2D5CUENTAS
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Ya que me acusa, sin razón alguna,¿No sentís el aleteo del viernes?
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de ser un elemento discordante,
un perro verde, un espécimen delirante,
nada más y nada menos, me señala,
-aunque sólo sea por alusiones-
acusadora con el epíteto "poeta",
yo le contesto en ripios, por la jeta.
Las plumas,
que su cuerpo hace oscilar,
-ya se que no es usted, directamente,
pero lo es en las intenciones subyacentes-
con ligero movimiento evanescente,
ocultan y descubren este viernes,
el último de este junio
que ya muere.
Prometen, ilusionan,
ensombrecen,
dejan imaginar,
adivinar lo que se pierden,
aquellos que no gozan de su estima,
aquellos para quienes nada y nunca,
es viernes.
Iluminan, por un instante,
en un destello,
alegran, encandilan,
entontecen,
electrochoques para corazones detenidos,
que reviven con un latido sorpresivo.
Las plumas son un engaño,
una añagaza,
un modo de despiste,
de desvío,
un capote que se agita
en una plaza,
citando a un morlaco enfebrecido,
para jugar con él
con sutileza,
con pasión, emoción,
inteligencia,
y ese justo punto, de aniñada picaresca.
-Ya se que es incorrecto,
está mal visto,
el símil que utilizo,
pero, me lo paso por el arco,
del triunfo,
pues la corrección en lo político,
no es algo que a mí, me de tormento,
y sin pensar lo que digo,
yo digo lo que pienso,
si alguien se siente ofendido,
lo lamento-.
Así es usted, "matadora"
en este coso,
plantada en esa pose,
así, en escorzo,
natural y elegante,
estatua viva,
la inquietud por dentro, rebullendo,
acelerado corazón,
que nunca miedo,
excitada la sangre, pura vida,
citándonos a todos con imágenes,
con risas, pensamientos
y "puntillas".
Yo no sé los demás,
no sé que opinan,
yo me declaro toro,
de su lidia,
embisto, le entro al trapo,
me arrebato,
me divierto, la admiro,
sin recato,
ya sea lunes o viernes,
martes, sábado,
fiesta de guardar,
o jueves santo.
Sólo resta decir,
gracias por tanto,
por ser, por existir,
por darnos un lugar donde reir,
donde sin conocernos, compartir,
bienes, a cada momento, más escasos,
la complicada alegría de vivir,
la cabal locura de existir,
la loca cordura de sufrir,
el indecoroso hecho de admitir,
en este microuniverso,
que ha hecho nuestro,
a pesar de todos los pesares,
-cada quien sabe los suyos, sin dudarlo-:
¡ Hoy estamos aquí, pataleamos !