Un trío y me dejo llevar...

Tiravallas

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13 Jul 2024
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Un Excelente trío


Mi esposo me enseñó el gusto por leer relatos eróticos, me los leía o a veces me enviaba algunos y me pedía que los leyera; uno de los que más me impactó fue este porque me masturbé más de una vez leyéndolo: “Actualmente me considero una mujer muy liberal y desinhibida en todo sentido, especialmente en el aspecto sexual, desde muy pequeña tenía mucha curiosidad y desde temprana edad inicié mis experiencias; pero en realidad quien me inundó de nuevas posibilidades y me llevo a vivir varias experiencias nuevas que aún hoy, en algunas partes son poco aceptadas, fue Ricardo el novio que tenía hace cinco años, para esa época yo cumplía 22 años y él 27; como ya he dicho disfruté del sexo desde temprana edad, a esa edad ya tenía algunas experiencias con varios chicos y una experiencia con una amiga del barrio; cuando lo conocí a él, Ricardo, estaba en una fiesta de la universidad y cuando bailamos y sentí su gran paquete pegado a mi entrepierna, supe que ese hombre tenía que ser mío, nunca pensé que desde ese mismo momento; yo ese día estaba con una falda corta no ajustada pero de las que con el movimiento se pegan y muestran muy bien la figura, sabía que esas faldas le encantan a los hombres; llevaba una blusa de manga muy corta tampoco ajustada pero de material que se pega y marca la forma de los senos; no he querido describirme porque así cada cual me imagina como le parezca, solo diré que estoy muy bien y así me lo hacen saber repetidamente; como decía mis senos se marcaban claramente a través de la tela de la blusa, casi nunca uso sostén; mis nalgas y muslos con el movimiento al caminar o bailar se traslucen nítidamente, y claro Ricardo no dejaba de mirarme, cuando bailamos se me pego tanto que sentí claramente todo su pene, primero contra mi pierna y luego al ayudarlo un poco contra mi pubis, que delicia; se notaba que estaba muy excitado y aquel aparato parecía ser muy grande y grueso, lo quería; me pegué mucho a él y desde ese primer baile ya no quise bailar con nadie más, aunque el chico que me llevo a la fiesta insistió tanto que baile algunas piezas con él, le cogí descaradamente el pene para que lograra excitarse rápidamente, me llevo a una mesa de un rincón; le saque el pene, lo acaricié y chupe para que llegara rápido y me dejara en paz con Ricardo; no quería que se me escapara esa oportunidad; claro que Ricardo se dio cuenta de todo y en vez de disgustarse parecía que le agradaba; seguí bailando el resto de la noche solo con Ricardo y me empezó a hablar al oído procurando besarme el cuello, cosa que me encanta, sentía sus manos en mi espalda y como se dio cuenta que estaba muy receptiva metió la mano por debajo de la blusa y me acaricio la piel desnuda de mi espalda, hasta el nacimiento de mis nalgas; lo hacía tan bien que yo comencé a tocarlo todo, su espalda, su cuello, su pelo y lo apretaba más y más; de pronto llego a mis senos; después contaré como fue ese primer encuentro. Pero les diré que desde ese día hacíamos el amor de muchas maneras; pero mi relato de hoy tiene que ver con la primera vez que lo hice con dos chicos.





Cierto día para celebrar la terminación del semestre, me invito Ricardo a una taberna, yo me alisté para él; sabia de sus gustos, mismos que había empezado a apreciar yo; me puse un vestido negro sin mangas con una sola tira en los hombros y un gran escote en la espalda; los senos parecían que se salían, me llegaba apenas debajo de mis nalgas, muy corto y nada ajustado; como nos gusta a los dos; a mí porque siento que todos ven mi cuerpo y me excita, a él porque puede fácilmente tocarme toda y además gusta que lo vean tocándome; le encanta que nos vean calientes; además del vestido solo llevaba una micro tanga y sandalias bajitas, ni medias ni sostén; excitante.





Desde que llegamos a la taberna sentí que él estaba muy excitado, me tocaba toda e insistía en que me quitara la tanga; yo quería pero le decía que luego para excitarlo más; casi hacíamos el amor bailando; él siempre me lleva en el baile de una manera tan total que a me parece que me tiene alzada todo el tiempo; me dejo llevar y me dejo tocar toda; me gusta pegármele tanto que parece que me estuviera penetrando; cuando llegamos nos sentamos en una mesa que estaba en un área un poco más oscura; ya sabía claramente cuáles eran sus intenciones, me encanta que me toque toda en público que otros hombres me deseen y se exciten pensando en mí; casi enseguida que llegaron las bebidas inicio su toqueteo, nos besamos ansiosamente nos abrazamos con gran pasión y me acariciaba las piernas hasta llegar a mi pubis; yo estaba que ardía, como siempre que él me toca; luego bailamos y me tocaba los senos que con ese vestido quedaban al alcance de cualquier mano; yo sabiendo que algunos ojos nos observaban me excitaba más; él me pegaba el pene que ya estaba totalmente erecto, duro, caliente y palpitaba al lado de mi vulva que esta mojada anticipando lo que venía; él bajo las manos y agarro mis nalgas primero suave y luego más y más duro, cada vez nos pegábamos más si es que era posible, sentía como su pene seguía creciendo y como templaba el pantalón queriendo salir, yo lleve mi mano a su paquete y lo apreté bien duro como le gusta; me dijo, “sácalo”; yo miré a todos lados a ver quién nos veía y en realidad había algunos hombres que veían disimuladamente tratando que no se notara su curiosidad, eso me calentó más aun y le baje el cierre y metí la mano, pero el pene estaba muy duro y grande y casi no podía cogerlo; él se apartó un poco y se desabotonó el pantalón para que yo pudiera sacarlo del todo; al cogerlo allí casi me vengo de la excitación que me produjo; estaba tan caliente; lo acaricié de arriba abajo, metí la mano toda para cogerle los testículos estaban grandes y llenos, los acariciaba suave muy suave porque eso lo vuelve loco; luego le tomaba la base del pene y lo apretaba muy duro y comenzaba a recorrerlo todo; que rico como palpitaba en mi mano; tendré que resumir un poco porque es que cada recuerdo me trae todos los detalles y sería muy largo mi relato; él me acarició toda y cada vez que estábamos en la mesa yo le sacaba otra vez el pene y se lo besaba y chupaba con desenfreno; insistió en que me quitara la tanga, me fui al baño, me la quite y aproveche para examinarme; estaba tan excitada que toda mi vagina estaba húmeda y mi ano pedía atención; volví y Ricardo me saco a bailar y de una vez empezó a tocarme toda, me apretaba los senos metiendo la mano por un lado del escote era muy fácil sacarlos todos; me acariciaba las nalgas subiendo el vestido y me apretaba contra su gran paquete; esto me volvía loca y me pegaba más aun, sabiendo que cualquiera nos podría ver; él seguía pegándose y en repetidas ocasiones se sacaba el pene y me lo frotaba contra mi vagina tratando de entrar; me excitaba más aún, no paraba de meterme un dedo en el ano, estaba a mil igual que yo; me decía al oído que fuéramos al baño a hacerlo; esto me calentaba más; volvimos a la mesa cuando llegaron dos muchachos y se saludaron como si fueran amigos de toda la vida; vi que Ricardo aunque inicialmente se sintió desanimado por la interrupción luego comenzó a calmarse y se animó con la charla de ellos que se sentaron en nuestra mesa, claro yo me desilusioné porque Ricardo ya no me acariciaba con el mismo ímpetu de antes, aunque ocasionalmente lo hacía de una manera muy suave y disimulada que me empezó a calentar de nuevo; después de un rato de ponerse al día en chismes y demás seguimos bailando, el primero que me saco fue Gonzalo un tipo un poco más bajo que Ricardo era como de mi estatura pero bastante grueso y apuesto; bailamos muy discretamente pero yo estaba caliente y sentía un poco de vergüenza porque podría notar que estaba sin ropa interior; él me miraba fijamente y me hablaba suave al oído, de pronto la música cambio y me apartó suavemente, me tomo de la cintura y me pego a él; hummmmmmm, sentí tanta vergüenza al sentirlo tan cerca y yo sin sostén y sin tanga; me apretó más aun y bajo la mano, no me atrevía a moverme mucho pero sentía su cuerpo firme junto al mío, mis senos estaban completamente pegados a su pecho y lentamente fue pegando su entrepierna a mi muslo, le sentí que tenía un gran paquete, me separe un poco pero algo de la excitación que tenía me impidió alejarme mucho; el aprovecho este momento para pegarse más; pego su pubis contra el mío, sentí todo su pene caliente, grande contra mi vulva; que calor sentí; el bajó su mano por mi espalda y llego hasta el comienzo de mis nalgas y las paseo por todo el contorno de mi cintura, como tratando de descubrir el inicio de mi tanga; allí debió darse cuenta que no tenía y se éxito más porque se me pego más y más; yo estaba como idiotizada, no podía moverme sentía un impulso de salir corriendo pero también me calentaba mucho de sentirlo tan excitado; el bajó la mano y como mi vestido era tan corto no le costó ningún esfuerzo llegar al borde, subir un poco la mano y tocarme las nalgas desnudas que inmediatamente sintieron su mano tibia palpitaron involuntariamente yo sin darme cuenta lo apreté más y moví mis caderas tratando de soltarme lo que ocasiono que refregara mi vulva contra su pene y el creyó que era que quería que me cogiera más y trato de besarme el cuello, allí aproveche para soltarme bruscamente y me fui para la mesa donde Ricardo y el otro amigo estaban riéndose de algún chiste; Ricardo me hizo campo para que me sentara pero lo tome de la mano y le dije que bailáramos.





Tan pronto comenzamos a bailar yo empecé a temblar, él se dio cuenta y se puso serio y me preguntó que me pasaba, yo con un poco de temor por su genio le dije que Gonzalo me apretó más de la cuenta y que se me pego mucho; creí que se disgustaría pero me tranquilizó y me dijo que sabía que Gonzalo era un poco lanzado pero muy respetuoso que no me preocupara que yo podría manejarlo con suavidad pero con decisión; luego comenzó a preguntarme que me había hecho y me pedía que le contara con detalles; yo le conté todo y noté que igual que yo se excitaba y comenzó a tocarme nuevamente; esto me calentó tanto; me dijo que fresca, que siguiera bailando con Gonzalo si quería pero que no le permitiera hacer mucho, en todo caso que le contara lo que hacía; yo le dije que no me gustaba mucho seguir bailando con él, pero Ricardo me seguía acariciando tanto y sentí que su pene estaba que salía de su pantalón, que me calentó más aun; luego el me besaba todo el cuello y me acariciaba los senos apretando con sus labios mis pezones que estaban duros; volví a mirar a nuestra mesa y Gonzalo no nos quitaba los ojos de encima, entonces de pura mala para darle más envidia y de castigo por lo que me hizo comencé a tocar el bulto de Richi, lo acariciaba todo con más descaro y luego se lo saque del pantalón para que Gonzalo viera que mi novio tenía un gran pene, lo apretaba y lo soltaba suavemente le metía la mano para acariciar los testículos; Ricardo estaba como loco; me decía vamos al baño; yo le decía que no pero en el fondo quería que me poseyera en cualquier lugar; apenas volvimos a la mesa Gonzalo se paró y me invito a bailar; mire a Ricardo pero el apenas me miro.





Gonzalo me tomo en su brazos y trato de apretarme de una vez, yo lo separé un poco y comenzamos a bailar; era una salsa y el trataba en todo momento de apretarme, yo tratando de tenerlo a distancia entonces Gonzalo empezó a hacerme girar lo que ocasionaba que mi vestido se levantara y creo que se me veía claramente que estaba sin ropa interior miraba a la mesa y Ricardo estaba encantado viendo como yo bailaba con su amigo, estaba tan apenada de que algunos podrían ver mis nalgas y mi vulva, pero también me calentaba sentirme así excitando a mi novio y a Gonzalo; luego él aprovechó un descuido mío y me apretó tan fuerte que quede totalmente pegada a su pecho, a su pubis, le sentía toda la dimensión de su pene y la verdad lo sentí tan grande que me éxito mucho, además el me metió su mano atrás, dentro de vestido y me acaricio toda la espalda sacaba un poco la mano y luego la metía otra vez hasta el fondo bien abajo tratando de tocar todas mis nalgas desde arriba, la verdad yo estaba como loca de sentimientos encontrados, por un lado tenía un gran miedo y susto de que ese hombre que acababa de conocer me tocaba con descaro y frente a mi novio, pero por otro lado estaba tan excitada al ver que mi novio nos miraba, aunque estaba un poco lejos estoy segura que alcanzaba a darse cuenta de que me estaba tocando así; entonces me solté con fuerza de él y en el momento que me desprendí de su abrazo el saco la mano de mi espalda y me cogió un seno, lo abarcó completamente con su mano y me apretó toda la base y luego el pezón; sentí que al alejarme de él, mi vagina estaba completamente mojada por la excitación; no alcancé a llegar a la mesa, Ricardo se paró y tomándome de las dos manos me dijo, bailemos, llevándome nuevamente a la pista; empezó a besarme y me preguntó qué había pasado, que le contara todo; yo le decía lo que Gonzalo había intentado y él, lejos de disgustarse sé éxito mucho hasta el punto que me llevo casi a rastras hasta la sección de baños, nos metimos a uno de damas, el cerró la puerta y de una vez empezó a tocarme los senos y a besarlos, luego me subió el vestido y me empezó a besar la vagina que sintió gran alivio al sentir su lengua, Ricardo sabiendo lo que más me gusta me volteo y me pasaba la lengua por el ano, me la metía todo lo que más podía y yo no pude aguantar mucho me vine con un orgasmo como hacia bastante tiempo no me ocurría; él seguía dándome lengua por el ano y me metía dos dedos en mi vagina; luego yo lo tomé y le dije que quería sentirlo bien adentro, él me quito todo el vestido dejándome desnuda, se bajó los pantalones y los interiores, se acomodó semisentado en los lavamanos, me colocó frente a él, me tomó de las nalgas y me penetró salvajemente, duro fuerte y bien adentro, yo volví a venirme, el continuo bombeándome muy rápido estaba como loco de la excitación; cuando de repente se abrió la puerta que creí que él había cerrado; entró Gonzalo; tenía una cara de lujuria tal que me quede asustada; volví mi rostro a mirar a Ricardo a ver como reaccionaba pero se quedó quieto sin pronunciar palabra pero su pene que lo tenía bien adentro, empezó a palpitar mucho como si existiera por sí mismo, sentía que crecía más; yo esperaba que reaccionara, pero se quedó allí abrazándome con el pene clavado y aumentando dentro de mí; yo muy excitada; Gonzalo aprovecho la indecisión y dijo: “perdone hermano, pero es que su novia está muy buena” y diciendo esto empezó a tocarme la espalda y mis nalgas que estaba frente a él; al sentir sus manos me excita más pero no le quitaba los ojos de encima a mi novio que seguía quieto, pero lentamente comenzó a mover adentro y afuera su pene; sentí que Gonzalo se me pegaba más, ahora acariciaba mis senos desde atrás; sentí como me acercaba su bulto a mis nalgas desnudas; luego se separó y se bajó los pantalones; pudo más mi curiosidad que el miedo y volví a mirarlo; que pene tan grande, jamás había visto uno así; era formidable, grueso y largo; volví a mirar a mi novio para ver qué haría pero el comenzó a bombear más duro y en una única reacción me comenzó a besar apasionadamente, me penetraba con la lengua en mi boca igual que me penetraba con su pene en mi vagina con rudeza, era tan caliente; de pronto sentí que Gonzalo me acercó su monstruo a mis nalgas, pensé que quería que lo sintiera cerca, caliente pero estaba muy equivocada; me abrió las nalgas y sin ningún previo aviso me penetro; y por más que me sorprendió yo involuntariamente me abrí todo lo que pude porque lo quería adentro; mi novio me apretó fuertemente y Gonzalo insistió hasta que me la metió toda; que placer; nunca me había sentido tan llena, me quedé quieta unos instantes tratando de acoplarme a esa inmensa masa dentro de mí, mi novio explotó en un gran torrente de semen que me baño toda la vagina y desbordó hacia mis muslos, esto ayudó a excitarme más y empecé a moverme un poco para sentir ese gran pene en mi ano; que gustooooooooo; Gonzalo comenzó a moverse adentro, afuera, adentro, afuera; creí que Ricardo saldría de mi pero estaba equivocada, el continuo moviéndose y su pene seguía duro adentrándose más en mi vagina; empezamos a movernos los tres con un ritmo desenfrenado; cada vez sentía como esos penes dentro de mi crecían más si es posible creerlo; mis pezones estaba a punto de reventar; sentía mi clítoris apretado contra en pubis de mi novio; Gonzalo, sin sacar casi nada su enorme pene de mi ano, me acariciaba las nalgas duro, muy duro y me apretaba contra el para que le sintiera todo su tamaño; esto no pude aguantarlo por mucho tiempo; me vine como loca y ellos me besaban y me tocaban cada parte de mi piel haciendo que ese orgasmo fuera más y más largo; es hasta este momento el mejor orgasmo de mi vida; que delicia casi me desmayo de gusto.”


Le conté a mi esposo que este relato era el que más me gustaba y desde ese día cada vez que teníamos sexo, me invitaba a imaginarme que otro hombre me penetraba simultáneamente con él y llegaba a experimentar orgasmos muy intensos


Primera vez sola con otro


Un día en la empresa donde trabajo, una compañera me contó que su cuñada tenía un novio y que según su cuñada aquel novio tenía un pene muy grande que era de más de treinta centímetros, muy grueso y que hacía disfrutar tanto a la cuñada, que ella ya había compartido a su novio con algunas amigas y que todas estaban súper encantadas con ese pene tan grande; nosotras nos reíamos y disimulamos con chanzas y chistes el hecho de que nos había causado una gran impresión; mi esposo tiene un gran pene pero tampoco como el que me contaba la amiga y me empecé a acordar el pene del señor que me cogió en el teatro; yo nunca había visto otro diferente al de mi esposo, por lo menos en vivo y en directo, el del hombre del teatro era más pequeño que el de Alberto porque entró más fácil en mi ano; mi compañera de trabajo me preguntó que si alguna vez había tenido un pene muy grande, yo le dije que no tan grande como el que me contaba, pero que me gustaría verlo, a ver si era real, lo dije como en broma, pero ella me contó en secreto que ya tenía la dirección del novio de su cuñada y que ella estaba interesada en ir y tratar de salir con el chico; me contó en donde era y que ese fin de semana iría.


El lunes siguiente estaba yo más ansiosa que nunca y mi compañera llego con una sonrisa que no le cabía en el rostro; me contó con detalles todo lo que había hecho y que efectivamente el pene era tan grande como lo describían, que el muchacho estaba acostumbrado a recibir muchas mujeres en su casa porque ya se sabía que no solo era su gran pene sino porque hacía el amor de una manera espectacular; yo inmediatamente le dije a mi compañera que yo si nunca haría una cosa así pero que respetaba sus gustos y me alegraba por ella.


Pero la cosa no podía quedar así; yo no quería contarle a mi esposo lo que el comentario de mi compañera me había excitado, porque él se aceleraría y trataría de que fuera allí e hiciera algo de lo cual yo me arrepentiría después; pero tenía tanta curiosidad y en el fondo sin saberlo una excitación tan fuerte, me imaginaba que el tipo del teatro era aquel con ese pene tan grande y que me lo acercaba a mis nalgas y trataba de metérmelo, yo le ayudaba para que me lo metiera y siempre cuando me lo empezaba a meter en el ano, me venía en un orgasmo formidable; siempre quedaba con ganas de saber que se sentiría un pene así adentro mío.


No pude aguantarme más y una tarde a la salida del trabajo me fui hasta el sitio donde quedaba la casa del novio de la cuñada de mi compañera para tratar de verlo y saber cómo era, me senté en una cafetería que quedaba en la esquina de enfrente y me acomodé en la ventana para ver si salía, al rato vi llegar un taxi de donde se bajó una pareja que entraron a la casa, al caminar por el jardín vi que la chica era una rubia muy alta y lo tenía agarrado de la cintura y su cabeza estaba apoyada en el pecho del hombre, entonces entendí que él era el del pene grande, tenía que serlo, era un hombre de unos 35 años de casi 1.90 de altura se veía algo atlético y me causo una impresión muy buena, de solo verlo e imaginarme su gran herramienta me mojé un poco y tuve que apretar las piernas para no dejar salir algún líquido. Estuve en esa cafetería como una hora y ya me retiraba cuando la mujer que había entrado, salió y se dirigió hacia la esquina en donde estaba la cafetería en donde me encontraba; sentí un poco de escalofrío sabiendo que ella acababa de recibir ese gran pene y que venía caminando con una ligereza propia de una buena sesión de sexo, y en el rostro se veía muy feliz, yo me quedé viéndola caminar y ya seguía derecho pero de pronto se devolvió y entro en la cafetería, pidió un cigarrillo y se sentó a fumarlo; no me pude contener, me acerqué y le pregunté si podía sentarme con ella, me miro un poco desconfiada pero me dijo que sí; inmediatamente le pregunté si conocía a mi compañera de trabajo, lo hice para saber si era la cuñada o era otra amiga más, me dijo que no la conocía y entonces me atreví a confesarle porque estaba allí, ella me confesó que era la segunda vez que lo visitaba y que cada vez le gustaba más, que en realidad su pene no solo era formidable sino que el tipo en realidad lo sabía usar, me recomendó que no dejara pasar esa oportunidad, que ahora estaba más que dispuesto porque sabía que no tendría visitas por ese resto de tarde. Ella se fue y me quedé un rato largo pensando, sabía que por mi esposo no habría problema, es más a él le encantaría la idea, el problema era yo; por un lado, tenía un susto muy grande, había sido criada de una manera muy recatada y creía que no podría superarlo, pero por otro lado la excitación era muy superior, me decidí acudir a mi destino.


Toqué el timbre y me contestó una voz muy fuerte y profunda casi tanto como la de mi esposo, que además me agrada mucho este tipo de voz, me identifiqué como una amiga de la cuñada de mi compañera de oficina y me dijo que pasara y siguiera al patio interior que ahora me atendería; ese día estaba con un vestido de una pieza muy primaveral lleno de flores y de tela muy suave que el viento movía al caminar, me sentía fresca y frágil; como casi siempre, y de acuerdo a los gustos de Alberto, que ya casi eran mis propios gustos no llevaba sostén y tenía una pequeña tanga de esas que atrás es apenas una tirita que se introduce muy adentro, me sentía como si estuviese desnuda bajo el vestido que apenas me llegaba a cubrir la terminación de mis glúteos; llegué al patio interior y en la mitad había una especie de fuente, me acerque a mirar si habían peces, agua o que era; no veía a nadie por ningún lado y subí un pie en el borde de la pileta y me incliné para mirar; era una pequeña fuente que se encontraba apagada, tenía algo de agua en la que no se veía ningún pez, pero parecía de agua muy fresca; me quede un rato mirando el movimiento del agua y sintiendo como el viento levantaba suavemente mi vestido por atrás, pensando que si alguien me veía así podría fácilmente verme las nalgas casi desnudas; estaba excitándome más con esta idea cuando sentí una presencia a mi espalda; no quise voltear, sabía que era él, me empecé a emocionar tanto que mi pulso se aceleró, sentía un nudo en la garganta y la respiración parecía que no quería salirme, quería moverme, hacer algo pero estaba petrificada, sabía que podría ver por debajo de mi falda y lo sentía acercarse más y más; sentí su calor antes de sentir su cuerpo junto a mi espalda, me quedé inmóvil, sintiendo como su ojos me recorrían toda, esperando el momento en que sus manos llegarían hasta mí, en una parte de mi mente y por un instante recordé al hombre que me tocó en el cine y me excité más aún; sentía que mis piernas me estaban fallando, mi vagina estaba tan húmeda que empezaba a sentir como bajaban líquidos por mi muslo, incluso sentí palpitar mi ano; deseé tanto que me tomara en sus brazos porque si no caería, deseaba tanto voltear a verlo y encontrarme con ese hermoso y gran pene que quería para mí, lo quería sentir de una vez, era tan placentero pero no pude resistir más, me derrumbe en un explosivo orgasmo que casi me lleva al suelo, no podía contenerme, temblaba tanto y gemía como nunca antes en ningún orgasmo de tantos que mi esposo me había procurado; era increíble, no terminaba, sentía que seguía saliendo flujo y no paraba y que estaba tan caliente que me quemaba y aún no me había tocado; era tanta la delicia que sentía que mi cuerpo todo se convulsionó de tal forma que él me tomó de los hombros y seguramente, como muy conocedor de lo que me estaba sucediendo simplemente me abrazo y acariciándome el pelo me miró a los ojos que yo cerraba intermitentemente para vivir más aún el orgasmo más fantástico de toda mi vida; era tanto y tan hermoso lo que sentía que estaba totalmente dispuesta a entregarme a él ahora y así fue.


Definitivamente mi esposo tenía toda la razón, estaba tan excitada con solo sentir la presencia de un extraño cerca y sabiendo que pronto dejaría de ser fiel a mi único hombre, esto me ponía más caliente aún, el tipo me tenía abrazada dejando que yo disfrutara de tan intenso orgasmo temblaba de pies a cabeza y mis fluidos vaginales seguían saliendo; lentamente, él me llevó caminando hasta el interior de la casa y me ayudó a sentarme porque yo sentía que me caía si no me sostenía; me trajo una copa de vino que yo bebí sedienta y luego lo detalle muy despacio, era bastante apuesto y alto tenía el pecho amplio y se veían claramente sus músculos, pero por supuesto mi mirada tenía un punto determinado, quería saber que tan cierto era todo lo que me habían contado de él, le miré el paquete por encima de sus pantalones y claro que tenía algo muy grande allí, no podía desprender mis ojos de ese gran bulto pero haciendo un esfuerzo lo mire a los ojos, el me invitó con la mirada a que me acercara; yo estaba petrificada, no podía moverme, solo quería salir corriendo; lo miré como pidiéndole ayuda y tal vez entendió porque se acercó lentamente; se sentó junto a mí acariciándome el pelo me besó suavemente en la mejilla y trató de llegar a mis labios, yo no pude aceptarlo y alejé el rostro, entonces se detuvo y levantándome el rostro con las manos me preguntó a que había venido, traté de explicar pero las palabras salían atropelladamente, casi sin sentido, no sé qué le dije porque el simplemente me rodeo con sus grandes brazos y me estrechó fuertemente, sin prisas y me sentí mucho mejor, luego me acarició el cuello y me dijo que no haríamos nada que yo no le pidiera; lo mire a los ojos y le agradecí con la mirada.


Me preguntó si quería ver lo que había venido a ver, yo apenas asentí y entonces se desapuntó el pantalón que llevaba y se quedó quieto, yo me puse tensa pero acerqué mi mano y apreté fuertemente ese gran paquete por encima del pantalón; sentí que se movió con fuerza, entonces ya no me aguanté más y metí la mano……hummmmmmm, que emoción, lo sentí tan caliente, tan grande, no podía creer lo que tocaba, tenía que verlo y apresuradamente le bajé el pantalón que ya tenía suelto y ante mí, salto imponente un gran pene, no, era mucho más, yo había visto en películas varios penes y algunos eran muy grandes, incluso el de mi esposo me parecía que era supergrande, pero esto desbordaba ampliamente cualquier comparación; lo tomé con mis dos manos y a pesar que mis manos son grandes y poniéndolas en línea una al lado de la otra no alcanzaba a tomar todo ese pene tan grueso y largo; empecé a imaginar que ninguna mujer podría introducirse semejante pedazo, pero entendí que el placer debería ser tan intenso pues yo ya estaba otra vez desprendiendo una gran cantidad de fluidos por mi vagina, hasta sentía como mi ano palpitaba, quería hacer algo pero no me atrevía, él sabía lo que yo sentía porque lentamente me tomo de los hombros y empezó a desnudarme, yo quería que la tierra me tragase, pero también quería experimentar aquello, ya no podría detenerme; una vez desnuda, empezó a acariciarme los senos con una delicadeza que no parecían propias de un hombre de ese tamaño, lo hacía con una sola mano y con la otra se despojó de su ropa quedando como yo, totalmente desnudo; el gran pene por su peso no podía estar horizontal, se balanceaba de arriba abajo y de lado a lado, yo no podía impedirlo, mis manos lo tocaban todo, desde la base hasta el inmenso glande que parecía una gran pera roja; el me tomo de la nuca y trato de hacerme bajar para que le practicara sexo oral; sabía que no podía negarme a que hiciera conmigo lo que quisiera y acerqué mi rostro y lo toqué con mis labios, suave y luego lo besaba por todo el contorno, sentía como ese pedazote de carne palpitaba con la cercanía de mis labios, empecé a darle pequeños besos suaves y cada vez fueron más fuertes, me gustaba sentir esa piel tan suave y ese olor a macho, fuerte, excitante, él me tomó de la cabeza y me acercaba a la punta para que lo tomara en mis labios; por más que quisiera no podría introducir ese pene en mi boca, pero tenía una obligación conmigo y con este hombre de intentarlo, así que abrí mi boca todo lo que pude y escasamente sentía una pequeña parte de la cabeza del pene tratar de entrar, ante lo cual él, sin soltarme la cara me empezó a acariciar el cuello y alrededor de la boca que estaba totalmente abierta, trataba de relajarme más los músculos, pero era imposible; entonces se sintió más excitado y trato de meterlo muy fuerte, sentí que me rompería mi boca y trate de abrirla todo lo más, sentí que entro un poco más, pero ni siquiera así entro la punta completa; entonces sentí el sabor de su liquido preseminal, y me encantó, traté de pasar algo y mi boca succionó; el aprovechó para enterrar todo el glande, sentí que me llenaba completamente pero era una sensación de satisfacción tan grande que sentí que otro orgasmo me llegaba; el sintió mis temblores y me penetro con sus dedos en mi vagina haciendo aún más explosiva mi llegada; él seguía empujando su enorme pene dentro de mi boca pero no había posibilidad de continuar, todo su glande estaba adentro, sentía mi mandíbula como si se desprendiera del resto de la cara, traté de abandonarme a las sensaciones en mi vagina y no sentir ningún dolor en mi boca, pero era muy difícil, el pene parecía que crecía, entonces presentí tarde lo que pasaba, empezó a eyacular y por supuesto que me atragante de tanto semen que perdí el control y cogí con las dos manos aquel pene intruso para tirarlo y sacarlo antes de asfixiarme con su caliente líquido; él entendió mal, pensó que yo quería era masturbarlo y apretó más su cadera contar mi cara y no sé qué me ocurrió, mi garganta se dilató tanto que permitió que su pene entrara un poco más y se llenara de semen que tragaba y tragaba sin parar; el empujó más y sentí que se introducía más en mi hasta que trancó muy adentro de mi garganta, yo no podía moverme y sentí mi nariz que se abría al máximo para respirar porque la boca y garganta estaban totalmente taponadas; sentí como seguía brotando semen hasta que se quedó quieto en mi interior, yo seguí en un orgasmo tan prolongado por semejante excitación que me producía sentir ese pene enorme tratando de entrar más y más; sabía que ya no entraría más y aún faltaba más de la mitad; yo trataba de imaginarme la escena, yo casi de rodillas frente a un perfecto desconocido, cuyo enorme verga me estaba perforando toda la garganta y aún quería penetrar más; eso no dejaba de excitarme más y más. Después de varios minutos el me tomó del cuello y masajeándolo fue sacando poco a poco el pene que aún continuaba erecto, aunque no tanto como hacia un rato; me levantó del piso y me besó con fuerza en el cuello, en los ojos, en todo mi rostro y finalmente me beso en la boca, penetrándome con su insistente lengua tratando de acaricia la piel interior lastimada por semejante esfuerzo.


Poco a poco me volvió la compostura; sentí que era el momento de salir de esa casa pero que lejos estaba de la realidad; él me condujo a su gran cama, parecía que todo en él y alrededor de él era enorme; me acostó de lado y se acostó junto a mí. me acarició despacio, todo el cuerpo, yo trataba de no sentir nada para poder calmarme e irme cuanto antes, pero sus caricias eran tan sedosas, tan intensamente suaves y contundentes que me dejé llevar nuevamente; no me atrevía a mirarlo a los ojos, solo bajaba la mirada y me di cuenta que su pene estaba listo otra vez, eso me emocionó tanto que lo agarre con las dos manos y lo recorrí de arriba abajo, trataba de abarcar todo el grosor pero no podía, el con una de sus manos me acariciaba las nalgas y con la otra sobaba mis senos que estaban duros al punto de dolor; mis pezones estaban muy parados, luego me besó una y otra vez, me encanta que me besen; me besaba y metía su lengua bien adentro y yo se la devoraba y trataba de halarla para sentirla cada vez más adentro; luego empezó a penetrarme con sus dedos en mi vagina, eran largos y gruesos, como un pene no tan pequeño, me penetró con dos dedos, luego otro y otro más trataba de penetrarme con toda la mano la giraba y la empujaba; yo traté de ayudarlo y me abrí bien de piernas entonces con la otra mano el me acaricio salvajemente el ano y me penetro con un dedo bien adentro, yo sentía que nuevamente me estaba mojando de deseo y de otro inminente orgasmo.


Cuando sintió que yo estaba más que lista; me dio la vuelta y me coloco de rodillas con la cadera bien levantada, yo temblaba por lo que venía, sabía que haría todo mi esfuerzo por sentirme penetrada por ese monstruo pero sería imposible que lo lograra, sabía que él era el experto y así decidí dejarme totalmente en sus manos; me dejé hacer lo que quisiera y cuando me tenía en la posición que quería me abrió bien de piernas quedando mi vagina totalmente abierta pero más aún mi ano; el tomo algún lubricante de la mesita lateral y me unto bastante cantidad, en la vagina bien adentro y por los labios, esa caricia me excitaba más aún, luego tomo más lubricante y me penetro con dos dedos en el ano, los movía de todos lados los giraba los metía al fondo, los sacaba hasta la punta y luego sin sacarlos los separaba y nuevamente los metía sin juntarlos, luego sentí que metía otro dedo y los giraba y los abría para permitir que el esfínter se dilatara todo lo posible; de pronto sentí que me penetraba por el ano con algo mucho más grueso, no eran sus dedos, pensé que me había metido toda la mano pero no, era más firme; temblé de pensar que era su pene, pero no podía ser, no me había dolido casi nada, al contrario me sentía plena y muy caliente de tenerlo adentro, volví a mirar y me di cuenta, no sé en qué momento, había sacado un consolador grande con forma de pene y me lo estaba metiendo todo en el ano, era tan grande como el pene de mi esposo, era delicioso sentir aquello, lentamente lo metía y lo sacaba; simultáneamente me acariciaba el clítoris con su otra mano. luego sentí que me abría la vagina con sus dedos y ahora era allí en donde se dispuso a abrírmela lo más que pudo, me metió cuatro dedos y los movía como si se tratara de un pene que estaba por eyacular con una rapidez asombrosa; no paraba ni un momento, el consolador en el ano siguió entrando y saliendo; ya estaba a punto de venirme nuevamente cuando sin esperarlo, en un solo movimiento sacó el consolador, saco su mano de la vagina y me acomodó su pene en mi vagina; empujó lo necesario para trancarse allí dentro; no lo pude detener; que orgasmos, temblaba de la cintura para arriba como una enferma, mis senos me dolían de lo duro que estaban, mi cadera estaba inmóvil no podía ni adelantarla ni moverla para atrás, el pene me había entrado sin esperarlo casi hasta la mitad, era inmenso, no podía soportar el dolor tan fuerte que sentía pero era tanto el placer y tanto el flujo que seguía saliendo, que mis piernas se aflojaron y casi me caigo sobre la cama pero me atrapó fuertemente sin dejarme caer empezó la retirada de su imperioso y gigante pene, era un pequeño descanso, luego de sacarla solo una pequeña parte volvió a metérmela aún más adentro y entonces ya no pudo detenerme más y caí casi desmayada sobre la cama; él se arrastró conmigo para no perder su penetrada, entonces se ladeo y se recostó a un lado sin sacarlo, luego tomo mi pierna izquierda y la levanto lo que más pudo para girar su cuerpo y quedar dentro de mis piernas, para así girarme y quedar yo de espaldas y el encima en la posición de misionero, luego sin sacar el pene me seguí moviendo para desplazar mis piernas hasta su cintura y seguirlas subiendo, cada vez que me acomodaba sentía que el pene se me entraba más y más; llegó hasta colocar mis piernas sobre sus hombros y en esa posición me sentí que podría perforarme tanto y hacerme daño, traté de incorporarme, pero claro que no me lo permitió, al contrario me apretó fuertemente y me penetró tan duro que perdí el conocimiento.


Desperté sintiendo un fuerte ardor en la vagina y una sensación de estar llena, totalmente llena, él me estaba mirando intensamente; cuanto tiempo pasó, no importa, él sonreía y me hizo sonreír, sentí todo su enorme pene dentro de mí, sabía que me había rasgado sentía como salían y salían líquidos de mi vagina, sabía que no solo era mi orgasmo era sangre seguramente y por supuesto semen; él estaba quieto, mis piernas en lo alto, las miraba y parecía que no fueran mías, no las sentía, me beso tierna y suavemente, luego con más pasión y finalmente nos besábamos con tanto ardor, mi lengua buscaba la suya la succionaba y el me apretaba los labios con los suyos, sentí un nuevo calor en mi adolorida vagina, su pene estaba recuperando su grandeza, aunque parecía que no la había perdido, sentí susto de pensar que nuevamente me haría daño, pero no, se quedó quieto, solo el pene se movía en mi interior, sentí que palpitaba y comencé a mover los músculos de la vagina para acompañarlo, me fui excitando otra vez y el empezó a moverse lentamente adelante y atrás; me penetraba el ano con un dedo; después me metió dos dedos y después otro, me apreté a él fuertemente y sentí como mi vagina se acostumbraba a su volumen….mi ano estaba gratamente atendido y estaba empezando a sentir que otro orgasmo se avecinaba; él se acomodó mejor y me saco gran parte del pene para luego metérmelo hasta el fondo y otra vez lo sacaba hasta la mitad y lo hundía hasta que sentía estrellarse con la pared del útero; sentía un fuerte dolor con cada embestida pero era más el placer de sentirme tan llena tan absolutamente poseída; ese enorme pene casi entrándome todo dentro de mi hasta donde alcanzaba y sus cuatro dedos en mi ano, que placer tan indescriptible, me vine en un nuevo orgasmo, esta vez completamente consiente y fue de tanto placer que lo apreté tan fuerte como agradeciéndole todo lo que me hacía sentir; sabía que mi esposo estaría absolutamente encantado cuando le contara y recordándolo volví a sentir otro orgasmo.


No sé cuánto duro ese momento sublime, él se derramó tanto que la cama y sus tendidos estarían completamente empapados, luego saco el pene hasta la mitad y retiro sus dedos de mi ano; me miró a los ojos y me dijo que ahora probaríamos el ano; salté de la cama como pude, no sé cómo, me desprendí de su abrazo y casi gritando le dije que ni loca podría meterme eso en el ano y comencé a buscar mis ropas; me vestí apresuradamente y casi sin despedirme salí de la casa; apenas afuera me di cuenta que estaba totalmente mojada que no me aseé y que cualquiera se daría cuenta en el estado en el que iba, pero no me importó; yo seguiría disfrutando de esa experiencia por mucho tiempo.
 
Un Excelente trío


Mi esposo me enseñó el gusto por leer relatos eróticos, me los leía o a veces me enviaba algunos y me pedía que los leyera; uno de los que más me impactó fue este porque me masturbé más de una vez leyéndolo: “Actualmente me considero una mujer muy liberal y desinhibida en todo sentido, especialmente en el aspecto sexual, desde muy pequeña tenía mucha curiosidad y desde temprana edad inicié mis experiencias; pero en realidad quien me inundó de nuevas posibilidades y me llevo a vivir varias experiencias nuevas que aún hoy, en algunas partes son poco aceptadas, fue Ricardo el novio que tenía hace cinco años, para esa época yo cumplía 22 años y él 27; como ya he dicho disfruté del sexo desde temprana edad, a esa edad ya tenía algunas experiencias con varios chicos y una experiencia con una amiga del barrio; cuando lo conocí a él, Ricardo, estaba en una fiesta de la universidad y cuando bailamos y sentí su gran paquete pegado a mi entrepierna, supe que ese hombre tenía que ser mío, nunca pensé que desde ese mismo momento; yo ese día estaba con una falda corta no ajustada pero de las que con el movimiento se pegan y muestran muy bien la figura, sabía que esas faldas le encantan a los hombres; llevaba una blusa de manga muy corta tampoco ajustada pero de material que se pega y marca la forma de los senos; no he querido describirme porque así cada cual me imagina como le parezca, solo diré que estoy muy bien y así me lo hacen saber repetidamente; como decía mis senos se marcaban claramente a través de la tela de la blusa, casi nunca uso sostén; mis nalgas y muslos con el movimiento al caminar o bailar se traslucen nítidamente, y claro Ricardo no dejaba de mirarme, cuando bailamos se me pego tanto que sentí claramente todo su pene, primero contra mi pierna y luego al ayudarlo un poco contra mi pubis, que delicia; se notaba que estaba muy excitado y aquel aparato parecía ser muy grande y grueso, lo quería; me pegué mucho a él y desde ese primer baile ya no quise bailar con nadie más, aunque el chico que me llevo a la fiesta insistió tanto que baile algunas piezas con él, le cogí descaradamente el pene para que lograra excitarse rápidamente, me llevo a una mesa de un rincón; le saque el pene, lo acaricié y chupe para que llegara rápido y me dejara en paz con Ricardo; no quería que se me escapara esa oportunidad; claro que Ricardo se dio cuenta de todo y en vez de disgustarse parecía que le agradaba; seguí bailando el resto de la noche solo con Ricardo y me empezó a hablar al oído procurando besarme el cuello, cosa que me encanta, sentía sus manos en mi espalda y como se dio cuenta que estaba muy receptiva metió la mano por debajo de la blusa y me acaricio la piel desnuda de mi espalda, hasta el nacimiento de mis nalgas; lo hacía tan bien que yo comencé a tocarlo todo, su espalda, su cuello, su pelo y lo apretaba más y más; de pronto llego a mis senos; después contaré como fue ese primer encuentro. Pero les diré que desde ese día hacíamos el amor de muchas maneras; pero mi relato de hoy tiene que ver con la primera vez que lo hice con dos chicos.





Cierto día para celebrar la terminación del semestre, me invito Ricardo a una taberna, yo me alisté para él; sabia de sus gustos, mismos que había empezado a apreciar yo; me puse un vestido negro sin mangas con una sola tira en los hombros y un gran escote en la espalda; los senos parecían que se salían, me llegaba apenas debajo de mis nalgas, muy corto y nada ajustado; como nos gusta a los dos; a mí porque siento que todos ven mi cuerpo y me excita, a él porque puede fácilmente tocarme toda y además gusta que lo vean tocándome; le encanta que nos vean calientes; además del vestido solo llevaba una micro tanga y sandalias bajitas, ni medias ni sostén; excitante.





Desde que llegamos a la taberna sentí que él estaba muy excitado, me tocaba toda e insistía en que me quitara la tanga; yo quería pero le decía que luego para excitarlo más; casi hacíamos el amor bailando; él siempre me lleva en el baile de una manera tan total que a me parece que me tiene alzada todo el tiempo; me dejo llevar y me dejo tocar toda; me gusta pegármele tanto que parece que me estuviera penetrando; cuando llegamos nos sentamos en una mesa que estaba en un área un poco más oscura; ya sabía claramente cuáles eran sus intenciones, me encanta que me toque toda en público que otros hombres me deseen y se exciten pensando en mí; casi enseguida que llegaron las bebidas inicio su toqueteo, nos besamos ansiosamente nos abrazamos con gran pasión y me acariciaba las piernas hasta llegar a mi pubis; yo estaba que ardía, como siempre que él me toca; luego bailamos y me tocaba los senos que con ese vestido quedaban al alcance de cualquier mano; yo sabiendo que algunos ojos nos observaban me excitaba más; él me pegaba el pene que ya estaba totalmente erecto, duro, caliente y palpitaba al lado de mi vulva que esta mojada anticipando lo que venía; él bajo las manos y agarro mis nalgas primero suave y luego más y más duro, cada vez nos pegábamos más si es que era posible, sentía como su pene seguía creciendo y como templaba el pantalón queriendo salir, yo lleve mi mano a su paquete y lo apreté bien duro como le gusta; me dijo, “sácalo”; yo miré a todos lados a ver quién nos veía y en realidad había algunos hombres que veían disimuladamente tratando que no se notara su curiosidad, eso me calentó más aun y le baje el cierre y metí la mano, pero el pene estaba muy duro y grande y casi no podía cogerlo; él se apartó un poco y se desabotonó el pantalón para que yo pudiera sacarlo del todo; al cogerlo allí casi me vengo de la excitación que me produjo; estaba tan caliente; lo acaricié de arriba abajo, metí la mano toda para cogerle los testículos estaban grandes y llenos, los acariciaba suave muy suave porque eso lo vuelve loco; luego le tomaba la base del pene y lo apretaba muy duro y comenzaba a recorrerlo todo; que rico como palpitaba en mi mano; tendré que resumir un poco porque es que cada recuerdo me trae todos los detalles y sería muy largo mi relato; él me acarició toda y cada vez que estábamos en la mesa yo le sacaba otra vez el pene y se lo besaba y chupaba con desenfreno; insistió en que me quitara la tanga, me fui al baño, me la quite y aproveche para examinarme; estaba tan excitada que toda mi vagina estaba húmeda y mi ano pedía atención; volví y Ricardo me saco a bailar y de una vez empezó a tocarme toda, me apretaba los senos metiendo la mano por un lado del escote era muy fácil sacarlos todos; me acariciaba las nalgas subiendo el vestido y me apretaba contra su gran paquete; esto me volvía loca y me pegaba más aun, sabiendo que cualquiera nos podría ver; él seguía pegándose y en repetidas ocasiones se sacaba el pene y me lo frotaba contra mi vagina tratando de entrar; me excitaba más aún, no paraba de meterme un dedo en el ano, estaba a mil igual que yo; me decía al oído que fuéramos al baño a hacerlo; esto me calentaba más; volvimos a la mesa cuando llegaron dos muchachos y se saludaron como si fueran amigos de toda la vida; vi que Ricardo aunque inicialmente se sintió desanimado por la interrupción luego comenzó a calmarse y se animó con la charla de ellos que se sentaron en nuestra mesa, claro yo me desilusioné porque Ricardo ya no me acariciaba con el mismo ímpetu de antes, aunque ocasionalmente lo hacía de una manera muy suave y disimulada que me empezó a calentar de nuevo; después de un rato de ponerse al día en chismes y demás seguimos bailando, el primero que me saco fue Gonzalo un tipo un poco más bajo que Ricardo era como de mi estatura pero bastante grueso y apuesto; bailamos muy discretamente pero yo estaba caliente y sentía un poco de vergüenza porque podría notar que estaba sin ropa interior; él me miraba fijamente y me hablaba suave al oído, de pronto la música cambio y me apartó suavemente, me tomo de la cintura y me pego a él; hummmmmmm, sentí tanta vergüenza al sentirlo tan cerca y yo sin sostén y sin tanga; me apretó más aun y bajo la mano, no me atrevía a moverme mucho pero sentía su cuerpo firme junto al mío, mis senos estaban completamente pegados a su pecho y lentamente fue pegando su entrepierna a mi muslo, le sentí que tenía un gran paquete, me separe un poco pero algo de la excitación que tenía me impidió alejarme mucho; el aprovecho este momento para pegarse más; pego su pubis contra el mío, sentí todo su pene caliente, grande contra mi vulva; que calor sentí; el bajó su mano por mi espalda y llego hasta el comienzo de mis nalgas y las paseo por todo el contorno de mi cintura, como tratando de descubrir el inicio de mi tanga; allí debió darse cuenta que no tenía y se éxito más porque se me pego más y más; yo estaba como idiotizada, no podía moverme sentía un impulso de salir corriendo pero también me calentaba mucho de sentirlo tan excitado; el bajó la mano y como mi vestido era tan corto no le costó ningún esfuerzo llegar al borde, subir un poco la mano y tocarme las nalgas desnudas que inmediatamente sintieron su mano tibia palpitaron involuntariamente yo sin darme cuenta lo apreté más y moví mis caderas tratando de soltarme lo que ocasiono que refregara mi vulva contra su pene y el creyó que era que quería que me cogiera más y trato de besarme el cuello, allí aproveche para soltarme bruscamente y me fui para la mesa donde Ricardo y el otro amigo estaban riéndose de algún chiste; Ricardo me hizo campo para que me sentara pero lo tome de la mano y le dije que bailáramos.





Tan pronto comenzamos a bailar yo empecé a temblar, él se dio cuenta y se puso serio y me preguntó que me pasaba, yo con un poco de temor por su genio le dije que Gonzalo me apretó más de la cuenta y que se me pego mucho; creí que se disgustaría pero me tranquilizó y me dijo que sabía que Gonzalo era un poco lanzado pero muy respetuoso que no me preocupara que yo podría manejarlo con suavidad pero con decisión; luego comenzó a preguntarme que me había hecho y me pedía que le contara con detalles; yo le conté todo y noté que igual que yo se excitaba y comenzó a tocarme nuevamente; esto me calentó tanto; me dijo que fresca, que siguiera bailando con Gonzalo si quería pero que no le permitiera hacer mucho, en todo caso que le contara lo que hacía; yo le dije que no me gustaba mucho seguir bailando con él, pero Ricardo me seguía acariciando tanto y sentí que su pene estaba que salía de su pantalón, que me calentó más aun; luego el me besaba todo el cuello y me acariciaba los senos apretando con sus labios mis pezones que estaban duros; volví a mirar a nuestra mesa y Gonzalo no nos quitaba los ojos de encima, entonces de pura mala para darle más envidia y de castigo por lo que me hizo comencé a tocar el bulto de Richi, lo acariciaba todo con más descaro y luego se lo saque del pantalón para que Gonzalo viera que mi novio tenía un gran pene, lo apretaba y lo soltaba suavemente le metía la mano para acariciar los testículos; Ricardo estaba como loco; me decía vamos al baño; yo le decía que no pero en el fondo quería que me poseyera en cualquier lugar; apenas volvimos a la mesa Gonzalo se paró y me invito a bailar; mire a Ricardo pero el apenas me miro.





Gonzalo me tomo en su brazos y trato de apretarme de una vez, yo lo separé un poco y comenzamos a bailar; era una salsa y el trataba en todo momento de apretarme, yo tratando de tenerlo a distancia entonces Gonzalo empezó a hacerme girar lo que ocasionaba que mi vestido se levantara y creo que se me veía claramente que estaba sin ropa interior miraba a la mesa y Ricardo estaba encantado viendo como yo bailaba con su amigo, estaba tan apenada de que algunos podrían ver mis nalgas y mi vulva, pero también me calentaba sentirme así excitando a mi novio y a Gonzalo; luego él aprovechó un descuido mío y me apretó tan fuerte que quede totalmente pegada a su pecho, a su pubis, le sentía toda la dimensión de su pene y la verdad lo sentí tan grande que me éxito mucho, además el me metió su mano atrás, dentro de vestido y me acaricio toda la espalda sacaba un poco la mano y luego la metía otra vez hasta el fondo bien abajo tratando de tocar todas mis nalgas desde arriba, la verdad yo estaba como loca de sentimientos encontrados, por un lado tenía un gran miedo y susto de que ese hombre que acababa de conocer me tocaba con descaro y frente a mi novio, pero por otro lado estaba tan excitada al ver que mi novio nos miraba, aunque estaba un poco lejos estoy segura que alcanzaba a darse cuenta de que me estaba tocando así; entonces me solté con fuerza de él y en el momento que me desprendí de su abrazo el saco la mano de mi espalda y me cogió un seno, lo abarcó completamente con su mano y me apretó toda la base y luego el pezón; sentí que al alejarme de él, mi vagina estaba completamente mojada por la excitación; no alcancé a llegar a la mesa, Ricardo se paró y tomándome de las dos manos me dijo, bailemos, llevándome nuevamente a la pista; empezó a besarme y me preguntó qué había pasado, que le contara todo; yo le decía lo que Gonzalo había intentado y él, lejos de disgustarse sé éxito mucho hasta el punto que me llevo casi a rastras hasta la sección de baños, nos metimos a uno de damas, el cerró la puerta y de una vez empezó a tocarme los senos y a besarlos, luego me subió el vestido y me empezó a besar la vagina que sintió gran alivio al sentir su lengua, Ricardo sabiendo lo que más me gusta me volteo y me pasaba la lengua por el ano, me la metía todo lo que más podía y yo no pude aguantar mucho me vine con un orgasmo como hacia bastante tiempo no me ocurría; él seguía dándome lengua por el ano y me metía dos dedos en mi vagina; luego yo lo tomé y le dije que quería sentirlo bien adentro, él me quito todo el vestido dejándome desnuda, se bajó los pantalones y los interiores, se acomodó semisentado en los lavamanos, me colocó frente a él, me tomó de las nalgas y me penetró salvajemente, duro fuerte y bien adentro, yo volví a venirme, el continuo bombeándome muy rápido estaba como loco de la excitación; cuando de repente se abrió la puerta que creí que él había cerrado; entró Gonzalo; tenía una cara de lujuria tal que me quede asustada; volví mi rostro a mirar a Ricardo a ver como reaccionaba pero se quedó quieto sin pronunciar palabra pero su pene que lo tenía bien adentro, empezó a palpitar mucho como si existiera por sí mismo, sentía que crecía más; yo esperaba que reaccionara, pero se quedó allí abrazándome con el pene clavado y aumentando dentro de mí; yo muy excitada; Gonzalo aprovecho la indecisión y dijo: “perdone hermano, pero es que su novia está muy buena” y diciendo esto empezó a tocarme la espalda y mis nalgas que estaba frente a él; al sentir sus manos me excita más pero no le quitaba los ojos de encima a mi novio que seguía quieto, pero lentamente comenzó a mover adentro y afuera su pene; sentí que Gonzalo se me pegaba más, ahora acariciaba mis senos desde atrás; sentí como me acercaba su bulto a mis nalgas desnudas; luego se separó y se bajó los pantalones; pudo más mi curiosidad que el miedo y volví a mirarlo; que pene tan grande, jamás había visto uno así; era formidable, grueso y largo; volví a mirar a mi novio para ver qué haría pero el comenzó a bombear más duro y en una única reacción me comenzó a besar apasionadamente, me penetraba con la lengua en mi boca igual que me penetraba con su pene en mi vagina con rudeza, era tan caliente; de pronto sentí que Gonzalo me acercó su monstruo a mis nalgas, pensé que quería que lo sintiera cerca, caliente pero estaba muy equivocada; me abrió las nalgas y sin ningún previo aviso me penetro; y por más que me sorprendió yo involuntariamente me abrí todo lo que pude porque lo quería adentro; mi novio me apretó fuertemente y Gonzalo insistió hasta que me la metió toda; que placer; nunca me había sentido tan llena, me quedé quieta unos instantes tratando de acoplarme a esa inmensa masa dentro de mí, mi novio explotó en un gran torrente de semen que me baño toda la vagina y desbordó hacia mis muslos, esto ayudó a excitarme más y empecé a moverme un poco para sentir ese gran pene en mi ano; que gustooooooooo; Gonzalo comenzó a moverse adentro, afuera, adentro, afuera; creí que Ricardo saldría de mi pero estaba equivocada, el continuo moviéndose y su pene seguía duro adentrándose más en mi vagina; empezamos a movernos los tres con un ritmo desenfrenado; cada vez sentía como esos penes dentro de mi crecían más si es posible creerlo; mis pezones estaba a punto de reventar; sentía mi clítoris apretado contra en pubis de mi novio; Gonzalo, sin sacar casi nada su enorme pene de mi ano, me acariciaba las nalgas duro, muy duro y me apretaba contra el para que le sintiera todo su tamaño; esto no pude aguantarlo por mucho tiempo; me vine como loca y ellos me besaban y me tocaban cada parte de mi piel haciendo que ese orgasmo fuera más y más largo; es hasta este momento el mejor orgasmo de mi vida; que delicia casi me desmayo de gusto.”


Le conté a mi esposo que este relato era el que más me gustaba y desde ese día cada vez que teníamos sexo, me invitaba a imaginarme que otro hombre me penetraba simultáneamente con él y llegaba a experimentar orgasmos muy intensos


Primera vez sola con otro


Un día en la empresa donde trabajo, una compañera me contó que su cuñada tenía un novio y que según su cuñada aquel novio tenía un pene muy grande que era de más de treinta centímetros, muy grueso y que hacía disfrutar tanto a la cuñada, que ella ya había compartido a su novio con algunas amigas y que todas estaban súper encantadas con ese pene tan grande; nosotras nos reíamos y disimulamos con chanzas y chistes el hecho de que nos había causado una gran impresión; mi esposo tiene un gran pene pero tampoco como el que me contaba la amiga y me empecé a acordar el pene del señor que me cogió en el teatro; yo nunca había visto otro diferente al de mi esposo, por lo menos en vivo y en directo, el del hombre del teatro era más pequeño que el de Alberto porque entró más fácil en mi ano; mi compañera de trabajo me preguntó que si alguna vez había tenido un pene muy grande, yo le dije que no tan grande como el que me contaba, pero que me gustaría verlo, a ver si era real, lo dije como en broma, pero ella me contó en secreto que ya tenía la dirección del novio de su cuñada y que ella estaba interesada en ir y tratar de salir con el chico; me contó en donde era y que ese fin de semana iría.


El lunes siguiente estaba yo más ansiosa que nunca y mi compañera llego con una sonrisa que no le cabía en el rostro; me contó con detalles todo lo que había hecho y que efectivamente el pene era tan grande como lo describían, que el muchacho estaba acostumbrado a recibir muchas mujeres en su casa porque ya se sabía que no solo era su gran pene sino porque hacía el amor de una manera espectacular; yo inmediatamente le dije a mi compañera que yo si nunca haría una cosa así pero que respetaba sus gustos y me alegraba por ella.


Pero la cosa no podía quedar así; yo no quería contarle a mi esposo lo que el comentario de mi compañera me había excitado, porque él se aceleraría y trataría de que fuera allí e hiciera algo de lo cual yo me arrepentiría después; pero tenía tanta curiosidad y en el fondo sin saberlo una excitación tan fuerte, me imaginaba que el tipo del teatro era aquel con ese pene tan grande y que me lo acercaba a mis nalgas y trataba de metérmelo, yo le ayudaba para que me lo metiera y siempre cuando me lo empezaba a meter en el ano, me venía en un orgasmo formidable; siempre quedaba con ganas de saber que se sentiría un pene así adentro mío.


No pude aguantarme más y una tarde a la salida del trabajo me fui hasta el sitio donde quedaba la casa del novio de la cuñada de mi compañera para tratar de verlo y saber cómo era, me senté en una cafetería que quedaba en la esquina de enfrente y me acomodé en la ventana para ver si salía, al rato vi llegar un taxi de donde se bajó una pareja que entraron a la casa, al caminar por el jardín vi que la chica era una rubia muy alta y lo tenía agarrado de la cintura y su cabeza estaba apoyada en el pecho del hombre, entonces entendí que él era el del pene grande, tenía que serlo, era un hombre de unos 35 años de casi 1.90 de altura se veía algo atlético y me causo una impresión muy buena, de solo verlo e imaginarme su gran herramienta me mojé un poco y tuve que apretar las piernas para no dejar salir algún líquido. Estuve en esa cafetería como una hora y ya me retiraba cuando la mujer que había entrado, salió y se dirigió hacia la esquina en donde estaba la cafetería en donde me encontraba; sentí un poco de escalofrío sabiendo que ella acababa de recibir ese gran pene y que venía caminando con una ligereza propia de una buena sesión de sexo, y en el rostro se veía muy feliz, yo me quedé viéndola caminar y ya seguía derecho pero de pronto se devolvió y entro en la cafetería, pidió un cigarrillo y se sentó a fumarlo; no me pude contener, me acerqué y le pregunté si podía sentarme con ella, me miro un poco desconfiada pero me dijo que sí; inmediatamente le pregunté si conocía a mi compañera de trabajo, lo hice para saber si era la cuñada o era otra amiga más, me dijo que no la conocía y entonces me atreví a confesarle porque estaba allí, ella me confesó que era la segunda vez que lo visitaba y que cada vez le gustaba más, que en realidad su pene no solo era formidable sino que el tipo en realidad lo sabía usar, me recomendó que no dejara pasar esa oportunidad, que ahora estaba más que dispuesto porque sabía que no tendría visitas por ese resto de tarde. Ella se fue y me quedé un rato largo pensando, sabía que por mi esposo no habría problema, es más a él le encantaría la idea, el problema era yo; por un lado, tenía un susto muy grande, había sido criada de una manera muy recatada y creía que no podría superarlo, pero por otro lado la excitación era muy superior, me decidí acudir a mi destino.


Toqué el timbre y me contestó una voz muy fuerte y profunda casi tanto como la de mi esposo, que además me agrada mucho este tipo de voz, me identifiqué como una amiga de la cuñada de mi compañera de oficina y me dijo que pasara y siguiera al patio interior que ahora me atendería; ese día estaba con un vestido de una pieza muy primaveral lleno de flores y de tela muy suave que el viento movía al caminar, me sentía fresca y frágil; como casi siempre, y de acuerdo a los gustos de Alberto, que ya casi eran mis propios gustos no llevaba sostén y tenía una pequeña tanga de esas que atrás es apenas una tirita que se introduce muy adentro, me sentía como si estuviese desnuda bajo el vestido que apenas me llegaba a cubrir la terminación de mis glúteos; llegué al patio interior y en la mitad había una especie de fuente, me acerque a mirar si habían peces, agua o que era; no veía a nadie por ningún lado y subí un pie en el borde de la pileta y me incliné para mirar; era una pequeña fuente que se encontraba apagada, tenía algo de agua en la que no se veía ningún pez, pero parecía de agua muy fresca; me quede un rato mirando el movimiento del agua y sintiendo como el viento levantaba suavemente mi vestido por atrás, pensando que si alguien me veía así podría fácilmente verme las nalgas casi desnudas; estaba excitándome más con esta idea cuando sentí una presencia a mi espalda; no quise voltear, sabía que era él, me empecé a emocionar tanto que mi pulso se aceleró, sentía un nudo en la garganta y la respiración parecía que no quería salirme, quería moverme, hacer algo pero estaba petrificada, sabía que podría ver por debajo de mi falda y lo sentía acercarse más y más; sentí su calor antes de sentir su cuerpo junto a mi espalda, me quedé inmóvil, sintiendo como su ojos me recorrían toda, esperando el momento en que sus manos llegarían hasta mí, en una parte de mi mente y por un instante recordé al hombre que me tocó en el cine y me excité más aún; sentía que mis piernas me estaban fallando, mi vagina estaba tan húmeda que empezaba a sentir como bajaban líquidos por mi muslo, incluso sentí palpitar mi ano; deseé tanto que me tomara en sus brazos porque si no caería, deseaba tanto voltear a verlo y encontrarme con ese hermoso y gran pene que quería para mí, lo quería sentir de una vez, era tan placentero pero no pude resistir más, me derrumbe en un explosivo orgasmo que casi me lleva al suelo, no podía contenerme, temblaba tanto y gemía como nunca antes en ningún orgasmo de tantos que mi esposo me había procurado; era increíble, no terminaba, sentía que seguía saliendo flujo y no paraba y que estaba tan caliente que me quemaba y aún no me había tocado; era tanta la delicia que sentía que mi cuerpo todo se convulsionó de tal forma que él me tomó de los hombros y seguramente, como muy conocedor de lo que me estaba sucediendo simplemente me abrazo y acariciándome el pelo me miró a los ojos que yo cerraba intermitentemente para vivir más aún el orgasmo más fantástico de toda mi vida; era tanto y tan hermoso lo que sentía que estaba totalmente dispuesta a entregarme a él ahora y así fue.


Definitivamente mi esposo tenía toda la razón, estaba tan excitada con solo sentir la presencia de un extraño cerca y sabiendo que pronto dejaría de ser fiel a mi único hombre, esto me ponía más caliente aún, el tipo me tenía abrazada dejando que yo disfrutara de tan intenso orgasmo temblaba de pies a cabeza y mis fluidos vaginales seguían saliendo; lentamente, él me llevó caminando hasta el interior de la casa y me ayudó a sentarme porque yo sentía que me caía si no me sostenía; me trajo una copa de vino que yo bebí sedienta y luego lo detalle muy despacio, era bastante apuesto y alto tenía el pecho amplio y se veían claramente sus músculos, pero por supuesto mi mirada tenía un punto determinado, quería saber que tan cierto era todo lo que me habían contado de él, le miré el paquete por encima de sus pantalones y claro que tenía algo muy grande allí, no podía desprender mis ojos de ese gran bulto pero haciendo un esfuerzo lo mire a los ojos, el me invitó con la mirada a que me acercara; yo estaba petrificada, no podía moverme, solo quería salir corriendo; lo miré como pidiéndole ayuda y tal vez entendió porque se acercó lentamente; se sentó junto a mí acariciándome el pelo me besó suavemente en la mejilla y trató de llegar a mis labios, yo no pude aceptarlo y alejé el rostro, entonces se detuvo y levantándome el rostro con las manos me preguntó a que había venido, traté de explicar pero las palabras salían atropelladamente, casi sin sentido, no sé qué le dije porque el simplemente me rodeo con sus grandes brazos y me estrechó fuertemente, sin prisas y me sentí mucho mejor, luego me acarició el cuello y me dijo que no haríamos nada que yo no le pidiera; lo mire a los ojos y le agradecí con la mirada.


Me preguntó si quería ver lo que había venido a ver, yo apenas asentí y entonces se desapuntó el pantalón que llevaba y se quedó quieto, yo me puse tensa pero acerqué mi mano y apreté fuertemente ese gran paquete por encima del pantalón; sentí que se movió con fuerza, entonces ya no me aguanté más y metí la mano……hummmmmmm, que emoción, lo sentí tan caliente, tan grande, no podía creer lo que tocaba, tenía que verlo y apresuradamente le bajé el pantalón que ya tenía suelto y ante mí, salto imponente un gran pene, no, era mucho más, yo había visto en películas varios penes y algunos eran muy grandes, incluso el de mi esposo me parecía que era supergrande, pero esto desbordaba ampliamente cualquier comparación; lo tomé con mis dos manos y a pesar que mis manos son grandes y poniéndolas en línea una al lado de la otra no alcanzaba a tomar todo ese pene tan grueso y largo; empecé a imaginar que ninguna mujer podría introducirse semejante pedazo, pero entendí que el placer debería ser tan intenso pues yo ya estaba otra vez desprendiendo una gran cantidad de fluidos por mi vagina, hasta sentía como mi ano palpitaba, quería hacer algo pero no me atrevía, él sabía lo que yo sentía porque lentamente me tomo de los hombros y empezó a desnudarme, yo quería que la tierra me tragase, pero también quería experimentar aquello, ya no podría detenerme; una vez desnuda, empezó a acariciarme los senos con una delicadeza que no parecían propias de un hombre de ese tamaño, lo hacía con una sola mano y con la otra se despojó de su ropa quedando como yo, totalmente desnudo; el gran pene por su peso no podía estar horizontal, se balanceaba de arriba abajo y de lado a lado, yo no podía impedirlo, mis manos lo tocaban todo, desde la base hasta el inmenso glande que parecía una gran pera roja; el me tomo de la nuca y trato de hacerme bajar para que le practicara sexo oral; sabía que no podía negarme a que hiciera conmigo lo que quisiera y acerqué mi rostro y lo toqué con mis labios, suave y luego lo besaba por todo el contorno, sentía como ese pedazote de carne palpitaba con la cercanía de mis labios, empecé a darle pequeños besos suaves y cada vez fueron más fuertes, me gustaba sentir esa piel tan suave y ese olor a macho, fuerte, excitante, él me tomó de la cabeza y me acercaba a la punta para que lo tomara en mis labios; por más que quisiera no podría introducir ese pene en mi boca, pero tenía una obligación conmigo y con este hombre de intentarlo, así que abrí mi boca todo lo que pude y escasamente sentía una pequeña parte de la cabeza del pene tratar de entrar, ante lo cual él, sin soltarme la cara me empezó a acariciar el cuello y alrededor de la boca que estaba totalmente abierta, trataba de relajarme más los músculos, pero era imposible; entonces se sintió más excitado y trato de meterlo muy fuerte, sentí que me rompería mi boca y trate de abrirla todo lo más, sentí que entro un poco más, pero ni siquiera así entro la punta completa; entonces sentí el sabor de su liquido preseminal, y me encantó, traté de pasar algo y mi boca succionó; el aprovechó para enterrar todo el glande, sentí que me llenaba completamente pero era una sensación de satisfacción tan grande que sentí que otro orgasmo me llegaba; el sintió mis temblores y me penetro con sus dedos en mi vagina haciendo aún más explosiva mi llegada; él seguía empujando su enorme pene dentro de mi boca pero no había posibilidad de continuar, todo su glande estaba adentro, sentía mi mandíbula como si se desprendiera del resto de la cara, traté de abandonarme a las sensaciones en mi vagina y no sentir ningún dolor en mi boca, pero era muy difícil, el pene parecía que crecía, entonces presentí tarde lo que pasaba, empezó a eyacular y por supuesto que me atragante de tanto semen que perdí el control y cogí con las dos manos aquel pene intruso para tirarlo y sacarlo antes de asfixiarme con su caliente líquido; él entendió mal, pensó que yo quería era masturbarlo y apretó más su cadera contar mi cara y no sé qué me ocurrió, mi garganta se dilató tanto que permitió que su pene entrara un poco más y se llenara de semen que tragaba y tragaba sin parar; el empujó más y sentí que se introducía más en mi hasta que trancó muy adentro de mi garganta, yo no podía moverme y sentí mi nariz que se abría al máximo para respirar porque la boca y garganta estaban totalmente taponadas; sentí como seguía brotando semen hasta que se quedó quieto en mi interior, yo seguí en un orgasmo tan prolongado por semejante excitación que me producía sentir ese pene enorme tratando de entrar más y más; sabía que ya no entraría más y aún faltaba más de la mitad; yo trataba de imaginarme la escena, yo casi de rodillas frente a un perfecto desconocido, cuyo enorme verga me estaba perforando toda la garganta y aún quería penetrar más; eso no dejaba de excitarme más y más. Después de varios minutos el me tomó del cuello y masajeándolo fue sacando poco a poco el pene que aún continuaba erecto, aunque no tanto como hacia un rato; me levantó del piso y me besó con fuerza en el cuello, en los ojos, en todo mi rostro y finalmente me beso en la boca, penetrándome con su insistente lengua tratando de acaricia la piel interior lastimada por semejante esfuerzo.


Poco a poco me volvió la compostura; sentí que era el momento de salir de esa casa pero que lejos estaba de la realidad; él me condujo a su gran cama, parecía que todo en él y alrededor de él era enorme; me acostó de lado y se acostó junto a mí. me acarició despacio, todo el cuerpo, yo trataba de no sentir nada para poder calmarme e irme cuanto antes, pero sus caricias eran tan sedosas, tan intensamente suaves y contundentes que me dejé llevar nuevamente; no me atrevía a mirarlo a los ojos, solo bajaba la mirada y me di cuenta que su pene estaba listo otra vez, eso me emocionó tanto que lo agarre con las dos manos y lo recorrí de arriba abajo, trataba de abarcar todo el grosor pero no podía, el con una de sus manos me acariciaba las nalgas y con la otra sobaba mis senos que estaban duros al punto de dolor; mis pezones estaban muy parados, luego me besó una y otra vez, me encanta que me besen; me besaba y metía su lengua bien adentro y yo se la devoraba y trataba de halarla para sentirla cada vez más adentro; luego empezó a penetrarme con sus dedos en mi vagina, eran largos y gruesos, como un pene no tan pequeño, me penetró con dos dedos, luego otro y otro más trataba de penetrarme con toda la mano la giraba y la empujaba; yo traté de ayudarlo y me abrí bien de piernas entonces con la otra mano el me acaricio salvajemente el ano y me penetro con un dedo bien adentro, yo sentía que nuevamente me estaba mojando de deseo y de otro inminente orgasmo.


Cuando sintió que yo estaba más que lista; me dio la vuelta y me coloco de rodillas con la cadera bien levantada, yo temblaba por lo que venía, sabía que haría todo mi esfuerzo por sentirme penetrada por ese monstruo pero sería imposible que lo lograra, sabía que él era el experto y así decidí dejarme totalmente en sus manos; me dejé hacer lo que quisiera y cuando me tenía en la posición que quería me abrió bien de piernas quedando mi vagina totalmente abierta pero más aún mi ano; el tomo algún lubricante de la mesita lateral y me unto bastante cantidad, en la vagina bien adentro y por los labios, esa caricia me excitaba más aún, luego tomo más lubricante y me penetro con dos dedos en el ano, los movía de todos lados los giraba los metía al fondo, los sacaba hasta la punta y luego sin sacarlos los separaba y nuevamente los metía sin juntarlos, luego sentí que metía otro dedo y los giraba y los abría para permitir que el esfínter se dilatara todo lo posible; de pronto sentí que me penetraba por el ano con algo mucho más grueso, no eran sus dedos, pensé que me había metido toda la mano pero no, era más firme; temblé de pensar que era su pene, pero no podía ser, no me había dolido casi nada, al contrario me sentía plena y muy caliente de tenerlo adentro, volví a mirar y me di cuenta, no sé en qué momento, había sacado un consolador grande con forma de pene y me lo estaba metiendo todo en el ano, era tan grande como el pene de mi esposo, era delicioso sentir aquello, lentamente lo metía y lo sacaba; simultáneamente me acariciaba el clítoris con su otra mano. luego sentí que me abría la vagina con sus dedos y ahora era allí en donde se dispuso a abrírmela lo más que pudo, me metió cuatro dedos y los movía como si se tratara de un pene que estaba por eyacular con una rapidez asombrosa; no paraba ni un momento, el consolador en el ano siguió entrando y saliendo; ya estaba a punto de venirme nuevamente cuando sin esperarlo, en un solo movimiento sacó el consolador, saco su mano de la vagina y me acomodó su pene en mi vagina; empujó lo necesario para trancarse allí dentro; no lo pude detener; que orgasmos, temblaba de la cintura para arriba como una enferma, mis senos me dolían de lo duro que estaban, mi cadera estaba inmóvil no podía ni adelantarla ni moverla para atrás, el pene me había entrado sin esperarlo casi hasta la mitad, era inmenso, no podía soportar el dolor tan fuerte que sentía pero era tanto el placer y tanto el flujo que seguía saliendo, que mis piernas se aflojaron y casi me caigo sobre la cama pero me atrapó fuertemente sin dejarme caer empezó la retirada de su imperioso y gigante pene, era un pequeño descanso, luego de sacarla solo una pequeña parte volvió a metérmela aún más adentro y entonces ya no pudo detenerme más y caí casi desmayada sobre la cama; él se arrastró conmigo para no perder su penetrada, entonces se ladeo y se recostó a un lado sin sacarlo, luego tomo mi pierna izquierda y la levanto lo que más pudo para girar su cuerpo y quedar dentro de mis piernas, para así girarme y quedar yo de espaldas y el encima en la posición de misionero, luego sin sacar el pene me seguí moviendo para desplazar mis piernas hasta su cintura y seguirlas subiendo, cada vez que me acomodaba sentía que el pene se me entraba más y más; llegó hasta colocar mis piernas sobre sus hombros y en esa posición me sentí que podría perforarme tanto y hacerme daño, traté de incorporarme, pero claro que no me lo permitió, al contrario me apretó fuertemente y me penetró tan duro que perdí el conocimiento.


Desperté sintiendo un fuerte ardor en la vagina y una sensación de estar llena, totalmente llena, él me estaba mirando intensamente; cuanto tiempo pasó, no importa, él sonreía y me hizo sonreír, sentí todo su enorme pene dentro de mí, sabía que me había rasgado sentía como salían y salían líquidos de mi vagina, sabía que no solo era mi orgasmo era sangre seguramente y por supuesto semen; él estaba quieto, mis piernas en lo alto, las miraba y parecía que no fueran mías, no las sentía, me beso tierna y suavemente, luego con más pasión y finalmente nos besábamos con tanto ardor, mi lengua buscaba la suya la succionaba y el me apretaba los labios con los suyos, sentí un nuevo calor en mi adolorida vagina, su pene estaba recuperando su grandeza, aunque parecía que no la había perdido, sentí susto de pensar que nuevamente me haría daño, pero no, se quedó quieto, solo el pene se movía en mi interior, sentí que palpitaba y comencé a mover los músculos de la vagina para acompañarlo, me fui excitando otra vez y el empezó a moverse lentamente adelante y atrás; me penetraba el ano con un dedo; después me metió dos dedos y después otro, me apreté a él fuertemente y sentí como mi vagina se acostumbraba a su volumen….mi ano estaba gratamente atendido y estaba empezando a sentir que otro orgasmo se avecinaba; él se acomodó mejor y me saco gran parte del pene para luego metérmelo hasta el fondo y otra vez lo sacaba hasta la mitad y lo hundía hasta que sentía estrellarse con la pared del útero; sentía un fuerte dolor con cada embestida pero era más el placer de sentirme tan llena tan absolutamente poseída; ese enorme pene casi entrándome todo dentro de mi hasta donde alcanzaba y sus cuatro dedos en mi ano, que placer tan indescriptible, me vine en un nuevo orgasmo, esta vez completamente consiente y fue de tanto placer que lo apreté tan fuerte como agradeciéndole todo lo que me hacía sentir; sabía que mi esposo estaría absolutamente encantado cuando le contara y recordándolo volví a sentir otro orgasmo.


No sé cuánto duro ese momento sublime, él se derramó tanto que la cama y sus tendidos estarían completamente empapados, luego saco el pene hasta la mitad y retiro sus dedos de mi ano; me miró a los ojos y me dijo que ahora probaríamos el ano; salté de la cama como pude, no sé cómo, me desprendí de su abrazo y casi gritando le dije que ni loca podría meterme eso en el ano y comencé a buscar mis ropas; me vestí apresuradamente y casi sin despedirme salí de la casa; apenas afuera me di cuenta que estaba totalmente mojada que no me aseé y que cualquiera se daría cuenta en el estado en el que iba, pero no me importó; yo seguiría disfrutando de esa experiencia por mucho tiempo.
Pedazo de relato super excitante. Me he quedado a punto de correrme, solamente tocándome por encima del pantalón.
Espero poder leer más para llegar al orgasmo y correrme como un animal!!
 
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