Compañeros y Enemigos

Esperemos que los buenos salgan bien de está misión ya que se enfrentan a gente peligrosa.
Por otro lado está claro que Raúl y Blanca son una pareja liberal.
 
Esperemos que los buenos salgan bien de está misión ya que se enfrentan a gente peligrosa.
Por otro lado está claro que Raúl y Blanca son una pareja liberal.
Bueno, puede que la situación de los dos se embrolle más de lo que está... en un momento de Blanca conversando con Sieg, le dice que Raúl y ella tienen una relación atípica, pero no abierta... además añade que no quiere verlo en ese momento. Claro que eso no quiere decir nada, o sí... Por otro lado, ¿Quién es bueno y quién no? Habrá que esperar al siguiente capítulo, en él la cosa se liará algo más, pero otras se irán aclarando.
 
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Bueno, puede que la situación de los dos se embrolle más de lo que está... en un momento de Blanca conversando con Sieg, le dice que Raúl y ella tienen una relación atípica, pero no abierta... además añade que no quiere verlo en ese momento. Claro que eso no quiere decir nada, o sí... Por otro lado, ¿Quién es bueno y quién no? Habrá que esperar al siguiente capítulo, en él la cosa se liará algo más, pero otras se irán aclarando.
Eso de que no quiere verlo en ese momento me parece muy inquietante. Se supone que aunque sea una relación atípica, están bastante bien
En cualquier caso, el creo que puede acabar con su Jefa Verónica si terminan mal.
 
Y siendo sinceros, a mí Blanca no me está cayendo nada bien.
DE momento ya ha tenido sexo con 2 y varias veces con el tal Sieg, mientras él solo con Verónica. Así que si terminan separados mejor.
Me gusta más Verónica para él.
 
Eso de que no quiere verlo en ese momento me parece muy inquietante. Se supone que aunque sea una relación atípica, están bastante bien
En cualquier caso, el creo que puede acabar con su Jefa Verónica si terminan mal.
Curioso que la llames Verónica, fue el primer nombre que se me ocurrió para ella, pero me pareció que le venía mejor Virginia...
 
Y siendo sinceros, a mí Blanca no me está cayendo nada bien.
DE momento ya ha tenido sexo con 2 y varias veces con el tal Sieg, mientras él solo con Verónica. Así que si terminan separados mejor.
Me gusta más Verónica para él.
Quien no ha tenido sexo aún con nadie, que se sepa, ha sido Ethan... ya te dije que no todo es lo que parece... o sí.
¡Y se llama Virginia! :ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO:
 
Por lo pronto, esta noche hay fiesta en casa de Sieg, Blanca, Ernesto, Ethan y el propio Sieg. Con Blanca cachonda , creo que todo puede pasar.
No creo que la relación de Blanca y Raúl sea nada serio.
 
Buenas noches, no me he olvidado de escribir. He estado con la salud un poco complicada nuevamente...aunque ya va mejorando la cosa. En breve volveré a escribir, hasta entonces os deseo lo mejor y os pido un poco de paciencia. El siguiente capítulo lo tenía casi acabado, nos vemos muy pronto. Saludos
 
Buenas noches, no me he olvidado de escribir. He estado con la salud un poco complicada nuevamente...aunque ya va mejorando la cosa. En breve volveré a escribir, hasta entonces os deseo lo mejor y os pido un poco de paciencia. El siguiente capítulo lo tenía casi acabado, nos vemos muy pronto. Saludos

Ahora toca recuperarse plenamente y fortalecerse para continuar el relato pleno de facultades.
 
Hola a todos de nuevo, siento muchísimo la tardanza en escribir este capítulo de “Compañeros y enemigos”. He tenido un problemilla de salud que se ha complicado un poco más de lo esperado, pero ya voy mejor y vuelvo a retomar la escritura. Espero que lo disfrutéis tanto como yo el escribirlo. Reitero mis disculpas por la espera y deseo que os guste.



COMPAÑEROS Y ENEMIGOS

Capítulo 4



Ernesto acabó de hablar con los Guardias Civiles de Tráfico, tuvo que hacer algunas llamadas a la Comandancia de Algeciras y a la Dirección General de la Guardia Civil en Madrid para que los agentes tratasen el “accidente” de Ethan como si hubiese sido un problema mecánico.

-Bueno, esta parte está arreglada -dijo al grupo formado por Blanca, Ethan y Sieg- He dado orden de que el coche lo lleven a la Comandancia de la Guardia Civil en Algeciras, habrá que saber si te han instalado un transmisor GPS para seguirte o algo parecido. Ahora tendríamos que saber quién ha sido el que ha provocado esto. Seamos francos por una vez, o mejor dicho, a partir de este momento. Si intercambiamos información todos saldremos ganando y, por el camino que esto está llevando, hasta podríamos evitar que alguien salga dañado como vuestra compañera Rosa, o peor aún. No me apetece acudir a ningún funeral, ya acudí a demasiados en los 80 y 90.

-Quizás tengas razón -le dijo Blanca- Pero al menos yo tengo las manos atadas hasta que Virginia hable contigo y con tus mandos.

-Venga ya Blanca -le dijo Ernesto- Sabes que esto funciona también de otra forma, o deberías saberlo… tus compañeros saben que es así, ¿verdad? Quid pro quo, como el doctor Hannibal Lecter decía en la película “El Silencio de los Corderos” a Clarice Starling. Algo a cambio de algo.

Blanca se quedó callada, no sabía si podía o debía hacer lo que Ernesto le estaba pidiendo, sabía que él tenía razón. Si se intercambiaba información eso beneficiaría a todas las partes, pero no sabía hasta donde podía llegar, aún no tenía la suficiente experiencia para saber qué partes poder contar y qué partes no.

-Lo siento Ernesto -le dijo ella después de pensarlo un par de minutos- No estoy autorizada, además mañana se reunirá contigo Virginia, entonces podremos arrancar con el Quid pro quo que dices. Por cierto excelente trabajo el de Anthony Hopkins, pero Jodie Foster está espectacular.

Ernesto se encogió de hombros, lo intentó pero no pudo ser, sabía que sobre Abu Laiz él tenía bastante más información que ellos, pero sabía que había algo más que él no sabía. Tenía claro que para que colaboren distintas agencias de inteligencia en el país la cosa debe ser complicada, el hecho de dejarles trabajar dentro ya avisaba que el problema era gordo, y eso le indicaba que tenía razón, iba por buen camino.

-Bueno, en vista que no se llega a ningún acuerdo, me podríais acercar hasta la frontera con Gibraltar -dijo Ethan dejando pasar un tiempo prudencial- Allí me está esperando un coche.

-Venga, subamos -dijo Sieg- Te llevamos hasta la frontera.

-Tausend Dank, möge Gott es dir mit viel Sex vergelten (un millón de gracias, que Dios te lo pague con mucho sexo) -le dijo Ethan-

-Ich spreche neben Spanisch und Französisch auch Portugiesisch, Englisch, Deutsch und Arabisch (Además de español y francés, hablo portugués, inglés, alemán y árabe) -soltó Ernesto- Falls Sie so sprechen wollen, dass ich Sie nicht verstehen kann (Por si queréis hablar de manera que no pueda entenderos)

-Venga ya, nos vamos -dijo Sieg algo irritado- ¡Cuánto listo hay por aquí!

-Vamos a relajarnos todos, por favor -soltó Blanca- estoy empezando a enfadarme, con tantas tonterías y tanta chulería.

Dejaron a Ethan en la frontera de Gibraltar y pusieron rumbo a Algeciras, llegaron en poco más de 20 minutos, durante ese trayecto permanecieron callados.

-Venga, os invito a cenar -dijo Ernesto cuando estaban llegando- Tapeamos algo y charlamos de lo que queráis, y después nos tomamos una copa donde digáis. ¿Qué me dices, “Hans”?

-Que sabes que no me llamo “Hans” -le soltó bastante enfadado Sieg- Y no, gracias. Cenaré en casa.

-¿Y tú, Blanca?¿Te apuntas?

-Lo siento Ernesto, mañana quiero ir al hospital para ver cómo sigue Rosa -dijo Blanca- Y debo acostarme temprano, sé que si me quedo, me darán las tantas…

A Sieg se le cambió la cara y se le endureció otra cosa, dejaron a Ernesto y se fueron hacia su casa. Al llegar les extrañó que los perros no ladraran como lo hacían normalmente, y sobre todo que no salieran a saludarlos. Cuando se abrió la puerta de la entrada para vehículos, observaron que tanto el bóxer como uno de los mastines estaban echados, moviendo las colas, pero mirando fijamente a algo en el suelo. El otro mastín salió a saludarlos como siempre. Sieg se bajó del coche y los llamó para que acudieran. Los perros acudieron a saludarles, Sieg notaba que algo no estaba bien, se acercó hacia el bóxer que se había vuelto a tumbar delante de aquello que con tanta pasión miraba.

-Pero… ¡qué tenemos aquí! -soltó con indignación Sieg-

Se agachó y recogió un trozo de carne picada, la llevó a la cocina y en el fregadero la manipuló pinchándose en las manos. Desmenuzó la carne y vio que contenía grapas, pequeños trozos de alambres, cristales diminutos…

-Hay que recoger todos los trozos que veamos -le dijo a Blanca- algún hijo de puta ha esperado a que nos fuéramos para echarles esto a los perros. Lo que no sabían es que no comen nada que les dé cualquiera, por mucha hambre que tengan.

Se pasaron un buen rato buscando y recogiendo los trozos de carne, al final fueron 7 trozos los que encontraron, los tiraron a la basura y sacaron comida para los perros, que lo celebraron con ladridos, saltos y movimientos de rabos… Una vez acabado, se metieron en la casa, Sieg preparó una ensalada, sacó chorizo, jamón, queso… y abrió una botella de vino “Habla nº33”, vino de Extremadura.

-Prueba este vino -le dijo Sieg- Vas a alucinar.

-Curioso nombre para una botella -le respondió Blanca- No tenía ni idea que un vino se llamara “Habla”

-Jajaja, también se llama así la bodega -le explicó- Cuentan que Miguel Ángel Buonarroti, el reconocido arquitecto, pintor y escultor italiano autor de la Capilla Sixtina, al terminar su escultura “Moisés”, a la que consideraba su obra más realista, la golpeó ligeramente en la rodilla con su mazo y le dijo: “habla”, lo único que le faltaba era hablar. De ahí viene el nombre de la bodega, una bonita historia, ¿no te parece?

- Pues sí -le dijo Blanca- bonita y original para llamar así a una bodega y a sus vinos. Ahora hablemos de lo que ha pasado con los perros, sé que te preocupa. Alguien ha hecho eso a Ethan para sacarnos de aquí por un motivo, que sería entrar en tu casa. Hubiesen entrado de no ser porque tienes bien enseñados a los perros, Sieg.

-O… ¿te fías del MI6? -le preguntó Sieg- ¿o de Ethan?

-¿A qué viene eso, Sieg? -Blanca subió el tono de voz- No me toques… las narices.

-Espérate y deja que te explique -siguió Sieg levantando las manos como indicándole a Blanca que se parara- El día que atropellaron a Rosa yo salí a buscaros, tenía que hablar con ella un tema de Gibraltar, ese tema era por el MI6, más concretamente por Ethan. Pues bien, mientras os buscaba me pareció verlo hablar con el agente del DGED marroquí, y me apuesto lo que sea a que en el coche de los agentes iraníes no hay transmisor GPS que valga, como nos contó. Curiosamente hoy, me llama Ethan a mí, no a ti, para decirme que le han atacado y que vaya a por él, él no sabía que estábamos los dos aquí, se pensaba que era yo. Después, en lugar de venirse con nosotros de vuelta, hace que lo lleve a Gibraltar, que hay un coche esperándolo en la parte británica de la frontera, y cuando volvemos nos encontramos con que han intentado matar a los perros con el objetivo, imagino, de poder entrar en la casa.

-Bueno, contado así… -le dijo Blanca-

-Joder Blanca, históricamente los británicos han sido una nación que han maltratado a sus aliados -le dijo Sieg acalorado- Siempre los han engañado, a vosotros España, a Francia, a mi país cuando las dos derrotas mundiales, a Rusia… Eso sí, tienen un digno sucesor…

-¿A España?

-Sí, cuando la invasión de Napoleón -prosiguió Sieg- Por un lado os ayudaban y por el otro convencían y pagaban a Bolívar y demás “Héroes de la Independencia Americana” para que se sublevaran… ¿sabías que tenían posesiones en Londres y una cuentas bancarias bastante engordadas esos “Héroes de la Independencia Americana”?

Se hizo el silencio durante un rato, se miraron.

-Voy a mandarle un WhatsApp a Ernesto para quedar con él mañana -le dijo ella- Vamos a contarle lo que sabes sobre eso. “Quid pro quo”…. Llamaré también a Virginia y se lo comentaré para que haga lo que deba hacer al respecto, y después…

Blanca se acercó, lo besó y comenzó a desnudarlo.



A la mañana siguiente fueron al hospital para ver a Rosa. Cuando entraron en Observación, la cara de Rosa irradiaba alegría.

-Buenos días, Rosa -le dijo Blanca dándole dos besos- Se te ve estupenda.

-¿Sí, en serio? -le contestó Rosa- Me suben a planta por un día y después me darán el alta, yo me encuentro estupendamente. Tengo ganas de retomar el trabajo. Hablando de trabajo, ¿Has ido a Gibraltar ya?

-Bueno, aún no -le respondió Blanca- Ha habido unos cambios, pero en cuanto me digan, me incorporaré. Por lo demás, todo va genial…

-¿Qué cambios? -le interrumpió Rosa- ¿Ha pasado algo?

-Bueno, estamos detrás de los iraníes, de los marroquíes y de Abu Laiz -le contestó Sieg- Nada que no podamos controlar sin ti… jajaja

-Muy gracioso el alemán -le soltó Rosa sonriendo- Se nota que tiene sangre española.

-Bueno Rosa -le dijo Blanca viendo como estaban ya avisando a los familiares para que salieran de Observación- Ahora hablaré con el médico y mañana estaremos aquí para recogerte. Relájate y verás lo pronto que pasan estas horas hasta que estés de vuelta.

-Venga, cuidaos y mañana me contáis -le respondió Rosa-

Blanca se acercó hasta el despacho del médico, él estaba sentado escribiendo en el ordenador cuando la vio, le sonrió y le hizo un gesto para que pasaran y se sentaran en las sillas que se encontraban al otro lado de su mesa.

-Un momento y acabo esto -les dijo el doctor-

-No se preocupe, podemos esperar -le respondió Sieg devolviéndole la sonrisa-

-Bien, entiendo que ya han visto a Rosa -les dijo el médico en cuanto acabó de escribir- Se encuentra bastante bien, no ha aparecido ningún otro hematoma por lo que podemos estar contentos por ello, parece ser que la medicación está haciendo bien su trabajo. Mañana o seguramente esta tarde, abandone Observación y la subamos a planta, allí estará 24 horas más por protocolo, si todo va como está yendo, mañana por la tarde, como muy pronto, podrán recogerla y llevarla a casa. Allí terminará de ponerse mejor y más pronto que aquí.

-Estupendo, doctor -le dijo Blanca con una gran sonrisa- No sabe cuánto nos agrada eso.

-Muy bien, me alegra escuchar eso -les dijo el doctor- Mañana nos veremos entonces, estaré aquí mañana también.

-Pues entonces nos veremos mañana, doctor -le dijo Sieg levantándose y extendiendo su mano para estrecharle la suya-

-Hasta mañana entonces -contestó el doctor levantándose y estrechando la mano de Sieg-

Salieron del hospital, Sieg conducía callado observando a Blanca de reojo. Ella consultaba su teléfono, pasaba la pantalla hacia delante y hacia atrás con el dedo índice.

-Bueno, en un ratillo llamaré a Virginia y después le mandaré un WhatsApp a Ernesto -dijo metiendo el teléfono en el bolso- a ver qué me cuentan. Aún no estoy segura que lo de Ethan sea así, imagino que alguna explicación tendrá.

-Eso espero, igual tiene una explicación fácil -le dijo Sieg- Pero yo no la veo, no.

-De todas formas recuerda qué nos dijo sobre los narcos -le soltó Blanca- Podría ser que los narcos de ambos lados del estrecho estén colaborando con Abu Laiz Al Qurtubí…

-O es una cortina de humo que quiere ponernos por delante -soltó Sieg de malas ganas-

Sieg y Blanca decidieron acercarse por el Consulado de Marruecos, controlarían al agente del DGED







Virginia conducía ya con todos hacia Algeciras, acababan de pasar Toledo y el viaje se presentaba tranquilo. Junto a ella se encontraba Raúl y en el asiento trasero iba Coral. Se habían puesto al día de todo. El teléfono de ella empezó a sonar, respondió al instante presionando uno de los botones que se encontraba en el volante, la voz de Blanca se oyó por los altavoces.

-Hola Virginia -saludó Blanca- Hay algunas cosillas que deberías saber, están pasando cosas que no encajan…

-Hola Blanca -le contestó Virginia- Llevo el manos libres y te están escuchando Raúl y Coral. Dime qué está pasando.

-Verás, sabes que me quedo en casa de Sieg, agente del BND, porque de momento mi casa no es segura -siguió diciendo- Ayer llamó Ethan, del MI6, de que le habían intentado disparar mientras conducía hacia Gibraltar. Fuimos a recogerlo y, después de los trámites normales por una salida de vía que fue lo que les dijo a la Guardia Civil, nos dijo que lo llevásemos a la frontera, que había un coche esperándolo en la parte británica. Cuando lo dejamos allí y regresamos, nos encontramos con que habían echado carne picada por los muros de la casa de Sieg para sus perros. Están enseñados y no comen nada que no les haya dado su dueño, pues bien, la carne tenía grapas y elementos metálicos para destrozarles el estómago. Charlando con Sieg, me comenta que vio a Ethan hablar con el agente marroquí momentos antes del atropello a Rosa… Hay algunas cosas que no sé…

-Entiendo -le dijo Virginia- Nos quedan unas cuantas horas para llegar. Estate alerta en todo momento, no confíes en nadie ¿de acuerdo? EN NADIE Y no hables con nadie de este tema hasta que lleguemos.

-De acuerdo, Virginia -le dijo Blanca- Así lo haré, tened cuidado en el coche y avisad cuando estéis cerca.





Ernesto recibió el WhatsApp de Blanca mientras charlaba con la profesora de particular de su hijo, la observaba sin entender realmente bien lo que le decía, él no entendía de química orgánica o inorgánica… pero su vista, sin querer, se le iba hacia los labios y las tetas. Tendría unos 34 o 35 años, el cuerpo con las curvas bien marcadas, unos pechos con el tamaño ideal, y bastante guapa. La había conocido mientras tapeaba con su hijo en un bar, ella estaba tapeando también con una amiga, acabó de presentarse y ella le dio una idea global de cómo iba su hijo y lo preparado que estaba para aprobar el examen que tenía pendiente en septiembre.

-Ahora es cuando entiendo por qué te has querido preparar aquí y no en Madrid, David -le dijo Ernesto una vez estaba en la mesa con su hijo- Es preciosa

-Papá, no sé a qué te refieres -le respondió David incómodo-

-Puedo ser muchas cosas, hijo -le dijo el padre- Pero precisamente tonto no soy, y ciego tampoco.

David agachó la cabeza mientras Ernesto leía el WhatsApp de Blanca, una sonrisa apareció en su boca y una pulsación movió su paquete, en su entrepierna.

-Bueno, ahora comamos algo, después tengo que hacer unas cosillas -le dijo Ernesto con la copa de vino en la mano- Brindemos por tu aprobado y por tu profesora de particulares…

-¡¡¡Papaaaá!!! -le respondió David con el vaso de cerveza en la mano- Ya te vale…





Sieg y Blanca controlaban la entrada y salida de la gente de a pie del Consulado de Marruecos. Estaban en la azotea del edificio de enfrente del Consulado, desde ahí tenían control total de la entrada de aquel edificio de tres plantas que era el Consulado, bastante grande para ser simplemente el consulado de un país como Marruecos, un edificio de tres plantas que en otra época había sido uno de los hoteles estrella de la ciudad desde principios del siglo XIX hasta bien entrados los años 70. Habían visto al agente del DGED entrar al poco tiempo de ellos ubicarse en el edificio en el que estaban.

-He encontrado muy bien a Rosa -le dijo Sieg con los prismáticos dirigidos hacia el Consulado- Esperemos que todo vaya mejor que bien y se pueda incorporar al trabajo con nosotros.

-Sí, la he visto muy bien y con ganas de salir del hospital -le respondió Blanca- No es para menos…

-Mira, ahora sale acompañado de una mujer -le cortó Sieg- Mediana edad, sin rasgos árabes definidos, sobre los 28-30 años, pelo castaño claro, sobre los 1,70 de altura sin tacones, lleva sandalias planas, unos 55 kilos de peso. Bajemos ya, el sol me está agobiando demasiado.

-De acuerdo, todo apuntado -le contestó Blanca-

Mientras bajaban por las escaleras del edificio, el teléfono de Blanca se iluminó y empezó a vibrar.

-Joder, es Ethan -dijo Blanca mirando la pantalla mientras seguía bajando los escalones hasta llegar al portal- No voy a contestar.

-Como quieras -le respondió Ethan- Pero si es algo importante…

-Si es algo importante volverá a llamar, o te llamará a ti.

-Vale, tienes razón -le dijo Sieg mientras se dirigía hacia su coche- ¿Te ocurre algo, estás bien? Te noto un poco estresada.

-No, perdona…estoy algo preocupada, solo eso -le dijo Blanca montándose ya en el lado del copiloto del coche-

El teléfono de Blanca volvió a vibrar, lo giró para ver quién le mandaba WhatsApp. Su entrepierna se estremeció cuando vio que era Ernesto quien se lo había mandado, comenzaba a mojarse recordando las dimensiones de su polla, aquellos grandes huevos…. Empezaba a acalorarse, no se podía quitar a Ernesto de la cabeza. Además de lo que tenía entre las piernas, era un hombre guapo, atractivo, buen cuerpo, culto, con conversación interesante, maduro, no era un crío en un cuerpo de hombre. Sabía lo que necesita la otra parte, cariñoso pero dominante, y sobre todo, con un pollón descomunal.

-Hola Blanca, quedemos esta tarde sobre las 17:00, si te viene bien, dime lugar. Si quieres puedes venirte a la Residencia Militar, ya me dices.

-Ya te aviso en un ratillo, ahora iré a comer. Te confirmaré hora y lugar.

-Ok, quedo a la espera, un beso.


Se quedó pensando cuando sonó el teléfono nuevamente, era Virginia.

-Dime Virginia. No habréis llegado ya, ¿no? Jajaja

-Hola Blanca -contestó Virginia- No, aún no. Estamos cerca de Despeñaperros. Te comento, acaba de avisarme el equipo de seguridad, han revisado la casa en la que os quedáis y todo parece estar bien, de todas formas no aconsejan quedarse en ella. Han comprobado que no esté vigilada, y parece ser que no lo está. De todas formas procura no estar sola en la casa, aunque hay un coche de los nuestros vigilando, no te arriesgues, que te acompañe Sieg u otro. ¿De acuerdo?

-Vale, tranquila. Ya lo hablo con él -le dijo Blanca con una sonrisa en la cara-

-Venga Blanca, ya avisamos cuando estemos llegando.

-De acuerdo Virginia, nos vemos después.

Colgó el teléfono, una sonrisa se amplió en su cara y más humedad salía de su coño.

-Déjame en casa, era Virginia -dijo Blanca agitando el teléfono- El equipo de seguridad ha pasado por la casa, todo está ok. Hay un agente por la zona controlando que no esté siendo vigilada.

-Como quieras -le dijo Sieg dirigiéndose hacia la zona donde tenían la casa Rosa y Blanca- Si quieres me quedo contigo…

-No, no hace falta -le cortó Blanca consciente- Hay un agente allí para asegurarse que todo está bien.

-Como quieras.

Llegaron a la casa, Sieg la dejó en la puerta y se marchó. Abrió y se giró por si veía al agente. De un vistazo vio un taxi esperando a un cliente, una furgoneta de Amazon con el conductor hablando por el móvil (como siempre hacen) en la cabina, una mujer con un tacataca paseando, una chica paseando a un perro y un joven con unos auriculares puestos, esperando a alguien. Abrió y entró al patio delantero, se aseguró que la puerta estuviese cerrada y entró en la vivienda, subió al piso de arriba y volvió a echar un vistazo a la calle, estaban todos los mismos usuarios de la calle que hacía pocos segundos, parecía como si ninguno se hubiese fijado en ella cuando llegó.

Se puso cómoda, se cambió el tanga porque estaba empapado y se puso una camiseta encima. Con solo el tanga y la camiseta bajó a la cocina y se hizo una ensalada. Cogió el móvil mientras comía, abrió el WhatsApp y le mandó la ubicación a Ernesto.

-Te mando ubicación, cuando quieras vienes y hablamos. Espero que me confirmes.

Soltó el teléfono, se levantó y abrió la nevera, cogió una cerveza y se sentó de nuevo a comer. El teléfono volvió a vibrar, era la respuesta de Ernesto.

-De acuerdo, cuando me digas voy para allá.

-Estoy acabando de comer, cuando quieras puedes venir.

-Pillo un taxi y salgo hacia allá.


Blanca sonrió, su coño empezó a mojarse de nuevo. Acabó de comer, una mano bajó hacia su coño empezando a acariciarlo por encima del tanga. Abrió las piernas y se puso el botellín de cerveza frío en su entrepierna. En lugar de calmarla aquello hizo el efecto contrario. El notar el frío en su coño la excito más, se echó el tanga a un lado, el botellín frío tocaba sus labios, su clítoris. Se levantó y se bajó el tanga. Sentada de nuevo, el botellín acariciaba el coño, el contraste del frío con el calor que emanaba de su coño la estaba poniendo a mil. Con la mano libre comenzó a acariciarse el clítoris, su respiración se aceleraba por momentos, introdujo dos dedos. Necesitaba una lengua que se enredase con la suya, unas manos que la tocaran y le pellizcaran los pezones, le agarraran el culo, y una polla que entrase y saliese de ella por cualquier orificio de su cuerpo. Sus pechos estaban erguidos, sus pezones de punta señalando al techo…

-¡Ding dong!

Blanca se recompuso, se colocó el tanga y se puso una malla corta de gimnasia, se colocó bien la camiseta y se dirigió hacia el patio para abrir la puerta.

-¿Quién es? -preguntó antes de abrir-

-Soy yo, Ernesto -le respondió- ¿Abres?

-Sí, claro.

Abrió la puerta y Ernesto le sonrió mostrándole una dentadura perfecta.

-Pasa, pasa -le dijo Blanca-

Entraron y se dirigieron hasta el salón, el plato de la ensalada estaba aún sobre la mesa, y la cerveza, medio llena, estaba ya caliente.

-¿Te pillo mal? -le dijo Ernesto- No has acabado de comer, y la cerveza la tienes a medias.

-No te preocupes, acabo de terminar -le respondió- La cerveza se ha calentado. ¿Quieres algo?

-Pues mira, otra cerveza me tomaría, no te lo voy a negar -le respondió Ernesto- Este calor es horroroso, no muchos grados, pero una humedad bestial.

-Así es, me pasa lo mismo -dijo Blanca- Ya no sé cómo ponerme.

-Bueno, si me permites el comentario -le soltó Ernesto- Así estás genial, claro que si tienes calor… estarías más fresquita con menos ropa.

Blanca lo miró, debía hacerse la dura aunque su coño quisiese otra cosa. Le sonrió y se sentó en el sofá indicándole con una mano que se sentara frente a ella. El calor interno le subía, el externo también. Ernesto llevaba la frente perlada de sudor.

-Ponte cómodo, Ernesto -le dijo Blanca- El calor es asfixiante.

-Gracias Blanca, así estoy bien. No voy a despelotarme, no estoy en mi casa.

-Bueno, te cuento. -empezó Blanca sonriéndola- Como me dijiste, Quid pro quo. Lo primero es decirte que mi jefa no sabe nada de que estemos hablando, todo esto es bajo mi responsabilidad. Hay unas cosillas que no nos encajan, y hemos pensado en compartir información contigo.

-Muy bien -le contestó Ernesto- ¿Qué necesitas y sobre quién? Y sobre todo, ¿qué tienes para darme?

-Bueno, para darte no tengo mucho, pero tú puedes ayudarnos con Abu Laiz Al Qurtubí o Muhammad Yasin Ahram Pérez, como prefieras llamarlo.

-Vamos a hacer una cosa -le dijo Ernesto secándose el sudor de la frente con papel de cocina- Cuéntame lo que sabéis de él y yo te voy a enseñar una cosa que os va a interesar mucho, al CNI y al BND.

Blanca le dijo casi todo lo que sabía sobre el terrorista y que podía contarle a Ernesto, cuando acabó de hablar se levantó y fue por las dos cervezas al frigorífico.

-Bueno, no me has dicho nada que no sepa. Pero de todas formas voy a decirte algo que, creo, que te va a sorprender. El MI6 ha estado colaborando con el DGED marroquí mientras simulaba trabajar con vosotros y con el BND, lo que no sabían, y eso es algo extraño que el MI6 no lo supiera, es que el DGEG colaboraba a la vez con los iraníes, el VEVAK. Creo que por eso intentaron eliminar a “vuestro compañero” Ethan -contestó Ernesto haciendo el gesto de las comillas con los dedos de ambas manos-

Blanca se quedó callada, mirando a Ernesto y pensando en Sieg. Le vino a la cabeza el “accidente” de Rosa con los iraníes, en lo que Sieg le había contado…tenía que avisar a Virginia.

-¿Cómo sabes eso? Quiero decir, ¿estás seguro de lo que dices? Es una acusación muy grave, imagino que tendrás algo que apoye lo que dices -dijo Blanca dándole un buen sorbo al botellín de cerveza-

-Me encanta esta cerveza -dijo Ernesto dándole un sorbo al botellín de 1906 mirando detenidamente la etiqueta- Ésta y el Águila sin filtrar son para mí las mejores. Ahora mira esto para que veas que no te miento, voy a enseñarte un par de vídeos para que entiendas que lo que estoy haciendo no es para conseguir información, es para que no sigan engañando a todos.

Ernesto sacó su teléfono y lo trasteó hasta que en la pantalla apareció un vídeo de Ethan con otra persona que no se podía identificar por la poca luz que había en ese momento. Era de noche y estaban de pie, apoyados en la puerta de un vehículo aparcado en una calle con poca luz, hablaban con alguien con aspecto árabe y que estaba en el interior del coche. La cámara grabó la matrícula del vehículo y volvió a dirigirse hacia las personas que mantenían la reunión, en un momento dado el paso de un vehículo por la calle y la casualidad que el acompañante mirase hacia él, hizo que la cara se le iluminara. Blanca se quedó con los ojos muy abiertos, no lo podía creer. La persona desconocida que hablaba, junto a Ethan, con el ocupante del coche era Abu Laiz Al Qurtubí, que supuestamente investigaban las Agencias de Inteligencia de Gran Bretaña, Alemania y España.

Blanca se llevó las manos a la boca, sintió de pronto el manotazo de la traición, la repulsión que sentía en ese momento hacia Ethan era grandísima. Sentía mucho calor, le costaba respirar. Ernesto se levantó y la ayudó a levantarse de la silla, cogió una revista y la abanicaba mientras la tenía agarrada por la cintura. La ayudó a sentarse en el sofá, se dirigió al grifo de la cocina y mojó un trapo que estaba colgado del asa de uno de los muebles, lo empapó y se lo puso a Blanca en la nuca. Blanca se lo agradeció con una sonrisa, cogió el trapo y se lo pasó por la frente, las gotas de agua le mojaron la camiseta lo suficiente como para que se le transparentase y se le pudieran ver con total claridad los pechos, los pezones… Ernesto los miró embobado mientras se quedaba de rodillas frente a ella.

Blanca observó como la entrepierna del Guardia Civil latía y recordó las dimensiones de aquella polla y lo que la hizo disfrutar en la Residencia Militar. Apretó más el trapo cayendo algunos chorros de agua más sobre su camiseta, notaba como el tanga se empapaba y no era por el agua que usaba para refrescarse. Ernesto vio como los pezones se le marcaban más aún, los tenía totalmente de punta, notaba su polla creciendo dentro de su pantalón y quería sacarla de aquella prisión.

-Te has puesto un poco lejos -le dijo a Ernesto mientras abría las piernas- ¿Me tienes miedo?

Ernesto observó como las mallas deportivas que llevaba puesta estaban mojadas, se inclinó hacia Blanca y la besó en los labios, ella se levantó haciendo que él se incorporara. Se quedaron de pie el uno frente a la otra, ella le quitó la camiseta y comenzó a besarlo en la boca, bajó su boca por el cuello sin parar de besar ni de lamer, hasta llegar a los pezones de Ernesto. Los lamía, los besaba hasta ponerlos casi tan duros como los suyos. Entonces sus manos bajaron por la cintura hasta llegar al paquete, que en ese momento estaba aguantando una presión tremenda provocada por su polla. Mientras Blanca le desabrochaba el cinturón, él le quitó la camiseta dejando al aire sus tetas que acarició pellizcando los pezones con los dedos. En cuanto Blanca le quitó el cinturón, desabrochó los pantalones y los bajó, apareció su paquete con unas dimensiones considerables, el slip de Ernesto estaba al límite aguantando la presión que ejercía su polla. Blanca, que notaba como su coño se mojaba más, metió su mano por la cinturilla del slip y lo bajó, la polla de Ernesto se liberó como un resorte, mentalmente ella imaginó el sonido metálico de un muelle al expandirse y una sonrisa apareció en su cara.

-Ufffff, no sabes la de veces que he soñado con esto -le dijo Blanca agarrándole la polla y empezando a besarle en la boca-

-Y no sabes tú las veces que he soñado yo con esto -le contestó Ernesto bajando las mallas y el tanga a la vez- Dios mío, es que eres una auténtica diosa.

Ernesto le acarició la raja con los dedos, comprobó que estaba muy mojada, los acercó a su nariz y los olió, olía a sexo, a excitación, a gloria. Acercó los dedos a la boca de Blanca que los chupó mirándolo a los ojos y sin parar de sonreír.

-Vente, vámonos a mi dormitorio -le dijo quitándose completamente las mallas y el tanga- Estaremos mucho mejor en la cama que aquí.

-Ahora mismo iría al infierno si me lo pidieses -le contestó mirándose la polla totalmente dura- Llevo deseando esto desde que lo hicimos en la Residencia Militar.

Subieron hasta la habitación de Blanca, Ernesto acabó de desnudarse mientras ella se tumbaba, completamente desnuda, sobre la cama. Ella le sonreía mientras con una mano se tocaba la entrepierna y con la otra se acariciaba una de las tetas. Ernesto no podía quitar sus ojos de ella, de su cuerpo, de su coño depilado que, con solo mirarlo, se adivinaba tan suave como la seda. Ella lo observaba y más abría las piernas para mostrarle lo que tenía entre ellas. Ernesto se colocó de rodillas sobre la cama y, gateando, llegó hasta su coño, separó las piernas de ella completamente y, hundió su cabeza para saborearlo. Blanca notaba cómo la lengua de él se movía por la parte externa de los labios superiores, cómo esquivaba por muy poco el clítoris y seguía lamiendo la parte externa de su vagina, pero notaba el calor que emanaba de su cara, de su boca. Agarró la cabeza de Ernesto de los pelos y la hundió con fuerza en su entrepierna, con mucho placer sintió como la lengua de él se frotaba contra el clítoris, cómo dos dedos se introducían en ella y la follaban. Su respiración se aceleró rápidamente, el calor interior que notaba había subido muchísimo.

-¡Fóllame!¡Métemela! -se puso a decirle en voz bastante alta a Ernesto- ¡Vamos cabrón, necesito tu pollón dentro! ¡Necesito cabalgarte!

Ernesto se incorporó y le mostró su polla muy dura y oscura, del capullo salían gotitas del líquido preseminal que brotaba de ella, su capullo brillaba como si la hubieran barnizado. Blanca se incorporó a medias y empujándolo, lo tumbó sobre la cama. Terminó de incorporarse y se sentó sobre la polla de Ernesto dejándose caer sobre ella lentamente. Notaba como aquella tremenda polla se abría camino, por segunda vez, por su interior. El placer que estaba notando la obligaba a jadear como una perra, y así sentía en ese momento…y le encantaba.

Con sus manos apoyadas sobre el pecho de Ernesto, los movimientos de subida y bajada se aceleraban mientras él magreaba los pechos de Blanca con cierta fuerza. En determinado momento ella se giró y se colocó, sin sacar la polla de Ernesto, de espaldas a él. De esa forma acariciaba aquellos huevos que le impresionaron la otra vez, por su tamaño y por cómo colgaban. Ernesto aprovechó para jugar con el ojal de ella con sus dedos. Los humedeció con su propia saliva y hacía círculos cada vez más pequeños con la yema alrededor del ojal, hasta que acababa introduciéndolo. En ese momento Blanca jadeaba con más fuerza al notar como estaba siendo follada analmente por un dedo, a la vez que cabalgaba aquella maravillosa polla. Se inclinó hacia delante apoyando sus manos en los tobillos de Ernesto, dejando de esta manera más fácil el acceso al culo. Él turnaba los dedos, introduciéndolos cada vez más, notaba las rugosidades del ano y aquello lo excitaba más aún. Agarró las caderas de Blanca y la levantó sacándole la polla, ella se quedó extrañada pero más excitada aún, intuía qué iba a pasar…y lo deseaba. Se colocó a 4 patas, él se puso detrás de ella, con la polla agarrada para enfilarla hacia el ojal. Posó con cierta suavidad el capullo y él y empezó a forzar la entrada al ano. Su capullo se abría paso haciendo que Blanca gimiese con más fuerza. Cuando el capullo logró entrar, ella notaba quemazón y algo de dolor pero sobre todo placer, mucho placer. Blanca empujaba contra Ernesto, mientras él hacía lo propio contra ella. La polla acabó entrando hasta el fondo, los huevos de Ernesto colgaban por debajo del coño de Blanca, balanceándose hacia delante y hacia atrás al mismo ritmo que sus caderas imponían el movimiento de penetración.

-¡¡¡Dios!!!Dame fuerte, joder -le rogaba Blanca entre gemidos y jadeos- No me queda mucho para correrme.

-¡Cómo te gusta mi polla! Aunque no he sido el primero en darte por el culo, ya te lo han follado más veces, verdad?

-Calla y sigue dándome, cabrón. No se te ocurra sacarla o te corto los huevos.

-Como me excitas cuando te pones así – le respondió Ernesto- Prepárate por que te voy a llenar de leche.

La respiración de Blanca se aceleró a la par que las embestidas que Ernesto le estaba metiendo aumentaban. De pronto Blanca notó como su culo se inundaba de un líquido caliente, la respiración de Ernesto se aceleró, los gemidos de ambos aumentaron de intensidad. Ernesto cayó sobre la espalda de Blanca, mientras notaba en su polla las contracciones de la corrida de Blanca.

-Creo que no tengo edad para esto, pero joder no puedo evitarlo -dijo entre risas Ernesto-

-No digas sandeces -le contestó Blanca mientras se levantaba con una mano en el trasero taponando su ojal- Lo que tienes entre las piernas no lo tiene cualquiera, y debes aprovecharlo y sacarle el máximo. Voy al baño.

De repente un móvil comenzó a sonar en la planta de abajo.

-Mierda -dijo Blanca- Me llama Virginia…que inoportuna.



Nuevamente siento la tardanza por este capítulo, y espero que haya merecido la pena esta espera tan larga. Vosotros me diréis si ha sido así.



Hasta aquí este capítulo, os espero para el siguiente.

¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!





Saludos, Vantheway
 
Que enganchada me he pegado cuando he descubierto tu relato. No soy muy de intrigas, pero si estas te llevan al éxtasis una y otra vez...la cosa cambia 😏
 
COMPAÑEROS Y ENEMIGOS

Capítulo 5





Ernesto comenzó a vestirse mientras oía a Blanca hablar por teléfono desde el baño. A ella le dio tiempo a bajar, coger el teléfono y meterse en el baño de la planta baja. Él bajó con la camiseta en la mano, el tono de voz de Blanca no presagiaba nada bueno, se acercó hasta el baño, la puerta estaba a medio cerrar, ella estaba de pie, desnuda, en el plato de ducha hablando con el móvil, lo miró a través del espejo y le indico que podía entrar.

-Vale Virginia -decía Blanca- Dame un toque cuando os instaléis en el hotel y nos vemos, hay mucho de lo que hablar…de acuerdo… Sí, en un par de horas como mucho nos vemos… Venga, ciao.

Blanca le acercó el teléfono a Ernesto para que lo pusiera sobre la encimera del lavabo.

-¿Te vas sin ducharte?¿Tanta prisa tienes? -le preguntó-

-Pensé que tendrías prisa -le contestó Ernesto dejando la camiseta sobre la tapa del váter- La verdad es que me apetece una ducha, y si es contigo mejor.

Blanca le hizo señales con la mano para que se desnudara y él obedeció de inmediato, se quedó completamente desnudo y entró al plato de ducha. Ella le echó las manos por detrás del cuello atrayéndolo, él se dejaba hacer. Sus bocas se unieron por un momento, mientras sus cuerpos se pegaban el uno al otro. Él notaba sus pechos pegados a su pecho, notaba el monte de Venus pegado a su entrepierna, notaba la suavidad de aquella vagina totalmente depilada y que, levemente, se frotaba contra su pene consiguiendo que se fuese agrandando sin llegar a endurecerse. Sus lenguas se enredaron fuera de sus respectivas bocas, las manos de Ernesto acariciaban los pechos de Blanca consiguiendo que sus pezones se endurecieran.

-Te toca enjabonarme -le dijo Blanca tendiéndole una esponja y el bote de gel- Después te enjabono yo, de verdad.

Ernesto cogió la esponja y empezó a frotarla contra el pecho de Blanca mientras no paraba de besarla, la esponja iba bajando por el vientre mientras su boca bajaba por el cuello de ella que, con los ojos cerrados, agarraba la nuca de Ernesto con una mano sin parar de suspirar. Frotaba la esponja contra su coño mientras su lengua se entretenía con los pezones de Blanca, los tenía duros como piedras. Siguió bajando su boca por su vientre mientras ella abría las piernas, Ernesto se arrodilló ante ella, su coño lo tenía frente a él mojado, abierto, caliente. Hundió su cara en él, su lengua la penetraba y salía de ella cargada de flujo que el agua de la ducha se encargaba de llevarse, en parte por el desagüe. La respiración de Blanca se hizo más intensa y acelerada, las manos de Ernesto le separaban las nalgas y alguno de sus dedos buscaba su ojal para acariciarlo e introducirse en él. Blanca, con su espalda apoyada en la pared, colocó sus gemelos en los hombros de Ernesto, de esta manera uno de los dedos de él se introdujo sin esfuerzo alguno en el culo de Blanca a la que se le escaparon jadeos de placer.

-Sigue cabrón, sigue -le dijo Blanca buscando la boca de Ernesto- No tienes idea del placer que me das.



*****


-Bueno, ¿vas a llamar a Blanca? Debe pensar que ya deberíamos haber llegado -le dijo Raúl a Virginia mientras se acababa de poner la camisa- Joder, este calor no hay quien lo aguante.

-Ahora llamaré, no seas impaciente. Mi boca aún huele a tu polla, como para ponerme a hablar con ella -le contestó Virginia mientras iba al baño, el reguero de semen le caía por el pecho hasta el vientre- Y estamos en verano y en el sur, lo normal es que haga calor.

Virginia se metió en la ducha y Raúl se sentó en la cama, cogió su teléfono y miró el estado de algunos conocidos.

-Voy a llamar a Blanca, le diré que hemos llegado y que nos estamos refrescando, que en un rato quedamos -le dijo levantándose de la cama y avanzando por el pasillo hacia el baño-

-Ni se te ocurra hacer eso -le gritó Virginia desde la ducha- Tú haz tu trabajo que yo haré el mío. ¿De acuerdo? No me toques los ovarios con gilipolleces.

Raúl sonrió y se tocó el paquete, se dirigía hacia la puerta de la habitación pero se giró antes de tocar el pomo para abrirla. Se fue directo al cuarto de baño, observó cómo Virginia se enjabonaba las tetas, ella levantó la vista y vio cómo él se tocaba el paquete, ella abrió las piernas y se pasó la esponja son suavidad por su entrepierna mientras con la otra mano cerraba el agua de la ducha. Él se desabrochó el pantalón y un bulto considerable apareció ante Virginia, ésta se sentó en el suelo de la ducha, sus piernas flexionadas y bien abiertas mostraban a Raúl lo que hacía unos minutos había disfrutado con todos los sentidos. Se bajó el slip y el pantalón hasta los tobillos y empezó el movimiento deslizante de su mano, desde la base del tronco hasta el capullo y vuelta a empezar. Virginia soltó la esponja y comenzó a acariciarse el coño con los dedos, frotaba su clítoris y se introducía un par de dedos con cierta violencia, no dejaba de mirar a los ojos a Raúl, lo que provocó que el movimiento de las manos de él fuese gradualmente más rápido.

Los gemidos y jadeos de ambos se enlazaban, Virginia notaba como el placer se acentuaba más pasando uno de sus dedos por el ojal mientras se frotaba el clítoris con cierta violencia. Vio cómo Raúl comenzaba a jadear más fuerte, sabía qué ocurriría y , arrastrando su culo por el plato de la ducha, se acercó a él sin parar de frotarse con más energía el clítoris. Por los gemidos y el movimiento de pelvis de Raúl sabía que estaba a punto, abrió su boca y sacó un poco la lengua con la intención de recoger aquel maravilloso elixir, caliente y denso, que saldría de la polla de su amante.

-Diossss, me corro…joder…-Raúl se acercó todo lo que pudo a Virginia- Unas gotas de semen acompañadas de un muy pequeño chorro, cayeron directamente en el suelo, otras gotas, sin embargo llegaron hasta Virginia que se corría en ese momento. Saboreó el semen de Raúl nuevamente y se quedó apenas sin fuerzas en la misma posición en la que estaba.

-Me vas a dejar seco, zorra -le dijo Raúl mientras se limpiaba el capullo con un trozo de papel higiénico- Tengo los huevos vacíos.

-Anda y calla, pensaba que me ibas a gratificar con una buena cantidad de leche y solo han sido unas gotitas -le interrumpió Virginia- Voy a terminar de ducharme, me visto y saldremos para hablar con Blanca. Ve a tu habitación y lávate bien la entrepierna, hueles a sexo muchísimo.

-¡Pero qué puta eres! -le contestó Raúl entre risas-

-Vamos, ahora me vas a decir que no te gusta que lo sea, jajaja -le soltó Virginia levantándose y abriendo nuevamente el grifo de la ducha- Ya en otro momento, cuando hayas recargado los huevos, te exprimiré nuevamente. Y ahora deja que me duche tranquila. Aséate y quedamos abajo en 15 minutos.



*****


Blanca dejó a Ernesto en la Residencia Militar y, andando, se acercó hasta el Boulevard donde se encontraba el local en el que habían quedado Virginia, Raúl y Coral con ella. A los 10 minutos aparecieron los tres. El local estaba a media altura del Boulevard con el parque de la ciudad al otro lado de la calle. Saludaron efusivamente a Blanca, sobre todo Raúl que la besó en los labios y la abrazó, momento en el que Virginia sonrió a Raúl por encima del hombro de Blanca. Se sentaron los cuatro y pidieron unos cafés, charlaron de banalidades.

-¡Excelente café! -soltó Virginia dejando su taza de café sobre la mesa- Bien, aquí es fácil que nos oigan. Vámonos al parque y hablamos paseando por él.

Todos se levantaron de la mesa y se encaminaron hacia el parque. Comenzaron a hablar paseando por las distintas calles del parque, incluso por la zona infantil, ya que allí con los gritos de los críos sería difícil que alguien los oyera. Al cabo del rato salieron del parque. Acordaron entrevistarse con Ernesto al día siguiente después de conocer a Ethan y a Sieg.

-Ahora vamos al hospital -dijo Virginia- Vamos a ver a Rosa, tengo muchas ganas de verla. Blanca, vienes con nosotros, ¿verdad?

-Por supuesto -le respondió Blanca-

Llegaron al hospital, tuvieron la suerte que nada más entrar al aparcamiento del hospital, salía un vehículo de una de las plazas de aparcamiento. Al llegar preguntaron por Rosa en la recepción, hacía poco que la habían subido a planta.

-Se encuentra en la habitación 316, tercera planta -les dijo el recepcionista-

Subieron en el ascensor y llegaron delante de la puerta de la habitación, Virginia golpeó la puerta con los nudillos y abrió la puerta. Rosa, en la cama, se sorprendió al verla, una sonrisa apareció en la cara de ambas.

-¡Santo dios, qué alegría verte tan recuperada, Rosa! -dijo Virginia inclinándose sobre la cama y besándola en cada mejilla- No sabes lo preocupados que nos has tenido, el Coronel Jerez te manda un beso muy grande y un abrazo.

-Gracias Virginia, ¡joder, cuánta gente! -le respondió Rosa emocionada- ¡Raúl!¡Coral!¡Blanca! Me estoy emocionando. Dale las gracias al Coronel, dile que le mando un beso enorme. Pero pasad todos, la cama de al lado aún no está ocupada, así que no molestáis a nadie.

-Estaremos sólo un momento, Rosa -le dijo algo más seria Virginia- Estamos muy contentos de verte casi recuperada, ahora me toca decirte las órdenes…

-Ya imagino qué me vas a decir -le interrumpió Rosa- Y me repatea mucho.

-Lo entiendo, pero de todas formas te comento -le dijo Virginia- Las órdenes son las órdenes, Rosa. El Coronel quiere que vuelvas a Madrid hasta que acabes de recuperarte, según piensan por los informes médicos que Blanca ha ido mandando a la Central, los médicos calculan que en poco tiempo, dos-tres semanas, estarías operativa nuevamente, y volverías aquí.

-No serán ni dos ni tres semanas, eso seguro -respondió Rosa- Pero bueno, es lo que toca. No pienso discutir, con tal de no estar en el hospital, regresaré a mi casa, a Madrid… “acepto pulpo como animal de compañía”…

-Genial, Rosa -contestó Virginia- Eso te ayudará a ti y al grupo, estaremos más tranquilos contigo en Madrid. Ya has experimentado en tu cuerpo que éstos no son angelitos de la caridad. Te prometo que vamos a pillar a todos, ya estamos en contacto con las demás agencias y con el SIGC.

Estuvieron un rato charlando de distintas cosas, al marcharse quedaron en que Rosa saldría en dos días hacia Madrid. Saldría del hospital de incógnito y escoltada por un par de agentes del CNI que la acompañarían hasta Madrid.



*****


Blanca y Coral fueron hacia la casa que Rosa y Blanca compartían, para recoger las cosas de Rosa y dejar todo preparado y en el hall de la casa, para que los agentes solo tuvieran que cargarlo al coche cuando recogieran a Rosa.

-Ya tenemos todo listo, las cosas del baño, la ropa que estuviese tendida, su armario…todo acabado -dijo Blanca- Nos merecemos una cervecita fresquita, ¿no crees?

-Te iba a decir lo mismo, Blanca. Pero soy más precavida e iba a pedirte agua fría, pero ahora que dices lo de la cerveza… -le contestó Coral con una gran sonrisa en la cara-

Blanca fue a la cocina y salió con dos latas El Águila sin filtrar de 50 cl., una en cada mano y boca abajo.

-No la tengo más chica…las cervezas me refiero…jajajaja -dijo Blanca-

-Jajaja, te entendí, te entendí… si fueses un hombre te hubiese dicho que me la enseñaras -le contestó Coral sin cortarse- Me gustan las pequeñas más que las monstruosas.

-Bueno, depende de lo chica que sea una, y de lo grande que sea la otra, ¿no? He estado con hombres que la tenían normalita, sobre los 14, 15 o 16 cm y algunos bien y otros no tan bien, con hombres que la tenían grandes, de 18 o 20 cm y lo mismo, algunos bien y otros no tanto, pero…-le dijo Blanca abriendo una bolsa de patatas fritas y sentándose en el sillón, frente a Coral que estaba sentada ya en el sofá-

-Pero qué, ahora no te puedes callar, joder -le dijo entre risas Coral- Cuéntame, tía.

Ante el silencio de Blanca, Coral la miró asombrada…

-¡Venga ya! Te has liado con uno de los agentes extranjeros -le dijo emocionada Coral- Eso me lo tienes que contar, joder. O bien tiene una polla pequeña o una de las grandes…¡Dios mío, Blanca!¡No te puedes callar eso! ¡Soy una tumba, de verdad!

Blanca sonreía a medias, valoraba si contárselo o no. Conocía a Coral desde hacía bastante tiempo, se reencontraron de nuevo en el CNI, Coral había entrado un año y medio antes que ella. Era más antigua que Blanca y llevaba algunas operaciones más que ella.

-De acuerdo, te lo contaré si me prometes no dar nombres ni nada de ellos…

-¡Coño! ¿¡Son más de uno!?, cuenta, joder -le dijo Coral ya muy excitada- Esto se pone interesante, no sabes el tiempo que llevo sin catar una polla…y me das envidia, jajajaja

-Joder, hija. Cualquiera diría que estás necesitada -le dijo Blanca animándose a contarlo- ¿Cuánto tiempo llevas… sin catar?

-Uffff, todo lo que hablemos se quedará con nosotras, además no habrá pasado nunca, ¿de acuerdo? -le respondió Coral animándose a contar parte de sus intimidades- Verás, llevo casi tres semanas sin tocar una polla…de verdad.

-Vaya, para mí sería mucho tiempo, pero al menos te tocarás, usarás un satisfayer o una polla de goma, ¿no? -le dijo entre risas Blanca levantándose- Espera, no sigas, he acabado la cerveza ya, con este calor y lo fresquita que está… ¿te apetece otra?

-Sí, venga. Tráeme otra cerveza -le dijo Coral- Y sí, uso algunos juguetitos, pero me encantan combinarlos, jejeje. Tengo una polla de goma realística que combino con el satisfayer, pero no es lo mismo. El notar el calor de una polla entrándote, lo dura que se les pone, los besos, la respiración de él cerca de ti, sus gemidos, el notar como se va calentando… Uffff, eso me pone a mil.

-¡Qué me vas a contar, Coral! Si sigues contándolo de esa manera, voy a tener que llamar a alguien que me eche uno pronto, jajajaja -le dijo Blanca comenzando a excitarse-

-A ver, dime ya desde cuándo no tocas una polla, y sobre todo de quién…

-Bueno, desde esta mañana temprano -le dijo Blanca ya algo sometida al alcohol de las cervezas- No te voy a decir a quién pertenece. Han sido dos polvos, polla de las grandes, recta, con unos huevos grandes también, y cargados. Se le pone muy dura, con las venas bastante marcadas, besa que alucinas, sabe usar la lengua como pocos, tiene manos grandes y suaves, dedos como pollas que son una maravilla, un culo duro y redondo… pero no te voy a decir quién es. Cuando me la mete, con cada golpe de cadera que me da, me acerca al paraíso. Joder, me estoy calentando.

-Joder Blanca, estás consiguiendo que me moje -le dijo Coral bastante excitada- Una pena que no me quieras decir quién es esa maravilla de persona… Podríamos hacer un trío. Con solo pensarlo ya tengo los pezones como botones de acero.

-Estaría bien hacer un trío con él y contigo, jejeje -le dijo Blanca dándole el último sorbo a la segunda lata de 50 cl. de cerveza- Claro que tendría que preguntárselo, y no creo que ahora sea el momento.

Blanca se levantó del sillón y se sentó junto a Coral en el sofá, se miraron y se sonrieron. Coral plantó sus manos en los muslos de Blanca.

-Bueno, parece que no va a hacer falta que lo llames -le dijo Coral acercando su boca a la de Blanca- Al menos por mi parte.

Blanca abrió su boca solo lo suficiente para que su lengua asomara un poco, las manos de Coral acariciaban los pechos de Blanca por debajo de la camiseta. Los labios de ambas se unieron para separase inmediatamente y comprobar una la reacción de la otra. Blanca se quitó la camiseta mientras Coral se levantaba del sofá y se quedaba con un tanga negro de blondas en la parte superior, tan finamente tejido que dejaba adivinar lo que había debajo. Blanca se levantó y se quitó camiseta y pantalón, se quedó como Coral, con un tanga blanco. Se abrazaron y se besaron con pasión, las lenguas se enredaban dentro y fuera de sus bocas mientras sus manos acariciaban las tetas de la otra. Tetas que tenían los pezones de punta y duros. Las tetas de Coral eran más grandes que las de Blanca, con unas aureolas grandes y oscuras. Blanca agarró de la mano a Coral y la llevó hasta su habitación. Delante de la cama volvieron a besarse, Coral le bajó el tanga a Blanca y la empujó para que se sentara sobre el colchón, se metió entre sus piernas y acercó su boca al coño de Blanca, ésta abrió todo lo que pudo las piernas y dejó que la lengua de Coral recorriera todos los rincones de su coño.

Al cabo de los minutos se levantó y Blanca se tumbó en la cama. Coral se tumbó sobre ella, boca contra boca, tetas contra tetas, vientre contra vientre… la pasión salía por cada poro de sus pieles. Las manos recorrían los cuerpos calientes y sudorosos, se detenían en zonas mojadas… Por inercia, los cuerpos se preparaban para la penetración, las piernas se abrían, los cuerpos se giraban buscando la mejor posición, la tijera estaba sobre la cama. Coño contra coño, ambos depilados, los movimientos de las pelvis hacían que sus coños frotaran el uno contra el otro, las respiraciones se aceleraron, los gemidos dieron paso a los jadeos, las manos iban de un cuerpo a otro.

El sonido del frotamiento de los coños, de las respiraciones alteradas, de los gemidos de deseo, de pasión, tomaron la habitación… La lengua de Blanca bajaba por el cuello de Coral, mientras ésta acariciaba y pellizcaba los pezones de Blanca, se detuvo en los pezones para lamerlos, besarlos y mordisquearlos consiguiendo que a Coral se le escaparan gemidos y jadeos con fuerza. Siguió bajando por el vientre hasta hundir su cabeza entre las piernas de Coral, con sus manos separó los labios superiores mostrando a Blanca el tesoro que Coral guardaba entre sus piernas. Hundió su lengua en el coño haciendo que Coral se estremeciera, uno de los dedos de Blanca acariciaba, y a veces frotaba con cierta violencia, el clítoris de su amante. Su lengua penetraba a Coral, subía por toda la raja hasta llegar al clítoris donde se entretenía frotándose con él mientras un par de dedos penetraban a Coral. Ésta, con las piernas flexionadas y totalmente abiertas, apretaba la cabeza de Blanca contra su coño, notando como su primer orgasmo estaba llegando gracias a la labor que, en sus partes bajas, estaba realizando Blanca.

-Joder tía, voy a correrme -le dijo entre gemidos, jadeos y apretando la cabeza de Blanca contra su coño- Sigue comiéndome el coño como lo estás haciendo…Dios, me corrooo.

Blanca aceleró todos los movimientos que llevaba a cabo en aquella zona, su lengua recogía todo el lubricante que salía del coño de Coral, sus dedos la penetraban con más velocidad o frotaban el clítoris con más violencia. La respiración de Coral se aceleró, sus gemidos pasaron a ser jadeos, insultos, varios “no pares, zorra”, “sigue, sigue, sigue”, “Dios, qué buena eres haciendo eso”, salían de la boca de Coral sin que ella misma fuese consciente. El pecho de Coral subió hasta lo máximo que su morfología le permitía y ahí se mantuvo unos segundos, su respiración se detuvo aguantando el placer que la corrida le estaba haciendo pasar. Apretó con fuerza la cabeza de Blanca contra su coño hasta que, pasados unos segundos, su cuerpo se derrumbó contra el colchón, liberó la cabeza de su amante y su cuerpo pasó de estar en una tensión máxima a estar completamente relajado y con la respiración alterada como si hubiese corrido una carrera de 400 metros lisos.

Blanca la miró con la cara totalmente empapada en los fluidos de su amiga, el olor del coño excitado que salía de la entrepierna de Coral la tenía totalmente caliente.

-Esto no ha terminado aún, Blanca -le dijo Coral tirando de la cara de su amiga hacia ella- Ahora te toca a ti tocar el paraíso como lo acabo de hacer yo.

Blanca se tumbó en la cama y Coral se puso sobre ella, empezó besándola en la boca, con sus manos agarró las de Blanca hasta estirarlas perpendicularmente respecto a su cuerpo, como si estuviese crucificada. Blanca tenía el coño de Coral sobre su vientre, notaba la humedad que aún salía de él, esto la excitaba más aún. La boca de Coral bajaba por su cuello besando y lamiendo cada trozo de piel de él, la excitación de Blanca subía por momentos. La boca de Coral llegó hasta sus tetas, sus pezones ya duros entraban en la boca de su amante, que los lamía, chupaba, besaba y mordisqueaba con una pasión desmedida, provocándole una excitación tremenda, la lengua de Coral se deslizó hacia la parte derecha de su pecho derecho, lamiendo toda la zona hasta llegas a la axila, se detuvo un momento para ver la cara de excitación de Blanca que la miró como si estuviese viendo a la misma diosa Afrodita. La lengua rozaba la piel de la axila de Blanca, lo que le provocaba una excitación que jamás se le había pasado por la cabeza saber que la axila fuese una zona erógena con tal poder. La lengua de Coral recorrió toda su axila mientras una de las manos le acariciaba el coño, empapado ya, y que le hacía abrir las piernas al máximo.

La boca de Coral abandonó la axila de Blanca y, por el lado derecho de su cuerpo, fue bajando lentamente hasta llegar a su cadera. Ahí, en ese momento, su boca se dirigió hacia su vientre, besando y lamiendo cada palmo de piel caliente por la que pasaba. Desde el ombligo, bajo lentamente hasta llegar a su coño, totalmente abierto y mojado. Con la ayuda de los dedos lo abrió y hundió su lengua en él. Todos los fluidos que soltaba el coño de Blanca pasaron a la boca de Coral, que de inmediato subió hasta unir su boca con la de Blanca, y que ella pudiese saborear su propio coño de la boca de su amiga.

Coral bajó nuevamente hasta el coño de Blanca, su lengua se movía con bastante rapidez, sus dedos frotaban el clítoris cuando no lo hacía su lengua. En determinado momento, la lengua de Coral bajaba lentamente siguiendo la línea que va desde el coño hasta el culo. Su lengua recorría ese pequeño espacio lentamente mientras sus dedos acariciaban el clítoris y se introducían en Blanca. Su lengua llegó hasta la unión de ambas partes, en ese momento, cogió las piernas de Blanca y las colocó sobre sus hombros, estando ya de rodillas sobre el colchón, dejando el coño y el culo de Blanca a la altura de su boca. Pasaba la lengua por los labios superiores, los besaba, los apretaba con los labios y tiraba de ellos mientras uno de sus dedos jugaba con el ojal de Blanca. La respiración de ésta se aceleró rápidamente, su temperatura subía mucho y rápidamente. Quitó las piernas de los hombros de Coral, se giró y se colocó a gatas, con el pecho pegado a las sábanas.

-¡Cómeme entera, cómete el coño y el culo, haz que me corra como nunca! -le dijo entre gemidos y jadeos a Coral-

-Ummmm, mi putita está calentorra -le dijo Coral- ¡Prefieres un macho que te monte, o que yo termine lo que he empezado, zorrita!

-Acaba lo que has empezado, joder -le dijo Blanca- Uffff no puedo más, necesito correrme, ¡me tienes a mil, cabrona!

Coral comenzó a besar las nalgas de Blanca mientras dos de sus dedos comenzaban a follarla por el coño. Su boca se acercaba al ojal mientras Blanca gemía con más fuerza aún, colocó la punta de su lengua en el ojal de Blanca, ya eran tres los dedos que la estaban follando mientras no paraba de gemir. Apretó su lengua contra el ojal y entró unos milímetros, se separó y sacó los dedos del coño de Blanca empapados, tal y como estaban se los metió en el culo. Blanca soltó un gemido, así que Coral le metía dos dedos de una mano por el culo a Blanca, y con la otra mano le metía tres dedos por el coño. De vez en cuando acercaba su boca y lamía y besaba ambos agujeros.

-¡Voy a correrme, puta! -dijo Blanca entre gemidos- No se te ocurra parar, por favor. ¡No te pares… haré lo que me pidas, zorra!

Los movimientos de Coral se aceleraron, levantó la cabeza mientras sus manos se movían con más velocidad, quería ver cómo se corría su amiga sodomizada, eso hizo que su coño empezara a mojarse más.

-¿De verdad que harás lo que te pida? -le preguntó Coral acelerando más aún sus movimientos-

-Sí, joder. Lo que quieras.

-Pues córrete, puta, que me vas a comer nuevamente el coño hasta que me corra en tu boca -le contestó Coral-

-Sííííí, Dios, sí. Me voy a correr -gritó Blanca- ¡dame fuerte, puta!

El cuerpo de Blanca se tensó por unos segundos, se encorvó como si fuese un gato, hasta que cayó derrumbada sobre la cama, con unos dedos de Coral aún dentro de su culo.

-Dios mío, ¿qué me has hecho? Ufffff -Blanca hablaba con la respiración entrecortada- Me tiembla todo el cuerpo.

-Jejejeje, tranquila. Ahora tendrás que hacer lo que me has dicho que harías…-dijo Coral tumbándose boca arriba con las piernas abiertas, mostrando su coño empapado-

Blanca se acercaba a ella a gatas, se situó entre sus piernas, las abrió un poco más y, con los dedos separándole los labios superiores hundió su cara en su coño y empezó a comérselo como si fuese la primera vez que se comía un coño tan apetitoso.



*****​



Virginia suspiró aliviada, la reunión que estaba manteniendo con Ernesto en una sala privada de la Comandancia de la Guardia Civil de Algeciras, estaba sirviendo para sacar bastante información sobre Muhammad Yasin Ahram Pérez, además que le había permitido conocer a un hombre bastante apuesto, Coronel de la Guardia Civil, del SIGC, una persona muy apreciada tanto en la Benemérita como en las distintas agencias de inteligencia del país, conocido por todas ellas… y con un bulto entre las piernas bastante interesante.

-De todas formas, como le estoy diciendo -habló Ernesto- sabemos que los iraníes están cometiendo un error que vamos a aprovechar en poco tiempo.

-¿Un error? -preguntó Virginia intrigada- Sabes que los errores en esta profesión nunca son errores…

-Lo sé, Virginia, lo sé -le cortó Ernesto- pero es un error tonto que podemos aprovechar para registrales el coche y hacer lo que queramos, eso sí, en poco tiempo.

-¿Y puedo saber qué error es ese? -preguntó Virginia- No me fío de los errores tontos…

-Lo sabrás cuando te avise para que estés presente -le dijo Ernesto- Pero ya te digo que le hemos dado muchas vueltas a todo y parece ser que es algo que, con las prisas, se les ha pasado. Eso sí, no podremos hacer mucho más que lo que te he dicho, pero algo es algo.

-Genial, aunque me dejas muy intrigada -le dijo Virginia- Bueno, ahora es cuando me quedo esperando a que me invites a cenar o tomar algo…no sé.

-Jajajaja, me encanta tu sinceridad, Virginia- le dijo Ernesto- Queda un poco para cenar, si quieres te recojo en un rato. Dime dónde te alojas y paso a recogerte.

-Ummm, todo un caballero, así me gustan a mí los hombres -le contestó Virginia- Mejor te paso yo a recoger, me quedo en una de las casas que tenemos en la zona. Creo que te alojas en la Residencia Militar. ¿Te recojo a las 21.00?

-Perfecto Virginia -le dijo Ernesto, observando el canalillo de sus pechos- Te esperaré a que llegues, ahora voy a reservar en un sitio que te gustará, con unas vistas estupendas. Pero hará falta el coche.

-De acuerdo, de acuerdo, por eso no te preocupes -le dijo Virginia- No sabes las ganas que tengo que den las 21:00. Son las 18:30 ahora, y tengo que informar a Madrid, entiendo que ´tu debes hacer lo propio.

-Cierto, ahora me pondré en contacto con los jefes y les informaré de lo positiva que ha sido la reunión -le dijo Ernesto-

Virginia se levantó a la par que Ernesto, antes de abrir la puerta para salir de la sala, Ernesto le dio dos besos en la cara, pegando su cuerpo al de ella. Notó sus pechos duros en su pecho y que ella no intentó disimular lo que hacía, y aquello le gustó.

-Bueno, nos vemos esta noche entonces -le dijo Virginia- Ha sido todo un placer conocerte, Ernesto.

-Lo mismo te digo, Virginia -le contestó Ernesto- Espero con ansias la hora de vernos esta noche.

Ernesto se marchó a la residencia para prepararse para la cena una vez informados sus superiores, él tenía carta blanca para dar la información que considerara oportuna, por supuesto para que, a cambio, le dieran la información que necesitara. Y esta vez había conseguido bastante información.

Cuando salió de la Comandancia y camino de la Residencia Militar, llamó por teléfono al restaurante “Puro Estrecho”, un restaurante ubicado en una zona que, por su nombre, se entenderá que es una zona de una belleza infinita. Pasado el Faro de Punta Carnero, se encontraba el Restaurante, decorado con un gusto exquisito, en una zona privilegiada por las vistas, con una Carta y Bodega envidiables, pero con un problema que Ernesto conocía bien: estaba siendo investigando por blanqueo de dinero proveniente del tráfico de droga, aunque Ernesto tenía sus dudas de que fuese así. Le reservaron para las 21:30, tendría que llamar a Virginia para que fuese a por él un ratillo antes. Con el teléfono en la mano buscó su contacto y apretó el botón de llamar.

-Hola Virginia -dijo Ernesto- He llamado a un restaurante y me han dado hora para las 21:30, si puedes pásate un poco antes por mí, no está lejos pero la carretera es un poco complicada.

-Hola Ernesto, no te preocupes. Te aviso en el momento que salga -le dijo Virginia- Espero que sea un buen sitio.

-Lo es, lo es y me lo reconocerás -le dijo Ernesto- Ahora voy a ducharme y a prepararme. Nos vemos en un ratillo.

Colgó el teléfono, una vez en la Residencia Militar, subió a la habitación y se desnudó, se metió en la ducha con una maquinilla de afeitar y el tarro de gel de afeitar, se puso un poco de gel en la mano y se lo extendió por los huevos y alrededores. Acercó la maquinilla y comenzó a afeitarse con cuidado los huevos y el resto de la zona.

En algo más de media hora sonó el teléfono de la habitación donde se alojaba Ernesto.

-¿Hola? -contestó-

-Buenas noches, Coronel Trigo -dijo la voz del recepcionista- Hay aquí una señora que pregunta por usted, se ha identificado como Virginia Navarro.

-Bien, dígale que bajo ya. Gracias Carlos -le contestó Ernesto-

En tres minutos, Ernesto estaba en recepción. Observó a Virginia de espaldas sin que ésta se diese cuenta. Estaba contemplando la maqueta de lo que fue uno de los antiguos Fuertes que se habían construido en la ciudad y que fue destruido por las tropas españolas e inglesas, como todos los que había por la zona, para que las tropas francesas de Napoleón no los pudieran usar con la idea de atacar Gibraltar. Llevaba un vestido blanco, de falda plisada y con un escote generoso, la espalda al aire y atado al cuello, muy similar al usado por Marilyn Monroe en la película “La tentación vive arriba”, cuando Marilyn se pone sobre la boca del metro y el aire que sale con fuerza de ella le levanta la falda.

-Carlos perdone -le preguntó Ernesto alzando algo la voz a la persona de recepción- ¿Desde cuándo vienen los ángeles a esta residencia?

El recepcionista sonrió mientras que Virginia se giraba al oír la voz de Ernesto.

-Muchas gracias Ernesto -le dijo Virginia acercándose a él- Hay un ángel más en esta sala y lo tengo frente a mí.

Ambos se rieron y se saludaron con un par de besos en las mejillas.

-Bueno, vámonos ya. Ten las llaves del coche -le dijo Virginia- Y me vas contando el lugar mientras nos dirigimos hacia allí.

Se montaron en el coche, y Ernesto puso rumbo al Faro de Punta Carnero, detrás del faro hay una urbanización donde se encuentra el Restaurante “Puro Estrecho”. Mientras Ernesto le hablaba del restaurante a Virginia, ésta lo buscaba en Google y las imágenes que vio la dejaron sin palabras.

-Tiene una de las mejores vistas de toda la zona -le dijo Ernesto- Empatado con otro restaurante de Tarifa, el que se encuentra en la Residencia Militar de Tarifa, que también tiene una vista del Estrecho espectacular.

Circularon por la carretera del Faro, una carretera un poco estrecha y, por la parte final, con unas curvas bastante cerradas, pero ya las vistas que Virginia observaba eran de una belleza increíble. Aún no eran las 21:00 y seguía siendo de día, se podía ver a la izquierda el Peñón de Gibraltar y la Bahía de Algeciras, con la Sierra de las Nieves de la Costa del Sol al fondo, de frente se veía Ceuta, con el Monte Hacho en la Península de Almina, y siguiendo la vista a la derecha, se veía toda la costa africana, con el Puerto de Tánger-Med y más a la derecha aún se contemplaba la Ciudad de Tánger, en la Costa africana. En la costa española, a la derecha del todo se veía la Isla de las Palomas, de Tarifa, y entre la villa de Ad-Dalia, en la costa marroquí y La Isla de Las Palomas, se encontraba la boca del Estrecho de Gibraltar, algo más de 16 km de anchura.

Entraron al Restaurante, Virginia se iba sorprendiendo cada vez más, la camarera los llevó hasta la mesa reservada, una mesa en el centro del amplio ventanal que domina todo el Estrecho. Se sentaron y pidieron vino para empezar.

-Pues como es la carretera, creo que sería buena idea no beber demasiado, la carretera se las trae -dijo Virginia impresionada aún por las vistas-

-No te preocupes, si bebemos demasiado podemos quedarnos aquí, tienen habitaciones para gente como nosotros -le respondió Ernesto riéndose-

-Pues entonces beberemos lo que el cuerpo nos pida -le contestó Virginia- Tendremos que aprovechar el estar aquí, estas vistas no las tiene Madrid.

Durante la cena hablaron de muchos temas, entre ellos un tema que quiso sacar Ernesto para ver la reacción de Virginia.

-Bueno, ahora hablemos de lo que más me interesa -le dijo Ernesto-

-¿De sexo?

-Bueno, hablemos de lo segundo que más me interesa -sonrió Ernesto- Hablemos sobre el agente del MI6 que trabaja con vosotros, Ethan.

-Vale -dijo Virginia- algo sabemos sobre las cosas que están pasando. ¿Sabes algo que yo no sepa?

-Empezando por que no sé qué es lo que sabes, pero te voy a ser franco -le dijo Ernesto colocándose mejor en la silla- Hay cosas que no encajan con él, imagino que Blanca te habrá contado lo del intento de acabar con él en la carretera y, o bien el tirador era muy malo por, que la bala ni rozó el vehículo… o no hubo disparo alguno, cosa que es por lo que nos inclinamos. Revisamos el coche, lo trajimos hasta la Comandancia de aquí, de Algeciras y lo comprobamos todo.

-Sí, estoy al tanto de eso, cosa rara, pero hasta que no tenga algo firme no puedo hacer mucho más -dijo Virginia-

-Puedes tenderle una trampa -le soltó Ernesto- A ver si pica…

-Ya, lo hemos pensado -le dijo Virginia- pero tengo que hablarlo también con los alemanes…

-Sabes que los alemanes también desconfían de él, ¿no?

-Sí, lo sé. Hablé ayer con ellos, tienen claro que, al menos Ethan, no es de fiar -refunfuñó Virginia- Tampoco es que confíen en el MI6, la verdad…

-Hagamos una cosa, si te parece bien -soltó Ernesto- te dije que los iraníes han cometido un fallo, en el momento que podamos, registraremos el coche que, según Ethan, colocó un rastreador GPS. Si eso es cierto, el rastreador debería seguir ahí.

-¿Y si lo han encontrado y lo han quitado?

-Sabes que en ese caso, Ethan estaría muerto ya -le cortó Ernesto-

-Ya, tienes razón -Virginia se quedó un par de minutos pensativa- De acuerdo, pero quiero estar presente cuando se registre el vehículo.

-Perfecto -le dijo Ernesto acercando su mano a la de ella- Pero lo haremos a mi manera.

-Me parece justo -le dijo Virginia colocando su mano sobre la de Ernesto, en el centro de la mesa-

-Pues esto merece un brindis -dijo él- ¡Camarera! Dos copas de Finca Moncloa del 21, por favor. Tenemos que brindar por algo importante.

-Creo que estamos bebiendo demasiado, a ver la vuelta como la hacemos… -soltó Virginia con una idea en la cabeza-

-No te preocupes por eso, ya te he dicho que tienen algunas habitaciones para estos casos -le dijo Ernesto- Espera, voy a preguntarle a Esteban, es el maître. Vengo ahora.

Ernesto se fue hacia la entrada del Restaurante donde estaba el maître, habló con él unos minutos, y regresó a la mesa con Virginia.

-Bueno, hay un pequeño problema Virginia -le dijo Ernesto- Solo queda una habitación doble, le he dicho que la reservo ya, el problema es que es una cama de matrimonio…

-Bueno, ¿cuál es el problema, Ernesto? -preguntó Virginia- Creo que los dos estamos deseando subir ya a esa habitación, para tomarnos el postre…

-Joder, pido la cuenta y subimos ya -le respondió Roberto-

Ya en la habitación, un gran ventanal ofrecía unas increíbles vistas al Estrecho, con unas vistas mejores que desde el propio Restaurante, ya que estaba una planta más alta. Virginia se quedó mirando hacia el mar, mientras Ernesto se acercaba por detrás de ella, la abrazó por la cintura y ella echó sus manos sobre las de él. Él comenzó a besarle el cuello, ella lo inclinó hacia el lado contrario, dejándole más partes del cuello para besar. Ella se pegó a él, notó como la polla de Ernesto comenzaba a crecer, y ella empezó a mojarse. Se giró y se dio cuenta la diferencia de altura que tenía con él, su boca le llegaba poco más debajo de la barbilla, se puso de puntillas y lo besó en los labios, él la apretó contra sí y su lengua se abrió paso en la boca de ella buscando la lengua. Se enredaron dentro y fuera de la boca, mientras ella iba soltando el cinturón de Ernesto, él le quitó el traje sacándole por la cabeza, la tira que le pasaba por el cuello. El traje cayó al suelo, dejando a Virginia simplemente con un tanga blanco y los zapatos de tacón. Ernesto la separó de él para admirarla.

-¡Dios mío, estás espectacular! -le dijo volviendo a traerla hacia sí y besarla nuevamente-

El pantalón de Ernesto cayó al suelo dejando visible el enorme bulto que se había formado en su entrepierna, Virginia lo acarició suavemente por encima del slip, lo notaba caliente y duro. Tiró de la liguilla del slip y metió su mano. La polla de Ernesto estaba dura, algo mojada y caliente. También tocó sus huevos, que estaban calientes, suaves y pesados.

Ernesto metió su mano por dentro del tanga, el coño de Virginia estaba muy suave; tocó sus labios, grandes y calientes, la humedad se le pegó a los dedos cuando acercó sus dedos a la entrada, estaba muy mojada. Virginia tenía la respiración entrecortada, sus labios buscaban los labios de Ernesto mientras le sacaba la polla y los huevos fuera del slip.

Ernesto se bajó el slip y se lo sacó por los pies, bajó también el tanga de Virginia, que abrió más las piernas para que comenzase a acariciarle el coño como a ella le gustaba. Virginia miró con admiración la polla erecta de Ernesto.

-¡Santo Dios!¡Menuda herramienta tienes, joder! -dijo asombrada mirándola y palpándola- Uffff, es una maravilla…

-Jajaja, muchas gracias, me ha dado grandes placeres, la verdad -le respondió Ernesto- Tú tienes un cuerpazo, unas hermosas tetas, unas piernas increíbles y un…

-Vamos dilo, no te cortes -le dijo Virginia- Tú tienes una polla impresionante…

-…Y tú un coño que dan ganas de comérselo -le siguió Ernesto-

-Pues estás tardando -le contestó Virginia sentándose sobre la cama y abriendo al máximo las piernas- Me encanta que me lo coman…







Hasta aquí este capítulo, os espero para el siguiente.

¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!

Para cualquier comentario, crítica o sugerencia, mi email: vantheway@hotmail.com



Saludos, Vantheway
 
Fíjate que me gusta más la parte policial que la de sexo jeje, estos joden más que una china en un ojo jaja excelente relato te tiene hay entre intrigado entre cachondo
 
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