Me costó recuperarme de todo aquello. Mi cerebro no asimilaba lo ocurrido, y el desplante de mi mujer fue lo peor. Reconozco que yo la metí en ese embrollo, y se llevo la peor parte, pero la muy cabrona, se adaptó a la situación y escogió el camino fácil, que fue abandonarme a mi suerte y liarse con el hijo de puta que la violó. No quería ni pensar que tipo de depravaciones, después de ver lo que le hicieron delante de mí, y lo que me hicieron a mi después, podría estar sufriendo, o por otra parte, sería el capricho de Ernesto, y solo la usaría él? Tal vez nunca lo podría averiguar, porque varios días después, recibí en casa los papeles del divorcio, así como un contrato en el que le cedía la propiedad de la casa en exclusiva a ella. Decidí firmar y devolverlo, e intentar escapar de la ciudad un día por la noche, pero fue un tremendo error pensar que me podría escabullir de allí sin saldar la deuda con Ernesto.
La noche antes de cumplir el plazo, recogí cuatro cosas, el dinero obtenido de la venta del BMW, arranque mi viejo Toyota, y me dispuse a largarme. No llevaba ni 20 km recorridos cuando me percaté de unos faros que me seguían desde que salí. Hice varios giros para asegurarme, y evidentemente, si me seguían. El Toyota no corría mucho, por tanto era tontería salir a la autopista, así que opte por intentar salir por carretera secundaria, e intentar perderlos por algún camino. Fue imposible. Me interceptaron a los pocos km. Pendiente del coche que me seguía, no vi el enorme SUV que me salió en cruce por la derecha y el volantazo que pegue me llevó a la cuneta. Me sacaron del coche los dos hermanos, intente resistirme, y golpee a uno de ellos. Resultado, tremenda paliza. Quedé tendido en el suelo, magullado y dolorido, hasta que una patada en la cara, me hizo perder el sentido.
El frío me despertó. Estaba completamente desnudo. Atado sobre un potro, con medio cuerpo colgando a un lado, brazos atados a las patas, al igual que las piernas del otro lado. Levanté la cabeza un poco, aturdido, miré alrededor. Estaba en una especie de cabaña de madera. No podía ver a nadie, pero sentía la presencia de varias personas. De repente, algo frio se introdujo en mi culo, sobresaltándome. Sentí un tibio liquido fluir dentro de mí. Al poco rato, la sensación de lleno, provocaba calambres en mi vientre. Mi esfínter luchaba por echar fuera su invasor, pero una mano firme lo impedía. Tampoco podía decir nada. Algo me mantenía la boca totalmente abierta, haciendo que mi saliva brotara hacia el suelo incesantemente.
Por fin, me liberaron el culo, y todo el líquido de mi interior, salió, liberándome de tan molesta carga. Cuando dejó de salir, un chorro de manguera, frio, fue dirigido a la zona, para limpiar los restos, y también el suelo. Nadie hablaba, pero me temía el por qué de esa limpieza. Noté el movimiento, alguien se situó tras de mí. Sentí el inconfundible tacto de una polla abrirse paso en mi culo, mientras unas manos se aferraban a mis caderas. Sin tiempo casi a reaccionar, alguien me sujeto por el pelo la cabeza, tirando de ella hacia arriba, para llenarme la boca con otra, con un diámetro, que casi no entraba por la argolla que me la mantenía abierta. El de atrás, consiguió metérmela y empezó a follarme violentamente el culo, mientras la de la boca se hundía hasta mi garganta. La dejaba metida un rato, mientras me tapaba la nariz, lo que provocaba que me quedara sin respiración, y los movimientos espontáneos de mi garganta intentando coger aire, debían de excitarlo mucho, pues no tardo en correrse abundantemente en mi boca. Cuando me soltó, tome todo el aire que pude, porque en escasos segundos otra polla ocupó su lugar. Me ardía el culo, mientras mi violador, me clavaba los dedos en la piel, haciéndome daño, y entre gruñidos y espasmos, sentí su descarga dentro de mí también. Cuando se retiró, sentí risas burlonas, sobre el estado de mi agujero. Lo notaba abierto y dolorido. No tardó en llenarse de nuevo, y cada vez era más violento su ocupante. Alguno me golpeaba mientras me follaba, otros me abofeteaban la cara mientras me llenaban la boca. Perdí la noción del tiempo y de los que por mí pasaron. Lleno de lefa en mis entrañas, y dolorido física y psíquicamente, me dejaron por fin, después de más de tres horas de violación. Debieron de hacerlo entre más de 10, pero todo me daba igual ya, solo deseaba que aquello terminase de alguna forma, incluso la muerte, me parecía una gran salida, si mi vida iba a ser así ahora. Un pinchazo en el brazo, me trajo a la realidad. El caldero de agua fría que me echaron encima, terminó de espabilarme. Me soltaron del potro, para sujetarme en una silla, sentado, donde me volvieron a atar las piernas a las patas, y los brazos atrás. Me retiraron la argolla de la boca, y me vendaron los ojos. Mi polla, inerte y muerta hasta el momento, tomo vida propia. Una erección tremenda se apoderó de ella. Una boca, ávida, me la chupo unos momentos, hasta que alguien, a horcajadas sobre mí, se la introdujo. Era un coñito, cálido y húmedo, no cabía duda. Empezó a follarme, fuerte, sus manos alternaban su boca para retorcer y morderme dolorosamente los pezones, hasta que entre jadeos, anunció que se iba a correr
UMMM siii, me corro, me corro, uummmm aaagggg!!!!
Aferrada a mis pezones, clavándome las uñas, sentí que un orgasmo crecía dentro de mí, y me corrí también.
De esa guisa, otro coñito, me atrapo dentro, mientras me cabalgaba, metía sus pezones en mi boca, que yo, lamia y chupaba ávidamente. También se dedicaba a retorcer los míos, y morderlos con fuerza, para luego aliviarlos con la lengua, me estaba volviendo loco. También tardó poco en correrse, aferrada a mi pelo. Me dejó a punto de hacerlo yo otra vez, afortunadamente, pues sabía lo que me esperaba si lo hacía. La polla me empezaba a doler, y la notaba durísima e hinchada. Sin darme tiempo a tomar aliento, una nueva amazona tomó el turno de la anterior, y así estuve durante muchísimo tiempo. Estaba exhausto, dolorido y sudado. Me había corrido más de 6 veces, otras dos, dentro de alguna de mis amantes, con el consiguiente castigo. La polla me dolía muchísimo, pero seguía dura como al principio. Me habían vuelto a inyectar algo, esta vez de forma muy dolorosa, directamente en el mismo miembro, cuando después de eyacular, sentí que la erección disminuía. Me soltaron por fin de la silla, y caí desfallecido al suelo. Sin saber cuánto tiempo había pasado, el sol, directamente en mi cara, me despertó. Estaba dentro de una jaula, totalmente desnudo en algún lugar que parecía una granja. Un collar metálico del que salía una cadena pendía de mi cuello. Oí voces alrededor y levanté un poco la vista, para ver que me rodeaban varias jaulas más. 5 mujeres, desnudas completamente, jóvenes, sucias y desaliñadas, con moratones por todo el cuerpo, pero que se les intuía buen cuerpo y belleza, y un negro, musculado, de la misma guisa. El colgante entre las piernas de este me llamó la atención, pues estando en reposo como estaba y en cuclillas en la jaula, le rozaba el suelo.
El ensordecedor sonido de una sirena, llamó nuestra atención. Después una voz de megafonía anunció nuestro terrible futuro:
Bienvenidos. Estáis aquí por vuestras deudas con alguien y vais a ser entrenados para ser sus juguetes a partir de ahora y mientras dure vuestra miserable vida. No penséis en escapar. De aquí se sale domado y sumiso, o muerto. Bienvenidos al infierno
Según terminó la locución, varios hombres y mujeres, con la cara cubierta y uniformes tipo militar, abrieron las jaulas y nos llevaron medio arrastras al centro de un patio, donde nos encadenaron por el cuello a unos postes, para proceder a limpiarnos a chorro de manguera. Como había imaginado, las 5 mujeres estaban muy bien, especialmente una morena de pelo corto, con unas generosas tetas, que lucían varias quemaduras de cigarrillo, y el vientre y la espalda con marcas de azotes de vara o látigo. Mi polla, se endureció de repente, ajena a mis deseos, y el chorro cortante de agua helada impactó dolorosamente en ella.
Las semanas transcurrían entre vejaciones, castigos, ejercicio físico y sexo, todos son excepción éramos usados tanto por hombres como mujeres, que satisfacían sus antojos mas oscuros y perversos con nosotros. Entre los esclavos entablamos una pequeña amistad, unidos por el dolor y el miedo, pero teníamos completamente prohibido relacionarnos entre nosotros.
Este día parecía que iba a ser especial. En vez de la consabida manguera, nos pasaron a unas duchas comunes y nos permitieron ducharnos con agua caliente y jabón. Después, tuvimos sesión de depilación y nos raparon la cabeza a el moreno y a mi. A Las chicas les arreglaron el pelo y lo recogieron en coleta. Pasamos a una sala de la casa, desnudos, pues en el tiempo que llevábamos allí, permanecimos así siempre. Nos vendaron los ojos y nos ataron las manos a la espalda. Nos pusieron de pie, juntos, y oí varias voces. Unas manos me recorrieron el cuerpo, mis partes, me tomaron el pene, lo manosearon, me miraron el culo, separando mis nalgas, me abrieron la boca. Pasaron a la siguiente. Al final una mujer dijo:
El negro y la rubia joven, la del fondo. Los demás arriba.
Sentí como nos empujaban hacia el piso de arriba. Entramos a un cuarto y me tumbaron en una cama. Me inyectaron algo, y me desvanecí.
Desperté en una habitación, sobre un colchón en el suelo, atado a la pared por mi collar con una cadena. Me acompañaban 4 de las chicas. 2 habían despertado ya, las otras dormían. Me dolía el vientre, y al mirar, vi que tenía unos apósitos a ambos lados
Otro de los días, nos bajaron a un cuarto. A mí me ataron en una pared, con un dildo metálico metido por el culo, pinzas eléctricas en los pezones y pelotas, y una jaula de castidad, con sonda uretral, todo ello conectado a una maquina, que daba descargas aleatorias, a veces muy dolorosas. Una bola en la boca, me la mantenía abierta, dejando caer toda mi saliva sobre mi cuerpo, deslizando por el pecho, que al humedecer los pezones, acentuaba las descargas. Las mujeres fueron atadas, en cuatro camillas, con la cabeza colgando, y las piernas muy flexionadas sobre el pecho, de manera que tanto coño como culo, quedaban expuestos y accesibles. Cuando abrieron las puertas que daban al exterior. Más de 30 hombres accedieron al cuarto. Uno a uno, fueron pasando a por mis 4 compañeras de presidio, y empezó aquella bacanal. En todo momento eran usadas por varios, mientras otros esperaban. Les follaban a la vez boca y culo, o coño, y se iban alternando. A medida que se iban corriendo, aparecían nuevos grupos de hombres. La escena, me excitaba sobremanera, pero mi polla presa en la jaula, no podía crecer, por lo que provocaba un dolor tremendo, acentuado por las descargas. Alguno de los hombres, antes de marchar, me veía de esa guisa, y se acercaban a juguetear con el aparato, subiendo la intensidad y bajándola, cambiando el ritmo, etc. Otros simplemente, me golpeaban, o me orinaban encima. No sé el tiempo que pasó, ni cuántos hombres se follaron a mis compañeras, pero se hizo eterno. Cuando por fin quedamos solos, cerraron las puertas y nos soltaron. Me quitaron todos los artilugios. Mi polla estaba morada y muy dolorida, pero al verse libre, se empalmó por completo.
La noche antes de cumplir el plazo, recogí cuatro cosas, el dinero obtenido de la venta del BMW, arranque mi viejo Toyota, y me dispuse a largarme. No llevaba ni 20 km recorridos cuando me percaté de unos faros que me seguían desde que salí. Hice varios giros para asegurarme, y evidentemente, si me seguían. El Toyota no corría mucho, por tanto era tontería salir a la autopista, así que opte por intentar salir por carretera secundaria, e intentar perderlos por algún camino. Fue imposible. Me interceptaron a los pocos km. Pendiente del coche que me seguía, no vi el enorme SUV que me salió en cruce por la derecha y el volantazo que pegue me llevó a la cuneta. Me sacaron del coche los dos hermanos, intente resistirme, y golpee a uno de ellos. Resultado, tremenda paliza. Quedé tendido en el suelo, magullado y dolorido, hasta que una patada en la cara, me hizo perder el sentido.
El frío me despertó. Estaba completamente desnudo. Atado sobre un potro, con medio cuerpo colgando a un lado, brazos atados a las patas, al igual que las piernas del otro lado. Levanté la cabeza un poco, aturdido, miré alrededor. Estaba en una especie de cabaña de madera. No podía ver a nadie, pero sentía la presencia de varias personas. De repente, algo frio se introdujo en mi culo, sobresaltándome. Sentí un tibio liquido fluir dentro de mí. Al poco rato, la sensación de lleno, provocaba calambres en mi vientre. Mi esfínter luchaba por echar fuera su invasor, pero una mano firme lo impedía. Tampoco podía decir nada. Algo me mantenía la boca totalmente abierta, haciendo que mi saliva brotara hacia el suelo incesantemente.
Por fin, me liberaron el culo, y todo el líquido de mi interior, salió, liberándome de tan molesta carga. Cuando dejó de salir, un chorro de manguera, frio, fue dirigido a la zona, para limpiar los restos, y también el suelo. Nadie hablaba, pero me temía el por qué de esa limpieza. Noté el movimiento, alguien se situó tras de mí. Sentí el inconfundible tacto de una polla abrirse paso en mi culo, mientras unas manos se aferraban a mis caderas. Sin tiempo casi a reaccionar, alguien me sujeto por el pelo la cabeza, tirando de ella hacia arriba, para llenarme la boca con otra, con un diámetro, que casi no entraba por la argolla que me la mantenía abierta. El de atrás, consiguió metérmela y empezó a follarme violentamente el culo, mientras la de la boca se hundía hasta mi garganta. La dejaba metida un rato, mientras me tapaba la nariz, lo que provocaba que me quedara sin respiración, y los movimientos espontáneos de mi garganta intentando coger aire, debían de excitarlo mucho, pues no tardo en correrse abundantemente en mi boca. Cuando me soltó, tome todo el aire que pude, porque en escasos segundos otra polla ocupó su lugar. Me ardía el culo, mientras mi violador, me clavaba los dedos en la piel, haciéndome daño, y entre gruñidos y espasmos, sentí su descarga dentro de mí también. Cuando se retiró, sentí risas burlonas, sobre el estado de mi agujero. Lo notaba abierto y dolorido. No tardó en llenarse de nuevo, y cada vez era más violento su ocupante. Alguno me golpeaba mientras me follaba, otros me abofeteaban la cara mientras me llenaban la boca. Perdí la noción del tiempo y de los que por mí pasaron. Lleno de lefa en mis entrañas, y dolorido física y psíquicamente, me dejaron por fin, después de más de tres horas de violación. Debieron de hacerlo entre más de 10, pero todo me daba igual ya, solo deseaba que aquello terminase de alguna forma, incluso la muerte, me parecía una gran salida, si mi vida iba a ser así ahora. Un pinchazo en el brazo, me trajo a la realidad. El caldero de agua fría que me echaron encima, terminó de espabilarme. Me soltaron del potro, para sujetarme en una silla, sentado, donde me volvieron a atar las piernas a las patas, y los brazos atrás. Me retiraron la argolla de la boca, y me vendaron los ojos. Mi polla, inerte y muerta hasta el momento, tomo vida propia. Una erección tremenda se apoderó de ella. Una boca, ávida, me la chupo unos momentos, hasta que alguien, a horcajadas sobre mí, se la introdujo. Era un coñito, cálido y húmedo, no cabía duda. Empezó a follarme, fuerte, sus manos alternaban su boca para retorcer y morderme dolorosamente los pezones, hasta que entre jadeos, anunció que se iba a correr
UMMM siii, me corro, me corro, uummmm aaagggg!!!!
Aferrada a mis pezones, clavándome las uñas, sentí que un orgasmo crecía dentro de mí, y me corrí también.
- Serás hijo de puta!!! Quien te ha dado permiso!!!! y mi amazona se retiró de encima mío propinándome una dolorosa patada en las pelotas, mientras yo seguía escupiendo semen por mi polla. Después una serie de latigazos me impactaron en vientre y pecho, e incluso en mi rabo, que seguía duro como una piedra.
De esa guisa, otro coñito, me atrapo dentro, mientras me cabalgaba, metía sus pezones en mi boca, que yo, lamia y chupaba ávidamente. También se dedicaba a retorcer los míos, y morderlos con fuerza, para luego aliviarlos con la lengua, me estaba volviendo loco. También tardó poco en correrse, aferrada a mi pelo. Me dejó a punto de hacerlo yo otra vez, afortunadamente, pues sabía lo que me esperaba si lo hacía. La polla me empezaba a doler, y la notaba durísima e hinchada. Sin darme tiempo a tomar aliento, una nueva amazona tomó el turno de la anterior, y así estuve durante muchísimo tiempo. Estaba exhausto, dolorido y sudado. Me había corrido más de 6 veces, otras dos, dentro de alguna de mis amantes, con el consiguiente castigo. La polla me dolía muchísimo, pero seguía dura como al principio. Me habían vuelto a inyectar algo, esta vez de forma muy dolorosa, directamente en el mismo miembro, cuando después de eyacular, sentí que la erección disminuía. Me soltaron por fin de la silla, y caí desfallecido al suelo. Sin saber cuánto tiempo había pasado, el sol, directamente en mi cara, me despertó. Estaba dentro de una jaula, totalmente desnudo en algún lugar que parecía una granja. Un collar metálico del que salía una cadena pendía de mi cuello. Oí voces alrededor y levanté un poco la vista, para ver que me rodeaban varias jaulas más. 5 mujeres, desnudas completamente, jóvenes, sucias y desaliñadas, con moratones por todo el cuerpo, pero que se les intuía buen cuerpo y belleza, y un negro, musculado, de la misma guisa. El colgante entre las piernas de este me llamó la atención, pues estando en reposo como estaba y en cuclillas en la jaula, le rozaba el suelo.
El ensordecedor sonido de una sirena, llamó nuestra atención. Después una voz de megafonía anunció nuestro terrible futuro:
Bienvenidos. Estáis aquí por vuestras deudas con alguien y vais a ser entrenados para ser sus juguetes a partir de ahora y mientras dure vuestra miserable vida. No penséis en escapar. De aquí se sale domado y sumiso, o muerto. Bienvenidos al infierno
Según terminó la locución, varios hombres y mujeres, con la cara cubierta y uniformes tipo militar, abrieron las jaulas y nos llevaron medio arrastras al centro de un patio, donde nos encadenaron por el cuello a unos postes, para proceder a limpiarnos a chorro de manguera. Como había imaginado, las 5 mujeres estaban muy bien, especialmente una morena de pelo corto, con unas generosas tetas, que lucían varias quemaduras de cigarrillo, y el vientre y la espalda con marcas de azotes de vara o látigo. Mi polla, se endureció de repente, ajena a mis deseos, y el chorro cortante de agua helada impactó dolorosamente en ella.
- Aprenderás a no empalmarte sin que se te permita!!! Y un latigazo impacto sobre mi
- Lo siento, me han inyectad……… Otra serie de golpes siguió al primero, cada cual mas fuerte y doloroso
- Quien te ha permitido hablar, perro???! Grito una de las guardias, mientras descargaba golpes con su fusta en mi polla y huevos, haciéndome caer en un ovillo, intentado esquivar los golpes, que seguían cayendo por todo mi cuerpo
Las semanas transcurrían entre vejaciones, castigos, ejercicio físico y sexo, todos son excepción éramos usados tanto por hombres como mujeres, que satisfacían sus antojos mas oscuros y perversos con nosotros. Entre los esclavos entablamos una pequeña amistad, unidos por el dolor y el miedo, pero teníamos completamente prohibido relacionarnos entre nosotros.
Este día parecía que iba a ser especial. En vez de la consabida manguera, nos pasaron a unas duchas comunes y nos permitieron ducharnos con agua caliente y jabón. Después, tuvimos sesión de depilación y nos raparon la cabeza a el moreno y a mi. A Las chicas les arreglaron el pelo y lo recogieron en coleta. Pasamos a una sala de la casa, desnudos, pues en el tiempo que llevábamos allí, permanecimos así siempre. Nos vendaron los ojos y nos ataron las manos a la espalda. Nos pusieron de pie, juntos, y oí varias voces. Unas manos me recorrieron el cuerpo, mis partes, me tomaron el pene, lo manosearon, me miraron el culo, separando mis nalgas, me abrieron la boca. Pasaron a la siguiente. Al final una mujer dijo:
El negro y la rubia joven, la del fondo. Los demás arriba.
Sentí como nos empujaban hacia el piso de arriba. Entramos a un cuarto y me tumbaron en una cama. Me inyectaron algo, y me desvanecí.
Desperté en una habitación, sobre un colchón en el suelo, atado a la pared por mi collar con una cadena. Me acompañaban 4 de las chicas. 2 habían despertado ya, las otras dormían. Me dolía el vientre, y al mirar, vi que tenía unos apósitos a ambos lados
- Que nos han hecho? Susurré a la morena de los grandes pechos, que era quien estaba más próxima a mi
- Creo que nos han esterilizado, para podernos usar sin riesgo a embarazos, me susurro entre lagrimas, había oído hablar de esta práctica, pero creí que era una leyenda urbana
- Y los otros dos? Pregunté
- Semental y nodriza, serán usados para engendrar o inseminar.
Otro de los días, nos bajaron a un cuarto. A mí me ataron en una pared, con un dildo metálico metido por el culo, pinzas eléctricas en los pezones y pelotas, y una jaula de castidad, con sonda uretral, todo ello conectado a una maquina, que daba descargas aleatorias, a veces muy dolorosas. Una bola en la boca, me la mantenía abierta, dejando caer toda mi saliva sobre mi cuerpo, deslizando por el pecho, que al humedecer los pezones, acentuaba las descargas. Las mujeres fueron atadas, en cuatro camillas, con la cabeza colgando, y las piernas muy flexionadas sobre el pecho, de manera que tanto coño como culo, quedaban expuestos y accesibles. Cuando abrieron las puertas que daban al exterior. Más de 30 hombres accedieron al cuarto. Uno a uno, fueron pasando a por mis 4 compañeras de presidio, y empezó aquella bacanal. En todo momento eran usadas por varios, mientras otros esperaban. Les follaban a la vez boca y culo, o coño, y se iban alternando. A medida que se iban corriendo, aparecían nuevos grupos de hombres. La escena, me excitaba sobremanera, pero mi polla presa en la jaula, no podía crecer, por lo que provocaba un dolor tremendo, acentuado por las descargas. Alguno de los hombres, antes de marchar, me veía de esa guisa, y se acercaban a juguetear con el aparato, subiendo la intensidad y bajándola, cambiando el ritmo, etc. Otros simplemente, me golpeaban, o me orinaban encima. No sé el tiempo que pasó, ni cuántos hombres se follaron a mis compañeras, pero se hizo eterno. Cuando por fin quedamos solos, cerraron las puertas y nos soltaron. Me quitaron todos los artilugios. Mi polla estaba morada y muy dolorida, pero al verse libre, se empalmó por completo.
- Esperar, no las soltéis a ellas, dijo una de las captoras. Vete a follarte a tus cuatro compañeras, si no lo haces, os castigaremos severamente a los 5. Te las follaras a las 4 y te correrás en la boca de una, tú eliges de cual.
- No por favor, están exhaustas
- Crees que tu pajarito les va a doler? jajajaja venga, empieza o lo pagareis caro los 5