Cuando la vida te recompensa

berserk37

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Cuando la vida te recompensa

Me llamo Marcos, nací en un pueblo de montaña y gracias a eso siento una profunda conexión con la naturaleza, por eso soy un ferviente activista en su defensa para frenar la deforestación que pretendían los grandes empresarios y constructores de las ciudades contiguas. Poder construir en ciertas partes de las montañas les abrían reportado muchos millones. Muchas fueron las manifestaciones en frente de las constructoras, firmas para que aquella montaña fuera proclamada como patrimonio cultural y así estuviera protegido de aquellos buitres.

Nuestro esfuerzo dio su fruto y ganamos, pero también perdimos mucho, en mi caso tuve que lidiar con uno de esos empresarios que quiso enseñarme que entrometerme en sus negocios traía consecuencias, Mi novia y yo nos conocimos en la universidad, ella estudiaba arquitectura mientras yo estudiaba ingeniería forestal.

Los dos estudiábamos en facultades diferentes, pero en la cafetería de la facultad de arquitectura la comida era mejor y solía ir todos los días. Uno de esos días que me encontraba comiendo una chica me pregunto si podía sentarse en mi mesa, alzando mi cabeza pude ver que todas las mesas se encontraban llenas, la mire con una sonrisa diciéndole que por mí no había ningún problema.

- Me llamo Lourdes–dijo con una sonrisa–. Comes en esta cafetería todos los días, pero no estudias en esta facultad ¿verdad?

- Mi nombre es Marcos, encantado–conteste–. Así es, estudio ingeniería forestal, pero la comida de aquí es mejor.

Lourdes se empezó a reír dándome la razón, había probado la comida de casi todas las cafeterías del campus y ninguna tenía la comida tan buena. Llevaba una camiseta con la que me reivindicaba contra la deforestación de aquellas montañas que tanto amaba, no paso desapercibida para Lourdes que la miraba con curiosidad.

- ¿Te gusta la camiseta?– pregunté orgulloso–. Estas montañas son donde nací y crecí, las defenderé a capa y espada.

- Las conozco–contesto Lourdes con cierto deje de tristeza–. Mi padre lleva tiempo intentando construir allí, pero hasta ahora ha sido misión imposible.

Le pregunté a Lourdes por su apellido, tenía la intuición que no me iba a gustar y así fue. Su padre era un empresario sin escrúpulos al que no le importaba destruir un ecosistema entero si con ello obtenía beneficios.

- Veo que saber quién soy te ha decepcionado–dijo Lourdes–. Tal vez sea mejor que busque otra mesa.

- Tú no me has decepcionado, eso lo hace tu padre–conteste–. No es necesario que busques otra mesa, además me gusta tu compañía.

Era verdad, Lourdes no tenía culpa de nada, el cabrón era su padre, desde ese día quedamos para comer todos los días. Pronto se celebraría la fiesta anual en la facultad de informática, esa fiesta era famosa, yo había asistido el año anterior, pero está sería la primera vez que lo haría como estudiante universitario, eso no cambiaba nada, bueno algo si, ahora si la liaba muy gorda podían expulsarme. Decidí invitar a Lourdes, sus compañeras de clase se negaron diciendo que los que íbamos a esa fiesta éramos unos salvajes, pero Lourdes no se amilanó y acepto con una sonrisa.

Lourdes cada vez me gustaba más, durante toda la semana le fui explicando las distintas actividades que había preparadas para todo el día, además de que a la noche habría un concierto, Lourdes estaba entusiasmada, no así sus compañeras que me echaban cada miradita que daba miedo, si las miradas mataran yo estaría muerto. Quedamos a las diez de la mañana que era cuando empezaba todo, allí todos empezaban a beber desde el primer momento, Lourdes y yo no fuimos la excepción, menudo saque tenía la tía, si no me andaba con cuidado el que iba a terminar a cuatro patas iba a ser yo.

Durante todo el día tuvimos tiempo para todo, para participar en las distintas actividades, de beber cerveza, pero sobre todo para pasar tiempo juntos. Lourdes y yo no nos separamos en ningún momento, ni cuando en pleno concierto todos empezaron a empujarse entre ellos, a Lourdes le empujaron y ella empujó entre risas, había encontrado mi alma gemela, para cuando me di cuenta tenía su lengua metida hasta la campanilla.

Aquella noche la cosa no fue a más, los dos estábamos muy calientes, pero también muy borrachos, yo lo estaba tanto que era incapaz de bajarme la cremallera del pantalón, si no me mee encima fue porque tuve suerte y encontré la cremallera en el último momento. Todo lo bueno llega a su final, aquella noche no fue la excepción, acompañe a Lourdes hasta su casa, antes de llegar nos sentamos en un banco para que se nos pasara un poco la cogorza y para besarnos con toda la pasión del mundo.

Para cuando llegamos a su portal Lourdes era capaz de encontrar las llaves y meter la llave a la primera, yo seguro que no tenía tanta suerte. Me volvió a besar como despedida. Yendo a mi casa contento como unas castañuelas, más bien a mi coche que es donde dormí porque no estaba en condiciones de conducir y aunque conocía las carreteras de montaña como la palma de mi mano podía haber tenido un accidente con el más mínimo descuido.

En aquellas montañas vivían mis mejores amigos un macho y una hembra de la subespecie Canis lupus signatus, Los salve cuando eran unas crías de unos cazadores furtivos que habían matado a sus padres. Por suerte para mi yo conocía mejor el terreno que ellos, ahora mis amigos viven en una cueva que se encuentra en los terrenos pertenecientes a mi familia, mis padres eran abogados y muy buenos por cierto, si los lobos aparecían muertos y se cogía a sus asesinos que se atuvieran a las consecuencias.

Al macho le puse el nombre de Fenrir y a la hembra el nombre de Kira, los quería mucho, ellos eran mi familia allí, pues mis padres por su trabajo vivían en la ciudad, yo decidí quedarme en la montaña que tanto amaba al lado de mis dos lobos. Lo mío con Lourdes iba en serio, por lo cual decidí presentarles a mis amigos, como se notaba que Lourdes era una urbanita le costo llegar hasta la cueva pero lo consiguió. Se quedó blanca cuando de esta salieron dos lobos adultos, Fenrir y Kira se acercaron a ella, dejaron que les tocara, mi novia se fue acercando con cierto miedo, pero al ver que los lobos no hacían nada, por fin su mano pudo tocar el suave pelaje de Kira, entre las dos se dio una fuerte conexión.

Fenrir y Kira tenían un sexto sentido con las personas, cuando se mostraban desconfiados con alguien no lo pasaba por alto y siempre habían acertado, con mi novia fue todo lo contrario y yo que me alegre mucho de ello. Tenía pensado llevar a Lourdes a un pequeño lago que se encontraba cerca de mi casa, era el segundo sitio que más me gustaba de aquella montaña. Durante el día era precioso, pero por la noche iluminado por la luz de la luna se convertía en espectacular.

Cuando llegamos todavía era de día, pero la belleza del lugar fue suficiente como para dejar con la boca abierta, mientras tanto saque la tienda de campaña.

- ¿Para qué necesitamos la tienda de campaña?–pregunto Lourdes–. La temperatura es buena y el cielo está despejado, podemos dormir al raso.

- En esta montaña el tiempo cambia en un instante–conteste–. Además que la temperatura baja drásticamente en cuanto se oculta el sol.

La tienda de campaña era muy buena, ahorre durante mucho tiempo para poder comprarla, al ser para cinco personas tendríamos sitio de sobra una vez nos metiéramos dentro. Una vez montada nos pusimos a hacer la cena, lleve un hornillo de camping gas para poder calentar la cena. Fenrir y Kira que estaban correteando por todo el lago vinieron enseguida en cuanto empezaron a oler la cena.

Cenamos bajo un manto lleno de estrellas nos tumbamos el uno al lado del otro y contemplamos ese manto en silencio, ese lago proporcionaba una paz que era indescriptible, Lourdes apoyo su cabecita sobre mi hombro, pero de otro movimiento dejo sus labios muy cerca de los míos. No había mejor escenario para que nos demostráramos nuestro amor, Fenrir y Kira viendo el percal decidieron dejarnos solos y volver a su cueva.

Lourdes fue girando su cuerpo hasta colocar su encharcado coñito cubierto solo por la braguita del tanga a escasos centímetros de mi boca mientras ella liberaba mi polla del bañador que la aprisionaba. El olor del sexo de Lourdes me tenía hipnotizado, pero notar como recorría todo mi tronco con la lengua hasta llegar a la punta me saco de ese sopor y me puse manos a la obra, al apartar la braguita apareció un manantial que no tarde ni un segundo en degustar.

Nuestras lenguas jugaban con nuestros sexos proporcionándonos un placer indescriptible, no tarde en ver como el cuerpo de Lourdes empezaba a convulsionar, preparándome para recibir su corrida, el orgasmos fue demoledor y su corrida tan abundante que no fui capaz de tragármelo todo. Lourdes dándose la vuelta acerco sus labios a los míos para darme un apasionado beso, estuvimos así un rato hasta que decidió que ya era hora de tenerme dentro de ella.

Apartando su braguita a un lado cogió mi polla dirigiéndola a la entrada de su coñito, empezando a introducirse mi polla despacito, disfrutando cada milímetro que le proporcionaba un placer indescriptible. Una vez que la tuvo toda dentro empezó a mover sus caderas con tal intensidad que me costaba hasta respirar del placer que estaba sintiendo. Una de mis manos fue a masajear uno de sus preciosos pechos mientras la otra pellizcaba su pezón que estaba duro como una roca.

Lourdes gemía con más fuerza mientras movía sus caderas, me tenía al límite de un orgasmos que intentaba aguantar para conseguir que llegáramos los dos a la vez, Lourdes grito su orgasmo y eso provoco el mío cuando las paredes de su vagina aprisionaron mi polla proporcionándome un gran placer que me llevo a un demoledor orgasmo.

Nuestras respiraciones estaban desbocadas, pero nuestras miradas mostraban una gran satisfacción, decidimos quedarnos tumbados hasta que nuestras respiraciones se calmaran, Lourdes volvió a besarme mientras colocaba su cabecita sobre mi pecho que subía y bajaba producto de mi respiración.

Como vaticine empezó a llover, en un instante pasamos del cielo más despejado a que todas las estrellas se esfumaran por culpa de unas espesas nubes, las frías gotas calmaban nuestros cuerpos, pero de repente esas gotas se convirtieron en un diluvio que nos obligó a meternos en la tienda de campaña. La temperatura también descendió, pero estaba preparado para ese contratiempo, saque el saco de dormir que compre para cuando pasaba las noches al raso.

Era un saco para una persona, pero lo dejamos abierto y nos cubrimos con el cómo si fuera un edredón. Lourdes se durmió abrazada a mí, yo tardé un poco más en dormirme, la verdad es que me gustaba escuchar el ruido que hacían las gotas al pegar contra la tienda de campaña, pero tengo que reconocer que me dormí con una gran sonrisa. Ese fue nuestro último fin de semana que pudimos disfrutar con cierta libertad. Pues se acercaba el fin de curso y con ello los exámenes.

Lourdes y yo lo teníamos claro, divertirse estaba muy bien, pero cuando llegaba la hora de trabajar fuera bromas. Entregar los trabajos a tiempo y estudiar se hizo duro sobre todo cuando tenías un sol esplendoroso que entraba por la ventana y dos lobos con ganas de jugar llamando tu atención a todas horas.

Lourdes se apuntó a venir a casa todos los fines de semana a estudiar, me temí que al final no aprobaríamos ninguna por estar a todo menos a lo que teníamos que estar, pero no fue así. Se pasaba horas y horas sobre todo con la asignatura de cálculo, en mi caso los trabajos eran el cuarenta por ciento de la nota y me gustaba documentarme bien para entregar el mejor trabajo que fuera capaz de hacer.

A la hora de comer nos tomábamos unas tres horas de descanso para estar un rato con Fenrir y Kira. Pero también para dar rienda suelta a nuestros instintos, menos mal que mis padres rara vez solían subir a la montaña y si lo hacían me avisaban con tiempo. Por fin llegaron los exámenes, fueron unos días de mucho estrés en los que Lourdes y yo casi no tuvimos tiempo de saludarnos, pero todo pasa y los exámenes no fueron una excepción.

Durante las semanas que estuvimos preparando los exámenes me di cuenta de que a Lourdes no le terminaba de gustar la arquitectura. Se esforzaba como la que más, pero parecía más una obligación que una vocación, mientras íbamos a ver las notas le hice el comentario

- Lourdes a ti la arquitectura no te gusta, ¿verdad?– pregunté–. Tal vez esté metiendo la pata, pero esa es la sensación que me dio durante las semanas que quedamos para estudiar.

- Si te soy sincera no mucho–contesto Lourdes–. Empecé la carrera por insistencia de mi padre.

-Arquitectura ya es una carrera dura para los que tienen vocación–dije–. Imagínate para los que lo hacen para contentar a otros.

- Lo sé–contesto Lourdes–. ¿Pero qué podía hacer?, a mi padre le hacía mucha ilusión.

- Seguro que hay otra carrera que te llama mucho más–conteste–. Todavía estas a tiempo.

- Sí que la ahí, de hecho lo he descubierto gracias a Fenrir y Kira–dijo Lourdes–. Lo que de verdad me gustaría estudiar es veterinaria.

- Tienes que luchar por eso Lourdes–conteste–. Cuando has comentado lo de estudiar veterinaria se te han iluminado los ojos, tienes todo mi apoyo.

- Mi padre no lo verá así–contesto Lourdes–. Él quiere que trabaje en su empresa como arquitecta.

- Quien va a trabajar, ¿tú o él?–pregunte–. Trabajar ya es bastante duro como para trabajar en algo que no te gusta y con las expectativas altas de otra persona sobre tus hombros.

- Parece que sabes de lo que hablas–dijo Lourdes–. Tus padres tampoco querían que estudiaras ingeniería forestal, ¿verdad?

- Querían que estudiara derecho como ellos–conteste–. Pero me negué una y otra vez hasta que lo dieron por imposible.

- ¿Lo terminaron aceptando?–pregunto Lourdes–. Mi padre no cederá.

- Ellos mismos se dieron cuenta de que el derecho no estaba hecho para mí–dije–. Si tu padre no quiere verlo, no te hipoteques por él.

Para cuando nos dimos cuenta estábamos frente a su facultad, las notas estaban expuestas en unos paneles, Lourdes saco las calificaciones más altas, no le gustaba la arquitectura y tenía semejante compromiso, si algo tenía claro es que sería una veterinaria muy buena. En mi caso fue más de lo mismo, pero en mi caso fue más fácil, porque yo adoraba mi carrera y cuando algo te gusta cuesta menos estudiar.

Al final de curso los de informática decidieron hacer otra fiesta, la verdad es que estos no se perdían una. Lourdes y yo asistiríamos, nos lo habíamos ganado con creces, si en la primera fiesta salimos perjudicados en esta ni te cuento, para poder dar un paso tuvimos que apoyarnos el uno en el otro e intentar coordinar nuestros pasos, en nuestro estado eso fue imposible.

Por lo menos pudimos llegar hasta mi furgoneta, abrí la parte trasera y colocando una colchonera en el suelo nos tumbamos para intentar dormir, aunque nos costo, puesto que todo nos daba vueltas. Al estar a finales de junio, hacía bastante calor y mi furgoneta no tenía aire acondicionado así que dentro pasamos un calor terrible. Ni os podéis imaginar la lengua de estropajo con la que me desperté al día siguiente. Lourdes no tenía mejor aspecto que yo, cerca había una cafetería, nos dirigimos hacia ahí, un café nos vendría de perlas.

Después del café llevé a Lourdes a su casa y yo me dirigí a la montaña, estaba seguro de que Fenrir y kira me estarían esperando. Así fue, pensé en pegarme una ducha, pero cogiendo mi traje de baño y una toalla me dirigí junto a mis dos amigos al lago, el agua estaba estupenda, la resaca se fue pasando mientras jugaba con mis dos amigos caninos. Durante el verano solía echar una mano en el bufete de mis padres.

- No os he contado nada, pero he empezado a salir con una chica, se llama Lourdes–dije–. Había pensado si ella también podía ayudar en el bufete.

- ¿Conque mi hijo tiene novia eh?–bromeo mi padre–. Por mí no hay ningún problema, a ver que dice tu madre.

- ¿Es una chica responsable?–pregunto mi madre–. O es una chica de tu círculo.

- Ha sacado las notas más altas en la facultad de arquitectura–dije picado–. Y eso que está haciendo esa carrera para contentar a su padre.

- Entonces no tengo ningún problema hijo–contesto mi madre–. Pregúntale a ver que le parece.

Omití decir a mis padres quien era su padre, pero en cuanto Lourdes hiciera acto de presencia solo tendrían que sumar dos más dos. Cuando se lo comente a Lourdes acepto, pero podía ver el miedo en sus ojos, lo entendí iba a conocer a mis padres, tenían una fama en la ciudad de ser muy duros. Como abogados lo eran, pero como padres eran cercanos y cariñosos. Muchos pensarán que eran malos padres, pero intentaron por todos los medios trabajar desde casa para no tener que separarse de mí, pero eso hizo que muchos clientes prescindieran de sus servicio, por lo cual no tuvieron más remedio que volver a su bufete en la ciudad. Mis padres decidieron que Lourdes empezaría ese mismo lunes, me sorprendió que el padre de Lourdes no pusiera trabas, al preguntárselo a ella me contó que el bufete de mis padres tenía una gran reputación y su padre pensó que le vendría bien trabajar ahí.

Llego el lunes, cogimos el ascensor que nos llevaría directo al despacho de mis padres, decir que iba nerviosa era quedarse corto. Al llegar mis padres ya nos estaban esperando, le tendieron la mano con una sonrisa, pero a mí no podían engañarme, sabía que se dieron cuenta de quien era hija y lo mal que les caía su padre, pero tengo que decir que lo disimularon muy bien.

- Hijo, ¿por qué no nos has dicho de quien era hija?–pregunto mi madre.

- Pues porque sabía como ibais a reaccionar–conteste–. Pero tengo que decir que me habéis sorprendido.

- Los hijos no tienen por qué pagar por los errores de los padres–dijo mi padre–. Veremos como se desenvuelve en el bufete.

La verdad es que Lourdes los sorprendió muy gratamente, aprendía rápido y era muy trabajadora, nunca ponía mala cara y se dieron cuenta de que ella era la primera en estar en contra de muchas de las acciones de su padre. Como el bufete quedaba más cerca de mi casa que de la de Lourdes, decidió que se mudaría a mi casa durante el verano. Su padre puso el grito en el cielo, sin embargo, su madre la apoyo, no sé qué le había contado de mí, pero parecía que yo le caía muy bien.

Como os podéis imaginar yo no fui el único que se alegró de ver a Lourdes cruzar el umbral de mi puerta con sendas maletas, Fenrir y Kira estaban encantados también. Aunque mis padres nos hacían trabajar como mulas, tengo que decir que estaba siendo el mejor verano de mi vida, pero llego el momero que más estaba temiendo e intentando alargarlo en el tiempo. Lourdes me había invitado a una comida para que conociera a sus padres, noto mis reticencias.

- Me parece a mí que no quieres conocer a mis padres–dijo una seria Lourdes–. Con lo que te quiere mi madre.

- Si no dudo que tu madre me quiera–conteste–. Pero seguro que tu padre me odia a muerte.

- Ni que mi padre fuera a envenenarte–dijo Lourdes–. Madre mía, lo piensas de verdad.

- Comprenderme, le he hecho perder muchos millones–conteste–. Lo más seguro es que quiera estrangularme.

- Estás en lo cierto–dijo Lourdes–. Pero para tu fortuna me tienes a mí para protegerte.

Como se empezó a reír la condenada, acepte, ella ya pasó por lo mismo con mis padres. Esa tarde cuando llegue a casa empecé a revisar mi armario, lo que me pedía el cuerpo era ponerme una de mis camisetas reivindicativas en favor de proteger la montaña, una en la que salían las caras de los culpables que pretendían destruirla por pura codicia, el padre de Lourdes no salía muy favorecida, hubiera pagado por ver su cara al verme con ella puesta, pero Lourdes no se lo merecía.

Saque una de mis mejores camisas, unos pantalones vaqueros que tenía sin estrenar, unos zapatos de verano de esos que son comodísimos y una americana. Me probé la ropa, me veía extraño, pero tengo que decir que me gustaba lo que estaba viendo en el espejo. Fenrir y Kira no perdían detalle tumbados sobre mi cama, la comida seria al día siguiente, al ser sábado tendríamos que ir al bufete de mis padres por la mañana, pero al decirles que teníamos una comida en casa de los padres de Lourdes mis padres nos dijeron que podíamos salir antes.

La mañana paso más rápido de lo que hubiera deseado, Lourdes y yo quedamos a la una en su casa, yo fui directo a la mía, me pegue una ducha, me afeite y por último me vestí. Estaba echándome el último vistazo en el espejo cuando me entraron muchas dudas, pero dándome ánimos a mí mismo cogí mi cartera y el móvil de encima de la cama, poniéndome en marcha. Fui puntual como un reloj suizo, al llamar al timbre me abrió Lourdes, me dejo con la boca abierta estaba preciosa, detrás de ella apareció su padre con esos aires de superioridad.

Me tendió la mano y yo se la acepté con toda la educación del mundo, pero sin ninguna gana.

- No sé por qué pensé que traerías una camiseta de esas que usáis para difamarme–dijo el padre de Lourdes–. Por lo menos has tenido la decencia de ducharte y de ponerte una ropa decente.

Me empezó a apretar la mano con fuerza, pero yo no me quede atrás apretando la suya hasta que pude comprobar como él también comenzaba a sentir el dolor.

- Si llego a saber que te gusta tanto me hubiera puesto una que tengo expresamente para ti –conteste–. Cree el ladrón que todos son de su misma condición, ahora entiendo que te has echado un frasco de colonia por encima.

Cada vez nos apretábamos las manos con más fuerza, tuvo que venir Lourdes a poner un poco de cordura.

- Los dos, ¡ya está bien!–dijo Lourdes–. ¡Parecéis críos!

El padre de Lourdes me soltó la mano y volvió a mostrar la misma sonrisa pedante de antes, pero algo me decía que tenía preparado algo que no me iba a sentar nada bien. La madre de Lourdes fue otra cosa, me abrazo sonriente y me pregunto si quería tomar algo, le dije que un vaso de agua, la verdad es que tenía la boca seca.

Todo estaba preparado y fue la madre de Lourdes la que nos comentó que ya podíamos ir sentándonos en la mesa, a mí me pusieron en la esquina con Lourdes a mi lado, a mi izquierda estaría la madre de Lourdes y a su izquierda el padre presidiendo la mesa. Me fijé que había una silla vacía, preferí no decir nada por si metía la pata, fue Lourdes la que hizo el comentario.

- ¿Por qué está esa silla vacía?–pregunto Lourdes–. Que yo sepa ya estamos todos.

- No te preocupes hija–contesto el padre de Lourdes–. Es un invitado de última hora ya verás como me agradeces el detalle de que le haya invitado.

Lourdes miraba a su padre con gran extrañeza, en mi caso todo esto me olía muy mal y un pensamiento empezó a ganar fuerza dentro de mí, no me iba a gustar. Al poco rato tocaron el timbre, fue el padre de Lourdes el que fue a abrir la puerta, apareciendo junto a un chico más o menos de mi edad. Por la mirada llena de maldad que me estaba lanzando el padre de Lourdes tuve claro que ese tío estaba ahí para joderme de alguna manera, entonces vi como Lourdes se ponía de pie de un salto tirando la silla al suelo.

Al mirarla de reojo pude observar como apretaba los dientes con fuerza de lo cabreada que estaba, os prometo que me dio miedo.

- ¿Qué hace este aquí?–pregunto una muy cabreada Lourdes–. ¡Si es una broma no tiene ni puta gracia!

- Pensé que te gustaría volver a ver a Gonzalo–dijo el padre de Lourdes–. ¿No es así?

Al tal Gonzalo se le había quitado la sonrisa del rostro y este estaba adquiriendo un color cadavérico, creo que si no salió corriendo fue porque el padre de Lourdes lo tenía sujeto.

-Sara, Silvia, Lorena, Tania, Esther y por último la que fue mi mejor amiga Violeta–dijo Lourdes–. ¿Qué tienen todas ellas en común Gonzalo?

No entendía nada, pero la cosa se estaba poniendo interesante, el padre paso de una expresión de victoria a una en la que no entendía nada, la madre de Lourdes fue otra cosa, su amable sonrisa había desaparecido y empezaba a adquirir una expresión de extremo cabreo.

- Gonzalo te vuelvo a preguntar, ¿qué tienen todas ellas en común?–volvió a preguntar Lourdes–. ¡Contesta de una vez coño!

Gonzalo ya había dado dos pasos hacia atrás, estaba blanco como si su sangre se hubiera evaporado de su cuerpo, Lourdes se empezó a acercar a él, una vez lo tuvo a escasos centímetros armo su brazo y le dio tal tortazo que Gonzalo termino cayéndose de espaldas al suelo.

- ¡Cómo veo que no vas a contestar lo haré yo!–dijo Lourdes–. Lo que tienen en común es que te las follaste a todas mientras eras mi novio.

- Lourdes yo...–dijo Gerardo.

- ¡Eso mejor cállate!–contesto Lourdes–. Todas me lo confirmaron una vez tú ya te habías ido, pero eso no fue lo peor.

Lourdes cerro los ojos y tomo aire, yo le agarré su mano para darla ánimos cosa que agradeció.

- ¿Recuerdas mi último cumpleaños antes de irte?–pregunto Lourdes–. Como te ibas a acordar si no apareciste porque te estabas follando a Violeta en la cala a la que te lleve yo por primera vez.

- Lourdes eso no es verdad–dijo Gonzalo sin mucha credibilidad–. No fui a tu cumpleaños porque me surgió un improvisto de última hora.

- ¿Que no mienta?, ¡cómo te atreves!–contesto Lourdes–. Claro que te surgió un improvisto, uno de esos en el que tu polla termina metida dentro del culo de mi ex mejor amiga, ¿verdad?

No me podía creer lo que estaba escuchando, la madre de Lourdes apretaba con tal fuerza la servilleta que creí que la iba a desintegrar, el padre de Lourdes miraba al suelo incapaz de mirar a su mujer e hija, Lourdes me miro, dulcificando la mirada, podía ver lo incómodo que estaba, pero antes de irnos tenía una última cosa que decir.

- Papá, me siento totalmente decepcionada, pero sobre todo avergonzada–dijo Lourdes–. Pensé que aunque no te gustara Marcos, te comportarías por mí.

- Hija yo...–contesto su padre–. Yo no sabía nada de esto.

- ¿No sabinas el que papa?–pregunto Lourdes–. ¿Para qué has traído aquí a Gonzalo?, ya sé, pensabas que al verle me olvidaría de Marcos y caería rendida a sus pies, ¿verdad?

- Hija tienes que entender que Marcos no es el adecuado–contesto su padre–. Tienes que hacerme caso.

- ¿Tú qué concepto tienes de mí?–pregunto Lourdes abatida–. Pensabas que iba a serle infiel a Marcos con Gonzalo y de esa forma él rompería conmigo, ¿ese era tu plan?

- No hija yo...–dijo el padre de Lourdes.

- Sabes papa, los padres de Marcos me han tratado con todo el cariño del mundo, como si fuera su hija–dijo Lourdes con lágrimas–. ¿Y tú te comportas así?, ahora mismo siento tanta vergüenza que lo único que deseo es que me trague la tierra.

Lourdes ya no pudo contenerse más empezando a llorar mientras la abrazaba con todo el cariño del mundo, la madre de Lourdes se acercó a nosotros, me dijo que me llevara a Lourdes que tenía que hablar largo y tendido con su marido y que no iba a ser agradable, nos acompañó a la salida, pero antes de que saliéramos me sostuvo las manos y me pidió perdón mientras se le caían lágrimas por sus mejillas, la abrace con todo el cariño del mundo, puesto que lo estaba pasando tan mal como su hija, después le tendí una tarjeta en ella ponía la dirección de mi casa y un teléfono de contacto.

- ¿Y esto?–pregunto la madre de Lourdes.

- La dirección de mi casa, puedes venir a visitar a Lourdes las veces que deses–dije–. Eso si llama antes porque muchas veces solemos ir al lago que está detrás de mi casa y te puedes morir esperándonos.

La madre de Lourdes me lo agradeció y abrazo a su hija con fuerza, ella le devolvió el abrazo sonriendo tímidamente. La vuelta a mi casa la hicimos en silencio, al llegar a casa me lo contó todo, como se enamoró perdidamente de Gonzalo para ser traicionada vilmente, no solo por él, sino por todas las que creía que eran sus amigas. Nunca hablo de esto con sus padres, pues sabia como idolatraba su padre a Gonzalo, para el era el hombre perfecto y pensó que se puso triste porque se había marchado, pero la realidad fue que la puso triste fue enterarse de la verdad de la manera más cruel, desde ese día Gonzalo había muerto para ella y tenía la esperanza de no volver a verlo nunca más.

Lourdes estuvo unos cuantos días abatida, pero Entre Fenrir, Kira y yo conseguimos que se fuera animando poco a poco, seguimos trabajando en el bufete de mis padres hasta que llego septiembre y empezaba la universidad, Lourdes se cambió de carrera, dejo arquitectura y empezó veterinaria, la verdad es que fue todo un acierto, desde el primer día tuvo ese brillo en los ojos. Una de sus profesoras tenía una clínica veterinaria en la ciudad, la conocía bien, puesto que había llevado a Fenrir y Kira más de una vez donde ella, esta les dio la oportunidad de trabajar en la clínica los fines de semana pagándoles un sueldo, de esa forma podrían formarse haciendo prácticas de verdad.

Todos declinaron la oferta menos Lourdes, desde ese fin de semana trabajo en la clínica aprendiendo mucho en el proceso, a Lourdes le extraño que Kira no se quedara preñada y se lo comento a su profesora, esta nos dijo que la trajéramos a la clínica para hacerle algunas pruebas, el resultado fue que Kira tenía un pequeño quiste benigno, el quiste no la mataría, pero mientras no se le operara no podría procrear.
No queríamos involucrar a nuestros padres, bueno en el caso de Lourdes su madre, porque con su padre no se hablaba, Lourdes empezó a ahorrar lo que ganaba en la clínica y yo empecé a trabajar los fines de semana en el bufete de mis padres, nos costo un tiempo, pero conseguimos reunir el dinero para la operación. Todo salió bien, menos para Kira que tenía que llevar ese cono en la cabeza que le impedía chuparse la herida que le hizo la veterinaria para poder operarle, Fenrir no se movió del lado de Kira en ningún momento, Lourdes le hacía las curas todos los días, después le inyectaba antibióticos y analgésicos para el dolor.

Mientras Kira estuviera convaleciente decidimos que Fenrir y ella estuvieran en casa, de esa manera si aparecía alguna complicación podríamos estar atentos, Kira estaba resultando ser una buena paciente, pero todo cambio una mañana, Fenrir nos despertó estaba muy inquieto, lo primero que se nos vino a la cabeza es que Kira había empeorado, pero no era eso, de la ventana entraba un olor particular, el olor del humo de un incendio.

Al mirar por la ventana se podían divisar dos enormes incendios que se movían uno en dirección hacia el otro. No podíamos bajar a la ciudad, pues todos los accesos habían sido tragados por esos incendios, la única salida que teníamos era ir hacia arriba, Lourdes tenía todo lo necesario en la furgoneta que usaban en la clínica veterinaria incluso tenía oxígeno para Fenrir y kira. Yo cogí un hornillo eléctrico que funcionaba con batería y el cargador que usaba para cargar las baterías en el coche.

La cumbre era todo roca, no había vegetación, por lo cual el fuego no podría llegar hasta allí, también había una cueva en la que podríamos resguardarnos dentro de ella había un pequeño riachuelo donde podríamos abastecernos de agua, pero esa agua tendríamos que hervirla para poder beberla y de ahí el hornillo. Lourdes trajo una camilla para poder trasladar a Kira hasta la furgoneta.

- Kira ya sé que te duele–dije–. Es solo un momentito preciosa.

Tuve que levantar a Kira con mucho cuidado para poder meter la camilla de rescate por debajo de ella. Una vez estuvo en su sitio, la puse sobre ella con sumo cuidado y pudimos trasladarla hasta la furgoneta, allí Lourdes sujeto bien la camilla y a Kira a esta para que no se moviera. Cogí dos mascarillas completas y llené una pequeña mochila con filtros, a Kira y Fenrir les pondríamos oxígeno, de esa manera no tendrían que respirar el espeso humo que se estaba formando por el incendio.

En la misma mochila de los filtros metí raciones de emergencia por si la cosa se alargaba, Lourdes traía pienso para perros, no era lo más ideal, pero sería suficiente para aportarles las calorías y nutrientes necesarios. Ya estábamos listos, Lourdes iría detrás con Fenrir y Kira mientras yo me pondría al volante, conocía muy bien ese camino y tenía muy claro lo peligroso que era. La única vez que llegue hasta arriba usando un vesiculoso fue cuando subí con una moto de montaña.

La carretera improvisada rodeaba la montaña como si fuera un tirabuzón, pero era una carretera muy estrecha llena de baches que harían que la pobre Kira viera las estrellas. Llegamos a un punto donde no había vegetación.

- Marcos, ¿por qué no paramos aquí?–pregunto Lourdes–. El fuego ya no puede alcanzarnos.

- Pero el humo si–conteste–. Además, estas carreteras son muy inestables y podrían ceder.

Subía la ladera de la montaña muy despacito, había sitios donde la mitad de las ruedas izquierdas estaban fuera de la improvisada carretera, rezaba para que el suelo aguantara lo suficiente hasta que consiguiéramos pasar. Tardamos más de dos horas en llegar hasta el punto donde se podía ir con un vehículo, los últimos metros los tendríamos que hacer a pie, cogimos todo lo necesaria de la furgoneta y nos pusimos en marcha. Las cuestas eran tan escarpadas que creí que se me desgarrarían los músculos de las piernas, Yo sujetaba la camilla de Kira desde adelante y Lourdes desde atrás, Fenrir iba a nuestro lado pegadito a la pared. Por fin llegamos a la cima y pudimos divisar la cueva.

Al entrar depositamos con sumo cuidado a Kira en el suelo, se le había soltado uno de los puntos y estaba sangrando, Lourdes le soltó el vendaje para hacerle la cura y no se le infectará, yo de mientras fui al fondo de la cueva a por agua, las botellas que traíamos las usamos en el trayecto, estábamos en verano y hacía mucho calor, además Fenrir y Kira tenían que hidratarse muy bien. Recogí el agua y la puse a hervir, después de que hirviera durante un rato apague el hornillo para que el agua se enfriara.

Lourdes les puso un poco de pienso a Fenrir y Kira, se lo comieron visto y no visto, tenían mucha hambre, como el agua tardaría en enfriarse, habíamos guardado una de las botellas y la vaciamos en un cuenco para que pudieran beber. No sé cuanto tiempo llevábamos en esa cueva Lourdes había terminado de curar a Kira, la pobre lo había pasado tan mal que después de que Lourdes le pusiera una inyección analgésica se quedó dormida, Fenrir se tumbó a su lado mientas nosotros nos sentamos en el suelo recostándonos contra la pared.

El agua ya se había enfriado y podíamos tomarla, Lourdes me miro.

- Crees que este fuego ha sido provocado, ¿verdad?–pregunto Lourdes.

- Sí, estoy casi seguro–conteste–. También tengo claro de quien sospecho.

- ¡Mi padre!–dijo Lourdes–. Espero de verdad que no haya llegado a tanto.

De repente el día se empezó a tornar en más oscuro, me levante y me acerque a la entrada de la cueva, lo que llevaba tiempo esperando estaba ocurriendo, se estaban creando nubes de tormenta y eso traería lluvias, las lluvias en esa montaña eran de mucha intensidad suficiente como para extinguir los dos fuegos, de repente escuchamos un relámpago y con él las primeras gotas que no tardaron en convenirse en un torrente, estábamos salvados, ahora solo teníamos que esperar a que la tormenta amainase.

Llovió durante toda la tarde y toda la noche, gracias a eso los fuegos pudieron ser controlados y extinguidos. Con los primeros rayos del sol nos montamos en la furgoneta y bajamos con sumo cuidado hasta mi casa, al llegar solo quedaban los cimientos entonces uno de los bomberos se acercó.

- Siento lo de tu casa Marcos–dijo el bombero.

- Puedo reconstruir mi casa, eso no es una catástrofe– conteste mientras miraba el bosque totalmente calcinado–. Este bosque era único, esto sí que es una catástrofe.

- Pero tu casa…– volvió a decir el bombero –. No ha quedado nada.

- Lo que más importaba de mi casa eran Lourdes, Fenrir y kira–dije–. Ellos están sanos y salvos a mi lado, lo demás no importa.

El bombero me dio dos golpearos en mi hombro mientras me sonreía, pero era verdad lo que dije, había perdido mi casa y el bosque que tanto amaba, pero la vida me había recompensado con tres seres maravillosos y con su fuerza saldríamos adelante.

EPÍLOGO

De aquel incendio habían pasado cinco años, Lourdes se había convertido en una gran veterinaria y yo en guardabosques, Hacía un año que nos habíamos casado y ahora que los estudios no nos agobiaban estábamos pensando en ser padres. Reconstruimos la casa desde cero exactamente igual que la anterior, la única diferencia es que hicimos la sala de estar más grande para que Kira y Fenrir pudieran estar más cómodos.

Hablando de Kira y Fenrir, una vez que Kira se recompuso de la operación no tardo en quedarse preñada, según me ha dicho Lourdes va a tener cinco lobeznos. Me parece a mí que la sala de estar se va a quedar pequeña, pero estoy muy feliz porque mi familia va a volver a crecer.

El incendio fue provocado y no tardaron en dar con los culpables, dos pirómanos que habían sido contratados para quemar ciertas zonas de la montaña, pero aquel día hacía mucho viento y el fuego se les fue de las manos. En cuanto la policía les apretó no tardaron en cantar que el padre de Lourdes, Gonzalo y unos cuantos empresarios más les habían contratado para quemar las zonas en las que querían construir.

Mis padres colaboraron con la fiscalía se emplearon a fondo para que el padre de Lourdes y los demás tuvieran una condena ejemplar, consiguieron que la pena ascendiera de cinco a diez años de cárcel. Nunca se me olvidara la mirada que le echo Lourdes a su padre cuando se lo llevaban esposado y creo que él tampoco la olvidara seguramente esa mirada le perseguirá cada día de condena.

Mis padres estaban pensando en hacer una casa al lado de la nuestra y empezar a delegar en los demás abogados de esa manera pasarían más tiempo con su hijo, nuera y la camada de lobos que estaba a punto de formarse, la madre de Lourdes nos visitaba constantemente, le dijo a su hija que pensaba divorciarse de su padre, Lourdes le abrazo y le dijo que la apoyaría en todo, con el tiempo conoció a mis padres y se llevan de cine.

No sé qué nos deparara el futuro, pero mientras Lourdes, Fenrir y Kira estén a mi lado sé que todo saldrá bien.

FIN.
 
Última edición:
Si llegas a " matar" a los dos lobos, el que te mata de verdad soy yo.
Soy un amante a ultranza de animales y tengo un gato en mi casa y un perro y varios gatos en mi campo y evidentemente les quiero mucho y me pone muy sensible. Incluso sufro en las películas en las que mueren animales.
No, ahora en serio, me alegro de que no haya habido infidelidad en ningún momento y encontrará a la mujer de su vida y junto a sus queridos lobos, tengan una gran familia.
 

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