Vivencias que no puedes olvidar o te dejaron marcado.

Rebeca Inwardly

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2 Oct 2024
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Hola! os invito a compartir por aquí esos hechos que te dejaron huella, no necesariamente malos, al contrario! también esas cosillas que sabes que te cambiaron de alguna manera y recuerdas para siempre.

A veces son sucesos casi cotidianos, hechos que para otros pudieron ser insignificantes pero que para ti se quedaron ahí enquistados, te preocuparon, o te marcaron y aún lo recuerdas a pesar de los años.

A ver si os animáis, desatad vuestras dotes literarias, adornar lo que queráis.... quiero emocionarme con vuestras pequeñas e íntimas cositas que importan.

Yo tengo varias, algunas han estado hibernando y de repente han aparecido otra vez en mi memoria porque algo me lo ha recordado, otras sencillamente están ahí, sin perturbarme, pero recurro a ellas con frecuencia, las utilizo como lección e incluso como aprendizaje en el que soporto consejos, etc.

Como es Domingo de Octubre, iniciaré el hilo con una que es triste.

Cuando era una cría aún, cada día andaba el mismo camino hasta la escuela pública en la que estudiaba, que estaba en el barrio de al lado. Solía ver a un hombre que tenía una moto muy bonita, clásica, americana tal vez, con muchas partes brillantes, cuero negro y detalles que a mi me dejaban embobada. Este señor a aquella hora estaba siempre sentado en la mesita que tenía por fuera un bar que daba a la carretera principal que separaba mi barrio del de mi escuela. Los segundos que permanecía para en el semáforo, yo le miraba con curiosidad, le miraba su moto, y me llamaba mucho la atención su casco, que era marrón oscuro y antiguo, como si solo fuera un casco de la mitad superior, muy extraño a mis ojos. A veces, él nos miraba a los niños que estábamos para cruzar y nos sonreía o nos preguntaba si nos gustaba su moto.

Poco después, más o menos hacia la hora del recreo, solíamos escuchar al hombre que pasaba por delante de la escuela casi con precisión relojera, en su moto, haciendo mucho ruido, si coincidía con el patio, yo le miraba pasar a través de la reja y me parecía alucinante, era como ver a un actor de cine, con su moto preciosa, su casco exclusivo, su ropa...

Un día, al salir al patio había mucho revuelo porque estaba la policía en la calle y hablaban de que había un muerto, todos los niños gritaban eso, un muerto, un muerto! Yo corría a la verja a curiosear y solo vi coches de policía, mucha gente y de repente, en un hueco que se hizo entre las piernas de aquellas personas, pude ver de manera indiscutible el casco del motorista, en el suelo, colocado hacia abajo, como si lo hubieran puesto bien allí. Sentí como si mi pecho se ahuecara y mi corazón se perdiera en él. Que recuerde, es la primera persona que de alguna manera conocía y que moría. Además asi, y además, para los críos era como un super héroe, un hombre que lucía admirable, fuerte y veloz....

Aquello me marcó y es un recuerdo imborrable para mi, podría pintar al detalle aquel casco, aquella escena.
 
Mostrar el cuerpo desnudo es mucho más fácil que mostrar el alma desnuda.

Y por lo general, las almas desnudas son mucho mas atractivas que los cuerpos desnudos!

Intentare buscar alguna cosita buena en mi interior y compartirla por aquí. ;)
 
Una de la madrugada. Nochebuena. Estoy ya acostada, y en verdad tengo frio. No tengo frio en mis piernas, ni en mi vientre ni en mi pecho, no tengo frio en aquellas partes de mi cuerpo que están bajo las sábanas y mantas. Pero mis brazos los tengo helados. Escribo con el portátil sobre mi regazo, y como tengo los brazos al desnudo, tengo verdadero frio en ellos. Intento buscar otra postura o escribir de medio lado, donde consiga tapar mis brazos bajo las mantas, pero es una postura incomoda. Estoy en la cama, y la habitación, en la que dormí desde los 5 o 6 años, hasta los 25 aproximadamente. La misma habitación, que sigue estando prácticamente igual que cuando la dejé, no ha pasado el tiempo por ella, y no se ha cambiado ni un solo mueble. Es una habitación que la recordaba fría, pero ufff, la realidad supera a mis recuerdos. En aquella época siempre contaba con una estufa eléctrica que podía ponerme y calentar.... y ahora no la tengo aquí. Tengo la mesa de escritorio, debería llevármela a mi casa. La mesa de escritorio donde me saqué el bachillerato, y luego la universidad. Esa mesa debería tenerla en mi casa. Una mesa que no vale mucho la verdad, que tiene poco valor en lo que se refiere como mueble, pero que para mi tiene mucho valor sentimental, una mesa en la que pasé muchas horas estudiando. Y también escribiendo, porque me gustaba escribir, me gustaba sobre todo escribir hojas sueltas de mi diario.

Esto va de escribir una página más en mi diario. Mientras estaba cenando, pensaba en lo que me gustaría sentarme y escribir sobre la mesa, como cuando era estudiante. Pero madre mía, que frio hace en esta casa. En verdad es fácil explicar porqué soy tan fría, tan seca. Muchos años viviendo aquí... todo se pega.

He conseguido ponerme como de medio lado. Estoy cubierta por las mantas, uno de mis brazos bajo la manta, otro bajo la almohada, y yo como de medio lado, y con el cuello medio torcido. Mañana me levantaré con dolor de cuello, dolor de espalda, y quien sabe si dolor de algún brazo también. Pero bueno... como no tengo que trabajar hasta el año que viene, espero que se me pasen los dolores. El calorcito gusta. Y no tengo ganas de dormir. Tengo ganas de hacer lo que hacía años atrás.

La cena de Nochebuena ha sido rápida. Cuando era joven, siempre quería que se alargase, y que termináramos a las 3 o 4 de la madrugada. Ahora, la verdad que quiero que termine cuanto antes. He cenado con mis padres, en su casa. Son muy muy mayores. Y no tienen el cuerpo para muchas jotas. Así que hemos cenado bien, ligero, verduritas, un poco pescado, y un poco turrón. Yo ciertamente he cenado muy bien. Soy fanática de las alcachofas, y hemos cenado unas alcachofas muy muy ricas. Es que para mi es lo más.... las alcachofas son lo más. No son de Tudela, no se de donde son, pero están buenísimas. En la frutería me lo han dicho mas de una vez de donde son, argggg pero no me acuerdo. De pequeña también me gustaban las alcachofas. Pero mi madre las cocía y las ponía enteras, cortadas en mitades, pero enteras. Y nos chupábamos todas las hojas, las duras también, las chuperreteabamos para sacar la sustancia. Creo que fue viendo a Arguiñano, cuando una mañana entré en shock. Esa mañana Arguiñano cocinaba alcachofas. Se puso a pelarlas. Empezó a quitar hojas, a quitar hojas, a quitar mas hojas, hasta dejarlas en nada. Y luego con el cuchillo, empezó a recortar hasta dejar solo el corazón. Vamos, que se cargaba mas del 70% de la alcachofa. Recuerdo verlo y llamar a mi madre... "Mama, mama ven, ven a ver la tele. Mira como está haciendo las alcachofas el Arguiñano". Y mi madre me dijo "ese no ha puesto alcachofas en su vida". Y se fue. Creí a mi madre... Entre mi madre y Arguiñano, creí a mi madre. Años después, cuando tuve la posibilidad de comer en un restaurante alcachofas, y vi que las presentaban solo con lo que es el corazoncito, aluciné.

Recuerdo aquella vez, fue también por Navidad. Acababa de entrar a trabajar, y un día, sería un 26 o 27 de diciembre, el jefe nos llevó a comer a un restaurante. Era un restaurante de categoría.... no era batallero. Yo era nueva.... Cuando cantaron los primeros, nadie se decantó por verdura. Pero yo había oído alcachofas,,, así que, obvio, las pedí. Corazones de alcachofas. Estaban buenísimos. De verdad, increíbles. O sea, aquello era otra dimensión. A mi ya de pequeña me gustaban las alcachofas, y para llegar al corazoncito tenia que ir arrancando y chupar todas las hojas duras.... Pero aquello, aquellos corazones, buaaa como se deshacían en la boca, que textura, que sabor, y que salsa tan bien ligada las acompañaba. Aquellas se convirtieron en las alcachofas de referencia. En casa luego las he cocinado muchas veces, y muy bien la verdad sea dicha, pero nunca de aquella forma tan "elaborada"

Son casi las dos. Vamos, que he tardado casi una hora en escribir estas líneas. Una hora recordando alcachofas. Me duele ya el cuello. Madre mía, mañana torticolis. Eso si, ya he entrado bastante en calor. Y el colchón, el colchón ya ha cogido temperatura. No recordaba este colchón, que frío es el condenado.

En el armario tengo una bata, la bata que me ponía por las noches cuando estudiaba. La bata daba calorcito. Con aquella bata me saqué la carrera, será otra de las cosas que me llevaré a mi casa en un futuro. Me la he probado, y ole, ole continuo pudiendo abrocharla. Eso es que no he engordado demasiado a pesar de que en 2024 he cogido casi 4 kilos. Siempre fui una persona muy delgada, pero la edad, y los kilos que voy cogiendo, empiezan a pasar factura. Algo tendré que hacer porque si ya me gusta poco mirarme al espejo, como siga en este plan será misión imposible hacerlo.

Me gusta pasar la Nochebuena así, con mis padres, nadie más. Sin mucha tontería, sin mucha conversación, cenando , viendo la tele, y prontito a la cama. Son muy mayores.... somos muy mayores, yo también. Hoy les llevaré a casa de mi hermano y ahí nos vamos a juntar una mesa de 14 personas... Mare mía. Con lo poco que me gustan a mi las multitudes, si bien esto no es una multitud, y si bien esto es la familia, con la que me llevo muy bien y no tengo problemas con nadie. Aun así, siempre hay algo que hace que no me sienta cómoda cuando estoy con gente.

Que soy extremadamente tímida, ni cotiza. Que soy extremadamente introvertida, también.

Lo primero siempre fue un problema, lo segundo no. Lo de la introversión, mundo interior, ser solitaria, etc. me gustaba y gusta. Siempre disfruté muchísimo de ello, por decisión propia.

Lo de la timidez, ir por ejemplo de joven a una discoteca, o estar con un grupo de amigos y entrar en un estado de fobia social en que no conseguía decir una palabra, ufff eso no me gustaba tanto. No me gustaba nada! Creo sinceramente, no lo recuerdo exactamente, pero creo que ese empezó a ser el origen de los diarios que comencé a escribir en esta habitación, hace muchos muchos años cuando era adolescente. Empecé a escribir sobre el yo que me gustaría ser. El yo que sabía pasárselo bien en una fiesta. El yo que hablaba en una fiesta, que bailaba.... que le daban un beso. Vamos, esas cosas tan cotidianas que nunca me pasaron.

Ayer me llamó mi antigua jefa para felicitarme!.

Una mujer fría, calculadora, exigente, dura, durísima... no me gusta ese adjetivo, pero la definición de una autentica hija de puta le viene como anillo al dedo. Yo llegué a su equipo por accidente, no fue un movimiento buscado, ni por ella ni por mi. Pero una de estas cosas que tienen las multinacionales, que reestructuran gente equipos departamentos de la noche a la mañana... y la cosa se tornó en 3 posibilidades:

a) Irme a Francia y mantener mi antiguo empleo
b) Irme a la calle
c) Irme a su equipo.


Pensé y medité mucho elegir la a). Con el tiempo y perspectiva, me arrepiento de no haber elegido la b). Pero terminé eligiendo la c).

Era una mujer dura, dura, dura. Una mujer guapísima y con un físico espectacular. Aquí no exagero nada, si digo que es la persona con la mente mas privilegiada que he conocido (de lejos, no he conocido a nadie en mi vida tan tan inteligente), y eso unido a uno de los físicos más perfectos que he visto. Y ella era consciente de ello, y sabía sacarle partido. Cuando a una persona toda la ropa le sienta genial, aparte de la genética, también es porque la escoge minuciosamente. Desde luego, ella no era alguien que comprara lo primero que veía, como pudiera ser yo.

No me lo dijo el primer día, pero si me lo dijo el segundo día.

El primer día nuestra conversación fue una cosa tal que así. Ella me dijo que no me quería en su equipo, pero que no la quedaba otra que "tragar" conmigo, porque era una decisión de la empresa. Yo le dije que por mi parte, tampoco quería trabajar con ella, pero que no me quedaba otra porque irme a la calle voluntariamente no entraba en mis planes. Si acaso, que me despidieran y me pagaran la indemnización, que ya llevaba unos cuantos años allí y no me iba a ir gratis. Ella me dijo que , para hacerme hueco a mi, tenia que desprenderse de otra persona, una chica joven muy prometedora con mucho talento , y que estaba cortando la progresión en la compañía de alguien muy válido, y en su lugar llegaba alguien desmotivada (yo). Todo en plan muy peliculero de Hollywood.

Me lo dijo el segundo día. El segundo día fue cuando me dijo que tenía que cambiar mi forma de vestir. Que no podía ir con lo primero que se me ocurriera. Tenía que vestir femenina.

Al mes me acogió y me hizo formar parte de su núcleo duro. (Yo soy muy hardworker...) Esta tía era superclasista y superjerarquica,,, y al mes yo formaba parte de su núcleo de confianza, lo cual me supuso también muchas enemistades con otras personas del departamento que llevaban muchos años con ella, y que por mucho que la hicieran la pelota, no habían llegado a nada.

Supongo que obvia decir a estas alturas que esa persona ha sido una de las mas influyentes en mi vida, de las que mas admiro, respeto y quiero. Será una especie de síndrome de Estocolmo, pero esa hija de puta se convirtió en alguien muy importante para mi.

Al tercer o cuarto día, en una reunión de equipo, cuando yo era todavía una recién llegada, en una reunión de equipo soltó a sus súbditas... "Tengo 45 años, me quedan 5 años buenos de físico. A partir de ahí los hombres no me mirarán". Yo ahí con mi libreta toda aplicada, se supone que iba a tomar notas y preparar el trabajo de consultoría para un cliente... Y la tipa hablando de su cuerpo, porque alguien le había dicho que esos vaqueros le sentaban genial. Y es cierto, le sentaban genial. Piernas, culo, todo. Pero ella era consciente de que le quedaban 5 años en que los hombres se voltearan para mirarle el culo.

A la semana me hizo apuntarme a clases de teatro. A la semana ya le había entrado por el ojillo. Ya lo he dicho, soy hardworker, y aparte quería demostrar. En mi interior pensaba que, si lo hacía bien allí, en mi antiguo departamento se acordarían de mi y podría regresar al área donde realmente estoy formada y puedo aportar. Así que consideré que la estancia en este otro departamento sería solo temporal, y tendría que trabajar duro para demostrar que yo "valgo mucho". Así que a la semana, ella ya notó que tenia potencial a la hora de trabajar. Pero ella no quería a una vendedora de biblias, a una mujer de aspecto monjil como era yo. Tímida, introvertida, que no le gusta destacar, que solo quiere cumplir en su trabajo y nada mas. Ella quería que todo su equipo fueran fieras, leonas, que cualquier reunión la liderásemos nosotras. Quería que fuésemos como ella, pero obvio, sin llegar a pisarla ni a hacerla sombra. Así que a mi, quiso convertirme en una de sus chicas. Soy trabajadora pero ni de lejos tengo su inteligencia, así que no suponía un problema para ella. Tenía un cuerpo relativamente esbelto pero a años luz del suyo, así que tampoco le llegaría a hacer sombra en ese sentido aun con todo lo femenina que me vistiera. En cuanto a mi carácter, siendo tan retraída y tímida no llegaría muy lejos. Pero ella no quería eso a su lado, ella quería superwomen a su alrededor. Así que la muy cabrona hizo que me apuntara a clases de teatro, para que pudiera superar mis miedos, timidez y demás.

Lo que pasa es que yo era un caso difícil. En una cena de equipo con un cliente, en mi primera cena de equipo, después de cenar nos llevo a un local de copas. Que yo huía de esos sitios, ni se discute. Pues ahí nos llevo. Y como bailaba la hija de perra. Venga, que nadie se escandalice, pero bailaba en plan zorrón. Y sus chicas, idem, pero desde luego sin hacerle sombra. Ella lo sabía, ella lo controlaba todo, controlaba siempre todos los hilos y todos los factores. Y yo, vendedora de biblias, allí inmóvil, diciendo tierra trágame, queriendo salir de allí.

Las clases de teatro me ayudaron algo, pero no hicieron milagros. Sin que nadie vuelva a ofenderse, yo solía bromear para mis adentros, diciendo que era mas autista que un verdadero autista. Había por aquel entonces un chico con autismo, que trabajaba haciendo recados por la empresa, y le tenía envidia porque era mas sociable que yo.

Ni que decir tiene que siento verdadera admiración y devoción por mi antigua jefa. Hace poco la volví a ver. Ella ya pasa de los 50.... y sigue estando espectacular, pero es verdad, es verdad... ya no es lo mismo. Ahora es mas... señora.... Sigue teniendo un cuerpazo, porte, presencia.... pero es mas señora. Dudo que un hombre se gire para verla el trasero. Yo ahora tengo la edad en la que ella pronunció esas palabras, tengo 46, pero vamos.... a mi, si alguna vez alguien se ha volteado, ha sido para tirarme piedras.

Tengo verdadera admiración por ella, porque para mi fue algo mas que una jefa. Fue una coach de verdad, alguien que sacó de mi muchísimo, que me hizo evolucionar y crecer, y dar mi mejor versión en todo. No uno de esos coach de manual que te dicen 4 tonterías sacadas de un libro de autoayuda. La tía supo influenciarme, que cayera en sus redes, supo captarme.

Hace poco la volví a ver y tuve la posibilidad de compartir y cenar con ella. En Paris. Ella mas señora. Yo... ufff, yo no sé. Yo allí como responsable de un proyecto de blablabla. Algo inimaginable en mi hace 10 años atrás. La vendedora de biblias, fíjate donde está ahora, y las motos que vende y a quien se las vende. No me gusta, no me gusta pero cuando estás en la rueda, y en la vorágine, es difícil salir. Ella, tan lista como siempre, sabiendo que no me gusta. Pero ella, orgullosa de su transformación conmigo. Y yo, en el fondo, orgullosa de esa transformación. Porque todo ese crecimiento, todo eso ha sido crecimiento personal. Siempre supo meterme, picarme, enfocarme para el crecimiento personal, no para la mierda de empresa que se beneficia de ello, pero siempre, como ultimo lugar, el yo, el yo, mi yo, mi desarrollo como persona.

Muchas veces mis reuniones con ella eran como entrar al diván del psicólogo. Por lo que fuera ella tenía que orientarme poco sobre lo laboral, y yo siempre requería muchísimo sobre autoconfianza, sobre creerme lo que estaba haciendo. Por eso yo siempre bromeaba y se lo decía, que era mi psicóloga.

En la cena en Paris, después de los tópicos de rigor, volví al diván con ella. Y una frase se me quedó grabada. "¿Cómo es posible que después de tantos años no te sigas creyendo merecedora de nada que lo que tienes?"

Miércoles, 18:55 de la tarde. Anoche me quedé dormida con el portátil sobre la cama. Hoy me duele cuello, espalda, torticolis como no podía ser de otra manera.

Es curioso, cuando era pequeña, en esa habitación soñé tantas veces en lo que haría cuando fuera mayor.

Y ahora que soy mayor, sólo sueño en volver a esa habitación en la que era una niña.

Nunca necesité más. Y en verdad, no necesito nada más.

El secreto estaba en esa habitación, y nunca lo supe ver...

Hasta hoy.
 
Una de la madrugada. Nochebuena. Estoy ya acostada, y en verdad tengo frio. No tengo frio en mis piernas, ni en mi vientre ni en mi pecho, no tengo frio en aquellas partes de mi cuerpo que están bajo las sábanas y mantas. Pero mis brazos los tengo helados. Escribo con el portátil sobre mi regazo, y como tengo los brazos al desnudo, tengo verdadero frio en ellos. Intento buscar otra postura o escribir de medio lado, donde consiga tapar mis brazos bajo las mantas, pero es una postura incomoda. Estoy en la cama, y la habitación, en la que dormí desde los 5 o 6 años, hasta los 25 aproximadamente. La misma habitación, que sigue estando prácticamente igual que cuando la dejé, no ha pasado el tiempo por ella, y no se ha cambiado ni un solo mueble. Es una habitación que la recordaba fría, pero ufff, la realidad supera a mis recuerdos. En aquella época siempre contaba con una estufa eléctrica que podía ponerme y calentar.... y ahora no la tengo aquí. Tengo la mesa de escritorio, debería llevármela a mi casa. La mesa de escritorio donde me saqué el bachillerato, y luego la universidad. Esa mesa debería tenerla en mi casa. Una mesa que no vale mucho la verdad, que tiene poco valor en lo que se refiere como mueble, pero que para mi tiene mucho valor sentimental, una mesa en la que pasé muchas horas estudiando. Y también escribiendo, porque me gustaba escribir, me gustaba sobre todo escribir hojas sueltas de mi diario.

Esto va de escribir una página más en mi diario. Mientras estaba cenando, pensaba en lo que me gustaría sentarme y escribir sobre la mesa, como cuando era estudiante. Pero madre mía, que frio hace en esta casa. En verdad es fácil explicar porqué soy tan fría, tan seca. Muchos años viviendo aquí... todo se pega.

He conseguido ponerme como de medio lado. Estoy cubierta por las mantas, uno de mis brazos bajo la manta, otro bajo la almohada, y yo como de medio lado, y con el cuello medio torcido. Mañana me levantaré con dolor de cuello, dolor de espalda, y quien sabe si dolor de algún brazo también. Pero bueno... como no tengo que trabajar hasta el año que viene, espero que se me pasen los dolores. El calorcito gusta. Y no tengo ganas de dormir. Tengo ganas de hacer lo que hacía años atrás.

La cena de Nochebuena ha sido rápida. Cuando era joven, siempre quería que se alargase, y que termináramos a las 3 o 4 de la madrugada. Ahora, la verdad que quiero que termine cuanto antes. He cenado con mis padres, en su casa. Son muy muy mayores. Y no tienen el cuerpo para muchas jotas. Así que hemos cenado bien, ligero, verduritas, un poco pescado, y un poco turrón. Yo ciertamente he cenado muy bien. Soy fanática de las alcachofas, y hemos cenado unas alcachofas muy muy ricas. Es que para mi es lo más.... las alcachofas son lo más. No son de Tudela, no se de donde son, pero están buenísimas. En la frutería me lo han dicho mas de una vez de donde son, argggg pero no me acuerdo. De pequeña también me gustaban las alcachofas. Pero mi madre las cocía y las ponía enteras, cortadas en mitades, pero enteras. Y nos chupábamos todas las hojas, las duras también, las chuperreteabamos para sacar la sustancia. Creo que fue viendo a Arguiñano, cuando una mañana entré en shock. Esa mañana Arguiñano cocinaba alcachofas. Se puso a pelarlas. Empezó a quitar hojas, a quitar hojas, a quitar mas hojas, hasta dejarlas en nada. Y luego con el cuchillo, empezó a recortar hasta dejar solo el corazón. Vamos, que se cargaba mas del 70% de la alcachofa. Recuerdo verlo y llamar a mi madre... "Mama, mama ven, ven a ver la tele. Mira como está haciendo las alcachofas el Arguiñano". Y mi madre me dijo "ese no ha puesto alcachofas en su vida". Y se fue. Creí a mi madre... Entre mi madre y Arguiñano, creí a mi madre. Años después, cuando tuve la posibilidad de comer en un restaurante alcachofas, y vi que las presentaban solo con lo que es el corazoncito, aluciné.

Recuerdo aquella vez, fue también por Navidad. Acababa de entrar a trabajar, y un día, sería un 26 o 27 de diciembre, el jefe nos llevó a comer a un restaurante. Era un restaurante de categoría.... no era batallero. Yo era nueva.... Cuando cantaron los primeros, nadie se decantó por verdura. Pero yo había oído alcachofas,,, así que, obvio, las pedí. Corazones de alcachofas. Estaban buenísimos. De verdad, increíbles. O sea, aquello era otra dimensión. A mi ya de pequeña me gustaban las alcachofas, y para llegar al corazoncito tenia que ir arrancando y chupar todas las hojas duras.... Pero aquello, aquellos corazones, buaaa como se deshacían en la boca, que textura, que sabor, y que salsa tan bien ligada las acompañaba. Aquellas se convirtieron en las alcachofas de referencia. En casa luego las he cocinado muchas veces, y muy bien la verdad sea dicha, pero nunca de aquella forma tan "elaborada"

Son casi las dos. Vamos, que he tardado casi una hora en escribir estas líneas. Una hora recordando alcachofas. Me duele ya el cuello. Madre mía, mañana torticolis. Eso si, ya he entrado bastante en calor. Y el colchón, el colchón ya ha cogido temperatura. No recordaba este colchón, que frío es el condenado.

En el armario tengo una bata, la bata que me ponía por las noches cuando estudiaba. La bata daba calorcito. Con aquella bata me saqué la carrera, será otra de las cosas que me llevaré a mi casa en un futuro. Me la he probado, y ole, ole continuo pudiendo abrocharla. Eso es que no he engordado demasiado a pesar de que en 2024 he cogido casi 4 kilos. Siempre fui una persona muy delgada, pero la edad, y los kilos que voy cogiendo, empiezan a pasar factura. Algo tendré que hacer porque si ya me gusta poco mirarme al espejo, como siga en este plan será misión imposible hacerlo.

Me gusta pasar la Nochebuena así, con mis padres, nadie más. Sin mucha tontería, sin mucha conversación, cenando , viendo la tele, y prontito a la cama. Son muy mayores.... somos muy mayores, yo también. Hoy les llevaré a casa de mi hermano y ahí nos vamos a juntar una mesa de 14 personas... Mare mía. Con lo poco que me gustan a mi las multitudes, si bien esto no es una multitud, y si bien esto es la familia, con la que me llevo muy bien y no tengo problemas con nadie. Aun así, siempre hay algo que hace que no me sienta cómoda cuando estoy con gente.

Que soy extremadamente tímida, ni cotiza. Que soy extremadamente introvertida, también.

Lo primero siempre fue un problema, lo segundo no. Lo de la introversión, mundo interior, ser solitaria, etc. me gustaba y gusta. Siempre disfruté muchísimo de ello, por decisión propia.

Lo de la timidez, ir por ejemplo de joven a una discoteca, o estar con un grupo de amigos y entrar en un estado de fobia social en que no conseguía decir una palabra, ufff eso no me gustaba tanto. No me gustaba nada! Creo sinceramente, no lo recuerdo exactamente, pero creo que ese empezó a ser el origen de los diarios que comencé a escribir en esta habitación, hace muchos muchos años cuando era adolescente. Empecé a escribir sobre el yo que me gustaría ser. El yo que sabía pasárselo bien en una fiesta. El yo que hablaba en una fiesta, que bailaba.... que le daban un beso. Vamos, esas cosas tan cotidianas que nunca me pasaron.

Ayer me llamó mi antigua jefa para felicitarme!.

Una mujer fría, calculadora, exigente, dura, durísima... no me gusta ese adjetivo, pero la definición de una autentica hija de puta le viene como anillo al dedo. Yo llegué a su equipo por accidente, no fue un movimiento buscado, ni por ella ni por mi. Pero una de estas cosas que tienen las multinacionales, que reestructuran gente equipos departamentos de la noche a la mañana... y la cosa se tornó en 3 posibilidades:

a) Irme a Francia y mantener mi antiguo empleo
b) Irme a la calle
c) Irme a su equipo.


Pensé y medité mucho elegir la a). Con el tiempo y perspectiva, me arrepiento de no haber elegido la b). Pero terminé eligiendo la c).

Era una mujer dura, dura, dura. Una mujer guapísima y con un físico espectacular. Aquí no exagero nada, si digo que es la persona con la mente mas privilegiada que he conocido (de lejos, no he conocido a nadie en mi vida tan tan inteligente), y eso unido a uno de los físicos más perfectos que he visto. Y ella era consciente de ello, y sabía sacarle partido. Cuando a una persona toda la ropa le sienta genial, aparte de la genética, también es porque la escoge minuciosamente. Desde luego, ella no era alguien que comprara lo primero que veía, como pudiera ser yo.

No me lo dijo el primer día, pero si me lo dijo el segundo día.

El primer día nuestra conversación fue una cosa tal que así. Ella me dijo que no me quería en su equipo, pero que no la quedaba otra que "tragar" conmigo, porque era una decisión de la empresa. Yo le dije que por mi parte, tampoco quería trabajar con ella, pero que no me quedaba otra porque irme a la calle voluntariamente no entraba en mis planes. Si acaso, que me despidieran y me pagaran la indemnización, que ya llevaba unos cuantos años allí y no me iba a ir gratis. Ella me dijo que , para hacerme hueco a mi, tenia que desprenderse de otra persona, una chica joven muy prometedora con mucho talento , y que estaba cortando la progresión en la compañía de alguien muy válido, y en su lugar llegaba alguien desmotivada (yo). Todo en plan muy peliculero de Hollywood.

Me lo dijo el segundo día. El segundo día fue cuando me dijo que tenía que cambiar mi forma de vestir. Que no podía ir con lo primero que se me ocurriera. Tenía que vestir femenina.

Al mes me acogió y me hizo formar parte de su núcleo duro. (Yo soy muy hardworker...) Esta tía era superclasista y superjerarquica,,, y al mes yo formaba parte de su núcleo de confianza, lo cual me supuso también muchas enemistades con otras personas del departamento que llevaban muchos años con ella, y que por mucho que la hicieran la pelota, no habían llegado a nada.

Supongo que obvia decir a estas alturas que esa persona ha sido una de las mas influyentes en mi vida, de las que mas admiro, respeto y quiero. Será una especie de síndrome de Estocolmo, pero esa hija de puta se convirtió en alguien muy importante para mi.

Al tercer o cuarto día, en una reunión de equipo, cuando yo era todavía una recién llegada, en una reunión de equipo soltó a sus súbditas... "Tengo 45 años, me quedan 5 años buenos de físico. A partir de ahí los hombres no me mirarán". Yo ahí con mi libreta toda aplicada, se supone que iba a tomar notas y preparar el trabajo de consultoría para un cliente... Y la tipa hablando de su cuerpo, porque alguien le había dicho que esos vaqueros le sentaban genial. Y es cierto, le sentaban genial. Piernas, culo, todo. Pero ella era consciente de que le quedaban 5 años en que los hombres se voltearan para mirarle el culo.

A la semana me hizo apuntarme a clases de teatro. A la semana ya le había entrado por el ojillo. Ya lo he dicho, soy hardworker, y aparte quería demostrar. En mi interior pensaba que, si lo hacía bien allí, en mi antiguo departamento se acordarían de mi y podría regresar al área donde realmente estoy formada y puedo aportar. Así que consideré que la estancia en este otro departamento sería solo temporal, y tendría que trabajar duro para demostrar que yo "valgo mucho". Así que a la semana, ella ya notó que tenia potencial a la hora de trabajar. Pero ella no quería a una vendedora de biblias, a una mujer de aspecto monjil como era yo. Tímida, introvertida, que no le gusta destacar, que solo quiere cumplir en su trabajo y nada mas. Ella quería que todo su equipo fueran fieras, leonas, que cualquier reunión la liderásemos nosotras. Quería que fuésemos como ella, pero obvio, sin llegar a pisarla ni a hacerla sombra. Así que a mi, quiso convertirme en una de sus chicas. Soy trabajadora pero ni de lejos tengo su inteligencia, así que no suponía un problema para ella. Tenía un cuerpo relativamente esbelto pero a años luz del suyo, así que tampoco le llegaría a hacer sombra en ese sentido aun con todo lo femenina que me vistiera. En cuanto a mi carácter, siendo tan retraída y tímida no llegaría muy lejos. Pero ella no quería eso a su lado, ella quería superwomen a su alrededor. Así que la muy cabrona hizo que me apuntara a clases de teatro, para que pudiera superar mis miedos, timidez y demás.

Lo que pasa es que yo era un caso difícil. En una cena de equipo con un cliente, en mi primera cena de equipo, después de cenar nos llevo a un local de copas. Que yo huía de esos sitios, ni se discute. Pues ahí nos llevo. Y como bailaba la hija de perra. Venga, que nadie se escandalice, pero bailaba en plan zorrón. Y sus chicas, idem, pero desde luego sin hacerle sombra. Ella lo sabía, ella lo controlaba todo, controlaba siempre todos los hilos y todos los factores. Y yo, vendedora de biblias, allí inmóvil, diciendo tierra trágame, queriendo salir de allí.

Las clases de teatro me ayudaron algo, pero no hicieron milagros. Sin que nadie vuelva a ofenderse, yo solía bromear para mis adentros, diciendo que era mas autista que un verdadero autista. Había por aquel entonces un chico con autismo, que trabajaba haciendo recados por la empresa, y le tenía envidia porque era mas sociable que yo.

Ni que decir tiene que siento verdadera admiración y devoción por mi antigua jefa. Hace poco la volví a ver. Ella ya pasa de los 50.... y sigue estando espectacular, pero es verdad, es verdad... ya no es lo mismo. Ahora es mas... señora.... Sigue teniendo un cuerpazo, porte, presencia.... pero es mas señora. Dudo que un hombre se gire para verla el trasero. Yo ahora tengo la edad en la que ella pronunció esas palabras, tengo 46, pero vamos.... a mi, si alguna vez alguien se ha volteado, ha sido para tirarme piedras.

Tengo verdadera admiración por ella, porque para mi fue algo mas que una jefa. Fue una coach de verdad, alguien que sacó de mi muchísimo, que me hizo evolucionar y crecer, y dar mi mejor versión en todo. No uno de esos coach de manual que te dicen 4 tonterías sacadas de un libro de autoayuda. La tía supo influenciarme, que cayera en sus redes, supo captarme.

Hace poco la volví a ver y tuve la posibilidad de compartir y cenar con ella. En Paris. Ella mas señora. Yo... ufff, yo no sé. Yo allí como responsable de un proyecto de blablabla. Algo inimaginable en mi hace 10 años atrás. La vendedora de biblias, fíjate donde está ahora, y las motos que vende y a quien se las vende. No me gusta, no me gusta pero cuando estás en la rueda, y en la vorágine, es difícil salir. Ella, tan lista como siempre, sabiendo que no me gusta. Pero ella, orgullosa de su transformación conmigo. Y yo, en el fondo, orgullosa de esa transformación. Porque todo ese crecimiento, todo eso ha sido crecimiento personal. Siempre supo meterme, picarme, enfocarme para el crecimiento personal, no para la mierda de empresa que se beneficia de ello, pero siempre, como ultimo lugar, el yo, el yo, mi yo, mi desarrollo como persona.

Muchas veces mis reuniones con ella eran como entrar al diván del psicólogo. Por lo que fuera ella tenía que orientarme poco sobre lo laboral, y yo siempre requería muchísimo sobre autoconfianza, sobre creerme lo que estaba haciendo. Por eso yo siempre bromeaba y se lo decía, que era mi psicóloga.

En la cena en Paris, después de los tópicos de rigor, volví al diván con ella. Y una frase se me quedó grabada. "¿Cómo es posible que después de tantos años no te sigas creyendo merecedora de nada que lo que tienes?"

Miércoles, 18:55 de la tarde. Anoche me quedé dormida con el portátil sobre la cama. Hoy me duele cuello, espalda, torticolis como no podía ser de otra manera.

Es curioso, cuando era pequeña, en esa habitación soñé tantas veces en lo que haría cuando fuera mayor.

Y ahora que soy mayor, sólo sueño en volver a esa habitación en la que era una niña.

Nunca necesité más. Y en verdad, no necesito nada más.

El secreto estaba en esa habitación, y nunca lo supe ver...

Hasta hoy.

Hey Nadie, que gusto leerte, y tan excelsa. De dos veces he leído tu texto. Habría que crear una asignatura sobre Divagación , en las universidades, y estudiar tus escritos allí, con una foto tuya sobre la pizarra.

Pero me he recorrido todo el escenario exquisito que has recreado en mi imaginación, lo he disfrutado, he pasado frío contigo, y la boca me sabe a alcachofas… y bueno, luego pensé en ti comiendo unas de botecito de esos de club del gourmet que venían en mi panera.

Para la cama, el frío en los brazos y todo eso, yo posteo prácticamente todo con el móvil, metida en un cuévano que modelo con maestría con el nórdico, y créeme, tan a gusto que muchas veces me duermo en esa posición.

Ojalá no te creyeras tan fría y seca, como dices, herencia adquirida por tu infancia en el polo. Porque realmente siempre me apeteció conocerte mejor, charlar contigo, sigues pareciéndome apasionante y adorable, es imposible que detrás de tus palabras no exista un corazón enorme y cálido latiendo con fulgor… aunque solo muestres ese velo, que describes en un gesto de casi crueldad hacia ti misma.

Eres preciosa. Aunque creas que no te miran. Yo te miro. Te miraría.

Mira, escribí esta canción y es preciosa, deberías escucharla. Como un regalo navideño de una amiga virtual, unidireccional.

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Gracias por tus palabras y tú regalo @Rebeca Inwardly

Reconozco que la canción aún no la he escuchado. No esperaba ningún regalo. Y no puedo abrir ese regalo en cualquier lugar.

Necesito de un lugar tranquilo, en silencio, para tomarme todo el tiempo del mundo y devolverlo y apreciarlo / escucharlo con calma.

Lo escucharé con calma cuando llegue a casa, aunque ya imagino que será precioso.

Gracias !!!
 
Una de la madrugada. Nochebuena. Estoy ya acostada, y en verdad tengo frio. No tengo frio en mis piernas, ni en mi vientre ni en mi pecho, no tengo frio en aquellas partes de mi cuerpo que están bajo las sábanas y mantas. Pero mis brazos los tengo helados. Escribo con el portátil sobre mi regazo, y como tengo los brazos al desnudo, tengo verdadero frio en ellos. Intento buscar otra postura o escribir de medio lado, donde consiga tapar mis brazos bajo las mantas, pero es una postura incomoda. Estoy en la cama, y la habitación, en la que dormí desde los 5 o 6 años, hasta los 25 aproximadamente. La misma habitación, que sigue estando prácticamente igual que cuando la dejé, no ha pasado el tiempo por ella, y no se ha cambiado ni un solo mueble. Es una habitación que la recordaba fría, pero ufff, la realidad supera a mis recuerdos. En aquella época siempre contaba con una estufa eléctrica que podía ponerme y calentar.... y ahora no la tengo aquí. Tengo la mesa de escritorio, debería llevármela a mi casa. La mesa de escritorio donde me saqué el bachillerato, y luego la universidad. Esa mesa debería tenerla en mi casa. Una mesa que no vale mucho la verdad, que tiene poco valor en lo que se refiere como mueble, pero que para mi tiene mucho valor sentimental, una mesa en la que pasé muchas horas estudiando. Y también escribiendo, porque me gustaba escribir, me gustaba sobre todo escribir hojas sueltas de mi diario.

Esto va de escribir una página más en mi diario. Mientras estaba cenando, pensaba en lo que me gustaría sentarme y escribir sobre la mesa, como cuando era estudiante. Pero madre mía, que frio hace en esta casa. En verdad es fácil explicar porqué soy tan fría, tan seca. Muchos años viviendo aquí... todo se pega.

He conseguido ponerme como de medio lado. Estoy cubierta por las mantas, uno de mis brazos bajo la manta, otro bajo la almohada, y yo como de medio lado, y con el cuello medio torcido. Mañana me levantaré con dolor de cuello, dolor de espalda, y quien sabe si dolor de algún brazo también. Pero bueno... como no tengo que trabajar hasta el año que viene, espero que se me pasen los dolores. El calorcito gusta. Y no tengo ganas de dormir. Tengo ganas de hacer lo que hacía años atrás.

La cena de Nochebuena ha sido rápida. Cuando era joven, siempre quería que se alargase, y que termináramos a las 3 o 4 de la madrugada. Ahora, la verdad que quiero que termine cuanto antes. He cenado con mis padres, en su casa. Son muy muy mayores. Y no tienen el cuerpo para muchas jotas. Así que hemos cenado bien, ligero, verduritas, un poco pescado, y un poco turrón. Yo ciertamente he cenado muy bien. Soy fanática de las alcachofas, y hemos cenado unas alcachofas muy muy ricas. Es que para mi es lo más.... las alcachofas son lo más. No son de Tudela, no se de donde son, pero están buenísimas. En la frutería me lo han dicho mas de una vez de donde son, argggg pero no me acuerdo. De pequeña también me gustaban las alcachofas. Pero mi madre las cocía y las ponía enteras, cortadas en mitades, pero enteras. Y nos chupábamos todas las hojas, las duras también, las chuperreteabamos para sacar la sustancia. Creo que fue viendo a Arguiñano, cuando una mañana entré en shock. Esa mañana Arguiñano cocinaba alcachofas. Se puso a pelarlas. Empezó a quitar hojas, a quitar hojas, a quitar mas hojas, hasta dejarlas en nada. Y luego con el cuchillo, empezó a recortar hasta dejar solo el corazón. Vamos, que se cargaba mas del 70% de la alcachofa. Recuerdo verlo y llamar a mi madre... "Mama, mama ven, ven a ver la tele. Mira como está haciendo las alcachofas el Arguiñano". Y mi madre me dijo "ese no ha puesto alcachofas en su vida". Y se fue. Creí a mi madre... Entre mi madre y Arguiñano, creí a mi madre. Años después, cuando tuve la posibilidad de comer en un restaurante alcachofas, y vi que las presentaban solo con lo que es el corazoncito, aluciné.

Recuerdo aquella vez, fue también por Navidad. Acababa de entrar a trabajar, y un día, sería un 26 o 27 de diciembre, el jefe nos llevó a comer a un restaurante. Era un restaurante de categoría.... no era batallero. Yo era nueva.... Cuando cantaron los primeros, nadie se decantó por verdura. Pero yo había oído alcachofas,,, así que, obvio, las pedí. Corazones de alcachofas. Estaban buenísimos. De verdad, increíbles. O sea, aquello era otra dimensión. A mi ya de pequeña me gustaban las alcachofas, y para llegar al corazoncito tenia que ir arrancando y chupar todas las hojas duras.... Pero aquello, aquellos corazones, buaaa como se deshacían en la boca, que textura, que sabor, y que salsa tan bien ligada las acompañaba. Aquellas se convirtieron en las alcachofas de referencia. En casa luego las he cocinado muchas veces, y muy bien la verdad sea dicha, pero nunca de aquella forma tan "elaborada"

Son casi las dos. Vamos, que he tardado casi una hora en escribir estas líneas. Una hora recordando alcachofas. Me duele ya el cuello. Madre mía, mañana torticolis. Eso si, ya he entrado bastante en calor. Y el colchón, el colchón ya ha cogido temperatura. No recordaba este colchón, que frío es el condenado.

En el armario tengo una bata, la bata que me ponía por las noches cuando estudiaba. La bata daba calorcito. Con aquella bata me saqué la carrera, será otra de las cosas que me llevaré a mi casa en un futuro. Me la he probado, y ole, ole continuo pudiendo abrocharla. Eso es que no he engordado demasiado a pesar de que en 2024 he cogido casi 4 kilos. Siempre fui una persona muy delgada, pero la edad, y los kilos que voy cogiendo, empiezan a pasar factura. Algo tendré que hacer porque si ya me gusta poco mirarme al espejo, como siga en este plan será misión imposible hacerlo.

Me gusta pasar la Nochebuena así, con mis padres, nadie más. Sin mucha tontería, sin mucha conversación, cenando , viendo la tele, y prontito a la cama. Son muy mayores.... somos muy mayores, yo también. Hoy les llevaré a casa de mi hermano y ahí nos vamos a juntar una mesa de 14 personas... Mare mía. Con lo poco que me gustan a mi las multitudes, si bien esto no es una multitud, y si bien esto es la familia, con la que me llevo muy bien y no tengo problemas con nadie. Aun así, siempre hay algo que hace que no me sienta cómoda cuando estoy con gente.

Que soy extremadamente tímida, ni cotiza. Que soy extremadamente introvertida, también.

Lo primero siempre fue un problema, lo segundo no. Lo de la introversión, mundo interior, ser solitaria, etc. me gustaba y gusta. Siempre disfruté muchísimo de ello, por decisión propia.

Lo de la timidez, ir por ejemplo de joven a una discoteca, o estar con un grupo de amigos y entrar en un estado de fobia social en que no conseguía decir una palabra, ufff eso no me gustaba tanto. No me gustaba nada! Creo sinceramente, no lo recuerdo exactamente, pero creo que ese empezó a ser el origen de los diarios que comencé a escribir en esta habitación, hace muchos muchos años cuando era adolescente. Empecé a escribir sobre el yo que me gustaría ser. El yo que sabía pasárselo bien en una fiesta. El yo que hablaba en una fiesta, que bailaba.... que le daban un beso. Vamos, esas cosas tan cotidianas que nunca me pasaron.

Ayer me llamó mi antigua jefa para felicitarme!.

Una mujer fría, calculadora, exigente, dura, durísima... no me gusta ese adjetivo, pero la definición de una autentica hija de puta le viene como anillo al dedo. Yo llegué a su equipo por accidente, no fue un movimiento buscado, ni por ella ni por mi. Pero una de estas cosas que tienen las multinacionales, que reestructuran gente equipos departamentos de la noche a la mañana... y la cosa se tornó en 3 posibilidades:

a) Irme a Francia y mantener mi antiguo empleo
b) Irme a la calle
c) Irme a su equipo.


Pensé y medité mucho elegir la a). Con el tiempo y perspectiva, me arrepiento de no haber elegido la b). Pero terminé eligiendo la c).

Era una mujer dura, dura, dura. Una mujer guapísima y con un físico espectacular. Aquí no exagero nada, si digo que es la persona con la mente mas privilegiada que he conocido (de lejos, no he conocido a nadie en mi vida tan tan inteligente), y eso unido a uno de los físicos más perfectos que he visto. Y ella era consciente de ello, y sabía sacarle partido. Cuando a una persona toda la ropa le sienta genial, aparte de la genética, también es porque la escoge minuciosamente. Desde luego, ella no era alguien que comprara lo primero que veía, como pudiera ser yo.

No me lo dijo el primer día, pero si me lo dijo el segundo día.

El primer día nuestra conversación fue una cosa tal que así. Ella me dijo que no me quería en su equipo, pero que no la quedaba otra que "tragar" conmigo, porque era una decisión de la empresa. Yo le dije que por mi parte, tampoco quería trabajar con ella, pero que no me quedaba otra porque irme a la calle voluntariamente no entraba en mis planes. Si acaso, que me despidieran y me pagaran la indemnización, que ya llevaba unos cuantos años allí y no me iba a ir gratis. Ella me dijo que , para hacerme hueco a mi, tenia que desprenderse de otra persona, una chica joven muy prometedora con mucho talento , y que estaba cortando la progresión en la compañía de alguien muy válido, y en su lugar llegaba alguien desmotivada (yo). Todo en plan muy peliculero de Hollywood.

Me lo dijo el segundo día. El segundo día fue cuando me dijo que tenía que cambiar mi forma de vestir. Que no podía ir con lo primero que se me ocurriera. Tenía que vestir femenina.

Al mes me acogió y me hizo formar parte de su núcleo duro. (Yo soy muy hardworker...) Esta tía era superclasista y superjerarquica,,, y al mes yo formaba parte de su núcleo de confianza, lo cual me supuso también muchas enemistades con otras personas del departamento que llevaban muchos años con ella, y que por mucho que la hicieran la pelota, no habían llegado a nada.

Supongo que obvia decir a estas alturas que esa persona ha sido una de las mas influyentes en mi vida, de las que mas admiro, respeto y quiero. Será una especie de síndrome de Estocolmo, pero esa hija de puta se convirtió en alguien muy importante para mi.

Al tercer o cuarto día, en una reunión de equipo, cuando yo era todavía una recién llegada, en una reunión de equipo soltó a sus súbditas... "Tengo 45 años, me quedan 5 años buenos de físico. A partir de ahí los hombres no me mirarán". Yo ahí con mi libreta toda aplicada, se supone que iba a tomar notas y preparar el trabajo de consultoría para un cliente... Y la tipa hablando de su cuerpo, porque alguien le había dicho que esos vaqueros le sentaban genial. Y es cierto, le sentaban genial. Piernas, culo, todo. Pero ella era consciente de que le quedaban 5 años en que los hombres se voltearan para mirarle el culo.

A la semana me hizo apuntarme a clases de teatro. A la semana ya le había entrado por el ojillo. Ya lo he dicho, soy hardworker, y aparte quería demostrar. En mi interior pensaba que, si lo hacía bien allí, en mi antiguo departamento se acordarían de mi y podría regresar al área donde realmente estoy formada y puedo aportar. Así que consideré que la estancia en este otro departamento sería solo temporal, y tendría que trabajar duro para demostrar que yo "valgo mucho". Así que a la semana, ella ya notó que tenia potencial a la hora de trabajar. Pero ella no quería a una vendedora de biblias, a una mujer de aspecto monjil como era yo. Tímida, introvertida, que no le gusta destacar, que solo quiere cumplir en su trabajo y nada mas. Ella quería que todo su equipo fueran fieras, leonas, que cualquier reunión la liderásemos nosotras. Quería que fuésemos como ella, pero obvio, sin llegar a pisarla ni a hacerla sombra. Así que a mi, quiso convertirme en una de sus chicas. Soy trabajadora pero ni de lejos tengo su inteligencia, así que no suponía un problema para ella. Tenía un cuerpo relativamente esbelto pero a años luz del suyo, así que tampoco le llegaría a hacer sombra en ese sentido aun con todo lo femenina que me vistiera. En cuanto a mi carácter, siendo tan retraída y tímida no llegaría muy lejos. Pero ella no quería eso a su lado, ella quería superwomen a su alrededor. Así que la muy cabrona hizo que me apuntara a clases de teatro, para que pudiera superar mis miedos, timidez y demás.

Lo que pasa es que yo era un caso difícil. En una cena de equipo con un cliente, en mi primera cena de equipo, después de cenar nos llevo a un local de copas. Que yo huía de esos sitios, ni se discute. Pues ahí nos llevo. Y como bailaba la hija de perra. Venga, que nadie se escandalice, pero bailaba en plan zorrón. Y sus chicas, idem, pero desde luego sin hacerle sombra. Ella lo sabía, ella lo controlaba todo, controlaba siempre todos los hilos y todos los factores. Y yo, vendedora de biblias, allí inmóvil, diciendo tierra trágame, queriendo salir de allí.

Las clases de teatro me ayudaron algo, pero no hicieron milagros. Sin que nadie vuelva a ofenderse, yo solía bromear para mis adentros, diciendo que era mas autista que un verdadero autista. Había por aquel entonces un chico con autismo, que trabajaba haciendo recados por la empresa, y le tenía envidia porque era mas sociable que yo.

Ni que decir tiene que siento verdadera admiración y devoción por mi antigua jefa. Hace poco la volví a ver. Ella ya pasa de los 50.... y sigue estando espectacular, pero es verdad, es verdad... ya no es lo mismo. Ahora es mas... señora.... Sigue teniendo un cuerpazo, porte, presencia.... pero es mas señora. Dudo que un hombre se gire para verla el trasero. Yo ahora tengo la edad en la que ella pronunció esas palabras, tengo 46, pero vamos.... a mi, si alguna vez alguien se ha volteado, ha sido para tirarme piedras.

Tengo verdadera admiración por ella, porque para mi fue algo mas que una jefa. Fue una coach de verdad, alguien que sacó de mi muchísimo, que me hizo evolucionar y crecer, y dar mi mejor versión en todo. No uno de esos coach de manual que te dicen 4 tonterías sacadas de un libro de autoayuda. La tía supo influenciarme, que cayera en sus redes, supo captarme.

Hace poco la volví a ver y tuve la posibilidad de compartir y cenar con ella. En Paris. Ella mas señora. Yo... ufff, yo no sé. Yo allí como responsable de un proyecto de blablabla. Algo inimaginable en mi hace 10 años atrás. La vendedora de biblias, fíjate donde está ahora, y las motos que vende y a quien se las vende. No me gusta, no me gusta pero cuando estás en la rueda, y en la vorágine, es difícil salir. Ella, tan lista como siempre, sabiendo que no me gusta. Pero ella, orgullosa de su transformación conmigo. Y yo, en el fondo, orgullosa de esa transformación. Porque todo ese crecimiento, todo eso ha sido crecimiento personal. Siempre supo meterme, picarme, enfocarme para el crecimiento personal, no para la mierda de empresa que se beneficia de ello, pero siempre, como ultimo lugar, el yo, el yo, mi yo, mi desarrollo como persona.

Muchas veces mis reuniones con ella eran como entrar al diván del psicólogo. Por lo que fuera ella tenía que orientarme poco sobre lo laboral, y yo siempre requería muchísimo sobre autoconfianza, sobre creerme lo que estaba haciendo. Por eso yo siempre bromeaba y se lo decía, que era mi psicóloga.

En la cena en Paris, después de los tópicos de rigor, volví al diván con ella. Y una frase se me quedó grabada. "¿Cómo es posible que después de tantos años no te sigas creyendo merecedora de nada que lo que tienes?"

Miércoles, 18:55 de la tarde. Anoche me quedé dormida con el portátil sobre la cama. Hoy me duele cuello, espalda, torticolis como no podía ser de otra manera.

Es curioso, cuando era pequeña, en esa habitación soñé tantas veces en lo que haría cuando fuera mayor.

Y ahora que soy mayor, sólo sueño en volver a esa habitación en la que era una niña.

Nunca necesité más. Y en verdad, no necesito nada más.

El secreto estaba en esa habitación, y nunca lo supe ver...

Hasta hoy.
Querida rariita @Nadie me has dejado con la boca abierta 😍 ya en el diario me ocurrió alguna vez, supongo que eso me pasa por voyeur 🤔 sólo que allí no podíamos responder 😅 así que aprovecho aquí para tirarte flores y gritar oleeeeee

Y mujer créetelo un poquito que no duele 😉 aún te quedan cuatro años según su teoría para que se vuelvan a mirarte el trasero, así que aprovecha 😘😘
 
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