Álter ego de un sátiro reprimido y bisexual en el armario

Con la misma camiseta pero ... slim fit!
 

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Comparto esta sublime apología del semen que podeis leer en el capítulo 6 del libro "La sociedad Juliette" de Sasha Grey:

"Me gusta sentir su semen. Me gusta sentir cómo me lo dispara en la boca. Me gusta cuando me lo dispara en el pelo y me lo deja todo sucio, pegajoso y enredado, como cuando atraviesas una tela de arana.
Me gusta decirle que se corra en mis tetas para poder dibujar circulitos con el semen, como un pintor mezclando los colores sobre la paleta. Él es la pintura. Yo soy la pintora y el lienzo. Me gusta pintar con su leche sobre mi cuerpo para poder notar cómo se seca, cómo se endurece y se contrae, y me pellizca la piel al hacerlo. Me gusta cómo se cuartea en escamas mientras yo pinto. Me gusta levantar en un dedo una escama de su semen reseco y mirarla como uno mira un copo de nieve, intentando vislumbrar los dibujos cristalizados que contiene.

Me gusta bajar la vista y ver cómo sale a chorro el semen por la punta de su polla. Primero sale en un largo chorro, como arcos pegajosos y líquidos que no paran de decrecer en consistencia y volumen. Luego empieza a fluir con lentitud, de forma inexorable, como la espuma de una lata de cerveza que se ha agitado demasiado antes de abrirla.
Me gusta cuando se encharca en mi vientre, y me inunda el ombligo y se derrama por mi cintura como una crema caliente que rebosa del plato. Cuando cae sobre mi cósix con grandes y gruesas gotas, como lluvia caliente, como leche caliente, como lava caliente. Cuando dispara sobre mi coño y en mi felpudo, donde se queda colgando en finas tiras, como el algodón atrapado entre los arbustos de espino.

Me gusta cuando se corre dentro de mi y me siento llena y satisfecha y relajada, como si acabara de darme un banquete. Y luego sentir cómo se desliza fuera de mi coño y deja un rastro perlado hasta el ojete. Algunas veces chorrea, horas mas tarde, cuando ya hacia tiempo se me habia olvidado que estaba ahi. Cuando estoy paseando por el campus de la universidad, o sentada en clase, o en el autobús, o en la cola del súper y de pronto noto que se me mojan las bragas con la leche y recuerdo el momento en que él embistió dentro de mi, gimiendo de esa forma tan delicada, un segundo antes de soltar su descarga. Y dejo que salga, como si estuviera follándome, corriéndose dentro de mi, en ese momento y en ese lugar, en el campus, en clase, en el autobús, en el súper.
Me gusta cuando se corre en mi cara y estoy completamente a su merced, como si me humillara con su semen. Cuando cierro los ojos y siento que me salpica en la cara. Cuando no para de correrse y se corre y se corre, y noto su densidad y cómo se desliza por mi cara. Me llena los poros, me chorrea por la mejilla, por la frente, me cuelga de la barbilla. Y tengo la sensación de que mi cara no es lo bastante grande para abarcar todo su semen. Su semen interminable.

Me gusta limpiarmelo de los labios y de las mejillas y juguetear con él entre el dedo indice y el pulgar como si fuera un moco, y luego volver a metérmelo en la boca, darle vueltas y mezclarlo con la saliva, para preparar un cóctel con sus fluidos y los mios, y tragármelo de un sorbo, como una ostra. Luego abro la boca, bien abierta, y saco la lengua para demostrarle que ya no queda nada. Que he sido una niña buena y me he tornado toda la medicina.

Me gusta intentar adivinar qué ha desayunado, comido, cenado o merendado por su sabor y su olor. Salado, amargo, dulce, agridulce o ahumado. Cerveza, café, esparragos, plátano, piña, chocolate. Por la textura y la consistencia. Algunas veces es cristalino, como la clara mal cocinada, otras veces denso y granuloso como la sémola, y otras, ambas cosas al mismo tiempo. Y otras veces es fluido como el jarabe para la tos, que es cuando mas me gusta, porque se traga con facilidad.
Me gusta chuparle la polla después de que se haya corrido dentro de mí, cuando se la saca y tiene el pene reluciente y brillante por su corrida y la mía. Quiero paladear su sabor y el mío juntos, nuestro sudor y nuestra pasión. Quiero que se me quede ese regusto en la boca hasta que empiece a volverse rancio y se huela en mi aliento. Me encanta el olor de su semen cuando empieza a fermentar en mi cuerpo.

Y luego me gusta limpiarme su semen reseco del cuerpo en la ducha y notar cómo vuelve a la vida al contacto con el agua, casi como si resucitara de la muerte. Me gusta mirar esa agua, su semen, cómo cae por el desagüe, y pienso en el viaje en el que esta a punto de embarcarse.

En los lugares en los que ha estado y en los lugares donde acabará. Desde el interior del cuerpo de [...] hasta el interior de mi cuerpo. Desde mi cuerpo hasta el mar.

Nacido de la naturaleza y de vuelta a ella. Como todas las cosas.

Como debe ser.
"
Me encantó éste libro... Buscando literatura erotica llegó a mi y lo disfruté... Muy identificada con éste texto, gracias por compartir
 
Extracto del libro "No pares" de Irina Vega, 2º de la serie Cómplices:

- Si es que lo tengo comprobadísimo, a la mayoría de los tíos les encanta jugar con su culo.
- ¿A que sí?
- Sí, sí. La mayoría de mis amigos...
- Y follamigos - reafirmé.
- Y follamigos, me cuentan que experimentan y juegan un montón, que si llevan metiéndose los dedos desde la adolescencia, que si el mango de la ducha...Uno me contó hace unos años que, viviendo con sus padres, se compró un consolador por internet. No veas la que lió para que su madre no le pillara el paquete cuando llegase el mensajero. Y para esconderlo por la habitación, también, porque su madre era muy cotilla.
- ¿En serio?
- Y tan en serio. Me quedé loquísima cuando lo vi.
- Espera -dije, incorporándome-, ¿te lo enseño?
- Sí. Un día quedamos para jugar y se lo trajo. ¡Y joder, era más grande que los míos! No era tonto, el colega; no lo cogió pequeño.
- Algunos de mis amigos me han contado que se meten un dedo o dos, a veces, y que tienen orgasmos increíbles cuando lo hacen, pero luego no saben cómo pedir a sus novias que se lo hagan.
- Lo que no entiendo - dijo Eva, encendiéndose otro cigarrillo- es que casi ningun hable de estas cosas con sus amigos. Solo nos lo explican a nosotras, ¿te das cuenta?
- Sí, es verdad. Alguno me hizo prometer que no se lo dijera a nadie del grupo.
- Tienen un miedo atroz a que otros hombres piensen que son menos viriles por eso.
- Pues sí. En fin, ya sabes cómo són.
- De hecho -siguió mi amiga, con el tono de voz que reservaba para los discursos revolucionarios-, creo que no conozco a ningún chico que no haya jugado con su propio culo. En algún momento lo han probado todos. Son muy cachondos por naturaleza, y les encanta experimentar, pero cuando se trata de esa zona, la mayoría ni siquiera son capaces de hablarlo con sus amigos. -Chasqueó la lengua en desaprobación-. Todavía hay demasiado tabú, pero si ellos supieran... Al final nosotras nos enteramos de todo. Hasta el más hetero te cuenta cosas que te acaban sorprendiendo. A ver cuándo se deciden y hablan entre ellos.
- Y se quitan tanta tontería de encima - convine yo, levantando la copa para remarcar mi total acuerdo con ella.
- Totalmente. Y el que dice que no, seguro que es el que luego se mete trancas de veinticinco centímetros. - Se rió.
- Qué bruta eres.


Muy atinada esta conversación.

Repitamos todos: soy cachondo por naturaleza, me gusta experimentar y, por supuesto, he jugado, juego y jugaré con mi culo 😉
Mi marido también lo goza y yo más aún... Hay que experimentar y gozar, que la vida es muy corta!
 
Extracto del libro "Aprender a hacer el amor" de Alexandre Lacroix:

Sugiero que la actividad sexual sea vista como un arte vivo, como la danza o las improvisaciones de jazz. Sabemos que este tipo de obras son únicas y efímeras, que se sitúan en un espacio y un tiempo determinados, por lo que hay que saber disfrutarlas en el momento, nunca se repetirán de forma idéntica. No es intercambiable. Sus cualidades dependen de los intérpretes, cada uno de los cuales tiene su propio estilo, puntos fuertes y débiles, y también del ambiente del momento, de un conjunto de circunstancias imponderables. La obra de arte viva no es funcional. Estrictamente hablando, no sirve para nada.Y no es posible poseerla o adquirirla. Tan pronto como se ha realizado, desaparece, pero eso no impide que nos perturbe y que siga resonando en nosotros durante mucho tiempo. Solo podemos ser espectadores afortunados, admiradores y agradecidos. Considerada de este modo, la relación sexual se aleja de la experiencia consumista y se convierte en una actividad creativa en el sentido más fuerte del término. Así, es posible esbozar un ars erótica, ir en busca de una estética de la sexualidad.

En esta reseña del libro se entenderá mejor este extracto del capítulo de conclusiones ;)
 
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