Te sigo contando alguna cosilla del porno en nuestra relación.
Cuando empezamos a salir ella vivía en casa de sus padres y yo en la de los míos. La madre trabajaba a jornada completa pero ella y su hermana tenían los viernes por la tarde libres. Tenían un perro que entonces andaba ya viejito y enfermo y había que ocuparse de el.
Con este motivo a veces quedábamos en su casa los viernes, sacábamos al perro a dar una vuelta o lo llevábamos al veterinario si tocaba y a la vuelta, si su hermana se había ido, nos poníamos a follar en el sofá.
(Creíamos que de esto no sabía nada la familia hasta que la madre cambió el sofá y nos advirtió expresamente de que no "lo mancháramos")
En una de estas casi nos pilló la hermana que creíamos que se había ido. Afortunadamente mi entonces novia había puesto la cadena del cerrojo y no pudo entrar con la llave. Nos dio tiempo a vestirnos, y al entrar mi cuñada nos preguntó:
-"¿Que pasa? ¿os he pillado viendo porno?"
Le dijimos que no y ella nos contó que no pasaba nada, que ella todos los viernes alquilaba una película x para verla con su novio con quien pasaba todos los fines de semana. Aquella confidencia me puso burrísimo. Imaginarme a la buenorra de mi cuñada viendo porno mientras le comía la polla a su novio me volvía loco.
Le estuve dando la brasa a mi novia para que alquilara una película el viernes siguiente (me daba morbo imaginarla en el videoclub pagando por una porno, imaginarme la cara del dependiente). Ella al final accedió, fue con su hermana y pillaron una peli cada una.
Así que el viernes llegué y en su casa me esperaba una caja de esas de cintas VHS encima de la mesa de café, enfrente del televisor. Me contó la vergüenza que había pasado en el videoclub y eso me puso más cachondo todavía. Una vez que comprobamos que su hermana no nos iba a molestar y que su madre no vendría hasta por la noche cerramos la puerta con cerrojo y cadena, pusimos la tele y metimos la cinta en el reproductor.
En la primera escena apareció una jovencita delgada y rubita (muy parecida a mi chica) un hombre pelirrojo y un negro. En pocos segundos estaban follando. Y aunque el pelirrojo tenía una verga grande, el negro tenía una polla fuera de lo común, lo que provocó una exclamación de asombro en mi novia. El hecho de oírla alabar y admirar la polla del negro que estaba penetrando sin piedad el coñito de la chica se sumó a la excitación que yo ya traía de antes. No la dejé decir nada mas. Me saqué la polla, la agarré del cuello, la bajé la cabeza y la puse a mamar. Ella giraba cabeza para seguir viendo la película y cuando el negro puso a la chica a 4 patas mientras el pelirrojo se la metía por la boca, se levantó se quitó los pantalones y las bragas, apoyó las manos en el brazo del sofá e inclinándose me ofreció su coño para que se lo follara.
Se la metí en el acto y la follé furiosamente, a la altura de lo cachondo que estaba. Mi chica se corrió en poco tiempo y se le doblaron las piernas de gusto. La tuve que sostener de la cintura para poder seguir follándola hasta que yo también me corrí. Entonces me pasó algo que no me ha ocurrido muchas veces y es que la excitación que tenía era tan grande que no se me bajó la erección. Quise seguir metiéndosela pero no me lo permitió, me dijo que prefería chupármela. Se puso de rodillas, me giró de forma que podía comérmela y seguir viendo la película. Así estuvo chupando hasta que me corrí en su boca y ella se lo tragó todo como era su costumbre.
Ahí paramos. Yo estaba agotado y feliz. Mi novia me dijo que se iba al baño a arreglarse un poco y salimos a dar una vuelta.
Para concluir la historia decirte que ella tuvo que pagar una multa por devolver la peli fuera de la fecha de alquiler. Me dijo en principio que era porque le daba vergüenza. Luego me confesó que se puso ella sola la película un par de veces más cuando no había nadie en casa.
Y también que cuando se fue al baño a "arreglarse" estuvo un rato tocándose el coño pensando en el rabo del negro hasta que se volvió a correr.
Te contaré mas historias del porno que, por lo escasas que han sido, me pone muy cachondo recordarlas.