Y llego el día, mi marido salió muy temprano para ir a coger setas con mi primo, era una oportunidad al ser todavía de noche para salir de casa y que nadie me viera ir al paraje del pueblo donde la noche anterior había quedado con los rumanos, un lugar de la carretera que lleva al pueblo, la noche la había pasado ardiendo entra las sabanas y tocando mi humedad, aunque no llegue a correrme, quería quedarme todas mis ganas para cuando llegara el día.
Solo oír salir a mi marido con su coche, me levante, me duche y me puse el vestido que veis en mi perfil, me excitaba muchísimo ponerme ese vestido que tanto habéis imaginado que me fallabais con el puesto, Sali de la casa y a oscuras cogí la carretera, ya iba caliente y me agradaba la brisa que se colaba por debajo llegando a mi coño y me ponía mas receptiva todavía, me sentía tan agradecida de ser tan sensible al deseo.
Al llegar todavía no estaban, pero tardaron poco en llegar con el furgón y abrir la puerta lateral de atrás donde estaba Billy, Pedro y otro que no conocía se volvieron para saludarme con un beso.
- Que tal guapa, cuanto tiempo, te hemos echado de menos, no hemos dejado de pajearnos pensando en ti, ¿vienes preparada? -Dijo Billy
- Mira, a ti que te parece. -y me levante el vestido para que viera mi coño inflamado y húmedo de deseo.
El saco el móvil y le enfoco hacia mí, le puse la mano y le dije muy seria que no quería fotografías, que la otra vez las hicieron sin que me enterara y no me gusto, también le recordé ya de paso que habíamos quedado que esta vez la penetración tenia que ser con preservativo.
- Vale, no grabare y gomas hay de sobra - y se sonrió guardando el móvil.
- Espero que respetéis lo acordado, que si no se nos acaba el chollo a todos- y le devolví la sonrisa, mientras le desbrochaba la bragueta y sacaba su poya que tantas ganas tenia de mamársela.
El empezó a meter su mano en mi coño, frotando mi clítoris e introduciendo el dedo pulgar dentro de él, su poya empezó a palpitar en mi boca y pare para que no se corriera. Me quite el vestido y lo eche en la parte trasera donde tenían un colchón.
Quítate los pantalones y ponte una goma – le dije
El desconocido que no paraba de mirar hacia atrás le dio una caja de preservativo que tenían en la guantera, se bajo los pantalones, se puso la funda y yo me senté encima de él introduciéndome su poya que estaba dura como una barra de acero hasta dentro, era lo que llevaba deseando quince días, el desconocido aprovecho pata tocarme las teta, facilitándoselo al poner mis brazos entre los dos sillones delanteros, se saco su poya que era enorme y puso una de mis manos en ella para menearsela, no tarde en llegar a un tremendo orgasmo gracias a mi calentura y que Billy frotaba mi clítoris, cuando el desconocido dijo:
Para que no puedo mas, tengo que follarla ya.
Pedro paro en la cuneta, y el desconocido se pasó al asiento de atrás, me agarro la cabeza y metió su poya en mi boca, que era tan grande que solo me cabía el capullo, y no la saco hasta que se corrió en mi boca, era tanta que tuve que tragar parte de ella y mientras Billy se corria también en mi coño, Pedro desde el asiento del conductor girándose para nosotros tocaba lo que podía y se la meneaba, hasta que me incorpore sacándome la poya de Billy, metiendome la poya de Pedro que me la ofrecía por el hueco que hay entre los dos sillones delanteros y la chupe hasta que empezó a correrse en mi boca, me limpie con toallitas que llevaba y seguí el viaje desnuda entre los dos.
- Esto empieza bien, y terminara mejor. me dijo Billy.
- Vamos que lleguemos a la casa de….
- A no vamos a vuestro pueblo.
- No vamos a una casa que estamos reformando, esta cerca de donde vivimos.
Por el camino, amaneció, cogieron una carretera de tierra antes de llegar al pueblo donde vivían y pararon al lado de una casa ….