Dos corneadores maduros se follaron a mi novia delante de mí

Me ha gustado mucho tu historia. Es muy excitante la experiencia y tremendamente morbosa, sobre todo si así la vivisteis los dos desde el momento en el que volvisteis a quedaros solos.

¿Qué me gustaría? Pues lógicamente fantasear conque os gusta hablar de lo sucedido, imaginar que has vuelto a contactar con el grupo, con el visto bueno de ella, y que disfrutas siendo humillado con los comentarios. Me gusta creer que los dos corneadores han vuelto a estar en tu casa, han vuelto a follársela y lo que más me excita, imaginar que la preñan y que tú lo aceptas como propio ante los demás.

Ya, ya sé que solo son fantasías que ha surgido en mí gracias a tu gran experiencia.

Muchas gracias por contarla. Un besazo.- Cristina
Como ya dije hace unos días reitero que creo que la historia es verdadera y creo tb. que todo lo que tú dices, Cristina, ha ocurrido.

Que ellos han vuelto por allí y la historia continúa y que la pareja, tan jovencita, lo está asimilando todavía y que por eso no intervienen aquí, en el foro
 
Lo he vuelto a leer y me palpita el rabo. Casi me corro sin tocarme, brutal relato.

Me encantaría que autor volviera por aquí y contestara nuestras preguntas
 
A mi que mi mujer se folle a otros no me importa y me excita, pero ser humillado así, yo no lo aguantaría ni consentiría, respetando todas las opiniones, por supuesto
 
PARTE 2
No podía creer lo que estaba viendo. Esto era imposible que ocurriera. Andrea, se retorcía de placer moviendo enérgicamente las caderas, con la boca abierta y la mirada perdida gozando de su primer orgasmo oral., corriéndose en la boca de Antonio. La envidia, los celos y la impotencia latían en mi interior como nunca. Ahora mi novia ya no me recordará a mí como el primero que se lo hizo. Maldito cabrón. Sentía que me habían arrebatado algo muy especial para mí. Aunque no hubo mucho tiempo de lamentarse, ya que los corneadores se pusieron de pie y se bajaron los pantalones y los bóxers. «¡Su puta madre! Qué pedazo de pollas tienen», pensé para mí mismo aterrorizado. Eran enormes, largas y gruesas, llenas de venas y babeaban por mi novia. Joder qué envidia, ojalá tenerla así. Al girarme, vi en Andrea una mirada de lujuria observándoles las pollas que no le había visto en mi vida; de rodillas en el sofá, con la mirada perdida, mordiéndose el labio y con una mano sobre sus pechos y otra entre sus piernas. Joder, qué sexy estaba así pero... pero no por mí. Vi que Antonio volvió a mirarme y «Oh mierda, otra vez no», pensé. Pero en vez de lanzarme algo, vino hacia mí con una sonrisa burlona.

—Toma chaval, sé útil y sujétanos los calzoncillos mientras nos follamos a tu novia —me dijo mientras me entregaba su apestosa y sudada prenda. Ramón hizo lo mismo, pero ofreciéndomelos muy cerca de él para que su enorme y asquerosa polla me estuviera apuntando de cerca mientras los tomaba.

En fin, que acabé con los repugnantes calzoncillos de los corneadores en una mano y las bragas mojadas de mi novia en la otra. Sin poder hacer otra cosa que verlo todo sin poder decir nada. Antonio se sentó en el sofá, agarró a mi novia y la puso sobre él, estando ambos cara a cara. Y ahí empezaron a liarse como locos: Andrea estaba totalmente descontrolada, lo besaba y le tocaba el pecho y los brazos mientras se restregaba el coño como loca sobre la polla del corneador y gemía deseosa. Él la besaba y le comía las tetas mientras le palpaba las nalgas y le recorría todo el cuerpo con las manos. Joder ver esa escena se me hacía supersensual, pero, a la vez, me dolía en el alma verla así con otro hombre y más con ese hijo de puta. Ya no se resistía ni le afectaba cómo ellos me hablaban de mal. Estaba excitada y totalmente entregada a los deseos de dos tíos que acababa de conocer y encima en frente de su novio. Antonio me miró y me sonrió con cara de superioridad, casi malvada, como disfrutando de mi impotente reacción. De repente, cambió su expresión a una actitud de agresiva.

—¿Y tú qué haces con los pantalones aún puestos? Sácate tu pollita levantada para que la veamos jajaja. —ordenó con firmeza.

Yo no sabía qué hacer. Intentaba desinflar mi erección por todos los medios, no quería que mi novia viera que me estaba gustando verla desnuda sobre otro hombre, era algo patético. Pero no logré bajarla del máximo y no me quedó otra que sacármela así.

—Jajajajaja pero qué pequeña y adorable. —soltó Antonio entre risas.

—¿Y de esto te enorgullecías, niña? Jajajajaja. —rio Ramón.

Andrea, sorprendida y con cara de interés me miraba la polla y luego a los ojos, después miraba la polla de Ramón y volvía a mirar la mía. Todo eso sin parar de restregarse con la polla del otro corneador que ya la tenía empapada. Joder, no podía sentirme más avergonzado y humillado. Sentía mi pene pequeño e inservible a pesar de que estaba al máximo. Un momento, ¿cómo es que esos sentimientos no me la bajaban? Mierda, no me digas que también me estaba gustando sentirme humillado... «¡¿Pero qué cojones me está pasando?!»

Antonio se agarró el pollón y lo puso punteando la entrada de la vagina de mi novia. —Hmm déjeme a mí, es demasiado grande —le dijo ella en un tono muy sensual mientras lo besaba. «No puede hacerlo, no le va a caber, esa polla es demasiado para Andrea. Si ya con la mía decía que era grande, esta la va a matar», pensaba en mis adentros observando con detalle la impactante escena, con la última esperanza de que no se pudiera hacer. Pero Andrea le agarró la polla y se la empezó a introducir en la vagina lentamente. Con la respiración fuerte, gemidos y muecas de dolor, pero no se detuvo. Antonio lo estaba disfrutando también mientras no paraba de repetirle a su compañero lo apretado que lo tenía. «Joder, se la está metiendo de verdad. No puedo creerlo, se va a follar a mi novia enfrente mía y no puedo hacer nada para evitarlo.», me lamentaba para mis adentros. Un momento, ¿y el condón? No, no podían ser tan sinvergüenzas de hacérselo a pelo. Andrea no toma pastillas ni métodos anticonceptivos, el riesgo es muy grande. Además, ella es muy cautelosa con estas cosas, a mí me hizo ponerme condón hasta el segundo año de relación, ¿por qué a ese cabrón no le decía nada? Lejos de eso, ella ya había bajado hasta la mitad de ese pollón y, al subir, me saltó a la vista el rastro de líquido vaginal que quedaba de la mitad hacia arriba en la polla del corneador. Joder, qué morboso me pareció ese detalle a pesar de que me dolía en el alma tal escena. Pero debía ayudar a mi novia, no podía permitir que se la follaran a pelo. No hice nada cuando debí hacerlo pero al menos ahora tenía que tener los huevos para eso así que me armé de valor.

—Te... tenemos preservativos en el dormitorio. —dije sin poder evitar el balbuceo. Ambos corneadores me miraron sorprendidos por mi atrevimiento.

—El preservativo es para pringaos como tú. Nosotros disfrutaremos de tu novia sin condón y si pasa algo, es tu responsabilidad por cornudo. —me respondió con agresividad Antonio. —Esta es la última vez que nos molestas. Que no te vuelva a escuchar abrir la boca. —sentenció autoritariamente.

Dios mío, me quedé petrificado con esa respuesta. Me sentía tan pequeño, inseguro, asustado e incapaz que no me atreví a decir nada más. Nunca en mi vida me había sentido tan rebajado y humillado. Esos dos hacían lo que querían con ella y encima me trataban de cornudo. Eso me recordó a los vídeos porno de cuckold. Ahora yo era ese patético marido que tanta vergüenza ajena me daba porque veía a su mujer follando con otro. ¿Cómo habíamos llegado a esto? Lo que sí esperaba era una reacción fuerte por parte de Andrea, ella nunca permitiría que me hablen así. Para mi desgracia, ella ni le dio importancia, casi como si le gustara escuchar eso. Por lo visto, estaba muy ocupada metiéndose la polla del hombre que me estaba hablando mal. Cuando pensé que iba a decir algo, solo fue un sensual —Uhhhm me toca fondo...— entre gemidos mientras se dejaba caer en el pecho del corneador. Antonio la agarró del culo con las dos manos y, mirándome con rabia, le dio el último empujón para acabar de metérsela entera. Mi novia pegó un —¡Diooos!— al aire. A partir de ahí, dejó que ella tuviera el control. Andrea estaba cachondísima, lo cabalgaba lentamente mientras lo besaba y lo tocaba con ganas por todas partes. Gemía entre “ah”, “uf”, “dios”, “qué grande es”. El corneador la morreaba y besaba por donde alcanzaba. Yo estaba atónito contemplando esa inimaginable locura. Por si fuera poco, Ramón la tomó conmigo por lo de antes.

—Jajaja chaval, solo los machos follamos a pelo y tú no lo eres. Para que veas cómo huele un verdadero macho, huele nuestros calzoncillos. Sí venga, llévatelos a la nariz y olfatéalos como un perrito. Que no tenga que repetírtelo. —me ordenó el sinvergüenza.

Yo me quedé de piedra. ¿Cómo iba a aceptar algo así? La mirada de ese hijo de puta de Ramón me pesaba y me di cuenta de que era en vano resistirme, cada vez que lo intentábamos, acababa peor. Decidí aceptarlo y acatar su orden y, por nuestro bien, procurar no volver a enfadarlos. Sus calzones olían mal, a sudor y encima toqué sin querer una mancha de lubricación seca, qué asco me daba.

—Ahora huele las braguitas de tu preciosa novia. —volvió a ordenarme Ramón mientras de fondo se escuchaban los gemidos de Andrea. —¿Ves? Ese es el olor de un macho de verdad y el de una hembra fecundable y tú como no eres lo primero, no te mereces lo segundo. Ahora mantén la puta boca cerrada y observa la follada que le vamos a pegar a tu amorcito jajajajajaja. —Acto seguido, se dio la vuelta y se incorporó: empezó a comerle la boca y mi novia no tardó ni un segundo en cogerle la polla a Ramón mientras cabalgaba la de Antonio. Yo estaba totalmente en shock, no podía creerme lo que estaba sucediendo y cómo ese hijo de puta me hablaba. Estaba angustiado, asqueado y dolido pero con la polla durísima.

—¿Qué coño haces que no te estás pajeando aún? —me soltó Antonio al rato. —Venga, queremos ver cómo te meneas la pollita viendo a tu Andreíta en acción jajajaja.

No lo hice esperar, me cogí la polla y empecé a pajearme. Andrea estaba irreconocible, me miraba entre gemidos y muecas con una sonrisa pícara como si fuese totalmente cómplice de ellos. Incluso, aumentó el ritmo de sus caderas mientras observaba cómo me pajeaba viendo su coño engullir ese enorme trozo de carne. Por lo visto eso le gustó a Antonio, ya que, de repente, agarró fuerte a mi novia por el cuello (causando en ella una sorpresa con cara de miedo) y con la otra mano le pegó una nalgada tan fuerte que retumbó en todo el salón. Acto seguido, la agarró con esa mano por la espalda baja mientras la tenía cogida por el cuello y EMPEZÓ A EMBESTIRLA con una fuerza y unas ganas descomunales. Andrea gritaba como loca soportando esas embestidas tan duras a las que no estaba acostumbrada.

—Diooos... nooo... noooo... dios... noooooooh...

Mi novia se corrió loca de placer, pero el cabrón de Antonio no paraba y seguía taladrándola con fuerza. En el salón se sentía un brutal olor a sexo. Nunca la había visto correrse tan rápido, mi Andrea estaba siendo follada por otro hombre delante de mí. No podía creer que de verdad estaba pasando lo que los corneadores me prometieron. Maldita sea, yo solo quería disfrutar del morbo virtual, no que sucediera. Todo esto era mi culpa y ahora era demasiado tarde, no podía hacer nada para impedirlo, ya la habían tomado y ahora mi novia era de ellos. Así que decidí dejar de lamentarme y aceptarlo. Esos cabrones no se irían de ahí hasta no saciar sus ganas y a mí no me quedaba otra que quedarme viéndolo y obedecerlos. Estaba sucediendo inevitablemente así que, ya que estoy en esa situación, pues al menos lo disfruto. Liberé de mi interior a esa parte lujuriosa de mí que disfrutaba de todo esto, que le gustaba ver a la mujer que amo a merced de esos abusones que me intimidaban y humillaban. La tuve encerrada todo ese tiempo porque rechazaba que algo así me gustara, pero es que no lo podía evitar, me gustaba ser cornudo. Acerqué las bragas de Andrea y empecé a olerlas mientras me pajeaba como un mono viendo todo. Antonio disfrutaba de mi novia como si no hubiera un mañana, se la follaba como si fuese la última mujer que tuviera, la embestía fuerte, la cogía del cuello, le daba nalgadas, le comía las tetas y la boca... era todo un espectáculo. Ella estaba cachondísima, gritaba como loca y flipaba con la energía de ese hombre que parecía no tener límite. Esperaba a cada bajada de ritmo para agarrarle la polla a Ramón y besarse con él. De repente, empecé a ver su polla con un rastro blanco y antes siquiera de darme cuenta escucho el largo y grave gemido de Antonio corriéndose dentro de mi novia.

«No puede ser, qué hijo de puta...», pensé. Ni siquiera se esforzó por evitarlo, como si de verdad quisiera preñarla. Pero lo peor de todo fue la nula reacción negativa por parte de Andrea. A mí me hizo ponerme condón mucho tiempo y jamás me permitió acabar dentro porque no quería ser madre antes de tiempo. Pero con ese cabrón, era irreconocible, como si le gustara. Tras correrse dentro de ella, bajó a mi novia y se quedaron ambos en el sofá tomando un suspiro, aún besándose. Entonces el muy cabrón me mira riéndose y sin decir una palabra, la abre de piernas y la adelanta hacia mí para que yo viera cómo le salía el semen de la vagina, incluso tocándola para que soltara más. Joder, parecía como si ese cabrón no hubiera follado en años, la había inundado de un semen muy blanco y espeso que salía a borbotones de su coño y bajaba hacia su ano. Mientras el corneador me lo mostraba, Andrea me miraba risueña, sin ningún atisbo de preocupación, hasta como con cierto orgullo. Antonio se levantó y se fue a la cocina a coger lo que teníamos en la nevera. Pero Andrea no pudo tener un descanso, Ramón estaba esperando ansioso su turno con la polla durísima. La agarró bruscamente y la puso a cuatro patas en el sofá con la cabeza hacia el respaldo del asiento, la espalda arqueada y las nalgas hacia arriba entregando su coño mientras él estaba de pie. Le empezó a hundir su enorme polla lentamente y mi novia gemía de nuevo excitada. Joder, primero me intimida, después me humilla y ahora se está follando a mi novia también, me jodía más que él se saliera con la suya, lo odiaba a muerte. Pero me tocaba ver lo inevitable y, la verdad, estaba siendo impresionante. Ramón empezó con embestidas fuertes e intensas, pero lentas mientras le tocaba la espalda y le palpaba las nalgas.

—No te imaginas las ganas que te tenía, zorrilla tatuada... —dijo mientras le soltaba una nalgada fuerte.

—¿Sí? Pues fóllame —respondió Andrea sacudiendo el culo y mirándolo de reojo con una sonrisa atrevida.

—¿Ah sí? ¿Delante del pringao de tu novio?

—Hmmmm sí delante del pringao de mi novio —respondió Andrea sensualmente dejándome totalmente boquiabierto.

Se ve que eso a Ramón lo puso muy cachondo porque, de repente, le cogió los brazos, se los puso en la espalda inmovilizándola y acto seguido la agarró del pelo quedando en él el todo peso de su torso. Me miró con unos ojos de loco y empezó a follarse a mi novia muy fuerte. Pero cuando digo muy fuerte era algo exagerado; la tenía agarrada firme del cabello, le pegaba unas nalgadas durísimas y la embestía de una manera que sacudía todo el sofá. Ella gritaba como poseída, sus ojos pasaban de muy abiertos a entrecerrados mientras apretaba las manos y mordía el sofá. Nunca se la habían follado tan fuerte y yo nunca había visto un sexo tan duro y salvaje, realmente pensaba que le estaba haciendo daño. De repente, Andrea hizo un pequeño silencio y acto seguido se rompió en un BRUTAL ORGASMO que duró un montón de segundos. Gritaba con todas sus fuerzas y las piernas le temblaban como si se estuviera electrocutando. Golpeaba en las caderas de Ramón para sacársela, pero éste, en vez de sacarla, la agarró de las caderas, se la metió al máximo y la mantuvo ahí hasta que mi novia terminó de correrse, lo que hizo que ella enloqueciera más aún. Dios santo, nunca la había visto tener un orgasmo tan fuerte y duradero que la hiciera temblar, ni sabía que algo así se podía. Joder, me sentía viendo una peli porno, solo que a la que se estaban follando era a mi novia. Ramón, sin embargo, no se detuvo y siguió dándole.

—¿Quieres que te llene de leche delante de tu novio? —le preguntaba el muy sinvergüenza mientras la giraba para que me mirara a la cara.

—Oh sí lléname por favor. —le respondía Andrea apretando la mandíbula y mirándome con una cara de puta total. No me estaba creyendo lo que veía, jamás la había visto en ese estado. Parecía otra, es que no la reconocía.

Ramón empezó a embestirla cada vez más y más fuerte. El ritmo era igual de brutal que antes cuando escucho a Ramón soltar un gemido fuerte, parecía un toro enloquecido y acto seguido, se corrió dentro de la vagina de mi novia. Ella sonreía mientras gritaba, la muy cabrona estaba disfrutando que se lo soltara dentro. ¿Dónde estaban todos los discursitos que me daba de lo peligroso que es hacerlo sin condón y que ella no quería un embarazo indeseado cuando yo le pedía no usarlo? Sin duda, esta no era la Andrea que yo conocía...

Ramón se quedó un rato entre besos con ella y luego se echó a un lado. Todo parecía haber acabado pero ni de coña. Antonio estaba de nuevo con la polla dura dirigiéndose hacia ella. Pero para sorpresa de todos, Andrea se levantó e intentó empujar al corneador para que sentara en el sofá. Él se sentó sorprendido y ella se puso en cuatro al lado suya en el sofá, le agarró la polla y empezó a masajeársela mientras lo besaba. Pero lo impactante no fue eso, sino que ella se puso en cuatro de espaldas a mí y muy cerca, tanto que su pie casi me tocaba la pierna y su culo estaba a menos de un metro de mí, en primer plano. Me quedé impactado viéndolo: Tenía las nalgas rojas de tantas cachetadas, su precioso coño estaba rojizo, destrozado y agujereado mientras el semen del corneador no paraba de salir a borbotones burbujeantes, una parte se le escurría por los muslos y otra caía en gotas gordas en el sofá. La tenía tan cerca que hasta sentía su olor. Encima el cabrón de Antonio al ver lo embobado que estaba viéndolo, estiró su mano por debajo de ella y empezó a meterle dos dedos en el coño y a frotarle el clítoris para que saliera toda la blanca y espesa lefa mientras me miraba riendo.

Cuando me di cuenta, vi algo de lo que no me hubiera esperado ni de coña. Mi novia le estaba comiendo la polla al corneador. O sea, no es raro pero sí raro en ella. Andrea no es fan del sexo oral, si a penas le gusta que se lo hagan, hacerlo le gusta menos. Muchas veces me manifestó que tocarla le gusta, pero chuparla le daba asco y como, la verdad que, yo tampoco disfruto tanto que me lo hagan, pues la comprendí y no se lo pedí nunca. Pero ahí estaba ella, chupándosela a un desconocido y encima por propia iniciativa. La saboreaba entera, la lamía e intentaba tragarla toda mientras gemía como una auténtica puta.

—¿Ves que a tu Andreíta sí le gusta chuparla? Solo hacía falta ponerle una buena polla delante y no tu gusanito jajajajaja—rio el cabrón de Antonio. Me preguntaba cómo sabía eso y entonces entendí por qué los corneadores me pidieron tantísima información por Whatsapp. —Apártate de aquí, puto cornudo. Solo molestas. —me ordenó mientras cogía a mi novia y la tumbaba donde yo estaba supongo porque era más espacioso.

—Jajajaja chaval coge una silla y siéntate en frente de ellos. Cerca pero sin molestar. No te puedes perder la follada que le estamos dando a la chica de la que estás tan enamorado jajajajaja. —se burlaba el maldito insoportable de Ramón.

Antonio la tumbó de lado y se colocó detrás de ella de modo que Andrea quedaba enfrente de mí. Se la metió y empezó a follarla muy dulcemente; con penetraciones lentas mientras la besaba y le tocaba las tetas. En esa posición, se veía perfectamente la polla del corneador salir y entrar de la vagina de mi novia. Joder ella estaba preciosa y sexy. Toda sudada, con las mejillas rojizas, los labios muy rojos e hinchados, los pezones duros y el pelo desordenado. Sentía unas enormes ganas de tocarla, me daba igual ya si otros se la estaban follando también, solo quería tocar a la mujer que amo. Pero no, no podía hacerlo. La tenía a un metro y no podía porque esos cabrones me harían daño. Tenía que soportar viéndolo todo sin poder hacer nada más que pajearme y oler sus bragas.

—¿Este tatuaje es por el inútil de tu novio o nos lo dedicas a nosotros? —le preguntó Antonio señalando el pequeño corazón flechado que mi novia se tatuó en la barriga por nuestro aniversario y con el que tanto amor me demostró.

—A vosotros, a vosotros... —repetía ella entre gemidos.

—¿Ves chaval? Te ilusionaste para nada jajajaja.

Yo ya no sabía cómo reaccionar, simplemente callaba y asentía la cabeza mientras seguía tocándome observando la escena. El corneador empezó a embestirla fuerte y, al rato, deslizó su mano entre sus piernas y empezó a frotarle el clítoris a mi novia. Ella se estaba volviendo loca recibiendo por el coño a la vez que le tocaba fuerte y rápido el clítoris. Le decía que parara e intentaba apartarle la mano, pero él no lo hacía. Le metía la polla más fuerte y su mano se movía más rápido. Finalmente Andrea no aguantó más y EXPLOTÓ EN UN TREMENDO ORGASMO. El cabrón no paraba y ella se retorcía y lo golpeaba mientras gritaba y los ojos los tenía totalmente perdidos. Joder, ¿qué manera de follar era esta? A penas se pudo quedar unos segundos tumbada recuperándose cuando Ramón se levantó, la cogió por los aires como si de una muñeca se tratase y la pegó a él cara a cara. Se acercó a mí con ella en brazos y le levantó las piernas acercando su coño a su polla.

—Chaval, ahora es tu momento de no ser un inútil. Cógeme la polla y métela en el chochito de tu novia. Si te portas bien igual te llevas un premio jajajajajaja. —rio el muy hijo de la gran puta de Ramón.

¿Cómo demonios iba a hacer eso? Nunca he visto ni tocado otra polla que no fuese la mía, me moría del asco solo de tenerla cerca como para encima tocarla. Eso era vomitivo, estos cabrones se pasaban.

—Venga cariño, que no es tan difícil. —se quejó Andrea mientras meneaba sus caderas buscando deseosa la polla del corneador.

«¡¿QUÉE?! ¿Cómo ella me está diciendo esto? No es posible. ¿Acaso me ha perdido el respeto? ¿Por qué actúa como ellos?», pensaba mientras me sentía muy traicionado.

—Jajajajaja ya has escuchado a tu novia, cornudo. Que no tenga que repetírtelo. —sentenciaba Ramón orgulloso por las palabras de ella.

No me quedó otra, tragué todo mi orgullo e hice lo que no pensé que haría nunca. Extendí mi mano y le cogí la polla al corneador. Era enorme, pesada, caliente, babosa y se notaba al tacto el relieve de sus venas. Joder, solo de recordarlo me dan arcadas. La introduje en la vagina de mi novia lo antes posible para poder soltarla. Tras felicitarme de forma burlona, empezó a follarla ahí mismo, de pie sujetándola en brazos y en frente de mí para que viera de cerca. A mí me faltaba tela para poder limpiarme la mano, la tenía húmeda y con lo que probablemente sería semen y flujos vaginales de Andrea. Me moría del asco. El muy hijo de puta de Ramón se la follaba durísimo a pesar de tenerla en peso. Se notaba lo mucho que estaban gozándolo ambos. Sobre todo él que se puso las piernas de ella sobre los hombros inclinándola más todavía, pero pudiendo así penetrarla con mucha más fuerza. Sonaba un tremendo “PLA PLA PLA” en mi cara con cada embestida. Le daba muy fuerte y con muchas ganas a pesar de que la sujetaba en fuerza. ¿Ese cabrón no se cansaba? ¿Cómo tenía tanta potencia? Los gritos de mi novia eran ensordecedores, lo cual indicaba otro FUERTE ORGASMO en camino. Se corrió como loca en los brazos del corneador.

Ramón se quedó con ella en el sofá morreándose cuando veo que Antonio se levanta y se coloca detrás de mí. Entonces coge la silla en la que estoy sentado y la levanta en peso junto conmigo colocándome unos metros más hacia el centro del sofá. Joder, me asusté como nunca. ¿Cómo podía ese tío levantarme si peso 75 kg? Pensaba que me iba a hacer algo, el corazón me latía a mil.

—Atento chaval. Te voy a enseñar cómo se folla de verdad a una mujer. Qué pena que lo haga justo con la que decías querer formar una familia jajajaja. —me dijo el muy cabrón.

Antonio se tumbó en el sofá, cogió a mi novia y la puso encima de él pero dándole la espalda a él y la cara a mí. Ella me miraba totalmente cachonda e irreconocible, estaba sudada y con el pelo desordenado. Él la volvió a penetrar y dejó que ella lo cabalgara un rato. Después, le levantó las piernas para que quedaran suspendidas en el aire y su espalda baja se pegara a su barriga mientras el peso recaía en las manos que mi novia tenía sobre su pecho y sin perder la penetración. Es algo difícil de explicar esa posición. Yo nunca las he hecho y mi novia tampoco las conocía. Por eso flipaba y gemía tanto mientras el cabrón la bombeaba fuerte y rápidamente. De repente, paró y dijo:

—Bueno Felipito, aquí tienes tu recompensa por ser un buen sumiso obediente. Te permitimos que le beses los lindos pies a tu novia mientras me la follo. Si le tocas algo más que los pies, acabarás lamiendo lefa. Avisado quedas.

Joder, no sabía cómo encajar eso. Por una parte me alegraba muchísimo poder tocar a mi novia, pero por otra me daba miedo lo segundo que dijo. Me levanté, le cogí el pie izquierdo a mi novia y empecé a besarlo. Aunque sus pies son muy bonitos, sexys y cuidados, no son mi parte favorita de su cuerpo pero en esas circunstancias, que estaba tan cachondísimo era lo único que tenía de ella y me gustaba mucho. Se lo besaba desde la suela hasta el tobillo y me pajeaba sintiéndolo. Por lo visto, a Andrea le estaba dando mucho morbo eso porque me miraba con cara de viciosa y ella misma me metía los dedos en la boca y se mordía los labios viéndolo mientras el corneador no paraba de follarla. De repente, le levantó más aún las piernas a mi novia y le pasó los brazos por detrás de la nuca en la posición que ahora sé que se llama “full nelson”. Después de ponerla así, empezó a bombearla muy duro y rápido tomando todo esto por sorpresa a Andrea haciéndola gritar como nunca. Yo no me explicaba cómo tenía fuerza para soportarla en brazos y cómo la tenía tan larga como para que no se le saliera en esa posición. Ese ritmo tan fuerte casi hace que toque a mi novia en otro lugar sin querer, pero no pasó, fui muy cauteloso mientras seguía con sus pies. Se los besaba, lamía y chupaba aprovechando al máximo lo poco que tenía de ella, parecía un puto fetichista. Yo no aguanté más y me acabé corriendo de placer. Realmente ya me había corrido varias veces estando sentado, pero esta era la primera en la que me daba cuenta de ello. Es que ese día experimenté lo que nunca en mi vida: estaba tan atónito y petrificado viendo cómo los corneadores se follaban a mi novia que me había corrido varias veces y ni siquiera me di cuenta, solo veía después las manchas en mi pantalón. Seguía teniendo la polla dura y me pajeaba todo el rato, no estaba atento a mí mismo. Ese último sí lo sentí muy fuerte quizá porque tocaba a mi novia o quizá porque, por primera vez, participaba. No lo sé, pero ojalá no lo hubiera hecho porque eso no les gustó nada a los corneadores y se escandalizaron. Antonio no se detuvo, pero Ramón vino hacia mí muy enfadado, me cogió fuerte del cuello con su enorme mano y me sentó de nuevo en la silla.

—¡¿Pero tú quién coño te crees que eres para soltar tan cerca de nosotros tu inútil y vacío semen, niñato engreído?! —me gritaba Ramón mientras me tenía agarrado del cuello. Yo estaba totalmente aterrorizado, no había sentido nunca tanto miedo. Pedía perdón constantemente esperando a que me soltara, que aunque no me estaba ahogando, sí me daba mucho miedo. Dios mío, aquello ya se había pasado de madres, esto ya era violencia. Ahora sí mi novia no podía tolerar tal acto y esto debía acab...

—OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOH... —se corrió como nunca Andrea mientras miraba con unos ojos llenos de lascivia cómo el otro corneador me avasallaba. A lo que, entre risas, Ramón me soltó ordenándome que no vuelva a levantarme de esa silla.

Joder, yo estaba en una mezcla de sensaciones super rara. Por una parte estaba aterrorizado, tenía miedo de volver a enfadar a esos dos malditos matones. Por otra parte, estaba con el orgullo por los suelos. Se estaban follando a la mujer que amo, a mi amor y encima ella se corría viendo cómo me trataban mal. Joder, pero por otra parte estaba con la polla durísima como una piedra.

Antonio le seguía dando fuerte a pesar del que ahora sé que fue el SEXTO ORGASMO de Andrea, aunque en el momento simplemente perdimos la cuenta. Joder, yo sabía que mi novia era multiorgásmica, pero no sabía que tanto. El sexo conmigo nunca había sido malo, yo siempre intentaba que tuviera un orgasmo también y la gran mayoría de veces era así. Incluso varias veces llegó a tener dos y mi fantasía era sacarle 3 orgasmos en una noche, ya que nunca vivió eso. Pero esto era descomunal, los corneadores ya la habían hecho correrse 6 veces y encima muy fuerte al punto de dejarla temblando. Antonio, por lo visto, tenía intenciones de volver a correrse en esa posición de la que tanto alardeaba, ya que no paró y siguió igual de potente, pero Andrea ya estaba destrozada, se veía que no podía más. Respiraba como después de un maratón y estaba rojísima. Les dijo a los corneadores que no podía más, que le escocía y le dolía el coño, que ella ya no aguantaba más. Ambos se rieron y Antonio la bajó dejándola en el sofá, pero sin darle ningún descanso, ya que la puso a chupar. A pesar de su cansancio, se la chupaba con muchas ansias. Se la pajeaba mientras le comía los huevos y le daba besos alrededor y se la lamía. Luego se la metía en la boca y la mamaba enérgicamente, el cabrón estaba con una brutal cara de gusto gozándolo. Esta vez sí pude verlo bien y, joder, le estaba haciendo una mamada muy intensa, como si quisiera que el corneador se corriera en su boca. Al menos sabíamos que con esto, ya se había acabado toda esta locura.

Pero para desgracia de nosotros, Ramón se puso detrás de ella, le soltó un escupitajo de saliva que bañó todo su sexo y comenzó a frotarle el clítoris rápidamente mientras ponía especial énfasis en su ano. Y no sería nada raro si no fuera porque al rato intentó introducirle un poco uno de sus gruesos dedos en el culo. Andrea se alarmó mientras soltaba sus gemidos ahogados en el trozaco de carne del otro corneador. Ella nunca había tenido nada anal porque le dolía y aparte decía que eso para ella no es sexo y no lo disfruta. Yo, por mi parte, tampoco. Siempre se me hizo un poco asqueroso ese tema y no le tuve mucho interés. Lo máximo que llegaba a hacerle era tocarle el ano por encima mientras teníamos sexo, pero nada de meterlo. Y todo esto, los corneadores lo sabían perfectamente por las tantas preguntas que me hacían por el grupo mientras veían sus fotos-

—Chaval hoy tienes mucha suerte. Guárdate esa vergüenza de polla y ven aquí que tienes trabajo que hacer. —me ordenó Ramón y yo lo obedecí acercándome a ellos. —Cómele el ojete a tu novia y métele la lengua lo más profundo. Si lo haces bien, tal vez te perdonemos por el atrevimiento de antes jajaja.

Andrea, (que seguía comíendole la polla al otro corneador) al escuchar eso, cerró las nalgas, pero una fuerte cachetada de Ramón sobre ellas hizo que las volviera a abrir incluso se levantó poniéndose en cuatro dejando su ano a mi disposición. Joder, yo estaba de lo más raro. Por una parte me sentía afortunado y muy excitado por poder acercarme a las partes íntimas de mi novia. Aunque por otra, veía lo tremendamente usada que estaba. Las nalgas rojas, el chocho reventado, sudor y restos blancos de lefa por todas partes. Conforme me acercaba notaba el fuerte olor de toda esa combinación de fluidos. Pero me quité cualquier asco de la mente y me dejé llevar. Empecé a lamerle el ano por encima a mi novia. Ella reaccionó con un gemido ahogado sin descuidar la polla de Antonio. Obedecí a los corneadores y le metí la lengua en el ano todo lo que alcanzaba. Nunca había hecho algo así y la verdad que el sabor, aunque extraño y rugoso, era agradable. La sacaba y metía lo más que podía, con la esperanza de que le gustara y mi novia gozara algo conmigo también. Aunque realmente todos sus gemidos venían de cómo Ramón le golpeaba el clítoris. Finalmente, me dijo que era suficiente y me ordenó que me sentara de vuelta. Entonces, empezó a meterle un dedo en el ano a mi novia. Poco a poco, hasta que lo introdujo entero y una vez ahí, empezó meterlo y sacarlo frenéticamente. A ella nunca le habían hecho eso y hacía muecas de dolor, pero a la vez gemía de placer. El cabrón aumentó la apuesta y le empezó a meter dos dedos. Andrea, visiblemente dolida, le intentaba parar la mano, pero él seguía y seguía penetrándola fortísimo. De repente, Ramón se levantó puso su polla a la altura de las nalgas de ella.

—Ufff niña, te voy a desvirgar el culo delante de tu novio. —dijo Ramón muy cachondo.

—No por favor. Me duele mucho por ahí. —le insistió Andrea girándose hacia él. Acto seguido, Antonio la agarró del pelo y le soltó una palmada en la cara. No muy fuerte, pero sí lo suficiente para que ella se quedara de piedra al sentirla. La verdad no sé cómo le sentó porque aunque parecía asustada, se mordía el labio y lo miraba cachonda.

—Sigue chupando, zorrilla. Tú no decides. —dijo Antonio mientras la ponía a que siguiera mamándosela.

Yo estaba sorprendido por esa demostración de fuerza, estaban tratando mal a mi novia y yo no podía hacer nada. Andrea no dijo nada más y siguió con la mamada. Ramón acercó su enorme trozo de carne y le dio varios golpecitos con él por la vulva y el clítoris. Acto seguido, punteó su polla en la entrada del ano y empezó a empujar lentamente. Joder, parecía imposible, pero la punta le estaba entrando y se estaba colando casi hasta la mitad. Mi novia chillaba por el dolor y golpeaba con todas sus fuerzas al corneador en las caderas, pero éste hacía caso omiso y el otro no la dejaba que separara la boca de su polla. Pero ella se separó y miró a Antonio rogándole que parara, pero éste solo sonrió y la puso a que siguiera chupando. Joder, la polla de Ramón estaba más de la mitad metida y empezó a bombearla con unas ganas tremendas. Andrea gritaba como loca, con muecas de dolor, pero gemidos de placer y Ramón gemía también. Yo me pajeaba a tope viendo lo que solo en vídeos porno había visto. Joder, se la estaban follando por el culo y encima a ella parecía gustarle, esto era de no creer. El corneador se vino arriba y la agarró del cabello separándola de la polla del otro y aumentó brutalmente las embestidas. Parecía un puto animal descontrolado y ella gritaba a pleno pulmón, con los ojos entreabiertos y la saliva cayéndole por la boca.

—AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH... —el orgasmo fue BRUTAL. Andrea estaba totalmente perdida, todo el cuerpo le temblaba involuntariamente, a penas podía soltar algún sonido más. Quedó tumbada bocabajo en el sofá, totalmente inmóvil y respirando muy fuerte.

—Ufff, casi me corro también. —soltó Ramón mientras se tocaba la polla. —Pruébalo, ya verás qué apretado lo tiene. Vamos a follarla entre los dos delante del niñato jajaja.

Ramón cogió a mi novia en brazos cara a cara con él igual que la otra vez y volvió a ponerse en lateral en frente de mí. Andrea, que aún no había recobrado bien el aliento, le decía al corneador en un tono tierno y sensual que no puede más, que le duele todo mientras le daba besos, pero éste hizo caso omiso. Antonio se acercó por detrás de ella.

—¿A qué esperas, inútil?

No hizo falta que dieran más detalles para saber qué querían. Me guardé la mía y con todo el asco de mundo, le cogí la polla a Ramón, se la introduje en la vagina a mi novia y él empezó a penetrar su agotado coño. Luego tuve que cogerle la polla a Antonio y pff, otra vez me dan arcadas de recordar ese tacto. Se la acerqué al ano de ella y él empujó. Andrea estaba flipando en colores sintiendo dos enormes pollas dentro de ella. Uno la follaba por el coño y otro por el culo. Yo veía la brutal escena y no me lo creía, sus pollas entraban y salían a ritmo disparejo y eran tan grandes que casi parecía que se juntaban.

—Uff muy bien chaval, buen trabajo. Puedes besarle los pies a tu chica mientras la follamos. —dijo Ramón entre risa y gemidos.

Yo obedecí y comencé a disfrutar de los pies de mi novia, se los besaba, chupaba y lamía. Ambos empezaron a follarla fuerte. Uno la bombeaba por el ano a un ritmo rápido y enérgico mientras él también gemía mucho. El otro la embestía fuerte e intenso por la vagina. Andrea se agarraba con cada brazo al cuello de ambos mientras gritaba, sonreía y buscaba besarse con cada uno. Ambos aumentaron el ritmo y empezaron a follársela al máximo que podían. Los tres gemían, pero ella gritaba como una poseída total. Antonio fue el primero en caer, no resistió más y se corrió brutalmente llenándole el ano de semen. Aunque gemía como un gorila, no se detuvo y siguió bombeándola. Su polla estaba blanca y gotas enormes de lefa caían al suelo. La siguiente fue mi novia, gritaba a tope y, de repente, hizo un pequeño silencio ahogado. Acto seguido EXPLOTÓ EN UN OCTAVO Y BRUTAL ORGASMO que retumbó en todo el salón. Con la cabeza sobre el pecho del corneador, todo su cuerpo vibraba y las piernas le temblaban tanto que se me escapó su pie de las manos. Ambos no paraban de follarla mientras gemían como monos y se ve que a Ramón lo puso más cachondo su orgasmo porque él también acabó corriéndose dentro de ella y gozándolo a tope. Al sacar sus pollas chorreando, miré el suelo y joder, había un puto charco de leche.

Los tres se quedaron en el sofá para recobrar el aliento y Andrea no dejaba de estar abrazada a Antonio, como si él fuese su novio en vez de serlo yo. Finalmente, los corneadores se levantaron y comenzaron a vestirse mientras mi novia se quedó totalmente dormida en el sofá. Se vistieron y ambos se acercaron a mí.

—Qué buena novia tienes, chaval. Toda tuya, disfrútala jajajaja. —Me dijo Antonio mientras me daba palmadas en la espalda.

—Nunca olvidaréis este día jajaja. —rio Ramón. —Y esto nos lo llevamos de recuerdo. —dijo mientras recogía la camiseta, los leggings de mi novia y me quitaba a mí las bragas de las manos.

—Los calzoncillos se quedan aquí para que sepáis qué machos mandan en esta casa jajajaja. —añadió Antonio. Yo no dije nada y ambos se fueron.

De repente, todo el salón quedó en silencio y vacío. Todo era surrealista. Yo sentado en la silla con los calzoncillos de los corneadores en las manos. Viendo el sofá que estaba hecho una porquería, lleno de semen, sudor y mojado por todas partes. Sobre él dormía Andrea. La misma Andrea que conocí en clase y me cautivó a la primera con su sonrisa. Empecé a recordar nuestra primera cita, la primera vez la besé, nuestros momentos felices. Y de repente la veía ahí, dormida profundamente en posición fetal, después de que esos hijos de puta se la follaran por todas partes y la hicieran correrse ocho veces. Una parte de mí quería llorar, pero otra parte aún seguía muy caliente. Tenía unas ganas enormes de tocarla ahora que podía. Me acerqué y me senté detrás de ella. Veía cómo le chorreaban lentamente ríos de semen tanto del chocho, que estaba rojísimo e hinchado, como del ano que lo tenía rojo y agujereado. Al notar que me senté, Andrea se lanza de repente a abrazarme aunque medio dormida y con los ojos cerrados diciéndome lo mucho que me ama y que soy lo mejor que le ha pasado en la vida. Quería besarme y yo besarla, pero, joder, le apestaba la boca a polla. Se quedó dormida en mis brazos así que la tumbé y me hice una paja sobre ella. Viéndola y recordando todo lo sucedido, los orgasmos, las posiciones, sus pollas entrando y saliendo hipnóticamente... Pfffff me acabé corriendo a tope soltándoselo todo encima aunque ella ni cuenta se dio.

La dejé ahí y me fui al dormitorio. Esa noche no pude pegar ojo.

¿QUÉ OS HA PARECIDO MI EXPERIENCIA? ¿QUÉ SITUACIÓN O PARTES OS HAN RESULTADO MÁS MORBOSAS? Me lo podéis decir aquí en los comentarios o por privado, respondo al momento. Me vendrían bien vuestras opiniones ya que dudé mucho de si empezar a contar o no mi experiencia.
Pues sinceramente espero que no sea real, porque acabas de contarnos una violación
 
PARTE 2
No podía creer lo que estaba viendo. Esto era imposible que ocurriera. Andrea, se retorcía de placer moviendo enérgicamente las caderas, con la boca abierta y la mirada perdida gozando de su primer orgasmo oral., corriéndose en la boca de Antonio. La envidia, los celos y la impotencia latían en mi interior como nunca. Ahora mi novia ya no me recordará a mí como el primero que se lo hizo. Maldito cabrón. Sentía que me habían arrebatado algo muy especial para mí. Aunque no hubo mucho tiempo de lamentarse, ya que los corneadores se pusieron de pie y se bajaron los pantalones y los bóxers. «¡Su puta madre! Qué pedazo de pollas tienen», pensé para mí mismo aterrorizado. Eran enormes, largas y gruesas, llenas de venas y babeaban por mi novia. Joder qué envidia, ojalá tenerla así. Al girarme, vi en Andrea una mirada de lujuria observándoles las pollas que no le había visto en mi vida; de rodillas en el sofá, con la mirada perdida, mordiéndose el labio y con una mano sobre sus pechos y otra entre sus piernas. Joder, qué sexy estaba así pero... pero no por mí. Vi que Antonio volvió a mirarme y «Oh mierda, otra vez no», pensé. Pero en vez de lanzarme algo, vino hacia mí con una sonrisa burlona.

—Toma chaval, sé útil y sujétanos los calzoncillos mientras nos follamos a tu novia —me dijo mientras me entregaba su apestosa y sudada prenda. Ramón hizo lo mismo, pero ofreciéndomelos muy cerca de él para que su enorme y asquerosa polla me estuviera apuntando de cerca mientras los tomaba.

En fin, que acabé con los repugnantes calzoncillos de los corneadores en una mano y las bragas mojadas de mi novia en la otra. Sin poder hacer otra cosa que verlo todo sin poder decir nada. Antonio se sentó en el sofá, agarró a mi novia y la puso sobre él, estando ambos cara a cara. Y ahí empezaron a liarse como locos: Andrea estaba totalmente descontrolada, lo besaba y le tocaba el pecho y los brazos mientras se restregaba el coño como loca sobre la polla del corneador y gemía deseosa. Él la besaba y le comía las tetas mientras le palpaba las nalgas y le recorría todo el cuerpo con las manos. Joder ver esa escena se me hacía supersensual, pero, a la vez, me dolía en el alma verla así con otro hombre y más con ese hijo de puta. Ya no se resistía ni le afectaba cómo ellos me hablaban de mal. Estaba excitada y totalmente entregada a los deseos de dos tíos que acababa de conocer y encima en frente de su novio. Antonio me miró y me sonrió con cara de superioridad, casi malvada, como disfrutando de mi impotente reacción. De repente, cambió su expresión a una actitud de agresiva.

—¿Y tú qué haces con los pantalones aún puestos? Sácate tu pollita levantada para que la veamos jajaja. —ordenó con firmeza.

Yo no sabía qué hacer. Intentaba desinflar mi erección por todos los medios, no quería que mi novia viera que me estaba gustando verla desnuda sobre otro hombre, era algo patético. Pero no logré bajarla del máximo y no me quedó otra que sacármela así.

—Jajajajaja pero qué pequeña y adorable. —soltó Antonio entre risas.

—¿Y de esto te enorgullecías, niña? Jajajajaja. —rio Ramón.

Andrea, sorprendida y con cara de interés me miraba la polla y luego a los ojos, después miraba la polla de Ramón y volvía a mirar la mía. Todo eso sin parar de restregarse con la polla del otro corneador que ya la tenía empapada. Joder, no podía sentirme más avergonzado y humillado. Sentía mi pene pequeño e inservible a pesar de que estaba al máximo. Un momento, ¿cómo es que esos sentimientos no me la bajaban? Mierda, no me digas que también me estaba gustando sentirme humillado... «¡¿Pero qué cojones me está pasando?!»

Antonio se agarró el pollón y lo puso punteando la entrada de la vagina de mi novia. —Hmm déjeme a mí, es demasiado grande —le dijo ella en un tono muy sensual mientras lo besaba. «No puede hacerlo, no le va a caber, esa polla es demasiado para Andrea. Si ya con la mía decía que era grande, esta la va a matar», pensaba en mis adentros observando con detalle la impactante escena, con la última esperanza de que no se pudiera hacer. Pero Andrea le agarró la polla y se la empezó a introducir en la vagina lentamente. Con la respiración fuerte, gemidos y muecas de dolor, pero no se detuvo. Antonio lo estaba disfrutando también mientras no paraba de repetirle a su compañero lo apretado que lo tenía. «Joder, se la está metiendo de verdad. No puedo creerlo, se va a follar a mi novia enfrente mía y no puedo hacer nada para evitarlo.», me lamentaba para mis adentros. Un momento, ¿y el condón? No, no podían ser tan sinvergüenzas de hacérselo a pelo. Andrea no toma pastillas ni métodos anticonceptivos, el riesgo es muy grande. Además, ella es muy cautelosa con estas cosas, a mí me hizo ponerme condón hasta el segundo año de relación, ¿por qué a ese cabrón no le decía nada? Lejos de eso, ella ya había bajado hasta la mitad de ese pollón y, al subir, me saltó a la vista el rastro de líquido vaginal que quedaba de la mitad hacia arriba en la polla del corneador. Joder, qué morboso me pareció ese detalle a pesar de que me dolía en el alma tal escena. Pero debía ayudar a mi novia, no podía permitir que se la follaran a pelo. No hice nada cuando debí hacerlo pero al menos ahora tenía que tener los huevos para eso así que me armé de valor.

—Te... tenemos preservativos en el dormitorio. —dije sin poder evitar el balbuceo. Ambos corneadores me miraron sorprendidos por mi atrevimiento.

—El preservativo es para pringaos como tú. Nosotros disfrutaremos de tu novia sin condón y si pasa algo, es tu responsabilidad por cornudo. —me respondió con agresividad Antonio. —Esta es la última vez que nos molestas. Que no te vuelva a escuchar abrir la boca. —sentenció autoritariamente.

Dios mío, me quedé petrificado con esa respuesta. Me sentía tan pequeño, inseguro, asustado e incapaz que no me atreví a decir nada más. Nunca en mi vida me había sentido tan rebajado y humillado. Esos dos hacían lo que querían con ella y encima me trataban de cornudo. Eso me recordó a los vídeos porno de cuckold. Ahora yo era ese patético marido que tanta vergüenza ajena me daba porque veía a su mujer follando con otro. ¿Cómo habíamos llegado a esto? Lo que sí esperaba era una reacción fuerte por parte de Andrea, ella nunca permitiría que me hablen así. Para mi desgracia, ella ni le dio importancia, casi como si le gustara escuchar eso. Por lo visto, estaba muy ocupada metiéndose la polla del hombre que me estaba hablando mal. Cuando pensé que iba a decir algo, solo fue un sensual —Uhhhm me toca fondo...— entre gemidos mientras se dejaba caer en el pecho del corneador. Antonio la agarró del culo con las dos manos y, mirándome con rabia, le dio el último empujón para acabar de metérsela entera. Mi novia pegó un —¡Diooos!— al aire. A partir de ahí, dejó que ella tuviera el control. Andrea estaba cachondísima, lo cabalgaba lentamente mientras lo besaba y lo tocaba con ganas por todas partes. Gemía entre “ah”, “uf”, “dios”, “qué grande es”. El corneador la morreaba y besaba por donde alcanzaba. Yo estaba atónito contemplando esa inimaginable locura. Por si fuera poco, Ramón la tomó conmigo por lo de antes.

—Jajaja chaval, solo los machos follamos a pelo y tú no lo eres. Para que veas cómo huele un verdadero macho, huele nuestros calzoncillos. Sí venga, llévatelos a la nariz y olfatéalos como un perrito. Que no tenga que repetírtelo. —me ordenó el sinvergüenza.

Yo me quedé de piedra. ¿Cómo iba a aceptar algo así? La mirada de ese hijo de puta de Ramón me pesaba y me di cuenta de que era en vano resistirme, cada vez que lo intentábamos, acababa peor. Decidí aceptarlo y acatar su orden y, por nuestro bien, procurar no volver a enfadarlos. Sus calzones olían mal, a sudor y encima toqué sin querer una mancha de lubricación seca, qué asco me daba.

—Ahora huele las braguitas de tu preciosa novia. —volvió a ordenarme Ramón mientras de fondo se escuchaban los gemidos de Andrea. —¿Ves? Ese es el olor de un macho de verdad y el de una hembra fecundable y tú como no eres lo primero, no te mereces lo segundo. Ahora mantén la puta boca cerrada y observa la follada que le vamos a pegar a tu amorcito jajajajajaja. —Acto seguido, se dio la vuelta y se incorporó: empezó a comerle la boca y mi novia no tardó ni un segundo en cogerle la polla a Ramón mientras cabalgaba la de Antonio. Yo estaba totalmente en shock, no podía creerme lo que estaba sucediendo y cómo ese hijo de puta me hablaba. Estaba angustiado, asqueado y dolido pero con la polla durísima.

—¿Qué coño haces que no te estás pajeando aún? —me soltó Antonio al rato. —Venga, queremos ver cómo te meneas la pollita viendo a tu Andreíta en acción jajajaja.

No lo hice esperar, me cogí la polla y empecé a pajearme. Andrea estaba irreconocible, me miraba entre gemidos y muecas con una sonrisa pícara como si fuese totalmente cómplice de ellos. Incluso, aumentó el ritmo de sus caderas mientras observaba cómo me pajeaba viendo su coño engullir ese enorme trozo de carne. Por lo visto eso le gustó a Antonio, ya que, de repente, agarró fuerte a mi novia por el cuello (causando en ella una sorpresa con cara de miedo) y con la otra mano le pegó una nalgada tan fuerte que retumbó en todo el salón. Acto seguido, la agarró con esa mano por la espalda baja mientras la tenía cogida por el cuello y EMPEZÓ A EMBESTIRLA con una fuerza y unas ganas descomunales. Andrea gritaba como loca soportando esas embestidas tan duras a las que no estaba acostumbrada.

—Diooos... nooo... noooo... dios... noooooooh...

Mi novia se corrió loca de placer, pero el cabrón de Antonio no paraba y seguía taladrándola con fuerza. En el salón se sentía un brutal olor a sexo. Nunca la había visto correrse tan rápido, mi Andrea estaba siendo follada por otro hombre delante de mí. No podía creer que de verdad estaba pasando lo que los corneadores me prometieron. Maldita sea, yo solo quería disfrutar del morbo virtual, no que sucediera. Todo esto era mi culpa y ahora era demasiado tarde, no podía hacer nada para impedirlo, ya la habían tomado y ahora mi novia era de ellos. Así que decidí dejar de lamentarme y aceptarlo. Esos cabrones no se irían de ahí hasta no saciar sus ganas y a mí no me quedaba otra que quedarme viéndolo y obedecerlos. Estaba sucediendo inevitablemente así que, ya que estoy en esa situación, pues al menos lo disfruto. Liberé de mi interior a esa parte lujuriosa de mí que disfrutaba de todo esto, que le gustaba ver a la mujer que amo a merced de esos abusones que me intimidaban y humillaban. La tuve encerrada todo ese tiempo porque rechazaba que algo así me gustara, pero es que no lo podía evitar, me gustaba ser cornudo. Acerqué las bragas de Andrea y empecé a olerlas mientras me pajeaba como un mono viendo todo. Antonio disfrutaba de mi novia como si no hubiera un mañana, se la follaba como si fuese la última mujer que tuviera, la embestía fuerte, la cogía del cuello, le daba nalgadas, le comía las tetas y la boca... era todo un espectáculo. Ella estaba cachondísima, gritaba como loca y flipaba con la energía de ese hombre que parecía no tener límite. Esperaba a cada bajada de ritmo para agarrarle la polla a Ramón y besarse con él. De repente, empecé a ver su polla con un rastro blanco y antes siquiera de darme cuenta escucho el largo y grave gemido de Antonio corriéndose dentro de mi novia.

«No puede ser, qué hijo de puta...», pensé. Ni siquiera se esforzó por evitarlo, como si de verdad quisiera preñarla. Pero lo peor de todo fue la nula reacción negativa por parte de Andrea. A mí me hizo ponerme condón mucho tiempo y jamás me permitió acabar dentro porque no quería ser madre antes de tiempo. Pero con ese cabrón, era irreconocible, como si le gustara. Tras correrse dentro de ella, bajó a mi novia y se quedaron ambos en el sofá tomando un suspiro, aún besándose. Entonces el muy cabrón me mira riéndose y sin decir una palabra, la abre de piernas y la adelanta hacia mí para que yo viera cómo le salía el semen de la vagina, incluso tocándola para que soltara más. Joder, parecía como si ese cabrón no hubiera follado en años, la había inundado de un semen muy blanco y espeso que salía a borbotones de su coño y bajaba hacia su ano. Mientras el corneador me lo mostraba, Andrea me miraba risueña, sin ningún atisbo de preocupación, hasta como con cierto orgullo. Antonio se levantó y se fue a la cocina a coger lo que teníamos en la nevera. Pero Andrea no pudo tener un descanso, Ramón estaba esperando ansioso su turno con la polla durísima. La agarró bruscamente y la puso a cuatro patas en el sofá con la cabeza hacia el respaldo del asiento, la espalda arqueada y las nalgas hacia arriba entregando su coño mientras él estaba de pie. Le empezó a hundir su enorme polla lentamente y mi novia gemía de nuevo excitada. Joder, primero me intimida, después me humilla y ahora se está follando a mi novia también, me jodía más que él se saliera con la suya, lo odiaba a muerte. Pero me tocaba ver lo inevitable y, la verdad, estaba siendo impresionante. Ramón empezó con embestidas fuertes e intensas, pero lentas mientras le tocaba la espalda y le palpaba las nalgas.

—No te imaginas las ganas que te tenía, zorrilla tatuada... —dijo mientras le soltaba una nalgada fuerte.

—¿Sí? Pues fóllame —respondió Andrea sacudiendo el culo y mirándolo de reojo con una sonrisa atrevida.

—¿Ah sí? ¿Delante del pringao de tu novio?

—Hmmmm sí delante del pringao de mi novio —respondió Andrea sensualmente dejándome totalmente boquiabierto.

Se ve que eso a Ramón lo puso muy cachondo porque, de repente, le cogió los brazos, se los puso en la espalda inmovilizándola y acto seguido la agarró del pelo quedando en él el todo peso de su torso. Me miró con unos ojos de loco y empezó a follarse a mi novia muy fuerte. Pero cuando digo muy fuerte era algo exagerado; la tenía agarrada firme del cabello, le pegaba unas nalgadas durísimas y la embestía de una manera que sacudía todo el sofá. Ella gritaba como poseída, sus ojos pasaban de muy abiertos a entrecerrados mientras apretaba las manos y mordía el sofá. Nunca se la habían follado tan fuerte y yo nunca había visto un sexo tan duro y salvaje, realmente pensaba que le estaba haciendo daño. De repente, Andrea hizo un pequeño silencio y acto seguido se rompió en un BRUTAL ORGASMO que duró un montón de segundos. Gritaba con todas sus fuerzas y las piernas le temblaban como si se estuviera electrocutando. Golpeaba en las caderas de Ramón para sacársela, pero éste, en vez de sacarla, la agarró de las caderas, se la metió al máximo y la mantuvo ahí hasta que mi novia terminó de correrse, lo que hizo que ella enloqueciera más aún. Dios santo, nunca la había visto tener un orgasmo tan fuerte y duradero que la hiciera temblar, ni sabía que algo así se podía. Joder, me sentía viendo una peli porno, solo que a la que se estaban follando era a mi novia. Ramón, sin embargo, no se detuvo y siguió dándole.

—¿Quieres que te llene de leche delante de tu novio? —le preguntaba el muy sinvergüenza mientras la giraba para que me mirara a la cara.

—Oh sí lléname por favor. —le respondía Andrea apretando la mandíbula y mirándome con una cara de puta total. No me estaba creyendo lo que veía, jamás la había visto en ese estado. Parecía otra, es que no la reconocía.

Ramón empezó a embestirla cada vez más y más fuerte. El ritmo era igual de brutal que antes cuando escucho a Ramón soltar un gemido fuerte, parecía un toro enloquecido y acto seguido, se corrió dentro de la vagina de mi novia. Ella sonreía mientras gritaba, la muy cabrona estaba disfrutando que se lo soltara dentro. ¿Dónde estaban todos los discursitos que me daba de lo peligroso que es hacerlo sin condón y que ella no quería un embarazo indeseado cuando yo le pedía no usarlo? Sin duda, esta no era la Andrea que yo conocía...

Ramón se quedó un rato entre besos con ella y luego se echó a un lado. Todo parecía haber acabado pero ni de coña. Antonio estaba de nuevo con la polla dura dirigiéndose hacia ella. Pero para sorpresa de todos, Andrea se levantó e intentó empujar al corneador para que sentara en el sofá. Él se sentó sorprendido y ella se puso en cuatro al lado suya en el sofá, le agarró la polla y empezó a masajeársela mientras lo besaba. Pero lo impactante no fue eso, sino que ella se puso en cuatro de espaldas a mí y muy cerca, tanto que su pie casi me tocaba la pierna y su culo estaba a menos de un metro de mí, en primer plano. Me quedé impactado viéndolo: Tenía las nalgas rojas de tantas cachetadas, su precioso coño estaba rojizo, destrozado y agujereado mientras el semen del corneador no paraba de salir a borbotones burbujeantes, una parte se le escurría por los muslos y otra caía en gotas gordas en el sofá. La tenía tan cerca que hasta sentía su olor. Encima el cabrón de Antonio al ver lo embobado que estaba viéndolo, estiró su mano por debajo de ella y empezó a meterle dos dedos en el coño y a frotarle el clítoris para que saliera toda la blanca y espesa lefa mientras me miraba riendo.

Cuando me di cuenta, vi algo de lo que no me hubiera esperado ni de coña. Mi novia le estaba comiendo la polla al corneador. O sea, no es raro pero sí raro en ella. Andrea no es fan del sexo oral, si a penas le gusta que se lo hagan, hacerlo le gusta menos. Muchas veces me manifestó que tocarla le gusta, pero chuparla le daba asco y como, la verdad que, yo tampoco disfruto tanto que me lo hagan, pues la comprendí y no se lo pedí nunca. Pero ahí estaba ella, chupándosela a un desconocido y encima por propia iniciativa. La saboreaba entera, la lamía e intentaba tragarla toda mientras gemía como una auténtica puta.

—¿Ves que a tu Andreíta sí le gusta chuparla? Solo hacía falta ponerle una buena polla delante y no tu gusanito jajajajaja—rio el cabrón de Antonio. Me preguntaba cómo sabía eso y entonces entendí por qué los corneadores me pidieron tantísima información por Whatsapp. —Apártate de aquí, puto cornudo. Solo molestas. —me ordenó mientras cogía a mi novia y la tumbaba donde yo estaba supongo porque era más espacioso.

—Jajajaja chaval coge una silla y siéntate en frente de ellos. Cerca pero sin molestar. No te puedes perder la follada que le estamos dando a la chica de la que estás tan enamorado jajajajaja. —se burlaba el maldito insoportable de Ramón.

Antonio la tumbó de lado y se colocó detrás de ella de modo que Andrea quedaba enfrente de mí. Se la metió y empezó a follarla muy dulcemente; con penetraciones lentas mientras la besaba y le tocaba las tetas. En esa posición, se veía perfectamente la polla del corneador salir y entrar de la vagina de mi novia. Joder ella estaba preciosa y sexy. Toda sudada, con las mejillas rojizas, los labios muy rojos e hinchados, los pezones duros y el pelo desordenado. Sentía unas enormes ganas de tocarla, me daba igual ya si otros se la estaban follando también, solo quería tocar a la mujer que amo. Pero no, no podía hacerlo. La tenía a un metro y no podía porque esos cabrones me harían daño. Tenía que soportar viéndolo todo sin poder hacer nada más que pajearme y oler sus bragas.

—¿Este tatuaje es por el inútil de tu novio o nos lo dedicas a nosotros? —le preguntó Antonio señalando el pequeño corazón flechado que mi novia se tatuó en la barriga por nuestro aniversario y con el que tanto amor me demostró.

—A vosotros, a vosotros... —repetía ella entre gemidos.

—¿Ves chaval? Te ilusionaste para nada jajajaja.

Yo ya no sabía cómo reaccionar, simplemente callaba y asentía la cabeza mientras seguía tocándome observando la escena. El corneador empezó a embestirla fuerte y, al rato, deslizó su mano entre sus piernas y empezó a frotarle el clítoris a mi novia. Ella se estaba volviendo loca recibiendo por el coño a la vez que le tocaba fuerte y rápido el clítoris. Le decía que parara e intentaba apartarle la mano, pero él no lo hacía. Le metía la polla más fuerte y su mano se movía más rápido. Finalmente Andrea no aguantó más y EXPLOTÓ EN UN TREMENDO ORGASMO. El cabrón no paraba y ella se retorcía y lo golpeaba mientras gritaba y los ojos los tenía totalmente perdidos. Joder, ¿qué manera de follar era esta? A penas se pudo quedar unos segundos tumbada recuperándose cuando Ramón se levantó, la cogió por los aires como si de una muñeca se tratase y la pegó a él cara a cara. Se acercó a mí con ella en brazos y le levantó las piernas acercando su coño a su polla.

—Chaval, ahora es tu momento de no ser un inútil. Cógeme la polla y métela en el chochito de tu novia. Si te portas bien igual te llevas un premio jajajajajaja. —rio el muy hijo de la gran puta de Ramón.

¿Cómo demonios iba a hacer eso? Nunca he visto ni tocado otra polla que no fuese la mía, me moría del asco solo de tenerla cerca como para encima tocarla. Eso era vomitivo, estos cabrones se pasaban.

—Venga cariño, que no es tan difícil. —se quejó Andrea mientras meneaba sus caderas buscando deseosa la polla del corneador.

«¡¿QUÉE?! ¿Cómo ella me está diciendo esto? No es posible. ¿Acaso me ha perdido el respeto? ¿Por qué actúa como ellos?», pensaba mientras me sentía muy traicionado.

—Jajajajaja ya has escuchado a tu novia, cornudo. Que no tenga que repetírtelo. —sentenciaba Ramón orgulloso por las palabras de ella.

No me quedó otra, tragué todo mi orgullo e hice lo que no pensé que haría nunca. Extendí mi mano y le cogí la polla al corneador. Era enorme, pesada, caliente, babosa y se notaba al tacto el relieve de sus venas. Joder, solo de recordarlo me dan arcadas. La introduje en la vagina de mi novia lo antes posible para poder soltarla. Tras felicitarme de forma burlona, empezó a follarla ahí mismo, de pie sujetándola en brazos y en frente de mí para que viera de cerca. A mí me faltaba tela para poder limpiarme la mano, la tenía húmeda y con lo que probablemente sería semen y flujos vaginales de Andrea. Me moría del asco. El muy hijo de puta de Ramón se la follaba durísimo a pesar de tenerla en peso. Se notaba lo mucho que estaban gozándolo ambos. Sobre todo él que se puso las piernas de ella sobre los hombros inclinándola más todavía, pero pudiendo así penetrarla con mucha más fuerza. Sonaba un tremendo “PLA PLA PLA” en mi cara con cada embestida. Le daba muy fuerte y con muchas ganas a pesar de que la sujetaba en fuerza. ¿Ese cabrón no se cansaba? ¿Cómo tenía tanta potencia? Los gritos de mi novia eran ensordecedores, lo cual indicaba otro FUERTE ORGASMO en camino. Se corrió como loca en los brazos del corneador.

Ramón se quedó con ella en el sofá morreándose cuando veo que Antonio se levanta y se coloca detrás de mí. Entonces coge la silla en la que estoy sentado y la levanta en peso junto conmigo colocándome unos metros más hacia el centro del sofá. Joder, me asusté como nunca. ¿Cómo podía ese tío levantarme si peso 75 kg? Pensaba que me iba a hacer algo, el corazón me latía a mil.

—Atento chaval. Te voy a enseñar cómo se folla de verdad a una mujer. Qué pena que lo haga justo con la que decías querer formar una familia jajajaja. —me dijo el muy cabrón.

Antonio se tumbó en el sofá, cogió a mi novia y la puso encima de él pero dándole la espalda a él y la cara a mí. Ella me miraba totalmente cachonda e irreconocible, estaba sudada y con el pelo desordenado. Él la volvió a penetrar y dejó que ella lo cabalgara un rato. Después, le levantó las piernas para que quedaran suspendidas en el aire y su espalda baja se pegara a su barriga mientras el peso recaía en las manos que mi novia tenía sobre su pecho y sin perder la penetración. Es algo difícil de explicar esa posición. Yo nunca las he hecho y mi novia tampoco las conocía. Por eso flipaba y gemía tanto mientras el cabrón la bombeaba fuerte y rápidamente. De repente, paró y dijo:

—Bueno Felipito, aquí tienes tu recompensa por ser un buen sumiso obediente. Te permitimos que le beses los lindos pies a tu novia mientras me la follo. Si le tocas algo más que los pies, acabarás lamiendo lefa. Avisado quedas.

Joder, no sabía cómo encajar eso. Por una parte me alegraba muchísimo poder tocar a mi novia, pero por otra me daba miedo lo segundo que dijo. Me levanté, le cogí el pie izquierdo a mi novia y empecé a besarlo. Aunque sus pies son muy bonitos, sexys y cuidados, no son mi parte favorita de su cuerpo pero en esas circunstancias, que estaba tan cachondísimo era lo único que tenía de ella y me gustaba mucho. Se lo besaba desde la suela hasta el tobillo y me pajeaba sintiéndolo. Por lo visto, a Andrea le estaba dando mucho morbo eso porque me miraba con cara de viciosa y ella misma me metía los dedos en la boca y se mordía los labios viéndolo mientras el corneador no paraba de follarla. De repente, le levantó más aún las piernas a mi novia y le pasó los brazos por detrás de la nuca en la posición que ahora sé que se llama “full nelson”. Después de ponerla así, empezó a bombearla muy duro y rápido tomando todo esto por sorpresa a Andrea haciéndola gritar como nunca. Yo no me explicaba cómo tenía fuerza para soportarla en brazos y cómo la tenía tan larga como para que no se le saliera en esa posición. Ese ritmo tan fuerte casi hace que toque a mi novia en otro lugar sin querer, pero no pasó, fui muy cauteloso mientras seguía con sus pies. Se los besaba, lamía y chupaba aprovechando al máximo lo poco que tenía de ella, parecía un puto fetichista. Yo no aguanté más y me acabé corriendo de placer. Realmente ya me había corrido varias veces estando sentado, pero esta era la primera en la que me daba cuenta de ello. Es que ese día experimenté lo que nunca en mi vida: estaba tan atónito y petrificado viendo cómo los corneadores se follaban a mi novia que me había corrido varias veces y ni siquiera me di cuenta, solo veía después las manchas en mi pantalón. Seguía teniendo la polla dura y me pajeaba todo el rato, no estaba atento a mí mismo. Ese último sí lo sentí muy fuerte quizá porque tocaba a mi novia o quizá porque, por primera vez, participaba. No lo sé, pero ojalá no lo hubiera hecho porque eso no les gustó nada a los corneadores y se escandalizaron. Antonio no se detuvo, pero Ramón vino hacia mí muy enfadado, me cogió fuerte del cuello con su enorme mano y me sentó de nuevo en la silla.

—¡¿Pero tú quién coño te crees que eres para soltar tan cerca de nosotros tu inútil y vacío semen, niñato engreído?! —me gritaba Ramón mientras me tenía agarrado del cuello. Yo estaba totalmente aterrorizado, no había sentido nunca tanto miedo. Pedía perdón constantemente esperando a que me soltara, que aunque no me estaba ahogando, sí me daba mucho miedo. Dios mío, aquello ya se había pasado de madres, esto ya era violencia. Ahora sí mi novia no podía tolerar tal acto y esto debía acab...

—OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOH... —se corrió como nunca Andrea mientras miraba con unos ojos llenos de lascivia cómo el otro corneador me avasallaba. A lo que, entre risas, Ramón me soltó ordenándome que no vuelva a levantarme de esa silla.

Joder, yo estaba en una mezcla de sensaciones super rara. Por una parte estaba aterrorizado, tenía miedo de volver a enfadar a esos dos malditos matones. Por otra parte, estaba con el orgullo por los suelos. Se estaban follando a la mujer que amo, a mi amor y encima ella se corría viendo cómo me trataban mal. Joder, pero por otra parte estaba con la polla durísima como una piedra.

Antonio le seguía dando fuerte a pesar del que ahora sé que fue el SEXTO ORGASMO de Andrea, aunque en el momento simplemente perdimos la cuenta. Joder, yo sabía que mi novia era multiorgásmica, pero no sabía que tanto. El sexo conmigo nunca había sido malo, yo siempre intentaba que tuviera un orgasmo también y la gran mayoría de veces era así. Incluso varias veces llegó a tener dos y mi fantasía era sacarle 3 orgasmos en una noche, ya que nunca vivió eso. Pero esto era descomunal, los corneadores ya la habían hecho correrse 6 veces y encima muy fuerte al punto de dejarla temblando. Antonio, por lo visto, tenía intenciones de volver a correrse en esa posición de la que tanto alardeaba, ya que no paró y siguió igual de potente, pero Andrea ya estaba destrozada, se veía que no podía más. Respiraba como después de un maratón y estaba rojísima. Les dijo a los corneadores que no podía más, que le escocía y le dolía el coño, que ella ya no aguantaba más. Ambos se rieron y Antonio la bajó dejándola en el sofá, pero sin darle ningún descanso, ya que la puso a chupar. A pesar de su cansancio, se la chupaba con muchas ansias. Se la pajeaba mientras le comía los huevos y le daba besos alrededor y se la lamía. Luego se la metía en la boca y la mamaba enérgicamente, el cabrón estaba con una brutal cara de gusto gozándolo. Esta vez sí pude verlo bien y, joder, le estaba haciendo una mamada muy intensa, como si quisiera que el corneador se corriera en su boca. Al menos sabíamos que con esto, ya se había acabado toda esta locura.

Pero para desgracia de nosotros, Ramón se puso detrás de ella, le soltó un escupitajo de saliva que bañó todo su sexo y comenzó a frotarle el clítoris rápidamente mientras ponía especial énfasis en su ano. Y no sería nada raro si no fuera porque al rato intentó introducirle un poco uno de sus gruesos dedos en el culo. Andrea se alarmó mientras soltaba sus gemidos ahogados en el trozaco de carne del otro corneador. Ella nunca había tenido nada anal porque le dolía y aparte decía que eso para ella no es sexo y no lo disfruta. Yo, por mi parte, tampoco. Siempre se me hizo un poco asqueroso ese tema y no le tuve mucho interés. Lo máximo que llegaba a hacerle era tocarle el ano por encima mientras teníamos sexo, pero nada de meterlo. Y todo esto, los corneadores lo sabían perfectamente por las tantas preguntas que me hacían por el grupo mientras veían sus fotos-

—Chaval hoy tienes mucha suerte. Guárdate esa vergüenza de polla y ven aquí que tienes trabajo que hacer. —me ordenó Ramón y yo lo obedecí acercándome a ellos. —Cómele el ojete a tu novia y métele la lengua lo más profundo. Si lo haces bien, tal vez te perdonemos por el atrevimiento de antes jajaja.

Andrea, (que seguía comíendole la polla al otro corneador) al escuchar eso, cerró las nalgas, pero una fuerte cachetada de Ramón sobre ellas hizo que las volviera a abrir incluso se levantó poniéndose en cuatro dejando su ano a mi disposición. Joder, yo estaba de lo más raro. Por una parte me sentía afortunado y muy excitado por poder acercarme a las partes íntimas de mi novia. Aunque por otra, veía lo tremendamente usada que estaba. Las nalgas rojas, el chocho reventado, sudor y restos blancos de lefa por todas partes. Conforme me acercaba notaba el fuerte olor de toda esa combinación de fluidos. Pero me quité cualquier asco de la mente y me dejé llevar. Empecé a lamerle el ano por encima a mi novia. Ella reaccionó con un gemido ahogado sin descuidar la polla de Antonio. Obedecí a los corneadores y le metí la lengua en el ano todo lo que alcanzaba. Nunca había hecho algo así y la verdad que el sabor, aunque extraño y rugoso, era agradable. La sacaba y metía lo más que podía, con la esperanza de que le gustara y mi novia gozara algo conmigo también. Aunque realmente todos sus gemidos venían de cómo Ramón le golpeaba el clítoris. Finalmente, me dijo que era suficiente y me ordenó que me sentara de vuelta. Entonces, empezó a meterle un dedo en el ano a mi novia. Poco a poco, hasta que lo introdujo entero y una vez ahí, empezó meterlo y sacarlo frenéticamente. A ella nunca le habían hecho eso y hacía muecas de dolor, pero a la vez gemía de placer. El cabrón aumentó la apuesta y le empezó a meter dos dedos. Andrea, visiblemente dolida, le intentaba parar la mano, pero él seguía y seguía penetrándola fortísimo. De repente, Ramón se levantó puso su polla a la altura de las nalgas de ella.

—Ufff niña, te voy a desvirgar el culo delante de tu novio. —dijo Ramón muy cachondo.

—No por favor. Me duele mucho por ahí. —le insistió Andrea girándose hacia él. Acto seguido, Antonio la agarró del pelo y le soltó una palmada en la cara. No muy fuerte, pero sí lo suficiente para que ella se quedara de piedra al sentirla. La verdad no sé cómo le sentó porque aunque parecía asustada, se mordía el labio y lo miraba cachonda.

—Sigue chupando, zorrilla. Tú no decides. —dijo Antonio mientras la ponía a que siguiera mamándosela.

Yo estaba sorprendido por esa demostración de fuerza, estaban tratando mal a mi novia y yo no podía hacer nada. Andrea no dijo nada más y siguió con la mamada. Ramón acercó su enorme trozo de carne y le dio varios golpecitos con él por la vulva y el clítoris. Acto seguido, punteó su polla en la entrada del ano y empezó a empujar lentamente. Joder, parecía imposible, pero la punta le estaba entrando y se estaba colando casi hasta la mitad. Mi novia chillaba por el dolor y golpeaba con todas sus fuerzas al corneador en las caderas, pero éste hacía caso omiso y el otro no la dejaba que separara la boca de su polla. Pero ella se separó y miró a Antonio rogándole que parara, pero éste solo sonrió y la puso a que siguiera chupando. Joder, la polla de Ramón estaba más de la mitad metida y empezó a bombearla con unas ganas tremendas. Andrea gritaba como loca, con muecas de dolor, pero gemidos de placer y Ramón gemía también. Yo me pajeaba a tope viendo lo que solo en vídeos porno había visto. Joder, se la estaban follando por el culo y encima a ella parecía gustarle, esto era de no creer. El corneador se vino arriba y la agarró del cabello separándola de la polla del otro y aumentó brutalmente las embestidas. Parecía un puto animal descontrolado y ella gritaba a pleno pulmón, con los ojos entreabiertos y la saliva cayéndole por la boca.

—AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH... —el orgasmo fue BRUTAL. Andrea estaba totalmente perdida, todo el cuerpo le temblaba involuntariamente, a penas podía soltar algún sonido más. Quedó tumbada bocabajo en el sofá, totalmente inmóvil y respirando muy fuerte.

—Ufff, casi me corro también. —soltó Ramón mientras se tocaba la polla. —Pruébalo, ya verás qué apretado lo tiene. Vamos a follarla entre los dos delante del niñato jajaja.

Ramón cogió a mi novia en brazos cara a cara con él igual que la otra vez y volvió a ponerse en lateral en frente de mí. Andrea, que aún no había recobrado bien el aliento, le decía al corneador en un tono tierno y sensual que no puede más, que le duele todo mientras le daba besos, pero éste hizo caso omiso. Antonio se acercó por detrás de ella.

—¿A qué esperas, inútil?

No hizo falta que dieran más detalles para saber qué querían. Me guardé la mía y con todo el asco de mundo, le cogí la polla a Ramón, se la introduje en la vagina a mi novia y él empezó a penetrar su agotado coño. Luego tuve que cogerle la polla a Antonio y pff, otra vez me dan arcadas de recordar ese tacto. Se la acerqué al ano de ella y él empujó. Andrea estaba flipando en colores sintiendo dos enormes pollas dentro de ella. Uno la follaba por el coño y otro por el culo. Yo veía la brutal escena y no me lo creía, sus pollas entraban y salían a ritmo disparejo y eran tan grandes que casi parecía que se juntaban.

—Uff muy bien chaval, buen trabajo. Puedes besarle los pies a tu chica mientras la follamos. —dijo Ramón entre risa y gemidos.

Yo obedecí y comencé a disfrutar de los pies de mi novia, se los besaba, chupaba y lamía. Ambos empezaron a follarla fuerte. Uno la bombeaba por el ano a un ritmo rápido y enérgico mientras él también gemía mucho. El otro la embestía fuerte e intenso por la vagina. Andrea se agarraba con cada brazo al cuello de ambos mientras gritaba, sonreía y buscaba besarse con cada uno. Ambos aumentaron el ritmo y empezaron a follársela al máximo que podían. Los tres gemían, pero ella gritaba como una poseída total. Antonio fue el primero en caer, no resistió más y se corrió brutalmente llenándole el ano de semen. Aunque gemía como un gorila, no se detuvo y siguió bombeándola. Su polla estaba blanca y gotas enormes de lefa caían al suelo. La siguiente fue mi novia, gritaba a tope y, de repente, hizo un pequeño silencio ahogado. Acto seguido EXPLOTÓ EN UN OCTAVO Y BRUTAL ORGASMO que retumbó en todo el salón. Con la cabeza sobre el pecho del corneador, todo su cuerpo vibraba y las piernas le temblaban tanto que se me escapó su pie de las manos. Ambos no paraban de follarla mientras gemían como monos y se ve que a Ramón lo puso más cachondo su orgasmo porque él también acabó corriéndose dentro de ella y gozándolo a tope. Al sacar sus pollas chorreando, miré el suelo y joder, había un puto charco de leche.

Los tres se quedaron en el sofá para recobrar el aliento y Andrea no dejaba de estar abrazada a Antonio, como si él fuese su novio en vez de serlo yo. Finalmente, los corneadores se levantaron y comenzaron a vestirse mientras mi novia se quedó totalmente dormida en el sofá. Se vistieron y ambos se acercaron a mí.

—Qué buena novia tienes, chaval. Toda tuya, disfrútala jajajaja. —Me dijo Antonio mientras me daba palmadas en la espalda.

—Nunca olvidaréis este día jajaja. —rio Ramón. —Y esto nos lo llevamos de recuerdo. —dijo mientras recogía la camiseta, los leggings de mi novia y me quitaba a mí las bragas de las manos.

—Los calzoncillos se quedan aquí para que sepáis qué machos mandan en esta casa jajajaja. —añadió Antonio. Yo no dije nada y ambos se fueron.

De repente, todo el salón quedó en silencio y vacío. Todo era surrealista. Yo sentado en la silla con los calzoncillos de los corneadores en las manos. Viendo el sofá que estaba hecho una porquería, lleno de semen, sudor y mojado por todas partes. Sobre él dormía Andrea. La misma Andrea que conocí en clase y me cautivó a la primera con su sonrisa. Empecé a recordar nuestra primera cita, la primera vez la besé, nuestros momentos felices. Y de repente la veía ahí, dormida profundamente en posición fetal, después de que esos hijos de puta se la follaran por todas partes y la hicieran correrse ocho veces. Una parte de mí quería llorar, pero otra parte aún seguía muy caliente. Tenía unas ganas enormes de tocarla ahora que podía. Me acerqué y me senté detrás de ella. Veía cómo le chorreaban lentamente ríos de semen tanto del chocho, que estaba rojísimo e hinchado, como del ano que lo tenía rojo y agujereado. Al notar que me senté, Andrea se lanza de repente a abrazarme aunque medio dormida y con los ojos cerrados diciéndome lo mucho que me ama y que soy lo mejor que le ha pasado en la vida. Quería besarme y yo besarla, pero, joder, le apestaba la boca a polla. Se quedó dormida en mis brazos así que la tumbé y me hice una paja sobre ella. Viéndola y recordando todo lo sucedido, los orgasmos, las posiciones, sus pollas entrando y saliendo hipnóticamente... Pfffff me acabé corriendo a tope soltándoselo todo encima aunque ella ni cuenta se dio.

La dejé ahí y me fui al dormitorio. Esa noche no pude pegar ojo.

¿QUÉ OS HA PARECIDO MI EXPERIENCIA? ¿QUÉ SITUACIÓN O PARTES OS HAN RESULTADO MÁS MORBOSAS? Me lo podéis decir aquí en los comentarios o por privado, respondo al momento. Me vendrían bien vuestras opiniones ya que dudé mucho de si empezar a contar o no mi experiencia.
Esto es real?? da un poco de mal rollo a momentos parece una violación tio.
 
PARTE 2
No podía creer lo que estaba viendo. Esto era imposible que ocurriera. Andrea, se retorcía de placer moviendo enérgicamente las caderas, con la boca abierta y la mirada perdida gozando de su primer orgasmo oral., corriéndose en la boca de Antonio. La envidia, los celos y la impotencia latían en mi interior como nunca. Ahora mi novia ya no me recordará a mí como el primero que se lo hizo. Maldito cabrón. Sentía que me habían arrebatado algo muy especial para mí. Aunque no hubo mucho tiempo de lamentarse, ya que los corneadores se pusieron de pie y se bajaron los pantalones y los bóxers. «¡Su puta madre! Qué pedazo de pollas tienen», pensé para mí mismo aterrorizado. Eran enormes, largas y gruesas, llenas de venas y babeaban por mi novia. Joder qué envidia, ojalá tenerla así. Al girarme, vi en Andrea una mirada de lujuria observándoles las pollas que no le había visto en mi vida; de rodillas en el sofá, con la mirada perdida, mordiéndose el labio y con una mano sobre sus pechos y otra entre sus piernas. Joder, qué sexy estaba así pero... pero no por mí. Vi que Antonio volvió a mirarme y «Oh mierda, otra vez no», pensé. Pero en vez de lanzarme algo, vino hacia mí con una sonrisa burlona.

—Toma chaval, sé útil y sujétanos los calzoncillos mientras nos follamos a tu novia —me dijo mientras me entregaba su apestosa y sudada prenda. Ramón hizo lo mismo, pero ofreciéndomelos muy cerca de él para que su enorme y asquerosa polla me estuviera apuntando de cerca mientras los tomaba.

En fin, que acabé con los repugnantes calzoncillos de los corneadores en una mano y las bragas mojadas de mi novia en la otra. Sin poder hacer otra cosa que verlo todo sin poder decir nada. Antonio se sentó en el sofá, agarró a mi novia y la puso sobre él, estando ambos cara a cara. Y ahí empezaron a liarse como locos: Andrea estaba totalmente descontrolada, lo besaba y le tocaba el pecho y los brazos mientras se restregaba el coño como loca sobre la polla del corneador y gemía deseosa. Él la besaba y le comía las tetas mientras le palpaba las nalgas y le recorría todo el cuerpo con las manos. Joder ver esa escena se me hacía supersensual, pero, a la vez, me dolía en el alma verla así con otro hombre y más con ese hijo de puta. Ya no se resistía ni le afectaba cómo ellos me hablaban de mal. Estaba excitada y totalmente entregada a los deseos de dos tíos que acababa de conocer y encima en frente de su novio. Antonio me miró y me sonrió con cara de superioridad, casi malvada, como disfrutando de mi impotente reacción. De repente, cambió su expresión a una actitud de agresiva.

—¿Y tú qué haces con los pantalones aún puestos? Sácate tu pollita levantada para que la veamos jajaja. —ordenó con firmeza.

Yo no sabía qué hacer. Intentaba desinflar mi erección por todos los medios, no quería que mi novia viera que me estaba gustando verla desnuda sobre otro hombre, era algo patético. Pero no logré bajarla del máximo y no me quedó otra que sacármela así.

—Jajajajaja pero qué pequeña y adorable. —soltó Antonio entre risas.

—¿Y de esto te enorgullecías, niña? Jajajajaja. —rio Ramón.

Andrea, sorprendida y con cara de interés me miraba la polla y luego a los ojos, después miraba la polla de Ramón y volvía a mirar la mía. Todo eso sin parar de restregarse con la polla del otro corneador que ya la tenía empapada. Joder, no podía sentirme más avergonzado y humillado. Sentía mi pene pequeño e inservible a pesar de que estaba al máximo. Un momento, ¿cómo es que esos sentimientos no me la bajaban? Mierda, no me digas que también me estaba gustando sentirme humillado... «¡¿Pero qué cojones me está pasando?!»

Antonio se agarró el pollón y lo puso punteando la entrada de la vagina de mi novia. —Hmm déjeme a mí, es demasiado grande —le dijo ella en un tono muy sensual mientras lo besaba. «No puede hacerlo, no le va a caber, esa polla es demasiado para Andrea. Si ya con la mía decía que era grande, esta la va a matar», pensaba en mis adentros observando con detalle la impactante escena, con la última esperanza de que no se pudiera hacer. Pero Andrea le agarró la polla y se la empezó a introducir en la vagina lentamente. Con la respiración fuerte, gemidos y muecas de dolor, pero no se detuvo. Antonio lo estaba disfrutando también mientras no paraba de repetirle a su compañero lo apretado que lo tenía. «Joder, se la está metiendo de verdad. No puedo creerlo, se va a follar a mi novia enfrente mía y no puedo hacer nada para evitarlo.», me lamentaba para mis adentros. Un momento, ¿y el condón? No, no podían ser tan sinvergüenzas de hacérselo a pelo. Andrea no toma pastillas ni métodos anticonceptivos, el riesgo es muy grande. Además, ella es muy cautelosa con estas cosas, a mí me hizo ponerme condón hasta el segundo año de relación, ¿por qué a ese cabrón no le decía nada? Lejos de eso, ella ya había bajado hasta la mitad de ese pollón y, al subir, me saltó a la vista el rastro de líquido vaginal que quedaba de la mitad hacia arriba en la polla del corneador. Joder, qué morboso me pareció ese detalle a pesar de que me dolía en el alma tal escena. Pero debía ayudar a mi novia, no podía permitir que se la follaran a pelo. No hice nada cuando debí hacerlo pero al menos ahora tenía que tener los huevos para eso así que me armé de valor.

—Te... tenemos preservativos en el dormitorio. —dije sin poder evitar el balbuceo. Ambos corneadores me miraron sorprendidos por mi atrevimiento.

—El preservativo es para pringaos como tú. Nosotros disfrutaremos de tu novia sin condón y si pasa algo, es tu responsabilidad por cornudo. —me respondió con agresividad Antonio. —Esta es la última vez que nos molestas. Que no te vuelva a escuchar abrir la boca. —sentenció autoritariamente.

Dios mío, me quedé petrificado con esa respuesta. Me sentía tan pequeño, inseguro, asustado e incapaz que no me atreví a decir nada más. Nunca en mi vida me había sentido tan rebajado y humillado. Esos dos hacían lo que querían con ella y encima me trataban de cornudo. Eso me recordó a los vídeos porno de cuckold. Ahora yo era ese patético marido que tanta vergüenza ajena me daba porque veía a su mujer follando con otro. ¿Cómo habíamos llegado a esto? Lo que sí esperaba era una reacción fuerte por parte de Andrea, ella nunca permitiría que me hablen así. Para mi desgracia, ella ni le dio importancia, casi como si le gustara escuchar eso. Por lo visto, estaba muy ocupada metiéndose la polla del hombre que me estaba hablando mal. Cuando pensé que iba a decir algo, solo fue un sensual —Uhhhm me toca fondo...— entre gemidos mientras se dejaba caer en el pecho del corneador. Antonio la agarró del culo con las dos manos y, mirándome con rabia, le dio el último empujón para acabar de metérsela entera. Mi novia pegó un —¡Diooos!— al aire. A partir de ahí, dejó que ella tuviera el control. Andrea estaba cachondísima, lo cabalgaba lentamente mientras lo besaba y lo tocaba con ganas por todas partes. Gemía entre “ah”, “uf”, “dios”, “qué grande es”. El corneador la morreaba y besaba por donde alcanzaba. Yo estaba atónito contemplando esa inimaginable locura. Por si fuera poco, Ramón la tomó conmigo por lo de antes.

—Jajaja chaval, solo los machos follamos a pelo y tú no lo eres. Para que veas cómo huele un verdadero macho, huele nuestros calzoncillos. Sí venga, llévatelos a la nariz y olfatéalos como un perrito. Que no tenga que repetírtelo. —me ordenó el sinvergüenza.

Yo me quedé de piedra. ¿Cómo iba a aceptar algo así? La mirada de ese hijo de puta de Ramón me pesaba y me di cuenta de que era en vano resistirme, cada vez que lo intentábamos, acababa peor. Decidí aceptarlo y acatar su orden y, por nuestro bien, procurar no volver a enfadarlos. Sus calzones olían mal, a sudor y encima toqué sin querer una mancha de lubricación seca, qué asco me daba.

—Ahora huele las braguitas de tu preciosa novia. —volvió a ordenarme Ramón mientras de fondo se escuchaban los gemidos de Andrea. —¿Ves? Ese es el olor de un macho de verdad y el de una hembra fecundable y tú como no eres lo primero, no te mereces lo segundo. Ahora mantén la puta boca cerrada y observa la follada que le vamos a pegar a tu amorcito jajajajajaja. —Acto seguido, se dio la vuelta y se incorporó: empezó a comerle la boca y mi novia no tardó ni un segundo en cogerle la polla a Ramón mientras cabalgaba la de Antonio. Yo estaba totalmente en shock, no podía creerme lo que estaba sucediendo y cómo ese hijo de puta me hablaba. Estaba angustiado, asqueado y dolido pero con la polla durísima.

—¿Qué coño haces que no te estás pajeando aún? —me soltó Antonio al rato. —Venga, queremos ver cómo te meneas la pollita viendo a tu Andreíta en acción jajajaja.

No lo hice esperar, me cogí la polla y empecé a pajearme. Andrea estaba irreconocible, me miraba entre gemidos y muecas con una sonrisa pícara como si fuese totalmente cómplice de ellos. Incluso, aumentó el ritmo de sus caderas mientras observaba cómo me pajeaba viendo su coño engullir ese enorme trozo de carne. Por lo visto eso le gustó a Antonio, ya que, de repente, agarró fuerte a mi novia por el cuello (causando en ella una sorpresa con cara de miedo) y con la otra mano le pegó una nalgada tan fuerte que retumbó en todo el salón. Acto seguido, la agarró con esa mano por la espalda baja mientras la tenía cogida por el cuello y EMPEZÓ A EMBESTIRLA con una fuerza y unas ganas descomunales. Andrea gritaba como loca soportando esas embestidas tan duras a las que no estaba acostumbrada.

—Diooos... nooo... noooo... dios... noooooooh...

Mi novia se corrió loca de placer, pero el cabrón de Antonio no paraba y seguía taladrándola con fuerza. En el salón se sentía un brutal olor a sexo. Nunca la había visto correrse tan rápido, mi Andrea estaba siendo follada por otro hombre delante de mí. No podía creer que de verdad estaba pasando lo que los corneadores me prometieron. Maldita sea, yo solo quería disfrutar del morbo virtual, no que sucediera. Todo esto era mi culpa y ahora era demasiado tarde, no podía hacer nada para impedirlo, ya la habían tomado y ahora mi novia era de ellos. Así que decidí dejar de lamentarme y aceptarlo. Esos cabrones no se irían de ahí hasta no saciar sus ganas y a mí no me quedaba otra que quedarme viéndolo y obedecerlos. Estaba sucediendo inevitablemente así que, ya que estoy en esa situación, pues al menos lo disfruto. Liberé de mi interior a esa parte lujuriosa de mí que disfrutaba de todo esto, que le gustaba ver a la mujer que amo a merced de esos abusones que me intimidaban y humillaban. La tuve encerrada todo ese tiempo porque rechazaba que algo así me gustara, pero es que no lo podía evitar, me gustaba ser cornudo. Acerqué las bragas de Andrea y empecé a olerlas mientras me pajeaba como un mono viendo todo. Antonio disfrutaba de mi novia como si no hubiera un mañana, se la follaba como si fuese la última mujer que tuviera, la embestía fuerte, la cogía del cuello, le daba nalgadas, le comía las tetas y la boca... era todo un espectáculo. Ella estaba cachondísima, gritaba como loca y flipaba con la energía de ese hombre que parecía no tener límite. Esperaba a cada bajada de ritmo para agarrarle la polla a Ramón y besarse con él. De repente, empecé a ver su polla con un rastro blanco y antes siquiera de darme cuenta escucho el largo y grave gemido de Antonio corriéndose dentro de mi novia.

«No puede ser, qué hijo de puta...», pensé. Ni siquiera se esforzó por evitarlo, como si de verdad quisiera preñarla. Pero lo peor de todo fue la nula reacción negativa por parte de Andrea. A mí me hizo ponerme condón mucho tiempo y jamás me permitió acabar dentro porque no quería ser madre antes de tiempo. Pero con ese cabrón, era irreconocible, como si le gustara. Tras correrse dentro de ella, bajó a mi novia y se quedaron ambos en el sofá tomando un suspiro, aún besándose. Entonces el muy cabrón me mira riéndose y sin decir una palabra, la abre de piernas y la adelanta hacia mí para que yo viera cómo le salía el semen de la vagina, incluso tocándola para que soltara más. Joder, parecía como si ese cabrón no hubiera follado en años, la había inundado de un semen muy blanco y espeso que salía a borbotones de su coño y bajaba hacia su ano. Mientras el corneador me lo mostraba, Andrea me miraba risueña, sin ningún atisbo de preocupación, hasta como con cierto orgullo. Antonio se levantó y se fue a la cocina a coger lo que teníamos en la nevera. Pero Andrea no pudo tener un descanso, Ramón estaba esperando ansioso su turno con la polla durísima. La agarró bruscamente y la puso a cuatro patas en el sofá con la cabeza hacia el respaldo del asiento, la espalda arqueada y las nalgas hacia arriba entregando su coño mientras él estaba de pie. Le empezó a hundir su enorme polla lentamente y mi novia gemía de nuevo excitada. Joder, primero me intimida, después me humilla y ahora se está follando a mi novia también, me jodía más que él se saliera con la suya, lo odiaba a muerte. Pero me tocaba ver lo inevitable y, la verdad, estaba siendo impresionante. Ramón empezó con embestidas fuertes e intensas, pero lentas mientras le tocaba la espalda y le palpaba las nalgas.

—No te imaginas las ganas que te tenía, zorrilla tatuada... —dijo mientras le soltaba una nalgada fuerte.

—¿Sí? Pues fóllame —respondió Andrea sacudiendo el culo y mirándolo de reojo con una sonrisa atrevida.

—¿Ah sí? ¿Delante del pringao de tu novio?

—Hmmmm sí delante del pringao de mi novio —respondió Andrea sensualmente dejándome totalmente boquiabierto.

Se ve que eso a Ramón lo puso muy cachondo porque, de repente, le cogió los brazos, se los puso en la espalda inmovilizándola y acto seguido la agarró del pelo quedando en él el todo peso de su torso. Me miró con unos ojos de loco y empezó a follarse a mi novia muy fuerte. Pero cuando digo muy fuerte era algo exagerado; la tenía agarrada firme del cabello, le pegaba unas nalgadas durísimas y la embestía de una manera que sacudía todo el sofá. Ella gritaba como poseída, sus ojos pasaban de muy abiertos a entrecerrados mientras apretaba las manos y mordía el sofá. Nunca se la habían follado tan fuerte y yo nunca había visto un sexo tan duro y salvaje, realmente pensaba que le estaba haciendo daño. De repente, Andrea hizo un pequeño silencio y acto seguido se rompió en un BRUTAL ORGASMO que duró un montón de segundos. Gritaba con todas sus fuerzas y las piernas le temblaban como si se estuviera electrocutando. Golpeaba en las caderas de Ramón para sacársela, pero éste, en vez de sacarla, la agarró de las caderas, se la metió al máximo y la mantuvo ahí hasta que mi novia terminó de correrse, lo que hizo que ella enloqueciera más aún. Dios santo, nunca la había visto tener un orgasmo tan fuerte y duradero que la hiciera temblar, ni sabía que algo así se podía. Joder, me sentía viendo una peli porno, solo que a la que se estaban follando era a mi novia. Ramón, sin embargo, no se detuvo y siguió dándole.

—¿Quieres que te llene de leche delante de tu novio? —le preguntaba el muy sinvergüenza mientras la giraba para que me mirara a la cara.

—Oh sí lléname por favor. —le respondía Andrea apretando la mandíbula y mirándome con una cara de puta total. No me estaba creyendo lo que veía, jamás la había visto en ese estado. Parecía otra, es que no la reconocía.

Ramón empezó a embestirla cada vez más y más fuerte. El ritmo era igual de brutal que antes cuando escucho a Ramón soltar un gemido fuerte, parecía un toro enloquecido y acto seguido, se corrió dentro de la vagina de mi novia. Ella sonreía mientras gritaba, la muy cabrona estaba disfrutando que se lo soltara dentro. ¿Dónde estaban todos los discursitos que me daba de lo peligroso que es hacerlo sin condón y que ella no quería un embarazo indeseado cuando yo le pedía no usarlo? Sin duda, esta no era la Andrea que yo conocía...

Ramón se quedó un rato entre besos con ella y luego se echó a un lado. Todo parecía haber acabado pero ni de coña. Antonio estaba de nuevo con la polla dura dirigiéndose hacia ella. Pero para sorpresa de todos, Andrea se levantó e intentó empujar al corneador para que sentara en el sofá. Él se sentó sorprendido y ella se puso en cuatro al lado suya en el sofá, le agarró la polla y empezó a masajeársela mientras lo besaba. Pero lo impactante no fue eso, sino que ella se puso en cuatro de espaldas a mí y muy cerca, tanto que su pie casi me tocaba la pierna y su culo estaba a menos de un metro de mí, en primer plano. Me quedé impactado viéndolo: Tenía las nalgas rojas de tantas cachetadas, su precioso coño estaba rojizo, destrozado y agujereado mientras el semen del corneador no paraba de salir a borbotones burbujeantes, una parte se le escurría por los muslos y otra caía en gotas gordas en el sofá. La tenía tan cerca que hasta sentía su olor. Encima el cabrón de Antonio al ver lo embobado que estaba viéndolo, estiró su mano por debajo de ella y empezó a meterle dos dedos en el coño y a frotarle el clítoris para que saliera toda la blanca y espesa lefa mientras me miraba riendo.

Cuando me di cuenta, vi algo de lo que no me hubiera esperado ni de coña. Mi novia le estaba comiendo la polla al corneador. O sea, no es raro pero sí raro en ella. Andrea no es fan del sexo oral, si a penas le gusta que se lo hagan, hacerlo le gusta menos. Muchas veces me manifestó que tocarla le gusta, pero chuparla le daba asco y como, la verdad que, yo tampoco disfruto tanto que me lo hagan, pues la comprendí y no se lo pedí nunca. Pero ahí estaba ella, chupándosela a un desconocido y encima por propia iniciativa. La saboreaba entera, la lamía e intentaba tragarla toda mientras gemía como una auténtica puta.

—¿Ves que a tu Andreíta sí le gusta chuparla? Solo hacía falta ponerle una buena polla delante y no tu gusanito jajajajaja—rio el cabrón de Antonio. Me preguntaba cómo sabía eso y entonces entendí por qué los corneadores me pidieron tantísima información por Whatsapp. —Apártate de aquí, puto cornudo. Solo molestas. —me ordenó mientras cogía a mi novia y la tumbaba donde yo estaba supongo porque era más espacioso.

—Jajajaja chaval coge una silla y siéntate en frente de ellos. Cerca pero sin molestar. No te puedes perder la follada que le estamos dando a la chica de la que estás tan enamorado jajajajaja. —se burlaba el maldito insoportable de Ramón.

Antonio la tumbó de lado y se colocó detrás de ella de modo que Andrea quedaba enfrente de mí. Se la metió y empezó a follarla muy dulcemente; con penetraciones lentas mientras la besaba y le tocaba las tetas. En esa posición, se veía perfectamente la polla del corneador salir y entrar de la vagina de mi novia. Joder ella estaba preciosa y sexy. Toda sudada, con las mejillas rojizas, los labios muy rojos e hinchados, los pezones duros y el pelo desordenado. Sentía unas enormes ganas de tocarla, me daba igual ya si otros se la estaban follando también, solo quería tocar a la mujer que amo. Pero no, no podía hacerlo. La tenía a un metro y no podía porque esos cabrones me harían daño. Tenía que soportar viéndolo todo sin poder hacer nada más que pajearme y oler sus bragas.

—¿Este tatuaje es por el inútil de tu novio o nos lo dedicas a nosotros? —le preguntó Antonio señalando el pequeño corazón flechado que mi novia se tatuó en la barriga por nuestro aniversario y con el que tanto amor me demostró.

—A vosotros, a vosotros... —repetía ella entre gemidos.

—¿Ves chaval? Te ilusionaste para nada jajajaja.

Yo ya no sabía cómo reaccionar, simplemente callaba y asentía la cabeza mientras seguía tocándome observando la escena. El corneador empezó a embestirla fuerte y, al rato, deslizó su mano entre sus piernas y empezó a frotarle el clítoris a mi novia. Ella se estaba volviendo loca recibiendo por el coño a la vez que le tocaba fuerte y rápido el clítoris. Le decía que parara e intentaba apartarle la mano, pero él no lo hacía. Le metía la polla más fuerte y su mano se movía más rápido. Finalmente Andrea no aguantó más y EXPLOTÓ EN UN TREMENDO ORGASMO. El cabrón no paraba y ella se retorcía y lo golpeaba mientras gritaba y los ojos los tenía totalmente perdidos. Joder, ¿qué manera de follar era esta? A penas se pudo quedar unos segundos tumbada recuperándose cuando Ramón se levantó, la cogió por los aires como si de una muñeca se tratase y la pegó a él cara a cara. Se acercó a mí con ella en brazos y le levantó las piernas acercando su coño a su polla.

—Chaval, ahora es tu momento de no ser un inútil. Cógeme la polla y métela en el chochito de tu novia. Si te portas bien igual te llevas un premio jajajajajaja. —rio el muy hijo de la gran puta de Ramón.

¿Cómo demonios iba a hacer eso? Nunca he visto ni tocado otra polla que no fuese la mía, me moría del asco solo de tenerla cerca como para encima tocarla. Eso era vomitivo, estos cabrones se pasaban.

—Venga cariño, que no es tan difícil. —se quejó Andrea mientras meneaba sus caderas buscando deseosa la polla del corneador.

«¡¿QUÉE?! ¿Cómo ella me está diciendo esto? No es posible. ¿Acaso me ha perdido el respeto? ¿Por qué actúa como ellos?», pensaba mientras me sentía muy traicionado.

—Jajajajaja ya has escuchado a tu novia, cornudo. Que no tenga que repetírtelo. —sentenciaba Ramón orgulloso por las palabras de ella.

No me quedó otra, tragué todo mi orgullo e hice lo que no pensé que haría nunca. Extendí mi mano y le cogí la polla al corneador. Era enorme, pesada, caliente, babosa y se notaba al tacto el relieve de sus venas. Joder, solo de recordarlo me dan arcadas. La introduje en la vagina de mi novia lo antes posible para poder soltarla. Tras felicitarme de forma burlona, empezó a follarla ahí mismo, de pie sujetándola en brazos y en frente de mí para que viera de cerca. A mí me faltaba tela para poder limpiarme la mano, la tenía húmeda y con lo que probablemente sería semen y flujos vaginales de Andrea. Me moría del asco. El muy hijo de puta de Ramón se la follaba durísimo a pesar de tenerla en peso. Se notaba lo mucho que estaban gozándolo ambos. Sobre todo él que se puso las piernas de ella sobre los hombros inclinándola más todavía, pero pudiendo así penetrarla con mucha más fuerza. Sonaba un tremendo “PLA PLA PLA” en mi cara con cada embestida. Le daba muy fuerte y con muchas ganas a pesar de que la sujetaba en fuerza. ¿Ese cabrón no se cansaba? ¿Cómo tenía tanta potencia? Los gritos de mi novia eran ensordecedores, lo cual indicaba otro FUERTE ORGASMO en camino. Se corrió como loca en los brazos del corneador.

Ramón se quedó con ella en el sofá morreándose cuando veo que Antonio se levanta y se coloca detrás de mí. Entonces coge la silla en la que estoy sentado y la levanta en peso junto conmigo colocándome unos metros más hacia el centro del sofá. Joder, me asusté como nunca. ¿Cómo podía ese tío levantarme si peso 75 kg? Pensaba que me iba a hacer algo, el corazón me latía a mil.

—Atento chaval. Te voy a enseñar cómo se folla de verdad a una mujer. Qué pena que lo haga justo con la que decías querer formar una familia jajajaja. —me dijo el muy cabrón.

Antonio se tumbó en el sofá, cogió a mi novia y la puso encima de él pero dándole la espalda a él y la cara a mí. Ella me miraba totalmente cachonda e irreconocible, estaba sudada y con el pelo desordenado. Él la volvió a penetrar y dejó que ella lo cabalgara un rato. Después, le levantó las piernas para que quedaran suspendidas en el aire y su espalda baja se pegara a su barriga mientras el peso recaía en las manos que mi novia tenía sobre su pecho y sin perder la penetración. Es algo difícil de explicar esa posición. Yo nunca las he hecho y mi novia tampoco las conocía. Por eso flipaba y gemía tanto mientras el cabrón la bombeaba fuerte y rápidamente. De repente, paró y dijo:

—Bueno Felipito, aquí tienes tu recompensa por ser un buen sumiso obediente. Te permitimos que le beses los lindos pies a tu novia mientras me la follo. Si le tocas algo más que los pies, acabarás lamiendo lefa. Avisado quedas.

Joder, no sabía cómo encajar eso. Por una parte me alegraba muchísimo poder tocar a mi novia, pero por otra me daba miedo lo segundo que dijo. Me levanté, le cogí el pie izquierdo a mi novia y empecé a besarlo. Aunque sus pies son muy bonitos, sexys y cuidados, no son mi parte favorita de su cuerpo pero en esas circunstancias, que estaba tan cachondísimo era lo único que tenía de ella y me gustaba mucho. Se lo besaba desde la suela hasta el tobillo y me pajeaba sintiéndolo. Por lo visto, a Andrea le estaba dando mucho morbo eso porque me miraba con cara de viciosa y ella misma me metía los dedos en la boca y se mordía los labios viéndolo mientras el corneador no paraba de follarla. De repente, le levantó más aún las piernas a mi novia y le pasó los brazos por detrás de la nuca en la posición que ahora sé que se llama “full nelson”. Después de ponerla así, empezó a bombearla muy duro y rápido tomando todo esto por sorpresa a Andrea haciéndola gritar como nunca. Yo no me explicaba cómo tenía fuerza para soportarla en brazos y cómo la tenía tan larga como para que no se le saliera en esa posición. Ese ritmo tan fuerte casi hace que toque a mi novia en otro lugar sin querer, pero no pasó, fui muy cauteloso mientras seguía con sus pies. Se los besaba, lamía y chupaba aprovechando al máximo lo poco que tenía de ella, parecía un puto fetichista. Yo no aguanté más y me acabé corriendo de placer. Realmente ya me había corrido varias veces estando sentado, pero esta era la primera en la que me daba cuenta de ello. Es que ese día experimenté lo que nunca en mi vida: estaba tan atónito y petrificado viendo cómo los corneadores se follaban a mi novia que me había corrido varias veces y ni siquiera me di cuenta, solo veía después las manchas en mi pantalón. Seguía teniendo la polla dura y me pajeaba todo el rato, no estaba atento a mí mismo. Ese último sí lo sentí muy fuerte quizá porque tocaba a mi novia o quizá porque, por primera vez, participaba. No lo sé, pero ojalá no lo hubiera hecho porque eso no les gustó nada a los corneadores y se escandalizaron. Antonio no se detuvo, pero Ramón vino hacia mí muy enfadado, me cogió fuerte del cuello con su enorme mano y me sentó de nuevo en la silla.

—¡¿Pero tú quién coño te crees que eres para soltar tan cerca de nosotros tu inútil y vacío semen, niñato engreído?! —me gritaba Ramón mientras me tenía agarrado del cuello. Yo estaba totalmente aterrorizado, no había sentido nunca tanto miedo. Pedía perdón constantemente esperando a que me soltara, que aunque no me estaba ahogando, sí me daba mucho miedo. Dios mío, aquello ya se había pasado de madres, esto ya era violencia. Ahora sí mi novia no podía tolerar tal acto y esto debía acab...

—OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOH... —se corrió como nunca Andrea mientras miraba con unos ojos llenos de lascivia cómo el otro corneador me avasallaba. A lo que, entre risas, Ramón me soltó ordenándome que no vuelva a levantarme de esa silla.

Joder, yo estaba en una mezcla de sensaciones super rara. Por una parte estaba aterrorizado, tenía miedo de volver a enfadar a esos dos malditos matones. Por otra parte, estaba con el orgullo por los suelos. Se estaban follando a la mujer que amo, a mi amor y encima ella se corría viendo cómo me trataban mal. Joder, pero por otra parte estaba con la polla durísima como una piedra.

Antonio le seguía dando fuerte a pesar del que ahora sé que fue el SEXTO ORGASMO de Andrea, aunque en el momento simplemente perdimos la cuenta. Joder, yo sabía que mi novia era multiorgásmica, pero no sabía que tanto. El sexo conmigo nunca había sido malo, yo siempre intentaba que tuviera un orgasmo también y la gran mayoría de veces era así. Incluso varias veces llegó a tener dos y mi fantasía era sacarle 3 orgasmos en una noche, ya que nunca vivió eso. Pero esto era descomunal, los corneadores ya la habían hecho correrse 6 veces y encima muy fuerte al punto de dejarla temblando. Antonio, por lo visto, tenía intenciones de volver a correrse en esa posición de la que tanto alardeaba, ya que no paró y siguió igual de potente, pero Andrea ya estaba destrozada, se veía que no podía más. Respiraba como después de un maratón y estaba rojísima. Les dijo a los corneadores que no podía más, que le escocía y le dolía el coño, que ella ya no aguantaba más. Ambos se rieron y Antonio la bajó dejándola en el sofá, pero sin darle ningún descanso, ya que la puso a chupar. A pesar de su cansancio, se la chupaba con muchas ansias. Se la pajeaba mientras le comía los huevos y le daba besos alrededor y se la lamía. Luego se la metía en la boca y la mamaba enérgicamente, el cabrón estaba con una brutal cara de gusto gozándolo. Esta vez sí pude verlo bien y, joder, le estaba haciendo una mamada muy intensa, como si quisiera que el corneador se corriera en su boca. Al menos sabíamos que con esto, ya se había acabado toda esta locura.

Pero para desgracia de nosotros, Ramón se puso detrás de ella, le soltó un escupitajo de saliva que bañó todo su sexo y comenzó a frotarle el clítoris rápidamente mientras ponía especial énfasis en su ano. Y no sería nada raro si no fuera porque al rato intentó introducirle un poco uno de sus gruesos dedos en el culo. Andrea se alarmó mientras soltaba sus gemidos ahogados en el trozaco de carne del otro corneador. Ella nunca había tenido nada anal porque le dolía y aparte decía que eso para ella no es sexo y no lo disfruta. Yo, por mi parte, tampoco. Siempre se me hizo un poco asqueroso ese tema y no le tuve mucho interés. Lo máximo que llegaba a hacerle era tocarle el ano por encima mientras teníamos sexo, pero nada de meterlo. Y todo esto, los corneadores lo sabían perfectamente por las tantas preguntas que me hacían por el grupo mientras veían sus fotos-

—Chaval hoy tienes mucha suerte. Guárdate esa vergüenza de polla y ven aquí que tienes trabajo que hacer. —me ordenó Ramón y yo lo obedecí acercándome a ellos. —Cómele el ojete a tu novia y métele la lengua lo más profundo. Si lo haces bien, tal vez te perdonemos por el atrevimiento de antes jajaja.

Andrea, (que seguía comíendole la polla al otro corneador) al escuchar eso, cerró las nalgas, pero una fuerte cachetada de Ramón sobre ellas hizo que las volviera a abrir incluso se levantó poniéndose en cuatro dejando su ano a mi disposición. Joder, yo estaba de lo más raro. Por una parte me sentía afortunado y muy excitado por poder acercarme a las partes íntimas de mi novia. Aunque por otra, veía lo tremendamente usada que estaba. Las nalgas rojas, el chocho reventado, sudor y restos blancos de lefa por todas partes. Conforme me acercaba notaba el fuerte olor de toda esa combinación de fluidos. Pero me quité cualquier asco de la mente y me dejé llevar. Empecé a lamerle el ano por encima a mi novia. Ella reaccionó con un gemido ahogado sin descuidar la polla de Antonio. Obedecí a los corneadores y le metí la lengua en el ano todo lo que alcanzaba. Nunca había hecho algo así y la verdad que el sabor, aunque extraño y rugoso, era agradable. La sacaba y metía lo más que podía, con la esperanza de que le gustara y mi novia gozara algo conmigo también. Aunque realmente todos sus gemidos venían de cómo Ramón le golpeaba el clítoris. Finalmente, me dijo que era suficiente y me ordenó que me sentara de vuelta. Entonces, empezó a meterle un dedo en el ano a mi novia. Poco a poco, hasta que lo introdujo entero y una vez ahí, empezó meterlo y sacarlo frenéticamente. A ella nunca le habían hecho eso y hacía muecas de dolor, pero a la vez gemía de placer. El cabrón aumentó la apuesta y le empezó a meter dos dedos. Andrea, visiblemente dolida, le intentaba parar la mano, pero él seguía y seguía penetrándola fortísimo. De repente, Ramón se levantó puso su polla a la altura de las nalgas de ella.

—Ufff niña, te voy a desvirgar el culo delante de tu novio. —dijo Ramón muy cachondo.

—No por favor. Me duele mucho por ahí. —le insistió Andrea girándose hacia él. Acto seguido, Antonio la agarró del pelo y le soltó una palmada en la cara. No muy fuerte, pero sí lo suficiente para que ella se quedara de piedra al sentirla. La verdad no sé cómo le sentó porque aunque parecía asustada, se mordía el labio y lo miraba cachonda.

—Sigue chupando, zorrilla. Tú no decides. —dijo Antonio mientras la ponía a que siguiera mamándosela.

Yo estaba sorprendido por esa demostración de fuerza, estaban tratando mal a mi novia y yo no podía hacer nada. Andrea no dijo nada más y siguió con la mamada. Ramón acercó su enorme trozo de carne y le dio varios golpecitos con él por la vulva y el clítoris. Acto seguido, punteó su polla en la entrada del ano y empezó a empujar lentamente. Joder, parecía imposible, pero la punta le estaba entrando y se estaba colando casi hasta la mitad. Mi novia chillaba por el dolor y golpeaba con todas sus fuerzas al corneador en las caderas, pero éste hacía caso omiso y el otro no la dejaba que separara la boca de su polla. Pero ella se separó y miró a Antonio rogándole que parara, pero éste solo sonrió y la puso a que siguiera chupando. Joder, la polla de Ramón estaba más de la mitad metida y empezó a bombearla con unas ganas tremendas. Andrea gritaba como loca, con muecas de dolor, pero gemidos de placer y Ramón gemía también. Yo me pajeaba a tope viendo lo que solo en vídeos porno había visto. Joder, se la estaban follando por el culo y encima a ella parecía gustarle, esto era de no creer. El corneador se vino arriba y la agarró del cabello separándola de la polla del otro y aumentó brutalmente las embestidas. Parecía un puto animal descontrolado y ella gritaba a pleno pulmón, con los ojos entreabiertos y la saliva cayéndole por la boca.

—AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH... —el orgasmo fue BRUTAL. Andrea estaba totalmente perdida, todo el cuerpo le temblaba involuntariamente, a penas podía soltar algún sonido más. Quedó tumbada bocabajo en el sofá, totalmente inmóvil y respirando muy fuerte.

—Ufff, casi me corro también. —soltó Ramón mientras se tocaba la polla. —Pruébalo, ya verás qué apretado lo tiene. Vamos a follarla entre los dos delante del niñato jajaja.

Ramón cogió a mi novia en brazos cara a cara con él igual que la otra vez y volvió a ponerse en lateral en frente de mí. Andrea, que aún no había recobrado bien el aliento, le decía al corneador en un tono tierno y sensual que no puede más, que le duele todo mientras le daba besos, pero éste hizo caso omiso. Antonio se acercó por detrás de ella.

—¿A qué esperas, inútil?

No hizo falta que dieran más detalles para saber qué querían. Me guardé la mía y con todo el asco de mundo, le cogí la polla a Ramón, se la introduje en la vagina a mi novia y él empezó a penetrar su agotado coño. Luego tuve que cogerle la polla a Antonio y pff, otra vez me dan arcadas de recordar ese tacto. Se la acerqué al ano de ella y él empujó. Andrea estaba flipando en colores sintiendo dos enormes pollas dentro de ella. Uno la follaba por el coño y otro por el culo. Yo veía la brutal escena y no me lo creía, sus pollas entraban y salían a ritmo disparejo y eran tan grandes que casi parecía que se juntaban.

—Uff muy bien chaval, buen trabajo. Puedes besarle los pies a tu chica mientras la follamos. —dijo Ramón entre risa y gemidos.

Yo obedecí y comencé a disfrutar de los pies de mi novia, se los besaba, chupaba y lamía. Ambos empezaron a follarla fuerte. Uno la bombeaba por el ano a un ritmo rápido y enérgico mientras él también gemía mucho. El otro la embestía fuerte e intenso por la vagina. Andrea se agarraba con cada brazo al cuello de ambos mientras gritaba, sonreía y buscaba besarse con cada uno. Ambos aumentaron el ritmo y empezaron a follársela al máximo que podían. Los tres gemían, pero ella gritaba como una poseída total. Antonio fue el primero en caer, no resistió más y se corrió brutalmente llenándole el ano de semen. Aunque gemía como un gorila, no se detuvo y siguió bombeándola. Su polla estaba blanca y gotas enormes de lefa caían al suelo. La siguiente fue mi novia, gritaba a tope y, de repente, hizo un pequeño silencio ahogado. Acto seguido EXPLOTÓ EN UN OCTAVO Y BRUTAL ORGASMO que retumbó en todo el salón. Con la cabeza sobre el pecho del corneador, todo su cuerpo vibraba y las piernas le temblaban tanto que se me escapó su pie de las manos. Ambos no paraban de follarla mientras gemían como monos y se ve que a Ramón lo puso más cachondo su orgasmo porque él también acabó corriéndose dentro de ella y gozándolo a tope. Al sacar sus pollas chorreando, miré el suelo y joder, había un puto charco de leche.

Los tres se quedaron en el sofá para recobrar el aliento y Andrea no dejaba de estar abrazada a Antonio, como si él fuese su novio en vez de serlo yo. Finalmente, los corneadores se levantaron y comenzaron a vestirse mientras mi novia se quedó totalmente dormida en el sofá. Se vistieron y ambos se acercaron a mí.

—Qué buena novia tienes, chaval. Toda tuya, disfrútala jajajaja. —Me dijo Antonio mientras me daba palmadas en la espalda.

—Nunca olvidaréis este día jajaja. —rio Ramón. —Y esto nos lo llevamos de recuerdo. —dijo mientras recogía la camiseta, los leggings de mi novia y me quitaba a mí las bragas de las manos.

—Los calzoncillos se quedan aquí para que sepáis qué machos mandan en esta casa jajajaja. —añadió Antonio. Yo no dije nada y ambos se fueron.

De repente, todo el salón quedó en silencio y vacío. Todo era surrealista. Yo sentado en la silla con los calzoncillos de los corneadores en las manos. Viendo el sofá que estaba hecho una porquería, lleno de semen, sudor y mojado por todas partes. Sobre él dormía Andrea. La misma Andrea que conocí en clase y me cautivó a la primera con su sonrisa. Empecé a recordar nuestra primera cita, la primera vez la besé, nuestros momentos felices. Y de repente la veía ahí, dormida profundamente en posición fetal, después de que esos hijos de puta se la follaran por todas partes y la hicieran correrse ocho veces. Una parte de mí quería llorar, pero otra parte aún seguía muy caliente. Tenía unas ganas enormes de tocarla ahora que podía. Me acerqué y me senté detrás de ella. Veía cómo le chorreaban lentamente ríos de semen tanto del chocho, que estaba rojísimo e hinchado, como del ano que lo tenía rojo y agujereado. Al notar que me senté, Andrea se lanza de repente a abrazarme aunque medio dormida y con los ojos cerrados diciéndome lo mucho que me ama y que soy lo mejor que le ha pasado en la vida. Quería besarme y yo besarla, pero, joder, le apestaba la boca a polla. Se quedó dormida en mis brazos así que la tumbé y me hice una paja sobre ella. Viéndola y recordando todo lo sucedido, los orgasmos, las posiciones, sus pollas entrando y saliendo hipnóticamente... Pfffff me acabé corriendo a tope soltándoselo todo encima aunque ella ni cuenta se dio.

La dejé ahí y me fui al dormitorio. Esa noche no pude pegar ojo.

¿QUÉ OS HA PARECIDO MI EXPERIENCIA? ¿QUÉ SITUACIÓN O PARTES OS HAN RESULTADO MÁS MORBOSAS? Me lo podéis decir aquí en los comentarios o por privado, respondo al momento. Me vendrían bien vuestras opiniones ya que dudé mucho de si empezar a contar o no mi experiencia.
Vamos que gozaste como un gorrino y tú novia también.
Creo que fuisteis muy rápido pero bueno si lo pasasteis bien.
Habéis vuelto a repetir.
 
Ahora se puede pintar como le de la gana a uno.

Pero el hecho cierto, es que lo que nos han relatado aquí es una violación en toda regla, y por menos he visto condenas superiores a 10 años de prisión.
 
Ahora se puede pintar como le de la gana a uno.

Pero el hecho cierto, es que lo que nos han relatado aquí es una violación en toda regla, y por menos he visto condenas superiores a 10 años de prisión.
La primera parte es una violación o al menso abusó pero también no hay que olvidar que son las sensaciones del autor.

No la realidad de los sucedido.

Tampoco a dicho nada más Felipe 22
 
La primera parte es una violación o al menso abusó pero también no hay que olvidar que son las sensaciones del autor.

No la realidad de los sucedido.

Tampoco a dicho nada más Felipe 22

Sesaciones o no sensaciones, lo relatado es con todo el relato de una agresión sexual.

Y no solo el relato, el hilo tambien en si es una apología del delito de agresión sexual.

Y hablo desde un punto de vista puramente técnico-jurídico, dejando de lado las tonterías de los morbos y demás soplapolladas.

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