Mi consejo. Estaba en un caso muy similar al tuyo, y llega un momento que mendigar sexo aburre. Luego está hijos, hipoteca y que a cierta edad no te ves coger la maleta e irte a un apartamento y empezar de cero. Comodidad le llaman.
Pôr cierto, lo de sentarse y hablar con ella es un disco que está muy rayado. Con las veces que hablé con mi mujer de ello podría escribir una enciclopedia. Llega un momento, sobre todo cuando alcanzan la maternidad que el sexo no les va, no digo que se general, pero muy común, hormonal, no sé lo que será. Así que lo de sentarse y hablar está muy bien, pero para que te sigas haciendo pajas con la ilusión de que un día cambie el clic, Pero ya te digo que no vas a sacar nada.
Entonces tienes que plantearte dar una solución alternativa, y algo radical, porque con el divorcio pierdes más que ganas. Mi primer intento fue ir de putas, era la época de la crisis hace unos 15 años, más o menos, y la cosa iba bien porque había mucha mujer que no era profesional y se tiró a ello para complementar sueldo o simplemente salir adelante. El problema es que es algo que no era para sentirse orgulloso, no lo llevabanada bien, pero siempre fuí respetuoso y era algo que agradecían la mayoría porque hay mucho tarado suelto. Así que una vez al mes, tragaba el orgullo, porque necesitaba algo más que hacerme una paja. Que tampoco me va.
Al cabo de un año más o menos, de esta forma, conocí a una mujer casada, encantadora, conectamos, y cuyo marido era una cabra loca, vago redomado, y con el problema de no poder darle una patada en el culo y mandarlo a la mierda, por cuestiones que no vienen al caso.
Nos veíamos casi todos los miércoles que yo fingía tener reunión de trabajo y ella que iba a asistir a una anciana que vivía sola. Cierto pero solo era dos horas. Luego sobre las 5 la recogía y nos íbamos a un motel. Así varios años hasta que se volvió a su país. Era rumana, increíble lo rápido que aprenden idiomas esta gente. Durante una buena época nos hicimos "compañía", follamigos le llaman, sexo, ella desconectaba de la mierda de vida que tenía, yo le daba dinero o alguna tarjeta regalo, cosas así y me desfogaba. Más de una vez, cuando las cosas le mejoraron, ya no me quería nada, solo quedar, follar y hablar el resto de la tarde. Como la iba conociendo, le daba algún regalo de cosas que le gustaban.
Después de esta no volví de puterío, salvo alguna masajista erótica pero más por el masaje que por otra cosa.
Sé que irse de putas no es una solución pero si la cosa llega a un extremo, o eso o divorcio y buscarte otra. O pajas. No se me ocurren más. A mí, conocer esa mujer me salvó, y según ella, también porque estaba en una etapa de la vidas muy dura, casi sin recursos, con un gilipollas al lado. Así que los miércoles tanto para ella como para mí eran la válvula de escape. Incluso cuando las cosas le mejoraron.