Cuando iba a la universidad me encantaba poner la oreja cuando mis compis se follaban a alguien en el piso que compartía. Me tocaba con la oreja pegada a la pared y vaya corridas me pegaba. Varias veces coincidió que yo también tenía compañía esa noche, o llegábamos borrachas de fiesta y me ponía cachondísima que follaramos todos a la vez. Yo creo que a ellas también porque eran los días que más gritaban. Todavía hoy me pongo cachonda al recordarlo y pensando en el espectáculo que le dábamos a los vecinos.