El Congreso en Cartagena

Galderic

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18 Jun 2023
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Mi mujer, colombiana de Medellín, es una absoluta preciosidad con un cuerpo de escándalo, labios rojos, tetas grandes, firmes, duras con unas grandes capacidades para el sexo.
Ambos trabajamos en el sector de negocios y viajamos por muchas partes del mundo, reuniendo experiencias en muchos lugares.

Llevábamos varios meses de absoluta felicidad, amor, sexo apasionado, deseo a todas horas. fantasías de todo tipo.

Hace unas semanas se celebró un congreso en Cartagena de Indias (Colombia) al que teníamos que acudir; trabajamos en empresas diferentes pero en la misma actividad.
Tomamos una habitación en uno de los mejores hoteles, Cartagena es una ciudad con clima cálido, que invita a la fiesta, sensualidad, vestidos ligeros. Cuando vas allí es muy difícil no dejarse llevar la ciudad te conduce a ello sin que te des cuenta.

Habíamos hablado de intentar aprovechar las noches, salir, beber algo, provocar a alguien, buscar a una chica para estar los tres
Los días anteriores habíamos fantaseado con ello teniendo unos orgasmos brutales.

El congreso se desarrollaba normal: ponencias, comidas, reuniones encontrándonos con gente del sector.

Llegó la última noche, no podíamos estar juntos porque teníamos compromisos con clientes distintos para cenar, tomar algo, etc.
Le avisé que llegaría muy tarde y que nos veríamos al día siguiente por la mañana. Mi compromiso de trabajo iba a ser largo, ya había salido con esas personas en otras ocasiones y terminábamos muy tarde.

Ella se puso un vestido increíble, largo, de colores bonitos, con un escote en el límite de lo obsceno, estaba preciosa; tuve que resistirme a no tocarla para no estropear el conjunto, pero me excitaba muchísimo verla así y saber que iba a ser el centro de atención de su cena; adicionalmente sabía que una de las personas con las que iba a cenar había sido su pareja hace tiempo atrás.
Es más, en esos días el tipo le había estado mandando mensajes en plan: "qué bonita estabas esta mañana", "tenemos que vernos esta noche", se notaba que él quería comérsela.
Así que imaginar cómo estaba yo, mi mujer tan increíble, lugar donde pasan cosas, ese hombre caliente por ella y ella dejándose querer.

Sabía dónde iban a cenar, una zona céntrica con restaurantes, lugares para tomar algo, bailar así que hice todo lo posible por terminar mi cena rápido y me dirigí a esa zona.
Estaba medio celoso, medio excitado, imaginando lo que podría pasar.

Entré en el restaurante, no estaban; fui entrando-saliendo de los locales de alrededor hasta que les vi en uno de ellos; me situé a una distancia suficiente para no ser visto pero verles perfectamente, estaban bailando, riendo, se notaba afinidad. La música incitaba a acercarse, a rozarse, ella le restregaba sus pechos, él ponía su mano en la parte baja de la espalda. Cada vez los dos más cerca, el olor a sexo y tensión se notaba desde mi sitio y yo la tenía durísima, él la besó y ella le devolvió el beso con intensidad, puso sus manos en la cara de él y se besaron con pasión, yo estaba a reventar. Mi mujer besándose con otro y yo ahí, sin reaccionar.

Estuvieron así unos minutos, supongo que él estaría duro y muy excitado, ella estaría mojadísima seguro.
Pararon un instante, él acercó su boca al oído de ella como susurrando, sabía que le estaba diciendo que se fueran a algún lugar más privado.

Sentí que tenía que hacer algo, pero no podía reaccionar, pensé en ir a decirles algo, pero quería ver qué podía pasar después.
Salí del local y me la jugué, tomé un taxi para ir rápido a nuestra habitación, tenía la intuición de que podrían ir allí.
Llegué, subí corriendo, entré en la habitación y me escondí en una esquina, detrás de una cortina, para poder ver y oír.

La espera era tremenda; a los pocos minutos se abrió la puerta, eran ellos, besándose como locos, con agresividad, arrancándose la ropa, ella le tiró a la cama, le quitó los pantalones, tenía una erección brutal, una polla enorme, mi mujer, sin dudarlo, se lanzó a comerla, veía su boca, sus labios rojos, arriba y abajo; su lengua recorriendo esa polla.
Me temblaba todo, estaba muy alterado, no sabía qué hacer. Pero llevé una mano a mi polla, la tenía dura y mojada.

Él se levantó, la puso a cuatro y se la metió sin piedad, muy duro, ella gemía, gritaba; le agarró el pelo mientras aceleraba y ella le decía "sí, sí. mi amor, cuánto echaba de menos esta polla!!"
Se giraron, ella tumbada, él levantó las piernas de ella y le siguió dando duro; se escuchaban los golpes de los cuerpos, ella pedía más y yo notaba, que sin tocarme, mi leche estaba a punto de salir.
Él se tiró encima de ella a seguir besándola y darle duro hasta que explotó. Se corrió dentro de ella el muy cabrón y ella le dejó, sin decir nada.
Quedaron exhaustos, besándose con suavidad.

Yo estaba loco, ahí escondido, sin moverme.

El tipo se levantó, se vistió, estaba claro que sabía que yo podía aparecer en cualquier momento; le dio un beso y se fue.
Mi mujer quedó boca arriba, cansada, desde mi sitio le veía el coño mojado, y esa leche saliéndole poco a poco.
Esperé unos minutos, ella parecía a punto de dormir.

Salí de mi escondite, ella me vio rápidamente, se quedó con cara de asombro: "¿has estado ahí todo el rato?"
"Calla puta", le respondí, puse mi boca en su coño, le comí toda la leche, pasé mi lengua por sus labios, clítoris. Ella colocó su mano en mi cabeza, empezó a gemir, me insultaba, me llamaba cornudo y se corrió muy fuerte.

¿Queréis que sigamos?
 
Mi mujer, colombiana de Medellín, es una absoluta preciosidad con un cuerpo de escándalo, labios rojos, tetas grandes, firmes, duras con unas grandes capacidades para el sexo.
Ambos trabajamos en el sector de negocios y viajamos por muchas partes del mundo, reuniendo experiencias en muchos lugares.

Llevábamos varios meses de absoluta felicidad, amor, sexo apasionado, deseo a todas horas. fantasías de todo tipo.

Hace unas semanas se celebró un congreso en Cartagena de Indias (Colombia) al que teníamos que acudir; trabajamos en empresas diferentes pero en la misma actividad.
Tomamos una habitación en uno de los mejores hoteles, Cartagena es una ciudad con clima cálido, que invita a la fiesta, sensualidad, vestidos ligeros. Cuando vas allí es muy difícil no dejarse llevar la ciudad te conduce a ello sin que te des cuenta.

Habíamos hablado de intentar aprovechar las noches, salir, beber algo, provocar a alguien, buscar a una chica para estar los tres
Los días anteriores habíamos fantaseado con ello teniendo unos orgasmos brutales.

El congreso se desarrollaba normal: ponencias, comidas, reuniones encontrándonos con gente del sector.

Llegó la última noche, no podíamos estar juntos porque teníamos compromisos con clientes distintos para cenar, tomar algo, etc.
Le avisé que llegaría muy tarde y que nos veríamos al día siguiente por la mañana. Mi compromiso de trabajo iba a ser largo, ya había salido con esas personas en otras ocasiones y terminábamos muy tarde.

Ella se puso un vestido increíble, largo, de colores bonitos, con un escote en el límite de lo obsceno, estaba preciosa; tuve que resistirme a no tocarla para no estropear el conjunto, pero me excitaba muchísimo verla así y saber que iba a ser el centro de atención de su cena; adicionalmente sabía que una de las personas con las que iba a cenar había sido su pareja hace tiempo atrás.
Es más, en esos días el tipo le había estado mandando mensajes en plan: "qué bonita estabas esta mañana", "tenemos que vernos esta noche", se notaba que él quería comérsela.
Así que imaginar cómo estaba yo, mi mujer tan increíble, lugar donde pasan cosas, ese hombre caliente por ella y ella dejándose querer.

Sabía dónde iban a cenar, una zona céntrica con restaurantes, lugares para tomar algo, bailar así que hice todo lo posible por terminar mi cena rápido y me dirigí a esa zona.
Estaba medio celoso, medio excitado, imaginando lo que podría pasar.

Entré en el restaurante, no estaban; fui entrando-saliendo de los locales de alrededor hasta que les vi en uno de ellos; me situé a una distancia suficiente para no ser visto pero verles perfectamente, estaban bailando, riendo, se notaba afinidad. La música incitaba a acercarse, a rozarse, ella le restregaba sus pechos, él ponía su mano en la parte baja de la espalda. Cada vez los dos más cerca, el olor a sexo y tensión se notaba desde mi sitio y yo la tenía durísima, él la besó y ella le devolvió el beso con intensidad, puso sus manos en la cara de él y se besaron con pasión, yo estaba a reventar. Mi mujer besándose con otro y yo ahí, sin reaccionar.

Estuvieron así unos minutos, supongo que él estaría duro y muy excitado, ella estaría mojadísima seguro.
Pararon un instante, él acercó su boca al oído de ella como susurrando, sabía que le estaba diciendo que se fueran a algún lugar más privado.

Sentí que tenía que hacer algo, pero no podía reaccionar, pensé en ir a decirles algo, pero quería ver qué podía pasar después.
Salí del local y me la jugué, tomé un taxi para ir rápido a nuestra habitación, tenía la intuición de que podrían ir allí.
Llegué, subí corriendo, entré en la habitación y me escondí en una esquina, detrás de una cortina, para poder ver y oír.

La espera era tremenda; a los pocos minutos se abrió la puerta, eran ellos, besándose como locos, con agresividad, arrancándose la ropa, ella le tiró a la cama, le quitó los pantalones, tenía una erección brutal, una polla enorme, mi mujer, sin dudarlo, se lanzó a comerla, veía su boca, sus labios rojos, arriba y abajo; su lengua recorriendo esa polla.
Me temblaba todo, estaba muy alterado, no sabía qué hacer. Pero llevé una mano a mi polla, la tenía dura y mojada.

Él se levantó, la puso a cuatro y se la metió sin piedad, muy duro, ella gemía, gritaba; le agarró el pelo mientras aceleraba y ella le decía "sí, sí. mi amor, cuánto echaba de menos esta polla!!"
Se giraron, ella tumbada, él levantó las piernas de ella y le siguió dando duro; se escuchaban los golpes de los cuerpos, ella pedía más y yo notaba, que sin tocarme, mi leche estaba a punto de salir.
Él se tiró encima de ella a seguir besándola y darle duro hasta que explotó. Se corrió dentro de ella el muy cabrón y ella le dejó, sin decir nada.
Quedaron exhaustos, besándose con suavidad.

Yo estaba loco, ahí escondido, sin moverme.

El tipo se levantó, se vistió, estaba claro que sabía que yo podía aparecer en cualquier momento; le dio un beso y se fue.
Mi mujer quedó boca arriba, cansada, desde mi sitio le veía el coño mojado, y esa leche saliéndole poco a poco.
Esperé unos minutos, ella parecía a punto de dormir.

Salí de mi escondite, ella me vio rápidamente, se quedó con cara de asombro: "¿has estado ahí todo el rato?"
"Calla puta", le respondí, puse mi boca en su coño, le comí toda la leche, pasé mi lengua por sus labios, clítoris. Ella colocó su mano en mi cabeza, empezó a gemir, me insultaba, me llamaba cornudo y se corrió muy fuerte.

¿Queréis que sigamos?
Por supuesto que si
 
Mi mujer, colombiana de Medellín, es una absoluta preciosidad con un cuerpo de escándalo, labios rojos, tetas grandes, firmes, duras con unas grandes capacidades para el sexo.
Ambos trabajamos en el sector de negocios y viajamos por muchas partes del mundo, reuniendo experiencias en muchos lugares.

Llevábamos varios meses de absoluta felicidad, amor, sexo apasionado, deseo a todas horas. fantasías de todo tipo.

Hace unas semanas se celebró un congreso en Cartagena de Indias (Colombia) al que teníamos que acudir; trabajamos en empresas diferentes pero en la misma actividad.
Tomamos una habitación en uno de los mejores hoteles, Cartagena es una ciudad con clima cálido, que invita a la fiesta, sensualidad, vestidos ligeros. Cuando vas allí es muy difícil no dejarse llevar la ciudad te conduce a ello sin que te des cuenta.

Habíamos hablado de intentar aprovechar las noches, salir, beber algo, provocar a alguien, buscar a una chica para estar los tres
Los días anteriores habíamos fantaseado con ello teniendo unos orgasmos brutales.

El congreso se desarrollaba normal: ponencias, comidas, reuniones encontrándonos con gente del sector.

Llegó la última noche, no podíamos estar juntos porque teníamos compromisos con clientes distintos para cenar, tomar algo, etc.
Le avisé que llegaría muy tarde y que nos veríamos al día siguiente por la mañana. Mi compromiso de trabajo iba a ser largo, ya había salido con esas personas en otras ocasiones y terminábamos muy tarde.

Ella se puso un vestido increíble, largo, de colores bonitos, con un escote en el límite de lo obsceno, estaba preciosa; tuve que resistirme a no tocarla para no estropear el conjunto, pero me excitaba muchísimo verla así y saber que iba a ser el centro de atención de su cena; adicionalmente sabía que una de las personas con las que iba a cenar había sido su pareja hace tiempo atrás.
Es más, en esos días el tipo le había estado mandando mensajes en plan: "qué bonita estabas esta mañana", "tenemos que vernos esta noche", se notaba que él quería comérsela.
Así que imaginar cómo estaba yo, mi mujer tan increíble, lugar donde pasan cosas, ese hombre caliente por ella y ella dejándose querer.

Sabía dónde iban a cenar, una zona céntrica con restaurantes, lugares para tomar algo, bailar así que hice todo lo posible por terminar mi cena rápido y me dirigí a esa zona.
Estaba medio celoso, medio excitado, imaginando lo que podría pasar.

Entré en el restaurante, no estaban; fui entrando-saliendo de los locales de alrededor hasta que les vi en uno de ellos; me situé a una distancia suficiente para no ser visto pero verles perfectamente, estaban bailando, riendo, se notaba afinidad. La música incitaba a acercarse, a rozarse, ella le restregaba sus pechos, él ponía su mano en la parte baja de la espalda. Cada vez los dos más cerca, el olor a sexo y tensión se notaba desde mi sitio y yo la tenía durísima, él la besó y ella le devolvió el beso con intensidad, puso sus manos en la cara de él y se besaron con pasión, yo estaba a reventar. Mi mujer besándose con otro y yo ahí, sin reaccionar.

Estuvieron así unos minutos, supongo que él estaría duro y muy excitado, ella estaría mojadísima seguro.
Pararon un instante, él acercó su boca al oído de ella como susurrando, sabía que le estaba diciendo que se fueran a algún lugar más privado.

Sentí que tenía que hacer algo, pero no podía reaccionar, pensé en ir a decirles algo, pero quería ver qué podía pasar después.
Salí del local y me la jugué, tomé un taxi para ir rápido a nuestra habitación, tenía la intuición de que podrían ir allí.
Llegué, subí corriendo, entré en la habitación y me escondí en una esquina, detrás de una cortina, para poder ver y oír.

La espera era tremenda; a los pocos minutos se abrió la puerta, eran ellos, besándose como locos, con agresividad, arrancándose la ropa, ella le tiró a la cama, le quitó los pantalones, tenía una erección brutal, una polla enorme, mi mujer, sin dudarlo, se lanzó a comerla, veía su boca, sus labios rojos, arriba y abajo; su lengua recorriendo esa polla.
Me temblaba todo, estaba muy alterado, no sabía qué hacer. Pero llevé una mano a mi polla, la tenía dura y mojada.

Él se levantó, la puso a cuatro y se la metió sin piedad, muy duro, ella gemía, gritaba; le agarró el pelo mientras aceleraba y ella le decía "sí, sí. mi amor, cuánto echaba de menos esta polla!!"
Se giraron, ella tumbada, él levantó las piernas de ella y le siguió dando duro; se escuchaban los golpes de los cuerpos, ella pedía más y yo notaba, que sin tocarme, mi leche estaba a punto de salir.
Él se tiró encima de ella a seguir besándola y darle duro hasta que explotó. Se corrió dentro de ella el muy cabrón y ella le dejó, sin decir nada.
Quedaron exhaustos, besándose con suavidad.

Yo estaba loco, ahí escondido, sin moverme.

El tipo se levantó, se vistió, estaba claro que sabía que yo podía aparecer en cualquier momento; le dio un beso y se fue.
Mi mujer quedó boca arriba, cansada, desde mi sitio le veía el coño mojado, y esa leche saliéndole poco a poco.
Esperé unos minutos, ella parecía a punto de dormir.

Salí de mi escondite, ella me vio rápidamente, se quedó con cara de asombro: "¿has estado ahí todo el rato?"
"Calla puta", le respondí, puse mi boca en su coño, le comí toda la leche, pasé mi lengua por sus labios, clítoris. Ella colocó su mano en mi cabeza, empezó a gemir, me insultaba, me llamaba cornudo y se corrió muy fuerte.

¿Queréis que sigamos?
Por supuesto mmmmmm vaya morbo mmmmmm
 
Siii!!! Menudo dolor de huevos debías tener detrás de la cortina...
 
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