¿Puedo contarte una vida de experiencias?

BalancedAxis

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24 Jun 2023
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Antes de nada, los nombres son todos ficticios, aviso, no así la experiencia.
Cualquier nombre que coincida con alguien parecido es pura casualidad.

Empiezo con vuestro permiso.



Los cuernos duelen al salir pero una vez fuera son fantásticos.



Esta es mi experiencia.

Todo empieza de esta forma.

Macu (nombre ficticio) mi novia desde que ella tenía 15 años cuando la conocí y a la que desvirgué y emputecí a los 18 desde entonces era una hembra fantástica, de las de bandera.

Vestía muy sugerente, pero más cuando descubrió el sexo y sobre todo que se podía correr una y otra vez, al principio conmigo y muchas, muchas veces.

Al principio de conocerla la empecé a emputecer con los deditos, la hacía muchas pajitas, con las palabras en el oído, contándola sus fantasías sexuales… También la tocaba en el cine, en el descampado, en el coche cuando mi padre me lo dejaba, en mi casa, en… bueno donde ella poco a poco me iba diciendo, ahí apuntaba maneras ya.

Ella por su parte no se quedaba quieta y me tenía siempre el rabo entretenido, incluso cuando íbamos en el metro las más de las veces iba agarrándome la polla cuando estábamos de pié y pegaditos.

Descubrimos un rincón en un descampado muy frondoso de vegetación y ahí todos los días, a la salida del instituto nos pajeábamos, ya digo que mucho, mucho. Mis corridas eran tremendas, no sé los litros de leche que derramé sobre ella, pero fueron muchos. La llenaba el vestido, los pantalones la cara… en fin toda ella era una diana de semen mío que hasta sus amigas la preguntaban qué era eso pegajoso que tenía.

Toda esta fase da para contar mucho, algo que si me pedís os la contaré con más gusto todavía al recordarla.

Un verano, en mi casa cuando mis padres se iban a Miraflores, ocurrió.

Llevaba un vestido de dos piezas amarillo con flores, muy bonito y muy pero que muy sexy. Todos los hombres y chicos la miraban con deseo y a mí con envídia y ella moviendo el culo se balanceaba de un lado a otro a sabiendas del efecto que producía. Decían que se parecía a una cantante de moda del momento rubia y con canciones pegadizas y sí en verdad que sí, pero ella en más guapa, rubia natural, con curvas, con un culo de escándalo y unas tetas bien bonitas. Labios con carmín rojo, piel blanca, dos ojos con un color cada uno (uno azul y otro marrón) la hacían única entre las chicas de su entorno y su edad en aquel momento, año 1982.

El día que la desvirgué como cada día que íbamos a mi casa a pajearnos, besarnos, chuparnos hasta el ano el uno a la otra ella me dijo que tenía un regalo muy especial para mí y empezó a hacerme una maravillosa mamada. Cuando me chupaba la polla siempre me dejaba a punto de correrme porque decía que así luego me salía el semen más abundante, fuerte y lejos y eso la encantaba; de hecho llamábamos a sus tetas la “pi” y la “sa” y apuntaba mi disparo a sus tetas para que las dos tuvieran su ración de leche, ya digo que la encantaba.

Por mi parte nunca he sido egoísta en dar amor y sexo y en esa ocasión como buen compañero siguiendo sus instrucciones la lamí el ano (la encantaba también). Ella a cuatro patas y con el culo apuntando hacía a mí me decía “lámeme el culo” y yo muy sumiso lo hacía. Daba vueltas con la lengua en círculos, hacía eses y por fin introducía la lengua moviéndola dentro de su estupendo culo y de su maravilloso ano. Tengo que decir que el sabor de su ano me encantaba y eso me ponía el rabo a 100. Además, el olor de su coño a hembra me embriagaba, sus feromonas sueltas me emborrachaban y creía que si el cielo existía tenía que ser algo así.

“Ahora chúpame el coño como tú sabes” me dijo y hice. Un chorro de flujo la caía por su sexo como anticipo de lo que sabía que le esperaba y obedecí, siempre he obedecido.

La lamí el sexo a cuatro patas y al cabo de unos 4 minutos (jugábamos a cronometrar lo que durábamos) explotó en una corrida fantástica. Gritaba y mucho, siempre fue muy chillona. Ella en mi boca, yo moviendo la lengua y su ano contrayéndose y relajándose en pálpitos. Yo tenía mi lengua en su clítoris, mi nariz en su vagina y mi mirada en su ano convulsionándose, fue fantástico y esa fue la primera corrida que esa tarde la dediqué, eso sí con sumisión, con mucha sumisión.

Después de su orgasmo yo estaba que me explotaba la polla, pero ella no hizo nada, me dijo que mandaba ella, que era su rabo y que su rabo hacía lo que ella quería… y efectivamente así era.

Desnudos en la cama, sentados, yo con el soldado firme y en pie y ella mirándome con sus 2 bonitos ojos de color azul y marrón y su sonrisa maléfica.

Bebió agua, me dio un poco a mí y me dijo “no te la bebas toda, deja agua para una cosa”, obedecí, como siempre.

Pusimos música, cerramos la persiana de la ventana, “esta vez quiero bajarla para algo muy especial” me dijo.

Y volvió a lamerme el rabo… eso sí, insistiendo en que no debía correrme bajo ningún pretexto o no tendría su regalo nunca, nunca.

Se esmeró, mucho, mi glande palpitaba, los huevos enormes, llenos de leche me dolían y en varias ocasiones salía líquido seminal de la punta, cosa que ella la hacía mucha gracia y me reprendía para que no me corriera dándome tortas en la polla.

Con la música, con poca luz y embriagado con el placer en un rápido movimiento me dijo “ven”.

Apuntó mi sexo palpitante en la entrada de su vagina y me dijo “empuja, pero despacio”, obedecí.

Empujaba y ella gritaba, “me haces daño cabrón saca eso de mi”, la saqué.

Me miró, la agarró y la dio un par de tortas como castigo diciéndome. “mala, mala, a tu ama no la hagas daño”, y volvió a apuntársela en la vagina, me dijo “empuja cabrón, esta vez fuerte”, obedecí.

Empujé y un grito desgarrador salió de sus labios carmesís. Nuevamente me empujó hacia atrás y saqué el rabo con sangre. Ella dolida mirándome el rabo y tocándose su vagina creía que la había partido en dos por ser brusco.

“Eres un hijo de puta me has hecho daño” me dijo.

Yo pedí perdón, mucho perdón, la besé, la acaricié, la miré a ver si salía más sangre, la limpié el sexo y la pregunté si la dolía.

“Mucho menos”, pero tendrás que pagar por esto, accedí a sus deseos.

Quiero que sufras como yo, trae el cepillo para el pelo que hay en tu baño, el del mango redondo, accedí.

“Ponte a cuatro patas”, accedí.

Con un escupitinajo me lo echó en el culo, yo para entonces con esa postura lo tenía abierto, junto con el rabo y los huevos colgando.

Agarró el cepillo para el pelo, apuntó el mango en mi ano lleno de saliva y lo introdujo hacia dentro dejándolo ahí.

“Te duele verdad”, “eso es lo que he sentido yo”.

Sin sacar el cepillo empezó a agarrarme primero un huevo y a apretarlo, luego otro y al final los dos. Yo sentía dolor, gusto, morbo…, no sabía qué sentir ya. MI ego me decía “esto no es de machos”, pero mi cuerpo respondía a un extraño placer que no había sentido nunca antes.

“Si no fuera porque estoy dolorida me daría hasta gusto”, -sí ama- le dije yo.

Acto seguido me empezó a pajear, pero antes me propinó un manotazo en los huevos haciéndome mucho daño, mientras me insultaba y me decía que si no fuera adicta a mi rabo ya se habría ido para siempre por el dolor que la había infligido a la parte más sagrada de su cuerpo y a la que más quería.

Dolor, gusto, dolor, gusto…

Gusto, gusto y cuando ya no podía más mientras meneaba el cepillo en mi culo agarró el vaso de agua con agua, lo puso delante de mi polla y me ordenó que me corriera.

Me corrí, como pocas veces antes, con una cantidad de leche inusual antes, y siempre habían sido muy abundantes, mientras ella me daba palmadas en los carrillos del culo y me sacaba el cepillo del ano para que no gozara tanto, al fin y al cabo, ella quería castigarme.

El agua del vaso se mezcló con mi semen, espeso, viscoso, abundante…

Quedé extasiado en la cama, con el culo dolorido, los huevos también mientras ella miraba el vaso pensativamente y a mi también.

Estaba preciosa…, bonita, bonita, sexy, muy sexy pensé.

“Quiero que metas la lengua y des vueltas a tu corrida”, obedecí.

“Quiero que bebas la lefa y el agua y me beses”, obedecí.

La besé, y mezclamos su saliva, el agua, mi semen y mi saliva en un abrazo de amor entre sus labios carmesís y los míos, el gusto fue indescriptible.

“Más me dijo”, así lo hicimos y así terminamos el vaso y el semen que arrebañamos con un dedo para luego compartirlo.

Al terminar me dijo “quiero más lefa ¿tienes?”, no sé dije yo asustado.

Mi miembro estaba erecto, no decaía, con 19 años siempre así.

“Pero será otro día”, hoy no se lo merece ni tú ni esa cosa con huevos que me gustan tanto.

Obedecí.

“Quiero irme a tomar algo, tengo calor, pero antes quiero que me mires la vagina”, obedecí.

No tenia sangre ya, la había limpiado pero ella insistió en que debía de chuparla la vagina para quitarla cualquier resto de sangre y así lo hice.

Lamí sus labios, con mucho cuidado abrí sus labios vaginales y pasé la lengua, algún resto empezó a salir de su vagina y los lamí, con gusto, con morbo y me los tragué, junto con el agua del vaso, mi lefa y la sangre de su himen roto en mi estómago.

“Me duele un poco, quiero que me lamas la punta del clítoris, justo en lo que sale del capuchón como ya te he enseñado”, y así lo hice, con mucho cuidado.

Parecía que la molestaba al principio, pero con mucho tacto, cuidado y tiempo empezaba a olvidarse del dolor residual y empezaba a mover sus caderas, creo que sentía gusto… sí siente gusto por su expresión, su cara bonita, sus ojos preciosos, su cabello rubio rizado.

Mientras el olor de su sexo me embriagaba, el olor de sus pies me excitaban, su sudor me ponía, y mi pene otra vez erecto enviándome las señas habituales de los hombres que necesitan apareamiento, descargar los huevos, arrojar su semilla embriagadora de sexo.

Tras otros 4 minutos de lamerla el clítoris, la punta que sobresale del capuchón según instrucciones concretas de ella, convulsionó en un espasmódico orgasmo. Con los ojos en blanco, chillando mientras yo la agarraba una teta y se la exprimía a la vez que con el dedo pulgar la acariciaba el pezón de abajo hacía arriba, como ella me había enseñado.

Caímos en la cama extenuados, mirando al techo, sin hablar.

Pasamos a un fuerte abrazo, unos besos que sabían a su sexo, al mío, a sangre, a mi semen y a nuestros anos.

Cuando recuperamos fuerzas me ordenó que se había acabado por ese día, vendrían otros igualmente tensos sexualmente e incluso más placenteros.

Nos vestimos, la observé mientras lo hacía, como si de un ritual se tratara mientras se ponía las bragas, el sujetador, el vestido los taconazos y se pintaba nuevamente los labios con color carmesí mirándose al espejo y reflejando en el mismo sus bonitos ojos de diferentes colores.

Y al final nos fuimos a Canillejas a tomarnos una limonada que nos supo a gloria.




Notas de la vivencia:

La primera foto me recuerda mucho lo que hacíamos.

Foto muy parecida de la bruja que anuló mi voluntad, la foto es más parecida de lo que quisiera.

Foto de lo que me hacía hacer en el vaso.

Enlace de vídeo para que veáis como se mezcla el agua y el semen.

https://es.*******.com/view_video.php?viewkey=64ca7daf3ae11





Fin de la primera parte, si os gusta puedo contar más.
 

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Todo cambia, y todos y todas cambiamos.



Vino el momento de la universidad y Macu acabó en Estadística, yo… bueno yo no había sido muy buen estudiante hasta entonces y solo vivía para el sexo de Macu, estaba “encoñado”.

Encoñado no solo de su lindo y jugoso coño si no de sus juegos amatorios, cada vez diferentes, cada vez más morbosos y sorprendentes.

Pero además me convertí en un adicto a sus caprichos, a sus humores humillantes sobre mi persona, joder… todo me daba placer.

Me castigaba con sexo, sin sexo, humillándome, haciendo hacer esfuerzos hasta que sudara porque la ponía mi sudor y mi olor a feromonas, o lo que ella quisiera. Me ponía lazos rojos en los huevos y me apretaba y como tenía mi ser anulado me obligaba a llevar la cintra roja puesta cuando quedábamos con otras amigas, dejaba una punta por fuera del pantalón y cuando la parecía tiraba de la punta arrastrándome a donde ella quería ir, con el consiguiente tirón de huevos. Ella las decía a sus amigos que yo le pertenecía y que quería tener el control de mis huevos siempre, que de mis huevos no salía una gota sin que ella lo autorizara, las amigas se reían y creían que era coña… pero no, nunca fue coña, yo obedecía…

Cuando se cansaba de los huevos me ataba el lazo rojo a la polla, al glande bien apretadito igualmente y dejaba la punta del lazo rojo por fuera del pantalón para hacer el chiste frente a sus amigas y los novios de estas.

Yo estaba anulado por su sexo, por su morbosidad, por sus ideas, no tenía consciencia, vivía en una nube de placer, de morbosidad donde una niebla cubría mi mente y mi ser, yo obedecía…

Otras veces no me dejaba que yo me hiciera ninguna paja en una semana, claro ella tampoco me tocaba porque no nos veíamos, se lo reservaba “todo” para ella, para rociar las galletas, el chocolate, el colacao, no tenía límite a este respecto, yo obedecía.

Otra vez acumuló dos o tres de mis corridas en un preservativo y hacía galletas rellenas de chocolate y semen para sus amigas y amigos. No sabían nada…, solo decían lo “ricas” que estaban y ella se reía, se reía mucho, mientras por la comisura de la boca de sus amigas caía el semen que me había ordeñado, incluso sus amigos hacían el chiste de lo que parecía y se lo comían, porque no sabían realmente lo que tenían en su boca. Y la ponía muy pero que muy cachonda, posteriormente me ordeñó una vez más, “esto para mí”, para hacerme una paja esta noche bien lubricada con tu esperma.

Sus cambios de humor me ponían a cien, no podía evitarlo. Una vez me metió una ostia en la cara porque dije que su perro estaba gordo, “cómo te atreves a decir eso”, me dolió…., pero me gustó, seguía humillándome.

Otra vez me pegó otra ostia y me obligó a tocarle los huevos a su perro, un pastor alemán enorme, acariciándoselos porque dije que a su perro le gustaban los perros y las perras, “eso es imposible, mi chuchi es un macho alfa, un líder entre los perros”.

Otra vez le hice una paja al perro, se enfadó conmigo porque la toqué el culo cuando ella no quería y…, me gustó también, me gustaba todos los castigos que me infligía, todo.

Pero otras veces era tan encantadora y cariñosa que me explicaba que era todo un juego, que ella me quería y que yo la pertenecía, anulaba mi ser.

Yo solo podía mirar sus ojos de colores (azul y marrón), sus caderas, su busto siempre insinuante, su pelo rubio, sus labios encarnados, me anulaban también.


Pero el cambio estaba ya en marcha.

Dejé de tener amigos y mi vida social se vio muy perjudicada cuando ella en una boda se dejó tirar los tejos por un compañero de gimnasio, voy a llamarle Jesús (nombre ficticio) delante de la novia del compañero y de mí. Ambos negaban tal circunstancia y negaban lo que decían que era un juego para reírnos. La otra pobre chica y yo no sabíamos donde meternos ni qué decir, solo nos miramos, mientras estaba a la vista de todo el mundo.

Esa noche acabó borracha y la llevé a su casa, eso sí muy cachonda, cuando salimos del taxi de camino al portal de la casa de sus padres vomitó. Al entrar al portar me dijo que entrara para acompañarla a la puerta y en las escaleras me sacó el miembro viril y me lo succionó hasta que me corrí, con los restos del vómito todavía en su boca y mi semen me besó y me metió en la boca parte de mi esperma… “no olvides quien es tu dueña” y me dio un manotazo en mis cojones.

Al día siguiente decía que no recordaba nada, pero que estaba muy cansada y no salía, yo lo vi lógico, me dediqué a mirar al techo todo el día mientras recordaba cómo Jesús acarició la pierna y casi la entrepierna de Macu, mientras la novia de este y yo mirábamos sin dar crédito ¿por qué se dejó”.

En esa semana llegó el viernes y me encontré con mi maestro y otro compañero de mi gimnasio y me dijo que tenía que hablar conmigo, por mi bien…, no comprendí.

Fuimos a un bar del barrio y allí me dijo “esta chica con la que sales te va destrozar la vida, sal corriendo que estás a tiempo”.

No comprendí…

Prosiguió.

El martes por la noche alguien más estuvo en el gimnasio a partir de las 12 de la noche, ya sabes que lo utilizamos como picadero todos y tengo que contarte que Jesús también estuvo.

-Bien y ¿qué tiene que ver esto conmigo y con Macu?

-Pues que Macu le acompañaba…

Sentí morir, no daba crédito que hubiera sido tan perra, tan puta, tan desleal, tan cerda, tan sexy, tan guapa, tan atractiva, con un olor a hembra que embriagaba, tan…. Pensamientos encontrados me embargaban, la mente es así.

Solo pude articular un “gracias”, veré lo que hago.

Y me fui.

En casa reflexioné y mis sentimientos encontrados revelaron una parte celos, por otra parte dolor, (los cuernos cuando empiezan a salir duelen lo puedo asegurar), deslealtad, excitación, mi pene como una roca no paraba de enviarme señales.

Y Macu llamó, para quedar, para vernos.

Cada vez que me llamaba yo tenía que acudir rápido o me castigaba, no sabía qué me diría si es que me diría algo.

Y no me dijo nada.

Con un chocolate caliente mientras me contaba su semana en la universidad, contándome que si tenía un compañero que le llamaban “el canario”, que era un tipo muy divertido de casi dos metros. Otro que le llamaban “Lance” por lo de la serie que ponían en Tv en aquellos momentos y así uno por uno me fue relatando quienes eran y con quien se juntaba.

No dijo nada.

Fui yo quien la dijo.

-¿Te han visto con Jesús en el gimnasio… has estado tú allí con él, te has enrollado con él?

-¿Pero qué dices? Eso es mentira y no sé quien te habrá dicho tal cosa pero miente.

Di un golpe en la mesa y me enfadé, mucho, mucho, la dije que no la creía, que mi fuente era la más fiable y que si había sido así que lo nuestro acabó, que por favor me lo dijera y me dejara ser libre para emprender mi vida y liberarme de ella y de su atracción fatal.

Acto seguido me metió una ostia y me dijo “sé un hombre y compórtate”.

Me quedé con la ostia y me callé.

Ella siguió hablando contándome que.

-Nos encontramos por casualidad en el metro, yo me mareaba y él acudió en mi ayuda, ya sabes que tengo la tensión baja y el me llevó a tomarme algo, bebí, bebí demasiado y me acompañó a casa pero antes me dijo que tenía que pasar por el gimnasio a por algo. Yo estaba muy pedo y solo podía andar de su mano donde me llevara.

Una vez en el gimnasio la puerta se cerró y no se podía abrir, así que me quedé dormida allí, pero no pasó nada, te lo juro por mi perro y porque tiene los cojones de un toro y la polla de un caballo.

Volvió a meterme otra ostia, esta vez en el otro carrillo, se levantó y se fue.

-Llámame cuando se te pase el ataque de celos y sé un hombre.

Todo esto mientras todo el mundo en la cafetería miraba el espectáculo, fue tan humillante que nuevamente me dolían los cuernos y sentía placer a la vez.

Notas:
Macu era muy parecida a la chica rubia en la playa que pongo, por lo menos su cara y su estilo, tenía más tetas y más culo, pero el color de piel y limpieza iguales.

Macu tenía un culo muy similar a la chica del culo tumbado.

Macu me llevaba así como la pareja que pongo, siempre que podía pero para todo.

 

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Antes de nada, los nombres son todos ficticios, aviso, no así la experiencia.
Cualquier nombre que coincida con alguien parecido es pura casualidad.

Empiezo con vuestro permiso.



Los cuernos duelen al salir pero una vez fuera son fantásticos.



Esta es mi experiencia.

Todo empieza de esta forma.

Macu (nombre ficticio) mi novia desde que ella tenía 15 años cuando la conocí y a la que desvirgué y emputecí a los 18 desde entonces era una hembra fantástica, de las de bandera.

Vestía muy sugerente, pero más cuando descubrió el sexo y sobre todo que se podía correr una y otra vez, al principio conmigo y muchas, muchas veces.

Al principio de conocerla la empecé a emputecer con los deditos, la hacía muchas pajitas, con las palabras en el oído, contándola sus fantasías sexuales… También la tocaba en el cine, en el descampado, en el coche cuando mi padre me lo dejaba, en mi casa, en… bueno donde ella poco a poco me iba diciendo, ahí apuntaba maneras ya.

Ella por su parte no se quedaba quieta y me tenía siempre el rabo entretenido, incluso cuando íbamos en el metro las más de las veces iba agarrándome la polla cuando estábamos de pié y pegaditos.

Descubrimos un rincón en un descampado muy frondoso de vegetación y ahí todos los días, a la salida del instituto nos pajeábamos, ya digo que mucho, mucho. Mis corridas eran tremendas, no sé los litros de leche que derramé sobre ella, pero fueron muchos. La llenaba el vestido, los pantalones la cara… en fin toda ella era una diana de semen mío que hasta sus amigas la preguntaban qué era eso pegajoso que tenía.

Toda esta fase da para contar mucho, algo que si me pedís os la contaré con más gusto todavía al recordarla.

Un verano, en mi casa cuando mis padres se iban a Miraflores, ocurrió.

Llevaba un vestido de dos piezas amarillo con flores, muy bonito y muy pero que muy sexy. Todos los hombres y chicos la miraban con deseo y a mí con envídia y ella moviendo el culo se balanceaba de un lado a otro a sabiendas del efecto que producía. Decían que se parecía a una cantante de moda del momento rubia y con canciones pegadizas y sí en verdad que sí, pero ella en más guapa, rubia natural, con curvas, con un culo de escándalo y unas tetas bien bonitas. Labios con carmín rojo, piel blanca, dos ojos con un color cada uno (uno azul y otro marrón) la hacían única entre las chicas de su entorno y su edad en aquel momento, año 1982.

El día que la desvirgué como cada día que íbamos a mi casa a pajearnos, besarnos, chuparnos hasta el ano el uno a la otra ella me dijo que tenía un regalo muy especial para mí y empezó a hacerme una maravillosa mamada. Cuando me chupaba la polla siempre me dejaba a punto de correrme porque decía que así luego me salía el semen más abundante, fuerte y lejos y eso la encantaba; de hecho llamábamos a sus tetas la “pi” y la “sa” y apuntaba mi disparo a sus tetas para que las dos tuvieran su ración de leche, ya digo que la encantaba.

Por mi parte nunca he sido egoísta en dar amor y sexo y en esa ocasión como buen compañero siguiendo sus instrucciones la lamí el ano (la encantaba también). Ella a cuatro patas y con el culo apuntando hacía a mí me decía “lámeme el culo” y yo muy sumiso lo hacía. Daba vueltas con la lengua en círculos, hacía eses y por fin introducía la lengua moviéndola dentro de su estupendo culo y de su maravilloso ano. Tengo que decir que el sabor de su ano me encantaba y eso me ponía el rabo a 100. Además, el olor de su coño a hembra me embriagaba, sus feromonas sueltas me emborrachaban y creía que si el cielo existía tenía que ser algo así.

“Ahora chúpame el coño como tú sabes” me dijo y hice. Un chorro de flujo la caía por su sexo como anticipo de lo que sabía que le esperaba y obedecí, siempre he obedecido.

La lamí el sexo a cuatro patas y al cabo de unos 4 minutos (jugábamos a cronometrar lo que durábamos) explotó en una corrida fantástica. Gritaba y mucho, siempre fue muy chillona. Ella en mi boca, yo moviendo la lengua y su ano contrayéndose y relajándose en pálpitos. Yo tenía mi lengua en su clítoris, mi nariz en su vagina y mi mirada en su ano convulsionándose, fue fantástico y esa fue la primera corrida que esa tarde la dediqué, eso sí con sumisión, con mucha sumisión.

Después de su orgasmo yo estaba que me explotaba la polla, pero ella no hizo nada, me dijo que mandaba ella, que era su rabo y que su rabo hacía lo que ella quería… y efectivamente así era.

Desnudos en la cama, sentados, yo con el soldado firme y en pie y ella mirándome con sus 2 bonitos ojos de color azul y marrón y su sonrisa maléfica.

Bebió agua, me dio un poco a mí y me dijo “no te la bebas toda, deja agua para una cosa”, obedecí, como siempre.

Pusimos música, cerramos la persiana de la ventana, “esta vez quiero bajarla para algo muy especial” me dijo.

Y volvió a lamerme el rabo… eso sí, insistiendo en que no debía correrme bajo ningún pretexto o no tendría su regalo nunca, nunca.

Se esmeró, mucho, mi glande palpitaba, los huevos enormes, llenos de leche me dolían y en varias ocasiones salía líquido seminal de la punta, cosa que ella la hacía mucha gracia y me reprendía para que no me corriera dándome tortas en la polla.

Con la música, con poca luz y embriagado con el placer en un rápido movimiento me dijo “ven”.

Apuntó mi sexo palpitante en la entrada de su vagina y me dijo “empuja, pero despacio”, obedecí.

Empujaba y ella gritaba, “me haces daño cabrón saca eso de mi”, la saqué.

Me miró, la agarró y la dio un par de tortas como castigo diciéndome. “mala, mala, a tu ama no la hagas daño”, y volvió a apuntársela en la vagina, me dijo “empuja cabrón, esta vez fuerte”, obedecí.

Empujé y un grito desgarrador salió de sus labios carmesís. Nuevamente me empujó hacia atrás y saqué el rabo con sangre. Ella dolida mirándome el rabo y tocándose su vagina creía que la había partido en dos por ser brusco.

“Eres un hijo de puta me has hecho daño” me dijo.

Yo pedí perdón, mucho perdón, la besé, la acaricié, la miré a ver si salía más sangre, la limpié el sexo y la pregunté si la dolía.

“Mucho menos”, pero tendrás que pagar por esto, accedí a sus deseos.

Quiero que sufras como yo, trae el cepillo para el pelo que hay en tu baño, el del mango redondo, accedí.

“Ponte a cuatro patas”, accedí.

Con un escupitinajo me lo echó en el culo, yo para entonces con esa postura lo tenía abierto, junto con el rabo y los huevos colgando.

Agarró el cepillo para el pelo, apuntó el mango en mi ano lleno de saliva y lo introdujo hacia dentro dejándolo ahí.

“Te duele verdad”, “eso es lo que he sentido yo”.

Sin sacar el cepillo empezó a agarrarme primero un huevo y a apretarlo, luego otro y al final los dos. Yo sentía dolor, gusto, morbo…, no sabía qué sentir ya. MI ego me decía “esto no es de machos”, pero mi cuerpo respondía a un extraño placer que no había sentido nunca antes.

“Si no fuera porque estoy dolorida me daría hasta gusto”, -sí ama- le dije yo.

Acto seguido me empezó a pajear, pero antes me propinó un manotazo en los huevos haciéndome mucho daño, mientras me insultaba y me decía que si no fuera adicta a mi rabo ya se habría ido para siempre por el dolor que la había infligido a la parte más sagrada de su cuerpo y a la que más quería.

Dolor, gusto, dolor, gusto…

Gusto, gusto y cuando ya no podía más mientras meneaba el cepillo en mi culo agarró el vaso de agua con agua, lo puso delante de mi polla y me ordenó que me corriera.

Me corrí, como pocas veces antes, con una cantidad de leche inusual antes, y siempre habían sido muy abundantes, mientras ella me daba palmadas en los carrillos del culo y me sacaba el cepillo del ano para que no gozara tanto, al fin y al cabo, ella quería castigarme.

El agua del vaso se mezcló con mi semen, espeso, viscoso, abundante…

Quedé extasiado en la cama, con el culo dolorido, los huevos también mientras ella miraba el vaso pensativamente y a mi también.

Estaba preciosa…, bonita, bonita, sexy, muy sexy pensé.

“Quiero que metas la lengua y des vueltas a tu corrida”, obedecí.

“Quiero que bebas la lefa y el agua y me beses”, obedecí.

La besé, y mezclamos su saliva, el agua, mi semen y mi saliva en un abrazo de amor entre sus labios carmesís y los míos, el gusto fue indescriptible.

“Más me dijo”, así lo hicimos y así terminamos el vaso y el semen que arrebañamos con un dedo para luego compartirlo.

Al terminar me dijo “quiero más lefa ¿tienes?”, no sé dije yo asustado.

Mi miembro estaba erecto, no decaía, con 19 años siempre así.

“Pero será otro día”, hoy no se lo merece ni tú ni esa cosa con huevos que me gustan tanto.

Obedecí.

“Quiero irme a tomar algo, tengo calor, pero antes quiero que me mires la vagina”, obedecí.

No tenia sangre ya, la había limpiado pero ella insistió en que debía de chuparla la vagina para quitarla cualquier resto de sangre y así lo hice.

Lamí sus labios, con mucho cuidado abrí sus labios vaginales y pasé la lengua, algún resto empezó a salir de su vagina y los lamí, con gusto, con morbo y me los tragué, junto con el agua del vaso, mi lefa y la sangre de su himen roto en mi estómago.

“Me duele un poco, quiero que me lamas la punta del clítoris, justo en lo que sale del capuchón como ya te he enseñado”, y así lo hice, con mucho cuidado.

Parecía que la molestaba al principio, pero con mucho tacto, cuidado y tiempo empezaba a olvidarse del dolor residual y empezaba a mover sus caderas, creo que sentía gusto… sí siente gusto por su expresión, su cara bonita, sus ojos preciosos, su cabello rubio rizado.

Mientras el olor de su sexo me embriagaba, el olor de sus pies me excitaban, su sudor me ponía, y mi pene otra vez erecto enviándome las señas habituales de los hombres que necesitan apareamiento, descargar los huevos, arrojar su semilla embriagadora de sexo.

Tras otros 4 minutos de lamerla el clítoris, la punta que sobresale del capuchón según instrucciones concretas de ella, convulsionó en un espasmódico orgasmo. Con los ojos en blanco, chillando mientras yo la agarraba una teta y se la exprimía a la vez que con el dedo pulgar la acariciaba el pezón de abajo hacía arriba, como ella me había enseñado.

Caímos en la cama extenuados, mirando al techo, sin hablar.

Pasamos a un fuerte abrazo, unos besos que sabían a su sexo, al mío, a sangre, a mi semen y a nuestros anos.

Cuando recuperamos fuerzas me ordenó que se había acabado por ese día, vendrían otros igualmente tensos sexualmente e incluso más placenteros.

Nos vestimos, la observé mientras lo hacía, como si de un ritual se tratara mientras se ponía las bragas, el sujetador, el vestido los taconazos y se pintaba nuevamente los labios con color carmesí mirándose al espejo y reflejando en el mismo sus bonitos ojos de diferentes colores.

Y al final nos fuimos a Canillejas a tomarnos una limonada que nos supo a gloria.



Fin de la primera parte, si os gusta puedo contar más.
Me ha encantado!! Deseando leer más
 
Todo cambia, y todos y todas cambiamos.



Vino el momento de la universidad y Macu acabó en Estadística, yo… bueno yo no había sido muy buen estudiante hasta entonces y solo vivía para el sexo de Macu, estaba “encoñado”.

Encoñado no solo de su lindo y jugoso coño si no de sus juegos amatorios, cada vez diferentes, cada vez más morbosos y sorprendentes.

Pero además me convertí en un adicto a sus caprichos, a sus humores humillantes sobre mi persona, joder… todo me daba placer.

Me castigaba con sexo, sin sexo, humillándome, haciendo hacer esfuerzos hasta que sudara porque la ponía mi sudor y mi olor a feromonas, o lo que ella quisiera. Me ponía lazos rojos en los huevos y me apretaba y como tenía mi ser anulado me obligaba a llevar la cinta roja puesta cuando quedábamos con otras amigas, dejaba una punta por fuera del pantalón y cuando la parecía tiraba de la punta arrastrándome a donde ella quería ir, con el consiguiente tirón de huevos. Ella las decía a sus amigos que yo le pertenecía y que quería tener el control de mis huevos siempre, que de mis huevos no salía una gota sin que ella lo autorizara, las amigas se reían y creían que era coña… pero no, nunca fue coña, yo obedecía…

Cuando se cansaba de los huevos me ataba el lazo rojo a la polla, al glande bien apretadito igualmente y dejaba la punta por fuera del pantalón para hacer el chiste frente a sus amigas y los novios de estas.

Yo estaba anulado por su sexo, por su morbosidad, por sus ideas, no tenía consciencia, vivía en una nube de placer, de morbosidad donde una niebla cubría mi mente y mi ser, yo obedecía…

Otras veces no me dejaba que yo me hiciera ninguna paja en una semana, claro ella tampoco me tocaba porque no nos veíamos, se lo reservaba “todo” para ella, para rociar las galletas, el chocolate, el cola cao, no tenía límite a este respecto, yo obedecía.

Otra vez acumuló dos o tres de mis corridas en un preservativo y hacía galletas rellenas de chocolate y semen para sus amigas y amigos. No sabían nada…, solo decían lo “ricas” que estaban y ella se reía, se reía mucho, mientras por la comisura de la boca de sus amigas caía el semen que me había ordeñado, incluso sus amigos hacían el chiste de lo que parecía y se lo comían, porque no sabían realmente lo que tenían en su boca. Y la ponía muy pero que muy cachonda, posteriormente me ordeñó una vez más, “esto para mí”, para hacerme una paja esta noche bien lubricada con tu esperma.

Sus cambios de humor me ponían a cien, no podía evitarlo. Una vez me metió una ostia en la cara porque dije que su perro estaba gordo, “cómo te atreves a decir eso”, me dolió…, pero me gustó, seguía humillándome.

Otra vez me pegó otra ostia y me obligó a tocarle los huevos a su perro, un pastor alemán enorme, acariciándoselos porque dije que a su perro le gustaban los perros y las perras, “eso es imposible, mi chuchi es un macho alfa, un líder entre los perros”.

Otra vez le hice una paja al perro, se enfadó conmigo porque la toqué el culo cuando ella no quería y…, me gustó también, me gustaba todos los castigos que me infligía, todo.

Pero otras veces era tan encantadora y cariñosa que me explicaba que era todo un juego, que ella me quería y que yo la pertenecía, anulaba mi ser.

Yo solo podía mirar sus ojos de colores (azul y marrón), sus caderas, su busto siempre insinuante, su pelo rubio, sus labios encarnados, me anulaban también.

Pero el cambio estaba ya en marcha.

Dejé de tener amigos y mi vida social se vio muy perjudicada cuando ella en una boda se dejó tirar los tejos por un compañero de gimnasio, voy a llamarle Jesús (nombre ficticio) delante de la novia del compañero y de mí. Ambos negaban tal circunstancia y negaban lo que decían que era un juego para reírnos. La otra pobre chica y yo no sabíamos dónde meternos ni qué decir, solo nos miramos.

Esa noche acabó borracha y la llevé a su casa, eso sí muy cachonda, cuando salimos del taxi de camino al portal de la casa de sus padres vomitó. Al entrar al portar me dijo que entrada para acompañarla a la puerta y en las escaleras me sacó el miembro viril y me lo succionó hasta que me corrí, con los restos del vómito todavía en su boca y mi semen me besó… “no olvides quien es tu dueña” y me dio un manotazo en mis cojones.

Al día siguiente decía que no recordaba nada, pero que estaba muy cansada y no salía, yo lo vi lógico, me dediqué a mirar al techo todo el día mientras recordaba cómo Jesús acarició la pierna y casi la entrepierna de Macu, mientras la novia de este y yo mirábamos sin dar crédito ¿por qué se dejó”.

En esa semana llegó el viernes y me encontré con mi maestro y otro compañero de mi gimnasio y me dijo que tenía que hablar conmigo, por mi bien…, no comprendí.

Fuimos a un bar del barrio y allí me dijo “esta chica con la que sales te va destrozar la vida, sal corriendo que estás a tiempo”.

No comprendí…

Prosiguió.

El martes por la noche alguien más estuvo en el gimnasio a partir de las 12 de la noche, ya sabes que lo utilizamos como picadero todos y tengo que contarte que Jesús también estuvo.

-Bien y ¿qué tiene que ver esto conmigo y con Macu?

-Pues que Macu le acompañaba…

Sentí morir, no daba crédito que hubiera sido tan perra, tan puta, tan desleal, tan cerda, tan sexy, tan guapa, tan atractiva, con un olor a hembra que embriagaba, tan…. Pensamientos encontrados me embargaban, la mente es así.

Solo pude articular un “gracias”, veré lo que hago.

Y me fui.

En casa reflexioné y mis sentimientos encontrados revelaron una parte de celos, por otra parte, dolor, (los cuernos cuando empiezan a salir duelen lo puedo asegurar), deslealtad, excitación, mi pene como una roca no paraba de enviarme señales.

Y Macu llamó, para quedar, para vernos.

Cada vez que me llamaba yo tenía que acudir rápido o me castigaba, no sabía qué me diría si es que me diría algo.

Y no me dijo nada.

Con un chocolate caliente mientras me contaba su semana en la universidad, contándome que, si tenía un compañero que le llamaban “el canario”, que era un tipo muy divertido de casi dos metros. Otro que le llamaban “Lance” por lo de la serie que ponían en Tv en aquellos momentos y así uno por uno me fue relatando quienes eran y con quien se juntaba.

No dijo nada.

Fui yo quien la dijo.

- ¿Te han visto con Jesús en el gimnasio… has estado tú allí con él, te has enrollado con él?

- ¿Pero ¿qué dices? Eso es mentira y no sé quién te habrá dicho tal cosa, pero miente.

Di un golpe en la mesa y me enfadé, mucho, mucho, la dije que no la creía, que mi fuente era la más fiable y que si había sido así que lo nuestro acabó, que por favor me lo dijera y me dejara ser libre para emprender mi vida y liberarme de ella y de su atracción fatal.

Acto seguido me metió una ostia y me dijo “sé un hombre y compórtate”.

Me quedé con la ostia y me callé.

Ella siguió hablando contándome que.

-Nos encontramos por casualidad en el metro, yo me mareaba y él acudió en mi ayuda, ya sabes que tengo la tensión baja y el me llevó a tomarme algo, bebí, bebí demasiado y me acompañó a casa, pero antes me dijo que tenía que pasar por el gimnasio a por algo. Yo estaba muy pedo y solo podía andar de su mano donde me llevara.

Una vez en el gimnasio la puerta se cerró y no se podía abrir, así que me quedé dormida allí, pero no pasó nada, te lo juro por mi perro y porque tiene los cojones de un toro y la polla de un caballo.

Volvió a meterme otra ostia, esta vez en el otro carrillo, se levantó y se fue.

-Llámame cuando se te pase el ataque de celos y sé un hombre.

Todo esto mientras todo el mundo en la cafetería miraba el espectáculo, fue tan humillante que nuevamente me dolían los cuernos y sentía placer a la vez.

Lo dejé pasar…

La volví a llamar, disculpándome por mi ataque de celos, por no confiar en ella, volvimos a quedar a los dos días, un domingo.

Volví a disculparme, a humillarme más si podía, la besé los labios encarnados, me besó y me metió la lengua hasta la campanilla y me dijo… -ven.

Nos fuimos a un descampado entre dunas de restos de obras, con un puente ferroviario a escasos metros donde cada vez que pasaba un tres nos veían y allí me tumbó.

Me sacó la polla y empezó a mamármela, desabrochó el pantalón, me los bajó, me bajo los calzoncillos y quedé con el culo al aire mientras con una mano sujetaba mi verga y con la otra me agarraba los huevos.

Empecé a gemir.

-No te corras, te lo prohíbo.

No me corrí.

Mientras tanto pasaba el tren, en aquellos días existía la mili y un tren con chicos que iban a la mili empezó a silbarnos desde el tren.

Ella no se inmutaba, iba a lo suyo, no tenía ningún pudor y yo… yo tampoco podía tenerlo porque me tenía agarrado por los huevos, nunca mejor dicho.

Así seguimos un rato, ella chupando y yo intentando meterla mano, pero no se dejaba…, raro.

No podía tocarla nada, ni tetas ni acariciarla el chocho ni nada, no se dejaba.

“Para, ni se te ocurra”, y seguía chupando.

Mientras tanto algo ocurría.

Al mirar a mi alrededor vi a un señor mayor que estaba escondido a escasos metros de nosotros en otra duna de escombros. Este se estaba masturbando con pasión, como quien no se cree la suerte que tiene de ver a una pareja de 19 y 20 años haciéndose una mamada.

-Macu, tenemos compañía, nos están viendo para por favor.

“No, que se joda”.

-Macu por favor para me da vergüenza.

Y paró.

Tú ni eres un hombre ni nada, mira que tener vergüenza porque un viejo vea la estupenda polla que tienes con esas dos joyas que te cuelgan… tú eres tonto. Seguro que él tiene menos polla que tú.

Pues ahora no termino y te jodes, ale vámonos.

Y nos fuimos.

“Supongo que hemos hecho las paces verdad”,

Pues el sábado que viene prepárate porque tenemos fiesta en la universidad para recaudar dinero para ir a canarias de vacaciones una semana los de la facultad.



Pasé la semana con un cacao mental que me imposibilitaba hacer nada, mis padres mosqueados porque no entendían cómo estaba tan abatido. Me decían que hiciera algo, que estudiara, que trabajara que viviera, que saliera de casa… pero yo no podía explicarles que estaba en las garras de una bruja perversa que tenía mi voluntad secuestrada, era total y absolutamente dependiente de ella, no podía pensar, daba mucha pena.



En el gimnasio me miraban y cuchicheaban, me encontré a Jesús…



Y el muy hijo de la gran puta me dice lo que pasó, y que a requerimiento del maestro le había instado a que me contara todo y poniendo de excusa que él no había querido que pasara nada porque tenía novia sin embargo pasó.

Todo esto delante de un vestuario lleno de compañeros que nos miraban, y todo esto desnudos los dos por haber salido de la ducha…

Otra vez sentimiento enfrentados.

Por una parte, la vergüenza, por otra parte, el odio que me produjo eso y por otra parte no pude si no mirarle la polla a Jesús… la tenía muy bonita, circuncidado, sin pelo carnosa, pesada y con unos huevos bonitos que le colgaban, eso me daba más morbo todavía si puede ser.

La mía tampoco estaba mal, pero la de Jesús parecía más grande que la mía… sí, era más grande que la mía, no los huevos que yo los tengo más grandes, pero sí la polla, me daba más morbo todavía.

-No pasa nada Jesús, ya no salimos juntos, le dije de forma mentirosa.

Cuando salí le dije al maestro “tenías razón, esta chica va a acabar con mi vida si sigo con ella, pero no puedo dejarla soy un drogadicto de ella” y me fui, para no volver más al gimnasio.



Pasó la semana, yo zombi, mis padres preocupados, yo sin ganas de vivir, salvo cuando me llamaba por la noche y me contaba su día en la universidad.

Yo no la conté nada del encuentro del gimnasio, ni de que lo sabía ya todo, permanecí callado cobardemente, tenía miedo de no volver a sentir sus labios, su culo entre mis huevos, mi miembro enterrado en su vagina…, no, no podía vivir si ella y al fin y al cabo ella tenía 19 años y tenía que vivir sus experiencias, un desliz lo tiene cualquiera, incluso yo posteriormente, primero con su prima y luego con otra linda chica.


Notas de la vivencia:

Macu me ordeñaba para las galletas que luego daba a sus amigas y novios.
 

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SU PRIMA.

Su prima vino de Suiza, su madre la rarita de su familia emigró a trabajar a Suiza y allí conoció a un soso suizo, se casó, echó raíces y tuvo una hija.



Su prima Mai, ni idea de dónde venía el nombre, era menor que Macu, tenía 18 años y Macu la había hablado mucho de mí, vino ese verano como regalo de cumpleaños a ver a su familia española.

Macu propició el encuentro en un Burger, la prima no comía de nada y menos comida española, quedamos en Callao (un Wendy) y me la presentó. A mí me presentó como su amigo especial y me ordenó que me sentara entre las dos.

Macu empezó a contarla que yo era cinturón negro de karate, que estaba muy guapo, que nos íbamos a ir de vacaciones solos a algún sitio que si patatín y patatán, llegó un momento que no hice ni caso.

Mai, me miraba con atención, a los ojos, como quien quiere mirar más allá del alma de la persona y eso me intimidaba.

Macu empezó a preguntar a Mai si tenía novio, Mai contestó que no, que tenía varios, que en Suiza tenían otra moral y que disfrutaban del sexo de otra forma, sin novios, sin personas fijas.

Macu le dijo que suerte, que en España tenías que ennoviarte para tener sexo, (ya ves tú lo dijo ella que llevaba desde los 15 años ordeñándome primero con miles y miles de pajas y luego con folladas habituales, pajas y perversiones, además de haberse follado al hijo de puta de Jesús, mi compañero de Gimnasio).

Mai escuchaba, me seguía mirando a los ojos, me intimidaba…

Llegado un momento Mai preguntó que qué tal amate era yo. Macu le dijo que no sabía que era el único chico que conocía (mentirosa, ya se había follado a Jesús, pero no sabía que yo lo sabía).

Mai seguía mirándome, me intimidaba, yo rehuía la mirada.

Llegado un momento Macu dijo “voy a buscar otra Coca-Cola, ahora vuelvo”, y se fue dejándonos a Mai y a mí solo.

Mai me preguntó afirmando “mi prima no te da lo que tu necesitas”, mi prima es muy dura contigo, yo soy mucho más normal y puso su mano sobre mi rodilla, mano que siguió subiendo hacia mi entre pierna.

Seguía mirándome, me intimidaba.

Mai me dice que cuando Macu vuelva diga que tengo que ir al baño y que me espere allí hasta que ella me busque…

¿cómo?

Eso te he dicho, ¿o prefieres que le diga que me estás intentando meter mano?

Joder, no. Dije yo.

Pues obedece.

Macu volvió.

Mai me dio en el pie para que me levantara.

Yo anuncié que iba al baño, me levanté y me fui para allá.

A los 3 minutos entró Mai al servicio de chicos, me agarró de la mano y me metió en uno de los servicios de chicos, cerró la puerta, me abrazó y me dijo.

“A ver qué tienes entre las piernas”.

-No, espera no, eres la prima de Macu, si se entera me castigará y mucho.

“Si no haces lo que te digo se enterará y entonces no la tendrás ni a ella ni a mí”.

Todo estaba pasando mientras ella ya me había desabrochado el botón de los pantalones y me bajaba la cremallera.

-No, espera.

Tarde, ya tenía yo el pantalón bajado.

Y en un santiamén mi polla en su boca, hasta la garganta. Me sentía comido, sentía que la estaba follando la boca, me tocaba los huevos y con la otra mano entre mis piernas me metía un dedo en el culo, dedo que llegó a mi próstata y empezó a mover y darle en el punto exacto.

Mai sabía lo que se hacía.

Otra vez… sentimiento de culpabilidad, me sentía como un gusano, mal, me sentía violentado, con la sensación que de nuevo estaba jugando a las reglas de otra loca.

“No te corras” (otra igual).

“Cierra la tapa del wáter y siéntate”.

Tonto de mí, obedecí.

Se levantó la falda de cuero negro ajustada que llevaba, se bajó los pantys negros de red de pescador con goma en cada pierna, llegó el turno a las bragas, (ponía en las bragas en el pubis en grande martes), todo esto sin soltarme la polla, se colocó espatarrándose, se aproximó el glande a la entrada de su coño y empezó a frotarlo, ris, ras, ris ras, ris ras y así siguió hasta que… empezó a correrse, se arrimó a mi oreja y muy bajito me chillaba al oído que se corría.

De su chocho salieron unas gotitas a presión, yo en ese momento no sabía qué es lo que era años después supe que era un squirt, con poco líquido pero un squirt.

Terminó de convulsionar, se agarró a mí, me apretó y me dijo “si eres bueno mañana salgo de compras sin mi prima busca un sitio y te enseño a follar”.

-Pero... dije yo.

“Chisssssst, calla”.

Se colocó la ropa y se fue.

Yo quedé allí en el baño, todo nervioso, con la polla muy erecta, pero sin descargar.

Salí del baño, llevaba un bulto enorme en el pantalón y se notaba.

“Anda que no has tardado majo en volver, donde has estado”, me preguntó Macu.

Había cola, dije yo.

“¿Y ese pedazo de bulto de tu pantalón?”

-Cosas que pasan”, dije yo.

Me senté y Macu me dio un pellizco retorcido en el culo, como si ella intuyera algo.

Mai corroboró mi versión, había mucha gente en los baños y se estaban drogando.



Paseamos los tres esa tarde, puerta del Sol, Callao, Gran Vía, montera.

Macu se compró un vestido de dos piezas verde que la resaltaban más las caderas y la parte de arriba una especie de dos pañuelos cruzados que la tapaban parte de las tetas, quedaba el canalillo al aire. Entre pieza y pieza no había nada, solo un vientre plano con un ombligo con algunos pelillos finos que no se notaban que iban hacia abajo, hacia su pubis.

Mai compró una bailarina flamenca para su abuela suiza, nada más.

Pude contemplar a Mai en toda su belleza. Mucho más guapa que Macu, pero en morena, muy proporcionada y con unas piernas muy bonitas. Su culo traslucía muy armonioso y divertido al andar, además de muy erótico también. Sus pechos muy bonitos, no muy grandes, pero con pezones de punta, un bellezón.

El día acabó, las acompañé a casa y al despedirse Macu me dijo. “te has portado muy bien…” tendrás tu recompensa.

Mai se despidió de mi con dos besos, mientras me los daba deslizó un pequeño papel en mi mano, ponía.

Mañana a las 11 en el baño.

Guardé el papel, saludé y me fui.

La foto que pongo es muy parecida a las tetas de la prima de Macu, Mai, me recuerdan todo.

Gracias por leerme.
 

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LA PRIMA, AL DIA SIGUIENTE.



No sé por qué, pero al día siguiente acudí a la cita.

Estaba turbado y no había pegado ojo en toda la noche. Sentía que estaba haciendo algo que no estaba bien y eso me excitaba mucho. Acudí muy nervioso y muy excitado, como digo.

Cuando llegué al Wendy de Callao ella ya estaba allí, tomándose un café con un bollo.

Llegué y la puse mi mejor sonrisa.

Ella con gesto serio me miró a los ojos, traspasándome la mirada, fría calculadora y muy bella.

Tenía ojos como la miel, muy bien pintados, pestañas turbadoras y carmín rojo en los labios (parecía que sabía que me ponía lo del carmín rojo).

Me senté y no dije nada.

-. ¿Desayunas?, me dijo.

Con un gesto de la cabeza asentí y me fui a pedirme algo para mí también.

A la vuelta la miré la espalda, casi no me atrevía a mirarla de frente porque seguía intimidándome.

Me paré un momento a observar lo que tenía delante de mí. Falda de flores corta, ajustada a unas caderas bonitas con culo en forma de pera, esbelta, bien sentada, tobillos cruzados, taconazos, las mismas medias de rejilla con goma de liga y una camisa blanca que transparentaba las tiras posteriores y el cierre de un sujetador negro.

Me senté, yo seguía intimidado.

Ella habló.

-. Lo de ayer me gustó, de hecho, me gustó mucho.

-. No voy a decirla nada a mi prima de esto, no lo entendería y por lo que me ha contado parece ser que eres de su propiedad. Me ha contado unas guarrerías increíbles que no termino de creerme ¿son ciertas?

Yo la dije que tal vez alguna, pero que no sabía lo que la había contado.

-. Me ha contado que folláis, que lleváis años haciéndoos pajas, que te saca el semen y hace bollitos, que la metes la lengua en el culo, que te la mete a ti, que te ata, que te quema, que te abrasa, juega psicológicamente contigo, y muchas cosas más que parecen sacadas de un libro y no me las creo.

Bueno… puede que alguna sea cierta (mentí, me daba vergüenza reconocer todo lo que me había hecho y había humillado).

-. Ya decía yo, una fantasma, seguro que ni ha follado y que te habrá hecho en todos estos años un par de pajas o tres, todo está en su imaginación, una española reprimida como me dice mi madre.

Eso creo yo, la dije (me sentía muy mal por mentir también).

-. Así que lo nuestro de ayer tómatelo como una iniciación, (dios otra loca de la misma familia, pero cuanto se parecen, eso me ponía. No solo tenía a una loca perversa si no que ahora tenía DOS).

-. Voy a estar en Madrid una semana a partir de hoy. Quiero que le digas a mi prima que te vas de vacaciones con tus padres.

-. Solo vas a atenderme a mí, cuando yo te diga tendrás que acudir rápido o te castigaré (joder, otra igual que la prima).

-. De momento hoy se supone que voy a pasar el día de compras y que a la noche he quedado para cenar con mis tíos, mi prima y mis primos en un restaurante, así que tenemos todo este tiempo.

-. Termina rápido el desayuno que tengo prisa.

Terminé.

Salimos del Wendy de camino a la Calle Preciados, al Corte Inglés más precisamente donde subimos a la tercera planta a ver trapos.

Allí ella eligió algunas cosas, unas faldas, unas camisetas, unas blusas y llevándome de la mano nos metimos en un probador.

-. Siéntate.

Ella empezó a quitarse su blusa blanca, quedaron a la vista su sujetador negro donde se la transparentaban las tetas, (preciosas, parecían melocotones estaban para comérselas).

Empezó a probarse ropa, se ponía, se quitaba y no me decía nada.

Llegó el momento de la falda, se la quitó.

Esta vez no eran unas bragas blancas que ponían “martes”, en estas ponía “miércoles” (flipaba, tenía las bragas por días).

Al agacharse observé que tenía el culo sudado, o eso o estaba mojada, ya que las bragas tenían una mancha (que curioso y que morboso pensé).

Cuando terminó me dijo.

-. ¿Qué te parece? ¿estoy guapa?

Sí, contesté yo.

En ese momento se abalanzó sobre mí y empezó a besarme, morderme, y hacerme un chupetón en el cuello como marca de propiedad para que no pudiera presentarme ante su prima.

-. Ahora eres totalmente mío.

Se bajó la falda del Corte Inglés.

Se quitó las bragas y en bajito y al oído me dijo.

-. Cómeme el chocho, ¿sabes?

Un poco, dije yo.

Así que, en el suelo, con las piernas levantadas la lamí el coño. Primero haciendo círculos en el clítoris, luego de arriba hacia abajo también en el clítoris y en los labios mayores y menores, también hice eses y por último bajé mi lengua a su ano y la dediqué un fenomenal repaso. Primero en círculos, sentía en mi lengua las arrugas que terminan o empiezan en el agujero, la puse saliva con mi lengua. Su ano apretaba y relajaba, ella gemía con voz ahogada para que no nos escucharan y cuando la metí la lengua el ano dio un respingo y un ¡Ahh! de sorpresa, cuando saqué la lengua se tiró un pedo mal oliente, eso me excitó mucho más si podía ser.

.- Perdón se me ha escapado, creo que el esfínter se me ha relajado y no he podido controlarlo.

Ya lo sé, no pasa nada. Si te vuelve a pasar te autorizo a que te lo tires en mi cara y yo te aseguro que hundiré mi rostro en tu ano para lamértelo.

Mai no daba crédito a lo que la había hecho y dicho, estaba fascinada.

-. Por favor tócame.

Acaté sus deseos y empecé a pajearla con los deditos, primero muy suave. En ese momento ella estaba muy húmeda, además de muy llena de mi saliva, y gemía, gemía, cada vez un poco más alto y en ese momento… NOS PILLARON.

Un dependiente del corte inglés nos instó a que saliéramos, rápidamente se vistió y como es lógico nos echaron de allí, no sin antes decirnos que éramos unos guarros y que no llamaban a la policía porque parecíamos muy jóvenes, eso sí toda la ropa tuvimos que pagarla, bueno ella.



Primero avergonzados salimos de allí, luego nos miramos y empezamos a reírnos, tanto nos reímos que a ella se le escapó otro sonoro pedo que desencadenó en más risa todavía.

Ella se veía muy bella, guapísima, una diosa con pelo negro de 18 años venida de Suiza pensé yo.

Fuimos caminando a Sol agarrándome ella mi mano. Al llegar al quiosco que todavía hoy existe se vuelve, me mira y me dice.

-. Esto que me has hecho no me lo ha hecho nadie antes y nunca he experimentado un gusto por el ano tan grande, he estado a punto de correrme y si no lo he hecho es porque no podría haberme aguantado otros pedos. Me dio un beso con lengua maravilloso, como un regalo de miel, me introducía y daba vueltas su lengua en mi boca con muchas ganas, me estaba dando un placer tremendo, solo con un beso.

¿Qué hacemos ahora mi diosa?

-. Terminar lo que empezamos o moriré por no correrme.

Ok, mi diosa, ven.

Fuimos hacia la cuesta de San Vicente andando, yo tenía el Renault 7 de mi padre.

-. ¿Dónde vamos?

Primero a comer, los amantes necesitan fuerzas para darse gusto.

Fuimos a Mingo, en San Antonio de la Florida.

Un día caluroso, muy caluroso las 13:45 horas en Madrid en un tórrido del mes de Julio.

Pedimos pollo, y sidra.

-. No me gusta la sidra.

Bueno tú pruébala y si no te gusta te pido una coca cola.

Probó la sidra una vez, otra, otra, nos bebimos 2 botellas comiendo con el pollo y ella empezó a ponerse borrachilla y ha reconocerme que la primera impresión que la di fue la de un pringado que no había catado un coño en su vida, pero que gracias a dios no había sido así.

Me preguntó que con quien había aprendido a comer el coño así y a lamer el ano, que si con su prima.

Lo reconocí, la dije que sí, con su prima, todo lo que la había contado era cierto.

Con cara de estupor y flipando no podía apartar la mirada de mí.

Solo pudo decir.

-. Me harás estas cosas más veces.

Todas las que tú quieras mi diosa, la contesté.

Terminamos de comer y nos dirigimos al coche, sin aire acondicionado y a 29 grados ya.

Montamos y nos dirigimos a la Casa de Campo, al teleférico, cerca del Cerro Garabitas.

Allí paré bajo una sombra, con las ventanillas bajadas, muertos de calor.

Bebimos agua,

Ella me preguntó si podía quitarse los zapatos, sus pies olían a sudor, me estaba poniendo cachondo con su olor.

Me contó cómo era su vida en Suiza, como eran los chicos, lo que estudiaba, las peloteras que tenía con su madre y que creía que se estaba enamorando de mí.

Otra vez quedé sorprendido, otra vez me sentía mal, ella me estaba gustando y mucho, pero ella no vivía en Madrid si no en Suiza y era prima de Macu, mi ama y señora.

La dije que me gustaba mucho también, que era una pena que no viviéramos en la misma ciudad, que si fuese así sería su esclavo.

Y la recordé que yo estaba con su prima, que su prima tenía un carácter muy fuerte y que me llevaba no solo al orgasmo físico si no al orgasmo psíquico y que yo era totalmente dependiente de ella y no lo podía evitar.

-. Tú eres tonto.

-. ¿Cómo te dejas usar así?

Porque no puedo evitarlo, soy un drogadicto de inma, un zombi, tengo mi mente y me polla anulados por ella. No me corro si ella no me autoriza, no me muevo si no me lo dice, hago lo que ella quiere cuando quiere.

-. ¿Y hoy? ¿por qué estás aquí conmigo hoy?

Tú lo has dicho, porque si no se lo dirás a Inma.

-. Pero es un juego, no pensaba decirla nada.

Tarde mi diosa, ya estoy aquí, por favor trátame bien, me humillé.

Ella se sentía con poder, eso la excitaba, lo vi en sus ojos, en sus axilas sudando, en la expresión de su bonita cara.

La besé.

La introduje la lengua en su boca, di vueltas y vueltas dentro de ella, la besé el cuello, los lóbulos de las orejas, las orejas y ella se estremecía. En un momento dado en bajito dijo “dios”.

Abrí su blusa, desabroché su sostén y liberé sus melocotones, con la punta erecta de sus pezones morenos, gordos y carnosos.

Tenía una erección de caballo en aquel momento.

Ella se dio cuenta y me desabrochó el pantalón.

-. Libérate hombre.

Bajó la cremallera e introdujo su mano.

Me dolía el rabo por los pantalones y ella acopló su mano en mi glande bajando mi prepucio y dejando al descubierto la cabeza rosa, grande, inflamada de deseo y de lujuria.

-. Mira a quien tenemos aquí.

Tiré el asiento hacia atrás y ella empezó a absorberme el miembro viril.

Sentía, gusto, sentía excitación, culpabilidad, temor, calor, sed, lujuria, otra vez culpabilidad y otra vez deseo, todo eso a la vez o por separado, no lo sé.

Dio con el punto clave, ese punto clave que todos los hombres tenemos en el glande y que hace que rompamos en espasmos y eyecciones seminales.

Pero no, paró, no llegué a correrme, otra vez más.

Me besó, se bajó las bragas, me preguntó cómo se movía el asiento hacia atrás y me atrajo sobre ella.

Seguía besándome, seguía agarrándome la polla.

Se la apuntó en el coño (precioso coño moreno uf) y agarrándome de los carrillos del culo se la hincó, o más bien me hincó en su sexo húmedo.

Empecé a moverme, despacio, dentro-fuera, más bien todo el esfuerzo lo quise poner en la entrada, en los primeros centímetros de la vagina, donde las terminaciones del clítoris hacen estragos. Di con el puntito, yo lo sentía porque cuando das con el puntito el placer lo recibe el glande en un lugar determinado, ella también lo sentía.

Gritaba, al principio poco, luego más, luego me decía cosas en el oído como cabrón fóllame, y luego se acuerda y me dice.

-. Para, para que no te has puesto condón.

Es cierto, no tenía condones, mi hermana me los había requisado hacía poco porque se los robé de su casa y ella creía que mi cuñado tenía una aventura con otra porque también descubrió pelos rubios en su cama… ¿adivináis de quien eran los pelos rubios verdad? Y sí nos revolcábamos en la cama de mi hermana en su casa cuando estaban trabajando, pero eso es otra historia.

Me la sacó de la vagina, no pude contenerme y empecé a eyacular sobre sus tetas, su blusa, su cara, sus ojos, tanta fuerza llevaba el semen que parecían disparos, ella se sorprendió mucho (más tarde me dijo que las eyecciones la habían hecho algo de daño en la cara pero que la habían puesto a mil).

No sé cuanto semen salió de mis testículos, pero fue mucho.

-. Que cabronazo, te has corrido ¿y yo qué?

No terminó de decir la frase cuando yo ya la había dado la vuelta y puesto en culo en pompa.

Así de esta postura empecé a lamerla el ano nuevamente, la vulva, el clítoris, así hasta que 4 minutos después (más o menos como la prima sería cosa de familia) estalló en un sonoro grito.

Convulsionaba, su ano abría y cerraba, un pequeño chorro salió de su vagina a presión sobre mi boca, mi nariz, mis ojos, a lo que yo respondí en ese momento metiéndola la lengua en el ano. Convulsionó más todavía, volvió a expulsar líquido, 2 veces en 30 segundos se había corrido, para terminar con que su esfínter se relajó y empezó a salirla un sonoro pedo mal oliente. Tal como la había prometido metí mi cara más en su ano y seguí lamiéndolo y otra vez, otra vez salió ese chorrillo de prueba y muestra del descubrimiento del éxtasis, se había corrido 3 veces en 10 minutos.

Quedamos extasiados.

Con un calor tremendo, ya teníamos en el coche 30 grados a la sombra, la chicharra sonando y una sed tremenda.

Ella sobre mi pecho, con su mano izquierda en mi pectoral, y la otra agarrándome los huevos, acurrucada, extasiada.

-. No me había corrido antes así Javi, había tenido sexo con chicos, pero no como contigo.

-. De hecho, no me he corrido nunca con una polla en mi vagina, siempre por el clítoris y esta vez he sentido que me iba, que me corría con tu polla mientras golpeabas no sé qué punto de mi vagina.

-. No me extraña que mi prima ejerza ese poder para controlarte, yo haría lo mismo, yo haré lo mismo si puedo y me dejas. Yo puedo salvarte de mi prima, vente a Suiza.

-. En un solo día me he corrido más que en toda mi vida sexual, gracias a ti.

-. Ahora tengo que volver, ¿me llevarás a casa de mis tíos?

Sí.

Ese día terminó, lo recuerdo como si hubiera sido ayer, le doy gracias a la vida por haberlo vivido.



Nota de la vivencia:

Mai se parecía mucho a la chica que pongo en la foto, tenía algo más de tetas y era más guapa, pero muy parecida a esta muchacha.

La imagen chupando el ano la recuerdo así en el coche.

El sexo de Mai la recuerdo como en la foto y la situación la viví tiempo después así con ella.

Su ano era justo como el de la foto.
 

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JULIO y AGOSTO, me voy de vacaciones.



Mai no duró una semana en casa de sus tíos, su madre cambió de planes y al día siguiente se fueron para Cuenca, a ver a su abuelo, después ya verían. Ignoro qué pasó, imagino que cosas de familia y problemas varios. Lo cierto es que no pude despedirme de Mai, una chica que me gustaba y mucho. En ese momento no sabía que el destino nos volvería unir más adelante, primero en una buena aventura y luego para más tiempo.



Quedé muy tocado esos días y además le dije a Macu que me iba de vacaciones a Jávea con mis padres el resto del mes y luego al pueblo, así descansaría de tanta locura.

Antes de irme quedamos para despedirnos Macu y yo tomar un helado y lo que saliera.

Se vistió de amarillo, pantalones amarillos y camiseta amarilla con sandalias, además siempre los labios con carmín rojos que tanto me enloquecían y sobre todo su colonia… “Álvarez Gómez”, esa colonia siempre la llevo conmigo, me recuerda a ella, a los días de sexo con ella. Se convirtió en mi colonia para toda la vida, siempre me han preguntado por qué esa colonia y no otra y nunca he explicado el motivo, hasta hoy que lo confieso.

Tomamos el helado.

Me preguntó que me había parecido su prima, yo la contesté que una niña muy mona pero que la veía un poco paradita y infantil, pero a lo suizo.

Ella me dijo que estaba equivocado, que en Suiza tenía chicos que estaban detrás de ella y que los manejaba muy bien (hay si tu supieras como se corre tu prima…)

Macu insistió en contarla algunos de nuestros juegos sexuales y que no la creía, que opinaba que yo era tonto, un guarro y que no podía ser muy hombre cuando me dejaba hacer esas cosas (bien Mai, así no sabrán lo nuestro), yo asentí y me dejé humillar de nuevo, me gustaba, me daba placer que Macu me dijera esto mientras recordaba el sabor del ano de Mai, el salpicar de su corrida y de la mía en sus pechos y su cara.

Como no antes de irme de vacaciones tenía que humillarme, como no.

Empezó diciendo:

-. ¿Sabes? Yo te quiero mucho.

-. Llevamos desde los 15, tú desde los 16 juntos y hemos gozado mucho.

-. Pero me estoy dando cuenta que me gustan otros chicos, hombres, bueno mira que me gusta mi profesor de inglés de verano.

Así me lo soltó.

-. He pensado que durante esta etapa de verano para ponerme las ideas claras deberíamos dejarlo estos dos meses o tres porque estoy hecho un lío y es mejor así, de esta forma no te pondrás celoso porque no estaremos juntos.

El mundo se vino encima de mí, tenía que soltarme algo así.

Otra vez los sentimientos encontrados: Amor, ira, celos, deseo, ira, sufrimiento, más sufrimiento y yo callado, no sabía que decir.

-. Te doy libertad para que ligues donde vayas, a la vuelta hablamos y me cuentas como te ha ido.

Y dije la frase… la PUTA FRASE, “POR FAVOR NO ME DEJES”.

Se río, se río mucho.

-. Pero qué poco hombre eres, mi prima tiene razón tenía que haberte largado antes (su prima empezó su juego para mi liberación y entrar ella en escena, eso me gustó).

Por favor, haré lo que quieras.

-. ¿Lo que quiera?

Sí.

-. No, lo que estoy pensando no lo harías.

Ponme a prueba.

-. No,

Por favor.

-. Humm.

-. Solo habría una forma de no dejarte, de momento.

¿Cuál?

Que salgamos mi profe, tú y yo juntos.

¿A dónde?

A cenar esta noche.

Vale, está hecho si con eso no me dejas.

-. Quedamos a las 9 en la Calle Boltaña, vente guapo.

Ok.



Llegaron las 9 de la noche.

Llegué y ella ya estaba allí junto con un hombre de unos 35 años, con pelo de oso en el pecho, bien parecido y más cachas que yo.

-. Mira este es Andrés, mi profesor de inglés.

-. Encantado majo.

-. Javi ha sido mi novio todo este tiempo, pero ya le he dicho que a partir de ahora vamos a ser los tres novios.

¿Cómo?

-. Sí, que son lentejas, que si quieres las comes y si no las dejas. Si quieres permanecer a mi lado tendrás que compartirme con Andrés.

(hija de puta, después de Jesús el Andrés este de los huevos).

Andrés se reía, con una sonrisa pícara, gozando del momento, pensando en lo poco hombre que debía de ser yo para que me hicieran esto y en lo muy macho Alfa que era él para con una cría de 19 años.

Sentimientos: Odio, Ira, desesperación, enfado, sufrimiento de los cuernos, olor del sudor de Macu con excitación, olor de su puta colonia “Álvarez Gómez”, sumisión…, no podía vivir sin ella, sin sus labios, sin su culo, sin su pelo rubio, sin sus perversiones.

Asentí, no dije más, solo dije ¿Dónde cenamos?

-.Andrés nos va a llevar a un sitio muy chulo que conoce en el Pardo.

Y allí nos fuimos.

Restaurante el Torreón, ponía. Aparcamos y cenamos, cada uno se pagó lo suyo (el tal Andrés ni siquiera ofreció el detalle de pagar nada más).

Durante la cena hablaron del inglés, de los planes de ella, de los planes de él, de la mujer de él, de los hijos de él (tenía 2 muy pequeños y la mujer estaba esperando otro), se quejaba de los mismos, se quejaba de su mujer que si no follaba, que si él necesitaba hembras para follar, que él había venido al mundo para repoblar la tierra.

Joder, cuantas tontunas pensé yo.

Pero Macu no…

Pasamos a bailar y tomar algo.

Cuba libre, ron, Lirios… y baile.

Macu se movía como una zorra en la pista de baile, restregándose a Andrés todo lo que podía, yo miraba fuera muerto de envidia, de celos, de sufrimiento por los cuernos, no veía nada más que el culo sensual y erótico de Macu moviéndose, luego me acordaba de cuando se movía encima de mi dando botes sobre mi polla y en cómo rebotaban sus glúteos.

Y Macu bebió, y se puso “pedo”.

Y vomitó, claro no podía beber ya lo sabemos.

Y Andrés la rescató, pero fui yo quien la sujetó el pelo mientras vomitaba en la calle.

El, Andrés, no porque decía que le daba asco.

Cuando terminó de vomitar fue a Andrés y le dijo que íbamos al coche.

Un Ford Taurus enorme, por cierto.

Antes de llegar al coche Macu ya se había agarrado a Andrés y al bulto de su pantalón que iba a explotar.

Llegamos al coche los tres, abrió las puertas y me dice Andrés, NO, Tú ahora no.

Entraron los dos en el coche, lo puso en marcha y se movieron unos 300 metros a lo oscuro, yo quedé allí como un imbécil.

Salí corriendo al coche lleno de ira, miedo a lo que vería, temor, excitación con dolor de cuernos, todo, todo, pero en el fondo me estaba corriendo de gusto mentalmente.

Y los vi.

Estaban besándose (pero no decías que te daba asco el vómito cabrón).

Yo miraba desde fuera, se percataron de que yo estaba allí y abrieron las ventanillas.

-. Javito vigila no venga nadie que vamos a hacer el amor como novios (hija de puta).

Y yo allí plantado mirando alrededor y viendo cómo la quitaba la ropa mientras la besaba, cómo la quitaba el sujetador amarillo que llevaba, cómo la deslizaba la falda verde que llevaba, cómo llegaba a las bragas negras con encajes y puntillitas y empezaba a besarla el pubis por fuera, mientras que con sus manos la estrujaba las tetas.

Yo con cara de bobo. Recordé lo que decía mi madre sobre un vecino “ese es un cornudo consentido”, ya iba viendo el sentido de la frase y comprendiendo que ese pobre hombre era como yo, una víctima de una bruja erótica.

Inma sumisa, sin menearse.

Le tocaba el pelo de oso del pecho, de los hombros, de las piernas y la enorme mata de pelo de sus genitales, apenas se le veían los huevos, pero estaban ahí ENORMES, mucho más que los míos, no había visto huevos tan grandes nunca.

Pero es que calzaba un pollón más grande que el mío, no era largo, pero era muy ancho, con un glande que parecía un higo, rosado, poderoso con una raja grande, con unas venas muy marcadas que palpitaban y con ánimo de decir aquí estoy yo y ya esta bien de que me saquéis a trabajar.

Abrió la boca Andrés diciendo.

-. Métetela en la boca.

Inma, sumisa, no dijo nada la cogió con las dos manos (estaban en el asiento de atrás) y se la metió en la boca… bueno no es cierto, lo intentó hasta que se la metió.

Para ello tuvo que lamer y lamer, pero se ponía más gorda. Ella se reía, decía “Jesús que grande”, “madre mía que grande” ¿has visto esto Javito?

Yo miraba, impactado, no había vivido nada así antes, estaba confundido, helado a pesar del calor.

Por fin se la metió en la boca, succionaba para arriba y para abajo, él impasible como si no le diera gusto miraba. Miraba a sabiendas del poderío de su pollón, de lo que podía hacer el bicho y de que él tenía el control absoluto de los tiempos de la bestia.

-. Macu tócame los huevos también para que sientas lo que tienes en las manos.

Macu obedeció y me dijo.

-. Dios que huevos Javi, cómo pesan.

-. ¿Y todo esto está lleno de semen?

Andrés: -. Sí.

Siguieron un rato, aunque Inma hacía todos sus trucos conocidos por mi para que se corriera y ordeñarle a su antojo, para así poder tener el poder sobre él y someterlo como hacía conmigo, este no se corría.

-. Jesús, que macho.

-. Esto es un macho, un toro, Jesús.

Y llegó el momento.

Macu se tumbó en el asiento de atrás del coche, abrieron la puerta, ella se colocó como una perrita y él desde fuera con sus enormes cojones colgando y su rabo de gladiador corto pero gordo preparado para apuntar hacia su vagina.

Apuntó y empezó a empujar.

A Macu no le cabía, el higo se habría paso entre los pelos rubios de su coño como un barco rompe hielos, arrasando todo a su paso.

Ella chillaba.

-. No me cabe, es muy gorda, para.

El no paraba, iba lento, pero sin parar.

-. Por favor me haces daño quita.

No paraba.

Yo mudo, no podía dejar de mirar y de ver esa verga abrirse paso sobre el que hasta entonces (eso creía yo claro) había sido mi coño.

Y poco a poco… entró.

Inma estaba en una nube, una mezcla de dolor, de morbo, y cuando empezó a moverse de gusto, todo junto, no paraba de jadear.

Yo impactado, acomplejado, excitado pero mi pene no se puso duro, no podía, algo me había saltado en mi interior y mi polla no reaccionaba.

Empezó a empujar más fuerte, los huevos bailaban colgando mientras golpeaban el ano de Inma.

Dios, Yo estaba sufriendo como nunca, no daba crédito, me sentía más humillado que nunca.

Inma ya chillaba como una gorrina mientras decía.

-. Me siento llena, me siento empalada, dios que gusto, qué gorda, empuja, empuja, más fuerte.

Y Andrés empujaba más y más fuerte.

Y al cabo de 4 minutos de embestidas de toro (tiempo medio de Inma para correrse, hacíamos cronometrajes), donde la pudo dar unos 1000 mil golpes con los cojonazos en el ano de Inma, Inma finalmente se desplomó en el asiento, las piernas se la doblaron, los brazos también y ya no tenía control sobre su cuerpo.

Solo chillaba, como una gorrina, chillaba y empezó a tener espasmos.

-. Sí, sí, más, más por favor.

Andrés parecía un autómata, no paraba nunca y aumentaba el ritmo.

De vez en cuando me miraba a mi sonriendo, haciendo gestos diciendo que así se folla a una niña de 19 años.

Y Inma colapso de gusto.

Se desmayó.

Y él seguía, todavía no se había corrido.

Inma volvió en sí diciendo.

-. Cielos, cielos sigue, sigue y.. Inma volvió a correrse, esta vez en 3 minutos (yo nunca conseguí correrla en 3 minutos ni así, por lo menos con la polla), Andrés seguía, sus huevos seguían golpeando el ano de Inma, su ano estaba rojo, escocido por su flujo, que caía por su vagina y que desaguaba el enorme pollón gordo de Andrés.

Inma seguía gritando.

-. Por favor no la saques, sigue.

-. Por favor más, más.

Y Andrés seguía, y sus huevos también.

Ya aburría la situación, yo iba a morir de disgusto, de los cuernos, mi polla no funcionaba en ese momento, me estaba corriendo mentalmente del pollón que estaba teniendo Macu y de mis cuernos.

Y ya por fin se desencadenó.

Andrés empezó a orgasmar, como un toro jadeante y empujando. Sus huevos golpeaban más deprisa.

Hilos gordos de semen salían del chocho de Inma corriéndola por las piernas, no había visto tanto semen en un tío nunca, estaba impactado.

Mientras yo me asombraba por las pulsaciones de sus enormes huevos y del músculo entre su ano y sus huevos.

Así estuvo no sé cuánto tiempo, pero mucho.

Y por fin fue sacando el rabo.

Empezó sacando el grueso tronco dando marcha atrás hasta que su enorme y gordo glande se quedó atascado en la salida, se había puesto más gordo que cuando entro y por fin, haciendo un ruido de vacío “sonó a algo así como chof” y salió.

El rabo de Andrés estaba chorreando, aún así chorreaba más semen.

-. Límpiame.

Le dijo a Inma.

Inma estaba en una nube no podía articular palabra y solo dijo SÍ.

Y Inma empezó a limpiarle la polla con la lengua, dando vueltas y vueltas y succionando lo que escurría porque todavía escurría (Jesús, no había visto nada igual).

Y Inma dijo.

-. ¿Me limpias tú a mí ahora?

Y Andrés dijo que.

-. No, es que me das asco chupar mi semen.

-. Que chupe este si quiere.

Se dirigía a mí.

Y Inma mirándome y poniendo cara de pilla, a sabiendas que tenía un control sobre mí inhumano me dijo.

-. Javito ¿has visto como folla un hombre?

Yo asentí.

-. ¿Has visto cuanto semen y cuanto gusto me ha dado?

Volví a asentir.

-. ¿Has disfrutado?

No, dije.

-. Pues esto es lo que verás a partir de ahora hasta que me canse o se canse él.

Si sigues conmigo tendrás que hacer lo que yo te diga.

Hoy por estar aquí tendrás que limpiarme el coño del semen de Andrés, ven corre y chupa

Y yo con la mente en una nube, sin voluntad ninguna, impresionado, dolido, doliéndome los cuernos y proporcionándome un orgasmo mental tras otro acaté sus órdenes.

Me puse a cuatro patas en la entrada del coche, ella sacó su culo en pompa y empecé a lamer el semen de Andrés.

Nunca antes había hecho algo así.

El semen estaba caliente, seguía saliendo porque Inma hacía fuerza para expulsarlo, caía en mi lengua, en mi boca, me lo tragaba, había mucho que tragar, mientras ella me decía.

-. Muy bien, Javito, muy bien, así, así, no dejes nada por ahí.

-. No olvides las piernas hasta los tobillos que también hay hilos de lefa, y así lo hice.

La dejé muy limpia.

Andrés me habló.

Siento que hayas tenido que ver esto, la próxima vez si tu quieres tengo rabo para los dos.

Joder ahora humillado por este tipo, pensé.

Todo terminó ya.

Ayudé a vestirse a Inma a requerimiento de ella y nos fuimos para su casa.

Andrés nos dejó dos calles antes de su casa y yo la acompañé a su portal.

Por el camino nos encontramos con otra prima suya y su novio que vivían puerta con puerta y que yo le caía muy mal.

Llegamos los cuatro al portal hablando, como si no hubiera pasado nada.

Allí nos despedimos.

Inma me dijo “te quiero mucho”, mientras me daba un beso en la boca y me decía “llámame cuando vuelvas”.

Y me fui a Jávea de vacaciones y después al pueblo, no volvería a ver a Macu hasta septiembre.


Notas de la historia:

Las fotos que pongo son proporcionales a la experiencia, que cada uno saque sus conclusiones.
 

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Muchas gracias. Sentía la necesidad de contar mi historia solo para recordar y para que quede en algún sitio que alguien la vivió.

Aunque parezcan historias porno son vivencias que quiero dejar escritas para redimir todo lo mal que me porté.

A Inma la cree yo y ese monstruo se volvió contra mí y me ha perseguido toda mi vida. Por lo que me he visto en la necesidad de dejar constancia de todo lo que me pasó con ella.

Quiero ocultar esta historia en este lugar, un sitio escondido, un sitio que quien experimenta ciertas cosas puede entender y comprender, para que perdure y para que quede escrito antes de morir.

En el momento oportuno mis allegados la leerán, comprenderán y atarán hilos y así podré pedirlas perdón.

Mientras tanto la historia quiero ocultarla aquí y la pongo a disposición de las personas especiales de este foro, para que la disfruten o saquen sus conclusiones.

Si no se cuenta no ha existido.

Muchas gracias.
 
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VUELTA A LA VIDA



Volví de vacaciones a Madrid, el nuevo mes se iniciaba y yo venía con ánimos renovados.

Quedaron atrás las pesadillas nocturnas y los sudores nocturnos que me producían los recuerdos del último día con Inma y su amaten Andrés. Chillé en sueños, lloré, me corrí también en sueños y mi comportamiento no pasó inadvertido para mis padres.

-. Esa zorra te va a matar hijo mío, ¿crees que no sé lo que te está haciendo?

Me dijo mi madre.

-. Sal corriendo mientras puedas o te va a cargar con un bombo y luego no podrás huir.

Me dijo mi padre.

Tenían razón.

Volví a Madrid decidido a no volverla a ver más, a no llamarla, a no tener ningún tipo de relación con ella, a olvidarla y a disfrutar de mi recuperada libertad sin su influencia.

Con nuevos ánimos y sintiéndome mejor empecé los pasos para recuperar mi vida. Lo primero volver a estudiar, lo segundo tal vez ir a la mili voluntario (en aquel momento se hacía mili).

Y así lo hice. Me apunté a nocturno para terminar el bachillerato y a la mili para ir cerca de mi casa, a un regimiento de automovilismo que había muy cerquita, podría sacarme el carnet de camión allí además.



Inma llamaba a mi casa, se ponía mi madre mientras yo escuchaba por la puerta y me escondía.

Mi madre le decía que no estaba, que había salido, e incluso la llegó a decir que me había echado otra novia, una chica muy guapa morena que me quería mucho y que era muy decente y limpia, por supuesto mentira no me había arrimado a una chica desde entonces.

Mis erecciones volvieron a la normalidad, la polla me volvía a funcionar y era sensible a las chicas de las revistas Lib, Interviú y algunas revistas más de la época (hablamos de 1985).

Así que me matriculé y eché la instancia para el cuartel.

Inma seguía llamando con insistencia, cada vez más.



Hasta que un día a primeros de octubre se presentó en el portal de mi casa y esperó a que yo saliera.

-. Hombre el chico guapo desaparecido.

Dios… tragué saliva, no podía escapar.

Hola Inma ¿qué quieres?

. - ¿Pues que voy a querer? “a ti”.

No, lo nuestro terminó, no puedo seguir contigo me destrozas el alma.

-. No digas eso, tú me perteneces y lo sabes.

-. ¿O ya has olvidado todo nuestro pasado estos años?

Sí, totalmente, y también el último encuentro con ese amigo-novio o lo que sea tuyo.

-. Bueno eso es otra historia. Tú me perteneces a mí y lo sabes y yo le pertenezco a Andrés y lo sé.

Pues por eso no quiero saber nada más de ti, te perdóné lo puta que fuiste con Jesús y te perdono lo del viejo este y por eso recupero mi libertad.

. - Bueno, no chilles, te estás poniendo en evidencia delante de esa señora de la ventana que nos está escuchando.

Bueno no chillo.

-. Vamos a algún sitio y hablamos, puedo explicártelo todo.

Bueno, para que todo quede claro te voy a dedicar el tiempo que me tome una coca cola y luego tú por tu camino y yo por el mío.

-. De acuerdo mi Amor.

Amor… (hija de puta a buenas horas).

Fuimos a un bar cercano, nos sentamos en una mesa.

Yo la miraba los ojos de colores, sus labios encarnados, su tez clara, su pelo rubio, su cuello, su escote, su tipazo, su culo, su culo, su culo, su culo, me estaba embobando mientras llevaba desde la barra a la mesa las bebidas y la veía de espaldas en la mesa.

A ver dime, la dije.

-. No puedo decirte nada más que te quiero, que eres el hombre de mi vida, que sin ti no soy nada, que te necesito en mi vida y que quiero pasarla contigo.

Eres una zorra, a buenas horas me vuelves con esa cantinela. Hay algo que se llama respeto, otra cosa que se llama amor y no es lo que últimamente me has dado.

-. Puedo darte todo el amor del mundo, puedo darte hasta que me la hinques por el culo, sabes que nunca te lo he dado, pero a partir de ahora es para ti, solo para ti.

(No, por dios, el culo no, mis pensamientos me traicionaban).

No, no puede ser (con la boca pequeña).

-. ¿Por qué?

Porque empiezo a estudiar y tal vez marche a la mili.

-. No pasa nada, podemos seguir viéndonos cuando tú puedas (y ella quisiera claro) y volver a tener nuestra maravillosa relación, con arrumacos y mimitos como antes.

Ya…

¿Y Andrés?

Andrés está ahí me temo, por lo menos por ahora.

Me he hecho dependiente de su polla, pero no le quiero, no le quiero como a ti, de hecho, no le he dado la parte más íntima de mi ser que es mi corazón y mi culo.

Solo tú me has chupado el ano, él no.

¿Y Jesús?

-. Lo de Jesús no pasó de una paja mal hecha, te lo aseguro y porque se puso muy pesado. Él lo intentó conmigo, pero fue muy burdo, no sabía tocarme, nada que ver contigo y tu destreza, no me corrí, no sabía hacerme correr.

Además, duró escasamente 22 segundos y aunque su polla prometía no creció tanto como parecía y menos que la tuya en ereccón, además sus huevos echaron muy poco semen, no como los tuyos.

Ya, o como Andrés...

-. Bueno es que lo de Andrés es diferente. Es la definición de macho, de toro que cualquier chica quisiera tener y yo empiezo a poseerlo, aunque él me posee más a mí y más a menudo.

Mira Inma, Andrés tiene 20 años más que tú, está casado, tienes dos hijos, una mujer y un hijo que no sé si ya habrá nacido, ese hombre pertenece a otra vida y a otra persona.

¿Por lo menos se pondrá condón? Porque la vez que te folló delante de mí no se lo puso.

-. Es que no le gustan, no hay talla para él, sufre mucho por eso, por eso tiene tantos hijos además.

Ya…

¿Y tú?

¿Y si quedas embarazada?

No, me ha dicho que no pasa nada, que él la saca antes de que salga demasiada corrida, que con un poquito que caiga dentro del coño no se hacen niños, me tranquiliza mucho él tiene mucha experiencia en hacer niños.

(Pensamiento: Tonta, que eres tonta).

Eso no es así Macu.

¿Pero qué relación tendríamos entonces?

¿Una relación de tres, donde tú y yo nos queremos, tenemos una vida social común, amigos, actividades, algo de sexo supongo, más un señor casado que cuando él te llame te joderá hasta que pierdas el sentido?

-. ¿Sí, es maravillosa no crees?

Por debajo de la mesa se había quitado uno de los zapatos rojos con una borla en la punta y me estaba pasando el pie y los dedos por mi paquete. Sus uñas rojas brillaban, su pie sudoroso olía, me excitaba su olor y me la ponía cada vez más dura.

-. Ves ella sabe quien es su ama, ella sí que te traiciona y quiere venirse conmigo.

¿Y yo qué gano con todo esto?

-. Ya te lo he dicho a mí entera, para ti, salvo alguna vez que acuda a la llamada de mi macho para ayudarle a desaguar sus… bueno eso que sabes que le cuelga y que golpea en el ojete.

Uf, me estaba calentado.

La situación es surrealista, pero me estaba dando morbo, me estaba dando gusto solo de pensarlo, al fin y al cabo, sería alguna vez espaciado en el tiempo lo de Andrés y eso la aplacaría. Mientras podríamos funcionar como antes, todavía la quiero.

Recuerdo el curso de 2º de Bup donde nos pasamos casi todas las mañanas en la casa de mi hermana escondidos en su cama haciéndonos pajas y comiéndonos el sexo. Jugábamos a cronometrarnos lo que durábamos en cada paja, a medirme el rabo en erección, también estando flácido, medirme los huevos, ver cuánto esperma salía, a darle masajes, a hablar, a mirarla los ojos, a dejarme sorprender con una vela donde me tiraba la cera sobre el agujero de mi polla y sobre el agujero de mi ano.

Podía sentir en mi recuerdo como la temblaban las piernas cuando la comía el chocho, como gritaba cuando se corría, como andaba por la casa con los tacones de punta fina dejando el parqué agujereado.

La veía en mi mente desnuda, con su pubis al aire, con los pelos de su pubis caracoleando y los pelos rubios de su cabeza sueltos, era maravillosa, era una diosa para mi en aquel momento, aunque algo bruja pero una diosa.

Me acuso de lo perverso que fui con ella ya que yo la emputecí.

Desde los 15 años yo la contaba historias al oído donde narraba encuentros sexuales con compañeros de clase que compartíamos y ella se metía tanto en el papel que cada paja que la hacía extasiaba como un volcán. Cuando terminaba me decía “a fulanito ya me lo he tirado, mañana le toca a menganito” y yo al día siguiente volvía al mismo juego, a contarla historias sobre cómo la tocaba el clítoris, la chupaba, le hacía una paja, le daban golpecitos con sus pollas en diversos lugares de su cuerpo, como tenían las pollas, como tenías los huevos, lo recordaba todo.

Inma seguía acariciándome mi bulto con su pie. Dejó de hacerlo, se calzó, y me agarró las manos. Manos finas, con un anillo de oro, con unas uñas largas finamente pintadas de color carmesí, suaves, muy suaves.

Ella siguió.

-. Me dijo tu madre que tienes una novia morena tendrás que dejarla (ella no sabía que era mentira). Sabes que yo sí soy muy celosa, no como tú, y que no consiento que esos huevos derramen leche en ningún sitio que yo no quiera.

Me miraba con sus ojos de colores. Estaba hechizado, mi mente se nublaba, mi alma se volvía negra, mis fantasmas me hablaban y me decían “ve a por ella, haz lo que ella te diga, sabes que le perteneces”.

Seguía mirándome muy fijamente a los ojos.

-. Eres mío, soy tu propietaria. Tu polla me pertenece, tus huevos y su semen me pertenecen ¡dámelos! Son míos, los quiero cuanto antes.

Me estaba corriendo de gusto con sus palabras. Palabras dichas con voz suave, cariñosa, susurrante y… me besó.

Ahí comprendí que estaba atrapado, que no podía huir, mi alma se había rendido nuevamente a ella. Los pelos de mi piel se erizaban, el gusto en los labios me excitaba más y más.

Me introdujo, la punta de su lengua, solo la punta. Sabía a coca-cola y fresa. Abrió la boca y intenté meterla la lengua, pero solo admitió la punta también. Las dos puntas se saludaban, se acariciaban como en un baile. Mientras sus manos me tocaron el culo, me pellizcaron. Me acarició la cara, el cuello. Me metió la otra mano por debajo del polo y me acarició el pectoral, al principio flojo, luego me lo agarró, terminando por acariciarme la punta de una teta.

Yo empezaba a enloquecer, mi mente no pensaba, veía nublado.

Muy bajito me dijo al oído.

-. ¿Te quedarás conmigo verdad?

-.¿Te quedarás verdad?

-. ¿Volverás a ser mío cierto?

SÍ.

SÍ.

Soy tu esclavo, te amo, te quiero, no puedo vivir sin ti.

ME RENDÍ, tonto de mí, otra vez volvió a rendirme, sin condiciones ni capitulaciones. Con una situación de pareja de tres que yo consentía y aceptaba. Desde ese momento me convertí en un CORNUDO CONSENTIDO, como me decía mi madre. Ya todo lo que pasase a partir de ahí yo sería conocedor y cómplice de sus caprichos y deseos nuevamente.

-. ¿Le pides el coche a tu padre para llevarme a casa?

Sí, la respondí, voy a por las llaves.



Lógicamente a mi padre no le dije que iba con Inma, a mi madre no la podía engañar ya que era mujer y saben mucho, pero me dijo.

-. Hijo, ten cuidado con esa zorra no te lie (tarde), mejor búscate una morena guapa, buena persona, limpia y que te quiera, esta no te quiere.



Montamos en el Renault 7 amarillo de mi padre y nos fuimos camino a su casa, por la avenida de Aragón. Antes del desvío habitual para su casa me dijo.

-. ¿Recuerdas en ese descampado? Ahí empezamos a tocarnos a los 15 años, ¿recuerdas?

Glup, claro que lo recordaba, mi miembro entró en erección.

-. Desvíate por la camino de tierra hacia arriba.

Obedecí.

Tras recorrer 1 km más o menos me dijo “para”.

Ya estaba anocheciendo y el ocaso caía, la luz iba desapareciendo poco a poco.

Paré.

Me abrazó y sentí que ya no podría escapar de esos ojos de colores y de ese abrazo.

-. Te quiero javi.

Me besó.

Me metió la lengua.

Corrió el asiento hacia atrás y me atrajo a ella.

Siguió besándome.

Me susurró al oído…

-. Te voy a entregar mi culo, quiero que seas el único que lo posea, en prueba de mucho que te quiero.

Yo estaba más excitado todavía.

-. Bájate los pantalones.

Me los bajé, apareció mi rabo con mi glande inflamado y despuntando hacia ella.

-. Mi pollita, mi pollita, cuanto de menos te he echado. Tú si que cabes bien dentro de mí.

(Qué cabrona, ahora me llama mi pollita… después de Andrés imagino que todas serían pequeñas para ella).

Le subí la falda.

La bajé las bragas… “rojas”, joder rojas como su carmín, como sus uñas de las manos y de los pies. Unas bragas con encajes que se transparentaban los pelos de su coño rubio. Sus pelos despuntaban por los puntos de las bragas.

Bajé y olí su sexo.

Olía a coño, a su coño, a pis también, a flujo, a sudor.

Todos los ingredientes olfativos juntos me estaban volviendo loco, volví a perderme en una nube mental, no era yo ya.

La quité las bragas, la abrí los labios del coño y metí mi nariz oliendo, oliendo…

Empecé a chuparla el coño con devoción, con sumisión, con la esperanza de hacerlo bien.

Mientras, recordaba cuando fue la última vez que se lo lamí, cuando lamí el semen de Andrés y me lo tragué.

Los pensamientos me estaban excitando más que la propia chupada, mi polla explotaba.

Tras 4 minutos como siempre Inma convulsionó y sus piernas empezaron a temblar.

Inma gemía y gemía, el orgasmo la duró 22 pulsaciones de su coño abriendo y cerrando, las conté y su flujo caía y caía en mi boca.

Terminó diciéndome.

-. Ese es mi chico, te echaba de menos ya.

-. Ahora el gran momento, prepárate.

-. Pero sabes que quiero el control, quiero ponerte una cosa.

Un condón imaginé yo pero NO.

De su bolso sacó un lazo rojo (como sus bragas, su sujetador, sus uñas, sus labrios).

-. Aparta un poco que tengo que ponerte el lazo rojo.

Bueno, me lo pondrá en la polla como adorno, si eso la excita por qué no.

Pero no.

Me puso y me ató el lazo rojo en mis huevos, apretándolo lo suficiente y haciendo una lazada colgándome más los huevos. Algo que ya me había hecho en otras muchas ocasiones cuando quedábamos para ir a la disco con sus amigas (algún día hablaré de sus amigas y de Teresa) y sus novios.

Movió el respaldo del coche hasta ponerlo lo más horizontal posible y se puso a cuatro patas.

-. Escupe en mi culo y apunta la punta de tu pollita en la entrada de mi agujero.

(pollita qué cabrona).

Yo no escupí, directamente la pasé la lengua por el ano, le gustaba tanto…

-. Sí, sí, me gusta y tiró del lazo rojo y de mis cojones.

-. Apunta la pollita en mi culo.

Apunté.

El rabo duro como una roca, las venas hinchadas, el glande inflamado, colorado, brillante.

Empecé a hacer fuerza.

No entraba.

Había que hacer más fuerza.

Ella abría más el ano para que entrara.

-. Vamos empuja, estoy muy excitada.

Empujé más fuerte y el glande superó el esfínter, quedando solo la cabeza en el interior.

Ella tiró del lazo rojo y atrajo mis huevos hacia ella.

Yo creía morir por el MORBO, el dolor de huevos, el gusto de mi polla hasta ese momento.

Con el último tirón del lazo ella me ayudó a meter otro par de centímetros.

Pero la punta dio con algo duro, no sabía lo que era… o sí.

Ella más fuerte tiró del lazo, más, y más fuerte.

La resistencia interior dura se movía y mi polla entraba.

Inma gemía.

Inma me decía cosas como

-. Sí, sí, mi pollita, entra, entra, dame bien por el culo, mi hombre, mi amor, lléname de tu rabo y de tu leche.

Las palabras, el lazo, los empujones junto con el gusto estaban siendo indescriptibles. La caverna más estrecha por la que había pasado en mi vida.

Y tras veinte o veinticinco empujones y tirones fuertes de Macu empecé a chillar y a correrme.

Mis huevos se estremecían, convulsionaban, se contraían, sentía dolor en la punta, en la próstata, pero daba igual, mis huevos seguían palpitando y yo sentía cómo salía mi semen en su culo.

Ella chillaba por el dolor pero lo sufría.

-. Sí, sí, me haces daño pero te quiero, te quiero, dame más, córrete, córrete mucho.

Notaba como mi semen salía de su culo, ya no cabía más, rezumaba mucho.

Y extenuado caí sobre macu con la polla todavía dentro.

Así quedé un par de minutos.

Mi polla seguía escurriendo semen, se iba relajando, además.

Ella aguantaba el peso de mi cuerpo de espaldas, mi polla todavía erecta dentro de su culo y me dijo.

-. Lo ves, ¿ves cuanto te quiero?

-. ¿Ves de lo que soy capaz por ti?

SÍ.

Respondí.

Ahora sácala y vamos que no puedo llegar tarde a mi casa, mi padre está mosqueado conmigo porque llego muy tarde últimamente (yo no hilé esa frase hasta tiempo después, me pareció normal, pero llegaba tarde porque Andrés la daba caña mucho más a menudo de lo que yo creía).

Empecé a apartar mi cuerpo porque quería ver como salía mi polla de su culo y como salía mi glande, me daba morbo.

Cuando sacaba la polla empecé a ver y a oler.

Mi polla salía llena de mierda.

El glande estaba lleno de mierda.

Y cuando terminé de superar el esfínter, tras un ruidito salió otro poco más de mierda y un pequeño moñigo.

-. Huy perdona, pero esto no estaba previsto.

¿Me estaba dando asco?

Asco le daría a cualquiera que no fuera yo y que no hubiera penetrado a Inma, una chica rubia de bandera, una diosa rubia con el poder de poseer mi alma, mi espíritu y mi cuerpo.

Así que cogí un trapo para limpiar que tenía mi padre en el salpicadero de la guantera y me limpié la polla.

Luego cogí su moñigo de mierda y lo tiré por la ventana.

Luego la limpié como pude el culo.

Doblé el trapo y lo guardé, con el oscuro deseo de olerlo cuando estuviera solo, quería poseer su culo de verdad y el olor para mi era fundamental.

Y volví a ser esclavo de su amor.

O de su tortura.

O de su brujería.

Ya no sabía de qué era yo esclavo.



Y nos fuimos del descampado camino para dejarla en su casa.



Fin,

Ya era un esclavo y un CORNUDO CONVENCIDO.



Nota de la historia:

Las fotos me recuerda lo que viví, más o menos esa fue la imagen de todo.
 

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REZO EN EL PARDO



El curso ya había empezado, mi vida transcurría en un instituto llamado Quevedo, en Madrid, en el turno nocturno. La cosa no iba mal y me sentía más centrado.

Inma no había vuelto a dar señales de vida desde que volvimos y arreglamos volver, me chocaba, estaba intrigado, pero no quería hacer preguntas, ya aparecería cuando quisiera.

No era normal en ella, ¿qué raro? Con las molestias que se había tomado para arreglarlo.

¿Y si la llamo?

No, se pondrá su madre y no tengo ganas de dar explicaciones.

Me comía la inseguridad, los cuernos me daban placer solo de pensar que si no me llamaba era porque estaba con Andrés, su macho según ella. Yo había pasado de ser mi amor a ser “pollita” (ya ves tú, con la tranca que gasto ahora después de 40 años me hace reír).

Pero es que lo del tal Andrés no tenía igual.

Por lo que me contó Inma el tal Andrés no tenía ni idea de inglés, había hecho un curso de inglés por correspondencia y en un horario definido daba clases para alumnos con muy bajo nivel. Su profesión verdadera, aunque no le gustaba decirlo, era Conductor de la EMT en turno de mañana en la línea 38, flipé cuando me lo dijo.

Inma me contó que lo conoció en el autobús, que la dijo muchas cosas bonitas y que ella se había fijado en el bulto de su pantalón mientras este conducía.

Contó que todos los días que iba a la universidad la esperaba para que no llegara tarde y la ponía a su lado para darle conversación. Un día quedaron para tomar un café y a ella le gustó todo lo que la contó.

Le contó cosas como que su mujer quería tener muchos hijos y que él no, que el quería ser mecánico de “cosas del motor”, todavía no sé qué profesión es si es que ha sido algo alguna vez.

Sus hijos le cargaban, le agobian y reconocía que quería estar siempre fuera para no aguantarlos.

La contó que su mujer estaba loca con él porque tenía una polla descomunal y que era muy celosa y claro él quería repartir amor al mundo y ella no le dejaba.

Inma se impresionó de cómo un hombre de 39 años la hacía caso, la trataba como una reina y la contaba cosas que en cierta forma la ponían cachondilla.

Y que ahí empezó todo.

La muy guarra me contó donde y cuando fue la primera vez.

Por lo visto la primera vez se la folló el mismo día que yo me follé a Mai, su prima.

Vuelvo a insistir que su prima me gustó de verdad, me enamoré de ella en el poco tiempo que estuvimos juntos, pero no como Inma, diferente, muy diferente.



Me contó que se la jodió en el autobús, al ir a cerrar a cocheras, en una calle solitaria cerca de entrevías donde tenía la cochera.

Por lo visto ahí vio por primera vez su miembro “extra terrestre”, como ella lo denominaba, y lo probó. Y la enseñó que solo con un poco de semen no se quedaba embarazada nadie, que para quedarse embarazada hacía falta una eyaculación completa y él no hacía esas cosas, solo eyaculaba un poco de semen para lubricar la vigina, ella vivía convencida de eso, uf.

Me contó que la primera vez parecía virgen de nuevo y que su capullo solo pudo entrar en el recibidor de su coño. Pero resultó que el glande gigante trabajo de puta madre la entrada y ella se vino en menos de 4 minutos porque la rozaba algo ahí que conectaba con el clítoris y que la hacía perder el conocimiento. A partir de ahí quiso controlar esa polla para ella pero no lo conseguía, era la polla quien la controlaba a ella.

Andrés era muy generoso según ella. No ponía ningún impedimento para regalarla en un vaso un cuarto de litro de semen, algo increíble de verdad y que si no le hubiera visto eyacular no me creería. Ella se llevó la primera vez el semen que pudo recoger y como siempre hizo galletas y las dio a probar a sus hermanos, su madre, sus primas y los novios de las primas, se reían mucho porque decían que parecía otra cosa jiji, (que hija de puta ignorante).

Y sin embargo ahora no sé nada de ella, no sé si llamarla o no.

No, no la llamo.



Días después.

Me llamó Macu.

-. Hola guapo, hola mi pollita, quieres venirte al Cristo del Pardo a rezar, ya conoces el restaurante del Torreón, luego podríamos ir donde fuimos con Andrés.

¿Pero tú y yo solos?

Tú y yo solos, Andrés está liado con su bebé y su mujer no le deja ni a sol ni a sombra, así que es tu turno.

Joder mi turno, podrías ser más cariñosa.

-. Y lo voy a ser mi amor, esta tarde voy a ser toda para ti, sin compartir con nadie.

Ok, dime la hora.



A la tarde la busqué en el Renault 7 de mi padre.

Me dio un sonoro beso de bienvenida con sus labios rojos pintados de carmín y a la vez me tocó los huevos.

-. Los tienes duritos, que bien, eso es que hay carga.

Bueno sí, es cierto, lo estoy reservando para ti como me dijiste, ya sabes que soy cumplidor (y era verdad, hacía casi un mes que no me corría y que no desaguaba el líquido blanco) así que me dolían los huevos mogollón.

-. Bien, bien.

Llegamos al Cristo del Pardo, en el Pardo. Allí entramos y rezó, de rodillas. Mientras rezaba estaba más guapa que nunca, más esbelta, más deseable, más atractiva, sexy. Rezumaba hembra por todos los poros de su cuerpo, me tenía loco, incluso en aquellas circunstancias de hembra y 2 amantes, uno enamorado de ella y otro “su macho” como le llamaba.

Yo miraba desde lejos, solo podía pensar en ella. Otra vez mi mente nublada, otra vez los cuernos me hablaban “corre, corre, ve a por ella, sufre, sufre que te gusta, que un día te vas a correr con estos sufrimientos”.

Ella terminó, con cara angelical y con las manos en actitud de rezo, muy pía, venía donde yo estaba. Mientras tanto yo miraba su cuerpo, sus tetas, su figura. Al fin llegó a mí y con sus ojos de colores (marrón y azul) me dijo “vamos”.

Yo detrás de ella.

Ella delante, llevando el mando de la pareja.

Una vez fuera volvimos al coche, todavía era de día.

¿Y ahora dónde vamos?

-. Vete por el camino de Andrés, pero como es de día busca algún sitio que no se nos vea.

Ok, mi ama dije yo. Yo ya no tenía voluntad, solo pensaba con mi miembro. ¿Qué tenía preparado esta vez?

Así que seguimos y seguimos y encontramos un lugar entre unos arbustos donde paré el coche, no se veía nada desde fuera del camino ni gente por los alrededores, así que nos paramos.

-. Qué bien “pollita”, ya estamos juntitos.

-. ¿Tienes ganas de un polvete?

¿Tú qué crees?

-. Pues que sí.

-. Pero ya sabes que quiero disfrutarlo a mi manera, así que sácate la polla.

Me saqué la polla, que ya estaba morcillona.

-. Huy, huy, está morcillona, ven que la doy un besito.

Y empezó a lamerme el glande, primero por el frenillo, arriba abajo, arriba abajo, luego por la cabeza, por los lados, luego por el tronco del pene hasta llegar a los huevos, donde se metió uno en la boca adsorbiéndolo y después soltándolo, le tocó el turno al otro y luego intentó metérselos los dos en la boca, tarea imposible, por cierto.

Me la puso muy, pero que muy dura.

La había enseñado muy bien durante todos los años de su adolescencia y me conocía bien. Conocía todas las terminaciones nerviosas de mi pene y sabía cómo hacerme enloquecer de gusto.

Así siguió un buen rato hasta que consideró que ya estaba como a ella le gustaba de dura y de grande.

Cuando por fin la tenía a punto sacó unas gomas, de esas de las cajas de los huevos de gallina y agarrándome los testículos me puso una goma ahí. Los testículos empezaron a crecer más todavía por la falta de retorno de la sanche, ahora eran mucho más grandes de lo habitual.

La otra goma me la puso en la base de la polla y nuevamente el retorno de la sangre no se producía con lo que la polla alcanzó unas dimensiones mayores todavía.

Estaba muy complacida.

-. Hummmm, así, así me gusta.

Yo sentía el rabo inflamado, sentía gusto cuando me pajeaba, pero era diferente, no tenía la sensación como otras veces de que tenía que controlar el placer. Parecía que la polla fuera a aguantar por si misma sin tener que pensar en otra cosa que no fuera en darle placer.

Sacó un rotulador y se puso a pintar.

Primero una cara en cada uno de mis hinchados huevos.

Luego a lo largo del pene sobre las venas hinchadas puso.

“Inma es mi ama”.

Y empezó a reírse.

-. Qué mono, es un amor nuestra pollita, que graciosa, la adoro.

Si no hubiera probado la de Andrés tú serías mi macho, pero tendrás que conformarte con ser mi pollita.

Yo ya no me humillaba por esas cosas, me parecía gracioso, me reí.

Ahora te pinto yo.

-. Vale.

La saqué las tetas y dibujé dos caras sonrientes en cada una de ellas, muy monas y muy divertidas, a ella la hizo mucha gracia y nos reímos también.

Ahora le toca a tu culo, la dije.

-. Vale.

Se quitó los pantalones, las bragas normalitas que llevaba, nada eróticas y llenas de flujo por cierto y siguió tocándome el rabo.

Date la vuelta el mensaje es para mi culo, el mismo que me ofreciste para siempre para mi como prueba de tu amor hacia mí.

-. Sí, es cierto, es todo tuyo, ¿hoy te lo vas follar? No he cagado con lo que lo mismo tenemos sorpresa jajaja,.

Nos reímos otra vez.

No, no, es para ponerte un mensaje que me excitará cuando te tenga empalada jaja.

-. Jajaja, como es mi pollita.

Se dio la vuelta y con el rotulador la puse primero en uno de sus blancos y apetecibles carrillos “Soy la puta de pollita” y en el otro “yo también”, jaja me reí.

Ella me preguntaba.

-. ¿qué has puesto?

No nada, que te quiero mucho.

-. Ah, vale.

Así que con la polla a reventar y su mano pajeándome me puse un condón, me iba muy justo.

Se transparentaba el mensaje y ella decía que parecía un chorizo embuchado con denominación de origen, jaja, me sigo riendo de eso.

Ella estaba cachonda perdida y insistía en llevar a “pollita” a la entrada de la caverna, no hice ascos.

Previamente como tenéis que comprender tumbamos el asiento del copiloto del coche quedando lo más horizontal posible.

Quiero aclarar que mi padre ya me había regañado por el asiento del coche. El asiento tenía unas manchas de corridas y de flujos vaginales que no salían de la tapicería de pelo que tenía puesta. La que más lo manchó fue Mai. Inma creía que era de ella, de otras veces, no sabía que estaba sentada con su coño pegado a los flujos y corridas mía y de Mai, su prima.

Apuntó a “pollita”, agarró mi culo con las dos manos y empujó hacia ella, empecé a moverme. El rabo me daba gusto pero lo notaba poderoso, con total control sobre él, con una erección ampliada por las dos gomas que tenía puestas y que me cortaban la circulación.

-. Dale campeón, demuéstrame que vales más que Andrés (otra vez Andrés).

Y ahí empecé a darle, a darle y a darle, y más, y más fuerte y venga, y dale.

Ella meneando las caderas para encontrar el punto donde le gustaba.

-. Jo, es que con el condón me da menos gusto y no siento tanto.

Yo tampoco siento tanto con el condón.

-. Jo, con Andrés siento más, me enloquece.

Yo estaba apurado, ya llevábamos 15 minutos empujando, todo un record, y inma no se había corrido, y eso que la estaba dando en la entrada, donde yo sabía que su clítoris conectaba, pero nada.

Así que pensé… vamos javi, recurso.

Y empecé a hablarla de Andrés.

Y la preguntaba, ¿y qué sientes cuando tienes el pollón de Andrés dentro?

-. Uf, que estoy llena, que me rompe, que me siento plena.

¿Y cuando se mueve?

-. Me vuelve loca.

-. Me roza el punto ese que hay arriba de la vagina nada más entrar, me golpea ahí como tú pero me da mucho más gusto su rabo.

Es lógico, es más grande que pollita.

-. Pollita no está mal, pero nada mal. Cualquier chica gozaría como una perra con ella, pero es mía y solo se corre cuando yo diga.

Eso es.

Yo seguía hablándola al oído.

Y cuando le sale la lefa ¿qué sientes?

-. Siento un chorro caliente que me inunda, me gusta, y me gusta mucho más cuanto más sale. Y me da morbo cuando la saca y mi coño chorrea un par de días, dejo las bragas muy manchadas, mi madre está muy mosqueada.

¿Y cómo de manchadas quedan las bragas?

-. Llenas de la lefa de Andrés, unos manchurrones enormes, me mancha varias bragas.

Me estaba poniendo muy cachondo, pero ella estaba también muy cachonda, no íbamos mal.

¿Me sientes?

-. Ahora sí, pero con Andrés la siento más.

¿Qué Suerte hemos tenido con Andrés verdad?

-. Sí, sí.

-. Quiero que follemos los tres juntos, así estaré plena y tendré mi “pollita” y mi “toro” a la vez, anda dime que sí.

Sí.

Sí.

-. ¿Me limpiarás el semen de Andrés?

Sí.

Sí.

De hecho, me dio mucho gusto cuando te lo hice aquel día, no puedo olvidarlo, me gustó tanto que he soñado con volverlo a hacer.

-. Ella, empezaba a poner los ojitos en blanco, ya la tenía, ya estaba a punto, por sus temblores en las piernas el resultado sería una estupenda corrida.

Mi miembro esta duro, inflamado por las gomas, pero con respuesta, fuerza y con control total de mi placer, una maravilla esto de las gomas. En otra circunstancia no habría aguantado los 32 minutos que llevaba dándole caña al coño de Inma.

Las piernas de Inma empezaron a temblar y transcurridos unos instantes se pronunció con un A, A, A, A, A, A AAAAAAAAAAAAAA empezó a correrse por fin.

Yo no me corrí, me sentía fuerte, seguro de mi mismo y había conseguido que se corriera con el truco que durante años desarrollé con ella con las pajas, pero ahora mientras la zumbaba el conejo.

La saqué, seguía tiesa, más bien morada, me empezaba a preocupar.

Así que me quité las gomas.

-. Para, para, no puedo seguir ahora necesito un descanso. Me ha gustado mucho, pero mucho, sois los dos unos buenos amantes y me dais gustos diferente. Estoy deseando ver qué pasa cuando jodamos los tres a la vez.

Yo también, respondí (se va a enterar el Andrés este de lo que es capaz Pollita).

Yo estaba sudoroso, habían sido casi 40 minutos bombeando el coño de Inma, nunca había llegado a tanto, había superado por 30 minutos el tiempo de duración, increíble y gracias a las gomas.

Así que ahí estábamos recostados, Inma totalmente relajada y abatida.

-. Necesitaba una buena follada tuya, gracias mi gigante, mi amor, me has hecho tuya como un “macho” de verdad, has cambiado mucho en poco tiempo y me gusta, te veo más maduro, más seguro de ti mismo, más fuerte y con el sexo más fuerte.

-. No creas que no me he dado cuenta de que has estado 40 minutos dándome placer sin parar. Me has puesto muy cachonda con tus palabras, el olor a ti también me ha puesto, también tu sudor pegándose a mi cuerpo, a mi tripa, a mi sexo, me a excitado mucho.

-. Y sé que no te has corrido y que llevas mucho sin correrte así que voy a ordeñarte como tu ama que soy y como te mereces.

Y flipé.

Sacó una pajita de plástico con forma de tubito muy fino.

¿Y eso para qué es?

-. Tú déjame a mí.

Y me agarró la polla.

-. Ahora tienes que demostrarme que eres un hombre de verdad, un macho, un toro y tienes que aguantar que te meta este tubito por la polla.

¿Qué?

No, no, no, no, no.

-. Tú verás, ibas fenomenal frente a Andrés, él lo aguanta como un hombre y un toro que es.

-. No hagas que piense que no eres capaz de comportarte como un verdadero macho. Si no lo haces no te correrás hoy, y te prohibiré que te corras hasta el próximo encuentro si es que quiero, tú sabrás.

Joder, joder, joder.

Bueno, vale, te voy a demostrar que soy de acero toledano puro.

Y cogió la pajita.

Y apunto al conducto del semen.

Y empezó muy despacio y dando vueltas a introducirlo.

A mi se me saltaban las lágrimas.

Pero yo quieto.

Mi polla algo retraída, pero con una erección aceptable, ya no estaba morada gracias a dios.



Al final lo introdujo.

Y empezó a pajearme, primero lento y luego más fuerte como a ella le gustaba hacerme como me había hecho durante años, me conocía perfectamente.

Más rápido, más ritmo y paró.

Ah, por favor no pares no puedo, no puedo.

Espera que saco una cosa.

Y sacó un tubito de ensayo y me dijo.

Cuando te corras te prohíbo que te muevas, verás lo que pasa, pero quiero que caiga todo en el tubo, ya sabes para qué me lo llevo y sabes que me gusta tanto que siempre estoy haciendo recetas con él.

Ok.

Y empezó de nuevo, de nuevo, de nuevo.

Ritmo, ritmo.

Apretón de huevos.

Me cogió mis manos y se metió un dedo en la boca chupándolo y la otra mano sobre una de sus estupendas tetas pintadas.

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Empecé a eyacular.

-. No te muevas, no te muevas.

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Y empezó a salir hacia arriba el semen por el tubo.

Ella lo empezó a recoger en la probeta, o ampolla o lo que fuera, pero se llenó.

Y seguía saliendo.

Las primeras eyecciones dieron en el techo del coche, en su cara, en su ojo azul, pero ella lo aguantó.

Y terminé, caí rendido, exhausto, había valido la pena esperar.

-. Que corridón amor, así me gustan los hombres.

-. Has manchado el techo, tu padre te mata.

-. Y a mi me has dado un tiro en el ojo que casi me dejas tuerta, jajaja, lo veo todo borroso, tengo lefa corriendo por todo el ojo jaja, ya veo como corren los espermatozoides de un lado a otro jajaja. Y por cierto que calentito, me encanta.

Me sacó el tubo de la polla.

Me dio besitos en el glande, en la punta, me chupó el glande, habló con mi polla, la dijo que era una campeona, que la quería mucho, que la iba a exprimir toda toda y que su “pollita” era un amor.

Yo flipaba.

Cuando se me pasó nos vestimos.

Nos dimos besos muy cariñosos, nos dijimos que nos queríamos, que no podíamos vivir el uno sin la otra y viceversa, que muy pronto volveríamos a quedar para darnos gusto porque lo necesitábamos.

Aunque ella me aclaró que sería así mientras Andrés estuviera ocupado con sus hijos y su mujer y que en cuanto la reclamara iría a abrirse de piernas, y que yo iría con ella para hacer el amor los tres.

Me excitó, me puso el rabo otra vez duro solo de pensarlo.



Nos vestimos y tomamos rumbo hacia su casa.

Me dio un beso y la dejé en la puerta de su casa.



Adiós Inma, hasta otro día.

Adiós mi amor (y en bajito me dijo “adiós pollita”.



Nota:

Lo del pardo lo repetimos muchas veces, se convirtió en nuestro lugar de rezo habitual, gozábamos como cerdos, siempre y cuando Andrés no rondara.

Yo me sentía “atrapado” por Inma, volvía a no tener consciencia, pero seguía estudiando aplicadamente.

Durante esos 10 ó 12 encuentros también la pregunté por Mai, su prima, me contó muchas cosas útiles. Me contó que yo le había causado muy buena impresión y que la dijo que si no fuera novio de Macu ella se casaría conmigo. Le dijo que si me quedaba libre me buscaría. Me gustó mucho, yo también me había enamorado de Mai, la idea de volver a verla me ilusionaba.

Yo quería y amaba a 2 primas, con una tenía una relación sexual muy intensa, la otra se llevaba todas las pajas que no confesaba haberme hecho.


Nota de la historia.

Las fotos describen más o menos como fue, es para hacerse una idea.
 

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ALGUNOS AÑOS ANTES







Fiestas del Distrito de Canillejas 1982



La presentación.



-. ¿Puedo mirar?

No.

-. ¿Por qué?

Porque eres una puta cría.

-. Pero es que yo quiero mirar.

Que no.

-. ¿Pero porque te da vergüenza?

No.

-. ¿Entonces por qué?

Ya te lo he dicho porque eres una puta niña pequeña.

-. Mira quien habla “el hombre”.

Sí, mucho más hombre que tú.

-. ¿Anda porfa déjame mirar?

Me di la vuelta mientras hacía pis y el chorro a presión del pis llegó a las sandalias de una cría rubita muy guapa. La cría me soltó un “guarro que me mojas” y dio un par de pasos atrás mientras yo seguía apuntando el pis hacia ella. Los últimos chorros entre cortados salían disparados a presión hacía ella mientras no paraba de mirar mi pene meando.

Terminé y me sacudí la polla delante de ella y me guardé en el calzoncillo el objeto de curiosidad de la niña.

¿Contenta?

-. No.

-. Me ha llegado el pis a los pies, eres un poco guarro.

Un poco.

¿pero como has insistido tanto?

Delante de mí como he dicho tenía a una niña rubita, de unos 15 años, lo sé porque iba al mismo cole que yo, pero a otro curso inferior y la conocía de vista, por cierto, un cole con separación entre chicos y chicas y el contacto entre ambos sexos no existía ni en el recreo.

-. Yo te conozco del colegio Magnus.

Yo no, mentí la conocía de vista.

No pasaba desapercibida una niñita rubita tan guapa que llegaba con su madre conduciendo ella (una mujer rubia con ojos azules muy guapa y a la que todos los padres miraban unos de reojo y otros descaradamente y además conduciendo su propio coche, algo inusual en aquellos años). Nunca pensé ni hablar con ella, ni a la entrada ni a la salida ya que era imposible por las normas del colegio y yo iba a mis cosas con mis amigos, cosas de chicos.



-. ¿Tú eres el karateka verdad?

¿Y tú cómo lo sabes?

-. Lo sabemos todas, Merche hace kárate contigo y te conoce.

Ah, Merche, ya sé quien es, la niña de gafas que lleva un ojo tapado y es amarillo-naranja.

-. Sí, la del ojo tapado.

Vale, pues ya nos conocemos y me has visto, ahora vete a jugar con tus muñecas a la verbena.

La verbena de Canillejas de las fiestas de Distrito se hacía (creo que todavía se hace) en el parque de Canillejas. Existía un cementerio al lado del parque y la niña esta me pilló haciendo pis en la valla del cementerio.

Habían puesto un escenario entre el parque y el cementerio y ese día un karateka llamado Felipe Hita hacía una exhibición. Iba a partir cuatro bloques de hielo con una de las técnicas de karate. La excitación se palpaba en el ambiente por tal circunstancia y todos los chicos y chicas del barrio habían acudido allí pera verlo, las pelis de bruce lee hacían mella.

Yo era karateka hacía ya un par de cursos y también quería verlo. Junto a mi tenía a mi amigo Jose, compañero de karate y amigo por aquellos momentos.

Vimos la exhibición y Felipe Hita rompió las barras de hielo, un gran karateka sin duda.

A nuestro lado llegó Merche, nuestra compañera del gimnasio y karateka, nos saludo y se puso a nuestro lado. Venía acompañada de dos niñas amigas suyas, una rubita y otra morena.

Cuando me giré para decirla algo nos presentó a sus dos amigas, Macu y Juli.

-. Hola, esta es Macu y Juli, son primas.

Ah, vale, contesté sin mucho interés.

Ah, eres tú, ya nos conocemos de hace un rato, ¿jugaste con tus muñecas? Me dirigí a Macu.

Jose fue más agradable y las dio dos besos a cada una, un encantado y mucho más formal que yo.

-. Sí eso quiero, jugar con algún muñeco.

Me contestó Inma.

La niña rubita era muy guapa, con media melenita rubia y entonces es cuando me fijé y la dije.

¡Anda! Tienes los ojos de dos colores.

-. Sí, lo siento.

¿Qué lo sientes por qué? Son muy bonitos.

Jose se acercó y la miró más detenidamente.

-. Es cierto, anda que chula, ¿son lentillas?

-. No, son naturales, un defecto de fábrica.

Como he dicho la niña rubita la llamaban Macu, su nombre real era Inma, era muy guapa y delgada, de altura proporcionada a su edad y con curvas que apuntaban ya. Tenía unos incipientes pechos que todavía no estaban desarrollados muy bonitos que junto con el color de su pelo y de sus ojos llamaba la atención, ahí fue cuando me fijé en ella.

Juli, la prima, era una niña “extraña”, muy morena de piel, con mirada penetrante y pelo negro de media melenita. De altura proporcionada a su edad, ojos castaños, más culo y caderas que macu y estaba menos buena que ella, pero es que Macu ya apuntaba en ese momento a convertirse en una mujer muy guapa y atractiva, como su madre.

Juli también estaba bien buena, a su manera, pero destacaba también, pero mi piel me repelía, había algo en ella que no me gustó desde ese momento.

Como digo la primera impresión de Juli no me gustó y nos caímos mal, ni yo le gusté ni ella me gustó a mí. No hicimos ningún esfuerzo en agradarnos ni hablarnos, solo hablé con Inma.

Tonteamos un rato en grupo y decidimos montarnos en los coches de choque, primero por parejas de chicos y luego nos mezclamos con ellas, yo me arrimé a Inma, a Merche le tocó Jesús, un amigo nuestro que estaba por allí también y Jose se pegó a Juli.

En el coche de la atracción me dijo.

-. Me has meado en las sandalias antes, mira se me han manchado las sandalias, mi madre me va a matar.

Yo la dije, perdona, pero estabas muy pesadita.

Miré sus pies. Unos pies muy bonitos, muy blancos, muy sexys, con las uñas pintadas de rojo.

Jugamos con los coches, nos chocamos, corrimos, nos chocaron, nos reímos y nos divertimos mucho con estas niñas.

La noche de fiesta siguió transcurriendo de forma agradable y festiva, hablamos y me gustaba las cosas que Macu (que no se separaba de mi lado) me contaba.

Yo la contaba cosas, planes, mientras noté que me miraba muy fijamente a los ojos.

La pillé en varias ocasiones mirándome disimuladamente, el culo, los brazos, ojos y mucho más.

Jugando y haciéndome preguntas me decía que no se creía que mis bíceps estuvieran duros, se los dejé tocar en tensión, ella los apretó. Luego dijo que vale, pero que parecía que tenía tetas de chica en vez de pectorales y que no tenía músculo, me levanté la camiseta y la puse la mano sobre mis pectorales duros, ella los tocó y apretó, la prima también. A la vista también quedaron los abdominales desarrollados que ya tenía, una tableta de chocolate que Macu y su prima Juli tocaron y me preguntó cómo se ponían así. También Jose exhibió su musculatura y a él quien más le tocó fue Juli, Inma ni le miró ni le tocó.

Entrada la madrugada ya quedamos paseando en la fiesta por parejas alrededor del parque, pero tenían que irse.

-. Por fa mamá 10 minutos más.

Se los concedieron.

Durante esos 10 minutos más nos emplazamos para quedar al día siguiente para ir a correr y hacer deporte, ellas (bueno Macu) también querían unos músculos como los nuestros.

Nos despedimos, pero antes me dijo en bajito que le había gustado verme hacer pis y que tenía mucha curiosidad porque la dejara verme otra vez hacerlo.

Nos despedimos.





Al día siguiente.



Quedamos en el parque de San Blas, lejos de Canillejas.

Corrimos y rápido nos hicimos parejas de camino.

Jose y Juli corrían juntos hablando, no me interesaba lo más mínimo de lo que hablaban.

Yo iba con Inma, a buen ritmo.

Macu llevaba un chándal rojo ajustado donde se la notaba bien notado el culo y sobre todo la rajita del coño, uf eso me puso a cien toda la mañana.

La cosa empeoró cuando se quitó la chaqueta del chándal y se quedó en camiseta. Dos estupendas tetas asomaban por la camiseta… pero ¿cómo? ¿Pero si anoche parecía que tenía menos tetas? ¿A esta cría le han crecido esta noche? Pues engañaba la verdad.

Me excitó.

A veces la dejaba ir un poco delante de mi para mirar como los carrillos de su culo se movían. Los carrillos de su culo eran músculos, duros, bien formados y muy bonitos. En todo su conjunto total resultaba muy sexy.

Otras veces iba a su lado y miraba cómo saltaban sus tetas, joder ¿una erección? ¿corriendo? Para ya javi, es una cría (ya ves tú si yo tenía casi 17 años).

Dejamos de correr

Hicimos estiramientos.

Fantástica, se estiraba como una gacela en la sabana.

Se había recogido el pelo y los rayos de sol mañaneros se reflejaban en su cabello.

La ayudé a hacer estiramientos y tuvimos el primer contacto físico. Yo la ayudaba a estirar, la empujaba la estiraba.

Pasamos al suelo y para abrir abductores y estirar la espalda nos sentamos enfrentados con las piernas abiertas.

Yo iba en pantalón corto y los huevos al estar sentado con las piernas abiertas en el suelo se me desparramaban por los lados, al igual que los pelos.

Mi pene lucía en una abultada arruga que llamaba la atención, la tenía morcillona y la situación me estaba excitando.

A Macu no la pasó inadvertida la postura y la situación.

Ambos sentados con las piernas abiertas pusimos nuestros tobillos y pies juntos y nos dimos las manos, la finalidad del ejercicio consistía en que yo la estiraba hacia mí y luego ella a mí para sí.

Empecé yo, la atraje hacia a mí, ella se dobló como una atleta y llegó hasta mi entrepierna. Me consta que tenía una visión preferente de mis testículos, mis pelos y mi abultado miembro a escasos centímetros de su cara.

Así permaneció 5 minutos. Yo la preguntaba que si iba bien. Ella me contestaba que muy bien, que incluso le gustaba la vista. Ahí mi miembro me traicionó, se desbocó y empezó a crecer, a crecer y se puso en su plena extensión, ya no tenía pantalón corto para tapar aquello, ella seguía sin moverse y mirando.

Ella dijo “ya”. Y se incorporó sentada, ahora me tocaba a mi estirar.

Una vez arriba y sentada apoyó bien los pies en mis tobillos, mientras tanto miraba descaradamente mi abultado pantalón y mis huevos desparramados que se veían por la entre pierna.

Me preguntó.

-. ¿Es normal eso? ¿os pasa a los tíos siempre?

No.

La contesté.

Eso pasa porque le gustas, cuando una chica gusta a un chico pasan esas cosas y el chico no tiene control, como ahora.

-. ¿¡Ah!, vale?

Me llevó hacia ella, estiré y quedé enfrente de su entrepierna y observé.

Observé el bulto del pubis recogido en la braga, observé que cuando hacía fuerza una rajita se marcaba, pero sobre todo el olor. Estaba tan cerca que olía el sudor de Macu, olía su sexo, me excitaba más todavía.

Me preguntó que si todo bien, la dije que NO.

-. ¿Lo hago mal?

No, lo estás haciendo muy bien.

-. ¿Entonces?

Para, me voy a levantar y lo verás.

Me incorporé y quedé sentado enfrente de ella.

¿Lo ves?

Ella miró.

Se quedó con un gesto entre divertida, asombrada y con expresión de pícara lujuriosa.

El pene se me había puesto tan grande que la cabeza asomaba por el pantalón.

-. Alaaaa?

-. ¿Y eso?

Eso es por ti, te da la bienvenida, piensa que vas a ser amiga suya.

-. Anda queeeeee.

-. Pero anoche cuando hacías pis no era tan grande, ahora es enorme.

Ya…, estaba relajada y no te conocía todavía.

-. Pero ahora tampoco me conoce.

No habéis sido presentadas.

Mi pene te presento a Macu…, Macu te presento a mi pene.

-. Ah, encantada de conocerte pene de javi.

Y nos reímos, jajaja, jajaja.

Jose y Juli estaban por allí y preguntaron que de qué nos reíamos, les dijimos una trola, no íbamos a contarles nuestro primer secreto.

Seguimos estirando, yo la tocaba la espalda, las piernas, la dirigía para el estiramiento con mis manos, ella se amoldaba y acataba lo que la decía. Yo la olía, me excitaba su olor.

Yo sudaba, sabía que ella me olía también.

Ella por su parte no perdía ocasión de tocarme los brazos, los músculos de las piernas, el pectoral duro, mis abdominales. Al principio tímidamente, pero una vez que hubo la presentación el ambiente se relajó más y tuvimos más confianza en el momento.

-. Pero qué duro que estás.

Ya lo sé.

Terminamos de estirar y Jose y Juli se fueron a dar una vuelta y a beber agua a la fuente de las serpientes del parque, sabe dios a lo que irían nunca me interesó su relación.

Quedamos solos y ella empezó a hablar.

-. Oye puedo preguntarte una cosa, ¿dirás que soy tonta si te lo pregunto?

Sí, pregunta.

Bueno, No, no te llamaré tonta.

-. ¿Vas a hacer pis otra vez delante de mí?

Quedé en silencio unos breves momentos.

Sí, si quieres.

-. ¿Pero podrías?

Sí.

-. ¿Cuándo?

Ahora si quieres.

Vamos allí detrás que están los matorrales.

Nos levantamos y nos fuimos a los matorrales.

Ella se colocaba la goma del pelo y se recogía el pelo mejor.

Llegamos a los matorrales.

Pero tenía un problema.

Mi polla estaba tan dura que no podía hacer pis.

Me saqué el miembro y los huevos delante de ella, me bajé el pantalón corto y puse la goma por debajo de los huevos.

Mi rabo apuntaba hacia ella como un miura, con sus dos cojones colgando, dispuesto a embestir.

Ella tenía cara de asombrada.

-. ALAAAA, pero que grande y que gordos los huevos.

Me concentré, cerré los ojos mientras ella observaba y al tiempo empezó a salirme el pis a reacción.

El chorro describió un arco amplísimo que la llegó a ella, otra vez a sus pies, a su pierna, ella se apartó.

Los últimos chorros fueron más lejos y más fuertes, ella seguía impresionada.

Terminé y me la sacudí pesadamente.

Me la guardé, me costó mucho hacer pis, pero mucho, mucho.

Ella asombrada no decía nada.

Yo tampoco decía nada.

Aún así abrí el turno de palabra.

¿Contenta?

¿Satisfecha tu curiosidad?

-. Sí, fascinante.

Guardábamos la distancia entre los dos mientras nos mirábamos.

Ella se acercó y mientras me miraba con sus ojos de colores a los míos fijamente me dio un beso en los labios.

Un beso robado, furtivo, rápido, pero con el suficiente sabor para que me dejara su recuerdo impregnado de sensualidad.

-. Voy a hacer pis yo también.

-. Puedes mirar si quieres.

Y un poco más allá de donde estábamos, algo más frondoso donde no se veía nada se puso de espaldas a mí.

Se bajó el chándal rojo y quedó su culo blanco, impoluto, inmaculado, el culo de una niña de 15 años a mi vista.

Se agachó y el culo adoptó forma de pera.

Se agarraba las bragas con las manos y tras un instante y una vez que colocó bien los pies agachada como estaba empezó a salir el pis de su vagina.

Quedé paralizado, nunca había visto algo así. Me gustó tanto que mi miembro otra vez endureció. Yo estaba mudo, solo podía mirar y mirar.

Salía un pis claro, con gran fuerza, un chorro grueso, con ruido de presión.

Me toqué la punta del pene, me parecía lo más excitante que me había pasado.

Los últimos chorros salieron a presión, un reguero de pis surcaba el suelo entre la hierba.

Se levantó, otra vez pude contemplar su maravilloso culo. Se levantó las bragas (todavía se las compraba su madre) y luego el chándal, colocándoselo.

Se dio la vuelta y se lo ajustó tanto que la raja se la notaba perfectamente.

Ella me miraba a sabiendas de que yo le estaba mirando como se colocaba el chándal y notaba mi mirada puesta en su raja, mi cara debía de ser un poema porque me dijo.

-. Vuelve hombre, vuelve conmigo.

No me he ido de tu lado en todo el día, ¿no lo has notado?

-. Lo sé, yo tampoco.

-. ¿Te ha gustado como hago pis?

Me ha encantado, gracias, nunca lo había visto.

-. Vamos que mi prima y tu amigo ya han vuelto.

Vamos, vamos.

Acabó la mañana de deporte, nos reímos, charlamos los cuatro, jugamos, nos perseguimos y nos dimos los teléfonos de casa de nuestros padres.

Llegó el momento de marchar a casa.

Jose fue el primero que propuso quedar el domingo para ir al cine a ver una peli de bruce lee.

Ellas se miraron y asintieron con la cabeza, yo no dije nada, pero estaba de acuerdo.

Llegó el momento de los 2 besos en la mejilla y de la despedida.

Macu me besó en la mejilla y en el último beso me habló al oído.

-. Me ha gustado mucho lo que he tocado y visto hoy, serás mío recuérdalo.

Y se fue.

Yo que pensaba que era una cría y resultó ser una niña encantadora, con mucha curiosidad, desinhibida, natural, alegre, curiosa, guapa, sexy, me había enamorado de una cría menor que yo de 15 años.



Así es como pasó.

Así es como lo recuerdo.

1982



Nota de la historia.

La foto me recuerda el momento de cómo lo viví.
 

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DÍAS DE MIEL Y DE ROSAS



Septiembre pasó y el curso estudiantil dio inicio. Reencuentro con los colegas del instituto, risas, charlas, fútbol, tebeos, chicas, chicas y más chicas copaban nuestras conversaciones todo el tiempo que podíamos hablar entre clase y clase, en los recreos y a la salida de clase.

Desde que nos conocimos en las fiestas de Canillejas Inma y yo salíamos habitualmente en pareja con mi amigo Jose y su prima. Íbamos al cine, a tomar batidos, a la discoteca, paseábamos por el retiro, por El Capricho, por muchos sitios, dependía del dinero que nos daban nuestros padres.

Hablábamos mucho y me gustaba escucharla, sentía que mi alma de alguna forma conectaba con la suya. Cuando me miraba a los ojos me derretía, sentía su mirada dentro de mi ser y sentía un gusto mental, físico y psíquico indescriptible.

Tímidamente empezamos a darnos besos. Primero besos de amigos, de bienvenida de despedida. Posteriormente fueron besos tímidos, robados. Siempre buscábamos alguna excusa para regalarnos un “piquito”, algo muy casto siempre.

Ella siempre me tocaba los pectorales apoyando sus manos cuando me besaba, yo la abrazaba protectoramente y la atraía hacía mí. Todos esos momentos me llenaban el alma y me proporcionaban un placer inmenso y era consciente que esos pequeños roces yesos besos robados. Yo estaba seguro que también Inma sentía cosas parecidas a mí se la notaba por sus expresiones, su piel con los pelos de punta, sus ruiditos de placer.

Siempre que quedábamos se ponía muy guapa, se arreglaba el pelo mucho pues lo tenía muy bonito. También vestía muy estilosamente, herencia de su madre que era una mujer de bandera y de mucho estilo, pero vestía de niña todavía. Usaba una colonia super fresca que huele maravillosamente bien “Álvarez Gómez”, colonia que he llevado toda mi vida puesta desde que la conocí y que siempre me recuerda a ella. Cada vez que uso esta colonia para mí es cerrar los ojos y recordar lo felices que fuimos juntos. He tenido más parejas después a lo largo de mi vida y todas me preguntaban lo mismo ¿por qué usas esta colonia? Siempre mentí, nunca he querido compartir con nadie el recuerdo de lo que significa para mí, es un trocito de mi alma envasado en un frasquito que me recuerda a Inma y que no quiero compartir con nadie.

Inma estudiaba en otro instituto que había cerca del mío y muchos días en el recreo quedábamos y a la salida de clase quedábamos para vernos y para darnos algún beso.

Los días pasaban normales, con las cosas normales de la vida, estudios, familia y el aliciente de ver a Inma.

Cuando la veía ella siempre me regalaba una sonrisa preciosa que me encendía el alma, el corazón y cada vez más mi masculinidad.

Los fines de semana pasaban alegres y poco a poco Inma y yo teníamos más intimidad el uno con el otro. Nos hablábamos de nuestras familias, de las cosas que nos gustaban, de las cosas que nos gustaría hacer, nos enamoramos perdidamente el uno del otro.

Nuestra vida sexual como tal se ceñía a cariños, abrazos y besitos como ya he contado.

Un sábado a la vuelta del cine me dijo…

-. Tengo ganas de hacer pis.

Vale, vamos a un bar, tomamos algo y haces pis.

-. No, puedo hacerlo ahí, en un rincón oscuro en el descampado.

Vale, como quieras.

Fuimos al descampado giramos la esquina de un chalét y nos adentramos en el muro exterior de este donde había una vaguada y desde fuera no se veía nada.

-. ¡Javi!

Qué.

-. Puedes mirar si quieres, te dejo.

Yo recordaba la última vez que me invitó a mirar, me masturbé muchos días con esa imagen durante un par de meses.

Antes de que yo pudiera decir algo ya se había bajado los pantalones y las bragas y volvió a hacerlo, como la otra vez.

Su culo maravilloso redondeado alumbraba la noche, no cabía duda de lo bonito que lo tenía.

El pis salía a chorros y a mí me entro una erección tremenda también.

-. Javi.

Dime.

-. ¿Tengo el culo bonito?

El más bonito que he visto nunca mi amor.

-. Gracias, eres un cielo, me gusta.

Terminó y sin levantarse las bragas se dio la vuelta preguntándome.

-. ¿Y qué te parece lo que ves ahora?

Mudo, me quedé mudo.

Piernas blanquitas perfectas, caderas perfectas y su pubis rubio perfecto.

-. Pero dime si te gusta.

Mucho, mucho, mucho, es precioso.

Me atoré hablando, tartamudeé.

-. Yo ya te he enseñado mi cosita.

-. ¿Me enseñas tú la tuya?

Me quedé asustado, cortado, no sabía qué decir. Una cosa era cuando no nos conocíamos y no sentía nada por ella y otra cosa era el pudor que me producía en este momento y es que ella me gustaba de verdad y la quería de verdad. Sentía que era algo guarro y que podría manchar su pureza con mis guarrerías.

-. Venga, no seas soso, yo lo he hecho y a ti seguro que no te cuesta nada.

Vale.

Saqué mi pene apunté hacia un lado y hice pis con mucha presión en el chorro, mientras Inma miraba complacida.

-. ¿Ves?

-. Me has complacido y me ha gustado mucho.

Ella se subió el pantalón y se colocó la ropa.

-. Ven.

Me arrimé.

-. ¿Puedo verla más de cerca? ¿me dejas porfa?

Jaja, reí.

Es peligroso, si te arrimas mucho querrá que la acaricies y tú no querrás.

-. Humm, tú arrímate y ya veré yo el peligro que entraña.

Total, que me arrimé.

Se me puso dura, sin control.

-. Pero se pone enorme con solo verme, ¿pero si ya nos conocemos?

Ya, es que como te dije le gustas mucho.

-. ¿Y qué tengo que hacer para ser su amiga…?

Tú tócala un poco, como a un gatito, empieza por la cabeza.

-. Ok, a ver si no me muerde, o me mea jaja.

Agarró mi glande y empezó a acariciarlo, a apretarlo.

-. ¿Así está bien?.

Bueeeenooo, más o menos.

Deberías de subir y bajar la piel para que coja confianza.

-. Ah, vale, perdona.

Así hizo, buena alumna, empezó a subir y bajar la piel y a acariciar rítmicamente el glande.

-. ¿Lo hago bien javi?

Mejor, pero tienes que demostrarla quien manda, si no le costará ser tu amiga.

-. Ya, se va a enterar.

Demuéstrala quien manda, hazte su dueña.

-. ¿Su dueña?

Sí, su dueña, si consigues rendirla serás su dueña y siempre te obedecerá.

-. ¿Sí?

Sí, Sí, sí, sí.

Yo empezaba a explotar y… exploté.

Un chorro de semen saltó a su ropa, a su mano, a sus pies, a otros lugares cuando se apartó asustada.

-. Pero, pero… ¿qué ha pasado? ¿por qué ha hecho eso? ¿lo he hecho mal?

Yo extasiado la contesté…

No, mi amor, lo has hecho fenomenal, la has domado, es tuya, ahora te obedecerá siempre a ti.

-. ¿Sí?

Sí.

-. ¿Y puedo repetirlo tantas veces como quiera?

Sí, pero no hoy, tenemos que irnos y te he manchado de semen.

-. ¿Semen? ¡Ah ya! Qué tonta soy, es verdad, los chicos tenéis semen y nosotras óvulos. Nunca imaginé que el semen fuera así… blanco viscoso, ¿puedo olerlo?

Sí, claro que puedes.

Lo olió.

-. Huele a ti, me gusta mucho Javi. Mira se ha quedado pequeña ¿es normal?

Sí, es normal, como la has rendido ahora no quiere hablar contigo en este momento, tal vez luego, pero ahora no.

-. Javiiiii.

¿Qué?

-. Que es que…

¿Qué?

-. Que siento cosas en mi…

¿En dónde?

-. En mi “cosita de aquí abajo”.

¿Y? eso es normal.

-. Pero es que me ha parecido muy erótico y me han entrado muchas ganas de…

¿De?

-. Bueno ya te lo explico otro día, hoy no puedo y no me siento preparada, ya hablaremos.

Me arreglé la ropa y nos fuimos.

Durante el camino como si no hubiera pasado nada seguíamos hablando animadamente.

Una esquina antes de su casa se volvió y me dio un beso de película, largo, amoroso, fuerte y me metió la punta de la lengua en mi boca. Giró la lengua una y otra vez, y otra, y otra mientras me agarraba los bíceps, me tocaba los pectorales y me agarraba el culo hacia ella. Así estuvimos 10 minutos. Solo parábamos para coger aire y para comprobar que nuestra lengua seguía en cada una de nuestras bocas.

-. Javiii

¿Qué?

-. Te quiero.

Yo también te quiero.

-. ¿Puedo hacerte una pregunta?

Claro.

-. ¿Entonces tu pene es mío?

Sí, todo tuyo, te pertenece.

-. Me encanta que me digas eso.

-. Bueno, vayámonos que llego tarde a casa.

-. Te quiero.

Te quiero.


Nota:

No sé, mi recuerdo es así, siento no poner algo más morboso en esta ocasión pero lo recuerdo así y así lo viví. ¿No era un encanto de niña Macu en ese momento?
 

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