Derben
Miembro muy activo
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- 27 Jun 2023
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Al día siguiente, estaba trabajando cuando recibo un mensaje de la vecina diciendo, que cuando llegue a casa suba a su casa que me devolverá la lencería que se llevó, y si quiero subirle otra que encantada se la pondrá, pero con la única condición que la lencería que suba la tengo que llevar puesta yo. Me reí con su ocurrencia, y puestos a jugar acepté el trato. Y añadió que para que no me sintiera solo, su marido también iría en lencería y ella… seguro que me gustaría como iría. Me gustaba el cambio de roll que me ofrecía, y mi mente ya nos veía como unas putitas al servicio de su macho.
Creo que estuve toda la mañana empalmado, pensando que me pondría y que me tenían preparado para la tarde.
Al llegar a casa, fui directo al cajón de la ropa interior de mi mujer y empecé a buscar que me podía poner, ardua tarea, ya que tenía que encontrar algo que me cupiera y que fuera sexy… al final encontré un tanga lila que estaba dado y me cabía y el sujetador a juego. Tienen unas transparencias que cuando se lo pone mi mujer me pone bastante cachondo, y ahora que me lo he puesto me ha puesto muy cerdo, no se si por como me queda, porque me verán los vecinos o porque se lo pondría mi vecina también. Era una montaña rusa de emociones!
Me puse unos pantalones cortos y una camiseta y mandé un mensaje a mis vecinos diciendo que ya estaba listo y si ellos estaban en casa. Me respondieron que subiera en 10 minutos. Esperé y cogí el ascensor, al llegar a su puerta, estaba entornada, la abrí y encontré una nota que decía, “cierra la puerta, quedate en lencería, ponte esta peluca y ven al comedor”.
Me desnudé y con la ropa interior de mi mujer y la peluca morena, viendome en el espejo del recibidor me sentía ridiculo pero excitado. Me dirigí hacía el comedor y al abrir la puerta, vi a mi vecina de pie, desnuda, con unos tacones de palmo y un arnés con una polla enorme. Mi vecino arrodillado con un tanga i sujetador azul claro, una peluca rubia y lamiendo la polla de mi vecina.
Cuando me vio mi vecina, su cara se iluminó y me encantó la cara de vicio que puso, y como me decía lo guapa que estaba, que me diera una vuelta, porque quería ver lo que se iba a comer esa tarde. Yo obedecía sin decir nada, me atrajo hacía ella y nos empezamos a besar, ella estrujaba mi culo y masajeaba el sujetador como si tuviera tetas, mientras me calentaba con sus palabras.
Poco a poco me hizo arrodillar al lado de su marido para que em enseñara como tiene que dar placer una buena putita a su macho. Nuestras bocas y lenguas jugaban con esa polla de plástico, pero que en mi mente era una real y de carne. Él me cogía la cabeza y me indicaba como lo tenía que hacer, era mi maestra.
Pasado un rato, nos hizo poner de rodillas sobre el sofá, uno al lado de otro, muy juntos. Nos apartó el tanga y empezó a lubricar nuestros culos, mientras nos daba cachetadas cada vez más sonoras y sus palabras aumentaban nuestra calentura. Cuando vió que ya estabamos preparados, comenzó a penetrarme lentamente hasta el fondo, momento en que agarró mi polla para pajearme. Estuvo un rato follándome lentamente, me la sacó y pasó a penetrar a su marido, si dejar de jugar con sus dedos en mi culo, para que no se enfriara. Iba pasa de un culo a otro, cada vez más fuerte, con más ganas, se iba corriendo escandalosamente, pero no paraba de poseernos. Cuando su marido se corrió le dijo que la ayudara a que me corriese yo, ahora mi vecina me estaba follando el culo y yo me follaba la boca de mi vecino, y evidentemente duré muy poco!
Caímos rendidos en el sofá, unos encima de los otros, acariciandonos lentamente, recuperando el aliento. Ella se sacó el arnés y me desnudó para ponerse la lencaría que llevaba y se fué a su habitación a ver como le quedaba.
Creo que estuve toda la mañana empalmado, pensando que me pondría y que me tenían preparado para la tarde.
Al llegar a casa, fui directo al cajón de la ropa interior de mi mujer y empecé a buscar que me podía poner, ardua tarea, ya que tenía que encontrar algo que me cupiera y que fuera sexy… al final encontré un tanga lila que estaba dado y me cabía y el sujetador a juego. Tienen unas transparencias que cuando se lo pone mi mujer me pone bastante cachondo, y ahora que me lo he puesto me ha puesto muy cerdo, no se si por como me queda, porque me verán los vecinos o porque se lo pondría mi vecina también. Era una montaña rusa de emociones!
Me puse unos pantalones cortos y una camiseta y mandé un mensaje a mis vecinos diciendo que ya estaba listo y si ellos estaban en casa. Me respondieron que subiera en 10 minutos. Esperé y cogí el ascensor, al llegar a su puerta, estaba entornada, la abrí y encontré una nota que decía, “cierra la puerta, quedate en lencería, ponte esta peluca y ven al comedor”.
Me desnudé y con la ropa interior de mi mujer y la peluca morena, viendome en el espejo del recibidor me sentía ridiculo pero excitado. Me dirigí hacía el comedor y al abrir la puerta, vi a mi vecina de pie, desnuda, con unos tacones de palmo y un arnés con una polla enorme. Mi vecino arrodillado con un tanga i sujetador azul claro, una peluca rubia y lamiendo la polla de mi vecina.
Cuando me vio mi vecina, su cara se iluminó y me encantó la cara de vicio que puso, y como me decía lo guapa que estaba, que me diera una vuelta, porque quería ver lo que se iba a comer esa tarde. Yo obedecía sin decir nada, me atrajo hacía ella y nos empezamos a besar, ella estrujaba mi culo y masajeaba el sujetador como si tuviera tetas, mientras me calentaba con sus palabras.
Poco a poco me hizo arrodillar al lado de su marido para que em enseñara como tiene que dar placer una buena putita a su macho. Nuestras bocas y lenguas jugaban con esa polla de plástico, pero que en mi mente era una real y de carne. Él me cogía la cabeza y me indicaba como lo tenía que hacer, era mi maestra.
Pasado un rato, nos hizo poner de rodillas sobre el sofá, uno al lado de otro, muy juntos. Nos apartó el tanga y empezó a lubricar nuestros culos, mientras nos daba cachetadas cada vez más sonoras y sus palabras aumentaban nuestra calentura. Cuando vió que ya estabamos preparados, comenzó a penetrarme lentamente hasta el fondo, momento en que agarró mi polla para pajearme. Estuvo un rato follándome lentamente, me la sacó y pasó a penetrar a su marido, si dejar de jugar con sus dedos en mi culo, para que no se enfriara. Iba pasa de un culo a otro, cada vez más fuerte, con más ganas, se iba corriendo escandalosamente, pero no paraba de poseernos. Cuando su marido se corrió le dijo que la ayudara a que me corriese yo, ahora mi vecina me estaba follando el culo y yo me follaba la boca de mi vecino, y evidentemente duré muy poco!
Caímos rendidos en el sofá, unos encima de los otros, acariciandonos lentamente, recuperando el aliento. Ella se sacó el arnés y me desnudó para ponerse la lencaría que llevaba y se fué a su habitación a ver como le quedaba.