Llegamos al restaurante y nos tenían preparada una mesa para tres, tomamos asiento una a cada lado y mi mujer se sentó en medio todo muy natural sin que fuera nada preparado.
El macho comenzó rompiendo el hielo preguntado a mi mujer: ¿Cómo nos había ido el viaje y que nos habia parecido la habitación?. La miraba fijamente y de vez en cuando, los ojos de manera sutil se posaban en su escote. Cómo hombre, sabía que debajo del pantalón del macho seguramente ya empezaba a animarme algo y más sabiendo la sorpresa que le había preparado durante la semana.
En el transcurso de la comida notaba como el macho iba buscando cualquier escusa para tener contacto físico con mi mujer, con cada broma su mano se posaba donde la de mi mujer que no estaba incómoda con los primeros acercamientos que si es verdad que no eran demasiado invasivos.
La comida fue pasando entre preguntas y respuestas de los tres y con algún cumplido del macho hacia mujer mientras hablábamos, todo parecía una coreografía muy bien preparada que demostraba que estaba tanteando el terreno y estudiando lo receptiva y cómoda que estaba ella durante los primeros momentos que estábamos juntos.
Todo iba como la seda, yo observaba cada detalle del chico y como mi mujer se dejaba querer sutilmente a la espera que la cosa se pusiera algo más intensa.
Pedimos platos ligeros y mi mujer comió bastante poco, estaba claro que estaba nerviosa y esa es una de las señales que lo demostraba. Al final de la comida el mahi pago la cuenta y nos invito a acompañarlo a un pub cercano a tomar alguna bebida. Allí es donde yo esperaba que se cerrara el cerco más entre mi mujer y el chico, pero estaba espectante en ¿cómo sucedería?, porque el macho había estado bastante tranquilo durante toda la comida y le había dado espacio en todo momento, aunque ya había propiciado el contacto.
El pub era bastante moderno y tenía unos sofás grandes, nos sentamos en uno para tres personas y se volvió a repetir que cada uno buscó su sitio como si estuviese coreografiado.
Pedimos una copa cada uno y mi mujer dijo que debía ir al baño, cuando se levando y se fue, él se relajo y me me dijo: " Vaya lo buena que está tú mujer, llevo toda la semana pensando en ella y ahora deseando comérmela de arriba a abajo". Me sonreí y le contesté que me lo creía y que seguro que estaba que iba a reventar y que iría cargado hasta arriba, sentí que era como una conversación entre colegas cuando uno de ellos estás deseando pillar a la chica que acaba de conocer en el pub.
A la vuelta de mi mujer, ya con las copas en la mesa, le pregunto directamente a mi mujer que como le había sentido en el anterior encuentro, porque ya sabía los problemas posteriores que había la tenido, la conversación se hizo más intensa entre los dos y yo empezaba a notar que se estaba empezando a producir el cambio de propiedad y que era una cosa que la situación empezaba a ser entre ellos dos, mientras yo observaba atentamente a mi mujer como comenzaba a sentirse cómoda hablado de su experiencia sin entrar en detalles.
Todo iba tan bien que en esos momentos te das cuenta que nuestro acompañante había pasado por ahí más de una vez.
La mano del macho se apoyaba en la pierna de mi mujer y cada vez se mantenía más tiempo, conforme avanzábamos y las copas se vaciaban.
Se notaba que el alcohol hacía su efecto en mi mujer que yo notaba que estaba cada vez más cómoda con el macho que marcaba los tiempos de una manera perfecto y yo como testigo.
Seguiremos...