi mujer?". El siguiente pensamiento fue: "pues ni calzoncillos ni bragas". Fue una gran idea que condicionó lo que vino después... un poco de paciencia y os seguiré contando.

Espero que os esté gustando...
Estoy impaciente por el siguiente capitulo
 
Era lunes, acababa de dejar a mis chicos en el cole y pensaba: ¿qué estoy haciendo? Estaba conduciendo hacia un lugar más o menos solitario donde había quedado con ese desconocido con el que chateaba. Ni siquiera había visto una foto de su cara y yo tampoco me había atrevido a mandarle ninguna mía, aunque por las fotos del culo y la polla parecía regordete y un poco peludo... esas pocas fotos con las que me había hecho miles de pajas. Además de esas fotos, me atraía de él que decía que no era muy alto y, como yo tampoco, prefería que así fuera. Otra semejanza conmigo es que nunca había tenido una experiencia con un tío.
Los dos nos habíamos cogido el día libre en el trabajo, aunque de cara a nuestras mujeres no era así. Nos había parecido que sería más fácil si nos "feminizábamos" un poco, así que en la funda del portatil llevaba un vestido de mi mujer, unas braguitas, pintalabios, colorete... e iba camino de un chino a comprar una peluca. Escogí una rubia, y en el súper de al lado compré 6 cervezas frías.
Llegué justito a la hora en que habíamos quedado y no había ningún otro coche, así que pensé que se habría arrepentido. En el fondo, me alegraba, me estaba pareciendo muy raro todo aquello, aunque me había prometido a mí mismo no retroceder. Cogí una cerveza y me puse a beberla mientras, interiormente, me reía de mí mismo por lo que había hecho.
Pasados unos 10 minutos y cuando ya estaba pensando en irme llegó un coche. El corazón se me puso a mil... y sí... aparcó justo al lado. Salió un hombre que llevaba el polo rojo acordado, yo salí con mi polo verde.

-¿Eres Mario?- me dijo.
-Sí, tú Juan, ¿no?- respondí yo.
-Efectivamente-.

Estrechamos tímidamente las manos. Ni yo me llamo Mario ni, como luego supe, él se llamaba Juan... pero qué más daba. Íbamos a lo que íbamos aunque se notaba que los dos nos lo estábamos cuestionando en ese momento... estábamos 'acojonados'.

-Bueno, entonces, ¿te vienes a mi coche como dijimos?- le dije.
-Sí, espera que cojo las cosas-.

Le vi que sacaba del coche una bolsa enorme... qué llevaría ahí... antes me habría dado morbo pensarlo, aunque en ese momento... estaba hecho un lío. Pero me había prometido y le había prometido no echarme atrás. Guardó la bolsa en los asientos de atrás y se sentó en el asiento de copiloto. Arranqué y puse el camino hacia aquel hotel tan íntimo donde nadie pregunta nada y no se refleja ningún gasto... "espero que sea así", pensaba. Mientras conducía, otra cosa que estaba pensando es que aquel tío no me despertaba ningún morbo... menos mal que habíamos dicho una y otra vez que iríamos despacio y sólo hasta dónde los dos quisiéramos llegar, porque estaba pensando que igual ni pajas mutuas...

Casi ni hablamos por el camino, poco más que el tiempo, algo de trabajo... pero nos costaba hablar y contestar, menos mal que el camino no era muy largo. Llegamos, pagamos (pagué, él un bizum) y nos metimos directos a la habitación.
Nos estamos en el borde de la cama y le dije: "bueno, ¿una cerveza".
- Sí, espera que me he traído también un aderezo...- Y sacó de la bolsa una botella de tequila. Me hizo gracia. "¡Buena idea!". Abrimos una cerveza cada uno, echamos un trago y echamos un poco de tequila en la lata. Se derramó un poco de la mía. Él, supongo que para ir rompiendo el hielo, me dijo: "¿lo echas todo fuera?". Yo hice un amago de sonrisa... pero en ese momento seguía sin saber qué hacía sentado al lado de ese calvo desconocido. Como el clima era más bien tenso, nos bebimos rápido las cervezas. Él me dijo:
-¿Me pongo guapa yo primero?-.
-Venga, vale- dije yo.

Se fue al baño con su bolsa. Yo abrí otra cerveza (la segunda, porque de la del coche apenas bebí y ni sé dónde la puse). Tras un trago, le eché también un poco de tequila. Un poco más.
Mientras esperaba, pensé que ya que estaba... aunque fuera unas pajas habría que hacer... así que me metí la mano en el pantalón para sobarme un poco la polla, a ver si me animaba. Casi me pilla, justo se abría la puerta del baño y saqué la mano tan rápido que me quemó un poco del roce.

Del baño no salió el calvo de antes, salió un maromo con peluca roja y disfraz de colegiala. El disfraz era el típico del chino, con su camisa blanca y su falda a cuadros granate. Sus labios, bastante carnosos, se los había pintado exageradamente de rojo y también se había pasado con el colorete. Si a eso le sumamos que de la falta salían dos piernas peludas, casi tanto como los brazos... el resultado no era muy femenino. Pero tengo que confesar que, aunque seguía sin saber qué hacía ahí, empecé a notar un punto de morbo. Se había puesto bulto en el pecho y el resultado era un cuerpo regordete y con mucho pecho "embutido" en una camisa blanca abotonada hasta arriba, con ese tipo de falda que siempre me había dado morbo, unos labios rojos muy comestibles y unas piernas que, aunque peludas, eran bastante bonitas de forma y carnosas de fondo. Al verle sonreí, él estaba descojonado... eso empezó a destensar la situación.
-¿Qué te parezco?- me dijo riendo y levantando los brazos... gesto con el que hizo que se le vieran los pelos de los sobacos, lo que hacía el resultado más gracioso... y morboso.
Yo me reí también y le dije: -Oye, pues no estás nada mal, lo de colegiala tiene un punto, eh-.
-Y mira lo que me he traído- me dijo mientras levantaba un pié que apoyó en el borde de la cama. -Mira bajo la falda, no seas tímido-.
Mire, sí, tímidamente, y asomaban unas bragas negras de encaje. Me reí y le dije:
-Joder, has traído toda la artillería , eh. Yo he sido más recatado, voy al baño-.

Me fui con mi funda. Pensé: "¿ahora cómo aparezco yo con estas bragas tan sosas de mi mujer?". El siguiente pensamiento fue: "pues ni calzoncillos ni bragas". Fue una gran idea que condicionó lo que vino después... un poco de paciencia y os seguiré contando.

Espero que os esté gustando...
Me encanto tu relato, me hace sentir la necesidad de probar al igual que tu esperando la continuacion
 
En el baño me quité toda la ropa y me puse sólo el vestido de mi mujer. Me quedaba bastante apretado... ¡cómo no me lo probé en casa! Pero claro, casi nunca estoy solo, era complicado...
Me reí de mí mismo en el espejo y tuve que abrir otra cerveza más para no acabar con "toda esta locura", como aún lo pensaba. Media lata casi de golpe.
Me puse la peluca y ya era otra cosa... o eso pensé. Me puse un poco de colorete, poco porque pensé que mi compi se había pasado. Me tomé la otra media cerveza y me pinté los labios... no quedó mal para la primera vez en mi vida. No sé si porque mejoraba el resultado mucho o por la cerveza pero hasta me gusté a mí mismo. Empecé a hacer muecas obscenas en el espejo, con la lengua y tal... y me gustaba el resultado.
Me tuve que armar de valor para salir del baño, aunque bueno, con las cervecillas... ya me iba pensando menos las cosas. Al salir tuve un gran recibimiento en el que me di cuenta de que mi compi estaba bastante más borrachilla que yo:
- Bueno, bueno, bueno, ¡¡¡¡qué pivón!!!! Corre, siéntate a mi lado, no seas tímida-. Y efectivamente, a pesar del alcohol, me puse tímida. Me senté a su lado, aunque dejando un poco de distancia.
- Te veo vergonzosa, ¿traigo otras dos cervezas?- Dijo. -Venga-.
Se levantó y caminó hacia las cervezas y el tequila... como contoneándose. Creo que intentaba imitar andares femeninos, no con mucho acierto, aunque me hizo gracia. Estaban en el suelo y se agachó para cogerlos apuntando con su culo claramente hacia mí, tardó en decidirse qué cerveza coger, no sé por qué si eran todas iguales... y mientras se decidía movía su culo hacia los lados... Me encantaba lo que estaba viendo, la falda se la había subido antes claramente para que, al agacharse, le viera su lencería, y por si acaso se la subió con la mano... El espectáculo era maravilloso: un culo ancho, enorme, en pompa, moviéndose a través de esa fina tela negra que apenas lo cubría. No llegaba a tanga, pero casi. Aún de la tela salían pelillos lo que me daba más morbo aún y, debajo de todo, esos dos grandes cojones colgantes... El bendito morbo que transforma el rechazo en atracción había obrado efecto, ahora me encantaba lo que veía.
Seguía contoneando el culo mientras abría la botella de tequila, las latas de cerveza, bebía de ambas y echaba un chorrete de tequila en cada una. Todo ello agachada. Cuando las había preparado, justo antes de levantarse miró hacia mí, y ahí me vió hipnotizado con su culo. Sonrió, giró la cabeza y se volvió con las latas.
- Toma una, cariño... te he visto muy interesado... y creo que se me ha caído algo por aquí...-
Tras darme una lata se dió la vuelta y volvió a agacharse poniendo su culo a unos 10cm de mi cara, y empezó a moverlo... Uffffff... qué espectáculo... no sólo visual, porque tan cerca notaba también un poco su olor y me resultó maravilloso. No sé cómo me contuve las ganas de morderlo, de bajar esas preciosas braguitas, sacar mi lengua y empezar a chupar... No dejaba de mover el culo, ahora más que hacia los lados era arriba y abajo... un par de veces me rozó la nariz, entonces lo volvía a alejar un poco pero seguía sin parar de moverlo arriba y abajo, un poco hacia los lados... Os decía que no sabía cómo contuve las ganas de morderlo, pero lo que no pude contener es a mi polla que se puso durísima... tanto que me apretaba en ese vestido, tuve que moverla un poco.
Después de un rato se levantó, se dió la vuelta y se sentó a mi lado. Pero mi amiguita en vez de dejar espacio entre los dos, se apretó bastante. Miró hacia mi polla, evidentísima bajo el apretado vestido. Me miró a los ojos sonriendo y dijo: "ya veo que te ha gustado, a mí también me encanta ese clítoris tan marcado... ummmmm". Se mordía su carnoso labio inferior hasta arriba de rojo carmín. Llevó su mano hacia mi polla, acariciándola por encima del vestido, mientras acercaba sus labios a los míos muy muy despacio...

Seguiré contando si veo interés, así que por favor decidme qué os parece. No os cortéis en los comentarios...
 
En el baño me quité toda la ropa y me puse sólo el vestido de mi mujer. Me quedaba bastante apretado... ¡cómo no me lo probé en casa! Pero claro, casi nunca estoy solo, era complicado...
Me reí de mí mismo en el espejo y tuve que abrir otra cerveza más para no acabar con "toda esta locura", como aún lo pensaba. Media lata casi de golpe.
Me puse la peluca y ya era otra cosa... o eso pensé. Me puse un poco de colorete, poco porque pensé que mi compi se había pasado. Me tomé la otra media cerveza y me pinté los labios... no quedó mal para la primera vez en mi vida. No sé si porque mejoraba el resultado mucho o por la cerveza pero hasta me gusté a mí mismo. Empecé a hacer muecas obscenas en el espejo, con la lengua y tal... y me gustaba el resultado.
Me tuve que armar de valor para salir del baño, aunque bueno, con las cervecillas... ya me iba pensando menos las cosas. Al salir tuve un gran recibimiento en el que me di cuenta de que mi compi estaba bastante más borrachilla que yo:
- Bueno, bueno, bueno, ¡¡¡¡qué pivón!!!! Corre, siéntate a mi lado, no seas tímida-. Y efectivamente, a pesar del alcohol, me puse tímida. Me senté a su lado, aunque dejando un poco de distancia.
- Te veo vergonzosa, ¿traigo otras dos cervezas?- Dijo. -Venga-.
Se levantó y caminó hacia las cervezas y el tequila... como contoneándose. Creo que intentaba imitar andares femeninos, no con mucho acierto, aunque me hizo gracia. Estaban en el suelo y se agachó para cogerlos apuntando con su culo claramente hacia mí, tardó en decidirse qué cerveza coger, no sé por qué si eran todas iguales... y mientras se decidía movía su culo hacia los lados... Me encantaba lo que estaba viendo, la falda se la había subido antes claramente para que, al agacharse, le viera su lencería, y por si acaso se la subió con la mano... El espectáculo era maravilloso: un culo ancho, enorme, en pompa, moviéndose a través de esa fina tela negra que apenas lo cubría. No llegaba a tanga, pero casi. Aún de la tela salían pelillos lo que me daba más morbo aún y, debajo de todo, esos dos grandes cojones colgantes... El bendito morbo que transforma el rechazo en atracción había obrado efecto, ahora me encantaba lo que veía.
Seguía contoneando el culo mientras abría la botella de tequila, las latas de cerveza, bebía de ambas y echaba un chorrete de tequila en cada una. Todo ello agachada. Cuando las había preparado, justo antes de levantarse miró hacia mí, y ahí me vió hipnotizado con su culo. Sonrió, giró la cabeza y se volvió con las latas.
- Toma una, cariño... te he visto muy interesado... y creo que se me ha caído algo por aquí...-
Tras darme una lata se dió la vuelta y volvió a agacharse poniendo su culo a unos 10cm de mi cara, y empezó a moverlo... Uffffff... qué espectáculo... no sólo visual, porque tan cerca notaba también un poco su olor y me resultó maravilloso. No sé cómo me contuve las ganas de morderlo, de bajar esas preciosas braguitas, sacar mi lengua y empezar a chupar... No dejaba de mover el culo, ahora más que hacia los lados era arriba y abajo... un par de veces me rozó la nariz, entonces lo volvía a alejar un poco pero seguía sin parar de moverlo arriba y abajo, un poco hacia los lados... Os decía que no sabía cómo contuve las ganas de morderlo, pero lo que no pude contener es a mi polla que se puso durísima... tanto que me apretaba en ese vestido, tuve que moverla un poco.
Después de un rato se levantó, se dió la vuelta y se sentó a mi lado. Pero mi amiguita en vez de dejar espacio entre los dos, se apretó bastante. Miró hacia mi polla, evidentísima bajo el apretado vestido. Me miró a los ojos sonriendo y dijo: "ya veo que te ha gustado, a mí también me encanta ese clítoris tan marcado... ummmmm". Se mordía su carnoso labio inferior hasta arriba de rojo carmín. Llevó su mano hacia mi polla, acariciándola por encima del vestido, mientras acercaba sus labios a los míos muy muy despacio...

Seguiré contando si veo interés, así que por favor decidme qué os parece. No os cortéis en los comentarios...
Uff que.morbo, muy buena primera parte, espero continues
 
Sigue por favor. Me calientas mucho
 
Sigo:
Sin darme cuenta nos estábamos morreando mientras su mano sobaba mi polla por encima del vestido. Al principio me resultó raro, pero enseguida, en cuanto noté su lengua pegada a la mía, su sabor... mmm qué morbazo!! No recuerdo haber sentido tanto morbo en mi vida. La cosa se aceleró rápido y el morreo era rápido y un punto agresivo. Cuando le comía los labios me encantaba notar la marca de bigote y barba afeitada en mi lengua, era más consciente de que era un tío y me daba un morbo increíble. Le metía mi lengua todo lo que podía y me metía la suya al máximo también. En un momento dado incluso le dió por meter la punta de su lengua un poco en mi nariz... "¡qué cerda!", pensé, pero inmediatamente hice lo mismo en la suya y al notar su sabor salado ya el morbo fue máximo.
Mi amiga no había dejado de sobarme el pene y yo sobaba también por todas partes. Con su otra mano empezó a sobarme el culo y yo, sentadita, me empecé a levantar un poco para que pudiera hacerlo. Ella se empezó a levantar y nos pusimos las dos de pie. Nos abrazamos mientras seguíamos morreándonos y magreándonos.
Sacó su lengua de mi boca, separó un poco su cara, miró hacia abajo, hacia mi polla, y volvió a mirarme a los ojos mordiendo su labio y relamiéndose. Entonces empezó a agacharse, se puso de rodillas en el suelo, sacó su lengua y la acercó a mi polla que, pensé, debía estar morada de tan apretada en el vestido.
- ¡No!- Le dije -Es el vestido de mi mujer y no puede notar nada, no lo chupes-.
- Entonces vas a tener que quitártelo rápido, porque no aguanto más...- contestó.

Evidentemente me faltó tiempo para quitarme el vestido, doblarlo un poco como pude para ponerlo en una silla, y volver rápida ante mi babeante zorra arrodillada. Ella cogió mi polla con su mano derecha, jugó con ella dándose golpecitos con ella en la cara, en la nariz... luego la puso en sus labios, le dió un beso, sacó la lengua y empezó a saborearla despacio, como lamiendo tímidamente un helado. Empezó desde abajo y subía y bajaba llegando más arriba cada vez. Se detuvo en el frenillo que saboreó con gusto, así como el agujero. Mientras me miraba de vez en cuando con lascivia y seguía su trabajo. Empezó a lamer el capullo, ensalivándolo con ganas, y se lo metió en la boca. Con él dentro, seguía lamiendo, yo estaba en la gloria pero también ansioso... Empezó a bajar y a hacerme ya una mamada, metiendo y sacando mi polla en su boca cada vez más profundamente. Mientras tanto, me había agarrado el culo ya con sus dos manos y lo usaba para empujar y meterse mi polla más adentro. Nunca me habían hecho una mamada tan profunda, notaba como mi capullo llegaba a su garganta... no tenía arcadas pero en ese momento a veces se la sacaba un poco y enseguida volvía a la carga. A la vez, cada vez iba hundiendo más sus manos en mi culo, agarrándolo más y con más fuerza, acercándose ya al agujero... hasta que lo tocó con la yema de un dedo... ¡¡qué morbazo!! Entonces quitó esa mano, se llevó el dedo a la boca, sacando mi polla un momento, se lo chupó con vicio, lo ensalibó bien y volvió a meterse mi polla en la boca profundamente mientras acercó de nuevo su dedo, ahora ensalibado, al agujero de mi culo... y poco a poco lo fue hundiendo. Metió una falange, lo sacó casi del todo, lo volvió a hundir... de nuevo lo sacó, se lo llevó a la boca... pero ahora acercó toda su mano a su boca, escupió 3 veces en su mano y llevó toda su saliva a mi culo, embadurnándolo bien, metiendo otro dedo para mojarlo también por dentro...
Yo estaba a mil y ella lo notaba. Entonces me miró a los ojos y, desde abajo, me dijo: "cariño, sólo así con la mano me cuesta mucho, date la vuelta para que pueda chupar directamente... de paso... me muero por saborear tu culo..."
No podía más de morbo, creía que me corría sólo con escucharla. Cogí una silla, me puse donde estaba pero de espaldas a mi zorra, puse la silla un poco delante de mi y me agarré a ella para poder agacharme cómodamente. Quería que me comiera el culo a gusto... y tan a gusto.
Empezó a lamerme el culo de arriba a abajo rápidamente. Jadeaba, se notaba que le encantaba. Cada vez se concentraba más en el agujero donde ya metía la punta de su lengua. Empezó a empujar su lengua todo lo que podía en mi agujero. No os podéis imaginar la sensación de su lengua húmeda ahí... estaba flipando. Mientras con la mano derecha cogió mi polla y me empezó a pajear... era maravilloso. Yo empujaba mi culo hacia su cara para que me chupara lo más profundo posible... y no pude evitar correrme poniendo la silla perdida.

Me dijo:
-Ooooh, qué pena!! Qué corrida tan espectacular me he perdido!! Yo quería toda tu leche dentro de mí-
Le dije:
-No he podido evitar. No ha habido penetración y ha sido el mejor polvo de mi vida-.
Me dijo:
-No te preocupes, que queda tiempo, esto no ha sido nada para lo que queda. Y en concreto, esto no ha sido nada para lo que te espera ahora mismo...-

La historia sigue... no dejéis de comentar...
 
Sigo:
Sin darme cuenta nos estábamos morreando mientras su mano sobaba mi polla por encima del vestido. Al principio me resultó raro, pero enseguida, en cuanto noté su lengua pegada a la mía, su sabor... mmm qué morbazo!! No recuerdo haber sentido tanto morbo en mi vida. La cosa se aceleró rápido y el morreo era rápido y un punto agresivo. Cuando le comía los labios me encantaba notar la marca de bigote y barba afeitada en mi lengua, era más consciente de que era un tío y me daba un morbo increíble. Le metía mi lengua todo lo que podía y me metía la suya al máximo también. En un momento dado incluso le dió por meter la punta de su lengua un poco en mi nariz... "¡qué cerda!", pensé, pero inmediatamente hice lo mismo en la suya y al notar su sabor salado ya el morbo fue máximo.
Mi amiga no había dejado de sobarme el pene y yo sobaba también por todas partes. Con su otra mano empezó a sobarme el culo y yo, sentadita, me empecé a levantar un poco para que pudiera hacerlo. Ella se empezó a levantar y nos pusimos las dos de pie. Nos abrazamos mientras seguíamos morreándonos y magreándonos.
Sacó su lengua de mi boca, separó un poco su cara, miró hacia abajo, hacia mi polla, y volvió a mirarme a los ojos mordiendo su labio y relamiéndose. Entonces empezó a agacharse, se puso de rodillas en el suelo, sacó su lengua y la acercó a mi polla que, pensé, debía estar morada de tan apretada en el vestido.
- ¡No!- Le dije -Es el vestido de mi mujer y no puede notar nada, no lo chupes-.
- Entonces vas a tener que quitártelo rápido, porque no aguanto más...- contestó.

Evidentemente me faltó tiempo para quitarme el vestido, doblarlo un poco como pude para ponerlo en una silla, y volver rápida ante mi babeante zorra arrodillada. Ella cogió mi polla con su mano derecha, jugó con ella dándose golpecitos con ella en la cara, en la nariz... luego la puso en sus labios, le dió un beso, sacó la lengua y empezó a saborearla despacio, como lamiendo tímidamente un helado. Empezó desde abajo y subía y bajaba llegando más arriba cada vez. Se detuvo en el frenillo que saboreó con gusto, así como el agujero. Mientras me miraba de vez en cuando con lascivia y seguía su trabajo. Empezó a lamer el capullo, ensalivándolo con ganas, y se lo metió en la boca. Con él dentro, seguía lamiendo, yo estaba en la gloria pero también ansioso... Empezó a bajar y a hacerme ya una mamada, metiendo y sacando mi polla en su boca cada vez más profundamente. Mientras tanto, me había agarrado el culo ya con sus dos manos y lo usaba para empujar y meterse mi polla más adentro. Nunca me habían hecho una mamada tan profunda, notaba como mi capullo llegaba a su garganta... no tenía arcadas pero en ese momento a veces se la sacaba un poco y enseguida volvía a la carga. A la vez, cada vez iba hundiendo más sus manos en mi culo, agarrándolo más y con más fuerza, acercándose ya al agujero... hasta que lo tocó con la yema de un dedo... ¡¡qué morbazo!! Entonces quitó esa mano, se llevó el dedo a la boca, sacando mi polla un momento, se lo chupó con vicio, lo ensalibó bien y volvió a meterse mi polla en la boca profundamente mientras acercó de nuevo su dedo, ahora ensalibado, al agujero de mi culo... y poco a poco lo fue hundiendo. Metió una falange, lo sacó casi del todo, lo volvió a hundir... de nuevo lo sacó, se lo llevó a la boca... pero ahora acercó toda su mano a su boca, escupió 3 veces en su mano y llevó toda su saliva a mi culo, embadurnándolo bien, metiendo otro dedo para mojarlo también por dentro...
Yo estaba a mil y ella lo notaba. Entonces me miró a los ojos y, desde abajo, me dijo: "cariño, sólo así con la mano me cuesta mucho, date la vuelta para que pueda chupar directamente... de paso... me muero por saborear tu culo..."
No podía más de morbo, creía que me corría sólo con escucharla. Cogí una silla, me puse donde estaba pero de espaldas a mi zorra, puse la silla un poco delante de mi y me agarré a ella para poder agacharme cómodamente. Quería que me comiera el culo a gusto... y tan a gusto.
Empezó a lamerme el culo de arriba a abajo rápidamente. Jadeaba, se notaba que le encantaba. Cada vez se concentraba más en el agujero donde ya metía la punta de su lengua. Empezó a empujar su lengua todo lo que podía en mi agujero. No os podéis imaginar la sensación de su lengua húmeda ahí... estaba flipando. Mientras con la mano derecha cogió mi polla y me empezó a pajear... era maravilloso. Yo empujaba mi culo hacia su cara para que me chupara lo más profundo posible... y no pude evitar correrme poniendo la silla perdida.

Me dijo:
-Ooooh, qué pena!! Qué corrida tan espectacular me he perdido!! Yo quería toda tu leche dentro de mí-
Le dije:
-No he podido evitar. No ha habido penetración y ha sido el mejor polvo de mi vida-.
Me dijo:
-No te preocupes, que queda tiempo, esto no ha sido nada para lo que queda. Y en concreto, esto no ha sido nada para lo que te espera ahora mismo...-

La historia sigue... no dejéis de comentar...
Q morboooooo, espero seguir leyéndote
 
Sigo:
Sin darme cuenta nos estábamos morreando mientras su mano sobaba mi polla por encima del vestido. Al principio me resultó raro, pero enseguida, en cuanto noté su lengua pegada a la mía, su sabor... mmm qué morbazo!! No recuerdo haber sentido tanto morbo en mi vida. La cosa se aceleró rápido y el morreo era rápido y un punto agresivo. Cuando le comía los labios me encantaba notar la marca de bigote y barba afeitada en mi lengua, era más consciente de que era un tío y me daba un morbo increíble. Le metía mi lengua todo lo que podía y me metía la suya al máximo también. En un momento dado incluso le dió por meter la punta de su lengua un poco en mi nariz... "¡qué cerda!", pensé, pero inmediatamente hice lo mismo en la suya y al notar su sabor salado ya el morbo fue máximo.
Mi amiga no había dejado de sobarme el pene y yo sobaba también por todas partes. Con su otra mano empezó a sobarme el culo y yo, sentadita, me empecé a levantar un poco para que pudiera hacerlo. Ella se empezó a levantar y nos pusimos las dos de pie. Nos abrazamos mientras seguíamos morreándonos y magreándonos.
Sacó su lengua de mi boca, separó un poco su cara, miró hacia abajo, hacia mi polla, y volvió a mirarme a los ojos mordiendo su labio y relamiéndose. Entonces empezó a agacharse, se puso de rodillas en el suelo, sacó su lengua y la acercó a mi polla que, pensé, debía estar morada de tan apretada en el vestido.
- ¡No!- Le dije -Es el vestido de mi mujer y no puede notar nada, no lo chupes-.
- Entonces vas a tener que quitártelo rápido, porque no aguanto más...- contestó.

Evidentemente me faltó tiempo para quitarme el vestido, doblarlo un poco como pude para ponerlo en una silla, y volver rápida ante mi babeante zorra arrodillada. Ella cogió mi polla con su mano derecha, jugó con ella dándose golpecitos con ella en la cara, en la nariz... luego la puso en sus labios, le dió un beso, sacó la lengua y empezó a saborearla despacio, como lamiendo tímidamente un helado. Empezó desde abajo y subía y bajaba llegando más arriba cada vez. Se detuvo en el frenillo que saboreó con gusto, así como el agujero. Mientras me miraba de vez en cuando con lascivia y seguía su trabajo. Empezó a lamer el capullo, ensalivándolo con ganas, y se lo metió en la boca. Con él dentro, seguía lamiendo, yo estaba en la gloria pero también ansioso... Empezó a bajar y a hacerme ya una mamada, metiendo y sacando mi polla en su boca cada vez más profundamente. Mientras tanto, me había agarrado el culo ya con sus dos manos y lo usaba para empujar y meterse mi polla más adentro. Nunca me habían hecho una mamada tan profunda, notaba como mi capullo llegaba a su garganta... no tenía arcadas pero en ese momento a veces se la sacaba un poco y enseguida volvía a la carga. A la vez, cada vez iba hundiendo más sus manos en mi culo, agarrándolo más y con más fuerza, acercándose ya al agujero... hasta que lo tocó con la yema de un dedo... ¡¡qué morbazo!! Entonces quitó esa mano, se llevó el dedo a la boca, sacando mi polla un momento, se lo chupó con vicio, lo ensalibó bien y volvió a meterse mi polla en la boca profundamente mientras acercó de nuevo su dedo, ahora ensalibado, al agujero de mi culo... y poco a poco lo fue hundiendo. Metió una falange, lo sacó casi del todo, lo volvió a hundir... de nuevo lo sacó, se lo llevó a la boca... pero ahora acercó toda su mano a su boca, escupió 3 veces en su mano y llevó toda su saliva a mi culo, embadurnándolo bien, metiendo otro dedo para mojarlo también por dentro...
Yo estaba a mil y ella lo notaba. Entonces me miró a los ojos y, desde abajo, me dijo: "cariño, sólo así con la mano me cuesta mucho, date la vuelta para que pueda chupar directamente... de paso... me muero por saborear tu culo..."
No podía más de morbo, creía que me corría sólo con escucharla. Cogí una silla, me puse donde estaba pero de espaldas a mi zorra, puse la silla un poco delante de mi y me agarré a ella para poder agacharme cómodamente. Quería que me comiera el culo a gusto... y tan a gusto.
Empezó a lamerme el culo de arriba a abajo rápidamente. Jadeaba, se notaba que le encantaba. Cada vez se concentraba más en el agujero donde ya metía la punta de su lengua. Empezó a empujar su lengua todo lo que podía en mi agujero. No os podéis imaginar la sensación de su lengua húmeda ahí... estaba flipando. Mientras con la mano derecha cogió mi polla y me empezó a pajear... era maravilloso. Yo empujaba mi culo hacia su cara para que me chupara lo más profundo posible... y no pude evitar correrme poniendo la silla perdida.

Me dijo:
-Ooooh, qué pena!! Qué corrida tan espectacular me he perdido!! Yo quería toda tu leche dentro de mí-
Le dije:
-No he podido evitar. No ha habido penetración y ha sido el mejor polvo de mi vida-.
Me dijo:
-No te preocupes, que queda tiempo, esto no ha sido nada para lo que queda. Y en concreto, esto no ha sido nada para lo que te espera ahora mismo...-

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Que rico sentir la lengua en nuestro ano y sentir la de otro ano y su efinter relajándose cuando uno penetra con la lengua mmm
 

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