El año de Andrea

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2 Ago 2023
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Antes de comenzar este relato me voy a presentar. Me llamo Jaime, y actualmente tengo 30 años. Tengo una pareja con la que llevo poco mas de dos años, mi pasado sentimental es bastante amplio, he sido cornudo no consentido, cornudo consentido y mi pareja actual, bastante mas tradicional en ese aspecto, no quiere saber nada de ese tema, por eso entro tanto a esta web y otras del estilo a leer los buenos relatos que se publican sobre el tema y dejar que mi imaginación disfrute de ese morbo que compartimos.

He sido eyaculador precoz, o puede que siga siéndolo pero en un grado mucho menor al que lo fui.

El relato que voy a contar, se basa en un periodo de tiempo que comprende una relación que mantuve entre mis 22 y mis 26 años, en la que se produjeron los cuernos consentidos que he mencionado.

El relato pretendo hacerlo desde su “versión” puesto que este periodo de tiempo me produce un morbo tremendo recordarlo y mas aún imaginar como serían sus pensamientos y sus sensaciones.



……………………………………………………….

Me llamo Andrea, tengo 24 años y os estoy escribiendo esto un 22 de junio, después de volver a mi casa en Castellón tras pasar los primeros meses del año haciendo un curso en Madrid.

Esta tarde he quedado con mi mejor amiga y vecina, Marta, para bajar a la piscina de la comunidad y aún estoy pensando en como contarle que en lo que llevamos de año, he tenido mas y mejores orgasmos que en el resto de mi vida, cuando ella sabe, por lo que yo le he contado, que mi novio Jaime, con el que llevo casi 3 años, es bastante malo en la cama. Pero antes os lo voy a contar a vosotros.

Empecé con Jaime en mi segundo curso de la universidad, lo conocí primero en el gimnasio al que estaba apuntada, muy cerca del campus. Una simple conversación en la cinta y encontrarnos un viernes de fiesta hicieron que pronto empezásemos a salir juntos. En esa época mi experiencia con los hombres se basaba en chicos que solo querían follar conmigo, aunque para que mentir, yo de ellos quería lo mismo. Sin embargo, Jaime era distinto, tardamos más de un mes y muchas citas en follar por primera vez, yo estaba desesperada y la tentación de volver a abrir el ****** estuvo ahí, pero tampoco quería ser yo la que pareciese una salida desesperada por follar.

No me he descrito y supongo que siempre necesitáis eso para introduciros mas en la historia que os estoy contando. Soy mas o menos alta, mido 1,73, tengo el pelo largo y por lo que dicen muy bonito, el pecho me gustaría que fuera algo mas grande, pero es bonito y con unas areolas grandes y prominentes, que algún problema me han causado dependiendo del escote y el sujetador que lleve, pero lo que mas destaca es mi culo, del que me siento orgullosa y luzco con leggins siempre que puedo, a todo el mundo le gusta gustar y quien diga que no, miente.

Mi primera vez con Jaime fue en el piso de estudiantes donde él vivía, donde tantos besos y magreos nos habíamos dado y donde hasta ahora yo había salido totalmente húmeda, cachonda y desesperada. El sexo en si fue un auténtico desastre, yo ya había estado con un chico que le costaba aguantar, pero Jaime era incapaz de mantener un buen ritmo en la penetración, me apartaba la mano en seguida cuando yo le masturbaba y con los dedos tampoco consiguió que yo me corriese. Sin embargo, la ternura con la que intentaba hacer todo, el esfuerzo por intentar verme disfrutar y el principio de enamoramiento que empezaba a surgir en mí, hicieron que saliese de su piso con una sonrisa de oreja a oreja.

Esto empezó a cambiar en la tercera o cuarta vez que follamos y el sexo fue igual de malo. Sali de ahí pensando en lo enamorada que estaba de Jaime, pero también pensé si realmente mi vida sexual iba a ser así de insatisfactoria el resto de mi vida, si no iba a tener esos polvos como el que me había dado Marcos, el chico que conocí de fiesta y me estuvo follando de pie, conta la pared, a un ritmo frenético hasta que me fallaron las piernas del orgasmo, o Alberto, ese compañero de clase con el que follaba tras las tardes de estudio y que era inevitable comparar su infinito aguante con el de Jaime.

Me gustaba mucho el sexo y lo estaba descubriendo justo esos primeros años de universidad, pero también descubrí las muchas cosas que me aportaba Jaime fuera de la cama y decidí priorizar mi enamoramiento a la necesidad de un empotrador, sin embargo, era en eso en lo que pensaba al masturbarme, en un empotrador encima mía, penetrándome salvajemente, bien dotado, seguro de sí mismo, manejándome a su antojo. Lo hacia todas las noches, daba igual que esa misma tarde hubiera follado con Jaime, era mi momento de desfogue. Cuando mi compañero Alberto me tentaba invitándome a su casa a estudiar o cuando salía de fiesta después de algún tío bueno intentase ligar conmigo, mis manos se movían en mi coño con mas desesperación. Un día llegué a hacerlo con Jaime durmiendo al lado.

Pasaron los meses y la relación se afianzaba cada vez más, aunque mis noches a solas seguían siendo igual de intensas. Yo me sentía mal, una chica con novio, que se tenga que masturbar cada día. Jaime seguía sin mejorar, únicamente me empezaba a gustar como me lo comía y así intentaba que estuviera así el mayor tiempo posible.

Empecé a sentirme mal por él, pensaba siempre en otros a la hora de masturbarme, en recuerdos o en imaginaciones, pero nunca estaba él. Una tarde en su piso, yo me había dejado el ordenador en casa y necesitaba hacer una cosa de la universidad urgente, y en mi menté apareció ese remordimiento y en ese momento busque en su historial para ver si Jaime también se masturbaba y si buscaba chicas totalmente distintas a mí a nivel de físico, tenia esperanzas de que él fuese como yo, y ese remordimiento desapareciese y sí, encontré porno en su historial, pero las búsquedas no eran lo que yo esperaba: “cuckold” “cornudo eyaculador precoz” “cornudo consentido”. Cerré el historial y me quedé en shock. Al llegar a casa introduje esos mismos términos, todo eran videos de hombres bien dotados y buenos en la cama follando con chicas delante de sus parejas. Estaba sorprendida, pero también tenía un fuego dentro increíble, me vi varios videos, uno detrás de otro, uno de ellos un chico negro se follaba a una chica salvajemente y cuando el negro acababa, llegaba el marido y empezaba a follarsela lento, igual de lento que Jaime.

¿Qué significaba eso?, ¿Mi novio quiere verme follando con otro?, ¿mi novio me imagina follando con otro?

Todas esas preguntas me estuvieron rumiando esa semana, pero las noches de masturbación pasaron a ser imaginando esas mismas situaciones. Me imaginaba como sería contarle a Jaime el polvazo de esa tarde con Alberto, o invitando a Marcos a hacer un “trio”.

Quería hablar con Jaime del tema, pero tampoco quería que viese que había invadido su intimidad mirando el historial de búsquedas. Así que empecé a buscar formas de sacar el tema indirectamente y se me ocurrió una. Esa misma noche iba a ponerle una película, que tenia una escena sexual bastante potente, yo había visto esa escena bastantes veces y la había utilizado en mis noches de desahogo.

Llegó la noche y la mencionada escena. La chica estaba a cuatro patas y el chico le estiraba del pelo mientras le penetraba sin descanso. Yo estaba esperando nerviosa a ver si él decía algo, pero no.

Joder que bien folla él, dije yo.

No hubo respuesta por su parte, pero noté una reacción en él, como si mi comentario hubiera sido un calambrazo eléctrico en su cuerpo. Yo también estaba nerviosa, pero veía que él no iba a decir nada, no sabía si le había sentado mal o mi comentario le había hecho pensar en los videos que él veía. Así que le toqué el paquete directamente para comprobarlo y si, estaba muy erecto.

  • ¿te has puesto así de duro por la escena o por mi comentario?
  • Creo que por tu comentario, me dijo con una voz entrecortada.
Ahí me envalentoné, quería que Jaime se soltase, quería ver cómo me decía que me quería ver follando con otros. Me quité el pantalón de pijama y le dije que se lo quitase, apagamos la luz y la película, me subí y me la metí directamente, ahí a oscuras, con su polla dentro de mí y con susurros iba a empezar una conversación corta pero que cambiaría nuestra forma de follar y nuestra relación.

  • Yo ya he estado con algún chico que follaba así de bien.
  • Ufff. Porfa no te muevas muy rápido.
Se notaba que estaba mas cachondo que nunca, pero seguía sin atreverse a decir nada. Yo insistí.

  • De hecho, el ultimo polvo antes de empezar contigo fue parecido al de la peli.
  • ¿con quién fue?
  • Con Alberto, un compañero de clase.
  • Joder Andrea ¿y aun va a tu clase?
  • Si, claro que va a mi clase.
  • ¿Dónde follabais?
  • En su piso, vive no muy lejos de aquí, además.
  • ¿y por qué folla tan bien?
  • Pues porque aguanta mucho, la tiene como tu de larga, pero bastante mas gruesa y porque es muy dominante.
  • Bff Andrea, mas despacio que me corro.
  • No pasa nada, córrete y si quieres llamo a Alberto y paso por su casa.
  • Bff que zorra.
  • Si, pero estas super cachondo. ¿quieres que me lo folle hoy mismo?
  • Bfff cállate.
  • Me pondrá a 4 como la chica de la peli y me follará así de duro. ¿seguro que no quieres que me folle Alberto?
  • Si joder, quiero que te lo folles.
Ahí subí el ritmo e hice que Jaime se corriera dentro (yo había empezado a tomar anticonceptivas recientemente).

Esa noche no hablamos del tema. El beso de buenas noches fue extraño y al día siguiente tampoco lo hablamos, pero la siguiente vez que follamos volvió a salir el nombre de Alberto y las siguientes el de Marcos y el sexo no volvió a ser el mismo, yo incluso empezaba a disfrutar más, aunque pocas veces llegase al orgasmo.
 
Antes de comenzar este relato me voy a presentar. Me llamo Jaime, y actualmente tengo 30 años. Tengo una pareja con la que llevo poco mas de dos años, mi pasado sentimental es bastante amplio, he sido cornudo no consentido, cornudo consentido y mi pareja actual, bastante mas tradicional en ese aspecto, no quiere saber nada de ese tema, por eso entro tanto a esta web y otras del estilo a leer los buenos relatos que se publican sobre el tema y dejar que mi imaginación disfrute de ese morbo que compartimos.

He sido eyaculador precoz, o puede que siga siéndolo pero en un grado mucho menor al que lo fui.

El relato que voy a contar, se basa en un periodo de tiempo que comprende una relación que mantuve entre mis 22 y mis 26 años, en la que se produjeron los cuernos consentidos que he mencionado.

El relato pretendo hacerlo desde su “versión” puesto que este periodo de tiempo me produce un morbo tremendo recordarlo y mas aún imaginar como serían sus pensamientos y sus sensaciones.



……………………………………………………….

Me llamo Andrea, tengo 24 años y os estoy escribiendo esto un 22 de junio, después de volver a mi casa en Castellón tras pasar los primeros meses del año haciendo un curso en Madrid.

Esta tarde he quedado con mi mejor amiga y vecina, Marta, para bajar a la piscina de la comunidad y aún estoy pensando en como contarle que en lo que llevamos de año, he tenido mas y mejores orgasmos que en el resto de mi vida, cuando ella sabe, por lo que yo le he contado, que mi novio Jaime, con el que llevo casi 3 años, es bastante malo en la cama. Pero antes os lo voy a contar a vosotros.

Empecé con Jaime en mi segundo curso de la universidad, lo conocí primero en el gimnasio al que estaba apuntada, muy cerca del campus. Una simple conversación en la cinta y encontrarnos un viernes de fiesta hicieron que pronto empezásemos a salir juntos. En esa época mi experiencia con los hombres se basaba en chicos que solo querían follar conmigo, aunque para que mentir, yo de ellos quería lo mismo. Sin embargo, Jaime era distinto, tardamos más de un mes y muchas citas en follar por primera vez, yo estaba desesperada y la tentación de volver a abrir el ****** estuvo ahí, pero tampoco quería ser yo la que pareciese una salida desesperada por follar.

No me he descrito y supongo que siempre necesitáis eso para introduciros mas en la historia que os estoy contando. Soy mas o menos alta, mido 1,73, tengo el pelo largo y por lo que dicen muy bonito, el pecho me gustaría que fuera algo mas grande, pero es bonito y con unas areolas grandes y prominentes, que algún problema me han causado dependiendo del escote y el sujetador que lleve, pero lo que mas destaca es mi culo, del que me siento orgullosa y luzco con leggins siempre que puedo, a todo el mundo le gusta gustar y quien diga que no, miente.

Mi primera vez con Jaime fue en el piso de estudiantes donde él vivía, donde tantos besos y magreos nos habíamos dado y donde hasta ahora yo había salido totalmente húmeda, cachonda y desesperada. El sexo en si fue un auténtico desastre, yo ya había estado con un chico que le costaba aguantar, pero Jaime era incapaz de mantener un buen ritmo en la penetración, me apartaba la mano en seguida cuando yo le masturbaba y con los dedos tampoco consiguió que yo me corriese. Sin embargo, la ternura con la que intentaba hacer todo, el esfuerzo por intentar verme disfrutar y el principio de enamoramiento que empezaba a surgir en mí, hicieron que saliese de su piso con una sonrisa de oreja a oreja.

Esto empezó a cambiar en la tercera o cuarta vez que follamos y el sexo fue igual de malo. Sali de ahí pensando en lo enamorada que estaba de Jaime, pero también pensé si realmente mi vida sexual iba a ser así de insatisfactoria el resto de mi vida, si no iba a tener esos polvos como el que me había dado Marcos, el chico que conocí de fiesta y me estuvo follando de pie, conta la pared, a un ritmo frenético hasta que me fallaron las piernas del orgasmo, o Alberto, ese compañero de clase con el que follaba tras las tardes de estudio y que era inevitable comparar su infinito aguante con el de Jaime.

Me gustaba mucho el sexo y lo estaba descubriendo justo esos primeros años de universidad, pero también descubrí las muchas cosas que me aportaba Jaime fuera de la cama y decidí priorizar mi enamoramiento a la necesidad de un empotrador, sin embargo, era en eso en lo que pensaba al masturbarme, en un empotrador encima mía, penetrándome salvajemente, bien dotado, seguro de sí mismo, manejándome a su antojo. Lo hacia todas las noches, daba igual que esa misma tarde hubiera follado con Jaime, era mi momento de desfogue. Cuando mi compañero Alberto me tentaba invitándome a su casa a estudiar o cuando salía de fiesta después de algún tío bueno intentase ligar conmigo, mis manos se movían en mi coño con mas desesperación. Un día llegué a hacerlo con Jaime durmiendo al lado.

Pasaron los meses y la relación se afianzaba cada vez más, aunque mis noches a solas seguían siendo igual de intensas. Yo me sentía mal, una chica con novio, que se tenga que masturbar cada día. Jaime seguía sin mejorar, únicamente me empezaba a gustar como me lo comía y así intentaba que estuviera así el mayor tiempo posible.

Empecé a sentirme mal por él, pensaba siempre en otros a la hora de masturbarme, en recuerdos o en imaginaciones, pero nunca estaba él. Una tarde en su piso, yo me había dejado el ordenador en casa y necesitaba hacer una cosa de la universidad urgente, y en mi menté apareció ese remordimiento y en ese momento busque en su historial para ver si Jaime también se masturbaba y si buscaba chicas totalmente distintas a mí a nivel de físico, tenia esperanzas de que él fuese como yo, y ese remordimiento desapareciese y sí, encontré porno en su historial, pero las búsquedas no eran lo que yo esperaba: “cuckold” “cornudo eyaculador precoz” “cornudo consentido”. Cerré el historial y me quedé en shock. Al llegar a casa introduje esos mismos términos, todo eran videos de hombres bien dotados y buenos en la cama follando con chicas delante de sus parejas. Estaba sorprendida, pero también tenía un fuego dentro increíble, me vi varios videos, uno detrás de otro, uno de ellos un chico negro se follaba a una chica salvajemente y cuando el negro acababa, llegaba el marido y empezaba a follarsela lento, igual de lento que Jaime.

¿Qué significaba eso?, ¿Mi novio quiere verme follando con otro?, ¿mi novio me imagina follando con otro?

Todas esas preguntas me estuvieron rumiando esa semana, pero las noches de masturbación pasaron a ser imaginando esas mismas situaciones. Me imaginaba como sería contarle a Jaime el polvazo de esa tarde con Alberto, o invitando a Marcos a hacer un “trio”.

Quería hablar con Jaime del tema, pero tampoco quería que viese que había invadido su intimidad mirando el historial de búsquedas. Así que empecé a buscar formas de sacar el tema indirectamente y se me ocurrió una. Esa misma noche iba a ponerle una película, que tenia una escena sexual bastante potente, yo había visto esa escena bastantes veces y la había utilizado en mis noches de desahogo.

Llegó la noche y la mencionada escena. La chica estaba a cuatro patas y el chico le estiraba del pelo mientras le penetraba sin descanso. Yo estaba esperando nerviosa a ver si él decía algo, pero no.

Joder que bien folla él, dije yo.

No hubo respuesta por su parte, pero noté una reacción en él, como si mi comentario hubiera sido un calambrazo eléctrico en su cuerpo. Yo también estaba nerviosa, pero veía que él no iba a decir nada, no sabía si le había sentado mal o mi comentario le había hecho pensar en los videos que él veía. Así que le toqué el paquete directamente para comprobarlo y si, estaba muy erecto.

  • ¿te has puesto así de duro por la escena o por mi comentario?
  • Creo que por tu comentario, me dijo con una voz entrecortada.
Ahí me envalentoné, quería que Jaime se soltase, quería ver cómo me decía que me quería ver follando con otros. Me quité el pantalón de pijama y le dije que se lo quitase, apagamos la luz y la película, me subí y me la metí directamente, ahí a oscuras, con su polla dentro de mí y con susurros iba a empezar una conversación corta pero que cambiaría nuestra forma de follar y nuestra relación.

  • Yo ya he estado con algún chico que follaba así de bien.
  • Ufff. Porfa no te muevas muy rápido.
Se notaba que estaba mas cachondo que nunca, pero seguía sin atreverse a decir nada. Yo insistí.

  • De hecho, el ultimo polvo antes de empezar contigo fue parecido al de la peli.
  • ¿con quién fue?
  • Con Alberto, un compañero de clase.
  • Joder Andrea ¿y aun va a tu clase?
  • Si, claro que va a mi clase.
  • ¿Dónde follabais?
  • En su piso, vive no muy lejos de aquí, además.
  • ¿y por qué folla tan bien?
  • Pues porque aguanta mucho, la tiene como tu de larga, pero bastante mas gruesa y porque es muy dominante.
  • Bff Andrea, mas despacio que me corro.
  • No pasa nada, córrete y si quieres llamo a Alberto y paso por su casa.
  • Bff que zorra.
  • Si, pero estas super cachondo. ¿quieres que me lo folle hoy mismo?
  • Bfff cállate.
  • Me pondrá a 4 como la chica de la peli y me follará así de duro. ¿seguro que no quieres que me folle Alberto?
  • Si joder, quiero que te lo folles.
Ahí subí el ritmo e hice que Jaime se corriera dentro (yo había empezado a tomar anticonceptivas recientemente).

Esa noche no hablamos del tema. El beso de buenas noches fue extraño y al día siguiente tampoco lo hablamos, pero la siguiente vez que follamos volvió a salir el nombre de Alberto y las siguientes el de Marcos y el sexo no volvió a ser el mismo, yo incluso empezaba a disfrutar más, aunque pocas veces llegase al orgasmo.
Uf me pone mucho tu historia,me recuerda mucho a mi relación , estoy deseando ver la continuación jej
 
La relación con Jaime se fue afianzando, pasábamos mucho tiempo juntos y yo cada vez era más feliz con él. Puede que sea pensar de una forma egoísta, pero esta nueva fantasía en la que disfrutábamos los dos, creaba en mi mente esa tranquilidad de saber que aunque pasase el resto de mi vida con Jaime, iba a poder disfrutar del sexo con otros hombres más potentes en la cama y eso aumentaba todavía más mi felicidad.

Llevábamos ya más de 6 meses, nos habíamos presentado mutuamente a familia y amigos. Una de ellas mi amiga y vecina desde los 6 años, Marta. Yo tenia otro grupo de amigas del instituto, pero Marta siempre había sido la amiga con la que mas confianza he tenido. Ella estudiaba en otra ciudad, pero antes de empezar con Jaime, todos los fines de semana salíamos de fiesta juntas o quedábamos para tomar algo y contarnos nuestras citas de ****** y contarnos detalles sobre el buen o el mal sexo que habíamos tenido. Yo por supuesto, le había contado mis primeras malas experiencias sexuales con Jaime, pero supongo que ella al empezar a ver que nuestra relación se formalizaba y que incluso habíamos quedado varias veces los 3 juntos, no quiso indagar mas sobre su mal desempeño sexual y las conversaciones sobre sexo se limitaban a que ella me contase sus experiencias, que cada vez eran más, puesto que como ella decía: “tenía que entretenerse con chicos, porque yo le hacia menos caso”

Un viernes por la tarde estábamos las dos tomando cervezas en un bar cerca de nuestra urbanización, contándonos nuestra vida universitaria. Ella siempre me contaba todas las ventajas de tener esa independencia de sus padres al estudiar en otra ciudad y después de muchas cervezas, como siempre, salió el tema habitual.

  • ¿y tema hombres, como ha ido la semana? – pregunté yo.
  • Uff, ni te imaginas – Me dijo cerrando los ojos y con una expresión que me indicaba que algo importante le había pasado.
  • Pero tía, llevamos aquí toda la tarde ¿y me estás diciendo que había algo fuerte para contarme?
  • Andrea tía, tú ya estas casada, me tengo que buscar otra amiga soltera para estas conversaciones.
  • Jajajaj va cuenta cabrona.
  • Pues a ver, ¿te conté que me había apuntado a clases de baile latino?
  • Si, me dijiste.
  • Pues joder con los latinos, o al menos con el que bailé en las clases y luego bailé en mi cama.
  • ¿sí? Yo no he estado con ninguno.
  • ¿Cómo es? ¿tienes foto de él? – Le pregunte yo, con cierta envidia.
  • Si, espera que busque la que tenía pensado enseñarte.
Marta buscó en su móvil y me lo enseño. Ahí vi a un mulato, sin camiseta y en calzoncillos, todo marcado, unos abdominales esculpidos y un paquete bien grande, sostenido por unos slips, con todas las fibras de la tela estiradas al máximo. Yo tuve que recomponerme en la silla, había notado una sensación de calor y humedad increíble, Edwin, que así se llamaba el chico, se parecía mucho a los empotradores dotados que veía en los videos de cornudos consentidos.

Marta físicamente no está mal, es algo bajita, con algún kg de más, aunque se nota que desde que se ha ido fuera ha adelgazado. De cara puede que no sea tan guapa, pero su carácter y sus dos buenas razones que yo tanto envidio, siempre le han dado éxito con los chicos. Aunque quede mal decirlo porque soy su amiga, siempre que estamos en una discoteca, con la primera que intentan ligar siempre es conmigo y al ver esa foto pensé en que ese empotrador mulato podría haberme dado a mi el buen sexo que necesito, aun así, me alegre por mi amiga y dejé de pensar en esa envidia tan grande que me invadió e intente no mostrar.

  • Joder tía, que bueno está.
  • ¿A que si?
  • Si, si.
  • ¿Pedimos otra cerveza? – intente cambiar de tema. Quería saber más, pero tampoco quería que notase la envidia que tenia en ese momento.
  • ¿No vas a pedirme detalles?, madre mía que puritana te has vuelto, con lo que tú eras.
  • Va si, cuéntame.
  • ¿Tu sabes eso que dicen de que, si un chico baila bien, luego folla bien?
  • Eso es un mito Marta.
  • No se si será un mito, pero en este caso se cumple y mucho. Me manejaba como él quería, se movía dentro de mi tocando siempre el punto exacto y llevaba el ritmo que yo estaba deseando en cada momento. Increíble tía y te juro que no exagero.
Me reí y pensé en Jaime bailando y si, Jaime era un desastre bailando. Solo habíamos salido un par de veces juntos de fiesta, pero su forma de bailar era pésima y en ese momento, como si me hubiera leído la mente, Marta pregunto:

¿Jaime que tal baila?

Se notaba que quería saber si Jaime me seguía dejando tan insatisfecha como en los primeros polvos, pero no se había atrevido a preguntármelo directamente. Podía mentir, podía cambiar de tema, pero en ese momento las cervezas hicieron efecto y yo siempre he sido muy directa.

Jaime baila fatal y sigue follando fatal, que es lo que quieres saber.

Lo dije un poco mas alto de lo que debería y me fije que en la mesa de al lado había una pareja de unos 35 años y el chico se notaba que había escuchado perfectamente mi frase e intentaba disimular. Imagino que trató de agudizar su oído para seguir escuchando más.

  • Andrea perdona, no quería ser tan indiscreta, no te pongas así.
  • No, tranquila, no lo llevo tan mal, el sexo no lo es todo, pero claro, me enseñas a ese mulato y me dices todo lo bien que folla y yo tengo a Jaime, que si me subo encima y me muevo con algo de energía se me corre en nada.
  • Jjajajaj, perdona que me ría tía, pero lo cuentas de una forma.
Yo me reí y bebí de mi cerveza. Empecé a pensar en las conversaciones con Jaime mientras follabamos y en que pronto iba a disfrutar de buen sexo con otros y a la vez tener una relación genial con Jaime, por tanto, no podía tenerle envidia a Marta. Una vez más, Marta parecía estar leyéndome la mente.

  • ¿Quieres que os presente a Edwin y hacéis un trio, a ver si le da alguna clase? - Me dijo mientras se reía.
  • Que zorrona eres Marta jajajaj.
No quise contarle nada sobre nuestras fantasías, tuve una tentación grande. También quería presumir, sabia que se iba a quedar en shock y que iba a ser ella la que tuviera una envidia terrible, pero me contuve.

Llegue a casa y ya en la cama empecé a realizar el ritual de todas las noches, empecé a masturbarme, esta vez imagine al mulato de mi amiga, me lo imaginaba encima, taladrándome sin compasión con esa polla enorme, tuve un orgasmo muy intenso y a diferencia de otras veces que llegaba a sentirme mal por Jaime, ese día pensé en que tenia que hablar con él sobre el tema, pero sin estar cachondos. Siempre que hablábamos o fantaseábamos sobre el tema estábamos los dos en un punto máximo de excitación y yo necesitaba ver que pensaba él en frio.

No esperé mucho mas, al día siguiente fui a casa de Jaime con la intención de hablar del tema sin estar follando. Pero claro, para estar en frio, antes había que enfriarse y yo ese día no me anduve con rodeos. Poco rato le dejé que me contase sobre el trabajo que tenía que entregar el lunes, en seguida le baje los pantalones y comencé a hacerle una buena mamada, esta vez si que quería que se corriese rápido.

Joder Andrea, ¿qué pasa hoy?

La verdad es que no se la solía chupar y cuando lo hacía, no lo hacia muy salvaje, no me gusta que se corran en mi boca y con Jaime eso podía pasar de formas sorpresiva, además, cuando se la chupaba, luego prácticamente no podíamos follar, le anulaba completamente. Pero ese día me daba igual donde se corriese, tenía ganas de que se quedase completamente vacío y tal y como me confesó años después, fue la mejor mamada de su vida.

Jaime solo emitía gemidos y su rostro era de puro placer, acababa de empezar y yo sabía que no le quedaba mucho. Aun así, intentó sacar el tema.

  • ¿con quien has practicado para hacerlo así?
  • Con muchos, pero ellos luego podían follarme bien fuerte – Le dije sujetándole la polla con una mirada de zorra y tono desafiante.
Sin prácticamente mover la mano, de su polla empezó a brotar gran cantidad de leche que fue directa a su barriga.

Se limpió y yo sin esperar saqué el tema.

  • Jaime tenemos que hablar del tema. Nunca lo hacemos sin estar cachondos.
  • Joder Andrea, no me asustes.
  • No seas tonto, no ha pasado nada, no me he follado a nadie.
  • Uf vale.
  • ¿entonces no quieres? ¿esto es solo quieres que se quede en imaginación?
Se que fui muy directa, pero estaba un poco ansiosa. siempre he sido muy activa sexualmente, pero esa época pensar en sexo me provocaba ansiedad incluso.

  • No es eso Andrea, pero no sé, es un poco fuerte todo. Yo te quiero mucho y me pone mucho imaginarte con otros, pero una vez me corro y pienso en como sería si lo hicieses de verdad tengo unas sensaciones contradictorias muy fuertes.
  • Yo también te quiero mucho – le abracé.
Supongo que, si para él fuera fácil saber que voy a follar con otros, no me querría de esa forma y en ese momento el amor pudo con mis ganas de buen sexo. Mientras le abrazaba empecé a pensar que no iba a follar con otros, que esto sería solo parte de un juego sexual que llevaríamos durante toda la relación y que yo seguiría frustrada y con ganas de un empotrador que me diera alegrías de vez en cuando. Me dio algo de tristeza, pero también le quería mucho. Fue entonces Jaime me sorprendió.

  • Podemos ir dando pequeños pasos, para ver como los voy llevando.
  • ¿Cómo? ¿qué pasos? – Le pregunté intrigada.
  • No sé, vamos pensando.
  • Pero tu ya has pensado alguno seguro.
  • Puede.
  • Va, dime.
  • Pues podrías quedar para tomar algo con algún chico de tu pasado y tonteas un poco con él y yo lo veo desde lejos.
  • ¿y ya has pensado hasta el chico no? ¿Alberto?
  • No Alberto no, porque lo ves todos los días y la verdad que no me gustaría.
  • ¿Entonces?
  • ¿Cómo se llamaba el chico ese que follaba tan bien?, ¿el que dices que te folló de pie y te dio el mejor orgasmo de tu vida?
  • ¿Marcos?
  • Si ese, además, ¿no te escribe de vez en cuando para repetir?
  • Si, Jaime, pero es peligroso. Además, yo también quiero repetir - me reí yo sola con el comentario, pero Jaime estaba muy nervioso como para reírse.
  • ¿pero te podrías contener?
  • Claro que si tonto.
Le besé y cortamos el tema. La verdad es que a mí también me ponía un poco la idea y estaba dispuesta a llevarla a cabo.

No quería ser yo la que le escribiese a Marcos, pero de vez en cuando, supongo que cuando estaba con ganas de follar, me escribía. Lo que le había ocultado a Jaime, es que a Marcos no le había dicho que tenia novio, no se el motivo, pero se ve que no quería cerrar esa puerta.

En menos de una semana Marcos me escribió y para su sorpresa, le dije que podíamos quedar para tomar algo esa misma noche, después de cenar. Nada más salir de la universidad fui a casa de Jaime y se lo conté.

Se puso super cachondo y enseguida quiso empezar a follar conmigo, pero le paré los pies.

  • No tan deprisa, que luego te corres y aun te rajas para lo de esta noche.
  • Pffff. Estoy muy nervioso, yo así no puedo estar toda la tarde hasta que llegue el momento.
  • No te hagas una paja – Le dije con tono amenazante.
La verdad es que yo también estaba muy nerviosa, por la tarde estuve arreglándome y sin saber el motivo, me depilé a conciencia, puede decirse que mejor que nunca. Una parte de mi quería llegar hasta el final, aunque la otra parte sabía que no podía ser.

Cené algo rápido con Marta y le mentí diciéndole que había quedado para dormir con Jaime porque al día siguiente madrugábamos para hacer senderismo y me fui al bar donde había quedado con Marcos.

Jaime sabia la dirección del bar, pero le avise que no viniese hasta que yo le avisara, tampoco era plan de tenerlo al pobre todo el rato mirando, al menos hasta que no se calentase un poco el tema.

Llegué antes que marcos y me bebí un gin tonic bastante rápido, estaba super nerviosa. Entonces lo vi llegar, la verdad es que estaba buenísimo, Marcos sobretodo destaca por su altura, mide mas de 1,90 y su pelo rizado y la sonrisa es algo que supongo que a muchas volvía locas, pero algo tengo yo para que me buscase siempre con tanta insistencia.

El principio de la cita transcurrió a base de conversaciones banales sobre la universidad, su trabajo, incluso la política.

Yo me había olvidado de Jaime y entre los 2 gin tonics y lo buen conversador que es Marcos estaba bastante más relajada, en un momento dado alcé la vista y lo vi a lo lejos.

  • ¿vamos a un pub que hay aquí cerca y bailamos un poco? – Me dijo Marcos sacándome de mis pensamientos.
  • Vale, ¿Cómo se llama?
No estaba en los planes que tenía con Jaime, pero si me quería ver tontear con Marcos, ¿Qué mejor forma que bailando? Me fui al baño y se lo escribí a Jaime.

  • Vamos al PUB Green Rosse.
  • Andrea cuidado porfa.
Se le notaba con miedo, pero la idea había sido suya, no iba a parar ahora.

Llegamos al pub y la verdad que estaba muy bien, la música que ponían era de mi estilo y el ambiente era muy agradable, había bastante gente pero no estaba masificado. Nos pedimos otro gin tonic que apoyamos en la barra y bailamos, al principio con algo de distancia. Intenté buscar a Jaime entre la gente, pero no lo veía, hasta que vi que el bar tenía una cristalera con un vidrio ahumado que dejaba ver la calle y ahí lo vi, sentado en un banco, mirando el móvil, supongo que escribiéndome.

  • ¿Dejamos los gin tonics y el bolso ahí? – Señale una mesa a Marcos cerca de la cristalera.
  • Vamos.
Entonces crucé la mirada con Jaime y vi en él un rostro de sorpresa.

La noche iba in crescendo, lógicamente Marcos tenía un objetivo, pero era paciente y no iba a saco. Los bailes cada vez eran mas pegados y si, Marcos follaba muy bien y bailaba muy bien. Su paquete rozaba de vez en cuando mi culo, cuando yo me giraba, supongo que yo lo hacía con esa intención. No me atrevía a mirar al cristal, empezaba a tener algo de vergüenza, tampoco quería mirar el móvil, no quería ver lo que me había escrito Jaime.

Nos dimos un respiro y seguimos con el gin tonic, y ahí Marcos tomó la iniciativa y puso su mano en mi cintura para hablarme. Me dio un calambrazo que fue directo a mi vagina.

  • ¿Por qué no has querido repetir la noche esa en mi casa? ¿no te lo pasaste bien? – Me dijo
  • Claro que sí, pero he estado muy liada con la universidad – Mentí, no iba a decirle en ese momento que había empezado una relación.
  • Yo si que me acuerdo mucho, sobre todo el momento ese que te follé contra la pared. - Me dijo al oído mientras bajaba la mano y ponía toda su palma en mi nalga.
La imagen para Jaime debió ser chocante, mi culo estaba en perfecta perspectiva hacia él. Yo note como se abría un grifo en mi interior. No sé el motivo por el que actué así, pero agarre de la mano a Marcos y me lo lleve a otra zona del local, no quería que Jaime nos viera más.

Yo estaba fuera de mí, los bailes ya eran totalmente eróticos. La gente de al rededor nos miraría, pero me daba igual. En un momento dado, me puse de espaldas y pegué completamente mi culo a su polla, que quedó encajada entre mis nalgas. Marcos comenzó a darme besos por el cuello, yo le puse la mano en su polla, palpando y notando su grosor y su longitud.

  • Bff. Que polla.
  • Vamos a mi casa- me dijo marcos.
  • Voy al baño - le dije.
No sabia que responder a eso, estaba fuera de mí, completamente. Entré al baño y miré el whatsapp, tenia mas de 50 mensajes de Jaime que no me daba tiempo a leer. Solo leí los últimos.



J: Joder te ha tocado el culo. Estoy cachondo, pero esto es muy fuerte

J: Que hijo de puta no se corta.

J: ¿Por qué te has ido de ahí?

J: Andrea estoy muy nervioso, me va a dar algo.



No se si fue el alcohol, pero el resto de la conversación fue así:



A: Cariño, estoy muy cachonda, necesito follarmelo.

J: Joder Andrea, eso no es lo que habíamos hablado – Jaime contestó al momento.

A: Lo necesito.

J: Me voy a casa Andrea, pero esto no lo habíamos hablado.

A: Cariño, creo que me lo voy a follar. Te quiero.
 
Antes de comenzar este relato me voy a presentar. Me llamo Jaime, y actualmente tengo 30 años. Tengo una pareja con la que llevo poco mas de dos años, mi pasado sentimental es bastante amplio, he sido cornudo no consentido, cornudo consentido y mi pareja actual, bastante mas tradicional en ese aspecto, no quiere saber nada de ese tema, por eso entro tanto a esta web y otras del estilo a leer los buenos relatos que se publican sobre el tema y dejar que mi imaginación disfrute de ese morbo que compartimos.

He sido eyaculador precoz, o puede que siga siéndolo pero en un grado mucho menor al que lo fui.

El relato que voy a contar, se basa en un periodo de tiempo que comprende una relación que mantuve entre mis 22 y mis 26 años, en la que se produjeron los cuernos consentidos que he mencionado.

El relato pretendo hacerlo desde su “versión” puesto que este periodo de tiempo me produce un morbo tremendo recordarlo y mas aún imaginar como serían sus pensamientos y sus sensaciones.



……………………………………………………….

Me llamo Andrea, tengo 24 años y os estoy escribiendo esto un 22 de junio, después de volver a mi casa en Castellón tras pasar los primeros meses del año haciendo un curso en Madrid.

Esta tarde he quedado con mi mejor amiga y vecina, Marta, para bajar a la piscina de la comunidad y aún estoy pensando en como contarle que en lo que llevamos de año, he tenido mas y mejores orgasmos que en el resto de mi vida, cuando ella sabe, por lo que yo le he contado, que mi novio Jaime, con el que llevo casi 3 años, es bastante malo en la cama. Pero antes os lo voy a contar a vosotros.

Empecé con Jaime en mi segundo curso de la universidad, lo conocí primero en el gimnasio al que estaba apuntada, muy cerca del campus. Una simple conversación en la cinta y encontrarnos un viernes de fiesta hicieron que pronto empezásemos a salir juntos. En esa época mi experiencia con los hombres se basaba en chicos que solo querían follar conmigo, aunque para que mentir, yo de ellos quería lo mismo. Sin embargo, Jaime era distinto, tardamos más de un mes y muchas citas en follar por primera vez, yo estaba desesperada y la tentación de volver a abrir el ****** estuvo ahí, pero tampoco quería ser yo la que pareciese una salida desesperada por follar.

No me he descrito y supongo que siempre necesitáis eso para introduciros mas en la historia que os estoy contando. Soy mas o menos alta, mido 1,73, tengo el pelo largo y por lo que dicen muy bonito, el pecho me gustaría que fuera algo mas grande, pero es bonito y con unas areolas grandes y prominentes, que algún problema me han causado dependiendo del escote y el sujetador que lleve, pero lo que mas destaca es mi culo, del que me siento orgullosa y luzco con leggins siempre que puedo, a todo el mundo le gusta gustar y quien diga que no, miente.

Mi primera vez con Jaime fue en el piso de estudiantes donde él vivía, donde tantos besos y magreos nos habíamos dado y donde hasta ahora yo había salido totalmente húmeda, cachonda y desesperada. El sexo en si fue un auténtico desastre, yo ya había estado con un chico que le costaba aguantar, pero Jaime era incapaz de mantener un buen ritmo en la penetración, me apartaba la mano en seguida cuando yo le masturbaba y con los dedos tampoco consiguió que yo me corriese. Sin embargo, la ternura con la que intentaba hacer todo, el esfuerzo por intentar verme disfrutar y el principio de enamoramiento que empezaba a surgir en mí, hicieron que saliese de su piso con una sonrisa de oreja a oreja.

Esto empezó a cambiar en la tercera o cuarta vez que follamos y el sexo fue igual de malo. Sali de ahí pensando en lo enamorada que estaba de Jaime, pero también pensé si realmente mi vida sexual iba a ser así de insatisfactoria el resto de mi vida, si no iba a tener esos polvos como el que me había dado Marcos, el chico que conocí de fiesta y me estuvo follando de pie, conta la pared, a un ritmo frenético hasta que me fallaron las piernas del orgasmo, o Alberto, ese compañero de clase con el que follaba tras las tardes de estudio y que era inevitable comparar su infinito aguante con el de Jaime.

Me gustaba mucho el sexo y lo estaba descubriendo justo esos primeros años de universidad, pero también descubrí las muchas cosas que me aportaba Jaime fuera de la cama y decidí priorizar mi enamoramiento a la necesidad de un empotrador, sin embargo, era en eso en lo que pensaba al masturbarme, en un empotrador encima mía, penetrándome salvajemente, bien dotado, seguro de sí mismo, manejándome a su antojo. Lo hacia todas las noches, daba igual que esa misma tarde hubiera follado con Jaime, era mi momento de desfogue. Cuando mi compañero Alberto me tentaba invitándome a su casa a estudiar o cuando salía de fiesta después de algún tío bueno intentase ligar conmigo, mis manos se movían en mi coño con mas desesperación. Un día llegué a hacerlo con Jaime durmiendo al lado.

Pasaron los meses y la relación se afianzaba cada vez más, aunque mis noches a solas seguían siendo igual de intensas. Yo me sentía mal, una chica con novio, que se tenga que masturbar cada día. Jaime seguía sin mejorar, únicamente me empezaba a gustar como me lo comía y así intentaba que estuviera así el mayor tiempo posible.

Empecé a sentirme mal por él, pensaba siempre en otros a la hora de masturbarme, en recuerdos o en imaginaciones, pero nunca estaba él. Una tarde en su piso, yo me había dejado el ordenador en casa y necesitaba hacer una cosa de la universidad urgente, y en mi menté apareció ese remordimiento y en ese momento busque en su historial para ver si Jaime también se masturbaba y si buscaba chicas totalmente distintas a mí a nivel de físico, tenia esperanzas de que él fuese como yo, y ese remordimiento desapareciese y sí, encontré porno en su historial, pero las búsquedas no eran lo que yo esperaba: “cuckold” “cornudo eyaculador precoz” “cornudo consentido”. Cerré el historial y me quedé en shock. Al llegar a casa introduje esos mismos términos, todo eran videos de hombres bien dotados y buenos en la cama follando con chicas delante de sus parejas. Estaba sorprendida, pero también tenía un fuego dentro increíble, me vi varios videos, uno detrás de otro, uno de ellos un chico negro se follaba a una chica salvajemente y cuando el negro acababa, llegaba el marido y empezaba a follarsela lento, igual de lento que Jaime.

¿Qué significaba eso?, ¿Mi novio quiere verme follando con otro?, ¿mi novio me imagina follando con otro?

Todas esas preguntas me estuvieron rumiando esa semana, pero las noches de masturbación pasaron a ser imaginando esas mismas situaciones. Me imaginaba como sería contarle a Jaime el polvazo de esa tarde con Alberto, o invitando a Marcos a hacer un “trio”.

Quería hablar con Jaime del tema, pero tampoco quería que viese que había invadido su intimidad mirando el historial de búsquedas. Así que empecé a buscar formas de sacar el tema indirectamente y se me ocurrió una. Esa misma noche iba a ponerle una película, que tenia una escena sexual bastante potente, yo había visto esa escena bastantes veces y la había utilizado en mis noches de desahogo.

Llegó la noche y la mencionada escena. La chica estaba a cuatro patas y el chico le estiraba del pelo mientras le penetraba sin descanso. Yo estaba esperando nerviosa a ver si él decía algo, pero no.

Joder que bien folla él, dije yo.

No hubo respuesta por su parte, pero noté una reacción en él, como si mi comentario hubiera sido un calambrazo eléctrico en su cuerpo. Yo también estaba nerviosa, pero veía que él no iba a decir nada, no sabía si le había sentado mal o mi comentario le había hecho pensar en los videos que él veía. Así que le toqué el paquete directamente para comprobarlo y si, estaba muy erecto.

  • ¿te has puesto así de duro por la escena o por mi comentario?
  • Creo que por tu comentario, me dijo con una voz entrecortada.
Ahí me envalentoné, quería que Jaime se soltase, quería ver cómo me decía que me quería ver follando con otros. Me quité el pantalón de pijama y le dije que se lo quitase, apagamos la luz y la película, me subí y me la metí directamente, ahí a oscuras, con su polla dentro de mí y con susurros iba a empezar una conversación corta pero que cambiaría nuestra forma de follar y nuestra relación.

  • Yo ya he estado con algún chico que follaba así de bien.
  • Ufff. Porfa no te muevas muy rápido.
Se notaba que estaba mas cachondo que nunca, pero seguía sin atreverse a decir nada. Yo insistí.

  • De hecho, el ultimo polvo antes de empezar contigo fue parecido al de la peli.
  • ¿con quién fue?
  • Con Alberto, un compañero de clase.
  • Joder Andrea ¿y aun va a tu clase?
  • Si, claro que va a mi clase.
  • ¿Dónde follabais?
  • En su piso, vive no muy lejos de aquí, además.
  • ¿y por qué folla tan bien?
  • Pues porque aguanta mucho, la tiene como tu de larga, pero bastante mas gruesa y porque es muy dominante.
  • Bff Andrea, mas despacio que me corro.
  • No pasa nada, córrete y si quieres llamo a Alberto y paso por su casa.
  • Bff que zorra.
  • Si, pero estas super cachondo. ¿quieres que me lo folle hoy mismo?
  • Bfff cállate.
  • Me pondrá a 4 como la chica de la peli y me follará así de duro. ¿seguro que no quieres que me folle Alberto?
  • Si joder, quiero que te lo folles.
Ahí subí el ritmo e hice que Jaime se corriera dentro (yo había empezado a tomar anticonceptivas recientemente).

Esa noche no hablamos del tema. El beso de buenas noches fue extraño y al día siguiente tampoco lo hablamos, pero la siguiente vez que follamos volvió a salir el nombre de Alberto y las siguientes el de Marcos y el sexo no volvió a ser el mismo, yo incluso empezaba a disfrutar más, aunque pocas veces llegase al orgasmo.
Tuve una novia que un día me preguntó: pero, tú quieres que yo folle con otros? Nuestro sexo era bueno, pero ella me contaba historias de sus amigos o de los colegas que la tocaban (era modelo) en broma pero en serio y que querían ligar con ella y era evidente que a mi me gustaba. Le contesté primero que no, pero luego lo pensé y le dije que sí. Nos cambió la vida y mejoró mucho nuestro sexo.
 
Me miré al espejo antes de salir del baño y ahí me entraron dudas, estaba poniendo en peligro mi relación, ¿pero que pretendía Jaime con esta idea?, él sabia que a mi Marcos me ponía mucho y que cabía la posibilidad de que esto podía pasar. Con esas dudas salí del baño.

  • Te has ido al baño sin contestarme – Me dijo Marcos nada más llegar.
  • Vamos a bailar un rato más – No sabía que hacer, estaba buscando tiempo.
Seguimos bailando, pero Marcos ya iba sin ningún tipo de miramiento. Volvió a tocarme el culo, mejor dicho, amasarme el culo, llevó mi mano a su paquete, yo volví a encenderme y todas las dudas se disiparon, volvía a estar fuera de mí.

  • Vamos a tu casa y follame.
  • Vale, vamos a buscar un taxi.
Salimos del Pub y era yo la que lo arrastraba, quería llegar cuanto antes a su casa, necesitaba sentir como entraba su polla dentro de mí. Caminaba y buscaba una avenida principal intentando ver la luz de algún taxi. Cuando estaba llegando a la avenida principal lo vi lo vi, estaba muy lejos, pero sabía que era él, reconocía los andares de Jaime perfectamente, ahí me dio un vuelco todo y paré en seco.

  • Para Marcos.
  • ¿Qué pasa?
  • No puedo hacerlo.
  • ¿No puedes qué?
  • Tengo novio.
  • ¿tienes novio? ¿pues muy bien no está vuestra relación si estabas decidida a venir a mi casa? – El tono de Marcos era de indignación y cabreo.
  • Estamos muy bien, si no lo estuviera, ahora mismo iría a tu casa.
  • Pues nada, suerte para él, ves a follar con él.
Marcos me dio dos besos y se fue cabreado. En parte lo comprendía, estábamos ya de camino a su casa y los dos sabíamos a lo que íbamos. Escribí a Jaime que no contestaba y acudí a su piso.

A: No he hecho nada, voy a tu piso.

No tuve respuesta y una vez en la puerta le llamé por teléfono.

  • Jaime, ¿me abres?, estoy en la puerta
  • ¿y eso?
  • No ha pasado nada, le he dicho que tengo novio.
  • ¿no sabía que tienes novio?
  • No.
  • Vale, te abro, sube.
Subí y Jaime se sentó en su cama, se le notaba muy aliviado, no entendía nada, es como si toda la fantasía de estos meses se hubiese disuelto. Empezó a hablar y le callé con un beso.

  • Follame Jaime, pero hoy necesito que me folles tu y lo hagas lo mejor que puedas.
  • Joder Andrea no me metas presión.
Volvía a ser egoísta y estaba enfadada con él. Jaime se quitó los pantalones y pude ver en sus calzoncillos varias manchas de líquido preseminal, es como si se hubiera corrido.

Por lo que veo no te estaba disgustando lo que veías. -use cierto tono de indignación en mis palabras.

Jaime no contestó. Le toqué la polla por encima y no pude evitar comparar. Jaime no la tiene pequeña, no había tenido ninguna queja al respecto, pero había mucha diferencia con Marcos, sobre todo en el grosor.

¿No me vas a desnudar? – Le dije, sin ninguna intención de llevar la iniciativa. Necesitaba ver si podía ser algo dominante.

Jaime empezó a quitarme los leggins y apareció mi tanga, estaba completamente empapado y Jaime en seguida se dio cuenta.

  • Joder Andrea, como lo llevas…
  • ¿Qué esperabas?
  • No sé, nunca te lo había visto así.
Podía volver a sacar el tema, pero estaba indignada, no me bastaba con la fantasía, ahora que estaba en su casa y Jaime estaba tranquilo porque había visto que no había llegado hasta el final, se notaba que quería hablar del tema, pero no estaba dispuesta.

Jaime empezó a comérmelo con muchas ganas, me daba hasta algo de vergüenza por lo empapada que estaba.

Uff, sigue ahí – Se notaba que Jaime estaba mejorando en ese aspecto y con mis indicaciones siempre me daba gusto.

Estuvo así un rato hasta que le dije que me la metiese, todavía no estábamos completamente desnudos, pero yo necesitaba acción. Jaime se quitó los calzoncillos y metió su polla dentro de mí. Vuelvo a repetir lo que os he comentado antes, no tengo ninguna queja respecto al tamaño de su polla, pero ese día al llevar tanto rato cachonda y tan mojada, su polla me supo a poco, notaba cierta holgura.

  • Joder que gustazo – Dijo Jaime.
  • Follame cariño.
Jaime empezó a moverse mas rápido, era otro ritmo al que me tenía acostumbrada, pero no duró mucho, en seguida paró en seco.

  • ¿Qué pasa, por qué paras?
  • Me corría si seguía.
Jaime repitió el proceso, empezó a subir el ritmo, supongo que por lo cachonda que había estado toda la noche, aunque acabase de empezar, empezaba a notar que me llegaba un orgasmo, desde que estaba con Jaime no había notado esa sensación mientras me penetraba. Pero volvió a frenar en seco. Era la misma sacudida que sientes cuando frenan de repente el coche y sientes el cinturón en el pecho.

  • Joder Jaime no pares.
  • No podía más cariño.
Jaime volvió a subir el ritmo, pero esta vez no llegó a realizar muchos movimientos cuando empezó a bajarlo. Jaime no podía más y esto para mí era una tortura. Le agarré de la cintura como pude y empecé a hacer movimientos con mi cadera ascendentes y descendentes, nunca había hecho eso, pero parecía que le gustaba porque se corrió a los pocos segundos.

  • Lo siento Andrea, ¿te lo como un rato más?
  • No, tranquilo, vamos a dormir que estoy cansada.
No tardamos mucho en dormir, yo seguía cachonda, indignada y algo triste, pero estaba claro que quería mucho a Jaime. Nos dormimos juntos, prácticamente como habíamos acabado.

No se la hora que sería, yo estaba teniendo un sueño bastante fuerte con Marcos, no lo recuerdo completo, pero escuche mi móvil vibrar, era él.



M: Me ido de fiesta con unos amigos, ahora voy a casa, lo digo por si te has arrepentido y quieres venir.



No se el motivo por el que le contesté.



A: ¿No has ligado?

M: Hoy no estaba para ligar, la chica con la que quería follar me ha dejado tirado.

A: Menuda tonta, no sabe lo que se pierde.



La conversación podía ser peligrosa.



M: Si, me ha dicho que tenia novio justo cuando íbamos los dos cachondisimos camino de mi casa.

M: Espero que su novio le haya dado lo que yo no he podido.

A: Yo creo que su novio la ha dejado bastante a medias.

M: ¿Cómo lo sabes?

A: Intuición, no la conozco.

M: ¿Tan mal debe follará su novio?

A: Fatal, pero por lo que dices le debe querer mucho.



Marcos dejó de contestar y yo empecé a masturbarme. No era la primera vez que lo hacia al lado de Jaime, pero ese día era como si ignorase completamente que estaba ahí, me daba igual.

Cuando llevaba un rato imaginándome a Marcos encima de mí. Me llegó otro mensaje suyo.



M: Ya en casa, mira lo que se ha perdido esa chica.

M: Foto.



Sabia lo que era esa imagen y no pude evitar abrirla al momento. Vi su polla y joder que polla, que bonita, que venas mas marcadas, que grosor. Comencé a mover mi mano sobre mi coño bien fuerte mientras sostenía el móvil. Lógicamente desperté a Jaime y el susto me lo llevé yo al verlo mirándome, iluminado por la luz de la pantalla de mi móvil, iluminado por la polla de Marcos. Del susto se me calló el móvil.

  • Perdona Jaime, lo siento, me he levantado fatal.
  • No pasa nada, sigue. ¿Es la de polla de Marcos?
  • Si.
  • Que cabrón, ¿la tiene grande no?
  • Mucho – Le dije con algo de vergüenza.
  • Voy a comértelo.
Jaime bajó a mi coño y comenzó a comérmelo, yo volví a coger el móvil, la polla de Marcos me hipnotizaba y volví a recibir mensajes suyos.

M: ¿Te has quedado muda?

M: Sigues en línea, pero no dices nada, ¿no estarás utilizando la foto para terminar lo que han dejado a medias?



No sé por qué le conteste, tenía a Jaime comiéndome el coño, esto era demasiado.



A: Si, la estoy usando, me hubiera encantado probarla hoy.

M: ¿y tu novio?

A: No hemos dormido juntos. – Le mentí.



En ese momento note como Jaime levantaba la cabeza y me pillaba escribiéndole.



¿hablas con él?



Solo asentí con vergüenza. Jaime no dijo nada, siguió comiendo.



M: Quiero que sepas que tu y yo vamos a follar, me da igual tu novio, te voy a follar tan bien que vas a querer que lo haga mínimo una vez a la semana.



Joder como me puso esa frase, necesitaba eso, que me tratasen como una zorra y necesitaba ese polvazo que Marcos me estaba prometiendo. No contesté, dejé el móvil en la cama y agarré la cabeza de Jaime, empecé a usarle como un juguete sexual, movía su cabeza para que su lengua pasase por mi clítoris tal y como necesitaba en ese momento. Me corrí super fuerte.

  • Uff cari, perdona que haya hecho esto.
  • No pasa nada
Jaime se levantó y pese a haberse corrido recientemente y solo estar comiéndomelo, tenía la polla completamente dura. Comenzaba a pensar que a Jaime le ponían estos juegos humillantes. Cogí un poco de papel y agarré su polla, antes le di el móvil para que leyese la conversación.

No creo que la leyese completa, resoplaba con cada frase y su corrida inundó el papel que yo sujetaba. Ahí si que nos dormimos hasta el día siguiente.
 
Muy buen relato ramsses. Vida complicada la de Andrea y Jaime.
 
Esa noche fue un punto de inflexión, nuestra forma de follar cambió completamente, empezaba a disfrutar de la sensación de tener el control, que Jaime hiciese lo que yo le pidiese en el sexo y que cuanto más mala y con menos compasión me comportaba, más cachondo se ponía Jaime. Pasé de llevar la frustración de sus malas penetraciones en silencio, a mostrársela sin ningún tipo de pudor y que eso le hiciese ponerse aún más cachondo. Sin embargo, yo seguía teniendo esa necesidad de que un empotrador me follase sin piedad, con buen aguante y a buen ritmo. Guardé la foto que me envió Marcos esa famosa noche, la Utilizaba en mis momentos a solas, pero Marcos dejo de escribirme y eso me jodía profundamente.

Dejamos atrás esa famosa noche, pasó el tiempo y yo intentaba solo disfrutar de la bonita relación que teníamos Jaime y yo, pero era imposible, con las amigas de la universidad hubo un día en el que tuvimos una conversación en la que una de ellas afirmaba que lo único que pensaban los hombres era en el sexo ¿Eso era lo que me pasaba a mí?, ¿tanto dependía mi felicidad del sexo?, si además yo disfrutaba del sexo con Jaime, era otra forma de disfrutar, pero aun así disfrutaba.

El momento en el que peor llevé esa sensación fue el día que mi compañero de clase Alberto, con el que tan buenas tardes de sexo había tenido, me dijo que tenía novia. Marcos había dejado de escribirme desde esa famosa noche y se me cerraba la única puerta que quedaba. Era viernes y necesitaba salir de fiesta con mi amiga Marta, bueno, realmente necesitaba otra cosa, pero eso era lo que me podía permitir para evadirme.

Volvimos a quedar en el mismo bar de siempre cerca de nuestra urbanización, las dos íbamos vestidas para la ocasión. Marta se presentó con unos vaqueros muy ajustados, como os dije en el segundo capítulo, Marta tenía algún kg de más, pero a la hora de vestir no tenía ningún tipo de complejo, intentaba siempre resaltar esas curvas y el escote que había elegido esa noche no dejaba mucho a la imaginación.

  • Joder tía ni yo voy a poderte mirar a la cara hoy – dije yo.
  • ¿y tú qué? Esos leggins te marcan todo el culazo, yo no tengo novio y necesito tener éxito esta noche.
  • No me dejes sola hoy tía, que necesito una noche entera de reírme mucho contigo.
  • No, no te voy a dejar sola, pero a ver si consigo el número de teléfono o el ********* de alguno que esté bueno.


La sangría y todas las anécdotas sexuales que me había contado Marta durante la cena hicieron que mi libido, ya de normal muy alto, se disparase. También estaba algo enfadada, es como si le encantase restregarme lo bien que se la follaba su amigo el mulato o algún chico nuevo que había conocido en ******, además, esa conversación siempre finalizaba con la misma pregunta por su parte:

¿Jaime está mejorando?

Y yo siempre respondía con la misma cara de resignación.

Fuimos al pub que más nos gusta, andando. o estaba tampoco cerca de casa, pero queríamos ahorrarnos el taxi. Durante todo el camino yo iba fijándome en las miradas de los chicos, todos nos comían.

Ya dentro del pub mi calentón iba en aumento con las primeras copas, notaba las miradas de algún chico e intentaba no devolverlas con una sonrisa, pese a que con más de uno estuve tentada. Escribí a Jaime y le conté lo cachonda que estaba, una parte de mi deseaba que su respuesta fuera un “cariño, esta noche tienes vía libre”, pero no.

  • ¿Tienes las llaves de mi piso no? – Me dijo
  • Si
  • Pues ven a la hora que quieras y me despiertas (icono de un giño).
Con los juegos que teníamos últimamente, en otro momento le hubiera contestado algo así como: “¿despertarte para qué? ¿para dejarme a medias? Pero es que esa noche lo pensaba totalmente en serio y con una frustración demasiado grande.

La noche siguió, entre más copas, bailes con mi amiga y chicos que probaban suerte con las dos. Pero en un momento de la noche, bastante pronto, uno de esos chicos tuvo suerte con Marta, empezaron a hablar y yo me quedé mirando el móvil. Se fueron alejando poco a poco de mí, yo estaba bastante cabreada y en un momento dado vi que estaban bastante lejos besándose. Intenté cruzar alguna mirada amenazante con ella, pero era imposible. Al poco rato fue ella la que se acercó a mí.

  • Andrea no me mates por favor – vio la cara de asesina en serie que llevaba yo.
  • Ya te vale tía.
  • Lo siento mucho, voy a su casa, no veas el paquete que estoy notando, estoy fatal. Te quiero mucho.
No me dio tiempo ni a contestarle, me quedé con una cara de tonta increíble, me lo estaba pasando genial, no era ni la 1 de la madrugada y mi amiga ya me había dejado tirada.

Pensé en escribir a alguien de clase por si alguien había salido esa noche, pero lo veía un poco desesperado, la única “fortuna” que tuve fue encontrarme a un grupo de gente de mi universidad, no había hablado con prácticamente ninguno, pero cuando voy algo borracha no me cuesta socializar y menos si tengo ganas de fiesta y algún tipo de vinculo, por ínfimo que sea.

La noche avanzó y la verdad es que me lo pasé genial, casi mejor de lo que me lo estaba pasando con Marta, que estaba más pendiente de los chicos de la discoteca que de mí. Yo también había dejado de pensar en los chicos de la discoteca y de las ganas de follar que tenía esa noche, pero el destino me guardaba algo y mi móvil vibró con una notificación.

M: ¿Estas con tu novio?



Fue ver el whatsap de Marcos y empezar a ponerme nerviosa. Le contesté en seguida.



A: No, estoy de fiesta.

M: Ya sé que estas de fiesta, estoy en la misma discoteca que tú.



Ahí los nervios se convirtieron en algo de excitación y levante la vista para buscarle. No tardé nada en encontrarle. Lo primero que pensé es en lo bueno que estaba. Se acercó a donde yo estaba con mi grupo de nuevos amigos.

Estuvimos poco rato hablando, de cosas sin importancia y en poco tiempo se fue con su grupo de amigos, pero a mí ya me había cambiado la noche, estaba un poco ida en mis pensamientos, solo Alba, una de mis nuevas amigas hizo que volviera con el grupo.

  • ¿Quién era ese chico y por qué te ha cambiado tanto la cara al verle? – Me dijo.
  • Jolín que directa y observadora eres.
  • Si y un poco maruja también, cuéntame va.
  • Jajajaja Pues es un antiguo amigo o follamigo, mejor dicho – le dije con cara de circunstancias.
  • Joder pues que suerte tía, porque está buenísimo el amigo o follamigo.
  • Pues no te imaginas lo bien que folla – le dije al oído.
  • Joder calla, que una lleva ya 6 años con el mismo chico y esas cosas le dan envidia.
  • No, si yo también tengo novio, por eso me ha cambiado la cara.

Por el comentario de Alba, pensé que su novio tampoco era muy bueno en la cama. A mi mente vino el pensamiento de como serían 6 años follando solo con Jaime y no fue algo agradable de imaginar.

Al poco tiempo recibí un whatsap de Marcos



M: Mis amigos no tardarán en irse, pero yo si quieres me puedo quedar contigo y acompañarte a casa.

M: también puedes venir tu a la mía.



Miré al techo, buscando una explicación a lo que me estaba pasando esa noche, no me podía creer que con las ganas de follar que tenía y para una noche que salía de fiesta después de tanto tiempo sin salir por la carga de la universidad, me encontrase a Marcos y este me estuviera proponiendo de forma tan clara ir a su casa a revivir el mejor sexo de mi vida.

Alba que sin duda era la que mejor me caía del grupo, volvió a interesarse por mí.

  • ¿Qué te pasa ahora?
  • Me ha escrito el chico de antes.
  • ¿el empotrador?
  • No le llames así, encima – Le dije yo riéndome.
  • ¿No lo es?
  • Mucho – Volví a poner cara de pena.
  • ¿pero qué te ha dicho?
Le di el móvil para que viera la conversación. Vi como Alba subía con el dedo la conversación para leer más y rápidamente le quité el móvil. Supongo que el alcohol hizo que olvidase que lo último que había hablado con Marcos fue en la famosa noche en la que Jaime me lo comía mientras hablaba con él.

Joder tía sí que eres cotilla – Le dije con vergüenza.

Su cara había cambiado. Os recuerdo lo último que tenía en la conversación de whatsap con Marcos:

M: Quiero que sepas que tú y yo vamos a follar, me da igual tu novio, te voy a follar tan bien que vas a querer que lo haga mínimo una vez a la semana.

A: Si, la estoy usando, me hubiera encantado probarla hoy.

M: ¿y tu novio?

A: No hemos dormido juntos. – Le mentí.

M: ¿Te has quedado muda?

M: Sigues en línea, pero no dices nada, ¿no estarás utilizando la foto para terminar lo que han dejado a medias?

M: Ya en casa, mira lo que se ha perdido esa chica.

M: Foto.



  • Perdona tía, no he podido evitarlo, va en mi naturaleza – Me dijo con tono de arrepentimiento.
  • ¿Qué has visto? - Le pregunté
  • Hasta la foto.


Supongo que por la borrachera que llevaba empecé a reírme, no sé si era una risa nerviosa por la vergüenza, pero Alba también se reía. No comentamos nada.

No pasó mucho tiempo cuando Alba me dijo que se iba, nos despedimos dándonos el teléfono y prometiendo hacer planes juntas en lo que parecía el nacimiento de una nueva amistad y justo antes de irse me dijo al oído:

Disfruta esta noche – y me giño el ojo.

Mi nueva amiga era un pequeño demonio incitándome para que le fuera infiel a mi novio.

Me quedé con el grupito que quedaba, aunque en ese momento al ser menos gente y no estar Alba, me sentí un poco desplazada, así que me despedí y decidí irme. De camino a la puerta no pude evitar escribirle.

A: Me voy ya.

No llegué a cruzar la puerta cuando me contestó.

M: Espérame fuera, te acompaño.
 
Parece que Jaime va a tener que hacer reformas en casa, va a tener que ampliar el tamaño de la puerta de entrada para poder pasar con los tronchos que le va a colocar su parienta con el empotrador Marcos.
 
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