TRANSGRESIÓN A DIANA Y SU HIJO
Contemplaron atónitos el estado del chalet, era tal y cómo lo recordaban, pequeño, acogedor, muy moderno en su momento, pero ahora falto de una buena limpieza, alguna pequeña reforma, una buena capa de pintura y sobretodo una buena ventilación para sacarse aquel olor a rancio y cerrado.
Diana y su hijo Blas no iniciaban una nueva vida, era una huida hacia adelante, detrás dejaban la ciudad, su ático, su holgada vida, su negocio, los buenos colegios e iniciaban una vida a muchos kilómetros, el chalet era todo lo que les quedaba, eso un vehículo y un buen dinero que pudieron evadir y algunas pertenecías valiosas como joyas y algún fondo de inversión que su marido no pudo deshacer, todo lo que el juzgado no les embargo.
Habían abandonado su antigua vida y dejado atrás sus amistades, en algunos casos por vergüenza. Su marido era un respetado dentista con una cadena de franquicias que fue de mal en peor, eso y la mala administración, la llevaron al cierre de un día para el otro y ahí se destapo toda la trama, su marido había huido con el gestor (llevaban mucho tiempo siendo amantes) y dejando una estafa piramidal a sus clientes.
Diana se dejo recomendar por la administradora de la urbanización y hablo con dos muchachos sin papeles que hacían el mantenimiento de los chalets, jardines, etc…, se pusieron de acuerdo y al día siguiente comenzaron a habilitar la propiedad.
Los chicos eran muy habilidosos, Rabi marroquí de unos 24 años y Femi senegalés de una edad similar, los dos eran altos y fornidos, agradables y vestían de una manera muy humilde y utilizaban las herramientas de la urbanización, todo el contrario que su hijo, Blas era enclenque, bajito y muy afeminado, tenía 19 años y no le había faltado nada en la vida, tanto él como su madre les ayudaban en la limpieza y en la reforma.
La habitabilidad iba avanzando a buen ritmo, llego un camión de mudanzas y pudieron montar algunos muebles y las camas con sus buenos colchones y descargar ropa y alguna tv y enseres personales, lo que les permito dormir allí ya aquella noche, pero ahí empezaron a surgir los problemas, Diana estaba agachada limpiando el suelo cuando su hijo vio como Rabi la observaba y se llevaba la mano al paquete haciéndole un gesto al senegalés.
- ¡Tú moro de……… que haces mirando el culo de mi madre! - gritó encolerizado Blas.
Rabi y Femi no le hicieron caso y le dedicaron un gesto para que los dejara en paz, aquello irrito más a Blas que se cruzo gestos amenazantes con los muchachos.
- ¡Pues claro que le miro el culo a tu madre! - le contestó Rabi - ¡no te lo voy a mirar a ti mariquita!
- ¡Basta ya! - vocifero Diana interponiéndose entre su hijo y los muchachos - ¡Estáis aquí para trabajar y no para mirarme el culo!
La cosa se calmo y aquella noche al irse Rabi le hizo un gesto girando los codos y levantando las manos y echándolos hacia atrás mientras elevaba las caderas a Blas simulando una empotrada y Diana tuvo que volver a intervenir.
- ¡Eres igual que tu padre, no vais a parar de darme disgustos! - le abroncó Diana a su hijo.
Aquella noche era la primera que pasaban en el chalet y Diana se fue a dormir pensativa con lo que había pasado, su hijo sin respetó por los demás y con unos aires de superioridad, por otro lado estaba durmiendo en el colchón con el que durmió por última vez con su marido y le dijo que era aburrido follarla y ya no volvieron a dormir juntos y que los obreros le miraran el culo le alivio sus angustias, todavía se conservaba bien a sus 38 años, era regordeta y media 1,65, tenía media melena con el pelo castaño, tenía unas buenas tetas y un culo respingón, aunque sexualmente se podía considerar una inexperta, tan solo había tenido dos novios y su marido pronto dejo de prestarle atención y ella no había tenido ninguna aventura fuera del matrimonio, le entraron ganas de masturbarse y se quedo dormida.
Dos días más pasaron haciendo cosas dentro del chalet y cuando acabaron Diana les pago y les dio una buena gratificación, se quedo en la cocina que daba a la puerta de entrada y escucho como su hijo y ellos se dedicaban piropos al marcharse.
- ¡Hala, a la mierda, muertos de hambre! - soltó Blas.
- ¡Hay te quedas maricona! - le dijo Rabi
- ¡Que le mirábamos el culo a tu madre! - le insinuó Femi - ¡Has visto como nos mira ella….una facilona y desesperada por un buen rabo!
- ¡Iros de aquí, gilipollas! - bramó Blas.
- ¡Le puedo dar esto a tu madre! - le indico Femi tocándose el paquete - ¡Y lo que sobra para ti niñato!
Diana hizo intención de salir y acabar la bronca cómo el otro día, pero fue innecesario ya que unos se marchaban y su hijo entraba en el chalet.
- ¡Cualquier día tenemos un disgusto! - le vociferó a su hijo levantándole la mano y haciendo el gesto para darle una colleja y este se agacho haciendo un gesto de interrogación con los brazos.
Por la noche Diana se volvió a mostrar inquieta y pensó en las palabras de Femi, a lo mejor sí que había mirado aquellos cuerpazos excitada, pero tanto se le notaba, acabo volviéndose a masturbar.
Habían pasado varios días y Diana solo veía a Rabi y Femi cuando entraba o salía de la urbanización limpiando jardines, su hijo les dedicaba una peineta y ellos contestaban con aspavientos y gestos insultantes.
- ¡Cómo sigas así y vayan a por ti no voy a hacer nada! - le amenazó a su hijo.
- ¿Por qué los defiendes a ellos? - contestó Blas malhumorado.
Aquel tarde Blas se fue a pasar el fin de semana con sus primos, Diana pensó que iba a descansar todo el fin de semana y se fue a dar una ducha antes de irse a dormir, su sorpresa…. el agua caliente no funcionaba, intento mirar el calentador pero no entendía lo que indicaban los dos manómetros, uno de ellos marcaba 0 y se le ocurrió llamar a Rabi para que viniese a verlo al día siguiente.
Rabi le contestó y le dijo que estaba cerca y que lo miraba ahora mismo, no tardo ni 10” en llegar, Diana lo dejo pasar y fue a ver el termo, activo una maneta y movió una pestaña para rearmarlo, al momento el calentador dio señales de entrar en funcionamiento.
- ¡Se ha quedado seco, sin agua! - dijo Rabi - lo he llenado y espero que funcione.
- ¡Por lo menos me puedo duchar! - asintió Diana complacida.
- ¡Dúchate y así compruebo que funciona y no pierda agua por algún sitio!
Diana acepto y lo encontró evidente, se fue a su habitación y se metió en la bañera y se ducho dejando que el agua cayera por su cuerpo, por un instante le pareció ver la silueta de Rabi mirándola, pero el vaho y el humo que levantaba el agua hirviente no le dejaban ver con claridad, pero el hecho de estar desnuda con un hombre en la casa le produjeron una extraña excitación y su coño se humedeció incomprensiblemente.
Salió de la ducha envuelta en una toalla y se seco, otra vez tuvo la sensación de notar la presencia de Rabi en el entorno, se metió en la habitación y allí estaba él.
- ¡Funciona de puta madre! - le susurró él - ¡No pierde nada!
- ¡Te pago! - le dijo Diana haciendo el gesto para pasar a su lado, no podía negar que la situación la incomodaba.
- ¡Te has lavado bien el chocho! - le susurró Rabi interponiéndose delante impidiéndole el paso.
Diana se quedo paralizada delante de Rabi y él solo tuvo que estirar de la toalla y Diana quedo desnuda, ella intentó taparse con las manos.
- ¡Qué buena éstas! - le murmullo Rabi acercando la mano y acariciándole una teta - ¡Que tetas que tienes!
Diana intentó apartarse de Rabi, pero sabía que estaba indefensa y su cuerpo reacciono a su caricia y el pezón se endureció, enseguida sintió que algo profundo y travieso estaba despertando su letargo sexual.
-¡No sé si ha sido algo que he hecho o dicho! - se excuso Diana - ¡a veces las cosas se confunden!
- ¡El primer momento que te vi supe que eres una perrita! - le balbuceó Rabi empujándola encima de la cama.
Diana cayó de espaldas en la cama y se volvió a tapar pudorosamente con las manos y Rabi se ponía a su lado y le acariciaba la pierna y le intentaba llegar al coño y ella lo impedía apartándole las manos.
- ¡Déjame! - lloriqueaba Diana -¡Té lo suplico!
Rabi le acaricio las tetas y le pellizco los pezones poniéndoselos erguidos y arrancándole ligeros suspiros. Él fue mas alla y su mano le acaricio la entrepierna y le separo las piernas.
- ¡No, por favor! - gimoteaba ella cerrando las piernas y obstruyéndole el paso hasta su coño - ¡Respétame!
Rabi le abrió las piernas con las dos manos y ejerciendo mucha fuerza, lo que le arranco un grito a ella. Sus dedos alcanzaron la raja y uno de sus dedos la recorrió con suavidad arrancándole un gemido profundo.
- ¡Eres una mama muy mala! - le murmulló humillándola - ¿Por qué tienes el chocho tan mojadito?
-¡No me toques más! - se excuso ella con voz pesada - ¡Me pongo muy loca!
Rabi la penetró con dos dedos y Diana se estremeció soltando un grito, Rabi le estimulo el inflamado clítoris delatándola excitada, los dedos empezaron a entrar y salir lentamente de su vagina.
Diana notó como Rabi se bajaba los pantalones cortos y su miembro salió empalmado. El buscó la mano de Diana y la deposito encima de su miembro.
Ella tumbada boca arriba en la cama se dejaba penetrar mientras gemía con más intensidad, sacaba la lengua y se mordía los labios.
-¡Para ya! - pedía Diana - ¡No puedo hacerlo!
Rabi le estimulaba el clítoris y ella se agitaba en la cama, suspiraba con los ojos cerrados y su mano apretaba y descapullaba la polla de Rabi, sabía que la estaba poniendo a punto para follarla, antes de que se corriese Rabi le saco los dedos y notó como le subía las nalgas y se había puesto delante suyo.
Diana suspiraba y aspiraba aire al notar cómo Rabi le golpeaba con el glande los labios del coño.
-¡Té voy a follar! - le anunció él
Rabi empujo y su polla penetró el coño de Diana que soltó un grito y él la penetró con dos empujones más, ella calló y soltó todo el aire que tenía en los pulmones, cuando Rabi empezó a moverse dentro de su coño ella soltó un alarido largo y agudo, la polla de Rabi empujaba hasta el fondo del coño sin encontrar resistencia.
- ¡Que guarra que eres! - la denigraba él - ¡Estabas deseando que te metan un buen rabo!
La polla de Rabi era un poco más larga que la de su marido, pero mucho más gruesa y potente y pronto ella no pudo contenerse y se corrió lanzando un gemido profundo y cerrando los ojos y arqueando el cuerpo.
¡Ya te has corrido marrana! - le humillaba - ¡Voy a follarte como a una perra!
Rabi empezó a embestirla furiosamente y ella se agarró con sus manos al cuello de él y participaba activamente en el folleteo.
- ¡Que chocho más apretado que tienes! - le susurraba él al oído mientras seguía entrando y saliendo de ella - ¿Te gusta que te folle así?
Diana no le contestaba tan solo chillaba y gemía apagadamente y cruzaba sus pies por detrás de las lumbares de él, en la habitación tan solo se escuchaban los sonidos del folleteo, los gemidos de ella y cómo él resoplaba y los ruidos que hacia el colchón.
- ¡Me voy a correr! - anuncio ella que dijo algo por primera vez.
-¿Te ésta gustando que te viole? - le susurró él con sarcasmo - ¡Sé lo vas a contar a tú hijo!
Diana abrió los ojos mirándolo desafiantemente, pero los cerró otra vez y se dejo llevar por lo que su cuerpo sentía, un potente orgasmo no consentido, se estremeció aullando agudamente y se quedo en la cama temblando, soltó un grito cuando él le saco la polla del coño y ella se giró y se quedo lloriqueando al mismo tiempo que convulsionaba indeseadamente.
Rabi la sujeto por las muñecas y la obligo a ponerse de rodillas sujetándola por los hombros y apuntando con su polla en su boca.
-¡No te la chupare! - le exclamó ella mientras forcejeaba y le ponía las manos en el estomago a él apartándolo. Ella quería resistir pero sabía que era un juguete en sus manos y la obligaría a hacer cualquier cosa.
- ¡Sí me la muerdes te inflo a ostias! - le dijo él apretándola por el cuello y dándole unas bofetadas sin fuerza en la cara - ¿Lo has entendido?
Diana lo miro fijamente, sumisa, con lágrimas en los ojos, movió la cabeza hacia adelante y hacia atrás mostrando su conformidad.
Rabi le penetro la boca y la agarró por el cuello y empezó a meter y sacar su miembro de la boca de ella y comenzó a follarla con fluidez.
- ¡Así guarra! - le susurraba él entre bufidos gratificantes -¡Déjame follarte la boquita!
Rabi profundizo y penetró a Diana hasta la garganta, ella le hizo un gesto y él le saco la polla de la boca y ella se derrumbo sobre el suelo tosiendo y cogiendo aire con ansía, él la dejo que se rehiciera y ella misma se volvió a poner de rodillas, busco la polla con la mano y se la llevo a la boca y empezó a chupársela con zozobra.
- ¡Que buena chica! - le dijo él reconociéndole la actitud - ¡Mírame mientras me la chupas!
Diana levantó la cabeza y se miraron fijamente, ella pudo ver cómo la cara de Rabi expresaba placer y ella se saco la polla de la boca y empezó a darle lametazos en el glande y con su lengua le recorría todo el tronco y luego volvía a subir metiéndosela en la boca otra vez y succionando, él le acariciaba el mentón viendo como ella participaba activamente en la felación.
-¡Sabía que con esos labios tan carnosos me ibas a hacer una buena mamada!
Ella levanto otra vez la mirada, cómo si le hubiese molestado aquel comentario y él la agarró por el cuello y empezó a penetrarla con ímpetu.
- ¡Voy a correrme en tu boquita!
Ella levanto la cabeza con los ojos bien abiertos e intentaba hacer un gesto negativo con la cabeza, pero él la sujetaba con fuerza y lo impedía, entonces ella le golpeo con las manos al tiempo que intentaba levantarse, pero resistirse era imposible y él empezó a descargar leche al tiempo que le sacaba la polla de la boca y empezó a escupirle lefa en la cara.
Diana se paso la mano por la cara y luego lo puso delante de ella y miraba cómo aquella leche caliente y viscosa le chorreaba por los dedos, era la primera vez que alguien se corría en su boca, se levanto y le dedico una mirada endiablada y se fue al lavabo, al momento salió y él la asió por las muñecas atrayéndola hacia él que volvía a estar empalmado.
- ¡Vamos a seguir follando!
Rabi la volvió a violar y ella se volvió a correr en varias ocasiones hasta que la dejo en paz, ella se giro lloriqueando, con las manos aferrándose a su coño y se quedo dormida.
Contemplaron atónitos el estado del chalet, era tal y cómo lo recordaban, pequeño, acogedor, muy moderno en su momento, pero ahora falto de una buena limpieza, alguna pequeña reforma, una buena capa de pintura y sobretodo una buena ventilación para sacarse aquel olor a rancio y cerrado.
Diana y su hijo Blas no iniciaban una nueva vida, era una huida hacia adelante, detrás dejaban la ciudad, su ático, su holgada vida, su negocio, los buenos colegios e iniciaban una vida a muchos kilómetros, el chalet era todo lo que les quedaba, eso un vehículo y un buen dinero que pudieron evadir y algunas pertenecías valiosas como joyas y algún fondo de inversión que su marido no pudo deshacer, todo lo que el juzgado no les embargo.
Habían abandonado su antigua vida y dejado atrás sus amistades, en algunos casos por vergüenza. Su marido era un respetado dentista con una cadena de franquicias que fue de mal en peor, eso y la mala administración, la llevaron al cierre de un día para el otro y ahí se destapo toda la trama, su marido había huido con el gestor (llevaban mucho tiempo siendo amantes) y dejando una estafa piramidal a sus clientes.
Diana se dejo recomendar por la administradora de la urbanización y hablo con dos muchachos sin papeles que hacían el mantenimiento de los chalets, jardines, etc…, se pusieron de acuerdo y al día siguiente comenzaron a habilitar la propiedad.
Los chicos eran muy habilidosos, Rabi marroquí de unos 24 años y Femi senegalés de una edad similar, los dos eran altos y fornidos, agradables y vestían de una manera muy humilde y utilizaban las herramientas de la urbanización, todo el contrario que su hijo, Blas era enclenque, bajito y muy afeminado, tenía 19 años y no le había faltado nada en la vida, tanto él como su madre les ayudaban en la limpieza y en la reforma.
La habitabilidad iba avanzando a buen ritmo, llego un camión de mudanzas y pudieron montar algunos muebles y las camas con sus buenos colchones y descargar ropa y alguna tv y enseres personales, lo que les permito dormir allí ya aquella noche, pero ahí empezaron a surgir los problemas, Diana estaba agachada limpiando el suelo cuando su hijo vio como Rabi la observaba y se llevaba la mano al paquete haciéndole un gesto al senegalés.
- ¡Tú moro de……… que haces mirando el culo de mi madre! - gritó encolerizado Blas.
Rabi y Femi no le hicieron caso y le dedicaron un gesto para que los dejara en paz, aquello irrito más a Blas que se cruzo gestos amenazantes con los muchachos.
- ¡Pues claro que le miro el culo a tu madre! - le contestó Rabi - ¡no te lo voy a mirar a ti mariquita!
- ¡Basta ya! - vocifero Diana interponiéndose entre su hijo y los muchachos - ¡Estáis aquí para trabajar y no para mirarme el culo!
La cosa se calmo y aquella noche al irse Rabi le hizo un gesto girando los codos y levantando las manos y echándolos hacia atrás mientras elevaba las caderas a Blas simulando una empotrada y Diana tuvo que volver a intervenir.
- ¡Eres igual que tu padre, no vais a parar de darme disgustos! - le abroncó Diana a su hijo.
Aquella noche era la primera que pasaban en el chalet y Diana se fue a dormir pensativa con lo que había pasado, su hijo sin respetó por los demás y con unos aires de superioridad, por otro lado estaba durmiendo en el colchón con el que durmió por última vez con su marido y le dijo que era aburrido follarla y ya no volvieron a dormir juntos y que los obreros le miraran el culo le alivio sus angustias, todavía se conservaba bien a sus 38 años, era regordeta y media 1,65, tenía media melena con el pelo castaño, tenía unas buenas tetas y un culo respingón, aunque sexualmente se podía considerar una inexperta, tan solo había tenido dos novios y su marido pronto dejo de prestarle atención y ella no había tenido ninguna aventura fuera del matrimonio, le entraron ganas de masturbarse y se quedo dormida.
Dos días más pasaron haciendo cosas dentro del chalet y cuando acabaron Diana les pago y les dio una buena gratificación, se quedo en la cocina que daba a la puerta de entrada y escucho como su hijo y ellos se dedicaban piropos al marcharse.
- ¡Hala, a la mierda, muertos de hambre! - soltó Blas.
- ¡Hay te quedas maricona! - le dijo Rabi
- ¡Que le mirábamos el culo a tu madre! - le insinuó Femi - ¡Has visto como nos mira ella….una facilona y desesperada por un buen rabo!
- ¡Iros de aquí, gilipollas! - bramó Blas.
- ¡Le puedo dar esto a tu madre! - le indico Femi tocándose el paquete - ¡Y lo que sobra para ti niñato!
Diana hizo intención de salir y acabar la bronca cómo el otro día, pero fue innecesario ya que unos se marchaban y su hijo entraba en el chalet.
- ¡Cualquier día tenemos un disgusto! - le vociferó a su hijo levantándole la mano y haciendo el gesto para darle una colleja y este se agacho haciendo un gesto de interrogación con los brazos.
Por la noche Diana se volvió a mostrar inquieta y pensó en las palabras de Femi, a lo mejor sí que había mirado aquellos cuerpazos excitada, pero tanto se le notaba, acabo volviéndose a masturbar.
Habían pasado varios días y Diana solo veía a Rabi y Femi cuando entraba o salía de la urbanización limpiando jardines, su hijo les dedicaba una peineta y ellos contestaban con aspavientos y gestos insultantes.
- ¡Cómo sigas así y vayan a por ti no voy a hacer nada! - le amenazó a su hijo.
- ¿Por qué los defiendes a ellos? - contestó Blas malhumorado.
Aquel tarde Blas se fue a pasar el fin de semana con sus primos, Diana pensó que iba a descansar todo el fin de semana y se fue a dar una ducha antes de irse a dormir, su sorpresa…. el agua caliente no funcionaba, intento mirar el calentador pero no entendía lo que indicaban los dos manómetros, uno de ellos marcaba 0 y se le ocurrió llamar a Rabi para que viniese a verlo al día siguiente.
Rabi le contestó y le dijo que estaba cerca y que lo miraba ahora mismo, no tardo ni 10” en llegar, Diana lo dejo pasar y fue a ver el termo, activo una maneta y movió una pestaña para rearmarlo, al momento el calentador dio señales de entrar en funcionamiento.
- ¡Se ha quedado seco, sin agua! - dijo Rabi - lo he llenado y espero que funcione.
- ¡Por lo menos me puedo duchar! - asintió Diana complacida.
- ¡Dúchate y así compruebo que funciona y no pierda agua por algún sitio!
Diana acepto y lo encontró evidente, se fue a su habitación y se metió en la bañera y se ducho dejando que el agua cayera por su cuerpo, por un instante le pareció ver la silueta de Rabi mirándola, pero el vaho y el humo que levantaba el agua hirviente no le dejaban ver con claridad, pero el hecho de estar desnuda con un hombre en la casa le produjeron una extraña excitación y su coño se humedeció incomprensiblemente.
Salió de la ducha envuelta en una toalla y se seco, otra vez tuvo la sensación de notar la presencia de Rabi en el entorno, se metió en la habitación y allí estaba él.
- ¡Funciona de puta madre! - le susurró él - ¡No pierde nada!
- ¡Te pago! - le dijo Diana haciendo el gesto para pasar a su lado, no podía negar que la situación la incomodaba.
- ¡Te has lavado bien el chocho! - le susurró Rabi interponiéndose delante impidiéndole el paso.
Diana se quedo paralizada delante de Rabi y él solo tuvo que estirar de la toalla y Diana quedo desnuda, ella intentó taparse con las manos.
- ¡Qué buena éstas! - le murmullo Rabi acercando la mano y acariciándole una teta - ¡Que tetas que tienes!
Diana intentó apartarse de Rabi, pero sabía que estaba indefensa y su cuerpo reacciono a su caricia y el pezón se endureció, enseguida sintió que algo profundo y travieso estaba despertando su letargo sexual.
-¡No sé si ha sido algo que he hecho o dicho! - se excuso Diana - ¡a veces las cosas se confunden!
- ¡El primer momento que te vi supe que eres una perrita! - le balbuceó Rabi empujándola encima de la cama.
Diana cayó de espaldas en la cama y se volvió a tapar pudorosamente con las manos y Rabi se ponía a su lado y le acariciaba la pierna y le intentaba llegar al coño y ella lo impedía apartándole las manos.
- ¡Déjame! - lloriqueaba Diana -¡Té lo suplico!
Rabi le acaricio las tetas y le pellizco los pezones poniéndoselos erguidos y arrancándole ligeros suspiros. Él fue mas alla y su mano le acaricio la entrepierna y le separo las piernas.
- ¡No, por favor! - gimoteaba ella cerrando las piernas y obstruyéndole el paso hasta su coño - ¡Respétame!
Rabi le abrió las piernas con las dos manos y ejerciendo mucha fuerza, lo que le arranco un grito a ella. Sus dedos alcanzaron la raja y uno de sus dedos la recorrió con suavidad arrancándole un gemido profundo.
- ¡Eres una mama muy mala! - le murmulló humillándola - ¿Por qué tienes el chocho tan mojadito?
-¡No me toques más! - se excuso ella con voz pesada - ¡Me pongo muy loca!
Rabi la penetró con dos dedos y Diana se estremeció soltando un grito, Rabi le estimulo el inflamado clítoris delatándola excitada, los dedos empezaron a entrar y salir lentamente de su vagina.
Diana notó como Rabi se bajaba los pantalones cortos y su miembro salió empalmado. El buscó la mano de Diana y la deposito encima de su miembro.
Ella tumbada boca arriba en la cama se dejaba penetrar mientras gemía con más intensidad, sacaba la lengua y se mordía los labios.
-¡Para ya! - pedía Diana - ¡No puedo hacerlo!
Rabi le estimulaba el clítoris y ella se agitaba en la cama, suspiraba con los ojos cerrados y su mano apretaba y descapullaba la polla de Rabi, sabía que la estaba poniendo a punto para follarla, antes de que se corriese Rabi le saco los dedos y notó como le subía las nalgas y se había puesto delante suyo.
Diana suspiraba y aspiraba aire al notar cómo Rabi le golpeaba con el glande los labios del coño.
-¡Té voy a follar! - le anunció él
Rabi empujo y su polla penetró el coño de Diana que soltó un grito y él la penetró con dos empujones más, ella calló y soltó todo el aire que tenía en los pulmones, cuando Rabi empezó a moverse dentro de su coño ella soltó un alarido largo y agudo, la polla de Rabi empujaba hasta el fondo del coño sin encontrar resistencia.
- ¡Que guarra que eres! - la denigraba él - ¡Estabas deseando que te metan un buen rabo!
La polla de Rabi era un poco más larga que la de su marido, pero mucho más gruesa y potente y pronto ella no pudo contenerse y se corrió lanzando un gemido profundo y cerrando los ojos y arqueando el cuerpo.
¡Ya te has corrido marrana! - le humillaba - ¡Voy a follarte como a una perra!
Rabi empezó a embestirla furiosamente y ella se agarró con sus manos al cuello de él y participaba activamente en el folleteo.
- ¡Que chocho más apretado que tienes! - le susurraba él al oído mientras seguía entrando y saliendo de ella - ¿Te gusta que te folle así?
Diana no le contestaba tan solo chillaba y gemía apagadamente y cruzaba sus pies por detrás de las lumbares de él, en la habitación tan solo se escuchaban los sonidos del folleteo, los gemidos de ella y cómo él resoplaba y los ruidos que hacia el colchón.
- ¡Me voy a correr! - anuncio ella que dijo algo por primera vez.
-¿Te ésta gustando que te viole? - le susurró él con sarcasmo - ¡Sé lo vas a contar a tú hijo!
Diana abrió los ojos mirándolo desafiantemente, pero los cerró otra vez y se dejo llevar por lo que su cuerpo sentía, un potente orgasmo no consentido, se estremeció aullando agudamente y se quedo en la cama temblando, soltó un grito cuando él le saco la polla del coño y ella se giró y se quedo lloriqueando al mismo tiempo que convulsionaba indeseadamente.
Rabi la sujeto por las muñecas y la obligo a ponerse de rodillas sujetándola por los hombros y apuntando con su polla en su boca.
-¡No te la chupare! - le exclamó ella mientras forcejeaba y le ponía las manos en el estomago a él apartándolo. Ella quería resistir pero sabía que era un juguete en sus manos y la obligaría a hacer cualquier cosa.
- ¡Sí me la muerdes te inflo a ostias! - le dijo él apretándola por el cuello y dándole unas bofetadas sin fuerza en la cara - ¿Lo has entendido?
Diana lo miro fijamente, sumisa, con lágrimas en los ojos, movió la cabeza hacia adelante y hacia atrás mostrando su conformidad.
Rabi le penetro la boca y la agarró por el cuello y empezó a meter y sacar su miembro de la boca de ella y comenzó a follarla con fluidez.
- ¡Así guarra! - le susurraba él entre bufidos gratificantes -¡Déjame follarte la boquita!
Rabi profundizo y penetró a Diana hasta la garganta, ella le hizo un gesto y él le saco la polla de la boca y ella se derrumbo sobre el suelo tosiendo y cogiendo aire con ansía, él la dejo que se rehiciera y ella misma se volvió a poner de rodillas, busco la polla con la mano y se la llevo a la boca y empezó a chupársela con zozobra.
- ¡Que buena chica! - le dijo él reconociéndole la actitud - ¡Mírame mientras me la chupas!
Diana levantó la cabeza y se miraron fijamente, ella pudo ver cómo la cara de Rabi expresaba placer y ella se saco la polla de la boca y empezó a darle lametazos en el glande y con su lengua le recorría todo el tronco y luego volvía a subir metiéndosela en la boca otra vez y succionando, él le acariciaba el mentón viendo como ella participaba activamente en la felación.
-¡Sabía que con esos labios tan carnosos me ibas a hacer una buena mamada!
Ella levanto otra vez la mirada, cómo si le hubiese molestado aquel comentario y él la agarró por el cuello y empezó a penetrarla con ímpetu.
- ¡Voy a correrme en tu boquita!
Ella levanto la cabeza con los ojos bien abiertos e intentaba hacer un gesto negativo con la cabeza, pero él la sujetaba con fuerza y lo impedía, entonces ella le golpeo con las manos al tiempo que intentaba levantarse, pero resistirse era imposible y él empezó a descargar leche al tiempo que le sacaba la polla de la boca y empezó a escupirle lefa en la cara.
Diana se paso la mano por la cara y luego lo puso delante de ella y miraba cómo aquella leche caliente y viscosa le chorreaba por los dedos, era la primera vez que alguien se corría en su boca, se levanto y le dedico una mirada endiablada y se fue al lavabo, al momento salió y él la asió por las muñecas atrayéndola hacia él que volvía a estar empalmado.
- ¡Vamos a seguir follando!
Rabi la volvió a violar y ella se volvió a correr en varias ocasiones hasta que la dejo en paz, ella se giro lloriqueando, con las manos aferrándose a su coño y se quedo dormida.