Valentina

Charlie70

Nuevo miembro
Desde
25 Oct 2025
Mensajes
2
Reputación
7
Ubicación
Andalucia
Por mi trabajo viajaba con frecuencia a Madrid, un día allí me llamó Ernesto, un viejo amigo. Se había enterado que estaba en la capital y quería presentarme a su nueva chica. Quedamos a cenar, cambié mis billetes de AVE y lo organizamos para quedarme a dormir en casa de Valentina, la amiga de mi amigo. Nos vimos en el restaurante, uno de moda por la zona del Barrio de Salamanca. Ernesto era un galán de ascendencia cubana, cincuenta y pocos años, metro noventa de morbo según todas mis amigas. Vivía de su simpatía y de los contactos que hacía gracias a ella. Valentina, era una mujer fascinante, un poco mayor que yo, según me contó ella, aunque parecía que tenía diez menos. Hija de multimillonario, ex modelo, se había casado un par de veces con buenos partidos y ahora se dedicaba a disfrutar de su dinero y al expoliado a sus antiguos maridos. Todo para mayor gloria de mi guapo amigo.
Después de un par de botellas de Bollinger de las que se pagan sin mirar el precio, me comentaron de tomar la penúltima en su casa. Intenté pagar y gracias a Dios que no me dejo Ernesto, es lo que tiene tener una amante generosa. En ese momento no conocía ni su alcance, ni lo importante que llegaría a ser su generosidad en mi vida. Llegamos a un edificio en plaza de Independencia, donde viven los ricos de verdad de Madrid. El salón del piso podía ser como mi casa, Valentina vivía a caballo entra Miami y Madrid aunque tenía casas donde le apetecía, entre ellos en el Palmar, donde me invitaron a pasar con ellos el tiempo que quisiera este verano. Acepté encantado.
Me senté enfrente del amplio sofá que ellos habían ocupado, ella me pidió que me sentara a su lado, fui inocente, sin imaginar que lo que pasaría.
-"Me alegro muchísimo de haberte conocido, sos encantador y muy atractivo".
La verdad es que me sorprendió un poco la salida de mi anfitriona, pero en ese momento de mi vida la sorpresa me duraba unos segundos. Le respondí con mi sonrisa más seductora y ella contestó con un voy a ponerme cómoda. Ernesto, sirviendo un whisky de malta, me comentó que era liberal y que quería follarme. Ella tenía patente de corso y el podía participar o no según le apeteciera. Es lo que tiene ser rica, pensé y sigo pensando hoy en día.

Cuando llegó Valentina, charlábamos con la copa en la mano, sentados en los extremos de un maravilloso sofá de cuatro plazas. Dejé el vaso al verle, venía desnuda salvo sus tacones, es lo que tiene saber donde se pisa. Así con su maravilloso traje de Eva vino hacia mí y se sentó a horcajadas en mi regazo. Me besó, bueno robó mi boca, acariciaba mi pelo, mientras yo me dejaba, aunque mi verdadera personalidad no era esa, esperaba mi momento. Ese fue cuando me puso sus maravillosas tetas de cirujano caro en mi boca, desperté como si hubieran tocado un un resorte, me metí entre mis labios sus pezones y rodeando su cuerpo con ambos brazos, la alcé conmigo y le volteé, dejando su cuerpo boca arriba bajo el mío. Se mordió el labio y me miró como la diosa pagana de la lujuria, le gustó que tomara la iniciativa. Y me encanto que le gustara. Puse sus piernas en mis hombros y enterré mi lengua en su encharcado pantano, le gustaba mi forma de comer como demostraban sus gemidos, y más cuando combinaba mis dedos con mi lengua.
Cuando terminó de correrse me pidió que le follara. Miré a mi amigo, la verdad es que hasta entonces me había olvidado de él, se estaba masturbando con los pantalones en los tobillos. No cumpliendo las normas de cortesía habituales, mientras me bajaba mis pantalones, ordené a mi amante mamar a mi amigo. Le volvió a gustar que le ordenase y gateo hasta él y empezó a hacerlo. Sentía mi corazón latir con fuerza, notar como una hembra como Valentina estaba a mis órdenes me apasionaba. No dejé pasar el tiempo, la mujer me ofrecía una grupa que la mayoría de adolescentes querrían para ellas, fui hacia mi deber y presenté mi glande a su nuevo amigo. Giró la cabeza y siguió con su trabajo. Agarré sus caderas y le penetré, bombeaba a un ritmo fuerte, estaba caliente, pero con lo que había bebido me iba a costar correrme, no como a ella, pues noté como se venía otra vez.
Me senté en el sofá y le dije que me cabalgara, vino obediente, y se metió mi miembro y me volvió a besar.
-"¿Te gusta que te folle solo, o prefieres dos pollas?" susurré a su oído.
No le dejé que me contestara y llame a Ernesto. No hizo falta explicar mucho. Y empezó a encular a su novia que entró en una espiral de lujuria, no podía moverse pues ya lo hacíamos nosotros. Gritaba como una loca, acompañaba lo que podía nuestro ritmo, se notaba que no era la primera vez que tenía sus agujeros repletos a la vez y le encantaba. Se vino Ernesto primero, saco su polla y se corrió en la espalda de Valentina. Aproveché la circunstancia, necesitaba correrme y se lo dije a mi amante de esa noche, ella misma subió el ritmo hasta ordeñarme, hasta dejarme seco.
Reposando el polvo, estaba recostada entre los dos y dirigiéndose a su novio le dijo:
-"Me gusta el dominante de tu amigo" y siguió "¿Eres dominante Cyrano?".
La verdad es que no me lo había planteado, pero creo que si, que me gustaba mandar y mucho.
 
Atrás
Top Abajo