Confianza ciega

berserk37

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Confianza ciega

Me llamo Aurora, en estos momentos me encuentro sentada sobre el banco de un mugriento parque, mientras la lluvia me enjuaga las lágrimas que derrama mi destrozado corazón, vuelvo a repasar lo que ha sido mi vida los últimos meses, una vida que prometía mucho y ha terminado de esta manera.

Mi padre fundo una empresa junto a su mejor amigo, trabajando duro los dos consiguieron que fuera creciendo hasta convertirse en el gigante que era hoy en día, tenía filiales en las ciudades más grandes del país. Eso hizo que cuando nací, lo hiciera entre algodones, la mejor ropa, los mejores tutores y las mejores escuelas.

Vivía como en una nube, pero esa nube se deshizo el primer día que entre en esa escuela para ricos, pronto me di cuenta de que yo no encajaba allí. Lo primero que hice fue fijarme en un grupo de chicas, todas parecían amigas, pero nada más lejos de la realidad, sus sonrisas y miradas eran fingidas, todas y cada una de ellas esperaban el fallo de la otra para destrozarla.

Las clases, un despropósito, los profesores escribían en las pizarras sin abrir la boca en toda la hora, nadie ponía atención, algunos con los móviles, otros pasándose mensajitos con los portátiles y los más descarados haciendo corro hablando en voz alta sin que el profesor se diera la vuelta para poner orden. Esa fue la tónica del primer trimestre, por suerte era rápida escribiendo con el teclado del portátil y pude coger buenos apuntes, porque los profesores no atendían a las preguntas, eran como robots que hacían su trabajo ajeno a lo que les rodeaba.

Me sentía muy frustrada, porque aunque había sido capaz de coger apuntes, había muchas partes que no terminaba de entender bien y todas mis preguntas con el fin de resolver esas dudas habían sido ignoradas. Con esa tesitura llegamos a los primeros exámenes, me tiré día y noche leyendo esos apuntes intentando descifrar esas dudas por mí misma, conseguí entender algunas cosas, pero otras fue imposible y con más dudas que certezas me presente el primer día de exámenes.

Por cada pregunta del examen que leía mis dudas iban aumentando, no deje que ese miedo que iba creciendo en mi interior me dominara. Había estudiado esos apuntes hasta la saciedad, me había esforzado en resolver mis dudas y había llegado el momento de demostrar que todo ese esfuerzo había valido la pena, aprobé todas las asignaturas, pero la mayoría con un cinco raspado, siendo un seis la nota más alta que llegue a sacar.

Viendo todas las dudas que tenía tendría que estar contenta de haber aprobado todo, pero no lo estaba, dentro de mí sentía que de haber tenido mejores herramientas mis notas hubieran sido mejores. La siguiente sorpresa me la llevé cuando fui consciente de que todos mis compañeros habían sacado notables altos y sobresalientes, ¿cómo era posible? No cogían apuntes y fui consciente de que muchos de ellos ni siquiera contestaron a todas las preguntas.

Esa injusticia no podía quedar así, tome la decisión de ir a hablar directamente con el director, Tome rumbo a su despacho con decisión y después de golpear su puerta con mis nudillos espere que me diera permiso para entrar.

- ¿Qué puedo hacer por usted?–pregunto el director.

- No puedo entender como alumnos que no toman ni apuntes y mucho menos atienden en clase saque sobresalientes–dije–. Yo he tomado apuntes y me he pasado noches sin dormir estudiando para sacar suficientes raspados, ¿me puede explicar qué pasa aquí?

- Ya veo, está usted frustrada por los resultados–contesto el director–. Veo que nadie le ha explicado como funcionan las cosas aquí,

- ¿Cómo?–pregunte.

- Sus notas mejorarían dependiendo de lo generosos que fueran sus padres con las donaciones–contesto el director.

- Pero eso no puede ser–conteste–. Yo vengo a formarme, no a pasar el rato.

- Qué ingenua es usted, ¿ve aquel coche negro de allí?–pregunto el director–. No hubiera podido comprarlo con el sueldo de profesor, los padres pueden fardar de sus hijos y yo tener mis caprichos.

Me queda estupefacta con lo que estaba escuchando, a ese hombre le daba igual si aprendíamos o no, mientras a él le pagaran para hacer la vista gorda. Salí de ese despacho llorando, sabía que quedándome en esa escuela no aprendería nada de provecho. Intente hablarlo con mis padres, pero estos no querían escucharme. Esa escuela fue creada para que de ella salieran los futuros hombres y mujeres que liderarían el país.

Fue inútil, no estaban dispuestos a cambiarme de escuela, para ellos era más importante aparentar que preocuparse de que tuviera la mejor educación. Los meses siguientes volví con resignación, por lo menos sabía que esforzándome sería capaz de aprobar, aunque mis notas fueran bajas sería la única persona de esa escuela que estuviera aprendiendo algo. Eso, cambio cuando entro una nueva profesora, está al entrar también empezó a comportarse como los demás profesores, pero pude fijarme como de vez en cuando miraba de reojo.

Al terminar esa clase se acerco a mi pupitre y me dejo una nota sobre la mesa, me citaba en su despacho para después de clase. Sentía mucha curiosidad y me presenté delante de su puerta tocando con los nudillos, esperando a que me diera permiso para entrar.

- Te preguntarás para qué te he citado en mi despacho–dijo la profesora–. En todo el día eres la única alumna que he visto tomar apuntes.

- ¿Y de qué me sirve?– pregunté abatida–. No entiendo muchas partes y después tengo que arreglármelas para poder entenderlas por mi cuenta.

Hasta ese momento no me había dado cuenta de que me estaba tuteando, era la primera persona que lo hacía.

- ¿Te ha sorprendido que te tutee?–pregunto la profesora–. Pues acostumbrarte porque pienso seguir haciéndolo, además mi nombre es Marta.

- Encantada Marta–conteste–. Mi nombre es Aurora.

- Bien Aurora, te preguntarás para qué te he hecho venir–dijo Marta–. En este centro nadie quiere aprender nada y a nadie le importa, excepto a ti, de hoy en adelante nos quedaremos todas las tardes y yo resolveré todas tus dudas, ¿te perece bien?

- Si–conteste entusiasmada–. Yo quiero aprender, no recibir sobresalientes vacíos.

Salí de ese despacho con otra perspectiva muy distinta, sabia que ahora las cosas iban a cambiar, esforzarse merecería más que nunca y así fue, al principio quedábamos en su despacho, pero viendo que a los demás profesores no les hacía gracia ver que otra profesora estuviera hacinado lo que ellos no querían hacer Marta prefirió que quedáramos en su casa. El marido de Marta también era profesor de matemáticas y física. Entre los dos fueron resolviendo todas mis dudas y de esa manera pude empezar a sacar las notas que mi esfuerzo merecían. Muchos otros profesores intentaron boicotear mis notas, pero en las revisiones quedaba demostrado que yo no había hecho trampa y mis notas eran lícitas.

Durante las tardes que iba a casa de Marta tuve la gran suerte de conocer a una de las personas que sería muy importante en mi vida. Su nombre era Damián, era el hijo de Marta y su marido cuyo nombre era Tomás, ese chico era un verdadero genio, fue el quién me enseño a jugar al ajedrez. Gracia a él redescubrí la lectura y aprendí a tocar música aparte de escucharla, era todo un prodigio que aprendió a tocar el violín y el piano en tiempo récord.

Cada mañana despertaba deseando que la mañana pasara para poder ir a casa de Marta y Tomás donde estaría junto al que ya consideraba mi mejor amigo y empezaba a considerarlo como algo más. Espero que Marta y Tomás no estén leyendo esto, porque Damián fue al primer chico que bese, porque así fue, los dos lo deseábamos, pero él era demasiado tímido. Fue un beso inocente, pero que recordaré para el resto de mi vida.

Llegamos al último año antes de entrar en la universidad, en la escuela las cosas estaban revueltas, los demás padres se enteraron de que Marta me daba clases después de clase, cuando le pidieron explicaciones esta dijo que era la única alumna que encontró en todo el centro con ganas de aprender, por lo cual se centro en enseñarme todo lo que sabía. Esa realidad no gusto ni a padres, ni a profesores y mucho menos a un director que se había estado lucrando y tal vez de ahora en adelante le exigirían más además de cerrarle el grifo.

Tomo la decisión que tomaría un ser despreciable como él, despidió a la única persona que hacía las cosas bien en ese centro para que todo volvía a lo que fue, notas compradas con sobornos. Ningún padre levantó la voz, solo yo lo hice, Marta me pidió que mantuviera silencio, faltaba poco para terminar el curso y de seguir así podrían expulsarme, todo el esfuerzo caería en saco roto, como me dolió aquella injusticia, me pase sin hablar con mis padres hasta el final de curso.

Despidieron a Marta, pero no pudieron impedir que me siguiera enseñando, solo que esto sería hasta final de curso, después de verano Marta, Tomás y Damián se mudarían a otra ciudad donde Marta y Tomás habían encontrado plaza como profesores. Estaba a punto de perder a tres personas a las que quería mucho, pero sobre todo iba a perder a Damián del que me había enamorado hasta la médula.

Llegaron los exámenes finales, aprobé, haciendo lo mismo con la selectividad. Eso me permitió tener una media muy alta que me permitía optar a cualquier carrera. Estudiaría empresariales, me haría cargo de la parte de la empresa que le correspondía a mi padre, por eso quería estar preparada. No lo he dicho, pero en esa empresa se hacían componentes informáticos y de muy buena calidad aunque este mal que yo lo diga.

Todo lo bueno llega a su final y había decidido darle un regalo a Damián, mi virginidad. Todavía recuerdo la cara que puso y como empezó a temblar muerto de miedo y de vergüenza.

- ¿Estás segura Aurora?–pregunto Damián–. Yo no lo he hecho nunca será un desastre y me odiarás por ello.

- ¿Cómo podría odiarte?–conteste–. Yo estoy en tu misma situación, no sé explicarlo, pero algo dentro de mí me dice que eres la persona correcta.

Decidimos que sería en la última noche, hiramos a cenar después a tomarnos unas copas y por último lo haríamos en mi habitación, puesto que mis padres habían salido de viaje de negocios. La cena fue increíble, cenamos en un restaurante amigo de Marta y Tomás, era comida casera, pero hacía mucho que no comía algo tan delicioso. El local lo elegí yo, un local de moda de la ciudad grande y muy ruidoso.

Pronto pude comprobar que no era del agrado de Damián, mientras nos servían la copa pensé rápido y supe perfectamente donde podríamos ir. Algunos viernes por la noche me solía quedar a tomar un refresco con Marta antes de que me llevara a casa. Era un bar de barrio, pequeño, pero acogedor donde todo el mundo se conocía. Cuando se lo comente a Damián su rostro cambio apareciendo una preciosa sonrisa.

Él siempre decía de sí mismo que era un chico de lo más normal, pero no era verdad, había sacado la altura de su padre con la belleza de su madre. En mi caso saque la belleza de mi madre y lo único que herede de mi padre fueron sus preciosos ojos azules. Él no se dio cuenta, pero igual que los hombres que había en esa discoteca se fijaron en mí, en su caso fueron las mujeres y demasiadas para mi gusto.

Seguramente de no estar tan nervioso él también se hubiera fijado de las miradas que me echaban y seguro que también le hubiera molestado. No me interesaba nadie que no fuera Damián así que ya podían mirar todo lo que quisieran. Una vez fuera del local cogimos un taxi que nos llevo al barrio donde vivía Damián, al entrar al bar todos se giraron a mirarnos y como dije todos conocían a Damián así que sonrieron al verle entrar a mi lado mientras nos cogíamos de las manos.

La música estaba en un tono que te permitía hablar sin tener que gritar.

- Venga alegra esa cara–dije–. Ya tendremos tiempo después de ponernos tristes.

- No es justo–contesto Damián–. Ellos seguirán igual mientras los demás pagamos las consecuencias.

Razón no le faltaba, mis padres eran parte del problema, intente denunciarlo, pero no sirvió de nada. Cogiéndolo de la mano saqué a Damián a bailar, se le daba fatal, pero por lo menos sirvió para que la tristeza se nos pasara durante un rato mientras nos reíamos. Por fin llego el momento, cogiendo otro taxi nos dirigimos directamente a mi casa, si mis padres lo supieran me castigarían para el resto de mi vida, pero como no iban a estar no había de que preocuparse.

Los dos teníamos diecinueve años, podíamos beber alcohol, votar e ir a la cárcel, así que mis padres se hubieran tenido que aguantar. La cosa empezó muy bien, empezamos a besarnos, la mano de Damián empezó a acercarse tímidamente a mi culo, pero una vez llego a él lo apretujo con ganas, yo no perdí el tempo y desabrochando el cinturón y el botón de su pantalón metí mi mano y agarre su polla que estaba muy caliente y dura.

Con movimientos torpes mientras no besábamos lo fui guiando hasta mi habitación, al llegar los dos caímos sobre la cama. Damián se vino arriba, poniéndose de rodillas intento quitarse los pantalones a la vez que intentaba levantar una de las piernas cayéndose de espaldas de la cama. El golpe fue tremendo, mi primera reacción fue asustarme, pero al ver que se encontraba bien, después de estar un rato mirándonos en silencio empezamos a reírnos.

Decidimos que lo mejor sería desnudarnos y después pasar al tema, Damián tenía un cuerpo bonito, para mi sorpresa tuvo más pudor que yo a enseñarlo, pero al ver que me gustaba cogió más confianza. Los dos demostramos impaciencia cuando dejamos de lado los preliminares, pero fue cuando nos dimos cuenta de que teníamos un grave problema, no habíamos comprado condones, por un instante cundió el pánico, pero entonces recordé donde guardaban mis padres los suyos. Los descubrí un día por casualidad mientras fisgaba en sus cosas, Damián cogió el condón con sus manos temblorosas, no creáis que yo estaba mejor, rompió el envoltorio con cuidado y se dispuso a ponérselo.

Una vez que lo tuvo puesto me tumbe en la cama abriendo las piernas, Damián pudo ver mi nerviosismo y miedo, así que colocándose sobre mí empezó la penetración de forma torpe pero con sumo cuidado. Al principio sentía algo de dolor, pero este fue desapareciendo según me fui relajando. Una vez la tuvo dentro empezó a sacarla para empezar a bombear cuando llego el desastre.

Damián se había puesto el condón por la parte que no era y resbalo de su polla quedándose dentro de mi vagina. Al ver esto el pobre se llevo las manos a la cabeza, pero no todo estaba perdido, una pequeña parte del condón se había quedado fuera. Habíamos tenido suerte solo tuve que tirar para sacarlo cogiendo otro fui yo quien se lo coloque de forma correcta.

Ya estábamos listos, volví a ponerme en la misma posición y Damián volvió a hacer lo mismo, penetrándome con sumo cuidado. Fue a empezar el bombeo cuando le pare, me gustaba la sensación de sentirla dentro y quería experimentarla un poco más. Damián no puso reparos ni se mostró apresurado, parecía que él también sentía lo mismo.

Cuando me vi preparada le hice una señal, nuestros movimientos no eran sincronizados y si bastante torpes, pero aunque no llegue al orgasmo antes de que Damián se corriera en el condón, para mí fue una experiencia positiva y un buen regalo de despedida.

- Lo siento Aurora–dijo Damián con pesar–. Seguro que hubieras preferido regalarle tu virginidad a otro.

- Soy feliz Domina–conteste–. No me arrepiento de haberte regalado mi virginidad, además tú también me has regalado la tuya.

Esa era la pura verdad, no me arrepentía de haberle regalado mi virginidad, era de lo que más segura estaba. Mis padres no llegarían hasta el día siguiente a la noche por lo cual me dormí posando mi cabeza sobre su pecho. Al día siguiente al despertar vi como Damián había hecho el desayuno y me lo había traído a la cama, era adorable siempre atento hasta el más mínimo detalle, pasamos el día juntos, pero todo lo bueno se acaba y llego la hora en la que Marta, Tomás y Damián tenían que partir a su nuevo destino.

No podía dejar de llorar y al pobre Damián le pasaba lo mismo, intentaron separarnos en más de una ocasión, pero los dos nos negábamos a romper ese abrazo, nos besamos delante de nuestros padres, ninguno dijo nada, mientras Marta y Tomás sonrieran, mis padres ponían mala cara, pero eso a mí me dio igual. Antes de montarse en el coche Damián me hizo una promesa que volvería a mi lado cuando más lo necesitara.

Me costó mucho recuperarme de esto, fue un verano de buena temperatura y de un sol radiante para todos menos para mí. Damián y yo manteníamos el contacto, hablábamos todos los días y eran las horas más felices, pero no era lo mismo, no podía abrazarlo, no podía besarlo y no podría volver hacer el amor con él. La única ilusión que tenía era que en septiembre empezaba la universidad.

El verano paso, el más largo de toda mi vida, pero ahora que me encontraba en la entrada de mi facultad una sonrisa se empezó a dibujarse en mi rostro, una sonrisa que había aparecido solo cuando hablaba con Damián. Tengo que decir que empecé la universidad con toda la ilusión del mundo y me esforzaría tanto o más como me esforcé en la escuela. Mi padre me ofreció empezar a trabajar a media jornada en la empresa empezando desde abajo, así para el último año de carrera podría trabajar a su lado como ayudante, de esa manera tendría una practicas reales y podría aplicar todo lo que fuera aprendiendo en la facultad de empresariales.

Fueron cinco años muy interesantes donde aprendí mucho en todos los sentidos, estudie cuando tuve que estudiar y me divertí cuando tuve que divertirme, en cuanto al sexo aprendí mucho en esos cinco años de carrera, Damián me dijo que aprovechara cada oportunidad que se me presentara que él haría lo mismo, sabía qué pretendientas no le iban a faltar, era un chico muy guapo, yo la verdad es que tampoco me podía quejar.

Muchas se quejaban de que los tíos solo querían follar y después si te he visto no me acuerdo, pero para mí era perfecta, porque mi corazón le pertenecía a Damián. Seguíamos hablando todas las semanas, contándonos todas nuestras batallitas, como dije no le faltaban pretendientas, pero nunca sentí celos, porque sabía que su corazón me pertenecía a mí y él sabía que el mío era suyo.

Las prácticas en la empresa de mi padre fueron muy bien, poco a poco fui trabajando en diferentes puestos para conocer muy bien la empresa, como me prometió mi padre el último año trabaje a su lado, más bien hice su trabajo. Ese último año conocí a Gabriel, el hijo del socio de mi padre, no me gusto nada desde la primera vez que lo vi, me recordaba a mis compañeros de la escuela, aprobaban sin pegar palo al agua y este tenía pinta de ser igualito.

No tarde mucho en descubrir que mi instinto no se había equivocado, en muchas ocasiones me tiro la caña, pero no le hice ni caso. Él entraba y se iba cuando le daba la gana y fue peor cuando su padre se jubilo, entonces prácticamente no pisaba la empresa dejándole todo el trabajo a su ayudante, en muchas ocasiones la pobre tuvo que quedarse noches enteras trabajando para poder tener todo listo para el día siguiente, para que Gabriel se llevara todo el mérito.

Cuando vi la nómina de aquella ayudante todo mi cuerpo tembló de rabia, trabajaba más de quince horas al día y Gabriel le pagaba el sueldo mínimo interprofesional, tenía que hacer algo.

- Papá, tenemos que hablar sobre la ayudante de esa garrapata–dije–. Se merece un sueldo mucho más alto, tienes que hacer algo.

- No puedo intervenir en esto hija–contesto–. No puedo menoscabar su autoridad delante de nuestros empleados.

- Tal para cual–dije enfadada–. ¡Ingresarle mi sueldo!

- ¿Cómo dices?–pregunto mi padre.

- Que le ingreses mi suelto–conteste–. Yo vivo con vosotros en casa y como trabajo casi tanto como ella no tengo tiempo de gastarlo.

A mi padre no le hizo mucha gracia, pero lo hizo, entonces el que vino a pedirme explicaciones fue Gabriel.

- ¿Quién te crees que eres tú para subir el sueldo a mi empleada?–pregunto Gabriel.

- Alguien que valora el trabajo–conteste–. No como tú, que eres una garrapata que no pega palo al agua.

Se fue acercando a mí intentando intimidarme, pero en el último momento reculo, algo vio en mi mirada que no le dio buena espina. Desde ese día le declaré la guerra, en cuanto ocupara el puesto de mi padre que era el más alto de la empresa compraría su parte a esa garrapata y lo pondría de patitas en la calle, la verdad es que peque de ingenua, pues semanas antes de que mi padre me fuera a cederme su puesto me invito a cenar y a mí esa invitación me pareció más un funeral que una celebración.

- Hija te he invitado para decirte que he decidido cederle el puesto a Gabriel–dijo mi padre–. Se que no estarás de acuerdo, pero es mi decisión.

- ¿Por qué?–pregunte–. ¡Después de todo lo que he trabajado le vas a ceder el puesto a esa garrapata!

- Hija tienes que entenderlo–contesto mi padre–. Un hombre en lo más alto da mejor impresión.

- Tu machismo te puede papar y va a llevar la empresa a la ruina–dije–. ¡Dimito!

- No puedes dimitir–contesto mi padre–. Te necesito dirigiendo la empresa en la sombra.

- ¡Haciendo su trabajo dirás!–conteste–. Cuando creía que no podías decepcionarme más, ¡vas y lo consigues!

Me limpié la boca con la servilleta saliendo de aquel restaurante sin mirar atrás, dimití al día siguiente como le dije a mi padre, seguía viviendo con mis padres, pero no me hablaba con mi padre y casi tampoco lo hacía con mi madre. Encontré un trabajo, no era nada glamuroso, pero por lo menos mi jefe tenía en cuenta mi trabajo, el sueldo no era muy alto, pero fue suficiente para pagar un alquiler simbólico a mis padres, ellos no querían aceptarlo, pero insistí.

Así fueron pasando los meses, de no ser por mis charlas con Damián hubiera sido mucho peor, todo exploto cuando faltaban pocos días para mi cumpleaños, Me encontraba en mi trabajo cuando mi jefe me llamo a su despacho, la verdad es que me preocupe, pero me preocupe más cuando pude observar que en su despacho también había dos policías.

- ¿Ocurre algo jefe?– pregunté preocupada.

- ¿Es usted Aurora?–pregunto uno de los policías–. Si es así traigo malas noticias, sus padres han fallecido.

No escuche nada más, tuve que sentarme en una de las sillas porque de no hacerlo me hubiera caído redonda al suelo, una vez me fui recuperando los dos policías me comentaron que tenía que ir con ellos a comisaria para declarar. No puse ninguna pega y los acompañé, según me dijeron unos vecinos escucharon unos disparos y decidieron llamar a la policía, estos al llegar encontraron la puerta abierta y a mis padres muertos en su dormitorio.

Las pruebas indicaban que mi padre había matado a mi madre y después se había suicidado, tenían que cotejar las balas, pero tenían muy pocas dudas. Mi padre era muchas cosas, pero no le creía capaz de hacer daño a mi madre, tenía que haber un error, pero de confirmarse sería devastador para mí, porque mi padre habría demostrado ser peor de lo que yo creía.

Días después recibí un mensaje con un código, me dio mala espina, pero tal vez arrojaría luz a todas las sombras que rodeaban a mi vida, no podía ser peor que lo que había vivido días atrás. Bueno, pues lo fue, al ingresar el código este me llevaba a una grabación donde se podía ver a mi madre a cuatro patas siendo penetrada desde atrás por un hombre que al principio no se le veía la cara. No había audio, pero solo hacía falta mirar el rostro de mi madre para saber lo mucho que estaba disfrutando mientras ese hombre le daba nalgadas e intensificaba las penetraciones.

De repelente el ángulo de la cámara cambio y por fin pude ver la cara de ese hombre, no era otro que Gabriel que miraba a la cámara con cara de triunfador y una sonrisa burlona. Siguieron follando durante un rato más, no sabría decir cuanto, solo se que tuve que levantarme un par de veces para ir a vomitar. Al volver pude observar que ya no se encontraban los dos solos había una tercera persona que hacía aspavientos.

No tarde en descubrir que era mi padre, los había descubierto en pleno combate amatorio y les estaba pidiendo explicaciones. Vi claramente como Gabriel se desacoplaba de mi madre con intención de calmar a mi padre, pero solo consiguió que este le diera un puñetazo, el golpe no fue muy fuerte, pensé que Gabriel se la devolvería, pero no fue así, se acerco a su chaqueta y de ella saco un arma, era una pistola pequeña entregándosela a mi padre.

Mi padre le apunto con ella, parecía que Gabriel le incitaba para que le disparara, llegando a colocarse el mismo el cañón del arma en su frente. Como era de esperar mi padre no disparo, Gabriel le dio dos palmaditas en el hombro y dándose la vuelta recogió toda su ropa para salir de la habitación riéndose a mandíbula partida.

Mi madre y mi padre se quedaron mirándose, mi madre temblaba podía ver como el cuerpo de mi padre temblaba de rabia y también vi como su expresión paso del asombro a uno de puro odio, entonces levantando el arma disparo en dos ocasiones a mi madre. Después de hacerlo y siendo consciente de lo que había hecho se acerco a mi madre para ver si seguía con vida, pero mi madre no se movía, mi padre se llevo las manos a la cabeza, pero ya no había solución y acto seguido hizo lo que un cobarde como él haría, coger el arma y dispararse a sí mismo.

Mi madre se equivoco profundamente, pero no merecía morir y acababa de ver como mi padre le quitaba la vida a sangre fría, tuve que salir corriendo al baño, porque otra vez tenía ganas de vomitar. Una vez que no tuve nada más que expulsar me senté en el suelo y me pase un buen rato llorando maldiciendo a mi padre, al que había visto comportarse como un cobarde y un asesino, me preguntaba una y otra vez porque no se quito la vida él y dejo a mi madre con vida.

Cuando volví al ordenador la grabación ya había terminado, quería descargar ese video como prueba contra Gabriel, pero no solo no me permitía descargarlo, sino que me decía que ese archivo ya no se encontraba disponible, intente insertar otra vez el código, pero la respuesta era la misma, estaba segura de que había sido el mismo Gabriel quien me lo había enviado, pero la única prueba que tenía contra él se había esfumado como también lo había hecho mi vida.

No podía respirar, necesitaba salir de esa habitación de hotel que había cogido mientras durara la investigación y me dejaban volver a mi casa, otra cosa era si sería capaz de volver. Una vez en la calle empecé a correr, llovía y hacia frío, pero lo único que yo sentía era un dolor que me estaba partiendo el alma por la mitad. Para cuando me di cuenta me encontraba en un parque mugriento, ese parque era al que Damián y yo solíamos a ir cuando estábamos tristes, me senté en uno de los bancos con la esperanza que el frío o la pena que sentía terminaran con mi dolor.

No se cuanto tiempo llevaría ahí, pero hacía un rato que deje de temblar por el frío, entonces escuche unos pasos a mi espalda que se acrecentaban más por la gravilla que había en el suelo, me gire con temor para ver quien era esa persona, no pude verle la cara porque el paraguas se la tapaba, pero pude ver que llevaba una gabardina de color Beige y unos zapatos caros.

Continuará.
 
Espero que sea Damián y no la Escoria de Gabriel al que se encuentre en el Parque.
Por otra parte aunque parezca claro que fue el Padre el que mató a la madre y luego se mató el, yo dejo un hilo abierto a que no sea lo que parece.
En cualquier caso espero que Gabriel pague caro lo basura que es como persona.
 
Espero que sea Damián y no la Escoria de Gabriel al que se encuentre en el Parque.
Por otra parte aunque parezca claro que fue el Padre el que mató a la madre y luego se mató el, yo dejo un hilo abierto a que no sea lo que parece.
En cualquier caso espero que Gabriel pague caro lo basura que es como persona.

Tranquilo, estoy en ello.
 
Me he cogido un trancazo de la ostia, me moquea la nariz y no hago más que estornudar, el monitor del ordenador va a terminar pidiéndome orden de alejamoento
 
No termino de creerme que el vídeo que vio de su Padre matando a su Madre y luego se suicidará haya sido real. Aquí hay gato encerrado y creo que Gabriel está detrás de ellos.
 
un muy buen comienzo para esta nueva historia.
Aurora va a salir adelante y ni se dejara pisotear por Gabriel y sabrá como vengarse de él.
 
No termino de creerme que el vídeo que vio de su Padre matando a su Madre y luego se suicidará haya sido real. Aquí hay gato encerrado y creo que Gabriel está detrás de ellos.
yo opino igual.
aca hay gato encerrado.
Gabriel hizo algo con la mamá de Aurora para poder tirarsela, lo más seguro la drogo y ella no está conciente de lo que esta haciendo con Gabriel, monto todo para que llegue su marido y padre de Aurora y los pille en pleno, ya que hasta grabaciones de todo tiene y una pistola había llevado.
todo planeado para joderlo y quedarse el solo con la empresa.
lo que no sabe es que Aurora terminará descubriendo todo y vengandose de él por lo que hizo a sus padres y a ella dejarla huérfana.
Aurora es más inteligente y va a sacar esa fuerza interior que tiene para salir adelante de todo lo sucedido
 
Última edición:
Era broma, hombre.
Lo entiendo perfectamente. Pero yo quiero pensar que el Padre realmente no mató a la Madre y luego se suicidó y que más bien fue otra persona el que los mató, aunque esto parece imposible ahora mismo.
 
Pues yo creo que, aunque Gabriel ha preparado una trampa para joder al padre de Aurora y quedarse con la empresa, ya llevaba un tiempo tirándose a la madre.
 
Tener presente que esa posibilidad también existe, pasan casos así a diario, es una lacrema que deberíamos de acabar con ella entre todos.
No, los casos a diario son más repugnantes y es otra de las cosas que me dan mucha rabia.
No tienen ningún derecho a matar a su pareja por no asumir que están separados y lo hacen para hacer daño. Si te quieres matar matate, pero deja a tu pareja y sus hijos en paz.
 
Querido amigo, estamos esperando el 2º capitulo con impaciencia, para cuando tienes pensado subirlo? No tardes.

;):aplausos1:
 

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