Buah, macho… qué pasada que haya otro Privatiano. Me suele pasar que, por edad, porque la gente ya no se acuerda o porque simplemente la gente ya no tiene cultura del porno, nadie conoce Private.
Me pasa exactamente igual que a ti. Yo empecé mi vida pornera hacia los 13–14 años (mediados de los 90). En aquella época estaba empezando internet en casa pero por la velocidad solo podías leer algún relato porno y ver alguna foto que tardaba bastante en cargar. Empecé viendo una web que tenía secciones y me aficioné al interracial y luego al hentai.
Todo cambió cuando en mi casa convencí a mis padres para pillar Vía Digital, que llevaba el Canal 18. Pelis “malas”. Sin embargo, cuando se fusionó con Canal Satélite entró en casa el Canal+, que solía poner todas las pelis de Private.
Recuerdo que mi primera peli fue Love is in the web. Por aquel entonces tendría fácilmente 15-16 años. Para los que no sepan qué es Private, era una productora porno europea, que tenía a pibones del este de Europa (auténticas modelos, no como lo que hay ahora, que muchas veces no las tocarías ni con un palo) y que hacía superproducciones. Porno glamouroso: folladas en castillos, en cascadas, en playas paradisiacas….
Todas las escenas repetían un mismo patrón: tías buenísimas, tíos bastante normales (va a sonar gay, pero echo de menos ver a tíos con pelos en la tripa, en el culo, en la polla, con pichillas corrientes, a veces con barriguitas…, porque hoy en día todo son “muñecos depilados de goma con pollas XXL y cuerpos de gym”) y una degradación progresiva de la tía. Empezando suave: una prenda menos por aquí, una teta fuera por allá, una mamada, un misionero…
La escena, muy normal al principio, iba ganando fuerza sexual a medida que avanazaba el argumento. Tía cada vez más despojada de ropa, tíos caga vez follando más duro, más posiciones “doggy”, por supuesto dobles penetraciones… y por fin llegaba el glorioso final de la escena, que siempre era el mismo: tía en el suelo o de rodillas, tío o tíos pie y corridón en la cara mientras la tía miraba a la cámara y sonreía mientras le escurría el semen.
Cuando vi mi primera peli de esas, y sus finales lechosos, un calambre recorrió mis huevos y electrizó toda mi polla hasta mi glande. Ver a aquella diosa eslava, que podía ser una modelo o una “mujer de futbolista”, siendo convertida en un depósito de semen, estando de rodillas, obligada a sonreír falsamente mientras le caían estalactitas de leche espesa. Por cuatro duros, esa tía estaba vendiendo su dignidad y “arruinado su vida” porque ya siempre habría fotos y vídeos de su cara embadurnada de leche y ya solo sería una guarra que se vendió por cuatro duros para que los pajilleros se la cascaran viendo lo puta que era. Desde ese momento, veía a una diva Private en portada y ya me la estaba imaginando de rodillas, sonriente y pringada.
Me convertí en vicioso de esa humillación: ver a tías 10 siendo vulgarizadas y humilladas con lefazos. Seguí viendo ese porno y todavía no veo en la actualidad, pero como Private perdió su esencia, fuimos buscando esa humillación femenina y dominación masculina en otros sitios en los que fuimos evolucionando.
A mí me encantan los faciales, es lo mejor, pero he empezado a disfrutar los bukkakes viendo a la tía tragar. En general todo lo que implique esa sumisión, esa entrega, ese poder fálico. Por eso me encantan las bofetadas y sobre todo si la tía está de rodillas y en el plano se ve al tío cachondo y empalmado, porque es ver a la tía someterse al rabo caliente de un tío.
Perdonad el tostón.