La Guarrilla de mi Madre

Jean Dubois

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5 May 2024
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Desde que era un crío, me encantaba meterme debajo de la cama de mis padres y espiar. Ver los pies, las piernas y esa puta vagina de mi madre me ponía a mil. No sabía qué coño estaba viando, pero me excitaba. Luego, un día, encontré el cajón de la mesita de noche de mi padre: revistas porno, lubricante y un dildo. Me corrí en los calzoncillos como un puto adolescente.

Empecé a visitar ese cajón a menudo, mirando las revistas y pajeándome. Mi padre es un cerdo, siempre pensando en follar. Tiene un grupo de WhatsApp con otros padres del colegio donde comparten gifs y fotos porno. Una vez, me compré una tablet y comencé a buscar porno, recordando aquellas primeras sensaciones. Me volví adicto al porno y empecé a explorar mis fantasías más oscuras y jodidas.

Un día, encontré unos tangas de mi madre y me puse como una puta bestia. Esa fue la chispa que encendió mi adicción. Empecé a buscar fotos en el PC de mis padres y encontré una colección de imágenes porno, incluyendo algunas de mis padres follando. Ver el cuerpo desnudo de mi madre, su coño peludo y sus tetas me puso a mil. Empecé a coger sus bragas sucias y a olérlas, chuparlas, imaginando su sabor y su olor. Era una sensación increíblemente excitante y morbosa.

En 2022, mis padres estaban muy juntos y follaban casi todos los días. Yo escuchaba y me masturbaba viendo porno. En verano, mi madre usa pantalones cortos de pijama que le quedan grandes y, cuando se sienta o se estira, se le ve toda la puta vagina. Me pone guarrisimo verlo y fantaseo con parar el tiempo y follarla como un animal.

Mi madre no está mal para sus 53 años. Tiene un cuerpo curvy, piernas anchas y sabrosas, tetas normales y un coño peludo que me vuelve loco. Es una puta MILF y me encanta fantasear con ella. A veces, la veo desnuda y no le importa; es mi madre y eso lo hace aún más tabú y excitante.

Tengo muchos fetiches y cosas tabúes que me atraen. Todo comenzó cuando me ponía debajo de la cama para ver a mi madre. Me ha dejado marcado de por vida. Ahora, a mis 24 años, sigo haciendo todas esas cosas. Tengo una sensación de culpa, pero no puedo evitarlo. Me gusta el flujo vaginal, las bragas sucias, los coños peludos mojados, la saliva femenina, los pies, chupar piernas, cuerpos bbw, chubby y todo lo que sea muy hot y morboso.

Tengo complejo de Edipo y me gusta oler las bragas sucias de mi madre, mirar su peluda vagina y sus tetas. Fantaseo con chuparle las piernas, besar su cuerpo, tocar su coño y follarla apasionadamente. Imagino que me envuelve con sus piernas, que se abre para mí y que lamo todo su cuerpo hasta llegar a su coñito. Quiero chuparle los pies, besar su cuerpo, tocar sus tetas y follarla hasta que ambos lleguemos al clímax.

Recuerdo una vez que le di un masaje a mi madre porque le dolía la espalda y las piernas. Me puse muy cachondo y quise follarla, pero me contuve. Al acabar el masaje, me abrazó fuerte y sentí su cuerpo contra el mío. Estuvimos un rato así, y pensé en meterle mano, besarla y follarla. Fue una experiencia muy cercana y excitante.

Otras veces, cuando estábamos en el sofá, ella apoyaba sus piernas en mí y me ponía durísimo. Me apetecía masajearle los pies, subir por sus piernas y llegar a su coño. Fantaseo con comerle el coño, chuparle las tetas y follarla apasionadamente.

A veces, cuando se desnudaba delante de mí para cambiarse de ropa, me ponía muy cachondo. Veo sus pezones maracados y me excita. También la escucho gemir algunas veces, lo cual aumenta mi excitación. Hace un año, empecé a sacarle fotos y videos cuando iba en bragas, con los pechos al aire o en la ducha. Me siento culpable después, pero el morbo es demasiado fuerte.

Encontré lubricante y dildos usados por mi madre y empecé a chupar el dildo, imaginando que estaba dentro de su coño. Empecé a buscar sus tangas y bragas usadas, chupándolas y oliéndolas, imaginando su sabor y su olor. Es una sensación increíblemente excitante y morbosa.

Recuerdo cuando mi madre tenía un pantalón de pijama muy ancho y, al sentarse, se le veía todo el coño. Me encantaba mirar descaradamente y disimular después. Ahora tiene otros pantalones de pijama que también le quedan grandes y, cuando se sienta o se estira, se le ve todo. Es una visión que me vuelve loco y me excita muchísimo.

Ayer, la vi poniéndose el pijama y le vi la vagina peluda. Me excité muchísimo y, cuando me abrazó, sentí sus tetas contra mi cuerpo. Fue una experiencia muy intensa y excitante. Hoy, mientras veíamos una película en el sofá, apoyó sus piernas en mí y me puse durísimo. Me apetecía masajearle los pies, subir por sus piernas y llegar a su coño. Fantaseo con comerle el coño, chuparle las tetas y follarla apasionadamente.

Mi madre es una mujer muy guarra y me encanta. Su cuerpo curvy, sus piernas anchas y sabrosas, sus tetas normales y su coño peludo me vuelven loco. Fantaseo con follarla, chuparle todo el cuerpo y llegar a un clímax nunca antes experimentado. Es una fantasía que me persigue y que no puedo sacarme de la cabeza.

Y un día, decidí que ya no podía esperar más. Era tarde, mis padres estaban solos en casa y yo sabía que mi padre estaba trabajando hasta tarde. Me acerqué a la habitación de mis padres y vi a mi madre cambiándose de ropa. Se estaba poniendo el pijama y, al bajarse los pantalones, vi su coño peludo y me puse como una moto. Me acerqué por detrás y la abracé, apretando mi polla dura contra su culo.

"¿Qué haces, hijo?" me dijo, sorprendida pero sin alejarse.

"Shh, mamá, solo quiero darte un abrazo," le susurré al oído, besando su cuello. Sentí su cuerpo temblar y su respiración acelerarse. Mis manos bajaron por su cuerpo, acariciando sus caderas y sus muslos. Me puse de rodillas y empecé a besar sus piernas, subiendo lentamente, oliendo su piel y saboreando cada centímetro.

"¿Qué haces, hijo?" volvió a preguntar, pero esta vez con una voz más débil y temblorosa.

"Solo quiero hacerte sentir bien, mamá," le respondí, levantando la cabeza para mirarla a los ojos. Vi deseo en su mirada y supe que estaba lista. Mis manos subieron por sus piernas, acariciando sus muslos y llegando a su coño peludo. Empecé a besar su vagina, lamiendo y chupando, saboreando su flujo y su olor. Ella gemía y se movía, apretando mi cabeza contra su coño.

"Sí, así, hijo, sigue," gemía, y eso me excitaba aún más. Metí dos dedos en su coño, follándola con ellos mientras chupaba su clítoris. Sentí cómo se contraía y gemía, y supe que estaba cerca. Saqué mis dedos y me puse de pie, besándola apasionadamente, haciendo que se saboreara a sí misma en mi boca.

"Quiero follarte, mamá," le dije, y ella asintió, con los ojos llenos de lujuria. La empujé suavemente sobre la cama y me puse encima de ella, besando su cuerpo, chupando sus tetas y acariciando su coño. Mi polla estaba dura como una roca y la froté contra su vagina, sintiendo su calor y su humedad.

"Fóllame, hijo," me susurró al oído, y eso fue todo lo que necesité. Entré en ella de una sola estocada, sintiendo su coño apretarme y envolverme. Empecé a moverme, lentamente al principio, pero cada vez más rápido y fuerte. Gemíamos y jadeábamos, nuestros cuerpos sudorosos y entrelazados.

"Más rápido, hijo, más fuerte," me pedía, y yo obedecía, follándola como un animal, sintiendo cómo su coño apretaba mi polla, cómo sus uñas se clavaban en mi espalda y cómo sus gemidos llenaban la habitación.

"Me corro, mamá," le dije, y ella asintió, apretando sus piernas alrededor de mí y moviéndose conmigo.

"Córrete dentro, hijo, quiero sentir tu semen," y eso hice. Me corrí dentro de ella, llenándola con mi leche, sintiendo cómo su coño apretaba mi polla, ordeñándome hasta la última gota. Luego, saqué mi polla lentamente, viendo cómo mi semen se derramaba de su coño, goteando sobre las sábanas.

"Mamá, vamos a jugar con mi semen" le dije, cogí y empecé a chupar su coño recién bañado de mi rico semen y me lo puse todo en la boca, lo mezcle con mi saliva y se lo di a mi madre, ella me devolvió una mitad de mi semen y nos lo tragamos a la vez como buenos sucios morbosos. Y luego estuvimos 10 minutos comiéndonos la boca con semen por todos lados.

Nos quedamos así, abrazados, nuestros cuerpos sudorosos y satisfechos, hasta que me di cuenta de que mi padre estaba a punto de llegar a casa. Me levanté rápidamente, me puse los calzoncillos y salí de la habitación, dejando a mi madre en la cama, con una sonrisa satisfecha en su rostro.


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Desde que era un crío, me encantaba meterme debajo de la cama de mis padres y espiar. Ver los pies, las piernas y esa puta vagina de mi madre me ponía a mil. No sabía qué coño estaba viando, pero me excitaba. Luego, un día, encontré el cajón de la mesita de noche de mi padre: revistas porno, lubricante y un dildo. Me corrí en los calzoncillos como un puto adolescente.

Empecé a visitar ese cajón a menudo, mirando las revistas y pajeándome. Mi padre es un cerdo, siempre pensando en follar. Tiene un grupo de WhatsApp con otros padres del colegio donde comparten gifs y fotos porno. Una vez, me compré una tablet y comencé a buscar porno, recordando aquellas primeras sensaciones. Me volví adicto al porno y empecé a explorar mis fantasías más oscuras y jodidas.

Un día, encontré unos tangas de mi madre y me puse como una puta bestia. Esa fue la chispa que encendió mi adicción. Empecé a buscar fotos en el PC de mis padres y encontré una colección de imágenes porno, incluyendo algunas de mis padres follando. Ver el cuerpo desnudo de mi madre, su coño peludo y sus tetas me puso a mil. Empecé a coger sus bragas sucias y a olérlas, chuparlas, imaginando su sabor y su olor. Era una sensación increíblemente excitante y morbosa.

En 2022, mis padres estaban muy juntos y follaban casi todos los días. Yo escuchaba y me masturbaba viendo porno. En verano, mi madre usa pantalones cortos de pijama que le quedan grandes y, cuando se sienta o se estira, se le ve toda la puta vagina. Me pone guarrisimo verlo y fantaseo con parar el tiempo y follarla como un animal.

Mi madre no está mal para sus 53 años. Tiene un cuerpo curvy, piernas anchas y sabrosas, tetas normales y un coño peludo que me vuelve loco. Es una puta MILF y me encanta fantasear con ella. A veces, la veo desnuda y no le importa; es mi madre y eso lo hace aún más tabú y excitante.

Tengo muchos fetiches y cosas tabúes que me atraen. Todo comenzó cuando me ponía debajo de la cama para ver a mi madre. Me ha dejado marcado de por vida. Ahora, a mis 24 años, sigo haciendo todas esas cosas. Tengo una sensación de culpa, pero no puedo evitarlo. Me gusta el flujo vaginal, las bragas sucias, los coños peludos mojados, la saliva femenina, los pies, chupar piernas, cuerpos bbw, chubby y todo lo que sea muy hot y morboso.

Tengo complejo de Edipo y me gusta oler las bragas sucias de mi madre, mirar su peluda vagina y sus tetas. Fantaseo con chuparle las piernas, besar su cuerpo, tocar su coño y follarla apasionadamente. Imagino que me envuelve con sus piernas, que se abre para mí y que lamo todo su cuerpo hasta llegar a su coñito. Quiero chuparle los pies, besar su cuerpo, tocar sus tetas y follarla hasta que ambos lleguemos al clímax.

Recuerdo una vez que le di un masaje a mi madre porque le dolía la espalda y las piernas. Me puse muy cachondo y quise follarla, pero me contuve. Al acabar el masaje, me abrazó fuerte y sentí su cuerpo contra el mío. Estuvimos un rato así, y pensé en meterle mano, besarla y follarla. Fue una experiencia muy cercana y excitante.

Otras veces, cuando estábamos en el sofá, ella apoyaba sus piernas en mí y me ponía durísimo. Me apetecía masajearle los pies, subir por sus piernas y llegar a su coño. Fantaseo con comerle el coño, chuparle las tetas y follarla apasionadamente.

A veces, cuando se desnudaba delante de mí para cambiarse de ropa, me ponía muy cachondo. Veo sus pezones maracados y me excita. También la escucho gemir algunas veces, lo cual aumenta mi excitación. Hace un año, empecé a sacarle fotos y videos cuando iba en bragas, con los pechos al aire o en la ducha. Me siento culpable después, pero el morbo es demasiado fuerte.

Encontré lubricante y dildos usados por mi madre y empecé a chupar el dildo, imaginando que estaba dentro de su coño. Empecé a buscar sus tangas y bragas usadas, chupándolas y oliéndolas, imaginando su sabor y su olor. Es una sensación increíblemente excitante y morbosa.

Recuerdo cuando mi madre tenía un pantalón de pijama muy ancho y, al sentarse, se le veía todo el coño. Me encantaba mirar descaradamente y disimular después. Ahora tiene otros pantalones de pijama que también le quedan grandes y, cuando se sienta o se estira, se le ve todo. Es una visión que me vuelve loco y me excita muchísimo.

Ayer, la vi poniéndose el pijama y le vi la vagina peluda. Me excité muchísimo y, cuando me abrazó, sentí sus tetas contra mi cuerpo. Fue una experiencia muy intensa y excitante. Hoy, mientras veíamos una película en el sofá, apoyó sus piernas en mí y me puse durísimo. Me apetecía masajearle los pies, subir por sus piernas y llegar a su coño. Fantaseo con comerle el coño, chuparle las tetas y follarla apasionadamente.

Mi madre es una mujer muy guarra y me encanta. Su cuerpo curvy, sus piernas anchas y sabrosas, sus tetas normales y su coño peludo me vuelven loco. Fantaseo con follarla, chuparle todo el cuerpo y llegar a un clímax nunca antes experimentado. Es una fantasía que me persigue y que no puedo sacarme de la cabeza.

Y un día, decidí que ya no podía esperar más. Era tarde, mis padres estaban solos en casa y yo sabía que mi padre estaba trabajando hasta tarde. Me acerqué a la habitación de mis padres y vi a mi madre cambiándose de ropa. Se estaba poniendo el pijama y, al bajarse los pantalones, vi su coño peludo y me puse como una moto. Me acerqué por detrás y la abracé, apretando mi polla dura contra su culo.

"¿Qué haces, hijo?" me dijo, sorprendida pero sin alejarse.

"Shh, mamá, solo quiero darte un abrazo," le susurré al oído, besando su cuello. Sentí su cuerpo temblar y su respiración acelerarse. Mis manos bajaron por su cuerpo, acariciando sus caderas y sus muslos. Me puse de rodillas y empecé a besar sus piernas, subiendo lentamente, oliendo su piel y saboreando cada centímetro.

"¿Qué haces, hijo?" volvió a preguntar, pero esta vez con una voz más débil y temblorosa.

"Solo quiero hacerte sentir bien, mamá," le respondí, levantando la cabeza para mirarla a los ojos. Vi deseo en su mirada y supe que estaba lista. Mis manos subieron por sus piernas, acariciando sus muslos y llegando a su coño peludo. Empecé a besar su vagina, lamiendo y chupando, saboreando su flujo y su olor. Ella gemía y se movía, apretando mi cabeza contra su coño.

"Sí, así, hijo, sigue," gemía, y eso me excitaba aún más. Metí dos dedos en su coño, follándola con ellos mientras chupaba su clítoris. Sentí cómo se contraía y gemía, y supe que estaba cerca. Saqué mis dedos y me puse de pie, besándola apasionadamente, haciendo que se saboreara a sí misma en mi boca.

"Quiero follarte, mamá," le dije, y ella asintió, con los ojos llenos de lujuria. La empujé suavemente sobre la cama y me puse encima de ella, besando su cuerpo, chupando sus tetas y acariciando su coño. Mi polla estaba dura como una roca y la froté contra su vagina, sintiendo su calor y su humedad.

"Fóllame, hijo," me susurró al oído, y eso fue todo lo que necesité. Entré en ella de una sola estocada, sintiendo su coño apretarme y envolverme. Empecé a moverme, lentamente al principio, pero cada vez más rápido y fuerte. Gemíamos y jadeábamos, nuestros cuerpos sudorosos y entrelazados.

"Más rápido, hijo, más fuerte," me pedía, y yo obedecía, follándola como un animal, sintiendo cómo su coño apretaba mi polla, cómo sus uñas se clavaban en mi espalda y cómo sus gemidos llenaban la habitación.

"Me corro, mamá," le dije, y ella asintió, apretando sus piernas alrededor de mí y moviéndose conmigo.

"Córrete dentro, hijo, quiero sentir tu semen," y eso hice. Me corrí dentro de ella, llenándola con mi leche, sintiendo cómo su coño apretaba mi polla, ordeñándome hasta la última gota. Luego, saqué mi polla lentamente, viendo cómo mi semen se derramaba de su coño, goteando sobre las sábanas.

"Mamá, vamos a jugar con mi semen" le dije, cogí y empecé a chupar su coño recién bañado de mi rico semen y me lo puse todo en la boca, lo mezcle con mi saliva y se lo di a mi madre, ella me devolvió una mitad de mi semen y nos lo tragamos a la vez como buenos sucios morbosos. Y luego estuvimos 10 minutos comiéndonos la boca con semen por todos lados.

Nos quedamos así, abrazados, nuestros cuerpos sudorosos y satisfechos, hasta que me di cuenta de que mi padre estaba a punto de llegar a casa. Me levanté rápidamente, me puse los calzoncillos y salí de la habitación, dejando a mi madre en la cama, con una sonrisa satisfecha en su rostro.


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