Creo que muchas de estas filias y tendencias tienen su origen en situaciones vividas en la infancia. Freud apuntaba a eso. A mí me atrae la idea de que el tipo que se folle a mi mujer me humille y lo he experimentado en alguna ocasión. Pienso que podría venir de mi época de preescolar, cuando un crío un par de años mayor me hacía bullying a diario. Eran, además, otros tiempos y ni dios me hacía caso. Mis padres me decían: pégale tú. La profesora pasaba de todo, incluso cuando el chaval y sus secuaces me habían capturado, me llevaban "prisionero" a algún sitio apartado del jardín para hacerme perrerías, pasábamos cerca de ella y yo le pedía que interviniese. No hacía ni caso. Era una tortura diaria. Saber que en cuanto llegase la hora del recreo irían a por mí y tendría mi sesión diaria de abusos y lo que se les ocurriese. Al final le acabas dando la vuelta a ese tipo de situaciones y, como muchos hemos manifestado que ocurre con los cuernos y los celos, posiblemente como una autodefensa acabas sintiendo placer donde antes sentías dolor. No sé, es mi opinión.
Como dices: mientras haya consenso y no se produzcan daños irreversibles, es decisión de un@. Lo que ocurre es que en todo esto, cuando consigues realizar una fantasía que tenías en mente, sueles querer ir a más, marcarte nuevas metas más audaces. Ahí es donde creo que puedes llegar a perder el norte y entrar en una espiral incontrolable.