XavierSemental1965
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Yo soy adicto a las pajas desde los 11 años y ahora tengo 60, es decir, el año que viene (18 de octubre de 2026), celebraré mis 50 años como pajillero.
Ahora os voy a contar una experiencia que me dejó flipado.
Yo siempre procuraba no ser pillado mientras me hacía pajas, hasta que un día me falló la estrategia.
Estaba yo acostado en mi cama un caluroso día de verano y de repente tuve una erección. Empecé a pajearme cuando ¡Oh, sorpresa! mi madre vino a mi habitación porque quería preguntarme algo. La puerta de mi habitación estaba cerrada pero mi madre entró sin tocar a la puerta ni pedir permiso.
Al ver lo que yo estaba haciendo, sonrió y, lejos de echarme una bronca monumental, me dijo que podía estar tranquilo porque a pesar de ser de dos generaciones diferentes (nos llevábamos 30 años de diferencia), ella era consciente que los chicos/hombres tienen necesidades fisiológicas y que además, pajearse era muy sano.
A partir de ese día, no me hizo falta esconderme para hacerme pajas; mi madre que tenía problemas de movilidad (estaba operada del fémur) cuando iba a ducharse, me pedía que yo entrara al cuarto de baño por si sufría algún resbalón o le doliese bastante la prótesis.
Un día estando ella en la ducha, me dijo que si mientras tanto yo quería hacerme alguna paja, que no hacía falta que me fuese a mi cama, que me la podía hacer en el
aunque ella se estuviese duchando.
Mi madre tenía siempre el coño peludo.
Ahora os voy a contar una experiencia que me dejó flipado.
Yo siempre procuraba no ser pillado mientras me hacía pajas, hasta que un día me falló la estrategia.
Estaba yo acostado en mi cama un caluroso día de verano y de repente tuve una erección. Empecé a pajearme cuando ¡Oh, sorpresa! mi madre vino a mi habitación porque quería preguntarme algo. La puerta de mi habitación estaba cerrada pero mi madre entró sin tocar a la puerta ni pedir permiso.
Al ver lo que yo estaba haciendo, sonrió y, lejos de echarme una bronca monumental, me dijo que podía estar tranquilo porque a pesar de ser de dos generaciones diferentes (nos llevábamos 30 años de diferencia), ella era consciente que los chicos/hombres tienen necesidades fisiológicas y que además, pajearse era muy sano.
A partir de ese día, no me hizo falta esconderme para hacerme pajas; mi madre que tenía problemas de movilidad (estaba operada del fémur) cuando iba a ducharse, me pedía que yo entrara al cuarto de baño por si sufría algún resbalón o le doliese bastante la prótesis.
Un día estando ella en la ducha, me dijo que si mientras tanto yo quería hacerme alguna paja, que no hacía falta que me fuese a mi cama, que me la podía hacer en el
Mi madre tenía siempre el coño peludo.